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Así fui suya

en Transexuales

Así fui suya

 

En mi trabajo me trasladaron a otra sede en la misma ciudad peri en otro barrio. Fue casi un castigo encubierto, ya que mi jefe debía desprenderse de personal. Nunca me llevé bien con él, no podía echarme, y no sé si no lo intentó, así que cuando tuvo la oportunidad me deshecho.

Así que el lunes entré a mi nuevo lugar de trabajo. Soy administrativo, así que podían incluirme en cualquier sección de la empresa. Aun mas sabiendo que soy discapacitado.

Entré en la oficina de Recursos humanos, esperando mi destino.

Pero usted algo ve, ¿no es cierto?

Si, poco pero algo veo: su camisa es blanca, su escritorio en negro, las paredes son verde claro.

Ah, Ok. ¿Puede usar una PC.?

Si. la tengo que configurar para poder usarla con comodidad pero si, puedo

¿Y sabe usar planilla de cálculos, el procesador de textos y eso?

Si , bastante bien.

Perfecto. Te acompaño hasta tu nueva oficina. Bienvenido.

Nos dimos la mano y me llevó hasta un escritorio, en una habitación pequeña y solitaria.

En unos minutos, vendrá un compañero a explicarle el trabajo, los lugares y que le ayude a configurar la PC. ¿De acuerdo?

Si, muchas gracias.

Media hora esperé hasta que alguién llamó a la puerta y entró.

Hola,soy Arturo.- extendió su mano pero yo no me di cuenta hasta unos segundos mas tarde.

Oh, discúpame, tengo el campo visual redusido. Soy Antoño. Un placer.

No, disculpame vos, no sabia.

Está todo bien. - Nos dimos la mano y una descarga de estática, nos alteró.

Quizás fue una seña.l

Arturo, primero me ayudó a confugurar la máquina y luego empezó a mostrarme el trabajo específico. Era didáctico y me tuvo paciencia. Fue un buen conpañero.

Quizás para él ese momento era su castigo. Su jefe lo había mandado a enseñarle a cieguito.

Hablamos un poco de cosas personsles, supérfluas y se creó un buen contacto.

Che, ¿me llevas al baño?

Si.

Le enseñé a guiarme y él a ubicarme en la geografía del lugar. pasillos amplios y desiertos, se escuchaban solo nuestros pasos y las indicaciones que me daba

Arturo,

Esa es la oficina de informática. Y este es el baño de discapacitados. Es solo para vos. No hay otro discapacitado en la empresa.

Abrió ña puerta, ensendió la luz, me hizo pasar y cerró la puerta.

A la izquierda el unodoro, el bidet a su lado y el lavamanos aquí. ¿ok?

Si, gracias. - le dije, pero él no respondió ni se fue, dejandome solo.

No supe que hacer. Por fin, bajé la cremallera de la bragueta del pantalón, saqué mi verga pero no podía mear. Estaba nervioso e incómodo. No sabía donde estaba Arturo ni que hacía. ¿me estaría mirando? Quise decirle algo... pero fue él quien habló.

Tranquilo, no te apures, Está todo bien.

Sus palabras no me tranquilizaron. Su voz, me llegó muy cercana. Estaba detras de mi

- ¿Necesitás ayuda?

Ja, no. Es que estoy nervioso. No estoy acostubrando a …

- No te preocupes. - él se acercó y se apoyó en mi cola, su bulto.

Yo me quedé quieto, inmovil, sin decir nada, sin saber que hacer ni como reaccionar.

Arturo frotaba su polla entre mis nalgas y yo la srntía.

Nunca pensé que me pudiera pasar algo así.

Quizás él tomó mi silencio y mi quietud como una aceptación a la situación. Sus manos tomaron mis tetillas y las empezó a pellizcarlas, su boca besaba mi cuello.

En mi mano mi pene se hacía mas pequeño, pero mi excitación crecía y mi respiración se entrecortó. ¿Qué me estaba pasando?

Bueno, está bien por hoy. - dijo y se alejó de mi.

El pis brotó de mi pija y estaba tan peqieña, que casi mojo el pantalón.

Me asicalé y me di vuelta, allí estaba Arturo, mirandome a los ojos, esperando mi reacción. Tomó mi manno, la pasó por su bulto que se formaba en su entre pierna.

¿Viste como me pusoste?

Vos lo hiciste. - contesté ruborizado.

Volvimos al escritoruio en silencio. <<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<Trabajamos, como si no hubiera pasado nada. Al faltar quice minutos para terminar el horario, nos relajamos un poco.

Te voy a hacer una pregunta y quiero que me digas la verdad: ¿Te gustó?

No soy gay. No hice nada para que hicieras lo que hiciste. No boy a decir nada, No te preocupes. Ya fue.

Pero no me contestaste. ¿Te gustó?

Es incómodo. Dejémoslo así. ¿ok?

¿Eso quiere decir que si?

Eso no quiere decir nada.

Arturo, se quedo callado. Cerramos la sección en la pc y salimos.

Los pasillos que antes estaban silemciosos, ahora, se llenando de voces y pasos.

Él saludó a algunas personas a las que me prsentó. Al llegar a la calle, se pfreció a acompañarme a la parada del colectivo, pero otro se apuró y le dijo: - Yo tambien tomo el cuareta y seis. Yo lo llevo. Le agradeció, me saludó a mi dandome u un hasta mañana y se fue.

Ya en casa, solo; la escena del baño se repetía en mi cabeza. Mis pezones se pusieron duros, todavía podía sentir sus pellizcos, su'boca besando mi cuello. ¿Me habia gustado? No me contesté, ni quise seguir pensando en ello.

Al otro día, Arturo estaba espetandome en la puerta.

Hola, hoy también trabajaremos juntos.

Hola, bien.

En esa oficina pequeña, trabajamos bastante arduo y rápidamente, nos complementamos muy bien.

Nadie venía a molestarnos y podíamos relajarnos y charlar un poco.

En eso estabamos cuando me dijo:

¿Hoy no vas a querer ir a baño?

Si, pero...

Yo tampoco soy gay. Pero me haces sentir cosas.

¿Qué cosas te hago sentir? No, no me contetes.

Al llegar al baño, la escena volvió a repetirse. Me hizo pasar, cerró la puerta y se quedó dentro. Pero esta vez fue mas osado. Desprendió mi pantalón, lo bajó un poco por debajo de mis nalgas y las empezó a acariciar.

Nunca nadie me había acariciado el culo y menos de esa manera. Todo era muy extraño para mi. Sus dedos masculinos, en mi nalgas lampiñas me excitaba y cuando la yema de su dedo bordeó mi ano, mis ojos se cerraron y me estremecí.

Tienes un culo hermoso. Como lo deseo.

Yo estaba muy caliente. ¿qué debía hacer? Me estaba dejando hacer, pero ¿hasta donde llegaré, hasta domde llehará?

Su dedo ya jugaba cin mi ano y eso me ponía a mil.

¿Te gusta, verdad, putita?

¿Me dijo putita? Mi piel se erizó y un suspiro saltó de ni boca.

Uy, estoy muy caliente pero ya tenemos que volver a trabajar.

Si, volvamos.

Mi cuerpo temblaba. Suspiré buscando aire.

Una vez ya en la oficina, me senté y él se sentó a mi lado. Mientras trabajamos, Arturo me tomó la mano y la puso sobre su entre pierna. Se pidía persivir su excitación hasta por ensima de la tela de su pantalón.

¿Cómo me gustaría que la tocaras.? -

¿Eso era una pregunta o un deseo?

Ambas cosas.

No pude dejar de mover, sutilmente, los dedos de mi mano sobre su tronco. Él lo apreció.

El viernes, apenas llegué a la oficina, Arturo me anunció:

Traje el auto, a la salida te llevo.

No le di importancia, pero una hora antes de cerrar la jornada, y sin que haya habido ningún arrebato sexual de su parte, Arturo sacó de su bolso un sobre y me lo extendió.

Ahora iremos al baño y te cambias.

Con el sobre en mi mano, sin emtemder a que se refería... Abrí el sobre.

No solo era un juego de ropa interior femenina, sino que además era súper erótica. ¿Por qué me lo estaba dando?

Ja, te equivocaste. Es de mujer este regalo.

Hombres, mujeres... ¿Qué importa? Es para vos. Quiero que te lo pongas.

¿Qué me ponga, qué use ropa interior erótica femenina? ¿Para qué?

Para que seas mi mujer esta tarde. Ahora vamos al baño.

Guardé el sobre dentro de mi camisa y los dos fuimos al baño.

Una vez dentro, me desnudé, mientras él abria el sobre. Me alcanzó la tanga y la verdad era muy pequeña. Como pude me la puse. Era muy excitante sentirla puesta.

Luego me alcanzò las medias y por último el brasier.

Arturo no hizpo ningún comentario, ni me dirigió ,a palabra hasta que terminé de ponerme la ropa interior.

Muy bien. Ahora vistete.

Me iba a sacar las medias, cuando me espetó.

¿Qué haces?

Me dijiste que me vistiera.

Si, que te vistas con el pantalón y la camisa, Que no te saques mi regalo.

Pero se va a notar.

Solo sacate el corpiño. La tanga y las medias, dejatelas... ¿si?

Sin protestar me saquè el brasier y se lo devolví. Me vestí y volvimos al escritorio, para cerrar todo y terminar el día labiral.

Cada movimiento que hacía, sentía la tanga en mis partes y las medias se ajustaban a mis pirtnas.

Arturo me guió hasta su auto y lo puso en movimiento.

¿A dónde vamos?

Pensé en ir a mi casa. ¿Te parece?

Yo estaba aturdido, no sabia bien cual era el juego. Arturo me caía bien pero lo que mas me gustaba era su forma de hacerme sentir. Sumiso, humillado, no le daba pena y algo de todo eso me daban ganas de pasar tiempo con él, de obedecer sus caprichos, aunque nunca pensé que pudiera hacer algo así.

Cuando entramos en su apartamento, me sentó en la sala y me ofreció algo para tomar.

¿Café, te, mate... o algo de alcohol?

Café está bien.

Fue a la cocina y escuché los preparativos. Miré lo que pude del ambiente. Ordenado, limpio, sobrio. Me sentí cómodo allí sentado. Arturo apareció, por otro lado, traía algo en su mano que no pude identificar.

Mientras el café se termina de hacer... ¿podrías ponerte este vestididto? - Lo extendió para que yo lo vea. - vení al cuarto y pontelo. Cuando estes lista te sirvo el café.

Me llevo hasta su dormitorio y me dejó solo.

Estaba incredulp; ¿qué estaba hacíendo? ¿hasta dónde iba a llegar?

Y ahí estaba desnudándome cual autómata. Me saco de ese estado, el golpe en la puerta.

¿si?

Disculpame, linda, te olvidaste el brasier.

Abrió apenas la puerta, de su mano colgaba el corpiño. Lo tomé, le agradecí y él cerró la puerta.

Me sorprendií en un espejo. El reflejo de las medias y la tanga en mi cuerpo. Ya con el corpiño puesto volví a mirarme. Estaba excitado, pero mi pene permanecía impávido. ¿sería una señal?

El vestido apenas tapaba mi culo. Me sentí linda. Salí del cuarto y llegué a la sala.

¡Qué belleza!

Dos tazas esperaban sobre una mesa ratona.

Ven, siéntate a mi lado.

Él me miraba extaciado y me involucraba aún mas en el rol de mujer.

¿Cómo te llamas?

No sé. No sabía que debía tener un nombre.

Todos las personas tienen un nombre. Pensá uno.

No sé. No se me ocurre ninguno. Eleguilo vos.

OK. Por todo lo que me contste, por todo los que veo en vos... te llamarás... Soledad. ¿te gusta?

Si me ves solitaria... me parece bien.

Hola Sole. - Me dijo y me conquistó.

Hola Arturo. - mi voz se aflautó.

Uy, me encantas. - se acercó y me besó en la boca.

No pensé que un simple choque de labios iba hacerme eso. Mi cuerpo empezó a temblar, nerviosa. El corazón se disparó y mi piel se erizó.

Arturo volvió a besarme, pero esta vez, su lengua, se introdujo y jugó con la mia.

Estaba loca, mareada, tonta... entregada y él lo sabía. Estaba decidida a hacer lo que me pidiera.

Desprendió su pantalón y metió mi mano por debajo de su calzón. Por primera vez en mi vida, tocaba una verga que no fuera la mia.

Olí el aroma de su sexo. No sabía que hacer con mi mano. Su cabeza estaba mojada y su pija caliente.

¿Te gusta tenerla, Sole? Si queres mirarla, sácala fuera.

Lo hice, ahora su aroma se expandió por la sala. Aspiré fuerte. Él se bajó, un poco mas el pantalón y el calzón. Y yo empecé a masturbarlo con mas ímpetud. Sostener su tronco, duro y grande, me gustaba, deseaba que me pida mas. ¿y si me pedìa que se la mame? No eso no me va a pedir.

¿Quieres chuparla, no putita?

Yo segía pajeándolo, aunque me quedé paralizada al escuchar su pregunta.

Mis ojos miraron los suyos. Acarició mi cuello y yo incliné mi cabeza y mi lengua lamió su polla.

Arturo gozaba y me indicaba, como hacerlo. Ahí me di cuenta que lo que me excitaba era darle placer.

Si, si. Y no te olvides de los huevos. Chupámelos.

Y yo lo hice sin pensar, solo gozando al ver como gozaba él.

Con su verga dentro de mi boca, Arturo estaba por correrse. Su pija se endureció aún mas y poude adivinar, que su leche iba a salir. Pensé que vomitaría si eso pasara... Pero no fue así. Él me tomo de la nuca y movió la pelvis un par de veces y llenó mi boca de semen.

Escuché su grito mudo, de saciado, un alarido, que por dentro, por su néctar, nos conectamos.

Tragué la leche, como si fuera una forma de mostrrle, que había gozado. Yo también acabé.

La tanga estaba muy mojada pero mi pene pemanecía dormida.

Perdoname, manché toda la bombacha. - Le dije avergonzada.

No, Sole. Me encanta que te haya gustado tanto mamarmela.

si. . Conesé, timidamente. Quería ir a enjuagar mi boca, no quería que piense que era sucia, entonces él me besó.

No le importó nada. Nos quedamos abrazados sin hablar. Me sentía cuidada en ese momento. Arturo siempre sabiá que era lo mejor, para cada momento y eso me encantaba.

Charlamos, fumamos, bebimos, picamos algo... Ya era de noche, serían las nueve. Ya habían pasado mas de tres horas desde que llegamos a su casa.

Creo que ya es hora de irme.

No, no te vayas. Yo te llevo mas tarde. ¿O te queres ir?

No, pero como es tarde... me pareció que.

No seas tonta, Sole.

Me sentía muy cómoda con él en ese momento, vestida y sintiedome mujer. La verdad, que hacía tiempo que no salía. Mi vida era muy monótona desde hacía unos años, Exactamente desde que mi pareja me había dejado y se fue con otra mujer. Descubrió que era lesbiana.

Arturo se paseaba en calzomcillos por la casa, mientras yo seguía con mi vestido puerto, aunque, algo arrugado. Ël era él y yo era Sole; todo muy natural, muy cotidiano, como si fuera desde siempre, como si fuera lo real.

- ¿Y si nos damos una ducha? - Propuso.

- ¿A esta hora?

- Si, quiero enjabonarte toda. - y se rió, de forma pícara.

Unos minutos después, estabamos bajo el agua pasandonos jabón por todas lados. Todo muy erótico, todo muy sensual.

Al salir de la bañadera, yo lo sequé con la toalla, y luego él a mi.

Listo. Ahora te voy a lavar el culo. - dijo totalmente fuera de lugar.

La escena era rómantica y él salía con esta grosería. Arturo, se dio cuenta de eso:

No lo tomes a mal, Sole, quiero enseñarte a limpiar tu esfinter. No te gustaría que la saqué sucia. ¿verdad? Me encantaría que te quedes a dormir y hacerte mia. - Y me besó con un abrazo fuerte, que no pude resistir.

El procedimiento fue sistemático, como si los estuviera ensayado, o lo hubiera hecho muchas veces.

Abrió la canilla del agua caliente y de un mueble, sacó una pera de goma, esas que se usan para hacer enemas en casa. La llenó de agua caliente y lubricpo la canula.

Cada paso que daba, él lo relaraba como si fuera un tutorial de Yotube.

Ahora, abré las piernas y ofreceme tu amo. Bien. Lubricamos un poco el hoyito...¿te gusta que pase e ldedito? Si, se nota.

Ahora llevamos el artefacto y penetramos el culo de forma lenta, hasta el fondo. ¿duele? No, muy bien, seguimos.

Ahora se hace presión y el agua caliente va entrando despacio.

Y siguió, hablando y haciéndolo.

Un momento que era desagradable, lo convitió en un momento entretenido y gracioso.

Cada minuto de esa noche parecían espontámeos y naturales y sinembargo, todo los detalles estaban en su lugar.

Cubieta en la toalla, me lleva a su cuarto y allí me esperaba un camisón hermoso y erótico y ynas bragas haciendo juego.

¿Cuándo compró la lencería? ¿La tenía o era para mi? ¿Habia planeado todo? ¿Ya sabía que aceptaría sus deseos? Me moría de ganas de probarmela.

Pontela mientras pido una pizza. ¿algún gusto en particular?

Quedé sola y me lo probé. Era muy fina la tanga y el camisón de mucha calidad.

Hubiera deseado tener tetas para darle mas formas al traslucido escote.

Comimos y bebimos bastante.

Yo le coqueteaba y no lo podía creer, mi parte femenina se había soltado y me excitaba sentirlo. Era como una adolescentej que descubría, por primera vez, su cuerpo, su sexo. Ingenua, valiente, tímida, arrebatada, sumisa y muy caliente.

Lo que no podía entender era como Arturo había descubierto esto en mi.

En medio de mis pensamientos, el interrumpió.

¿vamos a la cama? Fue un día largo y de nuchas emociones.

Si, claro.

Ordenamos todo y fuimos a acostarnos. Parecía que el sexo habia terminado. Me acosté y él lo hizo a mi lado, abrazándome en silencio. Siempre era yo el abrazador y esta vez era la abrazada.

Recién ahí me di cuenta que él estaba totalmente desnudo y el saber que si movia unos pocos centímetros mi mano, podía tocar su polla, me puso a mil. Quería manosearlo pero me daba cosa ser cargosa.

En un momento nos dimos vuelta, quedando él apiyado a mi espalda. Podía sentir su verga entre mis nalgas. Mi culo latía de deseo y me moví para frotarlo con mis nalgas.

¿Queres que te coja, putita? No quise forzarte.

Si, papito. Haceme tu putita.

Me dio vuelya, y me mordió el pezón por encima de la tela que dejaba ver mis tetillas.

Que rico que lo hacía. Me calkentó mucho que me lama, me muerda, me pellizque los pezones.

Yo lo tocaba por donde podía.

Me hizp chupar su verga, haasta dejarla bien dura.

Sus manos jugaban en mis nalgas, com la cinta que se perdía entre mi culo.

Cuando intentó meterme un dedo, grite de dolor.

Con un gel o un aceite, lubricó su dedo, lubricó mi anillo y volvió a penetrame con su dedo. Y esta vez el dedo entró y lo sentí pero esta vez casi sin dolor.

Ahora re voy a merer otro dedo, relajate.

Mi ano se dilató y si bien me dolía, Arturo ponía empeño y trataba de evitar lastimarme.

Me dejé acomodar, para que finalmente me pudiera cogerme.

Sentí su verga apoyámdose en mi ano. Un relampago llego hasta mi nuca.

Suspiró de placer. Creí escuchar – Apretadito.

Pensé que la tenía toda dentro, pero era solos la cabeza.

La fue metiendo y me la hacía sentir.

Estaba por arepentime de todo cuando llego a entrar entera. Trataba de que no se diera cuenta de qie lloraba.

La dejó quieta por unos segundos y luego me empezó a coger.

Me daba maza y pidía escuchar los sonidos de su respiración agitada.

La idea de estar dandole placer a Arturo, me daban fuerzas para aguantar. Pero cuanro me dijo...

Putita goza de mi verga y movete

Me dio una terrible nalgeada y entonces me empecé a mover.

Arturo estaba a mil y entró en la zonajdonde no se puede parar.

Qué rico. - Atiné a decir.

Antes de sentir su leche salir, descargó un grito largo concentrado y entreccortado por su respiración.

Yo tambien grité, yo también acabé.

Sus movimientos eran mas lentos hasta ser esporádicos espasmos. Me gustaba sentirlo así.

Cuando la sacó, me ardía el culo. Nunca mas me iba a dejar penetrar. Pero velo a Arturo, satisfecho a mi lado fue hermoso.

Estaba toda llena de leche. Quise ir a lavarme, pero él no me dejó.

Estuviste genial. - besó tiernamente mis labios.

Y nos quedamos dormidos.

Así fui suya esa noche.

 

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