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Viaje iniciatico (2)

en Transexuales

Al día siguiente de esa noche de pasión… yo estaba destruido… verdaderamente no escuché cuando Gabriel se levantó y se fue a la oficina… Sentía que me había pasado una aplanadora por encima, tanto por el cuerpo como por la cabeza.

Como pude me fui al baño y me di un hidromasaje.

Serían como las doce del medio día.

Estuve gozando del agua caliente, burbujas y chorros masajeando mi piel. Me afeité y luego me volví a la cama. Pedí que me trajeran un tente en pie, par esperar que Gabriel vuelva o llame y encontrarnos para almorzar.

Tenía algo de temor, ya que no me imaginaba que se le iba a ocurrir ahora conmigo.

Como a eso de las trece llegó. Entró a la habitación como un huracán… Con una sonrisa en la cara y varias bolsa en la mano.

- Vamos, mi amor, nos vamos a la playa.

- ¿Ya?

- Si ahora mismo, nos pasan a buscar Nelson... Me prestaron un departamento frente al mar. Compre algunas cositas para pasarla bien, ropa y alguna sorpresa.

Hicimos unos bolsos con lo imprescindible, para pasar cuatro días de playa.

- No dejes de llevar lo que te regalé – me dijo

Sabía que lo de anoche no iba a quedar ahí.

Nelson, Gabriel y yo estábamos al rato, viajando por la autopista Dutra, que conecta Sao Paulo, con el litoral del estado. Habíamos comprado algunos enseres para estadía, galletitas, cerveza, cigarrillos, etc.

Comimos en Guarujá y llegamos a Bertioga a eso de las cuatro de la tarde. un departamento muy lindo y sencillo, lo justo para disfrutar de la playa. Un balcón grande y una terraza, el living, una habitación, la cocina y el baño.

Nelson nos explicó el funcionamiento de la casa y se volvió a Sao Paulo.

Cuando nos quedamos solos, Gabriel me propuso que me cambie y que salgamos a caminar, ya que si bien estaba lindo el día, no estaba como para ir al mar.

Me puse un short, una remera, sandalias, lo primero que encontré, estaba con muchas ganas de salir y ver todo.

- ¿Así vas a ir?

- ¿Qué tiene de malo?

- Vení, ponete linda. - Sacó de sus cosas las bolsas que había comprado esa mañana… Una bikini muy pequeña, roja fuerte, unas sandalias altas y un vestidito de algodón. – Ponete esto y la peluca de ayer, que te espero en el balcón.

Gabriel tenía muy buen gusto y sin pensarlo me vestí con todo eso… estaba muy nerviosa, ya que sería la primera vez que me pasearía por la calle vestida de mujer. A todo lo que me dio le agregué las prótesis, para hacer que mis senos resalten y me di una pasadita de cosméticos para los ojos y mi boca. No había un espejo grande para mirame, pero me sentía divina.

Primero fuimos hasta la orilla del mar y caminamos por la playa un rato… abrazados y jugando como dos amates. Luego fuimos al centro del pueblito, para elegir algún lugar donde comer esa noche y comprar alguna que otra cosa, que necesitábamos.

Volvimos al departamento contentos, entre risas y besos. Yo estaba muy contenta de poder disfrutar esos días como su amante, sin nada que me impida vivir esa experiencia increíble e impensada. Me sentía libre de hacer y desear todo lo que nunca hubiera hecho, ni en mis fantasías más ocultas y menos con Gabriel.

Bebimos unas cervezas, entre mimos y arrumacos; él me trataba como si yo fuera la mujer de su vida o por lo menos así me hacía sentir. Mi feminidad se acrecentaba a cada minuto. No sé si era el aire del mar, el Brasil o la inmensa felicidad que sentía pero a esa altura estaba muy caliente. En ese momento era yo la que estaba avanzando sobre él. Empecé a tocar su verga por encima de su short y sin darme tiempo, la sacó fuera. Me arrodillé entre sus pernas y me la llevé a la boca… aunque estaba fláccida, me la tragué toda, mi lengua buscaba toda su piel y sentía como le iba creciendo, como se iba poniendo cada vez mas tiesa. Yo lo miraba a los ojos y él acariciaba mi cabeza, como agradeciendo y alentándome.

No tardé en sentir su jugos pre seminales aromatizar mi boca. Con la lengua busqué el ojo de su verga y la acaricien con intensas lamidas. Más y más líquido brotaba de allí. Gabriel jadeaba y me decía cosas chanchas y yo mas me esmeraba en hacelo gozar…

Mi mano subía y bajaba por su tronco mientras su cabeza se bañaba en mi boca. Su verga latía y ya sentí que se venía en cualquier momento.

Como un suspiro, profundo, su semen saltó en mi cara, pero pude sentir los siguientes espasmos dentro de mi boca… Causándome un placer nunca vivido. Yo también sentía que acababa aunque sin flujo.

Gabriel quedó exhausto tirado en el sillón y yo vibrando de emoción; con su olor, con su sabor, con su semen en mi cara y mi garganta. El estaba tan cansado que no le dio ni para hacerme ese último mimo.

Me levanté y me fui a dar un baño, corto, mas por estar linda esa noche que por que estuviera sucia. No habré tardado ni cinco minutos en salir del baño, se escuchaba una música en la sala. Creí que debería de encontrarme con un Gabriel dormido, pero no estaba contemplando el anochecer por el ventanal del balcón… Ya estaba vestido como par salir y yo envuelto en una toalla, así que me fui a nuestro cuarto y me vestí.

No tenía muchas opciones, así que decidí vestirme como lo había hecho la noche anterior. En lo que más tardé fue en maquillarme… ya que vi que estaba despierto y activo, cambiando de música y bebiendo cerveza.

Me sentía linda y a su lado toda una mujer.

Cenamos en ese lugar que habíamos elegido, solo estábamos nosotros y algún parroquiano que entraba, saludaba a los encargados del lugar, tomaba algo y se iba,

Al terminar comer, salimos y fuimos a un barcito a tomar una caipirinha y luego regresamos al departamento…

Yo estaba muy deseosa y parecía que él también ya que antes de abrir la puerta me acorraló contra la pared, me besó fuerte y me toqueteó oir todos lados, subiéndome la falda y abriéndome la blusa.

Al llegar al cuarto:

- Ponete en cuatro, mi amor… - Me dijo. se notaba que el alcohol lo había puesto así, brusco, primitivo, salvaje, sin embargo fue hasta la mesita de luz y abrió un frasco de gel íntimo de sabor a chocolate. Corrió la tita de mi tanga y me untó el ano y apenas introdujo su dedo unos centímetros, luego sopló… primero sentí el aroma, luego un calor tibio dentro de mí. Yo estaba a mil, pese a su falta de la delicadeza que hasta ahora había mostrado. Pe paró detrás de mí y me penetró, sin más. Habrá hecho tres o cuatro movimientos, cuando sentí que acababa y me daba su leche en mi interior. Se dejó caer en mi espalda y luego en la cama. Yo estaba muy decepcionada y caliente… Pero entendí que se había levantado muy temprano, después de una noche de sexo, luego el viaje, bastante cerveza, la mamada de la tarde, la cena, la caipirinha y la caminata de la vuelta a casa.

así que me levanté y me fui al baño a desagitar la leche que tenía dentro. Me lavé los dientes y me desvestí… Me puse una remera larga de algodón como pijama y me dejé el corpiño y la tanga.

Me acosté a su lado, ya que él también se había acostado.

Me abrazó.

- Disculpame

- ¿Por?

- Por lo que hice.

- Está todo bien… no tenés que disculparte. Tenemos muchos días para hacerlo bien.

- ¿Puedo hacer algo por vos?

- Está bien; mañana hablamos.

- ¿No quieres que aunque sea te haga una paja?

Yo no contesté pero él empezó a acariciar mis piernas, de forma lenta pero con cierta presión que me gustaba. Su mano se coló por debajo de la tanga, tocando mi pija.

Ningún hombre y pocas mujeres lo habían hecho. Estaba totalmente fláccido y muy pequeño, él lo tomó con su dedo gordo y pulgar como si fuera el pene de un niño y lo comenzó a agitar… de arriba a bajo con la intensidad que uno sabe. Aunque no tomaba consistencia me estaba excitando mucho… Mi verga apenas se paró, no estaba dura ni poco, pero empezó a escupir semen… En mi panza y en su mano, sobre todo. Me llevó su mano a la boca y lamí mi propio semen,

- Gracias. – le dije, nos acomodamos tipo cucharita y nos dormimos.

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