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Relaciones (2)

en Amor filial

Relaciones 2

Esta es la segunda parte de mi historia, de mi hermana Samanta, Marcos su novio y mi Tío Antonio.

Como ya les conté mi tío volvió de Brasil y salíamos los dos solos ya que desde que mi hermana salía con Marcos, no quería salir con mi tío.

Una tarde, me vino a buscar y me dijo: - Ya tienes 15 años y debés debutar. – Él bueno del tío no sabía que hacía tres meses que cogía con Samanta una vez por semana… Él tío estaba tan entusiasmado con el hecho de ser él el que me lleve a debutar que no quise estropearle el momento.

Me llevó a un cabaret del centro de la ciudad, pedimos una cerveza y con un gesto llamó a dos señoritas que de inmediato se sentaron a nuestra mesa.

- Hola Antonio. – Dijo una de ellas con total familiaridad, se notaba que mi tío era famoso en ese lugar.

- Hola chicas, les presento a Gustavo, mi sobrino,,,

- Bueno, bueno, ya me doy cuenta, lo traes para que se haga hombrecito.

- Lo taje por que ustedes son las mejores. A ver sobrino, elige una de las dos.

Yo las miré y elegí a la morocha, ya que tenía buenos pechos. (En esa época no era común la operación de siliconas y eran menos las tetonas.)

La puta me tomó la mano y me llevó al fondo del local… Un pasillo largo con puertas a los dos costados, que yo imaginé que eran habitaciones del prostíbulo… Me dio una cogida impresionante, con el cariño que se merece la primera vez. Ella quedó muy impresionada ya que me dijo que era el primer debutante que le duraba tanto tiempo sin acabar… Yo no le dije nada y salí con ese record y mi hombría bien grande… A mi tío le encantó el comentario de la morocha cuando volvimos a la mesa… - Este chico es un potro, me costó domarlo. No vi cuando pagó ni sé cuanto costó… pero se lo agradecí mucho.

A los pocos días él me invitó a dormir a su casa, ya que se nos había hecho tarde y volver a casa era un largo camino… Yo acepté y en casa no hicieron problema. Cenamos como siempre y después nos sentamos a ver televisión. Como hacía calor y para estar mas cómodo me despoje de la ropa y él también. No pensaba quedarme a dormir en su casa así que me olvidé que tenía puesto una tanguita de mi hermana. No pude ocultarlo ya que estaba frente mío cuando me sacaba el pantalón.

- ¿Qué es eso Gustavo?, Dejame ver bien. Dijo mi tío si darme tiempo a nada.

- Es por un juego que hacemos con Samanta, ella usa mis calzoncillos y ella me da sus bombachas… solamente un juego.

- Te queda genial… ¿No es algo incomodo usar esas tirita en el culo?

- Al principio puede ser… pero te acostumbras…

Se acercó y toco una de mis nalgas y mi poronga se paró. Pero esa noche no pasó de ahí. La sorpresa me la dio el fin de semana siguiente cuando me vino a buscar y les dijo a mis padres que iríamos a navegar y que no volveríamos hasta el domingo a la noche…

Prepare un bolso y fuimos a su casa a buscar el suyo… pero todo era un ardid ya que sus planes no eran para nada ir a navegar o por lo menos a navegar en un barco.

Al llegar a su casa, encontré en su cuarto varias bolsas de regalo.

- ¿Y esto?

- Son unos regalitos para vos… abrilos y veras… si quieres probártelos ve al baño. Vos me diste la idea la noche pasada…

En la primera bolsa había un jean, que me venía muy bien ya que los que tenía estaban para tirar. Pero el tallé era muy chico… me lo probé y me quedaba como si fuera un pescador… de atrás, se me metía en el culo y apenas tenía lugar para no estrangular mis huevos, no tenía bolsillos delante y uno muy pequeño a tras… era evidente que era un pantalón de mujer… urge rápidamente en las otras bolsas y encontré un vestidito de algodón rojo y corto y en la tercera un conjunto de corpiño armado negro y una tanguita negra haciendo juego.

En ese momento entre mi sorpresa y el no saber que hacer… escucho que el tío me dice: - ¿Cómo te queda la ropita? - ¿qué le digo? Y pensé en hacerle un chiste… - Bien, bien… contesté mientras me sacaba el pescador.

Me puse el corpiño, la tanguita y el vestido lo más rápido posible y salí del baño hecho una niña.

- Aquí estoy. – Mi tío se dio vuelta y me dijo: - ¡Estás preciosa!!! Solo te falta esto. Y me alcanzó una caja. La abro y encuentro maquillaje y un cepillo de pelo. Estaba totalmente confundido, no sabía que hacer… pero como estaba acostumbrado en agradar a mi tío volví al baño y me empecé a maquillar como lo había hecho ya miles de veces para Samanta. Cuando me terminé de maquillarme, me miré al espejo no tengo ni un solo bello en la cara ni en las piernas y arreglé un poco el pelo, lo uso largo así que con un poco de gel me hice un peinado bastante femenino y terminé delineándome las cejas. Volví a agradecerle a dios por tener una hermana que me había enseñado tantas cosas.

Al verme, mi tío quedó con la boca abierta, nunca imaginó que yo pudiera verme así. Se acercó y mientras me abrazaba me dio un tierno beso en la boca. Después de ese momento de zozobra, él retomo el timón de la situación… (No olviden que todos creían que estábamos navegando)

- Tenemos que ir por tus zapatos. ¡Vamos! – le había agarrado un apuro instantáneo.

- Me tengo que cambiar…

- ¿Por qué? Si así estás hermosa.

- Pero tío, no puedo salir así a la calle, nunca lo he hecho.

- Primero llamame Antonio. Segundo va a ser un honor salir a la calle con esta mujer tan hermosa. Tercero apurate porque los sábado cierran a las trece horas.

Me calcé las zapatillas, que no combinaban en absoluto, y salimos.

En la calle me sentía muy rara y a la vez muy excitada. Antonio me abrazaba y me dirigía como se la lleva a una dama…

Me encantaba sentirme mirada, que el aire me entre por entre las piernas, sentir la tanguita y saber que se marcaba por sobre el algodón de mi vestidito ajustado, como lo había observado en las chicas y me excitaba.

- ¿Y cómo te vas a llamar? – me preguntó así de la nada. Era obvio que no me podía decir Gustavo en medio del local.

- No sé, tío.

- No me llames tío decime Antonio… si no se va a dar cuenta.

- ¿Verdaderamente ve veo como una chica?

- Te ves muy linda. – Me dijo mientras me acariciaba el cuello… y el calor se expandía por todo mi cuerpo. Allí me di cuenta que tenía las axilas muy peludas. Me acerqué al primer kiosco y pedí una máquina de afeitar descartable… Me dio una rosada y mi tío pago sin más. (Casi se la devuelvo pensando que esa era para mujeres pero por suerte reaccione a tiempo.) Entramos en un bar y él se pidió un café mientras yo iba al baño… nuevamente casi entro en el de caballeros. Me pasé un poco de jabón y puse manos a la obra… en un minuto mis axilas, habían quedado blanquitas y sin un solo pelo. Me miré las piernas pero como soy rubia no fue necesario pasármela. Tuvimos que correr para llegar a la zapatería antes de que cerraran…

Ya en el local, nos atendió un muchacho joven y muy apuesto, elegí unas botitas de taco fino de diez centímetros de cuerina roja y unas sandalias con un taco de cinco negras muy sensuales.

El vendedor vino con las dos cajas y me las probó. Como yo tenía el vestido tan corto estoy seguro que vio mi tanguita y los pelo que sobresalían de ella. Quizás notó el bulto pero no me pareció que le de asco nada de lo que veía. Antonio también se dio cuenta y después me contó que lo había calentado mucho y que estuvo a punto de hacer una escena en el local.

Él tío quería que me llevara los dos pares pero a mi me daba cosa… era mucha plata.

- Linda, es mi regalo. – Y no se habló más. Me fui con las sandalias puestas… que aunque eran más de noche, me garantizaban que no me iba a fracturar el tobillo en la primera esquina.

Solo con tener puesto esas sandalias me daban un andar mas pausado y femenino.

Mi tío lo gozaba tanto como yo, ya que no dejaba de apretarme mas a su cuerpo y de acariciarme… cada tanto me tocaba la cola y hasta me pellizcaba, haciéndome sentirme su mujer…

- ¿Y cómo te vas a llamar al final?

- No sé, elijámoslo juntos…

- ¿Jazmín?

- Puede ser, pero es muy flu…

- ¿Querés algo mas… fuerte?

- ¿Cómo qué?

- Raquel, Yaquelin, Victoria…

- Victoria está bueno, Yaquelin no, es muy de… Podría ser Camila… o Karen…

- Emanuelle, Como la de las películas.

Y así fue que me bautizó, compramos una botella de champagne y festejamos en su casa.

¿Y ahora?, ¿Qué sorpresa tendrá preparada mi tío para este fin de semana?

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