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The Nanny o Simplemente La Nana, Capítulo 6

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Capítulo 6: La llegada de Bego a nuestra casa

El viernes por la noche hablé con Vivi, pero solo eso, ella intentó quedar conmigo para el sábado o domingo pero le dije que no podía aceptar, pues llegaría mi bebita a casa, y solo me dedicaría a ella, ante tal hecho Vivi quiso integrase a la “comitiva” que llevaría a mi Bego a casa, pero nuevamente le pedí que no lo hiciera, pues no quería terminar mi relación con ella, mezclando situaciones de por sí complicadas… no se merecía que termináramos de esa forma. A Vivi le pareció rara mi actitud y me preguntó ¿qué era lo que me pasaba? pero mantuve mi renuencia a decirle la verdad, por algo que sinceramente creía que sería doloroso para ella.

El sábado por la mañana esperaba con ansias la llegada de mi familia, era la primera vez que realmente estaría a cargo de mi hija. Desde el momento en que ella llegase, mi vida sería distinta, sería verdaderamente “un papá”.

El tiempo transcurrió lento o mis nervios o mis nervios lo hacían parecer así, finalmente a eso de las 11:30 llaman a la puerta y al abrir asoman todas mis chicas, o sea Mamá con Bego, Kuky y más atrás Nadja, mi corazón que ya estaba intranquilo se desbocó cuando se asomó mi Nanny, solo ella era capaz de producir ese efecto en mí.

  • Mamá: Hola corazón, te traje a tu bebita, jejeje.
  • Claudio Hola mamá…. hola Begoñita, veru-veru, agu, papá (ya sé que son tonterías hablar así, pero los que son padres me entenderán, jejeje).
  • Kuky: Hola papito… ¿también necesitas un babero como Bego?, jajaja.
  • Claudio: Hola Kuky, tal vez lo necesite, pero no me corto por quererla, jajaja.
  • Nadja: Hola don Claudio, ¿me puede ayudar con las cosas de la bebé?
  • Claudio: Oh, sí, hola Nadja, ¿Cómo estás?
  • Nadja: Bien gracias, pero necesito su ayuda…. Me dijo mientras dejaba en el suelo los bultos que traía en los brazos, el notar su actitud “indiferente” me perturbó, pero la soslayé.

Mientras mamá entretenía a mi Bego, junto con las dos chicas bajamos la infinidad de bolsos, maletas, juguetes y demás parafernalia, destinada a mi bebé. El apartamento de un minuto a otro se convirtió en una zona de desastre, pero por fin tenía a mi bebé en casa y no solo a ella…

Almorzamos algunos platos preparados que había comprado más temprano en el supermercado mientras comentábamos y coordinábamos las actividades que desarrollaríamos a contar que todo estuviese instalado, como también los requerimientos que nos aseguraran una cordial estadía de mi bebé. Terminado lo anterior, el resto del día nos dedicamos a ordenar todo y reestructurar mí ahora reducida morada.

  • Mamá: Bien mi nene, por fin terminamos, creo que es hora de que saques a pasear a tu bebé.
  • Claudio: ¡Sí, por fin!, la pongo en el coche y la saco a pasear….
  • Nadja: Pero antes de salir creo que la debe revisar y ver si está seca.
  • Claudio: Ah…. Bueno veamos cómo está mi niña (efectivamente estaba algo húmeda)

Cuando por fin mi Bego estaba lista para salir la puse en su coche y me cambié de indumentaria y salí con ella a “trotar”, dejando con mucha frustración a Kuky y Nadja que se habían preparado para acompañarme sin siquiera preguntarme, como se diría, las dejé con un palmo de narices, la verdad es que disfruté de la tibieza del sol y la frescura de la brisa marina y la paz de no tener un corro de mujeres dándome instrucciones, el resto de la tarde y noche fue ir afinando nuestras cosas y el sofá donde con dolorosa dificultad pasé la noche, dado que Mamá y Kuky compartieron mi cama.

El domingo fuimos los cuatro adultos a almorzar al club de oficiales, que afortunadamente para nosotros tenía una guardería para infantes bajo los tres años a cargo de dos chicas muy agradables (cosa que molestó a Nadja y Kuky, que no vieron con buenos ojos que ellas me sonrieran demasiado). Volviendo al tema ellas juraron que mi bebé estaría bien resguardada, pese a las dudas de sus tres “madres”, que dieron todo tipo de indicaciones.

El almuerzo fue de lo más entretenido, momento en que pude apreciar con incredulidad como Kuky y Nadja interactuaban en un idioma que ellas habían creado, mezclando el castellano, alemán e inglés, la verdad era increíble, debo reconocer además, que Nadja cada vez hablaba más castellano, mamá siguió con el curso intensivo de cómo debía ser papá y algunas puyas que le sacaron risas a las chicas. En fin, todo transcurrió tranquilamente, tan tranquilamente que a mi regreso a casa hasta dormí siesta junto con mi bebé (me recuperé de la horrible noche anterior).

Ya por la tarde mi madre y Kuky debían retornar a sus respectivas casas; mi adorada madre se fue llorando consolada por mi adorable sobrina, y yo me quedaba con las dos mujeres que más presentes tenía en el corazón, Begoña y Nadja… Antes de irse mi madre me dijo:

  • Te dejo con tus dos amores, cuídalas como si fueras tú….
  • Claudio: Ay mamá, ¿por qué dices eso?
  • Mamá: Porque es la verdad, aún cuando no la veas porque eres aún muy pardillo, jajaja.
  • Claudio: Mamá, ya soy un hombre, claro que me falta aún conocer bien a las mujeres…
  • Mamá: Ya lo sé y nunca lo aprenderás del todo, jajaja… lo que me consuela es que tus amores son buenas niñas, jajaja
  • Claudio: Aprenderé mamá, aprenderé, en todo caso siempre estás tú, cualquier cosa te llamo y te pido instrucciones.
  • Mamá: Sí mi niño…. Me da pena dejarla pero creo que es para su bien y el tuyo.
  • Kuky: Adiós, tiíto de mi corazón, pronto vendré a ver a mi sobrina.
  • Claudio: Adiós sobrinita, cuando quieras.

Luego de los llantos abrazos y una despedida muy tierna, mi madre, y su “cuasi nieta” Kuky a la que vanidosamente llamaba sobrina, se despidieron de los que nos quedábamos a enfrentar una nueva vida… después de la partida me quedé con “mis mujeres”, sin decir nada, el silencio era un pesado cortinaje que nos separaba hasta que Nadja lo interrumpió.

  • Algo huele mal y no soy yo, dijo con risitas mirando a mi bebé para luego decirme… ¿Me ayuda?
  • Claudio: Claro, que debo hacer….
  • Nadja: Todo lo que le diga, jejeje.

Cambiamos a la bebé, Nadja me enseño, por primera vez sentí que hacerlo no era tan difícil, pese a que las anteriores experiencias decían lo contrario, luego ella tomó a mi nena que ya intentaba gatear y la puso sobre mi cama (la más grande, es de dos plazas) y comenzó a jugar con ella, yo por mi parte me metí tímidamente en el juego, todo fluía bien, hasta que en un minuto nuestras manos se rozaron, fue igual que si me hubiese dado un golpe de corriente, mi corazón se aceleró, la miré y ella cambió de su típico color pálido, al más granate de todos los rostros que pude ver en mi vida.

Seguimos jugando con Bego en mi cama hasta que llegó la hora de su cena, me quedé con ella mientras Nadja le calentaba el biberón, me enseño a prepararla y verificar la temperatura, si bien todo se veía fácil, la verdad es que no lo era, ya que Bego a su edad era completamente dependiente de nosotros. Luego en la sala Nadja le dio el biberón a mi nena, se veían preciosas las dos y yo babeaba por las dos.

Llegada la noche realizados todos los rituales para llevar a la bebé a su cuna, por fin tuvimos con Nadja nuestros primero minutos realmente solos desde que la recibí en el aeropuerto, no sabía que hacer o decirle (creo que ella tampoco), por lo que guiado más por mi hambre que por mis sentimientos, le dije que me acompañara a la cocina a conversar mientras preparaba la cena para los dos (realmente la calentaría), a lo que ella me dijo:

  • Lo acompaño don Claudio, pero yo le serviré a usted.
  • Claudio: Por favor Nadja, ya te dije que me llames Claudio y podemos ayudarnos en estos menesteres…
  • Nadja: Bueno Claudio, si insiste, pero es parte de mi cultura que la mujer debe servir al hombre…
  • Claudio: Pensé que todos los europeos habíamos evolucionado.
  • Nadja: Solo para algunas cosas y en esto prefiero lo tradicional.

Conversamos de mi bebé, de su estadía en el país, de sus avances en el idioma y acordamos que tres días a la semana hablaríamos en alemán, tres en castellano y un día ella me enseñaría ruso, ya que el bielorruso no lo dominaba como su madre y según ella ya casi nadie lo hablaba (no creo que sea verdad, pero tampoco teníamos más día a la semana).

Llegó la hora de dormir, ella lo haría en el cuarto que ya compartía con la bebé y yo en el mío, en un momento pensé como deseaba que ella compartiera mi cuarto, pero el miedo a estropear mi primer día con el “control” de mi hija me contuve, era como ser un gato a cargo de las sardinas, pero no debía perder el control desde el primer día.

Una vez puesto mi pijama fui al cuarto de baño que se comparte con los dos cuartos del piso, el otro baño, es para visitas y no tiene regadera, como de costumbre me lo tomé con calma, hasta que sentí unos suaves golpecitos en la puerta, estaba tan distraído que me sobresalté, pero abrí, allí estaba mi diosa báltica mirándome con un poco de recelo, usaba una pijama parecida a la mía (así de fea, ¡la debe haber comprado mamá!), pero igual estaba para comérsela allí mismo.

  • Nadja: Perdón, olvidé preguntarle a qué hora se levanta…. Para coordinarnos
  • Claudio: Ah, verdad… a eso de las 06:00 horas….y ocupo el baño hasta las 06:30, ¿está bien?
  • Nadja: Sí, yo me ducharé antes para que usted cuide a Bego mientras estoy en el baño.
  • Claudio: A si … bueno… puedo ducharme un poco más rápido y no tengas que madrugar.
  • Nadja: O no se preocupe….
  • Claudio: Ah, bien, ¿quieres ocupar el baño?...
  • Nadja: No usé el otro… pero mañana sí… Buenas noches.
  • Claudio: Buenas Noches corazón….(así le decía a mi Begoña).  Perdón Nadja…. La vi colocarse roja nuevamente.

Luego de la tensión y cansancio que tenía acumulado, dormí como un bendito, no sé si soñé pero en un momento vi y sentí a un ángel, hasta que una dulce voz me llama al tiempo que mi despertador suena y me dice:

  • Buenos días Claudio, le traje su desayuno, espero que le guste, yo me iré a duchar si no le molesta.
  • Claudio: Ah… ¿qué?... oh sí… gracias, no era necesario….¿Bego?
  • Nadja: Lo sé, pero quise darle una sorpresa, Bego me despertó temprano.
  • Claudio: ¿está despierta?
  • Nadja: Luego de su leche no, la pidió muy temprano…jejeje.
  • Claudio: ¿Desayunaste?
  • Nadja: No, luego voy a tomarlo a la cocina.
  • Claudio: No quieres acompañarme.
  • Nadja: ¿Aquí?
  • Claudio: Sí, prometo portarme bien le dije con la mejor de mis sonrisas.
  • Nadja: En ese caso espéreme un minuto.
  • Claudio: Bien, pero no me trates de usted… ¿entendido?
  • Nadja: Bueno, pero me cuesta un poco.

Ella volvió con una bandeja y se sentó a un lado de la cama, dado que hacía algo de frio mañanero, le dije que se metiera bajo las sábanas, me miró cohibida, pero aceptó sonriente cuando le dije que no la mordería, estuvimos juntos viendo las noticias de la mañana, hasta terminar  nuestros respectivos desayunos. Ella se levantó llevando las bandejas a la cocina y yo me metí a la ducha.

Mientras me daba mi breve “hidro-placer” matutino, me imaginé el estar con ella por el resto de mi vida y me alegré, cuando ella salí con mi toalla al cinto, asomé mi cabeza diciéndole que era su turno de la ducha, pues ahora yo haría lo necesario para ir a trabajar, pero podía velar por Bego hasta su salida; ella me sonrió y fue presurosa al baño, el verla desplazarse con su natural coquetería hizo que por un momento me sintiera como cuando mi esposa estaba conmigo, o sea felizmente querido.

Ella entró a la ducha, la verdad es que no se demoró nada, pero durante ese breve lapso, la tentación de entrar bajo cualquier pretexto, se cruzó por mi afiebrada mente, pero me contuve, claro que estaba más atento de sentir como caía el agua de la ducha en vez de lo que estaba haciendo, por lo que luego me vestí aceleradamente para no atrasarme.

Al momento de salir rumbo a mi unidad, Nadja ya estaba en la puerta del apartamento con su sonrisa angelical; al no haberse maquillado como era su costumbre, se veía como una adolescente indefensa, creí morir ante su belleza, pero me recompuse para despedirme. Sin dejar de mirarla inconscientemente me acerqué a ella y le di un beso en la mejilla, tal vez demasiado cerca de la comisura de los labios, al darme cuenta me puse rojo como un adolescente y para más remate le dije:

  • Hasta la tarde mi amor, tal como solía despedirme de Begoña.
  • Nadja: hasta la tarde Claudio, me contestó más roja que yo.

La jornada laboral fue de las mejores, desde hacía mucho tiempo que no trabajaba tan contento, revisé los sistemas y equipos a conciencia, alenté a mi personal a trabajar con profesionalismos y todo me pareció tan bien que incluso el “Viejo”, me dijo:

  • Bienvenido al mundo de los vivos mi teniente, un gusto de verlo como era antes.
  • Claudio: ¿Por qué me dice eso mi Suboficial?
  • Viejo: Porque se le ve contento y con las energías que todos le extrañábamos, tanto que hasta el Comandante me lo comentó.
  • Claudio: Tal vez sea porque estoy viviendo con mi hija…
  • Viejo: Ah eso explica todo, me alegro por usted y por su Nanny, jejeje.
  • Claudio: Vamos que ella es solo una chiquilla… tiene 19 años
  • Viejo: Con todo respeto usted también lo es… y mientras siga contento ella cuenta con toda mi simpatía.

El regreso fue rápido, forzado por mi deseo de ver a mis chicas, la verdad es que no sé a cuál de las dos deseaba ver más, claro que para mí son “indivisibles”, al llegar la primera sorpresa que me llevé fue encontrar a Paula en casa sentada tomando un café con galletas con Nadja, la verdad es que no me lo esperaba:

  • Nadja: Hola Claudio, me habló en castellano, está su amiga Paula.
  • Claudio: Hola Nadja, hola Paula, hola mi bebé dije finalmente dirigiéndome a Bego, que sorpresa.
  • Paula: Hola Claudito, vine a ver a tu niña pequeña, está preciosa me dijo besándome en las mejillas aprovechando de decirme al oído y la más grande también está linda, te felicito, jejeje
  • Claudio: Gracias, por reconocer mi buena suerte, jajaja

El que estuviese mi amiga con derecho a roce me complicaba un poco, ¡vamos a decir verdad mucho!, pero era bueno que Nadja la conociera, pues era una persona importante como apoyo en mi ausencias que al estar embarcado eran frecuentes. No sé cuanto estuvo de visita Paula, pero casi da a tierra mis planes de salir a trotar con mi bebé, afortunadamente el sistema de trabajo de los tripulantes permite llegar algo más temprano que la gente oficinista, pues cuando se zarpa no hay sábados ni domingos. Una vez que Paula se fue, le dije a Nadja de mis intenciones, ella me dijo que “ninguna problema” o algo así en su aún mal castellano.

Me cambié en mi cuarto rápidamente y al salir, me encontré con que mis dos chicas estaban listas para salir a trotar, no sabía que decir, ni como ocultar mi excitación al ver a Nadja en una malla deportiva y un sujetador que apretaba todas sus rotundas formas, apenas disimuladas por unos pantaloncillos y una camiseta de tirantes a juego, la verdad es que estaba divina.

  • Claudio: ¿También vas?
  • Nadja: Sí creo que lo necesito, desde que llegué he engordado casi cinco kilos.
  • Claudio: Uhmm no se te notan (ella se puso roja)… ¿Pero podrás con mi ritmo?
  • Nadja: Si usted lleva el coche, creo que sí.

Partimos suavemente bordeando el camino costero, la verdad es que estaba embobado mirándola, la cadencia de su trote era hipnótico, al poco rato se nos unió uno de mis colegas que pese a solo hablar algunas frases en alemán se hizo el lindo con mi Nanny, decir que tuve un ataque de celos sería decir poco, pero me lo tragué en pos de mantener a mi nana al cuidado de Bego y no evidenciarme ante tan inoportuna compañía, pero la verdad es que cada risita de Nadja por la burradas que hacía mi ahora contrincante, me calaba en mi corazón. Afortunadamente él iba de vuelta y se separó de nosotros.

  • Nadja: ¿El no le cae muy bien?
  • Claudio: Sí pero me parece que se hizo demasiado el lindo contigo, respondí con demasiada franqueza.
  • Nadja: ¿Eso le molesta?.... digo porque no fue mi intención.
  • Claudio: Eh… la verdad es que…
  • Nadja: No es necesario que me conteste, jejeje, ya sé que le molestó, jejeje.
  • Claudio: Uhmm sí un poco, nos hace perder el ritmo, me excusé.

No pude seguir la conversación, la verdad es que fui descubierto totalmente, por algún motivo soy como un libro abierto en cuanto a mis emociones con las mujeres y mi Nanny ya sabía leerme bastante bien.

Llegamos a casa, Bego venía más que mojada, por lo que debimos cambiarla apenas llegamos, terminada la maniobra la puse en su andador, el cual era aún grande para ella, pero disfrutaba con sus juegos, me quedé cuidándola mientras Nadja se duchaba, no pude resistir la tentación de mirarla cuando salió del baño envuelta en una toalla con su cabello húmedo, la verdad es que me gustaba como se veía sin maquillaje, tanto que se lo dije:

  • Nadja: Ya terminé la ducha, puede dejarme la bebé en mi cuarto.
  • Claudio: Muy bien, gracias le contesté sin dejarla de mirar embobado
  • Nadja: ¿Me quedó algo en la cara?, preguntó al verme tan perdido en sus ojos.
  • Claudio: No, eh, la verdad es que te vez muy linda sin maquillaje.
  • Nadja: Gracias, las mujeres de mi tierra se maquillan para que sus hombres las vean siempre lindas… pero si a usted le gusta sin maquillaje, no lo haré.
  • Claudio: No, puedes hacerlo cuando quieras, solo que aún sin él, te ves muy bien.
  • Nadja: Gracias, nuevamente el rubor llegó a su cara, luego dijo: Muy bien me quedo con la niña, dúchese para que yo me pueda vestir.
  • Claudio: Oh, claro, perdón.

La semana transcurrió de similar forma, por algún extraño motivo ella me tenía encandilado y eso que solo llevaba casi ocho meses viudo y hacía cuatro casi cinco que conocía a mi Nanny; de alguna manera ella aliviaba mi pena, siendo un bálsamo de frescura para mi alma. Pero a su vez me revolucionaba las hormonas, que a mis 24 años estaban muy presentes, surgiendo mi mayor problema para contenerme en nuestra relación patrón nana; tal vez dado por lo chico de mi apartamento a lo que se sumaba mi deseo de compartir todo el tiempo que podía con mi Bego; ocasionándose más de algún roce casual o no tan casual, con ella pese a que mis intenciones de no tocarle ni un pelo las tenía presentes.

El viernes por la tarde salí a enfrentar un largo fin de semana con mi “familia”, iba contento, ya que no tenía guardia ni trabajo pendiente, por lo que apenas llegué junto con regalonear a mi bebé, conversé con Nadja trivialidades y algo de cosas personales para irla conociendo de verdad. Todo lo que ella me develaba, me hacía encantarme más y más con su personalidad, que por su cuerpo ya lo estaba desde que la vi.

Salimos una vez más a trotar, pero en esta oportunidad se nos unieron varios “pintamonos”, “moscardones”, “rapiñas”  o como quieran llamarlos, si la veces anteriores habían sido uno o dos, ahora eran todos mis compañeros de trote y otros que ni siquiera trotaban para ir a comer, la verdad es que mi Nanny causaba estragos en medio de mi medio ambiente, por lo que apuré el paso con el coche para ralear las filas de acompañantes, ella lo notó y lo resintió.

  • Puede trotar un poco más suave… por favor.
  • Comandante Muñoz: Sí hombre que nos tienes a todos al borde del desmayo
  • Claudio: Bueno, pero no sabía que estaba dirigiendo el trote mi Comandante.
  • Comandante Muñoz: Lo digo por ella….
  • Teniente González: Sí con este ritmo no se puede hablar ni nada….
  • Capitán Gomez: Vamos al ritmo de ella, así todos felices…

Gracias a Dios terminamos de trotar, llegando a casa sin escoltas , ya por la noche, luego de todas los procesos requeridos de mi Bego, decidí que fuésemos a cenar al club de oficiales (Es bueno, bonito y barato), ya que necesitábamos un poco de diversión los dos, ella encantada por la noticia, hizo lo que se espera de toda mujer se puso más linda aún si cabe (claro que se tardó lo indecible) y vistió a mi bebita como una princesa, las dos se veían bellas.

Llegamos con Bego durmiendo en su cochecito y nos sentamos en una mesa pequeña (casi parecía una cita), pedimos un aperitivo, luego llegó el metre de siempre (me conocía de Alférez de Navío, felicitándome por mi linda compañía, luego apareció mi antiguo jefe (el Comandante que me sugirió lo de la Nana) y se sentó a conversar como si fuera un viejo conocido de Nadja, además como hablaba bien el alemán por anteriores intercambios entre las respectivas marinas, no tenía como evitarlo, además de que se hacía el lindo (como lo odié), finalmente terminado el aperitivo y llegados nuestros platos nos fuimos a la mesa principal por lo que se fue, estábamos retomando la normalidad, cuando llegaron dos señoras amigas de mi Begoña y me saludaron, despertaron a Bego y se quedaron conversando mientras nuestros platos se enfriaban, la verdad es que a esa hora solo quería que se fueran. Nadja, movía el coche para dormir a Bego nuevamente, mientras era interrogado, pero finalmente no hay mal que dura cien años…. y se fueron, cenamos nuestros platos recalentados (aún así estaba buenos).

Regresamos a nuestra casa casi en silencio,  en el trayecto Nadja se encargó de Bego que estaba más que despierta, afortunadamente a los minutos de llegar, y luego de su biberón se durmió, la velada por una parte me había parecido una tortura,pero por otra la había disfrutado, creo que con solo ver a mi Nadja arreglada para salir valió la pena, además al darle las buenas noches a mi Nanny ella me dijo:

  • Gracias por la velada estuvo muy linda y entretenida
  • Claudio: Pero la interrumpieron todo lo que pudieron y los platos se enfriaron.
  • Nadja: Pero salimos juntos como familia, conocí a personas que usted les importa, adoraron a Bego, a mi me pareció una estupenda velada, además que usted se veía muy bien sin su uniforme o chándal…. Buenas noches,

Quedé descolocado, ella rescató lo bueno y descartó lo malo, era como un no sé qué para mi alma, la verdad es que era la chica hecha para mi…. Pero que estoy diciendo, soy viudo y no debo estar haciendo o pensando como un chico. Dormí sobresaltado, por algún motivo me veía rodeado de las amigas de Begoña interponiéndose con mi Nanny y mi bebé, hasta que al otro día, a eso de las nueve Nadja suavemente me golpea la puerta y me dice.

  • Puede cuidar a Bego que está despierta, mientras me ducho...
  • Claudio: Eh ah… claro… gracias… dije algo desorientado,
  • Nadja: Gracias

Luego al verla nuevamente mi libido se alteró al ver a Nadja que depositaba a una muy despierta chiquita en mi cama, al hacerlo, pude ver el canalillo de las tetas de mi Nanny y algo más, ¡Oh Dios!... ¿qué voy a hacer!... se fue dejándome ver como su culo se movía cadenciosamente… ¿lo hará para tentarme?... la verdad es que estoy como una caldera con la válvula de sobrepresión a punto de escapar a la atmósfera.

El resto del día transcurrió como los otros días, ella preocupada de la bebé y yo embobado con ella, la verdad es que solo una cosa alteró mi casi catatónico estado de idiotez, no fue otro que el llamado de control de mi madre a eso de las seis de la tarde.

  • Mamá: Hola mi pardillo lindo.
  • Claudio: Vamos mamá, no soy pardillo, solo soy lindo…
  • Mamá: No estoy tan segura de lo que me has respondido, jajaja… como está mi bebé y me refiero a Bego, jajaja.
  • Claudio: Se a que te refieres mamá y está muy bien cuidada, ya nos estamos ambientando
  • Mamá: No sabes como las extraño y en este caso me refiero a las dos.
  • Claudio: ¿Las dos?
  • Mamá: Sí, las dos, ellas llenaron la casa, ya sabes… si hasta tu papá me pregunta por mí….
  • Claudio: ¿Pregunta por ti? 
  • Mamá: Sí por la “mí” joven o sea Nadja, jajaja… los dos tienen el mismo gusto, jajaja.
  • Claudio: Vamos mamá, no sigamos con más de lo mismo…
  • Mamá: Okey, ponla a las dos al teléfono.

Así fue, las puse al teléfono, de hecho hablaron más de lo que yo lo hice, ¡no sé qué burradas! le dijo mamá a Nadja, pero ella alternaba las risas con algunos niet y cambios de color de su pálido natural a un rojo intenso, luego ella me pasó el teléfono y mamá me dio una monserga referente a que las cuidara a las dos muy bien.

El lunes me tocó guardia en mi unidad, lo que significa que solo pude hablar por teléfono con mis dos chicas que me esperaban en casa, solo una cosa me sorprendió, es que Paula las sacó a “pasear por la ciudad y la base”, con el propósito de que Nadja conociera lo básico de donde vivía, lo que me causó una muy buena impresión de mi amiga, pues no creí que fuese tan buena persona, o eso pensé yo en ese momento, luego de saber la noticia la llamé para agradecerle, pero la conversación derivó en algo no tan santo ni solidario:

  • Claudio: Hola Paula, te llamaba para darte las gracias por tu gentileza de mostrarle la ciudad a Nadja:
  • Paula: Oh no fue nada, ella es muy simpática me entretuve, me permitió salir de la oficina, todo bien, en todo caso me lo puedes agradecer en persona cuando salgas de guardia.
  • Claudio: Buena idea podemos almorzar en casa ya que salgo de guardia al medio día…
  • Paula: No mejor en la mía, te prepararé tu plato preferido… bistec con papas fritas, el plato preferido por los niños, jajaja
  • Claudio: Pero es que quiero ver a mi niña…
  • Paula: Vamos que la puedes ver un poco más tarde, ella tiene que alimentar a tu hija y no te dará lo que yo te daré, jajaja
  • Claudio: ¿Vamos que rollos te estás pasando?... ella es mi Nana
  • Paula: Por como la miras creo que es algo más, ya desearía yo que me miraran así.

Bueno la conversación se alargó pero no fui donde ella, así pasó la semana con los continuos acosos de mi “amiga” Paula y donde mis únicos pensamientos eran ver a mis chicas, perdón a mi Bego; por lo que solo trabajaba y volvía a casa sin tomar desvíos. Luego de ver a mi bebé y a mi Nanny, salíamos, algunas veces a trotar otras a pasear, pero siempre pagado a mis chicas…. Bueno no les mentiré deseaba verlas a las dos, tanto que ahora por el extraño embrujo que Nadja ejercía sobre mí, estaba obsesionado con ver cualquier centímetro más de piel de ella, parecía nuevamente un adolescente en el colegio; ya para al jueves estaba tan eufórico o excitado (no sé como definirlo), que el más mínimo roce casual o no tan casual con Nadja provocaba que mi verga se revolucionase más de lo conveniente.

La noche de ese día, luego de acostar a la bebé ella me pidió ver un programa de talentos en la tv, cosa que no me pude negar, nos sentamos en el único y pequeño sofá frente al bendito aparato (en el que había dormido muy incomodo días atrás). Al principio ella muy señorita y yo muy caballero, mientras las actuaciones y críticas se sucedían nos fuimos acomodando poco a poco, yo puse mis pies sobre la mesita de centro y apoyé mi cabeza el respaldo y como soy algo grande, un poco inclinado hacia el centro, ella se sacó los zapatos y puso sus preciosas piernas sobre el cojín de su lado, claro que sin revelar nada, pero un poco más cerca de mí. Ya pasada la primera media hora de programa, Nadja recostó su cabeza sobre el respaldo del sofá a muy pocos centímetros de mi, el sentir su respiración, ver de reojo el canalillo de sus formidables tetas me exaltó, mis hormonas pasaron a comandar no solo a mi verga, si no que a mi mente, mi erección era evidente, por lo que me tapé con una revista cercana disimulando ver la programación de tv, Nadja no se enteraba de cómo me tenía….

Lo peor fue cuando en una de las actuaciones, una cantante de no más de 13 años, cantó “O Mio Babbino Caro”, su voz y energía no solo impactó al público y jueces presentes, si no que a mi Nanny, ella comenzó a llorar silenciosamente, cosa que noté porque no podía despegar mis ojos de ella. Sin decirle nada me incorporé girando para  abrazarla con ternura y darle algo de consuelo. Ella se dejó abrazar por mí, apoyando su cabeza en mi pecho, al darme cuenta de lo que había hecho, me entró algo así como pánico, por un lado pensaba en que estaba traicionando a mis dos Begoñas y por otro, es que si la besaba y era rechazado, perdería no solamente a Nadja en sí, si no que a mi Nanny, a la cual necesitaba como el aire que respiro para mantenerme unido a mi Bego. Finalmente, el programa terminó y mi adorada Nanny aún llena de pena se excusó y se fue a acostar, quedé…. La verdad es que no sé como quedé.

El viernes, salí apurado, pues por primera vez en mucho tiempo o en mi vida, por una mala noche de Bego, nos quedamos dormidos. Bueno… en realidad me quedé dormido, mi Comandante llegó a la misma hora que yo, y nos encontramos los dos en el portalón del buque, lo saludé militarmente haciendo como si yo estuviese al igual que él autorizado a llegar tarde, claro que el me vio y luego de saludar a la guardia, recibir las novedades del oficial y ser informado por el segundo comandante, me llamó, nos fuimos caminando por la cubierta mientras me preguntaba:

  • ¿Un motivo en especial para que nos encontremos a la misma hora?
  • Claudio: No mi Comandante, solo pasé una mala noche y me quedé dormido.
  • Comandante: Ah, ya veo, ¿la bebé está bien?
  • Claudio: Ahora sí, según Nadja solo fue un cólico, algo común para los bebés que junto con su leche toman aire…
  • Comandante: Ah, ya me acuerdo de eso, lo entiendo pero no es escusa, espero que no se repita…joven…
  • Claudio: No se repetirá “mi Comandante”.

Ese día por la tarde, estaba como león enjaulado, por dos motivos. El primero y que de alguna forma lo llamo el aparente, era saber el estado de mi bebé (cosa que había aclarado después de llamar a Nadja a casa). El segundo que exaltaba mi ansiedad y me tenía casi histérico, es que mi mente solo me llevaba a pensar en sexo; cosa extraña, porque nunca fui desesperado o caliente; mis pensamientos eran una mezcla de sexo con mi Begoña que de pronto cambiaba a Nadja. A diferencia a los días anteriores, mi concentración era mínima, tanto que mi jefe directo me llamó y me dijo…

  • Teniente a usted le falta desfogarse, salga, llame a una amiga y rómpale el coño…
  • Claudio: Pero mi capitán… no pensará usted…
  • Capitán Román: Vamos chaval, que sé lo que es estar así, piense que soy divorciado y pasé por cosas similares, busque a una chica y libere las tensiones, así estaremos todos felices, jejeje…
  • Segundo Comandante: Sí salga y vuelva más relajado, es una orden, dijo cuando entraba a la Central de Combate donde estábamos con mi jefe

La verdad es que mi jefe nunca me había hablado así y menos el Segundo Comandante, pues el usualmente ambos eran unos caballeros de la más alta alcurnia y nunca decían malas palabras; es más ninguno de los dos le había escuchado algo más fuerte que un “Ostias” u “Ostras”. La orden del Segundo Comandante fue tan taxativa que me dijo que saliera de inmediato, llamando y dejando al “Viejo” a cargo de las tareas que restaban ese día.

La verdad es que tenía algo de razón, pero ¿Cómo podía cumplir ese tipo de orden?... bueno no tenía que ser brujo, mi novia después de haberme negado varios días ya no me llamaba, estaba a 150 kilómetros de distancia y yo no me sentía listo para llamarla, menos para follarla y luego abandonarla. En cuanto a Kuky era algo similar y no vendría a verme, pues debía terminar sus finales, por lo que solo quedaba Paula, que de alguna forma ya me lo había insinuado.

  • Claudio: Hola Paula, ¿Cómo estás?
  • Paula: Bien abandonada por ti, ahora que tienes a tu niña….
  • Claudio: ¿Puedo ir a verte?
  • Paula: Sí claro, ¿cuando vienes?
  • Claudio: Ahora…
  • Paula: ¿Ahora?... bueno ven, estaré en mi oficina,… sola.

Me parece que ella sabía a qué iba, pues con solo entrar, me invitó a tomar asiento, cerró la puerta y descolgó el teléfono, mirándome con una sonrisa pícara, en todo ese lapso no nos dijimos ni una sola palabra, se plantó frente a mí subió el mando de la música y comenzó a bailar como en la película “Nueve Semanas y Media”. Yo le sonreí sin mover ni un músculo, ella movió su culo frente a mi cara al compás de la música, yo la acaricié, ella se sentó sobre mi ya hinchada verga, estiró sus brazos y atrapó mi cabeza para besarme en una posición algo forzada, acto seguido le tomé sus tetas por sobre la ropa y comencé a amasarlas…. Estaba cachondo perdido, Paula reía quedamente hasta que me dijo entremedio de mis caricias.

  • Veo que tu niña te tiene muy caliente… ¿Cuándo te la vas a tirar?
  • Claudio: Nunca, es mi Nanny.
  • Paula: No te creo, pero por mientras puedes partirme el coño, recordé las palabras de mi jefe.

Dicho eso le tomé sus tetas y de un tirón le rompí la blusa y parte del sujetador sin ningún miramiento, estaba que explotaba, una vez libre sus deliciosos manjares se las amasé y le besé en el cuello; Paula se refregaba en mi verga, ella también estaba caliente, luego  se levantó su ajustada falda dejándola a la altura de su cintura, tomó mi mano y la puso sobre su coñito que estaba tan húmedo que se podía sentir es humedad por sobre las bragas, huelga decir que los dos estamos que nos quemabamos de deseo, por lo que me dice:

  • Quítame las bragas y métemela
  • Claudio: Mmm ¿estás muy caliente?
  • Paula ¿Quién dice que yo sola estoy caliente?... y tú pardillo que me rompiste mi blusa preferida….
  • Claudio: Tu coño que está muy húmedo.
  • Paula: Mmm sí tienes razón estoy tan caliente como tú…. métemela

Ella se paró un poco, me bajo los pantalones y antes que yo pensara en satisfacer o cumplir sus deseos, se sacó las bragas se gira, me mira con lujuria, sonríe y sentándome, se monta a Horcajadas sobre mí, ayudada por su mano se empaló. La besé tomando sus tetas con suave pasión como a ella le gusta; entre gemidos y suspiros. Paula comienza a cabalgarme con fuerza, casi con furia, ahora sus gemidos y suspiros son afiebrados, con fuerza diría yo, casi como un drogadicto al inyectarse luego de un periodo de abstinencia, está tan fogosa que le pregunto.

  • ¿Por qué tantas ganas Paulita?
  • ¿Qué?
  • Estás como eufórica.
  • Porque esta es una de mis últimas folladas contigo y quiero aprovecharla.
  • Pero si no he renunciado a ti….
  • Pero lo harás, más temprano que tarde

Después de esa declaración, solo me dediqué a follarla, nos corrimos con escándalo, yo creo que en las oficinas aledañas nos deben haber escuchado, tanto que el conserje llamó tímidamente para preguntar si se encontraba bien, la verdad es que creo que sí se encontraba muy bien (mas tarde, el sujeto me miró y me guiño un ojo cuando me marché, casi como felicitándome). Seguimos en lo nuestro, Paula ya no hablaba solo gemía y suspiraba, acariciándome como queriendo aprender de memoria mi cuerpo, lo sentí extraño, lo usual es que son los hombres lo que hacen eso con las mujeres o así lo creo yo, el llamado solo había sido un interludio en la fogosa entrega de nuestro deseos lujuriosos.

Nuevamente comencé a pasarle mi verga por su rajita y por la entrada de su vagina sin penetrarla, le acariciaba toda, su culo, sus tetas, su cuello, su espalda, cuando ya sentí que su flujo vaginal nuevamente mojaba mi verga, la llevé al sillón de su escritorio y la senté con las piernas abiertas. Arrodillándome apunté mi “amiguito” a su coño y comencé a penetrarla lentamente, mirándola a la cara, viendo como su vista se tornaba de lujuria a cariño (debo reconocer que me asusté, era ver a mi Begoña reencarnada), no decía nada solo se dedicaba a disfrutar.

Seguimos en un placentero mete y saca, encerrado en tiernas caricias y besos, al cabo de un rato sentí un suave espasmo en su coñito, me pareció estaba próxima a correrse, ella gemía y me inducía a acelerar el ritmo, se veía preciosa, en ese momento sentí una profunda ternura, continué suavemente hasta llegar al fondo, topando nuestros pubis. De pronto nos corrimos en un prolongado orgasmo, a diferencia del anterior, este fue casi en mudo, es más Paula lloró silenciosamente, me sentí acongojado por su llanto, le pregunté si se sentía bien.

  • Me siento de maravilla y mi llanto es de felicidad, nunca pensé que te querría tanto.
  • Eh, yo también te quiero, eres mi mejor amiga, no sé qué más decirte.
  • No me digas nada, sé que a mí no me amas, solo me quieres como amiga, lo tengo claro.

Luego de un rato en esa posición me dolían las rodillas, por lo que la dejé sentada y me dirigí a donde estaba mis pantalones, no sabía qué hacer, por lo que me vestí mientras ella sollozaba en su asiento, como decía una vieja canción que le gustaba a papá, me sentí como un gusano, si mal no recuerdo la letra era:

“Tú callabas, yo reía

y de pronto me di cuenta,

tú temblabas en mis manos,

Me sentí como un gusano

y te dije mírame

tu llorabas, yo no sé.

¡Mujer!, me estas pidiendo amor

¡y yo! no puedo darte nada.

Mujer, no sigas por favor….” 

Me di cuenta que ella estaba en lo cierto, la quería como amiga, no la amaba, por lo que no creo que pudiese estar con Paula nuevamente, no se merecía que la tratara así, en eso recordé otra de las letras donde el cantante que le gustaba a papá decía:

“Amiga, hay que ver como es el amor

Que vuelve a quien lo toma

Gavilán o paloma

Pobre tonto, ingenuo charlatán

Que fui paloma por querer ser gavilán”

Nos terminamos de vestir en silencio hasta que ella me dijo entre risa y puyas que ocultaban su pena que le debía una blusa y un sujetador nuevo, cosa que reconocí como una deuda de honor, afortunadamente ella tenía una chaqueta que le permitió salir de su oficina sin escandalizar a nadie, más allá de las personas que nos habían escuchado y eran vecinas a su oficina.

Llegué a casa donde me esperaban mis dos chicas, lo reconozco, son “mis dos chicas”, me sentí un mal padre y mal pretendiente de la Nana de mi hija; lo digo por intentar poner un orden o esquema jerárquico (es por una deformación profesional), las saludé intentando ocultar mi vergüenza u desazón por sentirme mal con las que más me importan en esta vida, pero mi Nadja se dio cuenta de inmediato que algo me pasaba y me preguntó (maldita sea soy un libro abierto en mis expresiones):

  • ¿Le pasa algo?
  • Claudio: No solo estoy algo cansado por la guardia.
  • Nadja: ¿Le sirvo un café antes de la cena?
  • Claudio: No, creo que necesito ir a correr…para despejarme
  • Nadja: ¿Lo acompañamos?
  • Claudio: No, ahora no…

No insistió en su deseo de acompañarme, ¡gracias a Dios!, corrí por algo más de una hora, creo unos diez kilómetros o más, volví agotado y aún con un sentimiento de culpa (algo más atenuado). Luego de una ducha prolongada, la cena, mi Bego y la cama me calmaron. Al día siguiente, todo volvía a la normalidad, me levanté muy temprano y llegamos casi juntos a desayunar, ella estaba preparando todo y yo puse las tasas en la mesita de la cocina para luego de sentarnos a disfrutar de sus tostadas con mermelada y café, entonces Nadja me dice:

  • Don Claudio, el teniente González me invitó al cine y cenar, me preguntaba si puedo ir, ya que desde que llegué al país no he salido sin Bego a ninguna parte.
  • Claudio: Eh… no sé (maldito idiota de González es un guaperas que se las trae), ¿hoy?.... bueno, no sé, ¿es necesario?...
  • Nadja: Bueno, no es imperioso pero ya son varios meses y me gustaría ir al cine aunque sea…
  • Claudio: Mmm, bueno, yo me las arreglaré con Bego.
  • Nadja: Gracias es usted un ángel.
  • Claudio: No me trates de usted, ¡ostias!

¿¡¡Por qué a mí!!?, de pronto me asaltaron los celos y eso que me jactaba de no ser para nada celoso, odiaba al maldito de González, ¿pero qué podía hacer?, él era soltero, joven, ella soltera, no había salido en meses, González hablaba alemán desde que hizo un intercambio en la marina de ese país, no tenía ningún motivo aparente para prohibirlo, además me había follado a Paula y si ella quería follar, podía, maldición.

Intenté parecer lo más natural del mundo para ocultar mi mal humor causado por los celos, no sé si lo logré, pero mi Bego es como un bálsamo para mi alma y me tranquilicé por un rato, claro que todo cambió a la hora que el Tal González paso a buscar a Nadja. Lo hice pasar a la sala y llamé a la puerta de mi Nanny, ella abrió y nuevamente quedé embobado de lo hermosa que se veía; fue otro mal momento para mí, lo intenté disimular pero creo que él se dio cuenta cuando nos estrechamos la mano y le dije en un castellano muy castizo que se cuidara de no hacerle alguna travesura, ya que lo podía capar (lo hice por ser menos antiguo en el grado y no diría nada ante un superior), el sonrió algo nervioso y me dijo:

  • No se preocupe mi Teniente, la cuidaré como si fuera mi hermana.
  • Claudio: Así lo espero por su bien, pero antes dígame el nombre de su hermana.
  • Teniente González: Soledad y le juro que la cuidaré.

Se fueron a su cita, yo me quedé entre furioso y preocupado, nuevamente recordé como decía otra canción de papá:

Me tortura la idea,

de un rival escondido.

hasta que no te veo,

la obsesión no me deja dormir.

Celos, celos

Que hieren, que dañan el amor sincero.

La mente los niega pero siguen ciegos,

robando la calma, calando el silencio.

Igual que veneno

Celos, celos

son perros de presa

devorando el sueño.

El tiempo que la esperé pasó lento, sin pretender contar el tiempo, las 3 horas 47 minutos y algunos segundos se me hicieron eternos. Claro que como quedé solo desde las 18:45 horas en adelante, mi bebé me mantuvo muy ocupado, hasta que se durmió entre canciones navales que le cantaba en reemplazo a las de cuna. Recién a las 21:15, me senté a cenar, hice lo que sabía hacer, “bistec con papas fritas”, luego vi algo de tv en la sala, cuando sentí ruidos en la caja de escala, me acerqué muy silenciosamente a la puerta de entrada y miré por el visor, ahí estaban los dos, el hizo el “Pase Mágico” para besarla, pero Nadja cual torero, con una elegante Verónica lo hizo pasar de largo, pero González no es de los que se da por vencido fácilmente y le tomó la mano para evitar que entrara y le dijo:

  • Teniente González: ¿Te puedo llamar para quedar en unos días?
  • Nadja: No lo creo posible….
  • Teniente González: ¿Pero es que no te has divertido?
  • Nadja: Sí me divertí, pero tengo una hija que criar.
  • Teniente González: Pero no es tuya y nadie puede trabajar todo el tiempo.
  • Nadja: Es como si fuera mi hija, tengo un compromiso con ella y ser madre es tiempo completo, al igual que tú o Claudio son marinos tiempo completo.
  • Teniente González: Igual te llamaré si algún día estás con ganas de salir.
  • Nadja: No te lo puedo prohibir, pero el resultado será el mismo….

Salí del lugar y me fui a sentar a la sala frente a la tv, tomé la revista del cable y me puse en posición de estar interesado en lo que ahí había, yo estaba feliz sin el peso de los celos encima, cuando en eso ella entra y me mira saludando:

  • Buenas noches, pensé que estaría en la cama durmiendo ¿y Bego?
  • Claudio: Ah, buenas noches, ella sí está durmiendo yo estaba viendo la tv…
  • Nadja: Ahh y está viendo la teleserie “Un camino dos amores”
  • Claudio: No, la iba a cambiar y estaba viendo la guía…..
  • Nadja: Ya veo, pero así no encontrará nada, voltéela…
  • Claudio: ¿Qué?
  • Nadja: Que la tiene al revés,… ¡“patas arriba” dicen aquí!
  • Claudio: Ah claro,…. ¿cómo estuvo la película?
  • Nadja: Muy entretenida y la cena espléndida….
  • Claudio: Mmm que bueno, me voy a dormir que descanses…

Ella se fue a dormir después de mi, la verdad es que dormí muy bien, mis celos ya eran solo un recuerdo, pero al mismo tiempo una advertencia, por lo que debía pensar muy bien lo que haría desde ese momento

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