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La pérfida institución (8)

en Amor filial

 Paulita segía lamiendo muy aplicada y entre asustada y excitada la zapatilla que su hermana blandía en su mano derecha, esaba arrodilada entre las piernas de su hermana y ésta abría las piernas cada vez más obscenamente, la lengua de Paula pasó de la suela amarilla de la zapatilla al muslo blanco de su hermana, fue entonces cuando notó que la agarraban por la nuca a través de su abundante cabellera y la instaban a seguir lamiendo.

-Lame hermanita lame, no pares, sino quieres que siga pegándote con la zapatilla, mmmmmm si ,así muy bien, ahora la otra pierna, sigue así cielo lo estás haciendo muy bien.

A Paula le gustó oir esas cariñosas palabras de boca de su hermana, se las decía tan pocas veces que le sonaban a gloria celestial, además se sentía bién obedeciendo a su severa hermana, seguramente se había ido convirtiendo en sumisa a base de tanta azotaina, pero eso ahora no le importaba lo más mínimo, lo único que importaba era que al fin había encontrado su sitio, y su sitio era en la alfombra del salón de su casa, a los pies de su hermana, como una perrita, ya había pasado algún rato así, pero ahora habían dado un paso más, ya no estaba a los pies de su hermana sino entre las piernas, y esto le estaba produciendo un placer absolutamente inesperado. Lamía con absoluta devoción los muslos de su hermana Isabel, le gustaba sentirse guiada por la firme mano de ésta que la conducía y la animaba por aquellos desconocidos caminos.

 De pronto Isabel apartó a su hermana, dejó la zapatilla que llevaba en la mano encima del sofá, y en un movimiento felino se quitó las bragas, quedándose de nuevo con las piernas abiertas y la falda por encima de las rodillas, entonces mirando con determinación a su hermana le dijo:

-Cómemelo todo Paulita, TODO!!! Le dijo a su hermana que la miraba expectante y de rodillas junto a ella.

-Sí Isabel...

-Y más vale que te apliques sino quieres que siga con la zapatilla. Isabel volvió a coger su zapatilla que estaba sobre el sofá, apoyó la espalda en el respaldo del sofá , se subió aún más la falda y se dispuso a disfrutar... y disfrutó , disfrutó como nunca lo había hecho en su vida, su hermana pequeña la llevó al séptimo cielo y más allá, Paula lamia los muslos de su hermana alternativamente, y cuando llegó al coño se volvió loca, lamió y chupó como una posesa, su hermana abría las piernas hasta la obscenidad, gemía excitádisima y animaba a su hermana a seguir haciendo lo que hacía con zapatillazos en la espalda...

-UHMMMMMMMMMM SIIIIIIIIIII , sigue Paulita por Dios, sigue o te mato, si , así amor mio si si , ay que rico mmmmmmmmmmm guauuuuuuuuuuu, me voy a correr, sigue así con la lengua, fóllame, fóllame con la lengua, ahíiiii ahí, no pares guauuuuuuuuuu me corroooooooooooooooooooooooo...

 La corrida fue brutal, ambas chicas quedaron exhaustas, la mayor con una cara de felicidad y gozo increible, y la menor apoyada en la falda de su hermana, feliz con haber complacido a su hermana, eso para ellas hubiera sido un pecado mortal dias atrás, pero ahora no pensaban en eso, solo pensaban en el futuro maravilloso que tenían por delante, pero a los sesis meses de esta escena, Isabel se fue de casa con una "amiga" del cole, y Paula fue ingresada en el Colegio Meola, y nunca se terminó de recuperar de la abrupta separación de su hermana.