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Juegos perversos (6: Haciéndolo con otra mujer)

en Lésbicos

JUEGOS PERVERSOS 6 (Haciéndolo con otra mujer)

(Capitulo anterior: http://www.todorelatos.com/relato/55867/ )

Cuando entré en el comedor y me encontré a Marcos abrazado a una rubia espectacular, vestida sólo con el sujetador y las braguitas, aún me sorprendí más. Era la primera vez que me encontraba con una de sus amiguitas. E inmediatamente pensé que sin duda sería parte del nuevo juego que Marcos tenía preparado, lo malo es que tras los tres días de convención y el cansado viaje, yo no tenía muchas ganas de juegos.

¡Hola cielo! – me saludó Marcos.

¡Hola! – contesté yo.

Te presento a Tania – añadió Marcos, presentándome a la rubia, que se acercó a mí y me tendió la mano.

Más por compromiso que por otra cosa le tendí la mano, pero lo extraño de la situación, fue que la rubia no me la soltó tras el saludo, sino que me acorraló contra la pared que tenía detrás y me besó salvajemente pegando su cuerpo al mío.

¿Qué haces?- Le pregunté sorprendida.

Voy a follarte que es lo que tu novio quiere que haga.

No sé porqué, pero no pude resistirme a los cálidos besos de aquella mujer, que parecía estar febril por hacerme el amor; a pesar de que algo dentro de mí me pedía a gritos que no lo hiciera, que no me dejara otra vez vencer por los deseos de Marcos. Pero dejé que sus caricias llenaran mi cuerpo de aquel calor y correspondí sus besos y sus caricias.

Muy bien, súbele la falda, cielo y tócale el culo – me ordenó Marcos – a Tania le encanta que le toquen el culo.

Hice lo que Marcos me ordenaba y subiendo la corta falda que Tania llevaba, acaricié su culo desnudo con delicadeza. Nuestras bocas seguían besándose, lamiéndose, prodigándose pasión encendida. Mientras en mi cabeza mi razón luchaba contra mi deseo.

Tania acariciaba, lamía y besaba mi piel centímetro a centímetro, dándome una pasión que nunca antes nadie me había dado. Yo trataba de corresponderla, por eso le quité el estrecho top que llevaba y dejé libres sus grandes y suaves pechos desnudos, los tomé con mis manos y los lamí y chupeteé tratando de devolverle la misma pasión que ella me entregaba. Ella pegaba su cuerpo al mío, como si quisiera sentir todo mi calor y no sé como, pero descendí hasta su sexo, le subí la corta falda y accedí a su depilado coño. Todavía hoy me sorprendo de aquella reacción, pero aquella mujer parecía tenerme hechizada y no podía parar, necesitaba lamerla, excitarla, amarla. Necesitaba sentir la suavidad de su piel sobre la mía, el calor que desprendía, necesitaba sentirla. Por eso empecé a dar pequeños y suaves lametones a aquel sexo anillado con un pequeño aro. Tania gemía y se dejaba hacer, mientras mi lengua y mis labios se enredaban en aquel delicioso manjar de mujer excitada. Era el primer sexo de mujer de lamía, pero extrañamente a lo que siempre había pensado, me gustó, disfruté de aquel extraño sabor. Decidí detenerme y volver a besarla en los labios, giramos sobre nosotras mismas y está vez fue Tania la que quedó contra la pared.

Lamí sus senos, unos pechos grandes y hermosos, suaves que invitaban a ser adorados y acariciados. Tania gemía excitada, hasta que con un simple gesto me pidió que me detuviera y empezó a quitarme la camiseta y el sujetador dejando mis senos desnudos, luego me empujó levemente, hasta hacer que apoyara mis manos sobre el sofá y dejara mi culo en pompa a su total disposición. Me subió la corta falda hasta la cintura y acariciando mi culo dijo:

¡Qué hermosas nalgas tienes!

Seguidamente me besó y luego se agachó frente a mi culo, momento que aproveché para apoyar mi cabeza sobre el asiento del sofá para estar más cómoda. Tania detrás de mí, apartó mi tanga y empezó a lamer mi ano, lo que hizo que todo mi cuerpo se estremeciera y empezara a gemir excitada. La lengua de Tania, se movía diestramente, lamiendo el borde de mi ano e introduciéndose en él de vez en cuando. Pero repentinamente dejó de lamerme, esperé impaciente su siguiente movimiento hasta que sentí como empezaba a introducirme un par de dedos en mi húmeda vagina. Comenzó a moverlos dentro y fuera de mí, mientras con el dedo pulgar acariciaba mi agujero trasero. Cada vez los movía más deprisa obligándome a gemir excitada por la caricia. Pero a punto de correrme los sacó, me hizo dar la vuelta y sentarme en el sofá. Abrí las piernas y ella con sus piernas también abiertas, pegó su sexo al mío y lo restregó. Fue una sensación extraña pero maravillosa, sentirla sobre mí como si fuera un hombre, mientras me besaba de nuevo apasionadamente y me decía:

Te estoy follando ¿te gusta?

Síiiiii – gemí excitada.

Tania empujaba contra mí como si fuera un hombre follándome con su polla. Estaba excitadísima, sus ojos brillaban y sus mejillas se sonrosaban. Tras eso, volvió a introducirme un par de dedos, mientras lamía mis pechos, pero puesto que la postura que tenía la incomodaba, se arrodilló frente a mí, me besó con pasión y acarició mis senos con sus suaves manos. Luego descendió hasta mi sexo y empezó a lamerlo. Sentí como su lengua se enredaba en mi clítoris y lo chupeteaba llevándome al paraíso. Cada vez mis gemidos eran más fuertes y mi respiración se aceleraba más y más. Su lengua trabajaba con rapidez sobre mi sexo húmedo y chorreante de placer. Cuando creyó que ya era suficiente, de nuevo volvió a introducirme tres de sus dedos en mi vagina. Empezó a moverlos como un pene, dentro y fuera de mi sexo, mientras con el pulgar de la otra mano acariciaba mi clítoris. Me incorporé un poco, sentándome y mirándola fijamente a los ojos. Era la primera vez en mi vida de una mujer me proporcionaba tanto placer y quizás por eso o porque aquello era otro de los Perversos juegos de Marcos, me sentía culpable. Culpable de sentirme excitada y abrasada por el deseo que aquellas femeninas manos me proporcionaban; culpable porque con aquella mujer todo era más dulce y placentero que con cualquier hombre, culpable porque aunque no quería estaba disfrutando como nunca.

Nos besamos de nuevo como dos locos enamorados mientras Tania no dejaba de mover sus dedos dentro de mí, haciéndome estremecer. Me puse en pie mientras ella seguía follándome de aquella manera, hasta que un bestial orgasmo me llevó hasta el éxtasis final. Cuando dejé de convulsionarme Tania sacó sus dedos de mí, acarició mi cuerpo, desde mis caderas ascendiendo hasta mis senos y me besó. Tras eso nos sentamos sobre el sofá. Frente a nosotras estaba Marcos que acababa de apagar la cámara con la que había estado rodando toda la escena.

Habéis estado fantásticas. Bueno, ¿vamos a tomar algo? – preguntó.

Bueno – respondió Tania complaciente.

No, yo estoy muy cansada del viaje, prefiero quedarme en casa, necesito descansar.

Esta bien – dijo Marcos, acercándose a Tania que acababa de vestirse – vamos pues tu y yo Tania a disfrutar de la noche.

Vi como se besaban apasionadamente, y extrañamente, me sentí celosa, pero no de Marcos, sino de Tania. Aquel beso fue tan apasionado como los que me había dado a mí hacía sólo unos minutos y por un segundo había pensado que eran de verdad, pero al ver como besaba a Marcos me dí cuenta de que tanto con él como conmigo había sido falsa.

Tania y Marcos salieron de casa y me quedé sola. Me sentía extraña, de nuevo Marcos había logrado hacer conmigo lo que él deseaba y al darme cuenta de eso empecé a sentir una enorme tristeza, sobre todo porque sin saber como, siempre me dejaba llevar por él y por sus deseos más ocultos, por sus juegos perversos.

Empecé a pensar en Armando. ¿Qué estaría haciendo? Pensé en llamarle, necesitaba hablar con él, pero por un lado pensaba que si se ponía su mujer, quizás sospecharía. Luego pensé en llamarle al móvil, como me había sugerido él, pero… No sabía que hacer…

 

Mujer Sensual (Enero 2008)