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El legado de mi Opapa Capítulos del 1 al 7, comple

en Grandes Relatos

El legado de mi Opapa

Capítulo 1 El descubrimiento

Hola como es de menester me presento, soy Claudio hijo de inmigrantes españoles, tengo de 56 años de edad, un hombre aún vigente y en pleno uso de todas mis capacidades y así espero estar por muchos años, fui Oficial de Marina, también me gradué de Ingeniero labor que actualmente desempeño en la vida civil desde ya hace muchos años, y quiero contarles parte de mi historia, dado que la persona que más influyó en ella, mi Opa o simplemente Abuelo, falleció hace unos meses de muy avanzada edad, algo más de cien años. El en realidad no era mi Abuelo de sangre, pues era alemán, pero genéticamente tal vez sí lo fue, ¿raro no?, pero por cercanía y cariño creo que sí lo fue, o sea en la práctica indudablemente lo fue. A muchos les parecerán raras estas afirmaciones, pero pienso que en la medida que lean  mi relato, les quedará claro, creo sin temor a equivocarme que la historia que les narraré comenzó en mi niñez, allá por 1964 cuando tenía solo cuatro años.

En el invierno de ese año las bajas temperaturas y la humedad tuvo a mal traer a casi toda mi familia, de hecho el único abuelo que llegó con nosotros de España falleció de una bronconeumonía fulminante, mis Hermanos mayores y yo, también nos enfermamos, mis padres españoles recién avecindados en el país en que nací, no conocían a mucha gente y tampoco tenían un círculo familiar  de apoyo, mi madre abrumada por la situación y al ver que no mejorábamos fue a una farmacia cercana a buscar ayuda, comenzó por preguntar por algún médico que viviese en el sector, la dependienta muy amable le dijo que justo en la casa vecina a la nuestra vivía un médico alemán que era muy bueno y muy barato, pues nunca había validado su título en el país y ejercía su profesión rayando en la ilegalidad, como supondrán mi madre en su desesperación no le importó que tan legal era la situación y lo fue a ver de inmediato, este médico que salió literalmente huyendo de la Alemania ocupada por los rusos el año 1946, se llamaba Klaus Holtz. Impuesto de la situación, acudió de inmediato a vernos a casa. Nos revisó a los tres enfermos, calmó a mi madre y en su castellano con fuerte acento, le dio instrucciones para iniciar un tratamiento, le recetó algunos antipiréticos y analgésicos para que pasáramos la noche en calma, nos dijo que al día siguiente nos inyectaría unos  remedios que dejaría atrás el sufrimiento causado por la enfermedad, antes de marcharse a cada uno nos pinchó un dedo de la mano y sacó una gotita de sangre en unos porta muestra, se despidió cariñosamente y se marchó.

Pasamos la noche en espera del remedio del médico bastante bien, este llegó como al medio día, con unas ojeras que no se le veían el día anterior, le dijo a mi madre que nos inyectaría en dos lugares una en las posaderas y otra en el esternón, la segunda sería dolorosa pero nos sanaría muy rápidamente, mi madre que tenía su alma en un hilo accedió a lo indicado, supervisando lo que hizo el médico en todo momento, pues era muy desconfiada; efectivamente fue doloroso, no solo la del esternón si no que ambas, pero ya en la tarde me sentía muy bien al igual que mis Hermanos, de hecho la mejoría fue casi milagrosa, pero igual guardamos reposo un par de días más, para regresar al colegio con renovadas fuerzas.

El doctor Klaus como lo comenzamos a llamar, todos los días pasaba a saludarnos al atardecer, usualmente llegaba de la calle con papá del cual fue un gran amigo conversando sobre futbol o de la actualidad del país, tanto así, que al no tener tanto él como nosotros a más familia en el país, lo comenzamos a adoptar como nuestro abuelo. El siempre demostraba mucho interés sobre nosotros, nos preguntaba ¿cómo nos iba en el colegio?, ¿qué deportes hacíamos?, y si nos enseñaban idiomas, mi madre orgullosa le comentaba que desde hace un tiempo a la fecha nuestros resultados académicos habían mejorado muchísimo y que estábamos destacando en deportes, especialmente mi Hermano mayor, que ahora era un muy buen atleta, en cuanto a idiomas estábamos comenzando a manejarnos en forma decente en inglés, cosa nunca antes vista y que los dos mayores, mi Hermana y mi Hermano, tenían mucha habilidad para aprender francés que era obligatorio en la enseñanza secundaria.

Por las tardes en ocasiones el doctor Klaus pasaba a tomar té con pastelillos o algún bocado a nuestra casa, decía que esta costumbre era lo único bueno de los británicos, también le pidió permiso a mi madre para enseñarme alemán, ya que jugando conmigo se había dado cuenta que yo era capaz de entender su idioma, mi madre por supuesto lo autorizó, ya que ella deseaba que esta familia de labradores de origen, progresara en su nueva patria. Así pasó casi un año de absoluta armonía, todo parecía normal o casi normal, hasta que un día domingo a la hora de almuerzo mi madre le pregunta al cuasi abuelo:

  • Opa Klaus hace un tiempo tengo una gran duda con respecto a los niños
  • ¿Cuál sería Frau Violeta?
  • Es que he notado algunos cambios que ni yo, ni mi marido nos podemos explicar.
  • ¿Cuáles cambios?
  • El más evidente dice mi padre es el color de los ojos, Olga tenía los ojos como los míos una mezcla de verde con café claro y ahora son totalmente verdes, el mismo caso de Pablo, al que además se le ha aclarado el pelo de castaño claro como yo a rubio, sin contar que Claudio tenía los ojos café como Violeta, pero ahora son de un azul oscuro pero azules y  se le aclaran cada día que pasa, que sepamos eso no cambian en las personas.
  • Mire Herrr José, el cambio se debe al remedio que les inyecté contra la grave enfermedad que tuvieron, en todo caso este pequeño cambio nos les afectará en nada, como verá están más fuertes que nunca.
  • Sí, pero hay otros cambios que nos intrigan, intervino mi madre.
  • ¿Cuáles serían Frau Violeta?
  • Antes sus notas en el colegio eran buenas lo que siempre nos ha alegrado, pero ahora son extraordinariamente buenas, de un promedio seis para los mayores ahora tienen siete en todos los ramos, tanto que se aburren y Sor Teresa la Madre Rectora piensa adelantarlos a siguiente nivel.
  • Pero eso es extraordinario, permítame felicitarlos.
  • Gracias, pero eso no es todo, no se han enfermado en todo el año y ahora no solo son buenos para los deportes como ya lo eran, ahora son los mejores.
  • Mejor que mejor, mis queridos Frau Violeta y Herrr José.
  • Nuevamente gracias, ¿pero no le llama la atención Doctor Klaus?
  • Si debo reconocer que es algo inusual, pero el desarrollo de algunos niños es algo más tardía que el de otros y que sean tan buenos en esos aspectos, como también en el comportamiento, lo atribuyo a sus queridos padres.

Ese dialogo que pese a lo pequeño que era con solo cinco años al momento de producirse, nunca se me olvidó, ahora a la luz de los años y del avance del conocimiento humano, puedo decir que a todos nos llamaría más que la atención o curiosidad algo así, posiblemente sería una alarma para impulsarnos a investigar más; pero en fin, mi niñez fue pasando con tranquilidad y sin mayores pesares, siempre siendo el mejor del curso en todo al igual que mis Hermanos.

La aparente normalidad de mi niñez solo se vio alterada con la llegada de tres nuevas personas a nuestras vidas, o a la vida de Opa Klaus, un cálido día de septiembre de 1972, llegaron escapando de la RDA la esposa del Doctor Klaus, a la que prontamente llamamos Oma Inge, la hija de ambos Tante Heidi y su hija Hana, este acontecimiento celebrado por todos nosotros, se materializó en un viaje de vacaciones que parte de la familia realizó a Yugoslavia, país con algo más de libertad que los otros bajo la influencia soviética, desde donde escaparon en un pesquero rumbo a Italia, dejando atrás al yerno, esposo y padre de la familia fugada, el cual era un acérrimo comunista y probablemente agente de la Stasi o de un organismo de seguridad, de alguna forma obtuvieron pasaportes falsos y pasaron a España donde pudieron contactar a un pariente que conocía el paradero del Opapa Klaus.

Todo siguió bastante normal para esta extraña familia de dos culturas diferentes unidas por el destino, tal vez por vivir en un país que no conocían a nadie, acomodándose a vivir en la mejor armonía posible, pese a lo turbulento de la década del setenta, donde el mundo occidental se enfrentaba a la expansión del comunismo en lo que se llamó “La Guerra Fría”. En esa agitada época mi Hermana ya estaba saliendo de la universidad, mi Hermano era un Oficial de Marina y yo quería ingresar también a ella, impulsado por su ejemplo y las ansias de aventuras sumado a la posibilidad de enfrentar al mundo sin el control continuo de mis padres; no piensen que ellos eran malos o me tenían sobreprotegido, creo que en mis genes estaba el deseo de ser cada día más independiente y mejor persona, pienso que esto fue los que los impulsó a mis progenitores a buscar nuevos horizontes más allá de una España que aún restañaba las profundas heridas causadas por la guerra.

El día que recibí la notificación que había quedado en la Escuela Naval, fue maravilloso, corría contárselo a mi madre y como un relámpago me dirigí a contárselo a Hana con la cual nos habíamos convertido en inseparables, debo decir que Hana es un año menor que yo, su madre la tuvo a los 17 años, luego de enamorarse de un oficial soviético que la dejó abandonada a su suerte cuando fue trasladado de regreso a su país, por lo que Tante Heidi, se volvió a casar con otro hombre que finalmente abandonó para huir de la RDA.

En casa todo era felicidad hasta el aciago día a fines de noviembre en que nos avisaron que papá había muerto en un trágico accidente automovilístico, todos quedamos desolados y debo agregar que en condiciones económicas bastante difíciles, pese a que mi Hermano y luego mi Hermana aportaron al presupuesto familiar ya que comenzaron a trabajar en sus respectivas profesiones, por otro lado, tanto mi madre como yo dependíamos cada día más de la paternal figura del Doctor Klaus, que ayudó a mi madre a instalar una pequeña boutique en un céntrico barrio de la ciudad. Los primeros meses pasaron rápido y se acercaba el día que debía ingresar a la Escuela Naval, dos semanas antes de la gran cita, mi Opa Klaus me llama y me dice que tiene que hablar conmigo, cosa que hacíamos todos los días en alemán que ya se me daba como mi segunda lengua materna, y era el idioma de Hana, Tante Heidi  y Opapa:

  • Enkel Claudio
  • Sí Opa
  • Quiero decirte algo que por tiempo he querido revelarte pero por diferentes motivos no lo he hecho.
  • ¿Te pasa algo? pregunté preocupado.
  • No, no me pasa nada, no temas, lo que te tengo que decir es algo concerniente a ti y que creo te será útil en tu futuro.
  • ¡Ahh qué bueno!, soy todo oídos.
  • No sé si recuerdas una conversación que tuve con tus padres acerca de algunos cambios que notaron en ustedes hace varios años atrás.
  • Sí, por supuesto, creo que es de los primeros recuerdos nítidos que tengo de mi infancia.
  • Muy bien, referente a esto debo confesarte que les mentí a tus padres
  • ¡¡¿Qué?!!!
  • Calma no es una mentira de las malas, solo les oculté algo que hice para que ustedes no sufrieran con la enfermedad que se llevó a tu verdadero Opapa.
  • Ahh, en ese caso no entiendo porque lo ocultaste, ya que pienso que fue algo bueno.
  • La verdad fue por miedo a que se revelase una parte de mi pasado que prefiero olvidar.
  • Bueno si no quieres contarla no lo objetaré, igual te quiero como si fueras mi verdadero Opapa.
  • Muy bien mi querido Enkel, gracias, pero esa parte de mi pasado te la revelaré cuando muera, así entenderás mis motivos, creo que hay cosas que revelar tarde o temprano, todo está en mis memoria que tengo en ese baúl que me ha acompañado desde la gran guerra, le daré instrucciones a todas para que así sea.
  • Opapa no es necesario que lo haga.
  • Es lo que quiero, pero pasemos a lo que quiero decirte.
  • Bueno adelante, como dije soy todo oídos.
  • Cuando los sané a ti y tus Hermanos, no solo los sané, también les mejoré sus capacidades humanas.
  • ¿En serio?, ¿Cómo es eso?
  • Sí, yo les apliqué una inyección que pese a lo dolorosa que fue y a las que me dediqué a trabajar toda la noche, hizo que ustedes fueran más fuertes en prácticamente todos los aspectos humanos, a tus Hermanos además del cambio de color de los ojos y aclararles un poco el color de la piel, o del pelo, fueron más fuertes físicamente, con menos enfermedades potenciales que le pudiesen afectar, como también mucho más inteligentes como ha quedado demostrado en sus respectivas carreras.
  • Y conmigo es lo mismo, gracias, pero eso ya pasó y quedamos bien, ¿a qué se debe esta confesión?
  •  Es cierto ya pasó, pero en tu caso no es exactamente igual, tú mejoraste algo más.
  • No he notado ese algo más que dices, creo que lo único distinto es que tengo los ojos azules, pero también soy fuerte e inteligente como ellos.
  • Eso es lo evidente, pero en ti hice los cambios que alguna vez hice en mí y que potencialmente son mayores que los de tus Hermanos.
  • No sé cuáles serían esos cambios que no advierto, ¿pero por qué nos hizo diferentes?
  • Tal vez porque me recordaste a mi hijo Kurt, muerto en combate en Berlín cuando tenía unos meses más de edad de los que tú tienes ahora, dijo aflorando en Opa unas lágrimas en sus ojos azules, tan azules como los míos. 
  • No lo sabía, lamento lo de Kurt Opapa, no quise recordarle algo tan triste.
  • No debes lamentarte, ya que tú eres la continuación de él y en estos años me has llenado de felicidad.
  • Gracias Opa, contesté con total y sincera gratitud por ese cariño.
  • Bueno, las diferencias con tus Hermanos no son físicas, son mentales.
  • ¿Mentales? No siento nada diferente.
  • No las has desarrollado, pero lo harás ahora que has entrado en la pubertad.
  • ¿Cómo es eso?, ¿qué me pasará?, ¿desde cuándo?
  • Calma, responderé tus inquietudes, paciencia.
  • Muy bien seré paciente.
  • Los cambios si bien no los has notado, ya están, no sabes usarlos y no son tan evidentes, pero de alguna forma ya los has usado, no sé si te ha pasado que adviertes los estados de humor en las personas o cuando en una prueba miras a un profesor y se te ocurre la respuesta a la pregunta casi como arte de magia
  • Sí, pero como dijiste soy inteligente, casi tan intuitivo como mamá que siempre sabe leer nuestras caras.
  • Algo hay de eso, pero tú no lees las caras y gestos de las personas como hace tan bien tu madre, lo que realmente haces es percibir lo  que piensan.
  • ¿Algo así como leer la mente?
  • Algo así….Si te concentras en una persona o te enfocas en ella estando a una distancia cercana puedes sentir, ver y captar sus pensamientos.
  • ¿En serio?... ¿eso pasa?
  • Sí, es como estar en su interior sin estarlo realmente
  • ¡Ostias!! Nunca pensé que fuera eso, ¿puedo hacer alguna otra cosa?
  • Sí, si estrechas la mano de una persona o la tocas su piel por un tiempo superior a unos tres segundos, podrás adquirir los conocimientos que posea casi en forma instantánea, siempre y cuando te enfoques o concentres en él. Mientras más tiempo mayor será el traspaso, puedes hacer esto con una selectividad del conocimiento asombrosa aún para mí entender.
  • O sea puedo hurgar en los más oscuros secretos de las personas.
  • Sí, si ese es tu interés, pero lo puedes ocupar para aprender un idioma, una materia o algo que te interese y no tengas toda una vida para aprender. Esto lo puedes revertir a otros si así lo deseas.
  • ¿Cómo revertir?
  • Imagínate que yo quiero enseñarte medicina, puedo hacerlo si me concentro y tú te preparas adecuadamente para recibir este conocimiento, no podrás darte cuenta de inmediato, pero en la medida que requieras mis conocimientos irían aflorando en tu mente.
  • ¿Tiene algún límite el absorber conocimiento?
  • Sí, no puedes ser médico, matemático, ingeniero, agricultor, abogado, piloto, marino, astrónomo, químico, físico y contador, todo al mismo tiempo. Probablemente comenzaras a olvidar algunas cosas, pero tres o cuatro de ellas si podrás dominar, las otras solo las podrás usar en forma limitada.
  • Ahh, de todas formas es maravilloso.
  • Lo es, solo falta decirte una cosa más.
  • ¿Cuál? pregunté con total interés.
  • Podrás controlar a las mujeres casi a tu antojo
  • ¿En serio?, ¿cómo?, mi interés en ese caso no fue científico, ya me estaba fijando en mis compañeras de clase y en las mayores de la familia, estas últimas sin desear algo más, diría que para tener referencia o comparaciones.
  • Serás capaz de secretar feromonas, tanto para atraer a las mujeres como para alejarlas, esto no es algo fácil, pues ellas son seres superiores pensantes, no es posible regular su secreción, su efecto no es permanente y en algunas de ellas su efecto es mínimo.

La conversación continuó latamente, su confesión en la medida que avanzaba abría un mundo nuevo, diferente al que conocía; estaba deseoso de experimentar mis “poderes”, pensaba que era como ser un superhéroe de historieta, pero Opa Klaus me dijo que toda grandeza de un don, debe ser acompañado de humildad y ética, por lo que él me enseñaría a usar mis poderes, pero dada mi crianza lo básico ya estaba. Lo primero que hizo, fue narrarme como traspasar y absorber conocimientos de otros, para materializar eso nos tomáramos de ambas manos y me pidió que me enfocara en tener mi mente casi en blanco, que solo me preocupara de mi respiración y de los latidos del corazón. De pronto sentí como si múltiples flash iluminaran mi mente, era una sensación rara que hormigueaba mi cuerpo, pasaron unos minutos hasta que esta conexión se interrumpió cuando él liberó mis manos y dijo que nos sentáramos, sin decir palabra alguna sentí su presencia como si yo me mirara desde sus ojos y pensara lo que él pensaba, comenzó a hablar conmigo sin emitir sonido alguno.

  • Lo que estás experimentando se llama telepatía, intenta decirme algo sin pronunciarlo.
  • ¿Así Opapa?
  • Así mi querido Enkel
  • Traspasé muchos de los conocimientos que adquirí en mi vida, no todos, pero los que creo te serán útiles, algunos los descubrirás de inmediato como la telepatía, otros en la medida que los necesites.
  • ¿Cómo? Dije volviendo a hablar
  • No sé explicarlo, pero cuando los necesites ahí estarán.
  • Gracias Opapa
  • Por mi Enkel Claudio haría cualquier cosa.
  • Pero antes de que comiences a practicar todo lo que has conocido y adquirido te debo hacer algunas advertencias.
  1. Eres amo de lo que callas y esclavo de lo que dices.
  2. Las feromonas no reemplazan al amor, es más el amor es irremplazable.
  3. Hay veces que es mejor el misterio que estar leyendo todas las mentes y actuar sobre seguro.
  4. Finalmente cuando tengas dudas pregúntamelas.
  • ¿Entendiste estas advertencias?
  • Creo que sí
  1. Es mejor tener la boca cerrada si no hay nada inteligente que decir
  2. No forzar al amor con las feromonas, pues no será amor verdadero.
  3. Saber todo y actuar sobre seguro al leer las mentes, quita la gracia a la aventura.
  4. Es mejor preguntar que meter las patas.
  • Muy bien, veo en la esencia está todo entendido.

Todo el resto del día pasé emocionado mientras meditaba lo revelado, que podía decir, a mis quince años era todo un telépata, no necesitaba estudiar, lo sabía todo o simplemente lo podía tomar prestado, podía enamorar a toda mujer que se pusiera a mi alcance, ¿habré entendido bien?

Al día siguiente y contando los día para la fecha de mi ingreso a la escuela Naval, decidí experimentar mis “poderes”, pero no me imaginaba como, de hecho estaba solo en casa, pues mi Hermana y mi madre estaban trabajando, era verano y no tenía clases, en eso miré a mi perro “Wolf” y decidí que él sería mi primer experimento, comencé a mirarlo y concentrarme en él, de pronto me vi en una tonalidad de grises y sentía mi olor magnificado enormemente, ¡tengo que bañarme pronto!, sentí como los vecinos del otro lado discutían, como el tráfico lejano de la avenida principal estaba muy pesado, quiero comer eso tan bueno que está en el basurero de la cocina…..rompo el contacto, no quise ir a comer basura…¡Mi perro es increíble!!!

Salí de casa pues al estar solo, estaba limitado en las fuentes de conocimiento y si bien Wolf es increíble, no es lo que busco, camino en dirección a la plaza y me cruzo con una chica de mi colegio, va dos cursos más arriba que yo, es muy linda y junto con saludarla, hago la prueba y me conecto a su mente, me veo desde su mirada y percibo.

  • Está bueno el pendejo, si no fuera tan chico me lo comería a besos. ¡Ay! Se me acerca, tendré que saludarlo
  • Hola Raquel le dije
  • Hola Claudio, ¿cómo están las vacaciones?, en eso capté “que lindos ojos tiene, me gustaría tenerlos azules”
  • Muy bien ¿y las tuyas?, le respondí pensando ¿Cómo me irá con las feromonas?, ¿las habré activado?
  • ¿Tienes algo que hacer? me preguntó, captando que pensaba ¿Qué son las feromonas?
  • No nada, salí a pasear, contesté y dándome cuenta que ella había percibido mi pensamiento, ¡debo controlar mi mente!
  • Yo también, en casa no hay nadie ¿Qué tal si vamos….? Dijo al tiempo que pensó “A mi casa”
  • Bueno, vamos a tu casa contesté sin que terminara la pregunta, capté que pensaba:
  • ¿Por qué lo invité?, ¿le dije a mi casa?.. en todo caso me lo voy a comer a besos, está muy lindo con sus ojos azules.
  • Le dije: Te ves muy linda Raquel, intentando explotar lo que leía en su mente
  • Gracias, tu también te ves bien hoy. Pensando al tiempo “Creo que te gusto yogurín”

El resto del camino conversamos cosas intrascendentes, dejando de lado intentar percibir sus pensamientos, una vez llegados a su casa me invita a pasar al salón y me ofrece una gaseosa, yo me acerco y le digo.

  • Gracias, pero prefiero besarte.
  • Yo también, respondió mientras pensaba: “Me estoy comportando como una zorra, ¡yo no soy así!”

Me besa con sus rojos labios, yo la recibo con nerviosismo y deseo, pues nunca he besado a una chica, nos sentamos en el sofá, mis besos inocentes se van transformando en profundas incursiones en su boca, ella saca su lengua para explorar mis labios y mi propia lengua, los primeros besos de connotación sexual de mi vida me llevaban a un mundo inexplorado del sexo, luego envalentonado con mi éxito, intento leer la mente de Raquel, pero solo percibo un torbellino de pasión, la cual me invade a mi también, con mis manos la estrecho en un abrazo rompiendo el enlace telepático, con ansias pongo mis manos en su culo, lo siento suave y delicioso al tacto, mi verga hace rato que está tiesa como tabla, ella me acaricia y de repente la toma con sus manos y si trepidar la saca de su encierro, yo por mi parte comienzo a inspeccionar sus tetas por sobre la blusa, noto los pezones inflamados, tiene las tetas medianas, suaves y duras a la vez, es algo extraño; que maravillosas son, lo mejor del mundo pese a que nunca he tocado otras, fugazmente recuerdo las tetas de mi Hermana, mamá y de tía Heidi, no las he visto, pero me parecen más grandes que las de Raquel. Comienzo a quitarle la blusa y su sujetador, por primera vez en mi vida veo en vivo y directo tales maravillas, por un instante quedo estupefacto y acto seguido me lanzo a devorarlas….de repente suena el teléfono, Raquel sale de su estado de ensoñación y me mira entre arrepentida y extrañada, contesta intentando arreglarse el sujetador para taparse nuevamente las tetas, pude percibir que era su madre, inmediatamente le baja la vergüenza y arrepentimiento, por lo que me dice:

  • Te debes ir, mi madre ya viene
  • Está bien, ¿puedo venir más tarde?
  • No creo que sea conveniente….no sé que me pasó contigo, nunca había hecho algo igual.
  • Pero estuvo bueno
  • Genial, pero eres menor que yo y salgo con un chico que me gusta. Fue su cortante réplica.

Ese fue nuestro debut y despedida con Raquel, pese a que lo disfruté, me fui con una sensación de derrota y amargura, junto con la calentura que no logré liberar. En ese momento decidí que mi próximo experimento sería con alguien que me quisiera o a lo menos sintiera algo por mí, eso sí descubrí que el enlace telepático debe ser controlado, pues se pueden proyectar los propios pensamientos a las otras personas. Además, el uso de las feromonas es difícil controlar y su efecto no sé qué tan duradero puede ser.

Regreso a casa pues es hora de almorzar, como de costumbre en verano y vacaciones, lo haré en casa de Opa Klaus, en ella me esperan a almorzar la Oma Inge, Tante Heidi y Hana, me había olvidado, nunca les he descrito como son mis parientas postizas, Oma Inge es una mujer de 51 años, bastante más joven que Opa Klaus del cual es su segunda esposa, es una belleza teutona de formas rotundas, bastante alta, como de un metro setenta diría yo, Tante Heidi con sus 32 años, es la encarnación de una Valkiria, su belleza llama la atención de todos en el vecindario donde no abundan las mujeres rubias y menos de tan agraciado rostro y cuerpo, sus abundantes tetas y amplio culo hacen que los hombres se den vuelta para mirarla, finalmente, está Hana, ella es una versión juvenil y estilizada de su madre, con solo una gran diferencia, la forma de mirar de sus ojos azules, que denota el origen ruso de su padre, le dan un exótico toque aún más bello si se puede a su rostro. 

Nos saludamos con el cariño de costumbre, Hana me enseña su nueva revista de farándula local, bromeamos y en eso se me ocurre experimentar con ella, por lo que mientras ella mirarla revista me concentro en percibir sus pensamientos, de pronto surgen:

  • Qué guapo está Gianni Morandi, pero mi Claudio es más lindo con sus ojos tan azules
  • A revelarse ese pensamiento yo razono ¡Ostias, está pensando en mí, yo le gusto!!
  • Me dice: Me encantaría ir al festival de San Remo ¿y a ti?
  • Si vería a las cantantes italianas que son toda una belleza
  • No todas, pensando: Por qué no me miras a mi tonto, yo estoy frente a tus narices
  • Ante lo revelado digo: Ahora si tu cantaras no tendría que ir allá para ver una belleza.
  • Lástima que no canto, dijo con una maravillosa sonrisa mientras pensaba: ¡Me encuentra linda…me encuentra linda…lo amo, sí lo amo!!!
  • Igual te encuentro linda, tal vez puedes recitar, o tararear las canciones, dije en tono de broma colocándome muy colorado al decir un piropo disfrazado de broma
  • Ella pensó en lo dicho: ¿Qué fue eso?, un piropo o una broma….
  • Chicos a almorzar, nos grita Tante Heidi.
  • Vamos mamá.
  • Lávense las manos.

Que les puedo decir, quedé alucinado por las revelaciones que había conseguido de este diálogo tan especial, había descubierto que a mi Hana le gustaba y había descubierto que ella también me gusta, mi emoción y por qué no decirlo felicidad era total, por lo que el almuerzo con la parte teutona de mi especial familia fue un sueño, no intenté experimentar más pues no podía concentrarme lo suficiente para percibir algo con claridad, mi primeros intentos solo logré confusión en mí, ya que las recibía como si intentara escuchar a una persona en un estadio repleto de hinchas gritando y pese a que solo eran tres mujeres.

El resto de la tarde ni siquiera intenté hacer un nuevo experimento, pues estaba cansado, tan cansado como cuando pasé los exámenes de ingreso a la Escuela Naval, por lo que supongo que estas conexiones mentales y la secreción de Feromonas es un esfuerzo agotador, creo que debo usarlos con prudencia, a la noche o mañana probaré de nuevo. Pero en resumen, mi visión del mundo estaba cambiando, y lo mejor de todo es que Hana sentía algo por mí como yo por ella.

Capítulo 2:  Experimentando con mi Tante Heidi

Estaba en casa cuando llegó mi madre del trabajo, en cambio Olga que ya trabajaba de medico general tiempo completo, llegaría mucho mas tarde pues estaba de turno en el hospital; mi madre me preguntó que había hecho, le conté sucintamente lo que había realizado, ocultándole obviamente todos mi experimentos, perdón otro olvido imperdonable, no les he hablado como son mi madre Violeta y mi Hermana Olga, ambas son de cabello oscuro, mi madre con ojos café oscuro y Olga claros, de similar estatura de unos 1,65 metros, poseen un cuerpo similar, claro que mi madre tiene unos kilitos de más, pero yo  encuentro que le quedan bien, las dos tienen tetas grandes, no tan grandes como Tante Heidi, pero se ven bien, lo que nadie las puede superar es en culo, ambas lo tienen realmente espectacular. No piensen que tengo deseos de carácter sexual con mi familia, pero siempre he apreciado la belleza femenina, en realidad no desde siempre, creo que desde los trece años, pero igual, desde Oma Inge hasta mi Hermana las he analizado a conciencia y las considero a todas bellas en su propio estilo.

Volviendo al relato, a mi madre la noté alegre como hacía mucho tiempo no lo estaba, mi curiosidad me asaltó, pese a lo agotado que me habían dejado mis experimentos,  cuando terminamos de conversar y ella preparaba la cena, decidí explorar un poco más, por lo que fingí leer una revista, pero lo que realmente quería era percibir el motivo de su alegría.

  • ¿Cómo le diré a los chicos que hoy me regalaron flores?, lo verán mal, José solo lleva dos meses muerto y ya tengo un pretendiente, como extraño a José, aún no olvido lo ardiente que era y lo alegre que me dejaba después de sentirlo en mí.
  • De inmediato pensé: ¡Mamá tiene un pretendiente!!!!....y está pensando en papá ¿cómo? ¡¿se la metía?!!!!
  • ¿Me dijiste algo cariño?
  • Este…nada mamá
  • Ah, creí que me habías hablado.
  • No nada mamá, pensé nuevamente que debo cuidar mis propios pensamientos.

Me levanté para mimarla, por lo que me situé detrás de ella, inicialmente con el solo ánimo de contenerla, darle cariño o algo así, puse mi cabeza por sobre su hombro y la tomé de las caderas preguntándole: ¿Qué cocinas mamá?, como reitero mi intención hasta ese momento era casta y pura, pero uno de sus pensamientos cambió mi proceder y desató nuevamente mi lujuria, les juro que no era mi intención, pero mis hormonas en ebullición sumado a lo que estaba revelando mi mamá, me pareció la mejor película erótica que alguna vez vi.

  • “Ay se paró detrás, como lo hacía José cuando quería ponerme contenta, solo falta que me apoye su verga, ay… no debo pensar en eso ¡es mi hijo!”
  • Puchero como les gusta a ustedes, respondió con su preciosa voz.
  • Mamá estas muy linda cuando te ves contenta, me apreté contra su culo siguiendo sus deseos más ocultos, de pronto percibí:
  • Mmme....está apoyando su verga contra mi culo…¡está muy duro!!,… ¿qué hago?, si sigue así tendré que reprenderlo….pero está muy bueno, ¡como me calienta!!... Contaré hasta 3….mejor hasta 5 y le diré que salga de ahí, pero igual está rico, que pasaría si me diera duro, ¡pero que digo es mi hijo!
  • Bueno mamá te dejo, para que termines, ya tengo deseos de probar…
  • Puedes ver televisión por mientras….

Mi calentura estaba al máximo, no podía seguir ahí, debía distraerme, por lo que decidí ir a botar la basura, cosa que agradeció mi madre, no quise seguir indagando en sus pensamientos, ¡vamos, es mi madre!, estaba botando la basura cuando Tante Heidi hacía lo mismo, que les puedo decir, es la Valkiria más bella que conozco, es realmente bella, mi curiosidad pudo más, pensé en ella y secretar feromonas, pese al hedor de la basura, las benditas feromonas actuaron, mientras inicié un casi silencioso dialogo con ella.

  • Linda tarde Tante, ¿está con la familia?
  • Hay que susto, no te sentí…..No….ellos ya vienen, estaba preparando la cena. Contestó al tiempo que pensaba
  • ¿Qué me pasa?, estoy encontrando lindo a mi sobrino, más que lindo como me gustaría que fuese Igor y me hiciera sentir lo que sentía cuando me comía el chochito, pero que estoy pensando, es mi sobrino
  • ¡Ahh!...dije, mi madre está en lo mismo y al igual que usted estoy por botar la basura.
  • Bueno podemos botarla los dos juntos, jejejeje…decía mientras pensaba: Más me gustaría que me botaras a mí y me dieras duro, me encantaría que entraras a la casa y me dieras duro….¿qué digo?.. jejeje, si supiera lo que estoy deseando
  • ¿Quiere que la acompañe un rato mientras llegan?
  • ¿Pero tu madre? contesto pensando: Si entras te como a besos y algo más
  • Le digo y voy.
  • Bueno te espero revelando un nervioso pensamiento: Ayyy, va a entrar y yo estoy que hiervo, que hago Dios mío,…tengo la conchita chorreando, ¿cómo puede ser?

Entré a mi casa y le dije a mi madre que Tante Heidi necesita que le ayudara, percibí que ella que estaba aún muy caliente me autorizó de inmediato, creo que necesitaba que me alejara un rato de su lado para recuperar la compostura, me advirtió eso sí, que cuando llegara Olga aproximadamente en media hora más, me iría a buscar para que comiéramos, dicho eso me fui corriendo junto a mi Tante, pienso que yo también estaba bajo el influjo de mis propias feromonas, pues al parecer, el hecho de generarlas causa que me excite a niveles máximos.

  • Listo Tante, mi madre le manda saludos y dijo que me espera en media hora y que la entretenga mucho, esto último lo agregué yo con doble intención o calentura, volví a establecer la conexión mental mientras ella me daba una respuesta.
  • Ya gracias, pasa, me dijo pensando: Ummm como me calienta, ¿no sé lo que me pasa, estoy hirviendo….No sé si resista media hora sin ponerle un dedo encima?
  • ¿De qué quiere hablar Tante?
  • No sé de qué podemos hablar una vieja como yo y un jovencito tan apuesto como tú.
  • La pregunta es al revés ¿de qué le puedo hablar yo Tante?, tal vez de lo linda que está, me atreví a decir.
  • No soy tan linda,  ya tengo mis años: mientras pensaba: Pero me encantaría darte lecciones que no olvidarías en tu vida
  • No es vieja, está como para pecar, frase que nunca me hubiese atrevido a decir si no fuera que estaba bajo mi propio influjo erótico.
  • ¿En serio? Me respondió a mi inusual piropo.

Me acerqué a ella colocándome detrás como lo había hecho con mi madre instantes antes, con la diferencia que apreté mi endurecida verga contra su culo, estaba un tanto salido alentado por sus pensamientos, los que se me aparecían como una película erótica, si a eso se suma mi propia naturaleza juvenil; era lógico que a esas alturas yo estaba embrutecido, casi no me daba cuenta que la suma de sus pensamientos y mis feromonas no son controlables, tanto por ella como por mí.

  • Sí le respondo y subo mis manos hasta tocar sus portentosas tetas.
  • ¿Qué haces?, no te pases de listo me dijo mientras sus pensamientos revelaban otra cosa: ¿Pero que me haces, no sabes lo caliente que estoy?, como lo mantengo a raya…..mmmm me estás tocando las tetas, ay no puedo resistirlo……
  • Algo que deseaba desde que la vi, sin dejar de sobarle las tetas por encima de su ropa, ella no se resistía, metí mis manos bajo su blusa e intenté liberar sus inmensos manjares, todo era lujuria hasta que pronunció las palabras mágicas.
  • No podemos, que pasará con Hana…ella te quiere, aún cuando sus pensamientos la traicionaban: Mi hija…que, estoy tan caliente, hago….es un niño….¿¿¿¿¿confusión de ideas??????’
  • Hana…es cierto, pero a usted la deseo, le respondí bajando mis manos y retrocediendo para romper contacto, luego de percibir su confusión de ideas y mis remordimientos, ¿qué me pasa con Hana?

Pese a romper contacto físico, le calentura de ambos no había cedido ni un ápice, la atracción era tremenda, nos miramos a la cara y ella se lanzó a besarme impulsando su lengua a explorar mi boca, yo empleé mis recientemente conocimientos del beso francés aprendidos con Raquel, ella se separó y me dijo:

  • ¡Mmm!....besas muy bien, volviendo a usar sus labios en mi boca

La tomé por su lindo y abundante culo y la atraje hacia mí, mientras le acariciaba sus posaderas, la restregaba contra mi dureza, que sensación mas erótica, nuevamente me inflamaba y olvidaba a Hana, ya no podía leer los pensamientos de Tante Heidi, todo era lujuria y confusión, le subí la falda dejando mis manos bajaron sus bragas, la suavidad de su piel solo hizo que mi verga quisiera libertad, como pude la dejé salir y la puse en contacto con su rajita solo protegida por las delgadas bragas, su Monte de Venus era todo humedad. Nuevamente la asaltó la conciencia y los remordimientos al sentir que el amigo de su hija estaba a punto de vencer sus últimas defensas que le imponían su moral.

  • No debemos seguir, Hana te quuiieree…..desde siempre, mmmm!
  • No puedo parar Tante, quiero a Hana, pero no puedo parar.
  • Espera podemos hacer algo que nos permita aplacar nuestros deseos sin traicionar sus sentimientos
  • ¿Cómo podríamos hacerlo Tante?
  • Satisfacernos los dos.
  • ¿Cómo?
    • Yo te lo diré si me dejas respirar.
    • Estupendo, pídame lo que quiera.
    • Primero cómeme el coñito, estoy demasiado caliente y no he tenido nada en años.
    • ¿En serio?
    • Sí…en serio, pero rápido, yo luego te lo recompensaré.
    • ¿Cómo?
    • Luego yo te hago una paja.
    • Solo una paja, no puede ser algo más.
    • Está bien una cubana, ahí veremos.

No me hice de rogar pese a que no tenía ninguna experiencia más allá de los avances con Raquel y de pajearme de vez en cuando. Tante Heidi se bajó las braguitas y se sentó en una silla de la cocina, abrió las piernas y tomándome de la cabeza hizo que me arrodillara para darme instrucciones de cómo comerle el coñito. Inicialmente me dijo lámeme y pásame la lengua por todas parte de mi Monte de Venus, mirándome de forma casi afiebrada, bajé mi cabeza y por primera vez vi un coño real, sus cuidados vellos rubios lo adornaban como un Herrmoso cuadro impresionista, que maravilla, ella presionó mi cabeza para que se incrustara entre sus piernas y comenzara la faena de una vez por todas, recorrí con pasión sus carnosos labio mayores, descubrí con asombro sus labios menores hasta llegar a la guinda de la torta, su inflamado clítoris. El intenso sabor y olor pese a no ser gratos, solo inflamaron más mi ánimo, permitiéndome hacer la faena inclaudicáblemente; nuestras pasiones se mezclaron en un armónico movimiento que Tante comenzó a generar con su pelvis, casi como si fuera un coito con mi vivaz lengua, aproveché para acariciar sus suaves nalgas apretando su cuerpo contra mi cara, casi no podía respirar, pero la embriaguez de de la situación me impulsaba a hacerlo. Intenté reconectarme con Tante Heidi, solo que sus pensamientos eran un mar de sensaciones difíciles de interpretar, ella era asaltada por oleadas de placer que de alguna forma me hacían sentir en las nubes, cuando de improviso ella comenzó a gemir y casi gritar:

  • ¡Me corro, me corro…..mmmmm….me corroooo!!!

Los movimientos pélvicos y de sus piernas contra mi cara casi me asfixian, pero el cúmulo de sensaciones era mayúsculo, estaba en presencia de ¿nuestro primer orgasmo?, al parecer las sensaciones transmitidas me llegaron como un golpe de placer, pese a no haber eyaculado en esta brutal faena, sentí como yo también me corría en forma mental, nunca pensé lo masivo que era un orgasmo en las mujeres.

Con la respiración agitada y nuestros rostros colorados nos miramos extasiados, me levanté para besarla, ella me correspondió abrazándome, pero esa acción causó que mi verga tomara contacto con su recién comida rajita, pese a lo masivo del reciente orgasmo, yo físicamente estaba intacto y una nueva ola de lujuria me asaltó, sin decir agua va, le enterré  mi verga hasta la empuñadura, ella no alcanzó a decir nada cuando yo ya estaba haciendo un frenético mete saca, tanto sus pensamientos como los míos se nublaban por el placer

  • ¡Ahh!.... me la metiste
    • Ah qué placer, como me llena….ahhh ¡¡¿¿¿confusión????!!!!
    • No pude evitarlo….

Estábamos en eso cuando suena el timbre, ambos quedamos paralogizados, solo al segundo timbrazo, más largo que el anterior, pudimos reaccionar, ella se levantó dejando escapar mi languideciente verga.

  • ¿Quién será? dijo asustada
  • ¡Puede ser mi mamá! Contesté
  • Rápido arréglate mientras voy al baño, dijo mientras recogía sus bragas del suelo.
  • Está bien ¿qué hacemos?
  • Ve a abrir dile que estoy en el baño.
  • Muy bien.

No era mamá, era mi Hermana Olga, que pregunto ¿por qué la demora?, a lo que respondí que yo no era el dueño de casa y que la Tante Heidi se encontraba en el baño, ella a continuación me saludo y me dijo que debíamos ir a casa a comer, en eso aparece Tante Heidi aún colorada pero sonriente a saludarla.

  • Hola Olguita, pero mírate que linda estas, hacía tiempo que no te veía.
  • Gracias Tante, la universidad y luego el trabajo hacen que tenga un horario algo raro, ¿le causó algún problema este pardillo?
  • Al contrario, es un placer tenerlo…en casa es muy buena compañía; decía mientras en realidad pensaba: No sabes cómo me hizo gozar, pero pobrecito se quedó con las ganas, debería estar enojada con él, ya que me metió su gran y exquisita verga, creí llegar al cielo.
  • Gracias, yo también disfruté de su compañía, pensando y de casi toda usted, pero quedé muy caliente.
  • Ven cuando quieras a alegrar la vida de esta vieja pensando en realidad: Y también alegrarme el coñito, te daría de nuevo, estuviste muy bien…
  • Bueno nos vamos Tante Heidi.
  • Adiós chicos, nos vemos.

Que les puedo decir, mis impulsos sexuales estaban absolutamente insatisfechos, quería volver y darle duro a Tante Heidi, pero que podía hacer, seguí a mi preciosa Hermana, que culo se gasta y que tetas, por primera vez veo a mi Hermana como una mujer candidata a mis ya desenfrenados deseos sexuales, solo en un par de días ya era un total incestuoso degenerado, pese a lo agotador que es la conexión busque percibir los pensamientos de mi Hermana.

  • Vamos apúrate mamá nos está esperando dijo mientras meditaba acerca de: ¿Qué estarían haciendo?, Tante Heidi estaba como…nerviosa y ese olor, no es normal, si fuera mal pensada diría que a coño, sí, se parecía al olor que me sale cuando me acaricio, no…no puede ser Tante y Claudio,…pero que ridícula soy.
  • Hola mamá, dijimos casi a coro
  • Hola nenes, contesto mamá mientras pensaba: Ay Claudito no sabes lo caliente que me dejaste fue su pensamiento cuando me vio
  • ¿Vamos a comer de inmediato mamá?, pregunté pensando lo caliente que estaba

Lo que quedaba del día estaba pasando más lento de lo que me podía imaginar hasta que sorpresivamente por la hora llegó Opa Klaus conversar conmigo, no sé por qué me sentí culpable, pese a que aún no conversábamos.

  • Puedo hablar en privado con mi Enkel, Frau Violeta dijo Opapa
  • Claro Abuelo Klaus, pueden conversar en el estudio, ¿desea un café?
  • Se lo agradecería, Frau Violeta

La conversación hasta que llegó fue intrascendente, solo cuando realmente estuvimos solos fue instructiva por decirlo de algún modo, pese a mis primeros temores Opa Klaus estaba sereno y afable.

  • Querido Enkel, he sabido de algunas de tus aventuras con tus nuevos dones y quiero….hacerte algunas recomendaciones….para que no te metas en…digamos problemas.
  • Opa, no sé que habrá sabido de mí pero siempre mis intenciones fuero aprender para usar mis poderes correctamente.
  • ¡Ahh!,…pero debo decirte que has rebasado algunos límites que no son correctos de sobrepasar.
  • No fue mi intención pero intentaré enmendarme.
  • Algunas cosas no son muy enmendables, como por ejemplo lo que hiciste con mi hija.
  • Opa, perdón por haberme aprovechado de Tante Heidi, dije avergonzado, no sé como lo supo.
  • Cuando llegué en la tarde noté a Heidi diferente a todos los días, se le veía con una mirada relajada, alegre como hacía mucho tiempo no la notaba, por lo que mi curiosidad me llevó a hacer algo que nunca hago.
  • ¿Qué? fue mi pregunta ante la obviedad de la posible respuesta
  •  Entré en sus pensamientos, los cuales pese a ser algo confusos me revelaron lo sucedido.
  • ¿Pero ella estaba feliz? Fue mi pregunta.
  • Sí, de alguna forma que no me puedo explicar ella estaba feliz, pese a sentirse culpable al mismo tiempo.
  • ¿Qué pensaba? Pregunté mientras cavilaba: ¿Le gustó lo que le hice?, ¿se culpará por Hana?... ¿podré repetir?
  • Ahora entiendo todo, eres muy curioso y por tus pensamientos, veo que aún tu curiosidad no está satisfecha, dijo dejando entrever que había leído mi mente.
  • Sí soy curioso pero también me preocupa causar daños a las personas, en especial a la familia.
  • ¿Tanto como a tu madre?
  • ¿Qué sabe de mi madre?
  • Todo lo que le sucedió contigo, sus dudas, temores y deseos.
  • ¿Cómo lo supo?
  • Al igual que con tu Tante Heidi, Violeta quedó felizmente excitada por decir lo menos y con sentimientos de culpabilidad por el deseo que despertaste en ella. Antes de que preguntes confieso que percibí a todas tu parientes para ver que otros experimentos has hecho, por lo que también te puedo confirmar que Hana esta prendada de ti.
  • ¿Y no está agotado por todo lo que hizo?
  • Algo, pero dada mi experiencia y control, no tanto como debes estar tú, además hace años que no uso las feromonas.
  • ¿No las usa?
  • Lamentablemente no puedo aún cuando quisiera
  • ¿Le pasa algo Opa?
  • Me pasó en cuando fui prisionero de los rusos, me mutilaron mis genitales.
  • Perdón por preguntar, contesté espantado por la revelación
  • No fue tu culpa y ya he aprendido a vivir así, lo que lamento por que tu Oma no recibe las atenciones que merece.
  • Me imagino.
  • Retomado el tema, te voy a pedir dos cosas.
  • ¿Cuáles?
  • La primera, no hagas sufrir a tus parientes, por lo que si haces algo con ellas, piénsalo bien antes de actuar y la segunda, termina lo que inicias, luego se levantó y se fue.

Quedé con un mar de dudas, la primera, ¿qué habrá querido decir con terminar lo que inicio?, ¿querrá que termine de hacer el amor con su hija?, cuando fui a dormir tuve un sueño muy húmedo como no tenía desde los trece años, amanecí con el pijama pringado y restos de mi propia humedad, esa mañana cuando quedé solo, miraba a la casa de mi Opa pensando en ir y ver a Tante Heidi y pensaba en Hana, no quería traicionar sus sentimientos, todo era confusión, estaba en eso cuando vi salir a Hana con su Oma, acto seguido decidí ir a terminar lo que había iniciado. Toqué el timbre y me abrió Tante Heidi diciéndome:

  • Tenemos que hablar, pasa y siéntate
  • Tu dirás Tante, esa frase que me dijo no presagiaba nada  bueno
  • Lo que pasó ayer no debió pasar nunca dijo mientras recordó que: pese a que lo disfruté mucho.
  • Pensé que le había gustado Tante dije sabiendo a ciencia cierta que así había sido.
  • Algo, dijo mintiendo, pero soy mucho mayor que tú, mi hija tiene interés amoroso contigo y eres menor de edad, dijo dándome los motivos éticos y razones correctas.
  • Tante, yo quiero a Hana, también la quiero a usted, tal vez sean sentimientos diferentes pero son reales, no puedo dejar inconcluso algo que creo fue bueno para ambos, pese a que no pude terminar por la interrupción, parándome frente a ella mientras hablaba.
  • No te acerques tanto dijo mirándome hacia arriba ya que ella estaba sentada en el sofá mientras pensaba: Tiene su endurecida verga demasiado cerca y quiere terminar la faena de ayer ¿qué hago?
  • Me acerco porque quiero tenerla en mis brazos, dije con mi lívido muy en alto pese a no haber usado las feromonas.
  • Ya te dije que no puede ser respondió sin quitar su vista de mi paquete.
  • Sus ojos no mienten Tante y sé que desea terminar lo que empezamos tanto como yo, tomando sus manos para que se levantara.

Una vez que estábamos cara a cara, la besé con pasión, ella respondió jugando con mi lengua y la suya, le solté las manos y le agarré el culo, estrechándola contra mi verga que pugnaba por salir de su encierro, percibí como se entregaba a la pasión, olvidando todo comportamiento, iniciamos una especie de mete saca vestidos como estábamos, la temperatura de ambos se elevaba y eso que no estaba secretando ninguna feromona o así lo suponía yo, creo que nunca lo sabré con certeza. Estábamos tan calientes que subí la apuesta, subí mis manos para liberar los exquisitos melones que se gastaba esta maravillosa valkiria, no tardé en liberarlos y me dirigí a comerlos, ella suspiraba y gemía mientras acariciaba mi cabello y mi espalda, luego le subí la falda y le bajé las bragas, ella me quitó mi camiseta y liberó mi pene de su encierro, diciéndome al oído:

  • Vamos al sofá
  • Vamos, liberándome de mis pantalones y zapatillas quedando totalmente desnudo frente a ella.

Cuando se sentó tomó mi verga y atrayéndome a su boca comenzó una mamada nunca antes experimentada por mí, creí morir, intenté hacer un enlace con mi preciosa Tante y sus pensamientos me sorprendieron.

  • Que verga más rica como me pone chuparla, ya deseo que me la meta, la tiene más grande que Igor, olvídate de Igor y disfruta de esto que hace años no lo haces.

Como no quería correrme antes de tiempo, suavemente se la saqué de la boca y me arrodille entre sus piernas, ella me miró con una afiebrada dulzura, me acomodé para metérsela pues mi calentura era máxima, ella abrió sus piernas, yo se la metí con fuerza, suspiró y casi inmediatamente acompasó mi mete saca, era tanta mi excitación que mis manos recorrían su cuerpo con desesperación, acariciando cada centímetro de su piel, mi Tante era preciosa y candente, alternaba mis caricias con lamidas y chupadas a sus duros pezones, su areola era grande, las tenía solo un poco más oscuras que el resto de sus tetas, los benditos pezones sobresalían como un centímetro, eran eróticamente preciosos.

Sin siquiera proponérmelo comencé a sentir como sus afiebrados pensamientos se agolpaban demostrando el inminente orgasmo que le llegaba, yo por mi parte sumaba mi sensaciones a las suyas, de pronto, recibí algo así como un fogonazo que desató mi corrida en el húmedo y ajustado interior de mi Tante, sentía como su vagina se movía espasmódicamente apretando mi pulsante verga, todo era un mar de sensaciones, nunca pensé que un ser humano pudiese sentir tal maravilla, llegué  lanzar un estentóreo gemido señalando la cúlmine entrega de mi simiente, caí derrengado sobre mi examine Tante. Pasado un momento me levanté sentándome a su lado, pero en eso tuve una visión que me inquietó, pese a que un pensamiento me llegaba calmándome, era mi Opa que estaba presenciando todo.

  • Calma Enkel Claudio, tranquilo
  • ¿Qué pasa Opa Klaus? Le contesté telepáticamente
  • Ya te explicaré calma sigue tranquilo, se dulce con mi pequeña Heidi respondió de igual forma.
  • ¿Te gustó? me preguntó Tante Heidi
  • ¡Me encantó! ¿y a ti?
  • Fue maravilloso, pese a que siento que traiciono a mi pequeña.
  • Tante, yo no soy nada aún de su pequeña y cuando lo sea veremos qué hacer.
  • Tal vez tengas razón, ¿tienes tiempo para algo más?
  • Sí mi querida Tante, para usted siempre tendré tiempo para algo más.

Ella tomó mi verga y comenzó a pajearme mientras yo le comía las tetas y acariciaba su culo, en un momento me encontré con su anito, lo acaricié, sentí su inquietud, su agujerito se cerró, no paré de acariciarlo, lo sentía súper erótico.

  • Por ahí no ha entrado nadie me dijo con algo de timidez
  • Pero podemos intentarlo
  • Debe doler,
  • Me han dicho que no duele si se hace bien, una más de las mentiras que circulan por el mundo.
  • Me da miedo.
  • Calma si te duele mucho paramos.
  • Bueno, pero prométeme que pararas.
  • Lo prometo, debo decir que había visto lo suficiente de películas para saber qué hacer.

Fui a la cocina y encontré aceite de oliva, lo llevé y comencé a untárselo en el ojetillo, ella aún estaba nerviosa, por lo que le pasaba mi erecta verga por su rajita, ella me sentó en el sofá y poniéndose a horcajadas tomó mi verga y se ensartó comenzando una suave cabalgata mientras yo le acariciaba su anito el cual iba cediendo a mis dedos que incursionaban en su interior, nuevamente sentí la presencia de opa Klaus, se le notaba tan excitado como yo, era extraño, ahora como ingeniero pensaría que es como tener dos servidores en espejo, lo que tiene uno lo tiene el otro, Tante Heidi gemía y podía percibir su pensamiento, ahora todo lo hacía era para su propio placer, era como si yo fuera un consolador viviente, comencé a comerle las tetas, algo que nunca me cansaré de hacerle, que manjares más maravillosos, Tante Heidi, comenzó a acelerar e intensificar sus acometidas, podía percibir su pensamiento como algo que la colmaba completamente, en cada estocada ella se alimentaba de mayor pasión, pese a lo confuso de sus pensamientos percibí:

  •  Mmmm, como me llena, que rico….que dura, lo siento en todas partes, me gustaría que fuésemos uno solo, mmm, déjame disfrutar no te corras por el amor de Dios, dale así…mmm que rico.

La dejaba hacer, intentando llenarla del máximo placer posibles y así parece que era, por otro lado por primera vez sentía los afiebrados pensamientos de Opapa, yo por mi parte estaba la mar de caliente, sin dejar de pensar de cuando ella terminara le partiría su espectacular culo, era como una fijación. Pasado un buen rato de placer nuevamente la oleada que anunciaba la llegada de un orgasmo en Tante Heidi me llegaba como un flash deslumbrante, hice mi mayor esfuerzo por no correrme con los espasmódicos movimientos de la vagina que aprisionaba mi verga, ella cayó sobre mi y la abracé, sin dejar de trabajarle el ojete de su culito, la deje descansar sobre mi dándole besitos en su angelical cara para luego con cuidado dejarla en cuatro patas sobre el bendito sofá, tálamo donde pensaba partirle el culo a mi querida Tante.

Le besé su orondo culo le lamí el ojete, nuevamente lo “aliñe” con oliva y coloqué mi verga a su entrada, ella atinó a decirme

  • Con cuidado corazón me dijo mientras pensaba: Espero que no me duela, pero no me puedo negar, me regaló unos orgasmos nunca antes alcanzados….mmm…ahh…ay…ahh….mmm, no es tan terrible, duele un poco pero es ¿agradable?
  • ¿Te duele?
  • No mucho se suave y creo que irá bien.

Logré meter mi verga completa con un mínimo de sufrimiento para mi Tante, continuamente fui sondando su mente y utilicé feromonas para hacerlo más placentero, en esta oportunidad no me excedí en mi secreción de las benditas hormonas de la atracción y el placer, además continúe “dedeando” su clítoris que luego me arrebató para continuar ella autosatisfaciéndose junto con decirme

  • Masajea mis tetas que lo haces muy bien y me encanta
  • Como tu mandes mi Valkiria
  • ¿Soy tu Valkiria?,…¿ya no soy tu Tante?
  • Eres las dos en una sola belleza.
  • Tú serás mi Tor, con tu mazo que me parte el culito mmm…como me llenas…

Ante esas palabras comencé a cabalgarla mientras le estrujaba sus tetas, podía sentir su dolor mezclado con el placer, no se quejaba, era extraño, hasta a mí me gustaba lo que ella sentía, mi ímpetu aumento, dado lo apretado de su anito y las feromonas generadas mi orgasmo se apresuraba a pasos agigantados, mi corrida fue inevitable, le llené el ojete con lo que me quedaba de simiente y caí derrengado a su lado, también percibí a Opa, colmado de placer, mi nuevo mundo era muy raro, pero placentero, Tante Heidi continuó con su masturbación hasta correrse unos cuantos segundos después, su nuevo orgasmo no fue tan apoteósico como los anteriores, pero igual pude sentir su oleada de placer.

  • Mmm…no estuvo mal que me partieras mi culito dijo con su marcado acento alemán, lo que me causó risas
  • Jajaja, que bueno, yo lo sentí espectacular, como para repetir.
  • Oye no te rías, eres al primero que le entrego mi culito, debes darte con una piedra en el pecho, no, con una roca en el pecho.
  • Gracias Tante, yo en cambio te daré con mi amiguito en su culito y en su conchita.
  • Oye cuida esa boquita con que me besaste, debes hablar correctamente, si no tu madre quizás que se va a imaginar que te enseño, jejejeje.
  • Espero que no se imagine esto, si no, no me deja venir más a culearle, jajajaja
  • Oye no digas esas barbaridades si no, no te dejaré mas culearme,..jejeje

Luego nos duchamos juntos, pero solo hubo caricias de amantes, ya ninguno de los dos podíamos más, estábamos completamente satisfechos, poco hablamos, solo algunas palabras dulces y algunas lágrimas de Tante Heidi que en un principio había confundido con gotas de agua.

  • ¿Estás llorando?, ¿te pasa algo?, ¿te hice daño?
  • Perdona el llanto, no me pasa nada y no me hiciste daño, solo es felicidad, una que no tenía desde hace años

La abracé pero no hice ningún intento por develar sus pensamientos, estaba agotado y tal como dijo Opa, hay cosa que es mejor no saber. Nos vestimos sin que dejara de mirar la perfección que definía a mi Tante Heidi, creo que nunca me cansaré de admirarla. Luego de acompañarla me despedí de ella, pues pronto regresarían Oma Inge y Hana, la despedida fue con caricias, pero por sobre todo con cariño.

En la tarde cuando llegaron mi mamá y Olga, mis incestuosos deseos estaban más que aplicados, por lo que nuevamente pasaron a ser mi madre y mi Hermana, casi a la hora de la cena llegó Opa Klaus para conversar conmigo, ante lo cual mi madre le preguntó:

  • ¿Qué secretos se trae con Claudio?
  • Ninguno, solo vine por la compañía de un hombre, pues lo necesito, ya que vivo rodeado de mujeres.
  • Ahh, cosas de hombre.
  • Sí cosas de hombre Frau Violeta.

Mi Opa comenzó a hablarme en alemán idioma que ni madre y Olga entendían, tal vez para que no fuera una conversación a solas o una agotadora sesión telepática.

  • Te vine a dar algunas explicaciones ya que viste y sentiste mi presencia mientras hacías el amor con mi hija.
  • No es necesario Opa, usted cuidaba a su hija.
  • No, en realidad no lo hacía, lo que en realidad hacía era disfrutar de algo que hacía años no disfrutaba.
  • ¿Qué?
  • Del sexo, al conectarme a tu mente y percibir la de ella, como en algún momento tu también lograste, sentí el placer que se brindaban, cosa que por mi antigua herida no puedo lograr.
  • ¿Y lo disfrutó?
  • Sí, será un poco extraño, pero los disfruté.
  • Qué bueno Opapa, de alguna forma le devuelvo su gran favor de otorgarme estos poderes
  • No debes devolverme nada, debo ser yo el que agradezca que disfrute a través tuyo de algo tan maravillosos como el sexo, por lo que te voy a pedir un favor, el cual no estás obligado de cumplir, pues es un favor.
  • Siempre cumpliré sus pedidos de favores Opa.
  • ¿Este no sé si querrás?
  • ¿Cual es Opa?
  • Quiero que le hagas el amor a tu Oma.
  • ¿Qué?
  • Que tengas sexo con tu Oma Inge, que le des el placer que yo no puedo brindarle.
  • ¿Y ella está de acuerdo?
  • No lo sé, aún no le pregunto pues quiero tu respuesta antes de conversar con ella.
  • Cuente conmigo Opa, su felicidad es la mía.

Luego él se marchó a casa y mi rutina siguió hasta el anochecer en que me dormí más que relajado, esperando que mi nuevo mundo siga siendo tan bueno como hasta ahora…

Capítulo 3: Ayudando a Mamá y a Oma

Al día siguiente luego de las salidas a trabajar de mi madre y Olga siento que tocan el timbre, primero pensé que podría ser Tante Heidi deseosa de continuar con nuestro encuentro, mientras me dirigía a abrir, pensé en Opa Klaus, pero resultó ser Hana la cual entró saludándome de un beso, yo que aún estaba en pijama quedé sorprendido por ver la bella e inesperada aparición de mi Hana.

  • Hola que te trae por aquí a esta hora le pregunté
  • Hoy no acompañé a Oma y pensé pasar el día contigo antes de que la Marina te aleje de mi lado.
  • Pero aún estoy en pijama y no he desayunado
  • Yo tampoco he desayunado, puedo preparar algo rico para los dos mientras te duchas y te vistes.
  • Okey dije buscando escrutar en su mente, percibí que pensaba: Es tan lindo, como me gustaría estar siempre a su lado y tal vez besarlo
  • Bueno no te quede ahí mirando, anda a ducharte, me apuró

Me acerqué a ella y sin más la besé, no fue ningún beso ardiente, todo lo contrario, fue tierno y lleno de cariño, ella me miró sorprendida pese a corresponder el beso, la abracé y nuevamente la besé

  • ¿A qué se deben los besos? Preguntó aún sin salir de su asombro.
  • A que te preocupas por mí, pero lo más importante a que te quiero.
  • ¿Pero me lo dices a pocos días de irte?
  • Más vale tarde que nunca y solo hace unos pocos días que me di cuenta de cuánto me gustas.
  • ¿Es eso una declaración?
  • Sí, creo que sí.
  • No eres muy bueno para declararte, ¿lo sabías?
  • Cierto, pero espero no necesitar más declaraciones, le dije y me quedé mirándola a los ojos, sin siquiera indagar en sus pensamientos.
  • ¿Estás esperando una respuesta cuando aún no sé la pregunta? Al ver que yo no me movía.
  • ¿Quieres ser mi novia?
  • Pensé que nunca lo pedirías,
  • ¿Y?...
  • Por supuesto que sí contestó finalmente.

Nuevamente la estreché en mis brazos besándola de forma bastante más ardiente, y sin decir agua va, bajé mis manos a su delicioso culito, ella de alguna forma separó mis manos de su culito y las subió a sus caderas diciéndome:

  • Somos novios pero nunca tanta confianza, tomarme del culito debes ganarlo con buen comportamiento.
  • ¿Pero no quieres caricias y besos como en las películas?
  • Esto mi querido Claudio es la vida real, ya vi como mi madre sufrió lo inimaginable al ser madre soltera a los 17 años de una hija engendrada con un invasor.
  • Pero yo no soy un invasor y te quiero.
  • Avancemos como dicen los italianos “chi va piano, piano, va lontano”, vamos anda a ducharte.
  • Bien novia mía, tus órdenes cumpliremos

Efectivamente comenzamos lentamente pero no puedo negar que lo pasé muy bien, hicimos muchas cosas dentro de los límites fijados por mi novia Hana, paseamos, fuimos de compras, fuimos al cine a comer palomitas y darnos besos mientras proyectaban una película que ni recuerdo, cada vez que mis manos querían incursionar en sus tiernas tetas y suaves piernas, ella con mucha dulce firmeza lo evitaba, pese a todo no me permití percibir sus pensamientos, ese día terminamos cenando con mi madre y mi Hermana quienes nos felicitaron por nuestro incipiente noviazgo, estuve tentado a ver si eran sinceras pero nuevamente me contuve luego ella se marchó pero antes le preguntó a mi madre algo que me dejó sorprendido:

  • Tante Violeta mi Opa me pidió que le preguntara si este fin de semana Olga y usted van a viajar a la costa.
  • Creo que sí pero me da pena dejar a mi niño solo.
  • Pero se quedará con Oma y Opapa…ellos cuidarán de mi novio mientras nos damos la gran vida sábado y domingo en el Spa.
  • Si mamá, vamos, este pardillo se puede cuidar solo y dentro de poco deberá demostrarlo ya que será “Simbad el Marino”, acotó Olga
  • Bueno tienes razón dile a Opa Klaus que iremos con ustedes en la salida de chicas solas.
  • Jajaja, mamá Hana ya no está tan sola dijo riendo mi Hermana Olga.

En ese preciso momento fijé mi pensamiento en Opa Klaus y para mi sorpresa percibí su mente, pese a que no lo tenía en visual, eso fue una sorpresa para ambos, tanto que percibí su desconcierto:

  • ¿Eres tú Claudio?
  • Sí Opa
  • ¿Pero donde estas que no te veo?
  • En mi casa Opa
  • ¿Pero cómo es posible ya que yo estoy en la mía?
  • No lo sé, puede ser que al ser los dos telépatas nos potenciemos en nuestra comunicación.
  • Puede ser, ¿Qué quieres a esta hora?
  • En realidad solo pensé en usted al momento de conocer la invitación que le hizo a mi madre y Olga.
  • Es cierto, quiero que las jóvenes nos dejen a ti a solas con nosotros, pues ya hablé con Oma y aceptó mi proposición que es un regalo de los dos para ella.
  • Por supuesto Opa, bueno pasado mañana te vienes con nosotros apenas las chicas salgan.

Esa noche dormí intranquilo por lo extraño de la situación e intentando imaginar ¿cómo sería tener sexo con Oma traspasando esas sensaciones a Opa?, además no podía imaginarme desnudo ante Opa mientras me tiraba a su mujer, era como para no creerlo. Pese a lo turbado que estaba finalmente me dormí.

Al otro día no tuve la visita de Hana en la mañana, pues debía acompañar a su Oma como de costumbre a atender su negocio, solo en la tarde  la vería, eso sí no estaba solo, pues Olga se encontraba en cas ya que tendría tuno nocturno en el Hospital a contar de las 20:00 horas, aburrido de estar en cama me levanté y pensando que Olga ya estaría despierta me acerqué a su puerta que estaba cerrada, con el propósito de saber si estaba dormida o despierta me dediqué a buscar sus pensamientos, Tal sería mi sorpresa cuando percibí algo que no esperaba:

  • Mmmm como me gustaría que este consolador fuese el doctor Perez, debe tenerla grande, como me gustaría poder metérmela completa, mmm, sentirme llena de verga

Definitivamente mi Hermana se estaba masturbando, eso me excitó de sobremanera, percibía su calentura, intenté visualizar más y de pronto logré total sincronía con la mente de Olga, podía ver que ella estaba con las piernas abiertas sobre la cama y sus enormes tetas al aire, se pasaba el consolador por sobre su “botoncito del placer”, extraña forma de una médico para nombrar a su clítoris, mi verga estaba luchando por salir de su encierro, mi Hermana estaba sedienta de verga y yo tenía una disponible. Pese a lo afiebrado de mis pensamientos, intenté razonar, pero lo único que veía era entrar y tomarla a la fuerza, pero mis límites morales aún me contenían. Ella por su parte se contenía porque temía romper su himen, ¡mi Hermana Olga era virgen!, increíble para una médico en práctica de 22 años por cumplir los 23.

Intenté calmarme, pero mi lujuria me llamaba a tomar a mi Hermana como fuera, si ella estaba caliente, yo lo estaba el doble, fui a la cocina, hice mi cama, pero no podía dejar de percibir esa febril calentura que ya duraba demasiado, mi Hermana también era una súper mujer en su resistencia sexual, habían pasado ya 16  largos minutos de masturbación y quizás cuantos más anteriores al momento de que la percibí, el enlace era casi permanente y torturaba mi cerebro la libido residente en mí, tanto es así que sin más decidí que entraría a su cuarto y la poseería.

Llagué a la puerta y comencé a generar feromonas, no quería que su pudor pudiese más que su calentura, cuando creí estar listo abrí la puerta, ella me miró con cara de sorpresa, por lo que percibí entre su confusión, nunca pensó que entraría de improviso y la sorprendería de la forma que estaba, intentó reaccionar

  • ¿Pero qué haces aquí?, sal de mi cuarto, pendejo cabrón alcanzó a decir en el tiempo que demoré en caminar los cuatro pasos que nos separaban
  • Darte lo que necesitas dije sin más. Ella no alcanzó a replicar cuando

La besé, si la besé de la forma más candente que podía, mi lengua se paseo por su boca, ella la recibió y la intercambió con la mía, las feromonas hacían su trabajo, lo podía percibir, le agarré su preciosas tetas y las sobé a gusto, ella casi obnubilada por la lujuria sacó a mi verga del chándal con que me cubría, dejando de lado el consolador aún vibrando sobre la cama, me arrodille sobre la cama dejando mi verga a la altura de su boca, ella sin dudarlo ni por un instante, se la metió a la boca iniciando una mamada bastante ¿infantil?, se notaba que no tenía experiencia en tal cometido, de hecho me raspó la verga con los dientes y se trapicó con mi glande, le saqué la verga y tendiéndola de espaldas le abría las piernas para comerle el coñito, éste era un río de flujo, sus gemidos se podían oír a metros de distancia, me acariciaba el pelo y la cara de vez en cuando apretaba sus piernas contra mis orejas, levantando su culo para profundizar mi comida de clítoris, su “botoncito del placer” estaba muy hinchado, de pronto comenzó a tener una oleada de placer indescriptible, ella se sentía en el cielo, inundada de goce, no razonaba solo sentía como su Hermanito la hacía acabar en una incestuosa comida de chochito mientras le amasaba el maravilloso culo, no alcancé a ensartarla antes de que se corriera como nunca lo había visto, debo decir que no había visto más que las de Tante Heidi, pero eso cuenta.

  • ¿Hermanito que me hiciste?, fue lo primero que me pudo decir.
  • Complacerte pues me di cuenta que lo necesitabas.
  • ¿Cómo te diste cuenta que lo necesitaba?
  • Llevabas mucho tiempo masturbándote y quise ayudarte,
  • Pero…pero tenía la puerta cerrada y lo hacía en silencio…. ¿cómo?
  • Tengo buen oído y olfato.
  • No debemos….que hicimos se puso a llorar.
  • Cálmate corazón, no hicimos nada malo, es más creo que ahora dejaste el estrés atrás y está más relajada.
  • Pero…somos Hermanos, no podemos hacer esto dijo aún con llantos en la cara.
  • Solo quise ayudarte, lo siento, no pensé que fueses a ponerte así, me sentía podrido, había actuado de lo peor.
  • No debes lamentarte, es mi culpa yo debí detenerte…debí pero mi lujuria no me dejó, soy una mala Hermana.
  • No, no lo eres, eres la persona más encantadora del mundo, buena, desinteresada y te repito no has hecho nada malo pensé que el único malo aquí era yo.

Que les puedo decir, pasé casi una hora consolándola, finalmente se calmó pero no dejó de sentirse culpable, solo a la hora de almuerzo logré sacarle algunas sonrisas haciendo de payaso, luego la mimé mientras veíamos un aburrido programa de televisión, no me atreví a incursionar en su cuerpo nuevamente, pero traté de con mis feromonas y conexión mental de placar sus culpas y descubrí con alegría que lo estaba logrando. Para cuando llegó mi novia Hana, perdón pero aún no me acostumbro a llamarla así, por lo que diré, ya estaba tranquila y la saludó con mucho afecto, pese a que noté un sentimiento que yo poco conocía, celos, no sé como describirlos, era algo así como una disputa territorial mezclada con amor y odio a la vez. Creo que mi tratamiento de feromonas y conexión mental tiene efectos secundarios, intento hacer calzar lo dicho por Opa con respecto a las feromonas y el amor, pero no me queda claro.

El resto de la tarde la pase con Olga y Hana, jugamos a las cartas, cocinamos un pastel, mimé a mi Hana, pese a su oposición, ya que se encontraba mi Hermana como un ser omnipresente, pienso que por estar cerca, ya que en ese momento Olga descansaba en su cuarto, pude haber usado las feromonas, pero ya estaba agotado de hacerlo y no sé qué efectos podía tener sobre las dos, preferí no experimentar en ese terreno aún desconocido por mí. Mi madre llegó un poco antes de que se marchara Olga a su turno, ella llegó contenta, percibí que su pretendiente había estado conversando con ella, aproveche la misma instancia para ver el estado de Olga, el cual era bueno a mi parecer, pero sin querer, también percibí a mi Hana, ella estaba en algo como el limbo de la felicidad, es difícil de describir, se sentía sin preocupaciones, aceptada por las personas que quería entre ellas a mis parientas sanguíneos, y muy prendada de mí, podría decir que era como un hermoso cuadro mental, si se puede definir así.

Algo más tarde Hana se marchó pues quería preparar su equipaje para el viaje que se iniciaría a media mañana una vez que Olga llegase de su turno, mi calentura no se había extinguido, miré como mamá estaba lavando los platos en la cocina y mis incestuosos pensamientos nuevamente me asaltaron, pese a lo agotador que puede ser secretar feromonas a cada rato, lo hice mientras al igual que la vez anterior me acerqué por detrás y tomando sus caderas apoye mi cabeza en su hombro junto con mi verga en su culo, inmediatamente comencé a percibir sus tribulaciones.

  • ¿Te ayudo? Le pregunté.
  • No corazón fue su nerviosa respuesta….estoy terminando
  • Te puedo ayudar en lo que quieras reiteré mientras percibía algunos de sus pensamientos con algo más de claridad;
  • Mmmm, ay…me está apoyando su verga nuevamente, me pone muy caliente, si no lo detengo se me va a licuar el chochito….voy a darle tres segundos….mejor cinco…que dura la tiene, ¡como me gustaría sentirla adentro!...pero que digo es mi hijo!
  • En serio mamá cualquier cosa, comenzando a apretarla contar mi dureza.
  • Ehh…ya estoy que…termino, dijo aún más alterada mientras pensaba:  Mmm, que grande…la tiene….la puso entre mis cachetes del culo….ay no sé si resista… está muy buena…pero él es….muy buena y dura
  • ¿Te gusta mamá?, pregunté con total descaro mientras subía mis manos por su cintura.
  • ¿Mm qué?
  • Que te haga cariño
  • Si mi amor, me gusta mucho

Sin esperar más subí mis manos hasta las tetas de mamá, ella dejó de lavar y se apoyo en el fregadero, su avalancha de sensaciones casi nublaba mi percepción, comencé a sobarle las tetas notando que sus pezones se marcaban a través de la ropa, mi calentura hizo que sin mayor consideración abrí su blusa saltando varios botones y rajando algunos ojales, continué masajeando sus tetas con el sujetador puesto mientras mis punteadas eran verdaderas incursiones de un toro enceguecido por la capa del torero, ella solo suspiraba y gemía sin dejar su postura, acto seguido le subí el sujetador sin desabrocharlo, sus enormes tetas salieron bamboleantes de su envoltorio, por fin las tenía nuevamente en mis manos, había pasado más de quince años, ahora era distinto, no eran manos de un bebé, eran las manos de su incestuoso hijo. Luego de masajearle las desnudas tetas comencé a besarle el cuello y liberé mi verga de su encierro, ella juntó sus piernas y me dijo con una voz casi ahogada en lujuria:

  • Bájame la falda…quiero…
  • Sí sé lo que quieres, la interrumpí.

Le bajé la falda y sus bragas, doblé mis rodillas y le puse mi verga entre sus piernas a la entrada de su coñito, ella estiró una mano y guió mi candente herramienta para que la ensartara, dio un fuerte gemido cuando se la metí casi de un solo golpe, sin decirnos nada, ambos comenzamos un ondulante movimiento para profundizar el mete saca, dirigí mis manos a sus caderas pero ella tomó una y la puso de tal forma que le apretara las tetas mientras me la follaba, que locura, mi madre era una mujer caliente, hacía mucho rato que había dejado de secretar feromonas, dada la calentura, dudé el motivo de tanta pasión, según mis experimentos su efecto debía de haber pasado.

Nuevamente la oleada de sensaciones de un próximo orgasmo asaltaban mis percepción, mi madre estaba por correrse casi silenciosamente, solo se escuchaba sus agitada respiración y uno que otro apagado gemido, era como si no quisiera que la escucharan, pero yo no tenía dudas que se correría, por lo que acentúe las penetraciones e incrementé el ritmo, ella tomó mi otra mano y la dirigió desde su cadera a las tetas para que yo las amasara mientras se corría.

  • Sí estrújame las tetas, me corro….mmmme corro, así mi nene, dale fuerte.
  • Sí mamá, que buena estas se me escapó cuando por mi calentura también me aproximaba al orgasmo.

Ella se corrió en forma brutal, las contracciones de su vagina apretaban mi verga, la que pronto sintió los efectos del desenfreno orgásmico, soltando toda mi leche en su coñito, que sensación más indescriptible, no solo era el calor del sexo, a eso se sumaba el morbo de haber hecho correrse a mi madre. Ambos quedamos estáticos hasta que las sensaciones de la apoteósica corrida se fueron apagando, cuando ya nuestra respiración se normalizo, le solté sus maravillosas tetas y saqué mi menguada verga de su conchita, ella se giró y me dio un cálido beso en los labios, esperé percibir arrepentimiento o pena de su parte, pero al contrario de lo que sucedió con mi Hermana Olga, ella estaba serena y con una sensación como de agradecimiento. Esperé que dijera algo pero solo me miraba, era un silencio algo incómodo, lo que me motivó a continuar con mi búsqueda en sus pensamientos, pero solo percibí una dulce serenidad mezclada con un deseo aún no satisfecho del todo, mi madre quería que le siguiera dando.

Dada la silenciosa revelación, la tomé por el culo y la subí a la mesa de la cocina, le separé las piernas y comencé a comerle el coñito, ella suspiraba y me acariciaba la cabeza, tomó mis manos que le acariciaban su tripita y parte de la ingle para dirigirlas a sus tetas, ¡como le gusta que se las estruje!, su cálida euforia llegaba a mi mente casi sin esfuerzo, era como si nuestra conexión ya fuera algo permanente, mi menguada verga comenzó a reaccionar, ¡juventud divino tesoro!, pronto mamá estaba a punto de caramelo, y yo me encontraba con mi verga en todo su esplendor, me incorporé y la penetré subiendo sus piernas a mis hombros para continuar amasando sus preciosas ubres, mientras me la tiraba, ella me miraba a los ojos con una dulzura y cariño que pocas veces vi antes en mi madre, pues siempre fue una mujer reservada y poco demostrativa en sus relaciones familiares o de cariño.

  • ¿Te gusta hacer el amor con mamá? me preguntó al mismo tiempo que lo pensó.
  • Sí mamá, eres única y tu entrega me hace muy feliz.
  • Qué bueno corazón, pero me debes prometer que no le harás daño a tu Hermana Olga.

Ya este dialogo era raro para personas que están follando, se tornó más raro aún cuando mencionó a mi hermana, a la cual le había comido el coñito solo horas antes, intenté continuar con este extraño dialogo sin parar de realizar mi mete saca

  • Pero mamá ¿a que…..
  • A que tu hermana me contó que le comiste su coñito y pese a sus arrepentimientos y trabas morales, le encantó, y de una extraña manera no lo vi como algo malo, lo único que te pido es que no le hagas daño.
  • Nunca les haría daño a ustedes, pese a que todo lo obrado era moralmente condenable, en resumen nada bueno.
  • Así lo creo, ahora dame duro que quiero que me partas la conchita, ¡que contrasentido con lo que acabábamos de decir!

Seguí hasta que ambos tuvimos un nuevo orgasmo, mi leche por segunda vez la inundó, la ayudé a bajar de la mesa y vi como mi simiente le refalaba por sus piernas, que visión más ardiente, ambos nos duchamos entre arrumacos y caricias, pero sin una connotación chabacana o muy guarra; si no fuera porque éramos madre e hijo, sería como ver a un perfecto matrimonio compartiendo la intimidad de su hogar. Ambos nos acostamos juntos y nos quedamos dormidos entre besos y caricia, mi madre era muy feliz, estaba serena como nunca, sus deseos carnales estaban más que aplacados, eso también me ayudaba a calmar mis propios remordimientos. Al otro día fui echado de su cama, pese a que yo quería darle otro pase a la felicidad, mi madre me dijo que para otra vez será, pues podía llegar Olga y ella tenía mucho que hacer para salir a su fin de semana en el famoso Spa de la costa, incluso pensé usar nuevamente las feromonas, pero la vi tan decidida que le hice caso y me levanté a trotar para calmar mis ansias de sexo.

Al regreso me topé con Hana y su madre, las saludé como de costumbre pese a ser rechazado gentilmente dado que estaba todo sudado, ellas estaban cargando el auto de Opapa, pues se irían en él, que envidia, como me gustaría disfrutar de un Spa antes de ingresar a la marina, fecha que estaba a la vuelta de las esquina. Una vez duchado fui a ver a Hana, ella como buena alemana, estaba lista para salir pese a que faltaba casi una hora. Fuimos a su cuarto, el cual pocas veces había visitado en todos estos años, antes de que fuera su cuarto, solo era la oficina de Opapa, en la cual trabajaba atendiendo pacientes, ahora era la morada de mi amada, nos besamos, como siempre intenté avanzar un poco más, siendo rechazado una vez más, pero no intenté nada más, no usé mis dones y tampoco forcé la situación, quería que mi relación con Hana siguiera su cauce “natural”.

Las viajeras salieron a eso de las 10:30, una vez que mi hermana llegó y estuvo lista para viajar, estaba casi deshecha, pues la noche le había tocado muy ajetreada en emergencias, alcancé a saludarla y ver como se sentía, por lo que percibí, ella estaba tranquila, me veía con buenos ojos y no guardaba ningún sentimiento adverso para conmigo, eso me tranquilizó, también pensé en Tante Heidi, ¿se encontraría igual?, acudí a verla, al entrar ella me dijo:

  • Hola ingrato, me tienes abandonada
  • Tante no ha sido mi intención, usted sabe que la quiero.
  • Sí, pero debes demostrarlo, no por que seas el novio de mi hija me debes olvidar, es más, debes estar en la buena conmigo para que los deje salir, de otra forma, ni a la esquina me dijo con su divertido acento que le salía cuando estaba de buen humor, y así lo pude percibir.
  • Para que vea que no la olvido me vine a despedir de usted, le dije abrazándola y tomándola de su hermoso culo la pegué a mi dureza.
  • Ay nos pueden ver, no hagas eso que me calientas.
  • Es para eso que lo hago y no me olvide Tante, siempre recuerde que estoy para servirla en lo que quiera
  • ¿Y mi hija?  Dijo pensando nos quieres tirar a las dos, so guarro.
  • Son cosas diferentes, a ella la amo y a usted la quiero, a ella no le he hecho nada y a usted le he hecho cosas que le han gustado.
  • Está bien, pero suéltame el culo que alguien puede llegar.

La despedida fue de lo más jovial, todas estaban contentas y nosotros iniciábamos un nuevo capítulo de descubrimiento de mis dones, una vez que entramos a la casa de mis abuelos, nos quedamos conversando en la cocina, como si nada fuese a cambiar en nuestra relación, de hecho Oma cocinó unos perniles con chucrut que le quedaron muy buenos, tanto que en la tarde todos dormimos siesta, a eso de las cuatro de la tarde, Opa Klaus me llama para que conversemos, creo que como dicen en el toreo, era la hora de la verdad.

  • Enkel Claudio, antes que nada te pregunto si estás dispuesto a darnos el regalo que te pedí para nosotros.
  • Sí Opa, de todas formas.
  • Muy bien, creo que ya podemos empezar si estás listo.
  • Lo estoy
  • Vamos dijo y lo seguí

Fuimos a su cuarto, es el más amplio, tiene una gran cama matrimonial y un pequeño juego de sillones y mesilla, lo que lo hace acogedor, el se sentó en uno de los sillones y llamó a Oma, la cual salió del baño vestida con solo su ropa interior de muy buena factura, no diría sexi, pero si le quedaba muy bien, conteniendo su Herrmoso cuerpo con elegancia, era un bálsamo para la vista, me acerqué a ella, pero mis nervios y lo rara de la situación me tenían casi pasmado, ella se acercó a mí y nos quedamos mirando

  • Vamos Claudio que tu Oma no muerde, abrázala.
  • Bueno Opa, atiné a contestar cuando ya percibí el nexo mental que se establecía con Opa.

La abracé, sentí la calidez de su piel, mi ánimo aún no estaba inflamado, pero si sentí una oleada de deseo proveniente de mi Opa, el me animaba mentalmente a proceder, puse las manos en el culo de mi Oma y la pegué a mí, mi verga al sentir el tibio encierro de su ingle comenzó a crecer rápidamente, le amasaba los cachetes que sin ser duros eran agradables al tacto, suaves, tersos, grandes, una delicia de culo, comencé a besarle el cuello, ella no quería que le besara la boca, pero si comencé a percibir que su ánimo se inflamaba, Opapa, se levanto del silloncito y la besó con fogosidad, le tomó una de sus tetas y me pidió que hiciera lo mismo con la otra, ambos le quitamos su sujetador y comenzamos a comerle las tetas a dos bocas, ella gemía y suspiraba de calentura, tanto Opa como yo estábamos mentalmente hirviendo, le toqué la conchita, se sentía su humedad a través de las bragas, Opa se fue a sentar para mirarnos sin romper el enlace en ningún momento.

Continué con la comida de tetas mientras restregaba mi verga por sobre su rajita del coño, ahora podía percibir la confusión de sentimientos de Oma, excitación, preocupación, alegría, vergüenza, y otros sentimientos difíciles de explicar en palabras. En tanto Opa, estaba excitado, feliz pero nostálgico, tantas sensaciones me tenían más que confuso casi alienado, llegó un abrumador momento en que tuve que desconectarme de Oma y solo mantuve el enlace mental con Opa, dado que el sentía a través de mi lo que deseaba desde hace mucho tiempo.

Senté a Oma a la orilla de la cama y le comencé a comer el chochito, ella abrió las piernas y le pedí a Opa que me reemplazara, el acudió gustoso, me subí a la cama y le puse mi verga en la boca a Oma, ella la abrió y comenzó a mamarla, que placer, lo hacía torpemente pero con mucha pasión, Opa estaba tan exultante como yo, lo que yo sentía lo sentía él, era raro pero así era. De pronto Opa se paró y dijo:

  • Dale duro, tírate a esta guarra que quiere verga desde hace mucho tiempo, o me equivoco mi putita.
  • Si mi amor tú putita quiere que le den duro.

Aquellas palabras sonaban demasiado raras en personas que para mí eran la imagen de la decencia, pero dadas las circunstancias pensé que estaban bien, me posicioné para ensartar a Oma y así lo hice, la estocada fue profunda tanto que llegó a gritarme:

  • ¡Ahh….cabrón me partiste la concha!
  • Te gustó putita mía dijo Opa
  • Sí, tiene una verga que llena por completo, espero que dé el temple que necesito.

En todo esto no pronuncié palabra, era como diría una mera interfaz entre Oma y Opa, comencé a darle duro, ella así lo quería, pues nuevamente empecé a sondarla esporádicamente para ver como satisfacerla mejor, al cabo de un rato, ella anunció su corrida a los cuatro vientos:

  • ¡Me cooorrrooo cabrón, dame más duro, quiero sentirlo….que rico coges…mmme coorrooo!!!
  • ¿Te gustó Oma? me atreví a decir.
  • Sí tienes una varita mágica entre tus piernas Claudito… mmme dejaste llena.
  • Ahora le voy a llenar otro hoyo Oma.
  • ¿Qué pretendes cabroncete?
  • Lo que quiere Opa, la voy a culear hasta romperle el ojetillo de su hermoso culo.

Opa me invadía con recuerdos de cuando él le rompió el culo por primera vez a una juvenil Oma, en esa época Oma era una preciosa adolescente, sus recuerdos eran tan vívidos que podía sentir lo que ellos sintieron en esos años. La ayudé a ponerse en pompas y le escupí abundante saliva en el orto, estaba en eso cuando Opa le comenzó a untar vaselina, Oma se revolcaba de placer mientras él la penetraba con dos dedos, era extraño ser ayudado por mi Opa en esos menesteres, al retirar su mano Opa nuevamente se fue a sentar dejándome vía libre para penetrar a su mujer, lo miré y vi su cara de satisfacción, comencé a penetrar a Oma lenta pero continuamente sin dejar de mirarlo, era raro, creo que sentía lo mismo que debe sentir un macho alfa de una manada cuando reemplaza al anterior, la sensación de poder era más placentera que el mismo placer sexual de estar teniendo sexo con una mujer tan espectacular como Oma, que pese a su edad, era tremendamente atractiva.

Las paredes del orto de Oma eran estrechas pero no dificultaban mi mete saca, ella comenzó al tiempo a masturbarse su coño, en ese momento al escanearle sentí que el dolor inicial estaba desapareciendo camuflado por su autosatisfacción, Opa seguía mis movimientos con atención y nuevamente se paró para sobarle las tetas a Oma, ahora era él el que me transmitía su placer, debo decir que la sensación era extraña, era como tener cuatro manos, con dos sobando un precios culo y con las otras dos una maravillosas tetas.

Era tal el cúmulo de sensaciones que comencé a sentir que mi orgasmo se precipitaba, Oma también era víctima de la avalancha de estímulos, tanto míos como de Opa, además de los propios,  nos corrimos los dos, ella era como si una represa de flujo se hubiese roto y yo como si un volcán hubiese estallado en su culo. Casi me desmayé sobre ella, exhausto me tuve que tender a su lado, Opa se tendió al otro, era como si él también se hubiese corrido físicamente, los dos estaban felices, los dejé mimándose y me retiré al cuarto asignado para que pasara la noche, luego de tanto esfuerzo, dormí como un lirón.

No sé qué hora sería cuando sentí que un cuerpo se subía a la cama y comenzaba a tocarme la verga, me sobresalté y prendí la luz del velador, era Oma que comenzaba a tragarse mi amiguito, solo atiné a mirarla y preguntarle:

  • Y Opa.
  • Está durmiendo y nosotros despiertos, dicho eso continuó con su faena.

Me tenía loco, no sería una experta pero si ponía pasión en mamarla, comencé a sobarle las tetas mientas ella me mamaba, al no tener el enlace con Opa, mi atención era simplemente Oma, ella dejó mi verga y subió su cabeza para besarme por primera vez como una mujer besa a un hombre, luego tomando mi verga se ensartó y comenzó a cabalgarme, ella se veía tan extasiada como yo lo estaba, me prendí de sus tetas y ella comenzó a gemir casi silenciosamente, estuvo así largo rato hasta que de pronto me anunció su corrida, cayo derrengada sobre mí, se levantó como para irse, pero la detuve, me paré a su lado y la hice sentarse en la cama, comencé a masturbarme y me corrí bañando su cara y sus tetas, ninguno dijo nada, me volvió a besar y se fue tan silenciosamente como había llegado.

Al día siguiente, continuamos con las sesiones de sexo con la participación de Opapa, no quedó agujero de Oma donde no hubiese pasado mi verga, me corrí en su coño, su culo, su boca y tetas, ella se paso mi verga por toda la cara, por las tetas, los cachetes del culo, se notaba los años sin sentir todas esas sensaciones que ahora revivía, quería sentirse colmada de verga, como me dijo en algún momento “llena de pija”.

A eso de las seis de la tarde, volvimos a la normalidad como si todo nunca hubiese pasado,  debo confesar que lo disfruté pero también me apenó, cumplí el deseo de Opa y Oma, pero creo que en algún momento traicioné a Opa, pues me tiré a su mujer solo para la satisfacción  de Oma y mía. A eso de las siete volvieron las viajeras, se veían muy felices y relajadas, Hana me besó delante de todas y le correspondí con el máximo de ternura que pude demostrar, las ayudé a bajar su equipaje y luego nos juntamos a cenar, así se terminaba el último fin de semana antes de ingresar a la Escuela Naval.

Capítulo 4: Solo, triste y abandonado, entre tantos… Mi perdición

Los pocos días que me quedaban libres antes de mi nueva vida los aproveché con Hana ya que Oma salía a trabajar dejando a Hana, en su reemplazo le acompañaba su Hija Heidi, pese a toda la felicidad y cariño que sentía con Hana, no pude lograr llevarla a la cama, a lo sumo alcancé a sobar su culito y tetas por sobre la ropa, ella me mantenía a raya llamándome a la cordura, diciéndome que no estaba lista para dar ese paso, que les puedo decir la quería y sería capaz de hacer lo que ella me pidiese, o simplemente no hacerlo. Así que mi calentura crecía día a día, intenté hacer el amor con mamá, pero ella lo evitaba aduciendo la presencia de Olga, a la cual esa semana no le tocó turno nocturno, también a ella la perseguí, mi avances fueron infructuosos, solo en una de las mañanas a solas pude besarla y magrearla por sobre la ropa, la sequía de la semana era casi completa, es más, cada intento solo conseguía aumentar mi calentura, tanto así, que una tarde en que casualmente pasó Tante Heidi y me encontraba solo, la tomé de la mano y la entré a mi casa casi a la fuerza, la comencé a besar y toquetear por todos lados, ella algo sorprendida me dijo:

  • Calma Claudito, me vas a desarmar con tu desesperación.
  • Es que necesito apaciguar mi ánimo Tante.
  • Lamento decirte que estoy en medio del periodo y me he sentido muy mal, pero te voy a dar un regalo que creo te calmará.
  • ¿Un regalo?
  • Sí siéntate.

Me senté y ella se arrodillo frente a mí, sacó mi erecta verga que ya estaba en su máximo apogeo y se la metió a la boca intentando tragarla por completo, cosa que la hizo toser al trapicarse, dándole arcadas de paso.

  • Es muy grande pero no te preocupes, puedo con ella, jejeje.
  • Gracias Tante, eres la mejor.

Volvió a su trabajo con pasión y muchas ganas, parecía que le hacía el amor a mi verga, se sacó su blusa y soltó su sujetador sin dejar de mamar, yo por fin estaba en la gloria, que necesitado estaba, ella comenzó a envolver mi verga con sus tetas y comenzó una deliciosa paja cubana, dándole lengüetazos al frenillo de mi glande, cada pasada me enviaba a al cielo, yo estaba delirante

  • ¿Te gusta? Me preguntó
  • Sí me encanta, como me gustaría poder partirte el coño y luego culearte Tante.
  • Lástima no puedes, pero creo que esto también te gusta.
  • Sí y si sigues así me correré pronto.
  • ¿Donde quieres dejar tu lechita en mi boca o en mis tetas?
  • En tu boca
  • Goloso
  • Tante me corro…me corro.
  • Mfhshh, te gushta mmm,… rica lechita.

Acto seguido limpió mi verga con su boca, me besó con lengua por lo que experimente al ocre sabor de mi simiente y luego de vestirse me dijo:

  • Dile a tu madre que le dejé las revistas que me pidió, adiós corazón.
  • Adiós Tante, eres un amor.
  • Sí lo sé.

El viernes, todos fueron a dejarme a la Escuela Naval, la ceremonia de ingreso fue de lo más emotiva, al termino y antes de que me quedase, me di cuenta que ya no tendría a mis parientes para hacer todo lo que había descubierto en estos últimos días, es más, hasta el fin de entrenamiento básico no las vería y eso si me iba bien en todo, o sea casi dos meses, de pronto me encontré rodeado de una cofradía de solo hombres, faltarían años para que ingresaran mujeres a una de las fuerzas más tradicionalistas del país que acogió  a mi familia.

Qué les puedo decir el entrenamiento era duro, el tiempo escaso, casi no se podía pensar y cuando llegaba la noche era tal el cansancio que no podía hacerlo pues me dormía, claro que algunos lloraban al sufrir el cambio de una vida regalada a una llena de sacrificios, solo una vez intenté percibir las mentes de mis compañeros, pero eran tantos que era como si un tsunami me golpeara, aún no podía ser lo suficientemente selectivo como para escuchar una sola voz en medio de un estadio rugiente, en el entrepuente (dormitorio), éramos casi doscientos chicos de entre 15 y 17 años.

Luego del primer mes que solo era entrenamiento militar básico llegaron las clases, no habíamos visto ni una sola mujer a menos de cincuenta metros, las únicas que yo veía a diario estaban en la fotos familiares que nos permitían tener en nuestro roperillo, ahí estaba mis musas, bellas como solo ellas pueden ser. Las materias usuales se mezclaban con las navales y militares, eran apasionantes, pero no se veía ninguna fémina por ninguna parte, hasta que un día llegó la profesora de algebra avanzada, era una señora de origen inglés rubia de ojos claros, diría de unos cuarenta años como mi madre, era bajita de 1,60 metros, su cara sin ser bella no era para nada fea, su cuerpo se adivinaba bien formado, pero nada más, por lo que supe se llamaba Priscila Smith, era el sueño de todos los que estábamos en la clase, lo pude descubrir ahora que mis vistazos a los pensamientos de mis camaradas era más sutiles y cortos, no podía mantenerlos mucho tiempo sin ser abrumado por una tormenta de pensamientos, pero sí lo suficiente para tener claro que ella estaba en nuestros sueños.

Las otras féminas que descubrí eran las bibliotecarias, eran tres y trabajaban desde el inicio de clases hasta pasada las 21:00, claro que en las tardes en turnos unitarios por lo extenso del horario, ellas también despertaban las bajas pasiones de los cadetes,  y yo no era la excepción, pero por mucho que las miráramos eran prácticamente inalcanzables, pues no había tiempo ni oportunidad para poder hacer algo, así paso los casi dos meses. Para Semana Santa nos dejaron por fin salir, habíamos estado todo febrero y prácticamente todo marzo encerrados, sin dudarlo viajé a ver a mi familia.

Cuando llegué, todos estaban contentos, claro que me encontraron cambiado, más guapo, más alto, mas fuerte, creo que solo estaba ansiosos de verme, pero en fin, yo estaba exultante de poder verlos a todos, en especial a mis musas. También estaba de visita mi hermano, lo que limitaba toda aventura en casa y en la de Opapa, estaba Hana, mi novia a la cual quería pero no me daba nada de sexo, decidido a cambiar eso, el jueves mismo la invité a ir al cine, a ver una de esas películas bíblicas, creo que Moisés con Charlton Heston, claro que mis intenciones no eran para nada santas, quería hacer algo con mi Hana, por más que intenté, ella se negó terminantemente a darme algo más que un beso, a la salida del cine nos fuimos a su casa, al llegar descubrimos que estaríamos solos por una hora, pues según la nota encontrada, recién habían salido a misa a la iglesia luterana que quedaba bastante distante, comenzamos a besarnos con aparente tranquilidad, pero ella rehuía mis besos, algo andaba mal, comencé a preguntarle:

  • ¿Hana te pasa algo?
  • No nada, es que no me siento bien.
  • ¿O sea estás enferma?
  • No, no es eso….
  • Hana algo te pasa y no me lo quieres decir, por favor dímelo, nada puede ser tan terrible como para no contármelo

Este dialogo continuó con la reticencia de Hana de contarme lo que le pasaba, ya en mi desesperación recurrí a lo que nunca debí haber recurrido, busqué en su mente, lo que se me reveló fue como un golpe mortal a mi alma, ella me había engañado con otro chico y había entregado su virginidad, cosa que me había negado muchas veces, no sé como habrá sido mi expresión pero ella se dio cuenta de que ahora algo estaba mal conmigo:

  • Amor, ¿por qué esa cara?
  • Por que la única cosa que no podrías contarme es que me engañas ¿estoy en lo cierto?, pregunté pese a la certeza de que así era, podía percibir como recordaba cuando el apuesto chico la penetraba y ella gemía por su dolor y calentura, imágenes más que perturbadoras para mí.
  • ¿Cómo puedes pensar eso?, contestó con su alma oprimida por mi aseveración que desató aún más su culpa y pena.
  • No lo has negado, por lo que creo que he adivinado, dime si me he equivocado, le dije mientras unas lágrimas brotaban en mis ojos, preso de la rabia y dolor de la traición.
  • No, no te equivocas, la que se equivocó fui yo. Ella rompió en llanto, su pena era sincera, estaba muy triste, pero yo estaba destrozado.
  • ¿Por qué?, si yo te quería, le dije lleno de rabia y pena, quería matar al maldito.
  • No estabas, y un día salí con un grupo de amigas y lo conocí, el era guapo simpático, bebí alcohol por primera vez en mi vida, bailamos me puse cachonda y me entregué, dijo aliviando su alma del amargo secreto, también percibí que su goce fue poco o nada, solo sentí su dolor y amargura.
  • ¿Cómo te pusiste cachonda?, si a mi te has negado tantas veces, conmigo nunca te pusiste así.
  • Sí, pero no tenía alcohol en el cuerpo, el licor rompió mis trabas y me hizo caer, acotó sin dejar de llorar.

Qué puedo decir, me levanté pese a que ella intentó detenerme, salí de la casa y me fui directo a buscar mis cosas, dejé un mensaje a mi familia y tomé el último autobús que salía en dirección a mi nueva casa, La Escuela Naval, cuando llegué a presentarme el Oficial de Guardia, además de sorprenderse, me preguntó qué tontería era de presentarse de regreso después de tanto tiempo encerrado, no tuve más remedio que contarle mis penas, me miró y me dijo:

  • Lo que le diré no es un consuelo para su pobre corazón, pero le ayudará a vivir su vida de la mejor forma posible. Los seres humanos somos febles y en ocasiones ciegos, los jóvenes como usted se dejan llevar por los impulsos más básicos y no por el razonamiento, lo que hizo su novia no escapa a esa realidad, finalmente, es mejor desilusionarse ahora que cuando hay compromisos más serios, como son los hijos, el matrimonio o algo así, especialmente si usted desea ser marino, para la próxima novia tenga más cuidado y espero que suerte, lo único cierto es que Dios siempre da segundas oportunidades a diferencia de los seres humanos, ahora vaya a acostarse y mañana se me presenta a las 07:00 desayunado y luego se une al régimen de la guardia de planta hasta el relevo que será a las 10:00 horas, buenas noches
  • Gracias mi teniente, permiso para retirarme.
  • Concedido

Estaba saliendo cuando el Oficial de Guardia recibió el llamado de Opapa y mi madre, los cuales estaban desesperados, yo miré al Oficial como queriendo decirle que no estaba, el comprendió y le dijo que ya estaba durmiendo y que mañana yo les llamaría.

Dormí en la enfermería, pues los enormes entrepuentes estaban vacíos y el Oficial de Guardia creyó poco conveniente por mi estado de ánimo que me quedara tan solo, triste y casi abandonado, seguí el régimen dictado por las órdenes diarias para la guardia de ese Viernes Santo, a eso de las 08:30, el citado oficial me puso a estudiar Algebra Avanzada en una mesa aledaña a su puesto, estaba en eso cuando alguien me dice:

  • Cadete Claudio venga a conversar conmigo
  • Miré a quien me hablaba y lo saludé, a su orden mi Comandante, era el Director de la Escuela Naval, para los cadetes después de Dios estaba él, salté como un resorte y lo acompañe´.
  • El Oficial de Guardia me informó de su inesperado regreso y creí que dada la situación debíamos hablar, ¿tiene algo que decirme?

Le conté todo lo que ya había conversado con el Oficial de Guardia, el me miraba como un padre mira a su hijo en problemas, los que son muy serios para los jóvenes, no tanto para los adultos, conversamos o algo parecido, por una media hora en la que el finalmente me dijo:

  • Cadete Claudio, reconozco que el golpe en su corazón fue duro y penoso, pero usted va en camino a ser marino, por lo que debe saber sobreponerse a la adversidad, no debe echarse a morir, piense que en el futuro mucha gente dependerá de su liderazgo y si no es capaz de hacerlo, no servirá para conducirlos al triunfo. En cuanto a las cosas del corazón, creo que el Oficial de Guardia fue razonable y claro, le recomiendo por su bien y el de su familia perdonar a su ex novia.
  • Pero ella me traicionó.
  • Una cosa es perdonar y otra es que todo quede igual que antes, creo que eso no sucede en la vida real, pero ahórrese la amargura y el encono, de vuelta la página y sean simplemente amigos, el tiempo dirá después si las heridas realmente estarán sanas, no castigue a todos por el error de uno, eso no es justicia, eso es casi una venganza. Su familia vendrá a buscarlo, aproveche de estar con ellos, ya que estamos en Semana Santa medite sobre el significado del perdón, creo que le hará bien, prepare sus cosas para salir franco, puede retirarse.
  • A su orden mi comandante.

A eso de las 10:40 llegaron en el coche de Opapa, mi madre, Olga, Tante Heidi, Hana, Oma y él, solo faltaba mi hermano el cual no cabía en el abarrotado coche, yo estaba en la guardia listo para salir franco luego de la correspondiente revista del nuevo Oficial de Guardia, fue una escena algo rara, mi madre corrió para abrazarme, Opapa se dirigió a conversar con el Director de la Escuela el que aún estaba supervisando lo que sucedía, luego fui rodeado y abrazado por todas con la excepción de Hana que aún tenía el rostro desencajado y denotaba pena y arrepentimiento.

Luego del forzado reencuentro, fuimos dejados mi madre y yo en el terminal de buses para retornar a casa, dado que no entrábamos lo suficiente cómodos como para irnos todos en el, durante esta lapso, mi conversación fue poca, casi en mono-sílabos y pese a que nos dieron unos minutos a Hana y a mí, nada se resolvió realmente.

  • Les dije a todos lo que sucedió entre nosotros.
  • No era necesario, para qué te delataste lo puta que fuiste respondí con encono.
  • No me digas así volvió a soltar las lágrimas.
  • Por favor no llores, no quiero más congoja en mi corazón, estás perdonada, no tienes que decirme o pedirme nada más.
  • ¿Estoy perdonada?, ¿podemos seguir siendo novios?
  • Estás perdonada, pero no podemos seguir siendo novios dije con una lágrima en la garganta como dice una canción muy emotiva que me vino a la memoria.
  • Eso no es perdón, es solo para que me calle…
  • Si lo es, seguiremos siendo primos como éramos antes, amigos tal vez, no puedo darte más, por ahora creo que es lo mejor.
  • Pero yo te quiero, no podemos superar todo esto juntos.
  • No, la traición es difícil de superar, de hecho en la guerra merece la pena de muerte y en el amor también dije lacónicamente.
  • ¿Tú nunca me traicionaste?.... ¿con mi madre? Sabía lo que había hecho con Tante Heidi, ella le había contado, era su moneda de cambio…
  • No lo creo, lo que pasó con ella puede ser un error, tal vez imperdonable y si para ti y ella fue una traición, tampoco merezco perdón.

El viaje de regreso fue en silencio pese a que mi madre intentó distraerme y mediar en la solución de mi relación con Hana, pero para mí eso lo veía imposible de momento e improbable en el futuro, un jarrón roto pese a que se pegue, seguirá siendo un jarrón roto.

Una vez en casa, mi hermano como nunca se quedó a conversar conmigo dejando de lado a su novia de siempre, fue la conversación típica de un hermano mayor en que intenta traspasar la poca experiencia que dispone para enfrentar los problemas que ha enfrentado en su corta edad, de todas formas fue un consuelo. Algo más tarde llegó Tante Heidi a conversar conmigo, ese diálogo fue mucho más duro, pero lo puedo resumir así:

  • Hola he venido a conversar contigo lo que ya conversé con Hana y luego con tu madre.
  • Hola Tante Heidi, no tengo ganas de conversar y no creo que me vaya a decir algo nuevo.
  • Mira Claudito, me tendrás que escuchar, quieras o no, la situación con mi familia está pésima, luego que confesé lo que pasó entre los dos, mis padres me cuestionan mi relación contigo, también soy cuestionada por Hana que se siente traicionada, todos piensan que soy una puta mala madre, la única que no me ha cuestionado es tu madre, de Olga aún no sé si lo hará, pues no le he contado.
  • Tante, nunca la he considerado una puta y no se merece que le digan mala madre, creo que yo la incité en forma perversa para que tuviésemos sexo, aún cuando creo que lo necesitaba. Además Oma no debiese decirle nada, pues ella estaba tan necesitada como usted, calmándose solamente cuando tuvimos relaciones.
  • ¿Qué, te tiraste a mi madre también?, traicionaste a mi padre, tu Opa.
  • Alto, no es tan simple como lo piensa, la respuesta es sí y no, todo lo que hice estaba en conocimiento de Opa, incluso el supo de lo nuestro. En todo caso yo fui la mala persona, no usted.
  • Ay Claudito, lo entiendo si fue como dices, pero eres casi un niño, no te eches la culpa, en cuanto a mí,  yo soy la adulta te pude rechazar pero estaba tan caliente.
  • Tante, dada su confesión, yo también le debo confesar que usted no tenía ninguna posibilidad de rechazarme, pues soy un maldito monstruo que puedo doblegar cualquier voluntad.
  • Por qué dices eso, soy una mujer con mucho más experiencia, podría incluso ser tu madre.
  • Es largo de explicar, pero puedo hacer que cualquier mujer se me entregue, incluso mi madre.
  • No te creo, eso es imposible.
  • Se lo puedo demostrar.
  • ¿Cómo?
  • Puedo hacer que usted y mi madre se conviertan en unas putas si así lo deseo.
  • ¿Cómo puedes hablar de tal cosa?
  • En casa estamos usted mi madre y yo, si no me cree, vaya a buscar a mi madre y se lo demostraré.

Incrédula fue a buscar a mi madre, apenas entraron las dos yo tenía mis feromonas a pleno funcionamiento, cualquier mujer que entrara caería bajo mi influjo, senté a mi madre al lado de Tante Heidi, comencé a percibir sus pensamientos, al cabo de pocos segundos ellas estaban muy excitadas y bastante confusas, comencé a calmarlas mentalmente sin dejar de producir feromonas hasta que les dije:

  • Ustedes son parte de mi vida, las quiero como no pueden imaginarse, especialmente a mamá que es prácticamente mi vida, lo que les voy a hacer es para demostrarles que soy un monstruo y los dones que poseo, más que dones son una maldición, ahora soy consciente de todo ello, lo me hace ser un monstruo imperdonable. Ahora, las someteré a todos mis deseos, no les haré el amor, simplemente tendré sexo con ustedes y les aseguro que no podrán resistirse a mi lujuria.
  • Lo que dices es imposible dijo mi madre coincidentemente con Tante Heidi
  • Mi esencia que ustedes perciben inconscientemente, es el equivalente al canto de las sirenas a los incautos navegantes.
  • ¿Pero hijo estás loco?, como puedes decir eso, dijo mi madre al mismo tiempo que sentía que su conchita se derretía y su flujo vaginal era cuantioso, víctima de las feromonas.
  • Si Claudito, somos mujeres maduras que te queremos, no eres un monstruo, déjanos ayudarte, dijo Tante Heidi mientras su chocho se hacía un río de caliente subyugada por mi esencia.
  • No quiero que me digan nada más, les demostraré que soy un monstruo, levántense y venga a mí.

Ambas mujeres dubitativas se incorporaron y se me acercaron a unos 50 centímetros de mi, las miré a los ojos sin dejar de percibir su calentura, deseo y  confusión, tomo la blusa de mamá y la abro con violencia dejando al descubierto sus tetas solamente protegidas por su sujetador, ella intenta taparse con las manos pero las aparto rápidamente y le rompo el sujetador para inmediatamente meter un pezón en mi boca, ella gime y suspira sin intentar arrancar, noto su placer y deseo, dejo de libar tan delicioso manjar y procedo a realizar lo mismo con Tante Heidi, ella ni siquiera intenta ocultar sus deliciosas tetas, junto a las dos y comienzo a comerles las tetas que se juntan frente a mi boca, tengo cuatro hermosas redondeces para satisfacer mi hambre de sexo, mientras doy rienda suelta  a mi placer con aquellos melones, meto mis manos bajo las faldas y les arranco las bragas sin decir más, noto sus fluidos como llaman a que las penetre, sus pensamientos son gobernados por las ansias de penetración. Hundo mis dedos en sus Montes de Venus sin un ápice de consideración, haciéndolas jadear como perras acaloradas, mentalmente les digo que se masturben mutuamente entre ellas sin dejar de comerle los abundantes pechos, incursiono en sus culos amasándolos a mi entero placer, Heidi con una mano intenta sacar mi verga de su encierro sin dejar de “dedear” mamá, al no poder hacerlo con una mano es ayudada prontamente por mi madre.

Tengo a ambas féminas a mi total merced, las beso incursionando con mis lengua en la profundidades de sus bocas, hasta lograr que ellas se funden en un lésbico beso, todo esto para que yo les siga comiendo sus tetas, meto mis dedos índice en el orto de cada una de ellas, les induzco a que se pongan en cuatro patas en el sofá de la sala, les levanto la falda y ensarto a Tante Heidi mientras sigo con mis dedos torturando el coño de mamá, luego de unos cuantos empellones cambio de coño alternando entre las dos, gimen como nunca, pronto la calentura hace que mamá se corra, no alcancé a notarlo hasta que ella emitió una oleada orgásmica que me invadió y que por primera vez desvié a Tante Heidi, ella también se corrió como una burra, las senté y las obligué a que me mamaran mi verga a dos bocas, lo hacían con una inusitada pasión, Heidi tomó sus tetas y comenzó a restregarlas contra las de mamá, esa escena fue el punto de disparo de mi potente corrida que estalló en la cara  y tetas de mis parientas.

Gracias a mi condición física superior a la normalidad humana, logré recuperarme a los pocos minutos, mientras veía como mis parientas hacían un caliente y muy lésbico 69, sin pensarlo dos veces hundí mi candente verga en el orto de Tante Heidi, la cual gritó al sentirse invadida a mansalva, pero continuó en sus tarea, mi madre de vez en cuando me chupaba los cojones para luego continuar atendiendo a Heidi, mi hermosa Tante prontamente se corrió, en ese punto y realizando nuevamente el truco de traspaso de sensaciones orgásmicas, hice que ambas cayeran derrengadas en el sofá. Sin dejar que mi madre se recuperara invertí el 69 y le ensarté el ojetillo de su lindo y abundante culo, ya casi exhausto, me la culeé hasta que dejó de gemir de dolor, vencida por el placer que le otorgaba Heidi. Finalmente las puse a ambas apuntando sus culos a mi verga y me corrí en sus gloriosas colas. De esa manera les demostré lo pérfido que eran mis dones, acto seguido, les dije:

  • Como les dije, soy un monstruo que no tengo el perdón de Dios, me culeo a la madre de mi novia y a mi propia madre, así y todo no puedo perdonar la traición de Hana.
  • No digas eso, todo se puede arreglar dijo mi madre
  • Sí, con el tiempo todo se olvida y perdona acotó Heidi
  • No lo creo contesté tristemente, con las lágrimas a punto de aflorar, creo que es mejor irme y no lastimarlas más.

El resto del tiempo hasta llegar al Domingo de Resurrección fue de un ostracismo total por mi parte, Heidi y mi madre tampoco me hablaron; solo mi hermanos logró hablarme unas horas antes de regresar a su buque basado en el sur del país, Olga lo intentó al igual que Hana y Oma, el único que no lo hizo fue mi Opa, el cual lo sentí a lo lejos en mis pensamientos. Al momento de salir rumbo a la Escuela Naval, la despedida fue entre llantos y penas, creo que fue aún peor que la despedida de mi padre en el cementerio, no crea poder encontrar un recuerdo más triste.

Capítulo 5: Mi vida en el purgatorio.-

Regresé a la Escuela Naval con mi alma en penumbras, pero rápidamente el régimen de estudios y obligaciones que un cadete tiene que cumplir, hizo que entrara en la vorágine del día a día, la verdad que no tenía tiempo para rumear mis pesares, así pasó la primera semana, para evitar regresar de donde prácticamente había huido, me quedé voluntario aduciendo una necesidad de estudiar que no tenía, el Oficial que atendió mi petición me miró extrañado pero autorizó lo solicitado, así pasaron las primeras tres semanas posteriores a Semana Santa, durante todo el tiempo me juré no volver a usar mis dones, los cuales me habían generado tanto dolor como desconcierto, a la luz del paso de los años, ahora me doy cuenta lo idiota que fui, pero aún era un adolescente algo descarriado, volviendo a tema, para el cuarto fin de semana volví a pedir quedarme, entonces el Oficial me preguntó:

  • ¿Qué le pasa cadete?, ¿Por qué no quiere salir?
  • Necesito estudiar mi teniente
  • No me mienta, usted no lo necesita, verifique sus notas y son extraordinarias. Usted no quiere salir por algún motivo diferente, dígame cual es y lo autorizaré si es razonable.

Le conté parte de la verdad, pero él no me autorizó a quedarme, por lo que solicité dicha autorización al escalón superior hasta llegar a hablar con el Director de la Escuela. El Director al verme me dijo que tomara asiento, cosa inusual en estos procedimientos y me dijo que le contara el motivo de no querer regresar a casa, nuevamente dije una versión reducida de la verdad, autorizándome a quedar en la escuela, pero acto seguido en mi presencia llamó a mamá.

La conversación fue bastante extensa, pues ni mi madre ni él, aceptaban que yo no fuese a casa, a lo cual yo le indiqué que saldría franco pero nadie me podía obligar a viajar a mi casa, el me dijo que estaba equivocado; en todo caso él consideraba que por mi bien, debía salir a respirar aire fresco a “la civilización”, ya que ni para él -un viejo marino- era razonable quedarse encerrado por meses, por lo que insistió que debía ir a lo menos a la casa de mi apoderado en la ciudad; ante tal predicamento le respondí que a ese apoderado no lo conocía, y solo tenía uno, dado que era una obligación tener uno en la ciudad, y que por eso mi madre al no conocer a nadie en esta ciudad, lo había conseguido en una petición al cónsul de España en el país.

  • Mire Cadete Claudio, voy a hacer algo que nunca pensé que haría, pero lo haré por su bien.
  • No me puede llevar a casa dije pensando que eso haría, pues no intenté percibir sus pensamiento, estaba firme en mi propósito de no usar mis dones.
  • No es eso, usted irá a mi casa y descansará el fin de semana con mi familia.
  • Dicha revelación me sorprendió, pero por otro lado cumplía con mi deseo de no ver a mi familia.

Mis parientes, es decir Opa Klaus, Oma Inge, Mamá, Tante Heidi, Olga y Hana, me escribieron cartas, llamaron por teléfono intentando convencerme para que desistiera de alejarme de ellos, ese fin de semana llegué a la casa del Director de la Escuela, ustedes comprenderán que era del todo raro, su esposa Ilse de origen germano al igual que él, le preguntó en perfecto alemán ¿que pretendía hacer al traer a un joven cadete? considerando que tenía una hija universitaria con pensamientos pacifistas además de ser media hippie; era como traer un zorro al gallinero, a lo cual luego de saludarla en alemán, le aseguré que este zorro no pretendía comer a ninguna gallina pacifista y menos a una gallina hippie, mi Comandante estalló en risas mientras su esposa casi muere de la impresión y vergüenza, así fue intrusión en la casa que me estaba acogiendo, minutos después conocí a la susodicha hija, una belleza hippie de pantalones acampanados blusa floreada, cintillo de flores en el pelo, muy alta, diría de mi estatura, mayor que yo por poco más de un año, diría que tenía 17 años, casi 18 y  yo tenía 16 y algunos meses, sus ojos claros, contrastaban con sus negros cabellos, los cuales después supe que en realidad eran rubios como el trigo, se los teñía para confundirse con la población local. Nos saludamos sin mucho entusiasmo para luego de ubicarme en el cuarto de visitas, algo más tarde nos sentáramos a tomar el aperitivo previo al almuerzo, en este momento ella da lo que sería el tono de nuestra incipiente relación.

  • ¿Así que tú eres el cadete fugitivo?
  • Me llamo Claudio le respondí sin contestar su impertinencia.
  • ¿Papá tendremos que soportar al pingüino todos los fines de semana?, aludiendo al uniforme que vestía.
  • Ena no seas así con nuestro huésped dijo su madre, además el uniforme le queda muy bien, claro que no podemos permitir que esté todos los días aquí vestido de uniforme, creo que podemos buscarle ropa de tu hermano que no se llevó al viaje de instrucción.
  • ¿Mi Comandante su hijo está en el viaje de instrucción? pregunté a mi Director.
  • Sí, se graduó de Oficial un poco antes de que tu ingresaras, volviendo a lo dicho por Ilse, creo que su ropa te quedará un poco grande, pero te será más cómoda para estar en casa, además te autorizo para que puedas circular por la casa y el jardín con ella, para salir a cualquier otro lugar debes ir de uniforme.
  • No pretendo salir mi Comandante.
  • El es mi papá, no tu Comandante dijo Ena….
  • Ena, el se debe dirigir a mí en esos términos, pero dentro de la casa lo autorizo a decirme Herr Franz.

Terminado el almuerzo me quedé en la biblioteca de Herr Franz, mirando los libros que poseía, rescatando “20.000 Leguas de Viaje Submarino” de Julio Verne, el cual comencé a leer de inmediato. Estaba de lo más concentrado en mi lectura cuando una voz femenina me habla sacándome del imaginario mundo que me revelaba mi lectura.

  • ¿Por qué escapaste de tu casa?, ¿tienes problemas con tus padres?
  • Algo parecido contesté con algo de cortante dureza.
  • Mi padre me dijo que eras muy inteligente y destacado en los deportes, no me imagino el motivo para que ingresaras a la Marina de Guerra, podrías haber sido alguien útil para la sociedad.
  • ¿Cómo puedes decir tamaña tontería?, tu padre también es inteligente, probablemente deportista y no dudo que su labor ha sido siempre pensando en la sociedad.
  • Mi padre es Marino por las tradiciones navales que trajo su padre, un submarinista nazi al término de la guerra.
  • Creo que la mayoría de los submarinistas solo fueron guerreros, llevados a luchar por su patria por un megalómano perverso, no todos los alemanes fueron nazis.
  • ¡No has contestado mi pregunta!
  • El ejemplo de mi hermano, mi deseo de aventuras y dar algo a mí país, el que acogió a mis padres, que llegaron casi con lo puesto, pero con su esforzado trabajo se integraron a esta sociedad.
  • Veo que el lavado de cerebro ha resultado muy eficiente.
  • Yo veo que, conteste lo que conteste no estará bien para ti, pero te haré una pregunta, ¿por qué tanto encono con parte de lo que eres?
  • Yo no soy parte de todo esto….
  • Sí lo eres, eres hija de un marino, hijo de otro marino inmigrante como mis padres, vives en una casa de la Marina, tu madre trabaja en labores que apoyan a otros marinos, en una sociedad relacionada con el mar, en una ciudad que subsiste en base a la actividad marítima que es cuidada por la Marina.
  • Uno no elige a los parientes, ni he podido elegir donde vivo.
  • Yo tampoco, pero no reniego lo que soy.

No podía entender lo que pasaba por la cabeza de Ena, tampoco quise indagar que era, mi único objetivo era sobrevivir en el mundo sin hacer daño a otros y en lo posible a mí mismo. Parte de lo conversado con Ena, tuvo sentido cuando conocí a su novio, un hombretón casi gigante, el que llegó por la tarde vistiendo una camiseta del Che Guevara, otrora guerrillero argentino que intervino en la revolución cubana, la exportación de esta violenta revolución a otros países y que murió en Bolivia. El novio, era por decirlo casi un marciano, además no era siquiera bien parecido, con una conducta casi antisocial, y el escucharlo era como escuchar un discurso de Antonio Gramsci. En resumen, le estaba envenenado la mente a Ena, contra su propia familia. Al término del franco, mi Comandante me acompaño a la escuela distante unos pocos metros de su casa, en el trayecto me preguntó:

  • ¿Qué te pareció la salida?
  • Muy buena me sirvió para distraerme y renovar fuerzas dije casi como publicidad de un centro de reclutamiento
  • Gracias por la respuesta diplomática cadete, ahora dígame su opinión verdadera, que es lo que me interesa y no se acostumbre a ocultar la verdad, siempre es mejor decirla.
  • Perdón mi Comandante, la verdad es que fue algo raro, pese a que descansé y dormí lo que no dormía en semanas.
  • ¿Por qué raro?
  • Raro porque nadie me quiere en su casa, en especial su hija, a la cual no pude comprender.
  • Mi esposa está preocupada por su niña mimada, no quiere que nadie la dañe y usted no es el mejor ejemplo para llevar a casa, por otro lado mi hija acomplejada por su estatura y ser una rubia teutona, se ha involucrado con el cretino de su novio, que es un resentido hijo de puta, no sé por qué.
  • ¿No puede hacer que no lo vea?, contesté sorprendido por el último comentario de mi Comandante
  • No, si lo hago, solo aumentaría el encaprichamiento de una niña regalona, que tiene su autoestima algo baja y que además es la mar de caprichosa,…. por eso lo traje a usted a casa.
  • A mí,…¿qué podría hacer yo?.
  • Sacarla del lado oscuro y volverla a la realidad
  • Pero yo también estoy en el lado oscuro.
  • Un clavo saca a otro clavo y espero que usted sea ese clavo adecuado.
  • Pero ella es mayor que yo y además solo salgo los fines de semana.
  • Es cierto, pero usted pese a lo niño que se comporta, es mucho más maduro que ese cretino patán y un hombre menos dañado, dicho eso me dejó en la guardia para retornar a mi rutina.

La rutina siempre la rutina y dentro de esa rutina, mi edad, mis hormonas y el hecho de ya haberme iniciado en el sexo, me tenían mirando como gato a la carnicería a cualquier fémina que viese, algunos de mis compañeros tan bisoños como yo, decía que después de salir a “la civilización”, algunas mujeres que veíamos con una mirada voraz un viernes, al lunes siguiente no la tomaríamos en cuenta, sea cierto o no, doña Priscila Smith, la profesora de Algebra Avanzada, continuaba siendo en mi ranquin una de las más apetecibles y ese lunes tendría clases con ella, que les puedo decir, era mi ramo preferido. Como de costumbre llegó con su delantal blanco que pese a ser ancho y largo no podía ocultar su voluptuoso cuerpo, nos saludó como de costumbre e inició la clase, luego entregó las notas de el último certamen, cuando me entregó la mía, me miró a los ojos y me felicitó, su mirada develaba algo diferente, no supe cómo interpretarla, pero aún me empecinaba en no usar mis dones.

Al término de la hora me dijo que quería conversar conmigo, por lo que debía ir en la noche a la sala de tutorías, donde ella estaría de turno, si tenía curiosidad con solo su mirada, después de la invitación moría por saber para que me necesitaba, ahora luchaba contra mi autoimpuesta limitación.

La demandante rutina siguió todo el día hasta llegar la hora de estudios y tutorías, concurrí a la cita solicitada, en el corto trayecto me decidí a usar los dones que tantos problemas me habían traído, por eso dicen que “la curiosidad mató al gato”, entré y habían otros cadetes haciendo consultas ante lo cual ella me señalo que la esperara, su mirada seguía causándome extrañeza, por lo que mientras atendía las consultas y dado que éramos pocos en la sala, comencé a percibir los pensamientos, de las cinco personas que habíamos uno de ellos solo estaba para mirar sus curvas e intentar tocarla con cualquier parte de su cuerpo, eso me causó risas, otros dos estaban para solucionar sus dudas, uno de ellos casi lloraba por que no entendía la materia y estaba desesperado, ella estaba con una mezcla de pensamientos confusos, por un lado intentaba concentrarse en las preguntas por otro lado veía como un hombre aparentemente su esposo empalaba a la que supongo era su Hermana por el parecido, su congoja, pena y deseos de venganza rayaban en la locura, ahora entendía su extraña mirada, pero aún no sabía el motivo de la cita, cuando concurrió a mi me presentó al acongojado cadete llamado Juan y me dijo:

  • Cadete Claudio, usted tiene una brillante mente matemática, el no la tiene, le voy a pedir un favor muy especial.
  • ¿Cuál sería profesora?
  • Que sea su tutor, pues yo no puedo darle tantas clases como el necesita, si usted puede apoyarlo creo que saldrá adelante.
  • Por supuesto profesora, cuente conmigo.
  • Juan, estudiemos todos los día juntos, nos podemos juntar en la biblioteca a esta hora y te apoyaré.
  • Gracias Claudio, a contar de mañana lo haré ya que ahora debo estudiar nomenclatura náutica para la prueba de mañana.
  • Seguro, nos vemos.

Juan se marchó rápidamente y sin más liberé mis feromonas, no me pregunten ¿por qué?, solo las liberé y cerré la puerta, ella me miró sorprendida y quiso decir algo pero la besé con ansias a lo que ella reaccionó dándome una sonora cachetada, luego de sobarme la volví a besar y estrechar contra mí, la pegué contra la pared y apagué la luz, pues pensé que si alguien venía al ver la luz apagada desistiría de entrar.

  • ¿Qué hace cadete? Soy su profesora y estoy casada. Mientras pensaba ay que caliente estoy,… como me atrae….no, no puedo podría ser mi hijo…mme agarró el culos y siento su verga.
  • La necesito le dije hundiendo mis manos en su delicioso culo, mi adrenalina acompañaba a mis feromonas, sentía que su moral luchaba con sus deseos.
  • No puede ser, soy su profesora si me suelta de inmediato no diré nada a nadie.
  • Créame que lo disfrutaremos los dos, luego proyecté la imagen de su marido tirando con su hermana.

No sé si resultó la proyección pero ella dejó de resistirse, desabotoné su bata y blusa liberando unos tremendos melones apenas comprimidos por un sujetador blanco, intenté liberar sus tetas, pero ella me detuvo un momento, liberándolas para dar rienda suelta a nuestra satisfacción, comencé a comerlas, con una mano puse seguro a la puerta, estaba en eso cuando alguien intenta abrirla y al no poder se retira algo frustrado por lo que pude percibir, metí mis manos bajo sus falda para apretar su glorioso culo, ella suspiraba a mi oído y  yo me calentaba cada segundo más y más, le bajé sus bragas, que eran casi unos calzones de vieja, saqué mi erecta verga y comencé a pasarla por su rajita del coño, la acariciaba cada centímetro de sus esplendorosas curvas, ella ya no pensaba en las trabas morales, lo único en que pensaba era en su deseo de venganza y de querer ser perforada y llenada de pija por todos lados. Cumplí con sus deseos, doblé las piernas y se la metí hasta el fondo, ella gimió a mi oído y comenzó a chupar mi lóbulo mientras yo arreciaba con mi mete saca, nuevamente alguien tocó a la puerta, ella se detuvo y contuvo su respiración, intentaron abrir la puerta y después de dos o tres vanos intento se fue, pude visualizar la idea de ir a buscar la llave, debía acabar pronto con la faena, el peligro de ser descubierta la excitaba más, aproveché eso para darle más duro, a los tres minutos logré que nos corriéramos como bestias, ella me dijo:

  • Fue magnífico, lo necesitaba pero debemos irnos, puede que vuelvan.
  • Sí lo gocé, es usted maravillosa, le sugiero que ocupe la sala de al lado, si alguien viene le dice que se equivocó de sala.
  • Tienes razón apurémonos.

Esa noche dormí como angelito, uno perverso claro está, me había tirado a mi profesora en un lugar casi imposible de hacerlo, en los pocos minutos disponibles para recapacitar, me di cuenta que las mujeres necesitan de sexo tanto como nosotros, y que la limitante natural de poder conseguirlo, son los deseos compartidos junto con los estímulos adecuados, yo podía controlar casi toda la ecuación, pues podía leerlos en las mentes, también podía aumentarlos o simplemente generarlos y en cuanto a los estímulos adecuados, para mí eran lo más fácil de hacer.

La rutina de la escuela y las noches de estudio con Juan habían limitado mis ya limitadas posibilidades de tener sexo con mi profesora, lo único positivo es que fui conociendo a las bibliotecarias, las otras tres mujeres presentes en los pensamientos de todos nosotros, como las describiría, todas dignas de una noche de pasión. La mayor y jefa de de las otras dos, de nombre María Helena era una mujer de unos 45 años de buena apariencia, sus tetas aparentaban no ser muy grandes, tenía un culo pequeño pero se veía firme, que igual destacaba, formando una hermosa silueta de pera cuando se sentaba, no era muy alta, diría de 1,68 metros piel blanquísima que contrastaba con sus ojos oscuros casi tanto como su cabello, luego estaba Blanquita una chica de unos 30 años, muy mona a la que pretendían algunos oficiales solteros de la escuela, ella una bella combinación de buen culo y tetas; ella sin ser voluptuosa, tenía locos a todos con sus faldas y discretos escotes, era la chica más osada en este templo de las tradiciones y conocimiento, su pelo oscuro, sus ojos que eran de un color castaño claro que le daban una mirada casi angelical, finalmente estaba Caty, la más joven de unos 25 años, lindos ojos verdes, cabello castaño, tenía un cuerpo armonioso, sin destacar mas allá de su juventud y simpatía.

El fin de semana, a la salida me estaba esperando el Director junto a mi familia, el encuentro era inevitable, estaba mamá y Olga, además de Opa y Oma, me llevaron a almorzar a un restaurante donde en un reservado, enfrentamos una difícil conversación.

  • Claudio nadie entiende el motivo de no querer ir a tu casa, todos te queremos y pese a que tuviste una lamentable ruptura con Hana, no debes castigarte, como tampoco a nosotros, dijo mi madre.
  • Sí, todos te queremos, eso lo puedes percibir dijo Opapa, dándome un velado mensaje en que percibiera las mentes de los que estábamos reunidos.
  • Es cierto y luego de pensarlo mucho les encuentro razón, pero me di cuenta que soy una mala persona, induzco a otros a hacer cosas que no son normales ni buenas.
  • Si es por lo que pasó entre nosotros, no lo considero malo y eso de lo normal es totalmente discutible dijo Olga, cosa que todos apoyaron llevando el tema a sus propios ejemplos.

El almuerzo fue largo y estresante, pero finalmente llegamos a un acuerdo en que trataríamos de llevar todo a nuestra convivencia anterior a la ruptura con Hana, y que a ella la trataría como a una prima, cosa que me dolía pero era preferible a evitar todo contacto con ella, por otra parte Opa me convenció que lo vivido con él y Oma había sido un gran favor que solo demostraba mi gran consideración y amor que tenía por ellos, pasé la tarde paseando con ellos, mi madre se lucía orgullosa tomada de mi brazo, llegó el momento en que ellos regresaron a casa y me quedé en la casa del Director, acordamos eso si que a lo menos un fin de semana cada mes iría a casa a verlos.

En casa de mi forzado apoderado, llegué y me encontré con el hijo de puta del novio y la loca de la novia como les llamaba en mi mente, luego de cambiarme de ropa, me senté en la sala de estar con ellos, me miraron como quién mira a un marciano, ellos veían televisión y yo leía a Verne, comencé a percibir sus pensamientos: El de él, no necesitaba forzar mi mente para hacerlo, con solo mirarlo me daba cuenta que me detestaba, lo menos que pensaba acerca mío, es que yo sería el primero en comparecer al patíbulo cuando el pueblo en armas hiciera justicia, yo pensaba que nadie podía ser ten idiota y borde como para odiar a otro por el simple hecho de vestir y pensar diferente a él, por otra parte le bella flor de los siete colores que llamaba a la hippie loca cuando su mirada me embelesaba, tenía pensamientos muy confusos, por un lado me detestaba y aún cuando no me quería en el paredón, no podía comprender mi afinidad con la violencia de estado, pero algo me llamó la atención de todos sus confusos pensamientos, me miraba y pensaba “que cabrón más lindo”, “que no me mire con sus ojitos azules que me derrito”. Dada esta impensada revelación y lo que me dijo mi Comandante, la miré sosteniéndole su azul mirar, realmente era bella, es cierto, era la hippie más bella que había visto, cuando de pronto:

  • ¿Qué la miras tanto pendejo cabrón?, espetó el hijo diabólico de Marx.
  • Solamente me preguntaba ¿cómo una chica bella e inteligente pierde el tiempo con un gilipollas como tú?

El se paró abruptamente, cosa que también hice ante la ira y el encono que percibí. Presentí una agresión en desarrollo, ese destello de odio me alertó lo suficiente para evitar el golpe lanzado por el hijo de puta, el cual dio contra el aire, por lo que siguiendo las enseñanzas de mi profesor de defensa personal, usé su energía para que continuara de largo y cayera sobre la mesita que nos separaba, el estruendo fue mayúsculo, Ena gritó confusa, el se levantó y cargó contra mí, pero le esperaba mi rodilla que le impactó la cara, el seguía enceguecido por la furia, creo que ni sintió como le sangraban los labios, Ena intentó detenerlo, pero solo ocasionó que el siguiente golpe le diera a ella, específicamente en una de sus tetas, sentí su dolor y furia, el no se dio cuenta de lo que había hecho y volvió al ataque, ahora no lo dejé continuar, de un golpe le rompí su ya fea nariz, la que estalló en sangre. En eso entra  Tante Ilse (así le llamo a la esposa del Director), alarmada por el ruido entró a la sala viendo la dantesca escena, donde el único en pie y si daños era yo, comenzó a gritarme y me echó de la casa, el idiota gemía y se lamentaba, sus pensamientos ahora eran solo para buscar ideas que cargaran con su culpa, Ena lloraba de dolor y rabia, pero su desilusión por el hijo de puta era tan grande como su desagrado inicial contra mí.

Después de lo sucedido, me vestí y me dirigí al único refugio que me aislaba del mundo, estaba guardando mis cosas en el roperillo de mi entrepuente, cuando llegó el Director acompañado por el Oficial de Guardia, el mismo que me recibió en mi anterior huida.

  • Cadete Claudio venga
  • A su orden mi Comandante
  • Cuénteme su versión sin ocultar nada

Le relaté mi versión lo más fidedigna posible, el contrapreguntó y al término del dialogo me dijo, bien vamos a casa, lo miré incrédulo, ya que recién había sido echado de ella por su mujer.

  • ¿Está seguro que puedo volver sin que se meta en un lío? Pregunté sin tapujos
  • Si ya hable con Ilse y ella después de hablar con Ena se dio cuenta que tu no eras el culpable de la gresca, pese a que piensa que algún grado de responsabilidad tienes.
  • En ese caso aceptando que efectivamente si tengo algo de responsabilidad, me cambio y voy.
  • Muy bien lo espero abajo.

Me cambié, él me esperó y nos fuimos caminando, en el trayecto me dijo:

  • Voy a felicitar a su profesor de defensa personal, como me hubiese gustado ver cómo le partía la nariz al hijo de puta dijo riendo, ¡el semi Dios era un ser terrenal!!, y gozaba con el dolor del patán
  • Sí, es un buen profesor, dije riéndome con él.

Llegamos a su casa, Tante Ilse se disculpó por sus desafortunada reacción, Ena que estaba aún convaleciente del golpe recibido, me miró con cara de pocos amigos, pero en sus pensamientos aún confusos, no percibí la animadversión previa, le dolía, pensaba que su teta quedaría morada, que era una vergüenza pero no me detestaba, es más volvió a mirarme y los dos nos sostuvimos la mirada como si fuese un duelo, debo confesar que me puse nervioso y pestañe, ella esbozó una sonrisa victoriosa y me saludó desde su asiento, noté que su madre fue mudo testigo de aquello y sus pensamientos fueron una oleada de agradecimiento a Dios y en parte a la Virgen María, ya que su hija me había coqueteado a su manera, no pensé que fuese coquetería, pero ella sabía a ciencia cierta que sí lo había hecho.

Al otro día, mientras desayunaba con Herr Franz o mi Comandante, a eso de las 09:00 muy tarde para lo acostumbrado en la escuela, apareció Ena, vestía un pijama claro con elefantitos azules, se veía casi una niña, la quedé mirando sin sospechar que era muy observado tanto por ella como por su padre. Nos miró y sonriente preguntó:

  • ¿Los puedo acompañar?, preguntó mientras pensaba mírame mequetrefe, mírame lo linda que soy.
  • Por supuesto contestó su padre con una sonrisa mientras pensaba ¿qué bicho le picó?, nunca se levanta antes de las 11:00. Parece que este cadete pardillo está consiguiendo el milagro, claro que deberé amenazarlo con las penas del infierno si le hace algo a Ena.

Al escuchar o percibir los pensamientos sonreí, creo que de felicidad y por lo cómico de todo, claro que la miré, ella es muy linda, nadie lo puede negar pero también me sentí algo amedrentado por el pensamiento de Herr Comandante Franz

Dado que no estaba autorizado a salir sin uniforme de la casa, salí a trotar, era una forma de estar afuera algo más relajado, cuando estaba próximo a salir Ena me dice:

  • ¿Puedo salir a correr contigo?
  • Sí, pero serás capaz de aguantar mi ritmo.
  • Sí, pero trotaremos al mío dijo con una seguridad abismante.

Así fue, salí con mi ex enemiga, por supuesto seguí su ritmo, en todo caso era rápida y resistente, su ritmo era fuerte y sostenido, llegó un momento en que dejé de conversar para solo dedicarme a respirar, llevábamos casi 20 minutos de trote y decidí que era mejor concentrarme en no desfallecer y limitarme a percibir su mente con el mínimo de esfuerzo posible, tal vez pudiese aprender algo de ella que sirviera para los propósitos de mi Comandante, por un momento me sentí como un espía.

Por el esfuerzo que significa la intensa actividad desarrollada, su mente estaba súper focalizada en “reventarme”, en ese minuto supe que era una destacada atleta universitaria, becada por ello, su especialidad era medio fondo y ochocientos metros planos,  -me di cuenta que estaba en problemas-  pues si bien era fuerte y rápido, en ningún caso era un buen corredor de largas distancias. A los treinta minutos estaba casi muriendo, mi cuerpo era grande, musculado y “pesado”, ella según lo confesado pesaba 68 kilos para su kilométrico 1,82 metros de estatura, yo en cambio tenía 83 kilos para mi 1,84 metros, esos casi 15 kilos de diferencia me estaban matando, para no ser derrotado puse toda mi mente focalizada en ella.

En un principio pude sentir su corazón, su ritmo orgánico, era una nueva sensación para mí, un nuevo descubrimiento, era como si me sincronizara con ella, en un momento me pude ver a través de su mirada, pude percibir como me percibía ella, como me mostraba a su mente, para ella era bello, interesante, diferente al resto de los seres humanos, alguien digno de ser observado y tomado en cuenta, claro que no todo era positivo, Ena se cuestionaba que yo era muchísimo menor que ella y solo un poco más alto, a esa edad puede ser algo cuestionable, a los cien años puede que la diferencia de edad sea nada, además se cuestionaba que yo era un militar; ¡joder!, yo no soy militar, soy marino, pero para ella era lo mismo; además yo podía ser tan violento como su “ex”, ¿cómo?, pensó en su “ex”, este descubrimiento me alegró y grité de alegría.

  • ¡Bien!
  • ¿Qué te pasa?
  • Uff, nada solo me doy ánimo.
  • Bien, sigamos

Seguía pensando en el hijo de puta, descubrí con asombro que lo había conquistado por ser un tipo más alto que ella, feo pero más alto, además siempre quiso demostrar su independencia de una familia sobreprotectora y controladora, había sido su propia revolución, es más, las ideas del hijo de puta las consideraba una utopía poco realista y en la medida que avanzábamos comenzó a divagar en lo lindo que sería estar besándome y acariciándonos por horas a la orilla del mar, que en una de esas me entregaría su virginidad, ¿cómo es virgen?, en ese momento tropecé creo que por lo perturbador de su pensamiento, no me pasó gran cosa, solo perdí el enlace y la dignidad de verme en el suelo.

  • ¿Se cayó el niño?, ¿necesita ayuda el bebé?
  • Nnno, estoy bien sin darme por aludido a sus puyas sobre mi supuesta edad.
  • Sigamos hasta esa playa y tomemos un poco de sol.
  • Está nublado y frio le dije.
  • Eres un pardillo, ¡vamos que es un decir!

Nos sentamos mirando el mar, quedé hipnotizado por el devenir de las olas, el mundo de alguna forma parecía un poco mejor que lo vivido en todo este tiempo, pasado un rato ella me habló:

  • ¿Ya puedes respirar pardillo? Me preguntó con una sonrisa de oreja a oreja
  • Nunca dejé de hacerlo hippie loca.
  • Oye no soy loca.
  • Para mí lo eres, pero no es algo que sea muy terrible, dije mirándola a sus bellos ojos.

Por un momento pensé en besarla, pero sentí que mi corazón tenía un vuelco y mi mente se enfrascaba en una guerra de sentimientos encontrados, que enfrentaban a Hana con Ena, estaba entre dos amores godos, extraña situación para un íbero de pura cepa. El trote de regreso fue algo menos violento que el inicial, ella se sentía feliz, pude percibir que pensaba, “lo tengo en mi poder”, “¿no sé por qué me gusta tanto?”, “ya veremos si me sigue gustando el próximo fin de semana”, sentí como me miró y esbozó una sonrisa, de esas que expresan ¿por qué estaré tan loca por el pardillo?.

Almorzamos ese domingo con la familia de mi Comandante en una situación de armonía que podía palparse, los pensamientos de él, como de su esposa Ilse, estaban serenos y felices, especialmente por ver la posibilidad de liberarse del hijo de puta, por otra parte Ena, se mostraba calmada pese a que dejo entrever que su “independencia” no debía ser perturbada. El regreso a la escuela por primera vez en mucho tiempo fue difícil, no es que vivir en la casa del Director de la misma fuese fácil, pero de alguna forma su intervención y la de su familia me estaban sacando de mis momentos más oscuros.

Nuevamente la intensa rutina copó mi tiempo y pensamientos, eso sí por primera vez escribí cartas respondiendo a cada una de mis parientes las que ellas me enviaban, mi alma estaba casi en paz, por lo que ellas me contaban ellas no estaban arrepentidas de lo sucedido con ellas, con la sola excepción de Hana la que no terminaba de pedir un perdón difícil de ser otorgado, especialmente por alguien que se sentía tan culpable y al mismo tiempo tan torturado y dolido por lo que había hecho, la carta de respuesta la resumiré como:

“Querida Hana:

Por primera vez me atrevo a leer tu carta y responderte, me da mucha pena que sigas triste por lo nuestro, yo también siento pena por lo sucedido, pero el perdón total y que volvamos a ser novios como me pides, es algo que me supera, tal vez no soy tan buen hombre como me describes e idealizas, tal como te dije en una oportunidad, ya te perdoné, también te quiero, no sé aún si te amé, pero el dolor de saberte poseída por otro hombre me da un indicio que algo así sentí.

Pienso que debemos darnos tiempo para restañar las heridas que nos provocamos y las que yo provoqué a la familia, puede que en el futuro todo cambie o vuelva a lo que una vez fue.

Es una lástima que te aísles de las personas como yo lo hice, ahora me doy cuenta que la única forma de salir del atolladero es con la ayuda de ellas, especialmente si son tu familia. Sal con otros chicos, como yo lo haré con otras chicas, si nuestros corazones están destinados a estar unidos así será.

Te quiere Claudio”

Mi firma quedó algo ilegible por las lágrimas que derramé al final, no sé si ella llorará como yo al leerla, pero confío en que a los dos nos hará bien superar la crisis.

Capítulo 6: Saliendo del Abismo:

Nuevamente la exigente rutina me devora el tiempo para pensar, eso sí, ahora creo que no es tan malo que seo pase, en todo caso el poco tiempo que me queda, lo dedico a pensar en Opapa y su legado, como también en las mujeres de mi vida, con horror descubro que a las consabidas: Mamá, Oma, Tante, Olga y Hana, misteriosamente se sumó Ena,… ¿cuándo apareció en mis sueños?  Y por supuesto, también pienso en mis musas locales, mi profesora de Algebra Avanzada y las bibliotecarias, especialmente ahora que prácticamente vivo todas las noches con Juan en la biblioteca, con orgullo debo decir que está avanzando y tiene altas posibilidades de aprobar el ramo, además estamos haciendo una buena amistad. Estábamos terminando el estudio cuando el cadete a cargo de la biblioteca me llama y dice:

  • Cadete, venga
  • A su orden cadete
  • Quédese ayudando a ordenar la biblioteca y luego se va directo a su cama, está autorizado a faltar a la formación de la noche, pero no tarde, entendió.
  • Afirmativa cadete.
  • Muy bien preséntese a la señorita María Helena.

Misteriosamente tenía la oportunidad de acercarme a una de las mujeres más deseadas de toda la escuela, en tres segundos de meditación decidí que intentaría abordarla como lo hacían los piratas a sangre y fuego, mi arma sería mi verga y los cabos de abordaje mis feromonas, el fuego nacería de la confrontación, comencé a secretarlas desde el momento que todos los otros cadetes abandonaban el salón de lectura, me dirigí a la embarcación a ser abordada, perdón a la bibliotecaria a ser abordada, Miss María Helena, ahora quería ya estar a su entera disposición.

  • Buenas noches Miss María Helena
  • Buenas noches Cadete…., quiso ver mi nombre en la placa de identificación
  • Claudio…Cadete Claudio, inmediatamente comencé a percibir que mis feromonas hacían su trabajo
  • Gracias por la ayuda, sus camaradas no son tan ordenados como debiesen, pude notar su inquietud.
  • Espero poder cumplir con sus expectativas dije mientras ya sentía su calentura y deseos de ser penetrada por un jovencito como yo.

Sin dejar de emitir mis feromonas, comencé a ordenar rápidamente, solo tenía media hora a lo sumo cuarenta minutos para estar acostándome en mi cama. Podía sentir como su coño se inundaba de fluidos y su razonamiento se nublaba de deseo, el salón de lecturas ya lo tenía ordenado en solo cinco minutos, cinco largos minutos de deseo incontenible por parte de la bibliotecaria; terminado mi trabajo pasé tras el mesón y la tomé por la cintura sin decirle nada, ella pensó en decir algo para evitar lo que presentía que ocurriría y deseaba, pero su excitación que era mayúscula la dejó muda, bajé mis manos y sin pedir permiso subí su ajustada falda hasta su cintura, luego bajé sus bragas y comencé a darle una comida de anito y con gran esfuerzo unas pasadas de lengua en su rajita, ella solo suspiraba y deseaba que se la metiera, intentaba recordar cuando había sido la última vez que se la habían cogido, al parecer mucho, pues no lo recordaba con precisión, se dejaba llevar por mis estímulos, cansado de doblarme el cuello, dejé que una de mis manos le sobara el monte de Venus para luego “dedear” su coño empecinándome en su clítoris, ella ya generaba un río de flujo, estaba a punto de caramelo, pronto comenzó a liberar sus tetas que yo suponía medianas, cuál sería mi sorpresa el descubrir que se las fajaba para disimular sus grandes melones

  • ¡Las tiene enormes! Exclamé
  • Sí ¿le gustan, cadete?
  • Me encantan, ¿por qué las esconde?
  • Para que ustedes no se calienten conmigo ya que soy una dama decente
  • Nosotros nos calentamos aún que fuese una escoba con faldas dije sin meditarlo mucho, pensando a la vez que a la decente dama le iba a dar duro.
  • Imagínese si exhibiera estas montañas de carne, dijo mientras me dejaba sobarlas guiándome con sus manos

Hice que se apoyara en el mesón y le separé las piernas para hundirle mi verga hasta la empuñadura, se quejó un poco pero comenzó a mover las caderas sin siquiera pedirlo, le amasaba sus portentosas tetas mientras hacíamos un mete saca sin pausa, ella se notaba muy excitada, por lo que dejé de secretar feromonas, ya la situación no requería de mayores estímulos. Se corrió en un grito ahogado que no vi venir, yo aún estaba en condiciones y muy caliente producto de mi juventud y mis propias feromonas, esta secreción que indudablemente tienen en las chicas, también lo tienen en mí.

Se recostó sobre el mueble, mientras respiraba agitadamente, unté mis dedos en su vagina y se los metí junto con mi saliva en el ojete, ella nuevamente pensó en detenerme, por lo que me adelanté a su reacción y los mismos dedos invasores se los metí en la boca, los chupó pese a lo asqueroso que yo mismo lo encuentro, procediendo a meterle mi golosa verga en su ajustado culito, ella gimió y vi como luchaba en su interior para recobrar la cordura, pero era tarde, comencé a cabalgarla con decisión mientras la sostenía de las caderas y le sobaba su culito, le dije que se “dedeara” el clítoris, me hizo caso y el dolor mezclado con el placer le causaron un placentero efecto que quiso aumentar sobándose una de sus tetas, a los pocos minutos me corrí en su culito, le ordené que me limpiara la verga que tenía una mezcla de fluidos que no puedo definir, pero que tampoco quería saber, doña María Helena lo hizo sin problemas, nuevamente me calenté por lo guarra que era mi nueva víctima, mi verga se recuperó y comencé a pasársela por la cara, las orejas, se la metí en la boca y ella automáticamente me la mamó con ahínco, cuando ya estaba nuevamente duro como roca, le ordené que me hiciera una cubana, ella envolvió mi verga con sus tetas y la escupió para iniciar una nueva faena, a los pocos minutos comencé a correrme en sus tetas y cara, había pasado la media hora más rápida de mi vida, me arreglé la ropa y corrí por los pasillos para que no me castigaran por la demora o que el cadete sospecharan algo, afortunadamente cumplí a tiempo, los días siguientes me la tope un par de veces con ella, pero esquivaba mi mirar, yo podía percibir su vergüenza mezclada con un oculto deseo de repetir.

No estoy orgulloso del mal empleo que hago de mis dones, pero creo que hay que considerar que a las mujeres en las que los he usado, han gozado de algo que no tenían por mucho tiempo, y que tal vez no se atrevían a hacerlo por las trabas impuestas por nuestra sociedad.

Llegó el sábado, el último en esta ciudad antes de regresar de visita a casa, como recordarán tres fines de semana aquí, uno en casa. No sé por qué mis nervios surgieron de improviso, sería que tendría que ver a Ena nuevamente, salí llegando a los pocos minutos a mi destino, solo estaba en casa la señora que hace la limpieza un par de veces a la semana, dado que todos tiene sus labores, el Director es “El Director”, Tante Ilse es Abogado y Ena es estudiante de leyes en la universidad, la saludé, ella me informó que pronto llegarían y me preguntó si me apetecía leche con galleta, una amabilidad que agradecí, pues siempre estoy hambriento, me comencé a cambiar en mi cuarto cuando abren la puerta, me sorprendí, pues no lo esperaba y me encontraba solo en bóxers, era Ena que me dijo

  • Hola pardillo….mmm te ves muy bueno
  • Eeh…hola Ena, sal que estoy casi desnudo
  • Ay… no sea tan tímido, además te ves muy bien….te traje la leche con galletas que doña Julia te preparó.
  • Gracias déjalos ahí dije tapándome con los vaqueros aún sin poner.

Entró y los puso en el velador, acto seguido me hizo cosquillas, por lo que yo seguí con el juego haciendo lo mismo, ambos caímos a la cama donde el contacto por inocente que era, comenzó a calentarme, mi verga que siempre se comanda sola, creció sin siquiera preguntarme, Ena se dio cuenta y me preguntó:

  • ¿Eso lo causé yo, o es simplemente un tumor incurable?
  • Eeh… no. no es mi intención atiné a decir con una vergüenza que no sufría hacía tiempo.
  • No me has respondido
  • ¿Qué quieres que te diga?
  • La verdad….soy yo la causante o solo es un acto reflejo de tu naturaleza salvaje.
  • Las dos cosas respondí ahora con seguridad

Me besó en una fracción de segundo y se levantó huyendo de la habitación, quedé perplejo, sin reacción, después de unos segundos en que comencé a enfriarme, volví a la tarea de vestirme, tomé mi leche, devoré las galletas y salí rumbo a la sala, en ese momento entraba Tante Ilse a la cual saludé iniciando el típico dialogo de de personas que no se han visto en varios días, lo que sí percibí aún sin enfocarme en hacerlo, es que estaba contenta de verme, especialmente después de una semana en que Ena se había comportado como la chica que siempre había sido antes de ingresar a la universidad. Asimismo descubrí con asombro, que percibir a algunas personas, se daba sin necesidad de enfocar mi mente.

Entré la sala de estar donde Ena simulaba ver televisión, pues estaban exhibiendo una película de guerra, no necesitaba mis dones para darme cuenta, me senté a su lado en el sofá, ella no se dio por aludida, justo cuando iba a iniciar una “aclaratoria conversación” entró Herr Franz, por lo que me paré como resorte para saludarlo:

  • Tranquilo Claudio me dijo sin incorporar el consabido cadete.
  • ¿Cómo están mis chicos? Dijo, pensé que estaba en la dimensión desconocida y que el Director había sido sustituido por un extraterrestre.
  • Bien papá,
  • Muy bien mi Comandante
  • Dime Franz o Comandante si te sale más fácil.
  • A su orden Franz
  • Jajajaja…eres un pardillo sin remedio, soltó Ena divertida a mi costa
  • El también se rió.

Conversamos de todo y nada, la familia y el extraño, o sea yo, pasamos un buen rato poniéndonos al día de la agitada semana, en todos percibí serenidad y felicidad, algo que no siempre es fácil de encontrar, mi Comandante le dijo a su esposa que debían ir a una cena oficial y que deberían estar listos a las 20:00 horas, en ese minuto Ena me preguntó:

  • Me quieres acompañar a casa de una amiga, donde nos reuniremos a charlar.
  • Por supuesto, ¿pero no habrán tipos como tu ex?
  • No también tengo amigos normales
  • No sé si tus amigos opinen lo mismo después de salir con tu ex y ahora llegar con Claudio, dijo su madre lanzando una broma que nos sorprendió a todos.
  • ¡Doña Ilse!, exclame riendo, no soy tan raro, que conste que no fue por hacerme el lindo con la dueña de casa, realmente me causó gracia.
  • Ay mamá lo que dices….

Salimos temprano y llegamos a la casa de su amiga, el grupo era reducido, no éramos más de una docena, se formaron grupitos, algunos debatían temas políticos, otros bailaban y nosotros contábamos chistes:

  • Elke comenzó contando el siguiente: “¿Amiga tu conversas con tu esposo después de hacer el amor?,… no siempre, solo si tengo un teléfono a mano”
  • Yo la seguí diciendo “¡Señora su hijo me está imitando!!, Ay Pepito, deja de hacerte el pelotudo”
  • Finalmente Ena contó uno que me causó mucha gracia: “¿Papá que es ser bipolar?. –Es alguien que cambia de ánimo sin razón alguna– ah, como mamá, ¡no, tu mamá lo hace por hincharme las pelotas!!”

Luego bailamos, claro que también bailé con algunas de sus amigas que me lo solicitaron, discutí con algunos sobre la sociedad y el enfrentamiento Este/Oeste y todas las cosillas del mundo universitario, pese a que obviamente lo desconocía, pero con algo de sentido común se puede conversar y aprender, en algún momento en que Ena se quedó conversando con otro grupo, una de sus “amigas” llamada Sofía me encaró con cierto enojo, era tal su animadversión que usé mi don en ella, cosa que no había hecho en toda la velada, al parecer era amiga del “ex” de Ena y se sentía muy ofendida por mi pasado encuentro con su camarada de ¿armas?, la niña pertenecía un grupo que impulsaba la lucha de clases por la vía de las armas, eso lo pude percibir claramente, nunca lo hubiese sospechado, no quería seguir con la conversación ya condenada al fracaso, por lo que inicié un ataque de feromonas, unas para repeler a los hombres que eran dos, pese a que me apoyaban en algunas ideas, y otro ataque para fundirles sus pensamientos en pasión desenfrenada a Sofía; a los dos minutos los chicos se habían ido y ella le picaba el chocho, le dije que siguiéramos la discusión en otro lugar para calmar los ánimos, ella aceptó mientras pensaba que necesitaba mi verga militar e imperialista en su conchita.

Sofía era una chica bajita creo que de menos de 1,6 metros, de un gran, pero gran culo y unas tetas bastante considerables, todo adornado por una breve cintura, era un ser que exudaba erotismo, como escuché una vez a un compañero, era un “sexy bombón marxista”, la discusión siguió en el patio, cuando ya el asunto no podía estirarse más, intenté transmitir un pensamiento donde yo le metía completamente la verga, no sé si ello realmente resultó, pero me tomó de la mano y me llevó a un pequeño camarín aledaño a la piscina y a empujones me metió adentro.

Con nuestra calentura exacerbada le bajé los vaqueros que enfundaban el mejor culo que pude alguna vez tener en mis manos, rompiéndole sus bragas y metiéndole mis dedos en el coño para ver si estaba suficientemente húmedo -su cuevita parecía un lago-  saqué mi verga y se la metí, ella al sentirse penetrada me dijo cerdo fascista, pero el cerdo fascista se la estaba metiendo hasta el mango; comencé un acelerado mete saca diciéndole que se sacara las tetas, no me había equivocado eran lindas y bastante abundantes, no tanto como mis parientas pero indudablemente unos manjares digno de las mejores películas porno, comencé a chuparlas si dejar de amasar su culo y darle duro, ella gemía y me llamaba de todo menos guapo o lindo, le daba duro sin miramientos, pronto se corrió como burra, sin esperar nada, la giré y se la metí por su culo marxista, ella gritó fuerte, tanto que me asuste porque alguien pudo escucharla, me quedé quieto un rato con mi verga ensartándola y cogida de las tetas, le tenía clavada hasta el fondo, sentía su dolor y calentura, al no sentir nadie cerca, comencé un a culearla a placer, ella se metió unos dedos en su conchita y pude sentir como el cerdo fascista la estaba llevando a un nuevo estadio del placer, ahora lo único que quería era que le siguiera dando duro, la complací hasta que nuevamente se corrió, la senté en un banquito cercano, al que ambos nos dirigimos con nuestro pantalones aún en los tobillos, era divertido verla caminar como pingüino, no se lo dije pero era gracioso, le metí mi verga en la boca pese a su reticencia inicial, comenzó a mamarla como una loba que se ceba por un cordero, se la saqué de la boca y comencé a enlecharle la cara y las tetas, algo le cayó en sus piernas, creo que fue la corrida más grande de un cerdo fascista sobre una puta marxista.

Ambos nos vestimos en silencio, un poco antes de salir ella me toma de las solapas y me planta un tremendo beso francés, se lo correspondí, lo cortes no quita lo caballero y en esta “guerra no tan fría”, lo ameritaba, la vi caminar a la casa con algo de dificultad, creo que le partí el tremendo culo que se gasta. Una vez dentro de la casa se me acerca Ena y me dice

  • ¿Dónde andabas?, te he estado buscando para irnos.
  • Ah, estaba en el baño y antes conversando con tu amiguita “normal” en el patio para que no se escucharan nuestros gritos en toda la casa
  • Te refieres a Sofía, sí es algo…
  • “¿Intensa??”
  • Bueno vámonos

Nos despedimos de todos, incluso Sofía que estaba incrédula pero satisfecha de lo bien que lo había pasado o más bien feliz de cómo se la habían pasado, era cerca de la media noche, no había mucho transporte por la hora, dado eso, caminamos por lo menos media hora para llegar a casa, en el trayecto conversamos de la reunión, de la universidad, casi de todo hasta que ella me mira con sus bellos ojos azules y me detiene tomándome la mano:

  • ¿Te gusto?
  • Eeeh, sí eres muy buena chica
  • No me refiero a lo buena o mala que soy, me refiero a si te gusto como mujer, pese a lo gigante que soy.
  • Sé a lo que te refieres,… no eres tan gigante, de hecho eres más baja que yo y no creo que vayas a crecer más, en cambio yo sí.
  • Nunca respondes lo que te preguntan, y de hecho te estoy esperando
  • Sí me gustas, pero tengo sentimientos que aún no logro entender….
  • Por tu ex novia.
  • Sí, me gustaría tener más claridad…
  • Me besa tiernamente y me dice eso te aclara algo
  • No del todo pero ayuda y la beso de regreso, fue un beso prolongado lleno de ternura, seguimos tomados de la mano

Estábamos por llegar a casa cuando un auto se detiene a nuestro lado y una voz dice entren los tortolitos que es tarde, eran los padres de Ena, yo estaba avergonzado como nunca, como si me hubiesen descubierto con el carrito de los helados, no sé pero creo que a más de alguno de ustedes le pudo haber pasado

Esa noche mis pensamientos era una vorágine confusa donde se mezclaban Ena y Hana, también aparecían las otras parientes, en fin, mi sueño fue sumamente intranquilo, tanto que a las 08:30 me encontré trotando por la playa, regresé a eso de las 10:00 agotado pero más tranquilo, me encontré con mi Comandante que leía el diario

  • Hola ¿cómo estuvo el trote? me preguntó
  • Muy bueno y necesario mi Comandante
  • Franz, me insistió.
  • Sí mi Comandante, perdón Franz
  • ¿Estás más tranquilo con tus sentimientos?
  • No,… en realidad no lo sé, pero sí algo mas conforme
  • La relación de los hombres con las féminas nunca es totalmente clara, siempre hay un velo de misterio, pero en algún momento tendrás la certeza de todo y terminaras felizmente casado como yo
  • O sea tengo esperanzas
  • Por supuesto, pero aún te queda mucho por vivir para llegar al matrimonio. Eso sí, te debo hacer una advertencia.
  • ¿Cuál Franz?
  • Cuidado con lo que haces con mi hija, ella aún es algo infantil, creo que por eso han congeniado bien, pero si metes las patas, ten por seguro que te haré la vida imposible y como me dijo una vez mi suegro que era un ex militar, tengo una pistola y sé muy bien usarla.

No me reí de lo último que me dijo, pues no supe si era broma o en serio, no pude dilucidarlo, me pareció más que nada una clara advertencia, me fui a duchar y luego desayunaba cuando llegó Ena, y me dijo

  • Hola pardillo ¿cómo amaneciste?
  • Bien hippie loquilla ¿y tú?
  • Bien también, ¿salimos a pasear un rato más?
  • Sí, claro
  • ¿A dónde van a ir? preguntó su madre que entraba a la cocina
  • A caminar mamá, nada peligroso contestó Ena.
  • Aún que no me creas, los adolescentes son siempre peligrosos y Claudio no debe ser la excepción que confirma la regla.

Paseamos de la mano, nos besamos cándidamente, disfrutamos del sol pese a que ya no calentaba mucho por lo avanzado del otoño, todo parecía idílico, pero las dudas e inquietudes por mis sentimientos me corroían por dentro, esa sensación no se terminó cuando regresé a la escuela.

Capítulo 7: El reencuentro con las viejas heridas

La semana comenzó con una multiplicidad de actividades, dado que iniciábamos los preparativos para el primer desfile ante la ciudadanía, las actividades deportivas se restringieron casi en su totalidad y las académicas solo las normales sin posibilidad de recuperación de horas perdidas o estudios extraordinarios, en fin todo se refería al desfile que tendría lugar en la semana siguiente, lo único positivo de estas cansadoras prácticas era que durante las esperas se podía pensar o divagar en los diferentes temas, los que podían ser desde la chica que estaba parada enfrente mirándonos, pasando por la importancia del pijama a rayas en la navegación a velas, hasta la teoría del Bosón de Higgs y del Campo de Higgs. En fin, ese tiempo muerto daba para todo, yo lo ocupaba para ir percibiendo a los cadetes o personas en que me podía enfocar, eso me fue permitiendo poder ser más selectivo y no escuchar un ciento de mentes rugiendo, claro que no siempre me resultaba, habían cadetes que sus pensamientos casi me asaltaban sin necesidad de enfocarme demasiado, pero me topé con un par de ellos que apenas los percibía, sus pensamientos en general eran similares a los míos o a cualquier joven, usualmente sexo, deportes o deseos de libertad, pero también me encontré con algunos sorprendentes y extraños por decir lo menos, uno de ellos pensaba como infligir daño y dolor a un perro callejero que se paseaba frente a nosotros, otro pensaba lo guapo y lindo que era uno de los oficiales que nos comandaba, en este último caso, me dio pena que su alma y mente estuviese en el cuerpo equivocado, y su ser completo en la carrera equivocada, pues siempre estaría rodeado de machismo conservador.

El martes en la noche nuevamente me encontré con mi amigo Juan para irnos a estudiar, en eso el me dice que nuestra profesora necesitaba darme instrucciones para que continuara con mi tutoría, ante lo cual concurría conversar con Miss Priscila, ella aún se encontraba en la sala de profesores, lugar totalmente vedado para un cadete, llamé a la puerta y prontamente se asoma ella, estaba sola, me llevó al baño de damas y se metió conmigo al interior cerrando con llave. Cabe señalar que pese a lo avanzado de la hora, aún había varios profesores dando vueltas por la escuela,

  • Miss Priscila, esto es muy peligroso…. Nos pueden sorprender
  • No quedan profesoras que puedan entrar a este baño en la escuela y los profesores que quedan están ocupados en tutorías, tenemos casi 45 minutos. Además me tenía abandonada bandido, me dijo
  • No era mi intención, no he tenido tiempo.
  • Ahora lo tenemos y sin más me besó metiendo su lengua casi hasta las amígdalas.

Ella ya estaba muy caliente, lo podía sentir sin necesidad de esfuerzo, le subí la falda para acariciar o mejor dicho amasar su Monte de Venus, su conchita parecía un lago de flujo, ella suspiraba y me besaba dejándose manosear, luego me bajó los pantalones y sacó mi verga, al mirar mi erecta verga se agachó y comenzó a mamarla, lo hacía con inusitada pasión pese a que se notaba que tenía más calentura que maestría en este tipo de faenas, yo solo le acariciaba su rubia cabellera, me estaba llevando a un prematuro orgasmo, lo que me motivo a detenerla y levantándola de su posición le saqué las tetas afuera para engolosinarme con ellas, que les puedo decir me encantan las tetas, doña Priscila me sentó en un wáter y sacándose sus bragas se ensartó en mi y comenzó una feroz cabalgata, estaba como desesperada, decidí ver el motivo de su incontenible y febril desenfreno, por lo que percibí era un conjunto mezclaba de venganza de la infidelidad marital que era víctima y abstinencia por el abandono de su marido, estaba decidida satisfacerse y de paso ponerle los mismos cuernos que le puso su marido con su hermana, podía ver claramente que los había encarado y golpeado pese a los alegatos de inocencia por parte de ellos.

  • ¿Le gusta que se lo meta?
  • Sii mmme… encanta sentirme llena de pija, como llenas cabrón.
  • ¿Me extraño en este tiempo?
  • No sabes cuánto capullo, estaba en una sequía casi eterna…métemela más profundo, dame más…mmm...que rico
  • Como me gustan sus tetas, son las mejores
  • Son tuyas….cómemelas cuanto quieras

El dialogo no tenía nada de cariño, era solo sexo, estupendo, pero solo eso, me hubiese gustado hacerlo con alguna de las parientes, con ellas había cariño, con ella solo calentura y deseos impuros basados en malos sentimientos, creo que eso marcaba la diferencia entre lo que tenía con mis parientes y con el resto.

Ella se corrió en ahogados y casis silenciosos gritos, las contracciones espasmódicas de su concha así lo demostraban, no puedo negar que casi hace que me corriera, pero yo quería partirle el culo y así lo haría, luché por no correrme y poder hacerlo, ella me abrazó casi exánime y me dijo

  • Gracias lo necesitaba
  • Nada de gracias mi querida profesora, ahora le voy a partir su lindo y abundante culo, así que afírmese del lavatorio que la voy a perforar.
  • Nunca me la han metido por ahí.
  • Siempre hay una primera vez y si quiere seguir gozando de mi verga tendrá que ser ahora, le dije imponiendo mis términos

Aproveché el jabón líquido del lavatorio y me lo puse en mi verga y sin más se la clavé lento pero continuo en su precio y virginal orto, ella gimió mientras la penetraba, le dije que se “dedeara”, lo hizo sin demora, comencé a culearla mientras la miraba por el espejo del lavatorio, sus tetas se bamboleaban al compas de mis acometidas, su rostro con los ojos cerrados reflejaba la mezcla de dolor y placer que percibía en mi querido profesora, tanto fue mi calentura, que comencé a penetrarla con fuerza, por lo que tuvo que afirmarse del lavabo con las dos manos, de vez en cuando abría sus ojos y me miraba, le lanzaba besos al aire y ella sonreía y los respondía, no pasaron muchos minutos cuando comencé a llenarla de leche, mi corrida había sido apoteósica, creo que incluso le chorreará su culo durante toda la caminata hasta el estacionamiento donde tiene su auto, le estrujé las tetas mientas mi pija se reducía en su apretado culo y la besaba, estaba en eso cuando siento conversaciones proveniente de la sala de profesores, eran dos de ellos que se preparaban a marchar a casa, ella me miró su mirada era de morbo y sorpresa, podía percibir como la situación la llenaba de miedo y morbo, deseaba que la poseyera mientras estaban al otro lado de la puerta sus colegas, sin mediar palabras la senté en el mesón del lavatorio y tomando sus piernas de los tobillos se la volvía a meter, ella se tapaba la boca pero sus ojos me decían que le hubiese encantado gritar todo el goce que le producía ser ensartada por mí, le daba duro, tanto que su cabeza golpeó con el espejo produciéndose un sonido seco.

  • ¿Hay alguien en el baño? Preguntó uno de ellos
  • Si soy Priscila Smith contestó ella reprimiendo los suspiros
  • ¿Estás bien?
  • Sí, se me cayó mi cartera eso es todo, luego saldré, gracias
  • Okey buenas noches que estés bien
  • Gracias lo estoy, dijo, que descansen

Reía silenciosamente, me besó y me acarició con cariño, pero el tiempo corría inexorable y teníamos que terminar, no podía seguir tirándome a la profesora, pues si no llegaba a tiempo, sería castigado, derramé mi última carga en las profundidades de su concha, luego nos besamos mientras nos vestíamos, ella cuidó que nadie nos viera salir y corrí, lamentablemente ni Súperman hubiese llegado a tiempo. Pasé dos noches de cara al mar en posición estática, meditando por treinta minutos cada vez mi falta de puntualidad para cumplir el régimen, el único consuelo, “que lo comido y bailado no me lo quitó nadie”.

El sábado al salir franco con destino a mi casa me encontré con la sorpresa que afuera del portalón estaba Ena mirando a cada cadete que salía y obviamente cada cadete que salía la miraba, pues mi bella hippie loca, vestía un colorido vestido en combinación con su cintillo de flores, un chaleco de lana gruesa y zapatos suecos, por lo que con su hermosa y espigada figura, hacía que pareciera una modelo de revista de modas. Me acerqué a ella y cuando por fin me reconoció corrió como pudo hacia mí y sin aviso se colgó de mi cuello para besarme, fue un beso cándido, pero un beso, todo el acto estaba completamente fuera de lugar y del reglamento de la Marina

  • Oye mmm para para que todos nos miran y no puedo besarte le dije con premura
  • ¿Por qué si es tan lindo besar dijo con su angelical sonrisa?
  • Está prohibido
  • Pero soy la hija del gran jefe.
  • Igual está prohibido.
  • En todo caso estuvo muy bien dije con una sonrisa que reflejaba mi felicidad. Agregando ¡Pero qué sorpresa!
  • No podía dejar de verte tanto tiempo y como tengo santos en la corte supe a qué hora salías.
  • Me imagino, lamentablemente ese es el bus donde viajo indicándole la máquina que ya nos esperaba.
  • Pero igual tengo tiempo para decirte algo y comenzó a recitar:

“Para que nada nos amarre,

que no nos una nada.

Ni la palabra que aromó tu boca,

ni lo que no dijeron las palabras.

Ni la fiesta de amor que no tuvimos,

ni tus sollozos junto a la ventana.

Para que nada nos amarre,

que no nos una nada.

Amo el amor de los marineros que besan y se van.

Dejan una promesa, no vuelven nunca más.

En cada puerto una mujer espera;

los marineros besan y se van”.

  • Agregó: Es de Pablo Neruda, no está completa ya que el resto no me gusta, pero quería decírtelo para que no te sientas preso de mí.
  • Gracias sabía quién era el autor, pero nunca me la aprendí en el colegio y gracias por no amarrarme, te extrañaré.
  • Ya te extraño dijo dándome un fugaz piquito que no pude evitar.

En el bus el cadete más antiguo que no perdió ningún detalle de la escena me reconvino y dijo que el próximo lunes arreglaríamos mi acto de indisciplina, pero igual estaba feliz, estaba iniciando un fin de semana que de alguna manera marcaría el fin de mis congojas.

Mi llegada fue esperada por toda la familia, los notaba contentos pero preocupados por cualquier motivo que pudiese perturbarme, yo fuese a escapar de regreso a la Escuela Naval, especialmente Opapa y Hana. Mamá y Olga hicieron una gran cena para distender las relaciones, la verdad que me sentía muy cómodo, también pude percibir que ellos también. A eso de las 20:00 horas Hana me pregunta ¿si me apetece acompañarla a una fiesta del colegio?, su sorpresiva invitación fue apoyada por todos, sospecho que había gato encerrado o en este caso Claudio encerrado, pero igual acepté. Opapa me prestó el auto aún cuando no tenía licencia y que solo se conducir desde el verano pasado, el me da su mano y nuevamente siento los consabidos flash y me dice:

  • Ahora ya tienes experiencia y sabes conducir tan bien como yo, en todo caso cuida a mi auto tanto como a mi nieta.
  • Gracias Opa así lo haré.

Fuimos a la fiesta, nos encontramos a con algunos amigos y conocidos, en la primera hora no tocamos ningún tema difícil hasta que comenzamos a bailar, pues de pronto tocaron una seguidilla de bailes lentos, ella se colgó de mi cuello y yo la tomé de la cintura, notaba sus tetas sobre mi pecho, su suave aliento que me llegaba al cuello y el olor a hiervas de su pelo, realmente Hana es bella y todos mis sentidos decían bésala, pero no lo hice, hubiese sido volver al principio sin nada claro, además estaba Ena la cual con su embrujo hippie me tenía con la mente confusa.

  • ¿Cómo lo estás pasando? Me preguntó de improviso Hana
  • Muy bien, que te puedo decir soy la envidia de todos al bailar con la más bella chica de la fiesta.
  • Eres un adulador o ¿de verdad lo crees?
  • Eras, eres y serás bella.
  • ¿Tanto como para besarme?
  • Sí, le dije besándole la frente.
  • No era lo que estaba pensando.
  • Déjalo así, no pienses y vivamos lo bueno de esta cita.
  • ¿Conociste a otra?
  • A muchas personas ¿y tú?
  • A nadie, no he estado con nadie ni he salido con nadie.
  • Debería hacerlo….
  • Solo te quiero a ti
  • No volvamos a lo mismo

Toda la fiesta seguimos con esa tensión existente hasta que ella me preguntó

  • Dime quien es y no te molestaré más y reconoceré mi derrota.
  • Se llama Ena, pero no estás derrotada y sí puedes molestarme todo lo que quieras, solo que estoy muy confundido con todo lo que me ha pasado.
  • Dame la oportunidad de aclararte las cosas.
  • No creo que puedas.
  • Pero lo intentaré….vamos déjame intentarlo, pero no lecontesté.

Luego de esa conversación no fuimos, mi intención era ir a casa pero ella me pidió que la llevara a ver la ciudad desde un mirador cercano a nuestra casa, la miré y por segunda vez en mi vida escruté en sus pensamientos, en ellos pude percibir su nerviosismo y deseos de que su plan resultara y que yo volviera a ser suyo, quería que hiciéramos el amor, ese amor que ella quería entregarme y que yo rehuía por su estúpida traición, que les puedo decir sus pensamientos me estremecían y hacían que la melancolía llegase de nuevo a mi corazón, le hice caso, llegamos al mirador y nos pusimos entre otros autos estacionados que buscaban algo de privacidad, si bien la vista era bella, los intereses eran de los concurrentes eran otros.

  • ¿Estás segura que quieres estar aquí? Le pregunté.
  • Si es contigo sí
  • Pese a que puedo estar queriendo a otra.
  • Correré el riesgo y quiero sentirte aún cuando sea la primera y última vez que lo haga, creo que es preferible amarte una vez y perderte, que nunca haber estado con la persona que amas.

Luego nos besamos, eran besos tiernos, ella estaba nerviosa al igual que yo, sus manos recorrían mi cuello, mi pelo mi cara, mientras la abrazaba, ninguno de los dos estaba excitado o afiebrado en busca de satisfacer su deseo, los minutos pasaron con lentitud entre caricias y besos, por primera vez pude tocar sus tetas por sobre la ropa sin que ella me lo impidiera, ella aparentaba estar relajada, pese a que percibía que su excitación ya la comenzaba a gobernar, comencé a liberarle las tetas, las que asomaban bellas y turgentes, las besé y luego comencé a comérselas, ella suspiraba y me acariciaba, comenzaba a aventurar sus caricias a todo mi cuerpo, sin llagar a tocar mi verga que desde hacía mucho pujaba por salir de su encierro, me la saqué y le puse una de sus manos en ella, temerosa aún de que la rechazara la mantuvo quieta, tomé su mano y la induje a que me pajeara, la besé y le sonreí, ella hizo lo mismo, luego me volvía a comerle las tetas y jugar con mi lengua en sus erectos pezones, ahora los dos estábamos encendidos en una serena pasión que a la vez era ardiente.

  • ¿Lo quieres hacer corazón?, le pregunté
  • Sí hace mucho que lo espero
  • ¿Aún cuando lo nuestro no resulte?
  • Sí solo quiero ser tuya.

Metí mi mano libre del abrazo en su entrepiernas, mientras ella seguía sobando mi verga, corrí sus delicadas bragas y le metí un dedo en el coñito mientras con otro jugaba con su erecto clítoris, ella gemía y suspiraba, me pasé a su lado, me puse entre sus piernas y quedando de rodillas frente a ella recliné la butaca hasta el final. Su bello rostro denotaba ansias y miedo, la miré intentando transmitirle tranquilidad y tomándola de la cintura la penetré con delicadeza pero sin pausa, en ningún momento pensé en un codón, es más, no tenía uno, ella gimió de deseo y dolor, parece que el fulano no había hecho su trabajo bien, el dolor era auténtico pues los percibía con claridad, inicialmente mi ritmo fue calmado pero cadencioso, ella intentaba seguirlo hasta que nos sincronizamos y el deseo de ambos fue creciendo junto con nuestro ritmo, hasta volverse una carrera por alcanzar el anhelado orgasmo, en este desenfreno yo alternaba entre su boca sus tetas, sin dejar de tenerla por sus caderas. En un momento me vi desde su mirada, sentí como la llenaba, también percibí como su temor se aplacaba en la medida que sentía mis caricias, es extraño como puedo estar tan en sintonía con algunas mujeres, a todas las he podido percibir y prácticamente leer sus mentes, pero solo con algunas el nivel de compenetración es tal, como para que en un momento sentirme como si fuéramos uno solo. El abrumador orgasmo fue casi simultaneo, Hana sentía una cadena de ellos, no era uno solo largo, era realmente un tren de olas orgásmicas que hacía que su conchita tuviese contracciones espasmódicas que apretaban mi verga que no se detenía en derramar mi simiente en ella, ambos gritamos ahogados por la pasión, me derrumbé sobre ella quedando nuestro pechos intercambiando suaves roces como caricias ocasionadas por nuestras dificultosas reparaciones.

  • Creí morir, me dijo con la respiración agitada
  • Yo llegué al cielo respondí entre jadeos y besándola.
  • Nunca sentí algo igual en mi vida.
  • También me pareció maravilloso.
  • No, te digo en serio, ahora sé lo que es un orgasmo y no se parece a ninguna de las descripciones que me dieron mis amigas.
  • Nunca tuviste uno.
  • Parece que no, pues esto que me pasó, me pasó por primera vez

Me volví al asiento del conductor y continuamos intercambiando comentarios, besos y caricias de lo que habíamos hecho, pese a que los remordimientos y sentimientos encontrados volvieron a la carga, surgiendo mi “odio” al tipo que malamente le había arrebatado su virginidad, por otra parte, estaba feliz, no una gran felicidad, pero en todo caso contento. En el camino de regreso a casa ya pasada la media noche, una duda me asaltó, mis sentimientos para con Hana eran muy parecidos a los que experimento con mis parientes, parecidos a los que sentí con mi Madre, Oma y Tante, lo que siento ahora ¿es amor?, ¿un tipo diferente de amor?, ¿cariño?, ¿la quiero como una hermana?, si antes estaba confuso y no podía explicar mis sentimientos, ahora menos….Tenía que hacer algo para despejar mis dudas, pero ¿cómo?... De todas mis parientes, con la única que no había tenido este grado de acercamiento era con Olga, pensé en ella, pues si sentía lo mismo que con Hana, lo más seguro que era amor filial…..al llegar nos bajamos y la fui a dejar a su casa, como saben no es muy lejos, es la de al lado.

  • ¿Tienes algo más de claridad? Me preguntó tímidamente.
  • Sí, algo….
  • ¿Me quieres?
  • Nunca lo he dejado de hacer, lo que no sé, es que tipo de amor siento por ti,
  • ¿Cómo es eso?
  • ¿Es amor de pareja?, ¿un tipo diferente de amor?, ¿cariño?, ¿te quiero como una hermana?, eso aún no lo sé, pero te juro que haré lo posible por aclararlo.
  • Espero que lo hagas me dijo besándome…..pero debes saber que yo te amo.

Me quedé viendo como entraba a su casa para luego irme a la mía, a esa hora todo el mundo dormía, o sea mi madre y mi hermana, pasé a avisar a mi madre que había llegado y ella respondió algo inteligible entre sueños, luego cuando iba a mi cuarto me detuve en la puerta de mi hermana, abrí suavemente y la llamé en voz baja, ella dijo

  • ¿Claudio?
  • ¿Qué hora es?
  • Pasada la media noche
  • ¿Te pasa algo?
  • Sí y la única que me puede solucionar mi problema eres tú?
  • ¿Estás enfermo?
  • Algo parecido

Déjame verte dijo prendiendo la luz de su velador, me senté a su lado y sin más la besé, ella se alarmó e intentó rechazarme, pero usé mis feromonas y mi conexión mental, la cual cada vez se me daba mejor, proyecté en su mente nuestro fogoso primer encuentro de hace algún tiempo, donde le comí su conchita, ella me dijo

  • ¿Qué es lo que realmente quieres?
  • Hacerte mía, terminar lo que nunca terminamos
  • No te basta con haberte tirado a Tante, Oma y mamá.
  • No porque te deseo con todo el corazón

La volvía a besar, ahora le metí mi lengua forzando un poco su entrada, ella se dejó llevar por mis caricias, de un solo tirón abrí su pijama dejando al descubierto sus enormes tetas, debo dar gracias a Dios por dotar a la féminas de mi familia de tan abundantes manjares, comencé a comérselas, ella suspiraba y acariciaba mi cabeza diciéndome

  • Esto no está bien, somos hermanos
  • Mmm… pero ambos lo deseamos

Dicho eso le metí mi mano dentro de los pantalones del pijama y comencé a masajear su Monte de Venus, se notaba excitada, abrió sus piernas y se dejó hacer, le comía sus tetas pasando mi lengua por el contorno, jugando con sus erectos pezones, eran maravillosas, casi tan grandes como las de Miss María Helena, pero más firmes, hundía mi cabeza y la dejaba atrapada entre estas dos maravillosas masa de carne, rápidamente me comencé a sacar la ropa mientras ella continuaba diciendo:

  • Es incesto y soy virgen, no debemos hacerlo
  • Tal vez no debemos pero lo queremos y querer es poder dije parafraseando a un Oficial de la escuela.

Me acosté a su lado y pese a sus reclamos recibía mis caricias y besos sin oponer resistencia, ¡es más!, me ayudó a bajar sus pantalones del pijama diciendo que no quería que se los arruinara, continué con mis caricias elevando su fogosidad al máximo, pese a no estar generando feromonas desde hacía rato, volvió a abrirse de piernas y se dejaba comer sus tetas, lo que es mi perdición, creo que tengo alguna especie de fijación por las tetas, algo así como un fetiche, me gustan grandes, naturales, no plásticas y deformes, en fin luego, de la aclaración vuelvo a mi relato. Olga comenzó a levantar sus caderas como si estuviera follando, con eso noté su deseo de ser penetrada, inicié una exploración de sus pensamientos, no pasaron más de tres segundos y estábamos en perfecta sincronía, podía verme a su lado mientras mis dedos jugaban con su clítoris, quería que se lo comiese, por lo que abandoné sus tetas y comencé a satisfacer su deseo, ella pronto comenzó a experimentar su orgasmo, sentía las olas de placer, casi tan fuertes como las de Hana, Olga me tomó del pelo y clavó mi cara en su Monte de Venus, casi me asfixió pero quedé feliz al sentir su orgasmo, casi en éxtasis.

Volví a besarla con sus jugos vaginales que había recolectado de su casi sorpresivo orgasmo, ella puso cara de asco y me dijo

  • Puahhjss, ¿así sabe mi cocha?
  • Yo la encuentro buena, dije sonriendo pese a que era una mentira.
  • Es porque eres un degenerado violador de hermanas y demás parientas respondió con disimulada alegría.

Como dice los matadores llegó el momento de la verdad, me di cuenta que mi súper hermana también tiene la facultad de reponerse rápidamente, a los segundos ya estaba en condiciones de continuar pese al reciente orgasmo, me puse delante de ella y me dice con dulzura:

  • Recuerda que soy virgen
  • Lo sé, intentaré ser suave.

Al igual que la otra vez, me conecté a ella para que su dolor sea suavizado y la penetración fuese placentera, éramos uno solo nuevamente, con ella llegar a esa sincronía era más que fácil, casi para no creer, comencé a penetrarla con suavidad pero sin detenerme, pude experimentar su desfloración, incluso me dolió, pero continué sin detenerme, una vez toda mi verga dentro, a ella la invadió un deseo incontrolable de ser poseída, tanto que ella comenzó a mover las caderas e impuso el ritmo, la besé nuevamente y busqué en sus sentimientos y los míos como quien intercambia caricias, ahora era todo felicidad, ternura, pasión y un profundo cariño, era amor filial mezclado con atracción sexual, algo muy difícil de explicar.

Pasado los minutos, muchos más de lo habitual comencé a sentir mis oleadas de placer que se mezclaban con la de ella, el orgasmo percibido por los dos fue apoteósico, tanto que un coro de gritos estertóreos se nos salió de lo más profundo de nuestras almas, fue tan fuerte, que a los tres o cuatro segundos llegó mamá con un bate de beisbol en la mano listo para atacar al intruso, pero el único intruso era mi verga en el interior de mi derrengada hermana

  • ¿Pppero qué hacen?
  • El amor mamá dijo Olga recuperando algo de su aliento
  • ¿Pero como…cuando?
  • De la forma tradicional y solo ahora dijo Olga con algo de vergüenza

Mamá se sentó al lado de nosotros mientras yo me recostaba al lado de mi desvirgada hermana, mamá se dio cuenta de aquello y nos pasó una toalla de uno de los cajones del closet cercano, bueno cuéntenme que sucede.

Yo le conté todo a las dos, con lujo de detalle, solo guardándome lo de mis dones, pero no oculté nada de lo ocurrido con Hana y todas mis tribulaciones por mis sentimientos, claro que había tomado la precaución de aplacar sus reacciones con mi enlace mental y endorfinas secretadas junto con las feromonas, serenamente aceptaron lo ocurrido, casi felices diría yo, de hecho Olga, se sentía por fin una mujer adulta en su interior. Me quedé a dormir con Olga, mamá fue a su cama, creo que el resto de la noche transcurrió serenamente, pero cuando el alba recién despuntaba sentí que mi preciosa hermana se apoderaba de mi verga y comenzaba a estimularla con sus labios y boca, primero fueron besitos en la punta del glande, luego lengüetazos en el frenillo y después decididos chupetones en el tronco, que manera más hermosa de despertar, la saludé y ella desprendiéndose de mi verga me besa en los labios y retoma su satisfactoria tarea

  • Amaneciste animada hermanita, le dije
  • Mmmm sí, es que esta muy rica…mmmm

La detuve un momento para situarme bajo ella e iniciar un sesenta y nueve, y tomándola de su turgente culo hundí mi cara en su monte de Venus, explorando con mis labios y lengua cada rincón y protuberancia del apetecible coño, ella incluso detuvo su mamada para exclamar

  • ¡Mmm me…estas matando!!, sigue hermanito cómete mi coñito
  • Te gusta como tu hermanito te come el chochito mi caliente hermanita.
  • Mmm sí, lo haces muy rico… méteme la lengua más adentro, has que tu zorrita se corra.
  • ¿Eres una zorrita,..mi zorrita?
  • Sí desde anoche soy tu zorrita,…. siempre lo seré.
  • Pese a que me tire a las otras.
  • Sí, te las puedes tirar, siempre que me des mi ración de tu verga cuando te lo pida…mmmm que rico….dame que me corro
  • Dado lo caliente que estábamos me dediqué a su clítoris casi con saña, ella comenzó a berrear, de excitada, mi hermana era casi como un carro de bombas que concurre a un incendio, pero la que se quemaba era ella.
  • Me corro….me corro
  • Yo también me corro, alcancé a decir antes de estallar como un volcán, chorros de mi leche salían he inundaban la boca de mi zorrita.

Ella casi desmayada sobre mi verga, dejaba que mi leche cayera de su boca, siendo detenida por su mano que aún afirmaba el tronco de mi verga, trató de tragar algo, pero derramó una considerable cantidad, ya más recuperada, comenzó a buscar con su boquita mi leche derramada para tragársela, me comentó que sabe horrible, pero igual se la tragó casi toda, se recostó a mi lado y nos acariciamos hasta que los primeros rayos de sol ingresaban por la ventana, se veía realmente hermosa, el solo hecho de mirarla en su serena calma hizo que mi verga volviera a cobrar vida propia, comencé a besarla por todos lados ella reaccionó diciendo

  • ¿Qué pretendes pardillo?...mira que estoy sudada y pringada de tu esencia.
  • Grabar tu cuerpo en mi mente, pasando a chupar sus lindas tetas.
  • Parece que solo las quieres graba a ellas.
  • Es que me encantan
  • Y a mí me encanta tu verga dentro de mí.

Dada la indirecta tan directa, me situé entre sus piernas y cubriéndola con mi cuerpo comencé a penetrarla, ella era un mar de flujo que hacía que mi verga entrara con facilidad en su otrora virgen coño, nuevamente la conexión mental comenzó a producirse, era como si yo fuese ella y ella yo, de pronto exclamó:

  • ¿Pe..pero que es esto?, es…es como si yo fuera tú, me veo por medio de tu mirar
  • Eso pasa cuando dos almas gemelas se fusionan se me ocurrió decir, yo también me veo a través tuyo.
  • Es… es genial, es como si yo tuviera tu verga y mi coño a la vez…mmm me estoy llenando de mi verga…esss maravilloso, sigamos….¡sí!!!,  ¡sí!!!

Este nuevo descubrimiento de la fusión era casi irreal, nuestros sentidos se exacerbaban llegando a límites inexplicables de placer, ella me besaba y acariciaba como queriendo fundirse conmigo, además su deseo se confundió con el mío e intentaba tomar el control de mi mete saca, me pareció increíble, por lo que la dejé sincronizar el ritmo de ambos deseos, llevé mis sensaciones a un paso más allá de lo que creí posible, pues sentía el roce de las paredes de su coñito sobre mi verga, del golpeteo de mis acometidas sobre su clítoris, de los roces de mi pecho sobre sus tetas, de su lengua junto a la mía, las sensaciones se amplificaban en nuestro cerebros, llevándonos a un nivel de paroxismo creo que inalcanzable para seres humanos normales, era como tener sexo con los ¿hadas?, no lo sé, nunca había llegado a algo así, nuevamente después de sostener por tres o cuatro minutos esta orgásmica sensación, nos corrimos, quedando exhaustos de la tremenda cogida que nos habíamos dado, nos abrazamos sin decirnos nada y nos quedamos dormidos.

Serían casi las 10:00 cuando despertamos, quise repetir lo recién vivido con Olga pero me rechazó, intenté convencerla con besos y caricias, luego con feromonas pero ella me dijo algo que realmente me sorprendió.

  • No lo intentes, ya sé lo que pretendes con las feromonas.
  • ¿Cómo lo sabes?
  • No puedo explicarlo, pero cuando en la madrugada parecíamos uno solo, un mundo insospechado para mí se abrió, era como si pudiera pasear por tu cerebro, por tus conocimientos, ahora sé prácticamente todo sobre ti.
  • ¿Estás enojada?
  • No podría estarlo, descubrí un mundo de sensaciones increíble y que sin ti nunca lo hubiese hecho.
  • Entonces porque no quieres repetirlo.
  • No me mal interpretes, si quiero repetirlo, no ahora, tal vez mas rato, pues quiero que le des algo de esto a mamá. Anda y dale duro hermanito dijo riendo
  • Pero es mamá.
  • Oye no finjas, sé que les diste duro a Mamá y Tante Heidi, yo les tuve que poner pomada en sus rotos anitos so guarro.

Ya no discutí más, desnudo como estaba me levanté y fui al cuarto de mamá, ella estaba levantada y se iba a la ducha, la saludé y la besé estrechándola contra mi erecta verga en un apretado abrazo, intentó apartarse pero no se lo permití, la tranquilicé mediante proyecciones de nuestro primer encuentro en que el sexo había sido más relajado que en el segundo, le saqué su bata y tomé sus dos melones que tiene por tetas y se los chupé sin compasión, ella intentaba hilvanar motivos para que no tuviésemos sexo, pero yo estaba decidido a darle todo el placer posible, mientras le chupaba sus tetas y jugaba con sus pezones le tomé su lindo culo y mientras lo amasaba le bajé sus bragas y comencé a pasarle mi verga por su rajita, le levanté una pierna con un brazo y la ensarté de una profunda estocada, pese a su reticencia inicial, ella estaba deseosa de que le diera duro, a mi madre le ponía el sexo rudo. Le daba duro, intentaba entrar en sincronía con ella pero no me resultaba, entonces comprendí que ella era distinta a Olga; podía inducir en ella algunas cosas pero otra cosa era establecer esa total conexión para materializar la fusión que experimenté con Olga y que vislumbré en Heidi y Hana. Mientras le daba duro a mi madre, pensé que Opa también debió de experimentar en Heidi al igual que con mi hermana y también pensé que tal vez Hana hubiese recibido parte de los cambios como herencia genética de su madre, dado que las fechas de nacimiento o convivencia de Opa con Hana no calzaban de otra forma para tal efecto.

Mi madre se corrió como una burra, tanto que la tuve que afirmar para que no se cayera, me besó de agradecimiento y cariño, pero yo quería más, la llevé al baño y recordando lo que hice con miss Priscila la situé frente al espejo del lavabo, me puse jabón líquido en la verga y la ensarté con un poco más de cuidado que la última vez, no quería reclamos de Olga, aún así comencé a culearla si piedad, sentía como ella se iba calentando al verse en el espejo como sus tetas se mecían mientras su hijo la tenía ensartada y se la culeaba, ella estaba fascinada y a la vez hirviendo de un lujurioso deseo, el incesto la tenía un poco alterada pero disfrutaba cada segundo de la frenética partida de culo, estaba en eso cuando se asoma Olga y me dice:

  • Mmm veo que aquí está la cosa que arde, mientras de alguna forma establecía un enlace mental con ambos.
  • Veo que aprendes rápido le dije mentalmente, mientras percibía que ella también se calentaba.

Comenzó a sobar las tetas a mamá, la cual pese a lo sorprendida se dejo hacer, Olga me besó mientras sodomizaba a mamá, ese beso fue algo mágico, pues nuestra fusión mental se fortaleció, nuestros sentidos estaban completamente integrados, me tomó una mano y comenzó a masturbarse con ella, sin dejar de sobar una de las tetas de mamá, mamá estaba que se desmayaba de las oleadas de placer, hasta que nuevamente estallamos en un feroz orgasmo que hizo que mamá se desmayara sobre el lavabo mientras yo me corría sobre sus nalgas, tomé la nuca de mi hermana y la obligué a mamarme mientras terminaba de descargarme

  • Puaghh, eres un asqueroso, me hiciste que te la chupara la verga con restos de mierda, semen y quizás que otra cosa.
  • Sigue zorrita, tú quisiste participar, límpiala y la otra cosa es jabón gel
  • En todo caso tu verga me pone, pero me deja agotada,
  • No tanto como a mamá, ven ayúdame a tenderla en la cama.

Pasados unos minutos mamá se recupero, en un momento llegué a preocuparme, pues me pareció que pasaba mucho tiempo antes de volver en sí, pero lo hizo feliz de haber sido tirada y culeada por sus hijos, los tres nos metimos a la ducha y nos lavamos muy bien, está demás decir que las limpié por todos lados y les chupe las tetas de todas las formas imaginables y de tanta calentura, me culeé a Olga en la ducha mientras mamá le chupaba las tetas, terminé agotado, era casi el medio día cuando terminamos de vestirnos, Olga presentaba algunas dificultades al caminar por que aparentemente y pese al jabón gel le partí el culo realmente.

A las 12:30 fuimos a la casa de Opa, donde nos esperaban para hacer una barbacoa, el clima reinante era de felicidad, noté cuando Opa escrutó en mi mente, lo dejé ver lo que quise que viera, lo hecho con Hana, el primer encuentro con Olga y parte del encuentro con mamá, no lo dejé que viera la fusión mental experimentada con mi hermana y Hana, no sé porque lo hice, pero como el mismo dijo, hay cosas que es mejor no saber y hay secretos que deben quedar como secretos, esa lección la tenía grabada a fuego. El almuerzo fue distendido, y se alargó hasta casi las cuatro de la tarde, percibí los deseos ocultos de Oma y Tante Heidi de ser cepilladas por mí, también los nervios y anhelos de Hana en cuanto a nuestra relación. Casi todo se despejó cuando Opapa le dice a todas que las invita a comer un helado a un local famoso por ello, pese a ser casi fines de Otoño, diciéndole a Hana que me acompañe mientras van y vuelven, pues no caben todos en el auto, todas se miraron sabiendo lo que pretendía Opa, pero aceptaron irse sin mayor discusión, los despedí en la puerta de la casa mientras Hana estaba esperándome algo nerviosa, al solo entrar ella me abraza y me dice que me quiere y que desea ser mía nuevamente, yo le pregunto

  • ¿Estás segura?, no te quiero mentir, aún no dilucido mis sentimientos completamente
  • No, pero te deseo, lo que vivimos ayer fue maravilloso y estoy dispuesta a revivirlo cada vez que tú quieras
  • ¿O sea sin condiciones?
  • Sí, sin condiciones, te extrañé mucho desde ayer a hoy, dijo besándome con ternura
  • Yo también, eres muy especial y ahora deseo descubrir cuan especial eres.
  • ¿Por qué dices eso? por algo que descubrí de mi y en Olga ayer
  • ¿Cómo? Tuviste algo con tu hermana
  • Sí mucho más que algo
  • ¿Te la tiraste mucho? dijo adivinando lo sucedido.
  • Sí por casi todos los lados, pero llegué a un nivel de lazos insospechado y creo que contigo puede ser igual o mejor, de hecho ayer lo pude vislumbrar contigo.
  • Pero no sé si te pueda compartir con tantas mujeres, te has tirado a mi madre, a tu madre, a Oma y ahora Olga.
  • Sí y he descubierto que con algunas mi lazo es más que afectivo, en realidad no sé definirlo exactamente, es como vital.

Percibía que mis actividades sexuales con las otras parientas le molestaban en lo más profundo de su corazón, yo hasta hace poco no conocía los celos más que en los relatos de terceros, nunca los había sentido hasta que descubrí la traición de Hana, ahora percibía algo muy similar en ella, no eran igual a los míos, pero si juntaba los hechos con los sentimientos percibidos, puedo asegurar que Hana estaba celosa.

  • ¿Quedó algo para mí? Me preguntó finalmente
  • Sí corazón, comencé a acariciarla con delicadeza y desnudarla al mismo tiempo
  • Métemela y hazme tuya antes de que te marches, dijo con lágrimas en sus ojos.
  • Estas segura,
  • Sí siempre estaré para ti.

No me hice de rogar, le bajé sus jeans y se los saqué, comencé a pasarle mi verga por su rajita mientras la besaba, caminamos hasta una silla del comedor y me senté, comenzando a comerle las tetas mientras ella estaba parada frente a mí, luego comencé a acariciarle su Monte de Venus, la temperatura de los dos se empezaba a elevar, hasta que ella retiró mi mano que ya martirizaba su clítoris y se montó en mi verga comenzó a cabalgarme a su antojo, percibía sus deseos y aposté a lograr lo mismo que logré con Olga, establecí el enlace mental requerido y aumentamos las caricias, ella me sacó la camisa y se desprendió de su sujetador que molestaba, nuestros pechos se rozaban con la acompasada cadencia de nuestro mete saca, yo recorría su cuerpo partiendo de sus piernas, sus nalgas y espalda hasta alcanzar sus tetas, el polvo era silencioso como si nos fueran a descubrir, ahora percibía su placer unido al mío, a ella la invadió un deseo incontrolable de ser poseída continuamente, tanto que ella comenzó a mover las caderas e incrementaba el ritmo, sentía como la llenaba con mi verga, como su hinchado clítoris refalaba por mi verga, la besé nuevamente y busqué en sus sentimientos más profundos y deposité los míos como quien intercambia caricias, ahora era todo felicidad, ternura, pasión y un profundo cariño, ¿era amor filial? mezclado con atracción sexual, no lo creo, era eso y algo más, ese algo más era muy difícil de explicar, Hana se dio cuenta que nuestro amor era como el que yo sentía por Olga, parecido al amor filial, pero también se parecía en algo al amor de pareja, de alguna manera entendía lo mismo que yo, comenzó a profundizar sus brincos sobre mi verga hasta que al oído me dijo:

  • Me coorrroo…mi amor...¡me corrrooo!!!
  • Yo también alcancé a decir algo así, acompañándola en el más profundo orgasmo, si alguien puede tener uno así.

La tomé con mis manos por el culo y nos fuimos a sentar al sillón, mi verga que iba menguando se salió cuando me senté con ella a horcajadas, la volví a besar, si bien lo alcanzado por los dos no fue tan profundo como con mi hermana, pues Olga no solo logró penetrar en mi mente, si no que nos fusionamos como uno solo, con Hana alcancé creo que algo cercano pero no completo, pero sí un nivel de comprensión sobre mí muy alto, me miró con sus bellos ojos y me dijo

  • Sé que me quieres y que tus sentimientos son profundos y sinceros, no como los que tienes por Ena, pero tan reconfortantes para mí como para no alejarme nunca de ti.
  • ¿Cómo sabes su nombre?
  • No lo sé, solo sé que por algún motivo pude ver en tu corazón todos los sentimientos y amores que tienes, también vi a las mujeres de la familia y otras, que han tenido sexo contigo y sé que soy especial para ti y que nuestro lazo es indestructible
  • ¿Te gustó?, hice la típica pregunta de cualquier adolescente le hace a su chica, pese a que no tenía dudas de ello, pero creo que es diferente escucharlo.
  • Me encantó, es más quiero repetir ahora, tal vez te entregue mi culito como las otras, que es lo único virgen que tengo.
  • La verdad que seas virgen o no ya no me importa, pues descubrí que yo soy el único hombre para ti, lo que acabamos de vivir y descubrir resulta para los dos lados.

Me besó y comenzamos a acariciarnos nuevamente, mi instinto y el de ella despertaron exacerbando los sentidos, apliqué un poco de feromonas y endorfinas, estas últimas mi nuevo descubrimiento para alcanzar un placer prolongado, retomamos nuestro enlace mental, su deseo se confundió con el mío, al igual que lo que hice con Olga, la penetré en la misma posición que estaba, la dejé sincronizar el ritmo de ambos según sus deseos, ella buscó de inmediato tomar el control de mi mete saca, ella sentía el roce de las paredes de su coñito sobre mi verga, del golpeteo de mis acometidas sobre su clítoris, de los roces de mi pecho sobre sus tetas, tanto como yo. Nuevamente encontré mis sensaciones en un nivel indescriptible con palabras humanas, las oleadas orgásmicas nos asaltaban de continuo por varios minutos, tantos que aún estábamos en eso, cuando entraron a la sala la totalidad de la familia, ¡no los sentimos llegar!, tampoco los vimos como nos miraban entre asombrados y embelesados, nuestros gemidos y suspiro les deben haber indicado que estábamos en otro mundo, más cercano al de la hadas que al humano, comencé a llenarla de leche si cesar, ella se desvaneció o algo parecido, pero su conciencia permaneció en mi.

Tante Heidi se acercó a su hija al verla desmayada, al igual que Olga, los otros no salían aún de su asombro que los tenía paralogizados, sentí el enlace de Opa que me llamaba nuevamente a este mundo, rompí el que tenía con Hana, ahora los miré, tenía a las socorristas tomando a Hana para recostarla a mi lado, ellas vieron que se encontraba bien, solo había sido un ligero desmayo por el cúmulo de sensaciones alcanzadas en ese inusual lapso de paroxismo.

  • ¿Cómo estás? pregunto Tante Heidi a su hija que volvía en sí
  • Bbi..bien mamá dijo intentando tapar su maravillosa desnudez
  • Ay hermanito pareces que aprendiste a llevar a las mujeres a otro nivel de placer que casi las matas, dijo Olga con bastante propiedad y conocimiento de primera fuente

Yo estaba mudo de vergüenza pese a haber estado con todas, y de alguna manera había vivido algo igual con Opa y Oma, también sentí vergüenza y me tapé mi amiguito ahora reducido a su mínima expresión.

  • Bueno creo que es tiempo de que se laven, se vistan y tomemos un té con pastelillos antes de ir a dejar al bus a Claudio dijo Oma.
  • Sí también creo lo mismo dijo Opa, además deben descansar de tanto ajetreo, dijo riendo al final, risa que acompaño a todas menos a mí y Hana que aún estaba avergonzada.
  • Dúchense y vienen dijo Tante Heidi.
  • Anda tu primero Hana dije
  • Vayan los dos, no creo que vayan a hacer algo que no hayan hecho y que no sepamos, dijo Tante Heidi
  • Si vamos, dijo Hana tomándome de la mano.

Olga nos entregó la ropa que habíamos dejada tirada y dándole las gracias nos fuimos al cuarto de baño de Hana. Nos duchamos entre caricias y besos, estábamos jabonándonos cuando entró mamá y me dice que dejó mi uniforme en el cuarto de Hana para que me vista con él cuando salgamos, ella corrió la cortina y nos mira detenidamente finalizando

  • Hacen una bonita pareja, pero no se demoren, ya tendrán otra oportunidad para más de lo mismo.
  • Sí mamá dije.
  • Si Tante dijo Hana.

Tomamos el té que tanto fascina a Opa y que adoptamos como una costumbre. Durante este grato tiempo familiar, las bromas y puyas no cesaron, todos estaban contentos, incluso Hana que sentía una pacífica felicidad, pese a que descubrió que yo la quería de la forma que quiero a Olga, o sea como una hermana, pero con unas ventajas sobrehumanas que escapan a lo usual, Hana pensaba que mientras pudiese ser parte de mi vida en todos sentidos y en especial lo recientemente vivido, estaría contenta.

El retorno fue con mi acostumbrado nerviosismo que creía desaparecido, pero de alguna manera muy feliz, sabía a ciencia cierta cuáles eran mis sentimientos para con mi familia, ellas los aceptaban como eran y estaban dispuestas a compartirme en sus vidas, ahora tenía un verdadero harem de bellezas. Eso sí me pidieron que fuese a verlos más veces al mes, eso quería decir dejar de ver a Ena, no le veía muchas posibilidades de evitarlo o de poder compartir mi tiempo con todas en forma equitativa.

Cuando llegué a la Escuela Naval, cerca de la entrada estaba Ena, se veía muy linda con sus vaqueros bordados con flores y su chaleco psicodélico, la acompañaban sus padres, bajé del bus y los fui a saludar, ella nuevamente se lanzó a mi cuello y me besó con el ya acostumbrado piquito.

  • Buenas no….
  • Mmm hola mi corazón, dijo mientras yo percibía que pensaba ¡que me quiera que me quiera!, soy tú chica, la otra no.
  • Perdón mi Comandante le dije algo perturbado por el efusivo saludo de su hija.
  • Buenas noches Cadete Claudio, dijo seriamente, pese a que sus pensamientos eran tan alegres como los de su esposa, que veía el capítulo del patán guerrillero como cosa del pasado.
  • Hemos tenido que traerla, pues no podía esperar una semana para volver a verte dijo Tante Ilse.
  • Qué buena idea han tenido dije sonriendo a Ena.
  • Les dejaremos a solas unos minutos, después a cumplir con el reglamento, dijo mi Comandante.

Se alejaron unos metros, los suficientes para no perdernos de vista sin oír todo lo que nos dijéramos, ella me tomó del brazo diciéndome

  • Mi padre me dijo que esto está permitido, pero esto otro no, dijo dándome otro beso casi furtivo,
  • ¡Ena! Se escuchó al Director.
  • Estas bien instruida…. Alcancé a decir y no me quedó más que reír.
  • Sé que soy insistente y tal vez algo agobiante, pero no sé por qué me tienes loca.
  • Tal vez porque soy lindo, inteligente amable y maravilloso.
  • Nada de eso, pero me tienes loca
  • Tu eres mi hippie loca, en todo caso me gusta tu acoso, es intensamente agradable, contesté
  • ¿Cómo te fue, aclaraste algo tus sentimientos?
  • Muy bien y ¡sí! fue mi lacónica respuesta.
  • ¿No me dirás nada?
  • Oh sí, eres muy linda
  • No seas pesado sabes a que me refiero.
  • Ena sabes perfectamente que me gustas como ninguna otra chica, no sé si te quiero con toda el alma, eso lo descubriré día a día, pero indudablemente me gustas, mi único problema que he resuelto mis problemas con la familia y ellos quieren verme más seguido, lo que significa menos tiempo para estar contigo y no sé cómo evitarlo
  • Yo te quiero y el tiempo que me des será suficiente
  • Yo también creo que te quiero pero ningún tiempo será suficiente para compartir contigo….

Ella me besó colgándose de mi cuello sin soltarme e invadiendo con su lengua mi boca, yo que tenía mi maletín y abrigo en las manos no puede evitarlo, vamos la bese como haría cualquier francés, pero sabía que nada buenos me esperaría.

  • Ena suéltalo, si no lo van a castigar y no lo veras.
  • Pero Papá solo me despedía.
  • Claudio váyase a presentar y nos veremos luego me ordenó.

La semana se inició con intensos preparativos y ensayos para el desfile, el tiempo disponible era para clases, ensayo de desfile, estudio, dormir, nuevamente clases, ensayo…. Que más les puedo decir, no me quedaba a estudiar más allá de lo usual, pues estaba agotado, lo único bueno en que un par de oportunidades pude ver a Ena que seguía nuestras prácticas de marcha por las calles del barrio, claro que todos los cadetes que estaban a mi alrededor, tenían fantasías con ella, algunas no muy santas, eso me molestaba de sobremanera, es más cuando ella me sonreía y me hacía señas algunos le lanzaban disimulados besos, mis celos eran cada vez más grandes, quería acriminarme con algunos de ellos, pero que podía hacer, además que casi todos eran más antiguos que yo un simple cadete de primer año, lo único que alivió mi sufrimiento fue al tercer día que el teniente a cargo de mi compañía nos dijo, que si alguno volvía a siquiera mirar a la hija del Director de la Escuela Naval, el se encargaría de dejarlo arrestado de por vida.

Finalmente el gran día llegó y desfilamos ante un gran marco de público que nos vitoreó en varias oportunidades, era toda una fiesta que celebrábamos con la civilidad, durante el desfile divisé a mi Ena y su madre que la acompañaba, tal vez porque el Director de la Escuela lideraba nuestra formación, pero una visión que encontré increíble o más bien imposible surgió al lado de mi chica, inmediatamente al lado de las altas figuras de Ilse y Ena se movía Sofía, la última persona que podía imaginar presente en el desfile, si lo  estaba. Todo salió perfecto y dado el desgaste de la larga jornada nos dieron franco a contar de finalizado el ordenamiento de nuestras pertenencias, cosa que todo el mundo realizó rápidamente, a eso de las 21:00 horas por fin salí franco, tenía cuatro largos días de libertad por delante, ahora enfrentaba el dilema de repartir el tiempo que tenía entre mis amores, difícil decisión, por lo pronto me dirigí a casa de Herr Comandante, no era capaz de tomar un bus para ir a casa.

Continuará......

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