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1976 UNAS VACACIONES DIFERENTES; primera parte

en Grandes Relatos

Introducción

Por primera vez desde que tengo uso de razón no iría de vacaciones, o eso creía yo, pues mis padres tenían que trabajar, mi padre en lo suyo y mi madre reemplazando al abuelo en la tienda, ya que se encontraba muy enfermo, en cuanto a mis hermanos, la mayor le tocaba práctica hospitalaria como estudiante de medicina de último año y a mi hermano como oficial piloto mercante, tenía embarco hacia el golfo pérsico, en otras palabras me quedaría solo en casa y no podía contar con mis amigos pues ellos sí saldrían de vacaciones.

¿Quién soy yo? Claudio un chico de 17 años, no tengo muchos amigos, pero de pocos buenos, estoy próximo a terminar la secundaria, practico karate y vóleibol, me encuentro bien parecido sin ser un matador, en cuanto a ¿cómo luzco?, soy alto con mi 1,85 metros, pelo oscuro, ojos café claro, delgado pero fibroso, en fin un chico normal.

Como ya han visto, cuando salen todos de casa me quedo solo y algo aburrido, por lo que usualmente llamo a mi prima Ani que es un bombón algo mayor que yo; con ella desde siempre hemos hecho buenas migas, hoy espero que no sea diferente, pues como el resto del mundo está próxima a salir de vacaciones y debo aprovechar mientras aún podemos salir juntos a divertirnos:

  • ¿Hola está Ani?
  • Sí, ya la llamo (escucho que la llaman ¡Aniiii!) y ¿cómo está mi ahijado? me pregunta mi tía madrina Silvia reconociéndome.
  • Bien madrina pero como sabes no podré salir de vacaciones y eso me mortifica.
  • Si tú quieres puedes venir con nosotras que iremos a la costa en un par de días.
  • ¿En serio me llevarías?
  • Si no te importa ir con puras mujeres, ¡por supuesto!
  • ¿Cómo, puras mujeres?
  • Veo que no sabías que tu tío José saldrá de cacería con tu primo y tus tíos Mario y Osvaldo además de sus respectivos hijos y nos han dicho a todas que la cacería es cosa de chicos y no de chicas, que a su regreso se unirán a nosotras en la playa.
  • Papá no me ha dicho nada.
  • Probablemente porque él no puede ir y por ende tu tampoco.
  • Ah… entonces vas a ir solo con Ani al departamento de la costa.
  • No solo con Ani, también irán tus tías y primas.
  • ¿Cuales tías y primas?
  • Las que tienes por lado de tu madre, Cristina con Catalina, María con Roxanita, además de tu tía Pilar, que desde que murió mamá no quiere quedarse sola y por supuesto Ani y yo.
  • Pero son muchas no entraré en el departamento de la playa.
  • No te preocupes, si aceptas ir ahí nos arreglamos,…ah, aquí viene Ani, yo hablaré con mi hermana para que te de permiso si aceptas.
  • Acepto encantado, gracias Madrina.
  • Hola capullo, ¿cómo has estado?
  • No soy ningún capullo y he estado muy bien gracias.
  • Me preguntaba ¿si saldrías a andar en bicicleta conmigo al parque y tomar helado?
  • Claro que sí capullito, puedo sacrificarme por un helado.
  • O sea no vas por el gusto de mi compañía.
  • No, solo por el helado,…te espero.

Esa mañana salimos Ani y yo, que puedo decir Ani es un bombón de 18 años, cabellos casi rubios, ojos verdes como de gata, que se ha desarrollado rápidamente en estos dos últimos años hasta convertirse en una mujer exuberante por donde se le mire, mide 1,69 metros y su figura calza unos impresionantes 96-59-88 con una copa 32F, salió calcada a su madre o sea mi madrina que también es una mujer preciosa. En el parque no me cansé de admirarle su culito respingón y sus bamboleantes tetas contenidas en un sujetador deportivo que intentaba contrarrestar las leyes de la física; les juro que como dice la antigua canción “poesía en movimiento”, conversamos sobre las vacaciones y lo bien que lo pasaríamos. Podrán pensar que mi prima es objeto de mi pasión, al respecto les puedo decir que sí y…no,…sí porque es realmente bella y no, porque ese día aún tenía claro que era mi prima, lo pasamos muy bien durante el paseo, nos reímos jugamos y tomamos  helados, luego la dejé en su casa, esperando que la llamada de mi madrina fuese bien recibida.

Ya en la noche a la hora de la cena, mi madre nos comunica a mi padre y a mí, que tía Silvia su hermana, me ha invitado junto con las “parientas” (ya sé que se dice parientes y no parientas, pero lo hago para recalcar que sería el único hambre del grupo) a pasar unos días en la costa, lo que si bien no era ya una sorpresa, si me hizo feliz que ella estuviera de acuerdo, pues de otra manera me quedaría a pasar el calor de la capital solo triste y casi abandonado por todos, mi padre por su parte no puso ninguna objeción.

Capítulo 1 El viaje

Es así que a los dos días por fin pasaron a buscarme junto a mi mochila, para dirigimos a la costa en el coche familiar de tía Silvia; pero como verán, pese a ser un coche muy espacioso, estaba cargado con muchísimos equipaje de la pléyade de mujeres que componían las “parientas” -casi no había espacio para mí- por lo que ya al subir a bordo comenzaron mis aproblemadas vacaciones. El coche en comento es de tres corridas de asientos, en el que la conductora era la pieza inamovible del puzle, de copiloto tía Cristina otra de las hermanas de mi madre, en la segunda bancada Tía María, cuñada de mi madre junto a Roxanita su hija de 16 años, cerrando esta hilera estaba Tía Pilar la menor de las hermanas de mi madre, luego en la tercera fila y con solo dos asientos disponibles Ani, Catalina y yo, ya que el tercer asiento de la bancada está repleto de bolsos y maletas, asimismo, el maletero está tan lleno como lo está el portaequipaje adosado al techo, por último entre cada asiento había una infinidad de cosas, como las carteras, bolsos de playa, además le podemos sumar abundante comida y refrescos para el camino ya que la idea es que el primer día no lleguemos a comprar, solo instalarse.

  • Claudio deja que Catalina se siente al medio luego tu y sobre tus piernas Ani ya que se tienen confianza, ordenó mi madrina
  • Pero son dos horas de viaje madrina.
  • No tenemos otro coche a no ser que quieras irte en bus, lo que será más largo e igual de incómodo, además que Ani es bastante delgada, refutó
  • Delgada, ¿Tú crees? madrina
  • ¡Oye!! soy livianita, dijo Ani
  • Espero que seas una pluma, si no será un viaje muy largo, acoté.

Una vez cargado el equipaje y los a bordo pasajeros, se iniciaron las casi dos horas de viaje, cabe destacar que el embarque no estuvo exento de dificultades para mí, sucede que la tercera bancada de asientos no tiene puerta de acceso, por lo que hay que subir pasando por la segunda bancada, primero Catalina que quedó en el asiento central, apoyada contra bolsos y maletas, colocando mi mochila sobre ella mientras subo, luego Ani entra intentando no pisar mis pies, por lo cual, con gran dificultad apenas sube y queda semi-sentada delante mío con su culito frente a mi cara ¡que espectáculo!, por primera vez aprecio la belleza de las posaderas de mi prima tan cerca y por algún motivo despierta algo en mí ¿lujuria?. Juro que nunca antes había visto a alguna “parienta” como mujer deseable para tener sexo, pero la situación fue muy especial y candente. Ani después de moverse bastante para acomodarse, se ha sentado sobre mí, pudiendo sentir la piel de sus piernas sobre las mías ya que al igual que yo, ella vestía solo una camiseta y un bikini, como preparada para ir a la playa, en ese preciso instante todo empezó.

¿Cómo explicarlo?, la suavidad de sus piernas contra las mías el contacto con las rotundas carnes de su culito contra mi ingle, hacen que mis pensamientos pasen de mi cabeza a la de mi “amiguito”, el que parte comandando todo mi cuerpo aún contra mi voluntad, intento que no despierte del todo, miro por la ventana, ¡además no sé dónde poner mis manos!!, comento mentalmente, una la sitúo contra el costado del coche, la otra inevitablemente contra una de las piernas de Ani, ella me nota incómodo y toma mi mano entrelazando sus dedos y la posa sobre su pierna. Catalina pone mi bolso entre los asiento como una barrera que aprisiona más nuestras manos entrelazadas, parte el viaje -que es bastante movido- dado que al vivir en la parte antigua de la ciudad algunas calles son aún adoquinadas y los saltos y vibraciones se propagan por el coche hasta nuestros cuerpos, mi “amiguito” que ya está muy entusiasmado se independiza totalmente de mi razonamiento y puja por acomodarse dentro de su encierro, creo que Ani debe sentir algo, pues sin ser gigantesco, es bastante grande, como de unos 19 centímetros, ya casi no respiro, ella se gira y me mira, no sé cómo interpretar esa mirada, llevamos varios minutos en el tráfico de la ciudad y mi “amiguito” está totalmente duro y tieso como un mástil y se clava entre los las nalgas de la maravillosa colita de mi prima, todas hablan en el coche menos Ani y yo.

  • ¿Cómo van atrás? nos pregunta mi madrina
  • Bien dicen Catalina y Ani.
  • Pero hay que preguntarle a Claudio dice mi tía María.
  • Bien Ani es livianita, respondo yo, recordando sus palabras intentando esbozar una sonrisa.

Para cuando estamos próximos a la carretera después de que las múltiples vibraciones de la calle han hecho que mi feliz “amiguito” se restriegue involuntariamente contra el culito de mi prima, mi mano apretada contra el costado del coche sufre un hormigueo incesante, por lo que requiere movimiento, asimismo siento que mi prima aprieta mis dedos de la mano que sostiene, ahora sé que ella siente mi verga y la incomodidad que sufro me pone muy nervioso -mi “amiguito” está durísimo- cosa que finalmente mi prima siente y me pregunta

  • ¿Te quieres acomodar?
  • Sí, mi mano está apretada contra el coche.
  • En voz baja me dice: no es lo único que está apretado contra algo. Ella se acomoda y permite que mis manos se liberen para que circule la sangre por ella.
  • ¿Está mejor así? tomando mis dos manos entrelazando sus dedos las sitúa contra su estómago apoyadas en su regazo.

Estoy que alucino, dejo a mi “amiguito” a su libre albedrío, el que continua erecto en un record sin precedentes de calentura -han pasado 20 largos minutos- por fin llegamos a la carretera, el cotilleo y las risas en el auto continúa, como si una bandada de loros estuviese parloteando en el bosque, Ani se recuesta sobre mí para acomodarse subiendo uno de nuestros brazos enlazados un poco más, quedando uno sobre otro en su estómago, a un centímetro de su tetas, ahora mis pensamientos son uno solo con los de mi “amiguito”, la calentura me invade.

No sé por qué abrazo el cuerpo de mi prima con un poco más de fuerza, haciéndola sentir mi dureza, ella gira su cabecita y me mira sin decir nada, subo un poco más mi brazo cercano a su teta mientras ella aún me mira y con el pulgar toco el perímetro de su teta más cercana, ella continua mirándome con una mirada inescrutable, baja el brazo inferior y lo coloca sobre su pierna donde la yemas de mis dedos pueden notar la tersura de su piel, ella vuelve a mirar el paisaje como si nada sucediese, mi cerebro es una tormenta de ideas, buscando como atesorar el momento y buscar más placer si se puede.

Después de un rato muevo mi brazo junto con el suyo por sobre la piel de la pierna, noto como algunos finos bellitos casi imperceptibles se erizan cuando mis dedos la rozan, miro hacia Catalina y noto que está durmiendo apoyada en los bolsos, la levantada temprano y el suave vaivén del coche en la carretera le han pasado la cuenta, continuo con mi movimiento por sobre la pierna de mi prima y al mismo tiempo osadamente subo un poco más mi brazo lo que me permite tocar con mi pulgar una de sus tetas, ahora el contacto es con parte del dorso de mi mano permitiéndome sopesar el peso del acolchado melón de la oculta teta de mi prima, mi ardor ya es irrefrenable, ella me vuelve a mirar, pero algo cambió, ya puedo interpretar su mirada, es dulce y algo afiebrada, ¿será que está igual que yo?, muevo mi mano hacia el interior de sus muslos, pero unas uñas se clavan sobre ella y entiendo el mensaje, debo mantenerme fuera del perímetro de su coñito.

El tiempo transcurre inexorablemente y ya a mitad de camino mi madrina dice que pararemos en una estación de servicio para que podamos descansar y cargar combustible. Para mí significa que debo de calmarme, saco mis manos de las tentadoras curvas de Ani e intento en fijarme en el paisaje campestre, miro el ganado, otros coches que circulan por la carretera, cualquier cosa para que mi “amiguito” se relaje; para cuando llegamos a nuestra parada, ya se encuentra medio morcillón. Una vez allí el proceso de embarque se invierte y todos salimos a estirar las piernas, yo tengo aún mi “carpa” algo levantada, necesito algo de tiempo por lo que le digo a Catalina que salga primero, ¡mala idea! Al salir deja su pequeño pero hermoso culo respingón frente a mi cara, que maravilla, eso no ayuda en mi problema, encuentro un sombrero de paja y lo tomo para cubrir mi incipiente nueva erección.

  • Hay Claudito bajaste mi sombrero me dice tía María, gracias y me lo pide.
  • ¿Era tuyo tiita? le digo y se lo paso intentando pasar desapercibido.
  • ¿Cómo estás? me dice Catalina mirándome mis entrepiernas, dibujando una sonrisa al descubrir mi erección.
  • Algo acalambrado le respondo,
  • Sí,..Jajajaja, se nota

Me pongo colorado y me dirijo al interior de la estación de servicio y entro al baño, al orinar descubro lo doloroso que puede ser tener una tan prolongada erección antes de atender las necesidades fisiológicas, al salir me dirijo al grupo de féminas donde algunas de mis “parientas” me reciben con algunas puyas relacionadas a causa de “Ani la plumita”, pues según ellas casi había quedado tullido, lo que no saben es que más que tullido, casi había perdido mi virginidad y ella estuvo a punto de ser profanada por mí.

Algunos minutos después nos toca volver a embarcarnos con el mismo procedimiento anterior, pero sucede algo que me llama la atención, es un breve dialogo entre Ani y Catalina:

  • Ani si quieres te vas al medio y yo sobre Claudio dice Catalina.
  • No está bien, ya me acostumbré y falta poco para llegar, gracias de todas formas.
  • En todo caso al regreso podemos cambiar dice Catalina.
  • Ahí vemos responde.

¿Qué pasó?, me pregunté mentalmente, pero dejé de lado ese pensamiento, ahora me tocaba enfrentar la segunda parte del tramo con Ani sobre mis piernas, claro que con muchísima más confianza, ya el primer temor que tuve desapareció por completo. Mi intención ahora era solo disfrutar de lo que la oportunidad que el destino me otorgaba, como ya he dicho, hasta este momento mi vida de pardillo había sido de la más tranquila, sin novias o ligues importantes, solo unos cuantos besos con amigas y a lo más andar de la mano o la cintura con alguna de mis conquistas. Nuevamente en la carretera ella me toma una mano entrelazando sus dedos y la coloca en su cintura, con la otra, comienzo a tocar la pierna y cintura en toda la extensión, que con gran dificultad alcanzo a cubrir de mí ahora Ani (sí es mía), de vez en cuando la subo por la sinuosidad de su cadera; con parte de mi palma toco el perímetro de una teta, sorprendentemente Ani no demuestra incomodidad o inquietud, solo se acomoda lo mejor posible sobre mi “amiguito” que nuevamente había despertado. Catalina nos mira insistentemente, por lo que comienzo a hablarle como si no nada pasara, limito mis movimientos para no ser descubierto mientras realizo mis ahora autorizadas incursiones, Catalina deja de prestarnos atención a Ani y a mí, por lo que con sumo sigilo llego hasta el pezón y lo acaricio descubriendo que está duro como un garbanzo, nuevamente siento sus uñas en una mano, creo que es un “mensaje”, regreso a la pierna y la dejo quieta.

Continuará.....

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