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Trabajando en casa (2)

en Transexuales

La fantasía era una jugada fuerte, pero creo que puede realizarse, pensé, Con Gustavo nos acostamos un par de veces pero esta tarde cuando lo vea en la oficina se lo voy a insinuar.

Nos cruzamos en el pasillo y le dije que dentro de media hora venga a mi oficina con cualquier excusa, que tenía algo que decirle… A la media hora, exactamente, entró y cerró la puerta de mi oficina.

- La semana que viene se va mi esposa, ¿Tendremos la posibilidad de estar juntos?

- No sé… No puedo dejar a mi esposa toda una noche, otra vez, viste como me vigila.

- Y quizás puede venir con nosotros. - Acoté como si eso fuera lo más natural del mundo.

- ¡Estás loco! ¿Cómo podés pensar eso?

- Bueno, no te pongas así, era solo una idea. ¿Acaso no te gustaría compartir con ella la experiencia? ¿Por qué no le preguntás?

- ¿Qué querés que le pregunte? ¿No querés que invitemos a Antonio que es el compañero de trabajo que me coge?

- No, bobita, eso no… pero le podés preguntar si no le gustaría hacer un trío.

- No, no, no… Ella, no es así…

- Me hacés el favor de insinuárselo…

- No me pidas eso… me da vergüenza.

- Mi linda nena, vos podés hacerlo y sería lindo ¿no es cierto?

- Si, sería lindo pero lo veo imposible…

- ¿Se lo vas a preguntar?

- Voy a hacer lo posible.

Lo estuve machacando todos los días y cada vez él ponía tantos reparos, hasta sé que se hizo la paja pensando en los tres en una cama. Mi mujer se iba esa noche y teníamos cuatro noches para hacer ese sueño realidad.

- ¿Y, hablaste con tu mujer? Mira que estoy libre desde mañana.

- Si, hablé. – Dijo en tono de suspenso…

- ¿Y qué dijo?

- Primero dijo que no, que no quería incluir una mujer en nuestra cama, pero cuando le di la opción de otro hombre, se puso cachonda… Fantaseamos un poco en voz alta y luego me dijo que si alguna vez cumplía esa fantasía, sería ella quién elegiría con quien sería.

- ¡Es un excelente paso diste!. ¡Te felicito! Creo que en poco tiempo voy a poder coger, con dos nenas preciosas.

- ¿Cómo con dos nenas? ¿No pretenderás que yo me vista de mujer frente a ella?

- Estoy seguro que si lo decís, ella se va a entusiasmar, todavía más.

- ¿Te parece?

Lo dejé lleno de dudas, sus ratones se habían multiplicado y había logrado que mi fantasía pase a ser la de él.

Esa noche cuando ya me encontraba solo, lo llamé a la casa, era tarde, así que estaba seguro que estaba con ella cuando atendió.

- Hola

- Hola, mi linda gatita.

- Que tal, Antonio. – Se apuró a decir, como si fuera una señal de que no podía hablar libremente.

- ¿Estás con tu esposa? Mandale saludos…

- Se los daré, - me contestó, seguro que estaba haciendo un gesto de lo pesado que era yo.

- ¿Y le dijiste algo?

- Mañana no puedo, contestó como si yo le hubiera preguntado otra cosa.

- Mi linda nena… Sos tan linda, me encantaría estar con ustedes en una cama, ¿No sería interesante?

- Si, si, muy interesante.

- ¿Qué tal si mañana paso por tu casa y me invitás a cenar…

- ¿Le parece? Es que estuvimos trabajando mucho, fuera de horario y preferiría que lo pasemos para más adelante… ¿Sería posible?

- ¿Te imaginás? Vos con tu vestidito azul, que es de ella. – le aclaré. – Toda maquilladita, con la tangita y el corpiño haciendo juego… Si querés te llevo los zapatos de taco alto…

- Aja.

- Y ella también vestida bien sexy y yo entre los dos, besándonos de a tres…

¿No te gustaría?

- Si sería muy interesante, pero déjemelo hablar con mi esposa… Si no tiene problemas, lo hacemos. ¿Lo puedo llamar mañana por la mañana?

- Llamame después de las 11, ya que voy a dormir hasta tarde para estar bien para mi visita. Vos, mi reina, tendrías que hacer lo mismo.

- No se preocupe, lo haré. Buenas noches.

Conociéndolo como lo conozco a Gustavo, se que mañana tendré una contestación. Sentí que ya había entrado en esa cama… Ahora tendrán que hablar ellos y decidir.

Con una risita de villano me fui a la cama a dormir.

A las Once y un minuto sonó el teléfono…

- Hola

- Hola soy Laura, la esposa de Gustavo. – Quedé petrificado, esto había salido de mis especulaciones posibles. Pero me hice el boludo y contesté como si fuera normal que ella me llamara.

- Hola, ¿Cómo te va?

- Bien, Ayer estuvimos hablando mucho con mi marido.

- ¿Si?

- Y la verdad es que estoy muy desconcertada.

- ¿Desconcertada? ¿En qué te puedo ayudar?

- No sé. Tengo miles de preguntas… No sé como reaccionar.

- Si querés nos encontramos y charlamos un poco.

- Si, creo que será lo mejor.

- Los tres.

- Si, por supuesto

- ¿Quieren venir aquí, voy a tu casa o nos encontramos en un café?

- Lo mejor será que vos vengas a casa. ¿Te parece a las ocho?

- Me parece muy Bien, Mandale un beso a Gustavo.

- Chau.

La verdad es que con este resultado estaba conforme… Si lo hacemos mejor, pero estar en su casa, los tres y hablar del tema ya era todo un logro.

Así que dediqué toda la tarde en descansar y acicalarme bien.

Tuve un viaje de más de una hora, no tengo auto y los sábados no pasan con tanta frecuencia los ómnibus. Estaba bastante nervioso, pero mi corazón pareció reventar cuando toqué el timbre de su casa, Me abrió ella.

- Vos debés ser Antonio

- Y vos Laura. Nos dimos un beso en la mejilla y me hizo pasar.

Ella era una mujer normal, No le sobraba nada, pero estaba buena, me parece que lo que más me llamó la atención fue la manera desenvuelta en que se manejaba.

La casa era chica, pero muy agradable, todo era nuevo ya que ellos hacía un año que se habían casado. Seguro que deben tener platos y copas que nunca usaron.

- ¿Querés tomar algo? ¿Café, te o algo fresco? ¿Cerveza?

- Lo que ustedes tomen… Me da igual.

- Yo estaba tomando unos mates en la cocina…

- Entonces tomemos mate, ¿Aquí o en la cocina?

- Lo traigo aquí, caliento un poco más él agua y vengo.

Quedé solo en la sala, Un sofá de dos cuerpos, una mesita ratona, un sillón de un cuerpo y atrás una mesa con cuatro sillas, Un par de cuadros en la pared y en el mueble fotos de ellos en Bariloche, seguro que de su luna de miel.

Ella, cada vez me gustaba más, ahora que la veía con calma, podía ver que sus tetas eran más que interesantes y sus piernas estaban bien torneadas. La petiza estaba fuerte.

- Laura, vení un minuto. - Escuche el grito de Gustavo, pidiendo ayuda.

Laura apareció en la sala y se perdió en el pasillo. Escuche que le decía que yo ya había llegado… pero cerraron la puerta así que no pude escuchar nada más. Unos minutos después, salió ella y fue a la cocina.

- Qué se me hierve el agua.

Volvió trayendo un termo y el mate con yerba nueva.

- Bueno, Gustavo ya viene, es que se acaba de bañar y tarda mucho en vestirse. – No terminó de decir esto cuando entró él. Bueno ella, ya que venía vestido como mujer, pero mucho mas producido… Tenía un peinado que lo hacía mucho más femenino, el vestido era el azul que yo ya conocía, pero tenía puesto unas medias de red negras y unos zapatos de quince o veinte centímetros de taco muy fino. Pese a eso caminaba de forma perfecta, balanceándose, como una gata.

Me tuve que levantar para saludarlo, me dio un beso en la mejilla y sentí su rouge en mi piel. Yo estaba atónito, ni en mi mejor fantasía hubiera podido imaginar esta escena.

- Llegaste justo, para unos mates.

Yo estaba sentado en el sillón grande, Laura en el mas chico y Gustavo, se sentó a mi lado. Creo que yo, ya estaba empinado.

Primero hablamos de cosa sin importancia, el clima, el trabajo, de nada.

Pero yo tomé la iniciativa.

- Bueno, yo vine, Gustavo se vistió y está bellísima y vos sos una hermosa mujer…

- Gracias - dijo Laura y luego agregó. - La verdad es que cuando Gustavo vino con el planteo de hacer una cama de a tres, yo creía, que él quería estar con dos mujeres, pero después me la cambió y era traer a otro hombre y mi cabeza se puso a mil, pero esto me voló la cabeza.

- Me imagino, a mí también, siempre tuve la fantasía de estar con dos mujeres así de lindas, pero la realidad supera la fantasía. ¿Y vos que pensás?- le pregunté a Gustavo.

- Primero quiero comunicarles que soy María. Segundo que amo hacer el amor con mi esposa y con vos también. Como soy el nexo entre ustedes dos, creo que era importante que lo sepan.

- Yo no sé si estoy preparada, - dijo Laura

- Yo tampoco, - dije, para sacar la tensión. Y dio resultado ya que los tres nos reímos, - Una cosa es fantasear y otra muy distinta estar en esa situación tan deseada. Creo que primero nos tenemos que conocer un poco y luego se verá.

Laura se levantó y dijo que iba a preparar algo para ir picando…

- ¿Te quedás a cenar? – en su voz, note que entrábamos en confianza…

- Si no es molestia… me encantaría.

Ella se escabullo en la cocina y quedamos solos María y yo.

- Estás bellísima, no es por hacerme el caballero, sino que es verdad.

- Vos también estás muy lindo, esa camisa me encanta como te queda.

- Me muero de ganas de besarte.

- No ahora no… vas a echar todo a perder…

- Tu mujer es muy linda también.

- No se lo digas porque va a creer que solo lo decís para cogerla… si querés hacer algo, mirala, mirala a los ojos eso le encanta.

Mientras seguíamos charlando y comiendo algo, cruzamos las miradas un par de veces, me parece que el consejo era bueno y su mirar era muy intenso…

Ya en la cena aproveche para rozar sus piernas por debajo de la mesa y ella ni se inmutó. Quizás esa noche no pase nada y no me importa, porque en ese momento supe que tarde o temprano íbamos a hacerlo. Se que no me tengo que apurar y seguir el refrán, "El que sabe comer, sabe esperar".

Luego de cenar, tomamos café ¿y ahora qué? Todos los pasos preliminares ya habían pasado, a mi me había gustado Laura y creo que yo también a ella: No quedaban muchas posibilidades o nos poníamos a coger o me iba. Fue en ese momento en que me salió una jugada, impensada pero perfecta.

cuando, se volvía a poner tensa la situación…

- Bueno, me parece que me tengo que ir… sino no voy a tener que volver caminando.

- Pero son la once. - Dijo María. – Quedate un rato más… - El deseo de ella ahora era mas grande que el mío

- Me encantaría, la estoy pasando muy bien, pero el último colectivo pasa a las once y veinte. Además me parece que por hoy fue suficiente. - Me levanté ellos también. – ¿Puedo pasar al baño, antes de irme?

- Si por supuesto…

Cuando entre al baño sentí que ellos hablaban, tratando de que yo no escuche y no llegué a entender de que hablaban.

- Bueno me voy. - Le doy un beso a María y cuando me voy a despedir de Laura…

- Estuve hablando con mi esposo y si querés, te podés quedar a dormir.

- ¿Qué me quede a dormir?

- Bueno, así no te tenés que ir tan rápido. ¿Tenés ganas de dormir con nosotros? – Le clavé mis ojos en los suyos y ella me sostuvo la mirada, yo quería besarla y sin darme cuenta, casi en la puerta de salida, ya me había despedido, la bese en los labios. Ahora era ella la que se quedó paralizada. Creo que el flujo le mojo la bombachita. María miraba a unos metros de nosotros. La electricidad de ese hogar nos pegó a los tres. El tiempo es una medida relativa, que no siempre se puede calcular, hay una dosis de conciencia, y otra de percepción. Ese tiempo fue complejo, intenso, eterno.

De nuevo sentía la sensación de cómo seguía esto. Yo era el mas grande ¿Sería quien debería tomar la iniciativa o era uno de ellos que estaban en su casa?

- No estoy preparada. – reflexionó Laura en voz alta. María y yo nos quedamos mirándola, perplejos. – Voy a cambiarme. – Y se fue al cuarto sin decir más.

María se acercó y se dejó caer en mis brazos.

- Estoy re tensa

- Yo también.

Nos besamos. Primero de forma suave, pero después sus besos se pusieron ardientes. Estábamos en eso, cuando siento que Laura entra y se queda mirando. Babydoll negro transparente, que dejaban ver dos tetas mucho mas deseables de lo que había pensado. Una tanga negra, también transparente, unas medias parecidas a las de María, de red con agujeros mas grandes y unos zapatos plateados, con veinte centímetros de tacos, con tiras que se elevaban por sus tobillos. Laura sabía lucir lo suyo y explotarlo al máximo. Estaba hecha, realmente una diosa. Creo que le dio un poco de impresión ver a su esposa, besándose conmigo, una cosa era verlo disfrazado y otra muy distinta era verlo actuar como mujer. Sin embargo llegó hasta el sillón y buscó nuestros besos y ya estábamos los tres dentro.

María y Laura me fueron desnudarme y yo me dejaba, La se apoderó de mi verga, mientras yo desnudaba a María, solo le dejé la tanga, las medias y los zapatos que no pude sacarle. Nos besamos y me puse a chuparle las tetillas. Él acariciaba con una mano mi espalda y con la otra acariciaba la cabeza de su esposa que chupaba y miraba hacia arriba.

Pero estábamos incómodos así que pasamos a la pieza. Ya en al cama empecé a chupar la vagina de Laura, Ella la pija de María y este a la vez mi verga. Laura acabó en mi boca y yo en la de María. Así que ella le introdujo la polla a su esposa en la concha que estaba desparramada en la cama y no dejaba de dar grititos con cada movimiento. Ella lo dio vuelta y quedó encima de María. Primero se sentó y luego de unos minutos se acostó sobre ella. Su culito se movía y ahora eran los dos los que gemían.

- Antonio, vení aquí arriba. – Me pidió Laura.

Entonces lamí el culito de Laura llegué hasta la verga de María que no dejaba de entrar y salir de la rayita de su mujer. Fue un momento único sentir, oler, saborear todo aquello, Pero no podía seguir allí hurgando en esa relación si participar de forma activa. Una vez dilatado el ano, me fui recostando sobre ellos y con la mano dirigí la cabeza hasta su orificio. Al hacer fuerza Laura se quejó pero eso no me impidió que insistiera y me fuera abriendo camino es su esfínter. Su culo era tan bueno como el de María, se nota que no lo usaba mucho. No necesitaba moverme, ya que con lo que pasaba abajo bastaba para mí. La Primera en acabar fue María, llenándole la vagina de leche y luego quedando quieto… Allí empecé a moverme y no hizo falta nada para que yo acabe y llenar su culo y mientras daba mis últimos espasmos, ella dio un gran suspiro. La torre se cayó y quedamos allí rendidos.

Así fue como una fantasía se me hizo realidad. Aunque todavía tengo mas deseos con ellas y espero que pronto lo pueda realizar.

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