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Relaciones (3)

en Amor filial

Relaciones 3

Como ya saben me encuentro en casa de mi tío, vestido de chica y ahora me llamo Emanuelle. Si quieren detalles lean los relatos anteriores…

Bueno después de unas copas de champagne y de muchos besos. Comimos algo y mi tío me invitó a dormir la siesta… No sabía muy bien que significaba eso, pero seguro que iba a haber sexo… lo que no sabía era como ni hasta donde llegaría… yo estaba tan excitada que me entregaría a todos sus apetitos sexuales… No se olviden que yo amaba a mi tío como amaba a mi hermana y haría por ellos cualquier cosa.

Bueno… Nos dirigimos a su cuarto, se sacó la camisa y la apoyó sobre la cama… Yo le di la espalda, porque me moría de vergüenza ya que sabía vestirme, pero no desvestirme como mujer. Me saqué las sandalias con un pequeño movimiento y senté en la cama dándole la espalda y me saqué el vestido como si fuera una remera, quedando en bombacha y corpiño. Tome su camisa y me la puse… no sé, no quería quedar muy expuesta porque iba a dejar de ser su mujer por este día e iba a pasar a ser su sobrino. Por eso me fui al baño y me di una retocada de maquillaje sobretodo el rouge.

Cuando volví a pieza, la persiana estaba cerrada y una pequeña luz azul dejaba ver y no ver, insinuaba más que iluminaba. Pensé que mi tío era un genio, que se las sabía todas.

- Vení, Emanuelle, acostate aquí. – Me dijo, golpeando con la palma de su mano el colchón.

Fui gateando hasta donde él me indicó y me dejé hacer, como sé que lo hacen las minas. Y él me empezó a besar y acariciar mi cabeza, mi cuello mis orejas, mis hombros y yo gemía y me movía como un gatito mimoso.

Él me llevó la mano hasta su pene y yo se lo empecé a manosear, a acariciar, a subir y bajar por ese tronco caliente y húmedo, que me hacía suspirar.

Él me fue sacando la camisa, y jugaba en mi espalda tratando de desprenderme el corpiño y su pija iba creciendo y ardiendo con mis caricias.

Él me estaba acariciando mis tetillas, me las lamía, me las soplaba, me las mordía y yo me quejaba y suspiraba y me reía…

Yo fui bajando hasta que mi boca era llenado por su verga y el me acariciaba el culo y me lo penetraba con el dedo y su baba…

Yo fui haciéndolo jadear y perder la conciencia y el me daba mas placer que cualquier cosa.

Él me fue acabando, despacio en mi boca, con dos, con tres, con cien chorros de semen y yo me movía y gozaba de sus dedos en mi ano.

Tragué cada gota de su leche y luego quise acercar mi boca a su boca y nos dimos un beso fuerte, tembloroso, restos de su semen fueron a parar a su boca y él lo degustó, agradecido.

Me dio un abrazó fuerte y así quedamos dormidos…

Desperté enredado en mi corpiño, que me había sacado pero no del todo… Mi tío no estaba en la cama.

- Tío. - Lo llamé para saber donde estaba pero no me contestó. Me levanté me arreglé un poco y me fui al baño.

Quería, moría por probarme el pantalón con esas botitas, taconear y escuchar el ruidito que me pone a mil… Así que me calcé el pantalón, me puse el corpiño y la remerita corta que me regaló mi tío. Me encanta tener el ombligo al aire y además esto dejaba ver el borde de mi tanga… era maravilloso.

Me miré al espejo corregí el rimel y me volví a pintarme los labios. Salí del baño y fui al living donde él parecía estar trabajando en la computadora. Me acerque y lo abracé apoyando en su cuello mi cabeza. Él se giró y me besó en la boca… yo quería mudarme allí y quedarme a vivir con él, estaba tan contenta que no sabía que hacer… esto era la felicidad… (Pero todos sabemos que la felicidad dura poco.).

Me besaba y lo besaba con mucha pasión, eran como las ocho de la noche y mi tío me sirvió una copa de vino tinto.

- Vamos a ir a cenar a un lugar que te va a encantar… ¿Te gusta la comida china?

- Si me encanta tío.

- Te voy a rogar que ya no me llames tío, desde hoy, mientras seas Emanuelle, me llamarás Antonio…

- Voy a hacer lo posible, lo juro… pero se me escapa.

Quiero que seas mi noviecita, no mi sobrina… Quiero besarte en cualquier lugar y que nadie crea que lo que estamos haciendo es algo malo… ¿Me entendés?

- Entiendo y es un hermoso piropo… Sino me sale Antonio te diré mi amor… ¿Está bien?

- Si linda, cualquier cosa menos tío…

La cena estuvo excelente, el lugar era muy íntimo y coqueto. "Antonio me acariciaba y me daba de comer en la boca, como si fuéramos dos novios y yo me sentía una diosa, cuidada y mimada, deseada y deseosa de estar con ese hombre.

Al volver a casa, nos encontramos en el pasillo con uno de sus vecinos y fue un momento de terror.

- ¡Qué linda estás!!! Vos debés ser Samanta, ¿no es cierto? – Preguntó el vecino… yo me puse colorada y mi tío rápidamente contestó.

- No me haga líos, Vicente, ella es Emanuelle.

- ¡Uy! disculpas, la confundí con su sobrina… es que hace mucho que no la veo…

- Ahora voy a tener que da explicaciones… - Dijo mi tío mirándome a los ojos y riendo. Vicente se disculpó nuevamente y se despidió.

Toda esa escena no hizo más que darme mucha seguridad, ya que había pasado una buena prueba… Al cerrar la puerta mi tío y yo no reímos mucho, por la cara que había puesto Vicente y como se creyó que había metido la pata.

Él tío me llevó de la mano al cuarto y me sentó en el borde de la cama. Si bulto quedaba a tiro de mi boca, así que solté su cinto, desabroche el pantalón y bajé el cierre de su bragueta… Él muy pícaro no llevaba calzones así que su hermosa verga saltó hacía mí. Lo tomé con una mano y con la otra bajé aún más su pantalón para verla toda y poder acariciar sus huevos… Me la puse al alcance de mi lengua y la empecé a lamer, a marcar los dientes sobre su tronco hasta hacerla desaparecer casi toda dentro de mi boca. Crecía con cada movimiento que le proporcionaba pero cuando estaba en lo mejor, me detuvo. Me empujó hacia tras Bajó a mis pies y desabrochó mis botitas rojas y nuevas… Con mucho esfuerzo me fue sacando el pescador, luego la remerita

Estaba en ropa interior y la tanga apenas sostenía mi calentura… los pendejos brotaban y una gota de humedad se dejaba ver al centro de la tela… Nada de esto le daba impresión a mi tío.

Me hizo poner en cuatro, corrió la tirita que se perdía entre los cachetes de mi culo y me empezó a lamer… Creí que iba a acabar o quizás acabé, porque cuando terminó de chupármelo, estaba toda la tanguita totalmente enlechada.

Mi tío sacó de un cajón un pote de vaselina y me hizo un masaje con sus dedos para dilatar mi esfínter.

- ¿Querés que me ponga un forro?

- ¿Corremos peligro?

- No

- Entonces metela así.

- Bien nena, te quiero.

- Yo también. – me besó y no esperó ni un segundo. Sentí como apoyaba la cabeza de su pija en el ojo de mi ano. Llevé la mano hasta su pene y yo mismo la empujé para dentro. Pero su verga era muy gruesa o mejor dicho, la cabeza era muy grande y al primer intento sentí un dolor enorme…

- Pará, pará, despacito, por favor… - El tío la sacó y al instante lo intentó nuevamente y mi grito se hizo desgarrador. Él volvió a sacarla y esperó unos segundos… yo pensé que nunca me la iba a poder meter…

- Relajate un poco, mi amor, y verás que después me pedirás que lo haga mas fuerte… - A mí me parecía que iba a morir… pero no se lo dije.

Antonio, y en ese momento sabía que era Antonio, volvió a apoyar su poronga en mi agujerito y esta vez dio un empujón tremendo… Me partió pensé… me la metió entera pero mi mano tocó y me di cuenta que solo había dentro un poco mas de media cabeza… faltaba lo mas grueso y toda su verga todavía… pero cuando yo creí que la iba a sacarla dio otro golpe y su cabeza se perdió dentro de mí. Sentía ese pistolón dentro y tenía miedo que me esgarrara… pero mi tío sabía lo que estaba haciendo… Su nuevo movimiento fue intenso, lento pero sin pausa… Metía los metros que parecía medir su pija a esa altura dentro de mi pequeño culo y no paro hasta chocar mis nalgas con sus huevos…

- Por favor… - No doy mas, le supliqué. Pero él no me escuchaba. Yo quería que me la saque ya y me pareció que lo había convencido cuando la fue retrocediendo y cuando me empecé a relajar volvió a entrar y a sacar y entrar. Me estaba cogiendo… al momento me estaba acostumbrando al dolor y debo admitir que me empezó a gustar. Yo sabía lo que iba a pasar… el aumentaría el ritmo y luego acabaría y así acabaría también mi sufrimiento… Pero nuevamente me estaba sorprendiendo. La sacó y me puso boca arriba, subió mis piernas a sus hombros y volvió a meterla de un solo golpe, esta vez no fue tan doloroso y empecé a sentir todo ese fierro caliente dentro mío. Levanté la cabeza y podía ver como entraba y salía y eso me puso a mil… Antonio tomó con su mano mi pija y empezó a menearla, sin ritmo, pero no importaba. Al parárseme la pija sentí un placer inimaginable y cada entrada y salía sacaba de mi gemidos de placer…

Acabó y toda su leche caliente inundó mi interior, fue lo máximo… Mi verga también explotó cayendo la leche sobre mi pecho y mi cara… Mi tío no dejaba de moverse, pero su pija iba perdiendo contextura… Un ruido seco hizo mi culo cuando su pene salió… estaba extenuada y exhausta, rota y dolorida… amada y amante.

Él tío me hizo todo para que ese dolor no fuera tan intenso… me trajo un paño helado y luego me pasó una crema… pese a que de mi interior salía y salía su semen mezclado de sangre…

Ese fin de semana no pasó nada mas, mi cuerpo había quedado muy afectado. Fue mi primera experiencia, de mujer de mi tío, pero lo seguimos haciendo cada tanto hasta hoy…

El problema lo tuve al volver a casa al otro día, con mi hermana... pero eso se los cuento en estos días…

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