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Así fuí descubierto por mi hermano

en Amor filial

Así fui descubierto por mi hermano.

Lo último que pensé que me iba a pasar, me pasó.

Todavía faltaba dos días para que regrese mi esposa, y cada vez que volvía del trabajo yo aprovechaba para vestirme como mujer, mi nombre es Linda.

Esa tarde volví a casa y como ya les conté abrí el armario, me puse una tanga negra preferida, medías y un corpiño al tono. Un vestidito de lycra que es de fiesta y yo lo uso de entre casa. Me encanta este vestido ya que se me sube todo el tiempo y lo tengo que acomodar todo el tiempo. Unas botitas negras con un taco fino de ocho centímetros. Me afeito bien al ras y luego me maquillo.

Una vez vestida hago todas las cosas de mi casa que haría, igualmente y nada especial… Me gusta ver mi reflejo en los espejos y sentir el ruido de los tacos, el peso de un collar en el cuello y los anillos en mis dedos. Dejar la huella del rouge en el vaso y mover la cola al caminar, cruzar las piernas de forma que no se me vean la ropa interior y fumar como lo hacen ellas.

Me había preparado la cena y me aprestaba para comerla en el sofá, con la luz tenue, frente al televisor y ver algún programa para sentirme acompañada y nada más, cuando siento que suena el portero eléctrico, naturalmente voy a atenderlo.

- ¿Quién es?

- Soy yo Antonio, ¿Puedo subir? Tengo llave.

Antonio es mi hermano, que es un machista increíble, nunca entendería que yo, un tipo casado me guste vestirme de mujer y mucho menos que tenga fantasías con hombres… Allí caí que estaba vestido de Linda y que el no tardaría ni un minuto en estar en el living de mi casa…

- Si subí.

Corrí al baño para cambiarme, pero no fui tan rápida y escuche su llaves en la puerta del departamento y él entró.

- ¿Dónde estás?

- Pasá, estoy en el baño, ¿comiste? En la cocina hay fideos recién hechos servite.

Escuche que se dirigía a la cocina y el ruido que hacía al servirse.

Yo estaba tan nerviosa que me costaba sacarme el vestido y ponerme un pantalón… pero al final lo logré. Por fin estaba lista o mejor dicho listo para salir o por lo menos así lo pensé.

Cuándo entre a la sala, él estaba sentado en el sofá, al lado del lugar que yo ocupaba hacía varios minutos vestido de mujer, Nos dimos un beso (de hermanos, entiéndase bien.) y él empezó a hablar.

- ¡No sabés!, vengo de la casa de Antonella y la guacha me dejó plantado. Habíamos quedado en salir esta noche y ella se fue a una despedida de soltera. Me pidió mil disculpas y se fue con sus amigas… Me re cagó. Y yo que no la meto desde hace más de diez días… estoy re caliente…

Mi corazón se iba tranquilizando y como él tomó la palabra, no tenía que fingir ninguna incomodidad.

En la televisión empezaba una película y aunque no le estábamos prestando atención era bueno para estar en silencio.

Antonio era un mujeriego. Así que lo que me estaba contando no tenía ninguna importancia, mil veces venía a casa a contarnos su fracasos amatorios y mi esposa y yo le levantábamos la mora y su auto estima, sabiendo que mañana tendría otra mina para saciar su calentura y la hoy deseada, Antonella no sería mas que un número en su historial.

Fue a la cocina y buscar algo y volvió con una botella de mi mejor vino y dos copas.

- Es que tenemos que hablar… me dijo

- ¿De qué tenemos que hablar?

- Es que estoy deshecho. A mi edad ya no es tan fácil encontrar mujer solteras que no quieran casarse… Las más jóvenes ya no me dan tanta bola y las de nuestra edad solo quieren casarse y tener hijos… y vos sabés que no puedo.

- Sos un aparato… Todos podemos casarnos y tener hijos, no seas boludo.

- Vos la hiciste bien, Tu mujer no quiere hijos, tienen lo mejor de estar casados y ninguna de las desventajas… para colmo ella trabaja, es independiente y es hermosa… Vos si que la hiciste bien.

- Vos podés hacer lo mismo pero no, cada vez que enganchas una mujer que vale la pena la arruinas, con tus boludeces, salir con los amigos, o ir a la cancha, y después cuando te peleas, no vas a la cancha ni parta ver la final de la Libertadores… Además porque Antonella se vaya a una despedida de soltera, no quiere decir que su relación haya terminado…

- ¿Ves? Vos me entendés mejor que nadie, yo te escucho y siento que vos me conocés mejor que nadie. - Deja su plato de lado y me da un abrazo. – Cuando tengo problemas vengo a verte a vos…- Me decía al oído mientras seguía abrazándome. Nos separamos y él tomó la botella y llenó las dos copas con el vino. Piensa como para hacer un brindis y no le sale nada. Entonces yo lo interrumpo y digo:

- Por el amor…

- Por el sexo. – dijo él. Nos reímos y chocamos las copas

Me llevo el vaso a la boca y tomo un sorbo generoso y lo dejó sobre la mesita ratona, cuando mi hermano me dice:

- Esa copa está sucia…

La marca de rouge de mi boca, marcaba el cristal de la copa. Antonio tomó mi copa y me miró, por primera vez con atención y notó que tenía los labios pintados, los labios y después los ojos y el rubor de mis pómulos…

- ¿Estás maquillado?

- No… Si… es que es un tratamiento… - inventé un tratamiento dermatológico, que nadie se lo podía creer, nadie que no quisiera y él quiso. No podía imaginarse a su propio hermano fuera una mariquita,

Seguimos comiendo y mirando esa película que no le prestábamos atención. Cada tanto hacíamos algún comentario de cualquier cosa. En un momento, mi hermano se levanta y va al baño. Yo levantó los platos y los llevo a la cocina. Vuelvo a la sala y me encuentro que mi hermano tiene en su mano, mi vestidito de lycra… No me dijo nada y yo tampoco. Fui hasta donde él estaba y le saqué el vestido de la mano y me fui, dejándolo solo en el living.

A los cinco minutos volví a la sala. Él estaba sentado en el sillón, frente al televisor, sin saber bien que hacer. El ruido de mis tacos lo hizo mirar hacía donde aparecí vestida de Linda. Fui hasta donde estaba él que no reaccionaba y me senté a su lado. Nos miramos a los ojos, nos abrazamos, a mi se me cayeron algunas lágrimas y luego nos besamos.

Mi hermano me acariciaba la espalda mientras su lengua jugueteaba en mi boca. Ahora era yo que no sabía como seguía esto… Me estaba besando con mi hermano, una situación nunca pensada, tabú, ni fantaseada. Él es mujeriego y tiene las minas que quiere. Y yo soy una mujer dentro de mis cuatro paredes…

Intuitivamente mi mano se posó sobre su verga que estaba erguida. Yo no lo podía creer. Bajé el cierre de la bragueta, corrí la tela de su calzoncillo y tomé contacto con la piel de su pene. ¡Dios mío! La naturaleza lo había dotado de todo lo que me había negado a mí, más de veinte centímetros de largo y un ancho que yo nunca había visto en mi vida… Era como la de las películas… Negra, venosa y con un aroma fuerte, casi tira para atrás mis deseos de llevarla a la boca. Mi pijita apenas mide 16 centímetros pero limpio, él siempre fue algo roñoso…

Pero volviendo a la situación, les cuento que cuando tenía su pija en la mano y se la estaba masajeando en un lento sube y baja, el forzó mi cabeza para llevarla hasta allí.

- ¿Sos una puta? Entonces hace lo tuyo. – y me metió es vergota dentro de mi boca… Casi vomito, varias arqueadas me produjo, la fuerza con que me embestía. No hubo tiempo para sutilezas, para lamer su tronco, sus bolas. Me cogía por la boca, con violencia, con bronca. Mi cara chocaba con su panza pero esa poronga no entraba entera, es tan larga y gruesa ni con toda la voluntad del mundo, podía comerme todo ese trozo.

La cosa no era como yo quería pero me daba una calentura enorme. Su olor fuerte, sus movimientos fuertes, sus palabras fuertes, me ponía a mil y esa pija, con esa cabezota, que apenas me entraba en la boca. La sentí latir, como late ante de la eyacular e intenté sacarla, pero fue inútil.

- Tomátela toda, putita. Que quiero gozar.

Tres, cuatro chorros de néctar bien grueso, muy caliente Mas de la mitad me la tragué el resto desbordaba mi boca y caía por el pequeño espacio que me dejaba su maravilloso pene.

Lo que vino después fue muy fuerte, pero se los contaré en otra oportunidad.

Linda…

Mi email es sixbarral@yahoo.com.ar escribime si te gustó mi historia o si querés contarme algo…

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