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Alis y Laura: Concurso de Putas

en No Consentido

Hay personas con las que conectas de manera inmediata: Alis es una de ellas. Compartimos gustos, aficiones y... una manera especial de ver la vida. Además, es un amor de persona. Ella me ofreció que fuese su compañera en un relato y claro, no pude decir que no!!! ...aunque eso tuviera sus riesgos. La idea y la redacción principal de la historia es suya por completo; yo tuve la suerte de poder participar con plena libertad introduciendo descripciones más detalladas de muchos de los pasajes. Alis publicó el relato originalmente en otra web, pero como es tan lindísima, me ha permitido a mí publicarlo también aquí.

Al final las dos quedamos muy satisfechas del resultado y, sobre todo, disfrutamos mucho de hacerlo juntas. También, claro, aprendimos a desearnos por el camino, imaginando todo lo que nuestros cuerpos podían conseguir al juntarse. Espero que también os guste y disfrutéis con nosotras tanto como nosotras lo hemos hecho. Así que nada, un beso húmedo y fuerte a mi querida Alis, y os dejo leyendo...

 

Por cierto, no dejéis de leer sus relatos! son magníficos y os garantizo que os van a hacer pasar buenos y calientes momentos. La podéis encontrar como AlisBcn, aquí tenéis el enlace a su perfil:

https://www.todorelatos.com/perfil/1460548/

un besito y que os guste!

Lau

Por fin era viernes. Mi amiga Laura yo, saliendo de la universidad, íbamos a ir juntas a mi casa, pero como mis padres estaban de viaje todo el mes, decidimos ir a casa de mi tía que es más grande y para no estar solas.

Mi tía aún no había llegado. Nos fuimos al cuarto que puedo usar cuando me quedo a dormir en esa casa y estuvimos estudiando un rato, cenamos una pizza que encontramos en la nevera y luego estuvimos jugando a videojuegos con el ordenador.

Sobre las 22:00, se escuchó un auto, me asomé y era mi tía que llegaba tarde a casa. Escuchamos que abrió la puerta.

- Pasa. -La escuchamos decir.

Le respondió una voz de hombre, no acerté a entender qué le dijo.

Mi amiga Laura me vio y me hizo una seña con el dedo para que guardara silencio y cerró la puerta del cuarto despacio.

Mi amiga estaba muy divertida y excitada. La miraba y no entendía por qué.

- Van a follar. -Me susurró.

- ¿Por qué lo dices?

- ¿No los oyes besarse?

Puse atención y era cierto, se escuchaba como se besaban, sus gemidos. Me excité al oírlos y me puse húmeda. En ese momento pasaron cerca de la puerta y los oí hablar.

- Vamos a tu cuarto. Hoy te daré una follada que nunca olvidarás. -Escuché decir al hombre que acompañaba a mi tía.

- Oh sí, a cambio te prometo que pronto te presentaré a mi sobrina… como me pediste

- Pero yo lo que quiero es follarme a Alis, no que me la presentes, es por eso por lo que estoy contigo, ¡no lo olvides!

-Lo sé, lo sé… dame tiempo que lo prepare, ella aún no sabe nada

Se escucharon sus pasos y entraron al cuarto de mi tía, al lado del nuestro. ¡Me excitó sobremanera pensar que las intenciones de ese hombre eran follarme... a mí!, puse los ojos como platos y solté un chorro que me escurrió por toda la entrepierna. Estaba tan excitada, que me volví y besé a mi amiga Laura, que me devolvió el beso, entre divertida y excitada. En aquel momento no me importó si era mi amiga o era mujer. Jamás había sentido el impulso de besar a una chica, pero la situación resultaba sexualmente excitante, y necesitaba compartir la sensación que me ardía entre las piernas. Me había puesto caliente, y necesitaba descargar esa calentura.

Además, Laura estaba preciosa. O quizás no, quizás sencillamente estaba tan guapa como siempre, pero de repente yo estaba siendo consciente por primera vez de su belleza. Y lo mucho que me agradaba dicha belleza… Me pareció de repente que su mirada reflejaba la misma intensidad que estaba viviendo yo. Quizás por eso hice algo que todavía no soy capaz de explicarme. Soy heterosexual, me considero plenamente heterosexual, incluso MUY heterosexual. Pero al ponerme cachonda había sentido el impulso de besar a mi amiga. Y ahora, al separar nuestras bocas, agitadas como estábamos ambas, sentí –sentimos- la necesidad de algo más.

Guié mis manos hasta las nalgas de mi amiga; Laura es una chica de mi altura, algo más gruesa y corpulenta, de hombros anchos, caderas marcadas, cintura delgada, muslos potentes y gemelos marcados. Sus tetas eran quizá algo más pequeñas que las mías, pero con una preciosa forma. Se le marcaban terriblemente los pezones porque, para variar, no llevaba sujetador. Y su culazo se marcaba firme y grande bajo su ropa… Es muy atractiva, y me sorprendí de no haberlo pensado nunca antes. Sentí como sus manos se pusieron también en mis nalgas y mientras nos besábamos, nos acariciamos.

De repente me estaba poniendo caliente, muy caliente, estar tocando el cuerpo de una mujer… y más siendo esa mujer mi amiga Laura, a quien me descubrí deseando repentinamente. Nos dejamos de besar y nos miramos a los ojos. Fueron unos segundos que duraron una eternidad, luego, sabiendo lo que queríamos, de nuevo nos besamos.

Me llevó hasta la cama, se sentó en ella y se recostó hacía atrás. Yo me puse encima de ella, de nuevo nos besamos, yo ya no podía dejar de probar su boca y su lengua. Me gustaba cómo me mordía los labios, y como su lengua se metía soezmente en mi boca, mezclándose con la mía, penetrándome como si me la estuviera follando… Nuestras babas revueltas resbalaban a borbotones desde la comisura de nuestros labios por nuestras mejillas y cuellos. Mis manos se posaron sobre su rostro y las de ella sobre mi cintura. El beso fue tierno y profundo, suave y salvaje a la vez.

Escuchamos los gemidos de mi tía en la habitación de al lado.

Me levanté y me quité la ropa, quedándome solo en ropa interior. Mi amiga hizo lo mismo y regresamos a la posición anterior. La habitación, de repente, se llenó de un intenso olor a coño. Yo me sentí terriblemente húmeda, y sabía reconocer mi olor llenando el aire que respirábamos… pero había otro distinto, casi más profundo e intenso, pero con un dulzor y un aroma que no lo hacían para nada desagradable, más bien al contrario…

Mientras nos besábamos, mi mano recorría desde su nuca, cabello y todo su brazo, y ella con sus manos me acariciaba toda la espalda. Me perdí totalmente, de repente moría de deseo de tocar todo el cuerpo de aquella mujer, descubrirla a fondo y… entregarme a ella... era una locura, pero por algún motivo Laura no solo no me rechazaba, sino que parecía excitadísima con mis acciones.

Se escuchó como empezó a golpear rítmicamente la cama de mi tía con la pared en la habitación de al lado. ¡La estaban follando! ¡Los golpes eran muy fuertes! Pensé que ahora mismo ésa podía ser yo, y aún me mojé más. Laura tenía que estar oyendo mi coño caliente, igual que yo podía oler el suyo…

Nos miramos y sonreímos. Me levanté y me acomodé boca arriba en la cama... a pesar de todo no me sentía del todo preparada para seguir adelante… o, en cierto modo no sabía bien cómo continuar… pero Laura entendió el significado de mis actos y, tomando el control de la situación, se puso encima de mí.

- No te extrañes que ese tipo te quiera follar. Si supieras cuántos chicos de la universidad querrían estar en mi lugar ahora... -Me levantó y me quitó mi sujetador. Mis tetas quedaron libres. -Si supieras cuantos hombres quisieran tener estas tetas en sus manos. -Se metió una de sus tetas en su boca. Las mordió y las chupó. Yo alucinaba y moría de gusto… ningún chico con el que hubiera estado antes me había comido nunca las tetas así, babeándome entera, apretando, mordiendo y estrujando, estimulando mis pezones hasta hacerme llorar y gritar de placer, chupando y sorbiendo mi areola como si la quisiera arrancar y mordiendo y pellizcando los pezones, que luego soltaba, besaba, lamía y soplaba dulcemente para aliviar el dolor… los estímulos, las sensaciones, los contrastes eran tan brutalmente intensos que, solo con aquella comida de tetas, sentí que mi amiga me estaba llevando al límite y me tenía a punto de correrme -Si supieras cuantos quieren follarte…

- ¿Cuántos? -Pregunté entre gemidos al sentir los primeros estertores del orgasmo –sinceramente, pensé que lo decía a modo de juego, para aumentar el erotismo de la situación echándome aquellos piropos… en manos de aquel cuerpo desnudo, aquel ángel del sexo que de repente me había hecho suya sin esperarlo, me parecía increíble que nadie pudiera querer mi cuerpo existiendo ella… aunque, al fin y al cabo, es cierto que tengo buen cuerpo, y que la misma Laura no se cansaba de repetírmelo muy insistentemente cuando nos duchábamos juntas en el gimnasio.

-Todos, absolutamente todos. Eres la chica más deseada de la universidad. Una virgencita con cuerpo de yogurcito y carita de ángel. –cada palabra de Laura venía acompañado de un delicioso latigazo de placer en mi sexo… me estaba tocando allí abajo pero yo no podía saber qué coño me estaba haciendo… solo escuchaba el ruido del chapoteo de sus dedos en mi sexo, pero la sensación era absolutamente mortal…

- ¿Debería hacerle un favor a alguno? -Dije, no en serio, sólo para seguirle la corriente.

-Te voy a recomendar al que tiene la polla más grande y gruesa. -Llevó su mano a mi entrepierna y empezó a acariciarme bajo la tela del tanga empapado.

- ¿Ya te lo tiraste?

-Sí y si tú quieres te va a dar la follada de tu vida. Con esa polla que tiene, si no quieres dejar de ser virgen, deberías dejar al menos que te dé por el culo. –siempre había envidiado la libertad sexual de Laura… desde que la conocí supe que era una auténtica puta, no tenía reparos en irse con ningún chico, profesor o, en general, cualquiera que se le pusiera a tiro… joder, y encima ahora descubría que era lesbiana… cada vez me alegraba más de tenerla como amiga…

Laura se desnudó por completo. Miré alucinada y sin disimular sus enormes pezones erectos, como dos dedos meñiques que me apuntaban sobre sus abultadas areolas que coronaban dos hermosísimas tetas. También babeé mirando su coño peludo, nunca me había gustado su matojo, que ella llevaba con un orgullo absurdo y anacrónico, casi hasta antihigiénico… y, de repente, su sexo me estaba pareciendo lo más hermoso y deseable que había visto en toda mi vida. Me levantó las piernas y me sacó el tanga con manos expertas. Luego, sin más, metió su cabeza en mi coñito y empezó a chuparme el clítoris con una habilidad que demostraba que llevaba una vida haciendo aquello. Me hizo gritar como una histérica. De repente estaba gritando así, al lado de la habitación de mi tía, y sentía que no podía parar. Tampoco quería… Me tapé la boca con una mano para que no se oyeran mis gemidos.

Mis gritos apagados, el sonido de la lengua de Laura en mi coñito, y el golpe de la cama con la pared, era lo único que se escuchaba en ese momento.

Apreté mis manos, fuerte contra el colchón y las sábanas. Era el orgasmo más intenso que había tenido en mi vida.

Me desvanecí del placer...

-Alis! -Alguien me movía. -Despierta.

- ¿Qué hora es? -Le pregunté a Laura.

-Casi medianoche. Me tengo que ir. -Me dio un profundo beso en la boca, que le devolví.

-Ahora te lo digo en serio, tienes que aprovechar para tener sexo, ahora que estás en el mejor momento. Todos en la uni lo estamos deseando… dime, ¿te ha gustado lo que hemos hecho?

-Uffff Lau… nunca habría imaginado lo mucho que me gustas ni el placer que eres capaz de darme…

-Pues escucha, vas a tener mucho más de esto, y mejor, porque me muero de ganas de follarte entera… y no soy la única… escúchame, Alis, tienes que perder la virginidad, ¡ya!

-Lo sé, y quiero hacerlo, pero ha de ser algo especial… porque tienes razón, y sé que una vez empiece ya no podré parar… y más después de lo que me has hecho, so puta!!!

Las dos nos reímos.

-Tengo una propuesta, vamos a hacer un concurso. Tú y yo. -Me dijo.

-Dime.

-En cuanto dejes de ser virgen, durante una semana vamos a ver quién se tira a más tíos.

-Eso es muy fuerte!

-¿Tienes miedo?

-Para nada. Explícame.

-Durará una semana, alquilamos un piso, ponemos un horario que se debe respetar y en ese horario la que se tire a más tíos gana.

-Y ¿cómo vas a estar segura de con cuantos he estado?

-En la habitación alquilada ponemos una cámara escondida y grabamos. Únicamente contarán las citas que estén grabadas.

-Está bien, lo haré… pero antes he de pensar con quien perderé mi virginidad.

-Piénsalo, pero no tardes mucho, en serio. Sé de más de uno que estaría dispuesto a hacértelo por la fuerza… y, cuando se sepa lo que hemos hecho hoy… no van a ser capaces de resistir mucho…

-Pero… joder, Lau… cómo van a saber que tú y yo...? – enmudecí al escuchar nuevamente mis gemidos y gritos de puta mientras Laura me comía el coño, provenientes de su teléfono móvil… comprendí que la muy zorra nos había grabado follando.

-Ya lo sabes, Alis… esto no tiene vuelta atrás – sabía que lo suyo no era un farol… todos habíamos visto algún vídeo de Laura follando con algún guaperas de los cursos superiores, circulaban por la universidad con más facilidad que los apuntes y las fotocopias.

-Qué zorrita eres, Lau… pero no puedo negar que me pones cachonda…

-Adiós guapa, nos vemos el lunes. Te amo - Y dicho esto, me dio otro apasionado beso y salió sigilosamente por la puerta, cerrando tras ella.

Intenté dormir en la cama de la habitación, pero el pensamiento de lo que había pasado con Laura me trastornó un poco. Me había dejado temblando, excitada, con ganas de más. ¿Era posible que me estuviera muriendo por tener sexo completo con una amiga? ¿Y que, de la noche a la mañana, hubiera decidido perder la virginidad y pasar una semana completa follando junto a Laura, como dos putas baratas?

Al poco rato se volvieron a oír ruidos como si movieran muebles de sitio, forcejeo, carreras y gemidos en la habitación de al lado, y luego otra vez la cama golpeando violentamente la pared, tal cual parece que volvían a follar mi tía y su novio, pero ahora los chillidos y gemidos eran más intensos, me pareció que mi tía gritaba mi nombre una y otra vez. Tuve que masturbarme para quitarme la calentura y luego me quede dormida.

Al día siguiente, me desperté para descubrir que estaba desnuda y atada por las muñecas y tobillos con correas a las patas de la cama; no me podía levantar. Pero, ¿qué broma era esta?, desde donde estaba podía ver el reloj de pared de la habitación, eran casi las 8:30, di unas voces para pedir ayuda, esperando que, a esta hora, ya solo estuviera mi tía en la casa.

Oí unas voces en el pasillo, era mi tía hablando con su amante:

-Espera aquí, deja que hable antes con ella para prepararla

Enseguida la vi entrar en la habitación

-Lo siento Alis, no sabíamos que estabas aquí, en casa. Verás, él te ha descubierto durmiendo y yo no he podido hacer nada…

-Pero ¿quién?

-Se trata de mi amigo Juan, lo conocí hace un par de meses, está muy obsesionado contigo y he estado saliendo con él, a cambio de la promesa de ayudarle a tener relaciones contigo.

Entró un tipo grande y musculoso, como de 40 años, completamente desnudo, con una polla en erección de al menos 20 centímetros. Mi coño dio brincos al verla…

-Hola Alis!

-Pero ¿qué es lo que quiere?

-Te quiero a ti. Quiero follarte Alis, quiero tu virginidad -dijo el tipo, pero no te lo estoy pidiendo, tan solo esperaba que estuvieras despierta para empezar.

Se inclinó sobre mí y empezó a acariciarme todo mi cuerpo desnudo; al principio intentaba resistirme, pero pronto vi que era inútil, no podía soltarme y en realidad me estaban empezando a gustar sus caricias, en el fondo las necesitaba, después de lo de Laura, era la primera vez que un hombre me tocaba el cuerpo y me gustaba sentirme deseada. Inclinado sobre mí me besó en la boca, luego sobó mis pechos, bajó hasta meter sus dedos en mi vagina. Yo estaba toda húmeda, mojada pero también sucia, con restos espesos y resecos de mi corrida con Laura en mi vagina, en mis labios y vulva, por los muslos...

Sin mediar palabra se tumbó sobre mí, desnudo como estaba y comenzó a besarme y tocarme todo el cuerpo. Yo me moje aún más del gusto que me dio, y Juan lo debió notar. Se situó entre mis piernas, preparando su polla en la entrada de mi coñito virgen, y empezó a empujar - yo pensé “¡Ay Alis, que esto ya no tiene marcha atrás, que vas a dejar de ser virgen ya mismo!” - enseguida penetró el glande, yo estaba muy húmeda, se puso a hacer movimientos circulares con su polla en mi vagina para que se dilatase, su larga polla empezó a desaparecer suavemente dentro de mi cuerpo, hasta llegar al himen…

-Aghhhhhh, me duele

-Tranquila Alis, te dolerá un poquito al principio, pero verás que pronto lo disfrutaras

-¡¡No, no, por favor!!

De una sola embestida me penetró profundamente, brutalmente, todo lo larga que era su polla dentro de mi cuerpo.

Di un chillido, de película de terror, que se debió oír en toda la calle, pero no se inmutó.

Ya no era virgen.

Enseguida comenzó a follarme sin parar, con sus enormes manos sujetándome por la cintura; yo chillaba y gritaba, al principio me dolía, pero al poco el dolor se fue y sentí un placer inmenso: era la primera vez que yo sentía estas sensaciones, y me gustaban, pero el tipo era violento y rudo, mi cama se bamboleaba adelante y atrás con cada una de sus embestidas. Recordé que al despedirme de Laura habíamos fantaseado con llevarme a vivir esas circunstancias, y ahora era realidad. Mi cuerpo se convulsionó entero con un orgasmo, pero Juan seguía y seguía follándome sin parar. Yo estaba ebria de placer, esto no parecía terminar nunca.

Miré el reloj de la pared: eran las 8:45 y el hombre seguía penetrándome sin parar. Juan se tumbó sobre mí, dejando caer todo el peso de su cuerpo sobre el mío, apenas podía respirar; me besó en la boca muchas veces, introduciendo su lengua en mi boca y también chupándome las orejas, el cuello y hasta los pechos, todo el rato sin dejar de follarme rítmicamente. Las sensaciones eran distintas que con mi amiga, ella sabía besar y comer las tetas muy rico, pero lo que Juan me hacía con su polla no tenía precio… no pude dejar de sonreírme al ver mi heterosexualidad defenderse con orgullo…

Miré el reloj de la pared, eran casi las 9:00. El tipo era muy fuerte y musculoso, y muy grande. Empezó a penetrarme a más velocidad. Tuve otro orgasmo tremendo y Él se dio cuenta y me dijo:

-Me alegra que disfrutes Alis, ahora es mi turno, te voy a llenar completamente de semen

Entonces me di cuenta de que me estaba penetrando sin ninguna protección.

-¡¡No, por favor, dentro no, por lo que más quieras!!

Pero el tipo no hizo caso de mis súplicas y se corrió dentro de mí, llenándome de su semen. Noté su miembro latir mientras introducía su semen en mi vagina, se quedó mucho rato sobre mí, acabando de descargarlo todo. Yo quería poder levantarme y limpiarme antes de que me quedara embarazada, pero no se movía de encima mío, y sentía que cada segundo que pasábamos así aumentaba las posibilidades de que me quedase embarazada de él. Extrañamente, ese pensamiento me excito más y tuve otro orgasmo todavía mayor, animada por las convulsiones de su polla en mi interior. Noté como los propios espasmos de mi coño, subiendo desde el interior más profundo de mi vagina, ayudaban a que su semen entrase hasta lo más hondo de mi útero… "ahora sí que no hay más remedio", pensé…

Después de mucho rato, se levantó, tambaleante, saliendo de mi cuerpo, y se fue de la habitación, pero no me desataron; mi tía se dedicó a limpiarme toda con una esponja húmeda y añadió:

-¡He estado grabándolo todo en video, he pensado que querrías tener un recuerdo de tu primera vez!

-¿Un recuerdo?, ¿estás loca? ¿Cómo has podido dejar que me hiciera esto? ¡Me ha violado!, ¡Cuando mis padres se enteren de esto! –le dije, sin demasiada convicción… en realidad yo había querido aquello, y lo había disfrutado como si fuera una auténtica puta, mientras en mi cabeza todavía resonaban las palabras de mi amiga Laura: “Sé de más de uno que estaría dispuesto a hacértelo por la fuerza…”

- ¿Ah sí? Alis preciosa, ¿de veras quieres que tus padres vean esta grabación y como te corres una y otra vez en los brazos de Juan?

-¡Vale!, está bien, me rindo, reconozco que al final hasta me ha gustado, pero estoy toda dolorida, ¿me puedes desatar? Por favor, tía…

-Aun no puedo - contesto mi tía- Juan tiene pensado repetir contigo durante todo este fin de semana

-¡¿Que!? Por favor tía, ¡no podré soportarlo otra vez! –en realidad, me moría de ganas por repetirlo cuanto antes… aunque también deseaba salir corriendo para ver a Laura y contárselo, ¡se iba a poner tan contenta!

-Tranquila, ya verás como sí, yo cuidaré de ti, y el lunes podrás ir a la universidad y hacer vida normal - Me cubrió con una manta para que no cogiera frio.

Efectivamente, a las 12:00 volvió Juan, empezó a sobarme todo el cuerpo con sus grandes manazas y luego a pasar su lengua por mi cara, untándome con su saliva, besándome en la boca, la fue bajando por mi cuello hasta mis pechos, que también chupó a conciencia, y luego bajando por el estómago hasta mi clítoris que ya estaba húmedo.

-Zorrita… ¿no soy la primera persona en comerse este coñito, verdad? –no le respondí, en realidad él no me dio opción, y yo además estaba otra vez gritando de placer en plan zorrón.

Se situó sobre mi apuntando con su verga a mi coñito, la situó justo en la entrada y empujó penetrándome profundamente, esta vez entró sin resistencia, abriendo mis pliegues uno a uno. Aunque su polla llenaba toda mi vagina, luego empezó a meterla y sacarla con ímpetu; este tipo era muy violento follando, la cama empezó a bambolearse de nuevo con violencia, el placer inundaba mi cuerpo y yo solo podía susurrar:

-Gracias aahhh, gracias, gracias ... ahhhh

Cuando Juan aumentó repentinamente el ritmo, me vino un orgasmo: mi cuerpo se convulsionó violentamente, y Juan aprovechó para soltarlo todo dentro. De nuevo noté esas convulsiones de mi orgasmo empujando su semen más y más dentro de mi útero. Giré la cabeza, y me di cuenta de que mi tía al lado de nosotros se encargaba de grabarlo todo en video, y ahora estaba filmando un primer plano de mi cara. Si antes me había poseído físicamente, ahora había doblegado todo mi ser y mi voluntad era suya: me sentía feliz de sentirlo, y complacerlo, lo quería dentro de mí y sobre mí todo el rato.

A las 15:00 volvió. Esta vez me hizo chupar y chupar su polla, tumbada boca arriba como estaba, y descargó todo su semen en mi boca; fueron varios chorros muy abundantes, tenía buen sabor y me lo tragué todo.

A las 18:00 me desató los pies un momento, para ponerme boca abajo y desvirgarme también el culo. Me dolió muchísimo aquella primera vez, ya que el me metió su verga de golpe y sin preocuparse por dilatarme lo más mínimo. Me dolió más que vaginalmente, esta primera vez no lo disfruté, pero aun así no me importaba porque descubrí que lo que más me excitaba era sentirme su puta y que me usase para su placer. Las siguientes veces que me lo hizo por detrás, fue un poco menos doloroso, empezaron a gustarme y con las últimas disfrutaba mucho.

Me tuvieron todo el sábado y el domingo atada a la cama, Juan violándome cada tres horas, puntualmente, sin falta: tanto de día como de noche, apenas pude dormir. Hizo conmigo todo lo que quiso. Por la noche dormía abrazado a mí sobre mi cuerpo, hasta que la alarma de su móvil le avisaba que era el turno de volver a follarme. Se tomaba unas pastillas con unos batidos, que decía eran para darle un semen más abundante, y permitirle aguantar este maratón de follarme sin parar durante dos días.

Mi tía me limpiaba cuidadosamente cada vez que Juan terminaba y me daba de beber agua y zumos con una pajita. No me desataron las muñecas en todo el tiempo. Para limpiarme las partes usaba un pequeño barreño, y hasta para hacer pis usaba un orinal de los de hospital para personas ingresadas.

El domingo por la noche, a las 24:00, Juan me violó de nuevo, más brutalmente de lo habitual, boca abajo sobre la cama, anal y vaginalmente. Cuando terminó, se despidió de mi tía y, por fin, se fue.

Mi tía me desató, pero no podía moverme. Entumecida y exhausta, tenía convulsiones y temblores por todo el cuerpo. Me vi marcas de las correas en mis tobillos y muñecas. Mi tía me ayudo a levantarme e ir al baño. Al ponerme vertical por primera vez, sentí náuseas, y corrí al baño para vomitar el enorme montón de semen que había tragado. Más semen todavía escurría de dentro de mi vagina y de mi ano, cayendo al suelo en gruesos goterones o resbalando por mis piernas hasta mis tobillos.

Intenté dormir. tenía pesadillas en las que me había quedado embarazada y tenía un niño, me obligaban a casarme con Juan y el me violaba todos los días.

Por la mañana, mi tía me despertó, me di una ducha, desayuné un poquito y me hizo tomar una pastilla con el desayuno para que no me quedase embarazada de Juan.

-Menos mal!, -me dije

Mi tía me ayudo a vestirme, y prácticamente me echó fuera de su casa para que fuera andando a la universidad. Ahora que Juan me había conseguido, ella se había quedado sin novio y yo ya no le interesaba. Yo apenas podía andar.

Lunes, día 1

Llegué temblando a la universidad. Por una parte, por la violación recibida, pero también por mi relación con Laura. Tras dejar la casa de mi tía yo había vuelto a pensar en ella y, en realidad, no podía dejar de hacerlo ya. Me confesé a mí misma que, pese a lo mucho que había disfrutado de la polla de Juan, sentía una irrefrenable atracción por Lau y quería llegar más lejos con ella. Me preocupaba mi amiga Laura, ¿Cómo nos íbamos a ver, después de lo que pasó entre nosotras el viernes? Tenía nervios. En cuanto llegué vi a mis amigas reunidas en la entrada.

-Hola. -Me saludó Marcela.

-Hola. -Saludé a mis tres amigas.

Laura actuó de manera muy normal. Eso me tranquilizó mucho. Pasamos a la facultad y entramos al salón. Aun así, necesitaba hablar con ella y en una oportunidad que tuve a solas con ella le hablé:

-Oye, Laura, lo que pasó entre nosotras el viernes…

-Shh… -Me dijo. -Lo que pasó, ahí se queda. Será nuestro secreto. Por el momento yo me conformo con guardarlo en mi cabecita, y lo mejor será que tú hagas lo mismo… te mandaré el vídeo y las fotos para que tú también puedas disfrutarlo, ¿vale? ¡jijiji! ¿sabes que me he hecho varios deditos viendo en el vídeo cómo te corrías como una putita diciendo mi nombre entre gemidos? Lo disfruté mucho y, sinceramente, espero que se vuelva a repetir. Así será si tu quieres… y, más allá de eso no hay nada, ¿de acuerdo? Nuestra amistad no tiene que cambiar, pero dime ¿se mantiene lo del concurso? –su claridad absoluta sobre el tema me dejó anonadada… y, realmente, tuve que reconocer que lo que proponía era lo mejor… en el fondo, ninguna de las dos buscábamos tener novia, ¡ella ni siquiera quería tener novios!, así que lo mejor era seguir como hasta ahora… ¡con derecho a roce, eso sí! En el fondo, todo era sexo, como siempre. Siempre lo es.

-Sí, siento que te lo debo

-No seas boba, no me debes nada, pero será bueno para ti, en cuanto pierdas la virginidad empezamos

-¡Es lo que quería contarte, que ya no soy virgen!

-¡¡Qué me dices!!

-El tipo ese que estaba con mi tía el viernes ...

-¿Sí?

-El sábado por la mañana, me descubrió durmiendo en el cuarto y me violó

-¡Ostras! ¡Ya le oímos decir que te tenía ganas! Y no me extraña, después de verte así desnuda y de comerte las tetas y el coño, tía, reconozco que a mí también me tienes loca… uffff hacía tiempo que no probaba algo tan rico –sonreí con su piropo, tan profundo como húmedo- siento que hayas tenido que pasar por esto tu sola ¿pero no lo pasaste muy mal, verdad?

-Pues te diré… no me violó solo una vez... estuvo violándome sin parar, atada a la cama, cada tres horas, desde el sábado por la mañana hasta ayer por la noche

-¡Qué me dices! Waaaaw… ¡Que pasada! ¡Ah, ya te veo estas marcas en las muñecas, pobrecita! ¿Pero que excitante, verdad? Porque dime, ¿al final te gustó, verdad?

-No te voy a engañar… ¡si, que me gustó!

-¡Jajajajaj! ¡Te quiero Alis! Siempre supe que eras tan puta o más que yo… -rió mi amiga.

-Bueno, Lau, en realidad te buscaba para avisarte que ... ¡tachaaan! ... ¡empieza el concurso!

-Chica, cada día me gustas más, que después de lo que te ha pasado aún tengas ganas de hacerlo… ¡me parece genial!

-Ya me encargo yo de alquilar una habitación y te aviso

Y a partir de aquí me concentré solo en el concurso. ¿Qué tenía que hacer?

A la hora de la salida tenía que conseguir un lugar, un apartamento de alquiler para tenerlo libre todo el tiempo. Luego preparar la cámara para grabar todo. Y sobre todo, debía conseguir a muchos chicos para tirármelos durante toda la semana.

Sé que se lo podría pedir a cualquier chico, y por lo que me había asegurado Laura (y de eso ella sabía mejor que nadie), cualquiera aceptaría hacerlo conmigo, pero debía de tener cuidado que no fuera nadie que me comprometiese. Así, mi baza secreta para ganar el concurso a Laura era poner un anuncio en internet y prostituirme bien barato. Llegó la hora de salida. Sentía una presión en mi pecho, estaba ansiosa y desesperada porque todo empezara. Me despedí de mis amigas y fui primero a una tienda que Laura me indicó donde me vendieron una cámara espía que parecía un jarrón: no se notaba nada y tenía muchísima capacidad, aunque no fue barata, 200€. Luego busqué un lugar del extrarradio donde se alquilaran apartamentos. Antes pasé por una farmacia, y compré un par de cajas grandes de condones. La pastilla como la que me dio mi tía solo servía para una vez, así que no debía correr riesgos.

Escogí unos apartamentos en las afueras, muy discretos.

-Buenas tardes. -saludé en recepción. Había un tipo grueso de unos 50 años. -Vengo a pedir informes sobre los apartamentos.

-Hola niña, ¿no te habrás equivocado?, no son apartamentos para vivir, esto es para parejitas que vienen a hacer el amor

-Sí, sí, me interesa

-Está bien, son cuartos chiquitos, solo es cama y baño. Eso sí, muy limpios y lujosos. Tienen aire acondicionado y nevera. Y nosotros ponemos la limpieza y las toallas y ropa de cama cada día. Son 6€ por dos horas, pero si lo alquilas para una semana te sale por 400€

-Sí, es justo lo que necesito. Para una semana. Muéstreme uno. -Le dije.

-A chicas como tú, les puedo hacer un descuento. -Me dijo. -Siempre y cuando me toque algo.

-¿Chicas como yo? -Pregunté extrañada. Enseguida entendí lo que me dijo. Y el comentario eterno de Laura: “Alis, es que tú y yo no es que seamos unos putones, es que encima lo parecemos” -Y ¿cuánto de descuento? – me atrevía a preguntar… total, probar no costaba nada, y así probaba un poco si eran tan ciertas esas capacidades que Lau había visto siempre en mí…

-Depende del trato que me des…

-Bien, sería todo completo, y si quieres a diario. -Le dije, envalentonada, poniéndome en plan prostituta profesional, pero sin estar muy convencida de lo que decía.

-De acuerdo. El apartamento es tuyo, gratis… solo tienes que cuidármelo bien. -Me dijo- Pero, una cosa ¿cuántos años tienes? ¡Pareces muy joven! Has de tener al menos 18 años para que te pueda alquilar el apartamento

-Pues no, tengo sólo 17, ¿no lo podemos arreglar?

-Mmmmmmm, Me interesa mucho el trato que hemos hecho, así que por mí no habrá problema, mientras mantengas tu parte

- Sí, trato hecho, ¡gracias! –pensé que me hubiera convertido en la esclava sexual de aquel tipo, que hubiera hecho todo lo que me hubiera pedido, que igual me daba todo de lo contenta que estaba por haber sido capaz de cerrar un trato tan ventajoso y, a la vez, haber sido capaz por primera vez de hacer uso de mi cuerpo para conseguir algo, como Laura siempre me decía que hacía ella.

El hombretón se levantó, agarró una llave y salió. Lo seguí. Eran como 12 apartamentos, a ambos lados de un largo pasillo. Se detuvo en una puerta, la abrió y entramos. Los cuartos no eran tan pequeños como me los había imaginado. Entramos y a la izquierda estaba la cama, muy grande, bajo una ventana cerrada, pero por la que entraba la luz del día. Frente a nosotros, al fondo estaba el baño y la ducha, a la derecha un escritorio, una estantería con objetos de adorno y la nevera. Todo se veía muy limpio y agradable.

-Perfecto. -Dije. -Me lo quedo. -Sonreí.

-Bueno, me gustaría un adelanto. -Me dijo. me giré para verlo, era muy grande y barrigudo.

Dejé mi bolso sobre la mesita y bajé los ojos para dejarme hacer. Él cerró la puerta y se situó frente a mí. Se quitó los pantalones, y apareció una tranca considerable, ya erecta, de unos 20cm y muy gruesa y venosa. El tipo se agarró la verga, y me hizo una seña para que me agachara a mamársela. Sin mucha decisión, al haber aceptado el trato sin saber lo que pasaría, caminé hasta donde estaba el propietario, me agaché, le agarré la verga y me la metí en la boca. Comencé un mete saca durante 30 segundos. Luego, para no seguir con la verga dentro de mi boca, me la saqué y comencé a masturbarlo, pasando mi lengua por un lado de su falo. Para mi sorpresa el propietario comenzó a eyacular:

-AAhh! AAhh! -Comenzó a gemir, para después lanzar el primer chorro denso de leche, amarillenta y viscosa, que fue a caer al suelo. Luego vino el segundo, el tercero... Yo seguía masturbándolo, y mi mano se llenó de su semen. ¡Qué bárbaro, qué cantidad! ¿Qué manera de correrse!, pensé. Aquello me encantaba. Se lo seguí haciendo hasta que ya no salió nada. Como no iba a desaprovechar nada, limpié mi mano con mi lengua y me tragué el semen que ahí había quedado. El propietario del hotel sonrió al ver que hice eso.

-Espero que a la próxima te lo tragues todo. -Me dijo. Yo solo sonreí, y me encogí de hombros. - No te preocupes de limpiar, que ya lo dejaremos todo recogido cada vez que te vayas –añadió.

Me levanté y el tipo se recolocó su ropa. Me dio la llave y salió. Coloqué el jarrón con la cámara escondida, y dejé los condones en el cajón de la mesita. Di un pequeño repaso, y todo estaba perfecto.

Salí rumbo a mi casa. Llamé por teléfono a Laura, para pedirle que viniera a verme a casa de mis padres.

A las 19:00 llegó, le di una copia de la llave y nos repartimos las horas: ella podría usar el apartamento por la mañana hasta las 14:00, y yo a partir de las 15:00. Después de charlar un rato y desearnos suerte, nos despedimos con un beso en la boca. Sentí deseos de volver a hacerlo con ella, pero Laura no parecía interesada y, además, me pareció poco discreto intentar nada con mis padres en casa.

Cuando se fue, me conecté a internet y puse el anuncio, subiendo a mi perfil algunas fotos seleccionadas entre las más sexys que tenía hechas y otras que me hice expresamente, dejando ver bastante bien todos mis encantos… En el anuncio pedía una ayuda económica de 50€ por persona.

Enseguida mi buzón se llenó de curiosos y visitantes; escogí 4 chicos bien parecidos, que querían hacerlo conmigo, y les propuse hacerlo todos juntos. “Un gangbang”, dijeron, y yo acepté para el día siguiente, martes, a las 15:00. A las 22:00 escribí al novio de mi hermana, pues el chico me gusta y me constaba que me tenía ganas. Empecé saludándole, pero al poco la conversación se puso más y más picante, y nos decíamos cosas muy fuertes hasta que quedamos para el miércoles a las 15:00, después de la universidad (“pero solo para abrazarnos y besarnos”, decía él… “sin hacer nada más ¿eh?, por respeto a mi hermana…"). Yo no pude evitar reírme para mis adentros, recordando las fuerte historias que me había contado Laura de su relación con su cuñado. Pensé, bueno, para que salga en el video, ya me sirve…

Martes, día 2

A la hora convenida, las 15:00, llegaron los 4 tipos y llamaron a la puerta. Yo encendí la cámara, les dejé pasar y me encerré con ellos en la habitación.

-Hemos hablado entre nosotros, y hemos pensado que nos gustaría hacértelo como si fuera una violación, pero sin hacerte daño, solo por el morbo, ¿te parece bien?

-Sí, no hay problema

Me pagaron los 50€ cada uno y los guardé en mi bolso. Entonces, uno de ellos me empujó a la cama. Yo caí en ella, y al darme la vuelta vi que todos se estaban desnudando. Yo solo me quede ahí inmóvil, pensando en lo que estaba por sucederme. Vi que todos tenían unas trancas descomunales; entonces uno de ellos se me acerco y me dijo “desnúdate”.

-No, mejor le arrancamos nosotros nosotros la ropa - dijo uno de ellos

Se abalanzaron sobre mí y me arrancaron la ropa entre todos. Quedé desnuda, boca arriba sobre la cama. Uno de ellos me mantuvo sujeta por los brazos, contra la cama, mientras otros dos me sujetaban cada uno de una pierna. Yo hacía ver que intentaba resistirme, aunque poco hubiera podido hacer si no consintiera en lo que me hacían. El que quedaba, se situó entre mis piernas, me empezó a escupir en mi vagina y empezó a tratar de meterme todos los dedos de su mano en mi rajita sin ningún cuidado. Luego apunto con su falo tieso hacía mi coñito y me la clavó hasta el fondo.

Yo grité para hacer más verosímil la simulación de violación, y también porque la sensación de sentirme de repente penetrada profundamente me impresionó.

Abrazado a mí, me hizo girar hasta quedar él sobre la cama y yo encima de él.

Entonces otro se puso detrás de mí, y con mucha fuerza también me la metió por el mismo agujero. El grito que pegué lo debió escuchar Laura en su casa. Tenía dos trancas considerables en el mismo agujero, al mismo tiempo. Sentí mi vagina hinchándose como un globo. La verdad es que al principio me dolió un poco por la sorpresa, pero después mi vagina se dilato y fue algo tremendamente placentero.

Después de un rato follándome, se separaron de mí, y los otros dos me tomaron: me monté sobre uno de ellos y el otro por atrás me la metió en el ano. Estaba siendo doblemente penetrada y aquello me hacía sentirme súper zorra, los otros dos se pusieron frente a mí y yo me turnaba en chuparles el cipote a cada uno. Estuvimos por largo tiempo así, ellos turnándose y cambiando de lugar. Tuve tantos orgasmos que perdí la cuenta.

Momentos después se separaron, me sentaron y tenía las cuatro pollas cerca de mi boca. Entonces, uno a uno, se fueron corriendo y eyaculando en mi cara. Mientras lo hacían, me agarraban del cabello y me decían “¡trágatelo todo perra, o te jodes!”. Yo, excitada y asustada como estaba, así lo hice: me tragué la leche de los cuatro tipos que caía en mi boca, chorreando también por mi pelo, ojos y cara de los tremendos trallazos que me metieron. Me dejaron arrodillada en el suelo, cubierta de semen. Se vistieron y se fueron.

Me di una ducha para limpiarme y salí con mis 200€, pensando que había cobrado dinero por tener sexo con unos desconocidos, lo que me convertía oficialmente en ¡puta! ¡Ese pensamiento me excitaba mucho, me decía “¡Alis, eres una puta de verdad!” Pensé que Laurita iba a estar muy orgullosa de mí. Me excitaba haber conseguido algo así, porque pensaba que quizás de esa manera atraería más a mi amiga y podríamos repetir ella y yo y seguir nuestro polvo donde lo dejamos…

Antes de llegar a casa pasé por unos almacenes, y usé el dinero para comprarme ropa de vestir, un perfume caro (Chanel nº5) y ropa interior sexy. Luego recordé que no le había pagado al propietario del hotel este día, pero pensé que ya le compensaría mañana.

Miércoles, día 3

Había quedado con mi cuñado en la puerta de los apartamentos a la misma hora, las 15:00. Cuando llegó nos dimos un par de besos de saludo. Pensé que me resultaba muy excitante el ir a hacerlo por fin con mi cuñado, porque me ponía muchísimo desde hacía un montón de tiempo.

-Ven, vamos a estos apartamentos. Uno es mío. -Le dije.

-Oye, Alis. –Al ir a entrar, apareció de repente el propietario llamándome.

-Ve a aquel cuarto, ahora te alcanzo. -Le dije a Miguel pasándole la llave -¿Qué sucede? - le pregunté al hombretón que me esperaba en recepción.

-Verás, Alis, sobre el pago... me debes ayer y hoy, y no aceptamos deudas aquí…

-Es verdad, los siento, ¡se me olvidó ayer!, pero es que ahora tengo a esta persona. Ahora no puedo, pero en cuanto quede libre le prometo que le compensaré encantada –le dije, poniendo mi sonrisa más profesional posible: sonrisa de puta.

-Sí, ya lo vi… bueno, pues luego, antes de irte me pagas. Por cierto, quería hablarte, tengo un sobrino de 20 años… mañana por la tarde se va de viaje. Quería traértelo hoy, pero ya vi que ya tienes trabajo… ¿Mañana por la mañana te viene bien? Es virgen, y quiero que lo estrenes.

-Lo siento, pero no acepto trabajos por las mañanas, porque estudio en la universidad. -Y se me ocurrió. -¡Vaya a buscarme a la universidad, diga que es mi tío y me trae para acá!. ¿A las 10:00 le viene bien? – le propuse, bastante excitada.

-Me parece perfecto. Por cierto, te ves buenísima con esos shorts y esa camiseta de tirantes ajustada. – le miré y le guiñé el ojo. Salí rumbo a mi habitación. La ropa era parte de las compras que había hecho el día anterior… El comentario que me hizo el rentero provocó que, al recorrer el pasillo hacia mi habitación, lo hiciera contoneándome de una manera sensual y excitante. Me calentaba pensar que los hombres me veían y se excitaban por la manera en que me movía. Y así, no pude evitar ponerme bien caliente antes de llegar a la habitación.

Mi cuñado estaba acostado en la cama y, cuando me vio entrar, se levantó y se lanzó sobre mí. Me lanzó contra la pared, sus manos agarraron mi culo y zambulló su cabeza entre mis tetas.

-¡Con cuidado! -Le dije.

-Estás buenísima cuñada. Si supieras cuantas pajas te he dedicado…

-Ah, ¿sí? ¿Muchas? –Pregunté traviesa, sintiéndome halagada. Lo acariciaba como a un bebé.

-Todos los días, hasta tres veces. -No me soltaba. -Estás más buenas que muchas actrices porno.

-Y ¿no te tiras a mi hermanita? – igual esto no es de buen ver decirlo, pero hasta me daba morbo estar poniéndole los cuernos a la mojigata de mi hermana

-No quiere. -Me respondió.

-¿Estás de broma? ¿Pero no folláis o qué? -Pregunté sorprendida. Con lo caliente que era mi cuñado, dudaba que no mantuviera relaciones con su novia.

-Lo justito, y solo por delante... -Me dijo. –Además, le gusta más que lo hagamos con ropa. -"Vaya puta”, pensé, “le gusta que la calienten para luego irse con otros”, y sentí una intensa humedad en mi entrepierna, como si me estuviera empezando a mear del gusto.

-Espera. -Le dije. -Estoy muy mojada y no quiero que se note en mis shorts. Me diste una idea, ¿qué te parece si me los quito y nos frotamos un poco tú y yo en ropa interior?. –al cerdito de mi cuñado, claro, aquello le pareció fantástico.

-¡Si, si, sí! -Me dijo y a toda velocidad se quitó su ropa, quedando en solo en calzoncillos tipo slip. Se le marcaba una polla enorme.

-Recuerda, esto que pase hoy quedará totalmente entre nosotros, ¿vale? Pase lo que pase… -le susurré poniendo cara y voz de putita, como no hubiera soñado que podría hacer nunca con tanta facilidad.

-Sí, sí claro... – mi cuñadito estaba entre asustado y excitado, comprendiendo por primera vez que me lo iba a merendar entero sin pedirle permiso.

Me acosté boca arriba en la cama, con las piernas abiertas, y Miguel se puso encima de mí. Colocó su verga tiesa sobre mi coñito y se empezó a frotar así contra mí. Así, simulando con sus movimientos que me estaba follando, me abrazó y nos besamos. Era curioso, pero a pesar de haber recibido un montón de besos esos días de tíos distintos, ninguno de ellos me sabía tan rico como me sabían los besos de Laura. Aún así, mi cuñado una vez que probó mi boca, ya no dejó de besarme una y otra vez.

Lo rodeé con mis piernas y me empecé a mover. No era comparable en nada a una follada de verdad, pero se sentía rico. Estuvimos alrededor de quince minutos haciéndolo así.

-Miguel… me encanta sentir así tu polla, tío, noto que tienes una verga grande, un cipotazo, y lo tienes taaaan duro que… me cuesta estar solo frotándonos así -Le dije en plan puta.

-Si quieres… te la enseño, Alis. Me encantaría que la tocaras ¿sabes? -Me dijo mientras se paraba y se quitaba su ropa interior. Saltó una verga muy gruesa. - ¿Qué te parece, cuñada? -Me acerqué, mirándola y tocándola de una manera sensual pero también divertida. La tomé con las dos manos.

-Muy proporcionada, se ha de sentir muy rico dentro... –le guiñe un ojo, quitándome la camiseta y el sujetador.

- ¿Quieres probarla, verdad putita? -Me dijo. ¿Qué si quería probarla? Valiente gilipollas… ¿para qué se creía que le había llamado? Además, tenía que ganar esa apuesta a Lau fuera como fuera. Yo estaba ardiendo. De ahí iba a salir sí o sí follada por mi cuñado.

-Saca un condón de ese cajón y póntelo. -Le ordené. Caminé hacia el baño y encendí la cámara. Regresé y me quité las braguitas de encaje. Miguel se estaba poniendo el condón.

Se levantó y me llevó en volandas a la cama. Suavemente me abrazó y, besándome, me penetró como un sádico. A mí me encantó que me entrara así. Estaba muy perra y necesitaba acción fuerte. Lo sabía. Estaba segura que iba a saber riquísima la polla del novio de mi hermana en mi interior, y no me había equivocado lo más mínimo. Comenzó a penetrarme y follarme a buen ritmo. No tardó mucho en correrse. Por algún motivo, él estaba mucho más caliente y excitado que yo. No paraba de llamarme diosa, ángel y cosas así. Estuvimos abrazados, besándonos un buen rato y cuando se recuperó lo volvimos a hacer. ¡Cuando terminó me di cuenta de que esa segunda vez no se había puesto condón y se había corrido dentro de mí! De todas maneras, tampoco le dije nada, porque ya no tenía remedio. Había disfrutado del polvo como una perrita y no era cosa de joderlo al final por eso.

Tremendamente feliz y colmada, salí del apartamento rumbo a casa. Al llegar, me di cuenta de que otra vez me había olvidado de pagar al propietario… Me entró bastante miedo, porque de alguna manera sabía que no iba a permitirme ese nuevo retraso en el pago diario de mi deuda. Y lo cierto era que yo tampoco quería hacerle enfadar, porque tenía claro cuál iba a ser mi castigo por ello, y me daba todavía un poco de miedo su polla tan gorda. “Joder, Alis, mañana sin falta tienes que arreglar esta cagada…” –pensé.

Jueves, día 4

Me desperté después de un sueño largo y reparador. Había tenido un sueño erótico muy bestia con Laura, y aquello me había hecho levantarme aquella soleada mañana de jueves de tremendo buen humor. Me duché, me arreglé, me perfumé y me fui directa a la facultad.

A las 10:30 me llamaron de la dirección.

-¿Qué pasó? -Lo primero que pensé fue que me iban a decir algo sobre mi matrícula, que todavía no había terminado de regularizar a la espera de unos documentos que debía haber presentado ya demasiado tiempo antes...

-Te ha venido a buscar tu tío. -Me dijo la secretaria. Me di la vuelta y vi al propietario del hotel de putas. Había olvidado por completo lo que había hablado con él el día anterior, y por un momento pensé que se había plantado allí para buscarme y hacerme pagar allí mismo lo que le debía. Me vi siendo violada por esa bestia en el medio del campus, mientras toda la universidad me rodeaba y me gritaba ¡puta!¡puta!

-Hola Alis. -Me saludó. –Me ha llamado tu madre, me ha pedido que pasara urgentemente a recogerte –me dijo fingiendo perfectamente su papel. Afortunadamente, mi cerebro terminó de despertar y pude recordar qué coño hacía ese tipo allí preguntando por mí. Había quedado con él para tirarme a su sobrino esa mañana.

-¡Es verdad, tío! -Reí de manera nerviosa. -Voy por mis cosas, espérame fuera, por favor. -Recogí mis cosas y salimos de la universidad. Subimos a un taxi.

-Este taxi es de mi hermano, el padre del chaval al que vas a ver ahora. -Me dijo. Llegamos a su hotel.

-Pasa a tu habitación ahora mismo, y espérame allí, Alis. –Le obedecí sumisa, sin casi atreverme a mirarle a la cara. Me daba tremenda vergüenza la deuda que tenía con él y me sentía obligada a complacerle, así que me propuse ser exquisitamente cuidadosa y obedecer a todo lo que me pidiera. Era lo menos que podía hacer.

Entré al cuarto, cerré la puerta, y me quité la ropa insulsa y formal que me había puesto para ir a clase. Debajo llevaba una ropa interior tremendamente sexy, nueva y recién estrenada, comprada con parte de los primeros 200€ que había ganado. Supuse que complacería al propietario y le gustaría al niño, sin duda. Saqué cinco condones del cajón, tirando muy por lo alto, los puse sobre la cama y me acosté a esperar.

Como a la media hora, llamaron a la puerta. Me levanté de un brinco. Encendí la cámara, agarré una toalla para taparme, y abrí la puerta. Mi sonrisa se borró, y en su lugar apareció una cara de horror al ver que en la puerta estaban parados tres tipos: un señor de unos cincuenta años, el propietario, y un muchacho de unos veintitantos.

-Ahhhh aaadelante. -Les dije. Pasaron.

-Era cierto, vaya, vaya… ¡Qué bonita y jovencita eres, Alis!. -Me dijo el señor.

-Gracias -Bajé mi mirada en señal de vergüenza y sumisión. Él se acercó a mí, me tomó de los hombros y me miró fijamente.

-Me dice mi hermano que eres una putita muy joven y que trabajas con chicos jóvenes. Me ha dicho que eres muy buena, además -De nuevo me miró. –Aunque, por lo que me ha contado de tu trabajo como puta barata… la verdad, no parece que lo seas. Hace años que voy con putas y se les ve la malicia en su rostro, pero tú, Alis, tú estas en una universidad, tienes tu piel cuidada… una zorra bonita que de seguro debes ser de dinero. ¿Qué coño haces en este jodido hoteluco de mi hermano? -Preguntó.

-Yo… -No terminé la frase. Tampoco sabía qué decir. ¿Cómo iba a decirle que estaba ahí únicamente por un concurso, y porque me acababan de desvirgar y me moría por catar polla?

Silencio. Y luego, fue como si me leyera la mente.

-No voy a juzgar los gustos de cada persona, solo ten cuidado porque este mundo es muy peligroso. -Asentí y me puse más relajada. -Este es mi hijo. -Señaló al muchacho. -Quiero darle un regalo porque estos días trabajó mucho y me parece que voy a acertar contigo. Enséñale tu cuerpo, Alis.

-Ven, Siéntate en la cama, por favor. -Le dije al chico. -Mírame, no vayas a cerrar los ojos... me he comprado todo esto para ti, cielo… -Dejé caer mi toalla y me quedé frente a él vestida con aquella provocativa lencería marcando prometedoramente mis formas. Los pezones se me marcaban en el encaje del sujetador, y la habitación empezó a oler a coño.

-¡Mírala, hijo mío! Esta putita podría ser una modelo si quisiera… mucho debe gustarle follar para no haber tirado por ahí… -me dijo pasando los dedos de su mano derecha y llevándoselos primero a la nariz, haciendo visible ademán de olerlos, y después a la boca –joder, qué mojada está la zorra… -Me tomó de la mano y me dio una vuelta. -Oye, Alis, estás buenísima y vas vestida muy bonita. Conozco gente, si tú quisieras te puedo ayudar, sacarte de este antro... ya sabes, ganaríamos los dos un buen dinero con tu cuerpo.

-Si usted quiere, estaré encantada de complacerle, claro... -Le dije. Me sentía una auténtica puta y me vine arriba. Desnuda, entre aquellos tres hombres, todo aquello hizo que me calentara como una perra.

- ¿Entonces? ¿Cuántas cobras? Una chica como tú no puede estar por debajo de los 500 euros la hora. -Abrí mis ojos por la sorpresa: para mí eso era una barbaridad de dinero.

-Te dije que no había problema con el dinero. -Dijo el propietario del hotel.

-Sí, pero pensé que sería una putita barata, y me has buscado una puta de lujo hermano. Tenemos aquí una auténtica joya. -Me miro con admiración. – Joder, para mí la quería, qué buena que está la zorra… Mira, porque eres de mi hijo, que si no ya le hubiera empezado a meter mano. -Me mojé del todo la entrepierna. -Ponte precio, puta.

-Yo no sé... Esto es un favor que le hago a su hermano…

-Tonterías. Ten. -Se metió una mano en el bolsillo y sacó un fajo de billetes cogidos con una pinza de plata. Contó varios y me los dio. Los cogí y los miré. Eran 500 euros.

-Oiga, esto es mucho. -Le dije.

-Para nada. Si tuviera dinero, te contrataría todo el fin de semana por unos 5.000 euros. -No podía creer lo que me estaba diciendo aquella persona. -Conozco a muchas mujeres nada atractivas que cobran 200€ y ni te dejan hacer nada. Una jovencita como tú, que hace esto por puro gusto y seguro que se dejaría follar hasta por mi perro, vale mucho más. -Volví a mojarme toda, aunque la alusión al perro me hizo temblar. Por más que Laura me decía siempre que ella había tenido alguna experiencia y que le apetecía probar más, yo era para una de las pocas cosas que pensaba que no valdría.

-Gracias… creo. –contesté muerta de vergüenza. El hombre soltó una carcajada.

-Nos vamos, que llevamos prisa. Por favor, complace en todo a mi hijo, quiero que le dejes bien seco.

Y dicho esto, salieron. Me quede a solas con el chico.

-¿Nunca lo has hecho? -le pregunté.

-No.

-Y ¿quieres hacerlo?

-Sí que quiero, y más contigo… pero no de esta manera.

-¿Cómo? -Pregunté.

-¿Crees en el amor a primera vista? -Me dijo. No respondí. -En cuanto te vi, me enamoré de ti.

-¡Ay mi niño! –Muerta de ternura, le di un beso en su mejilla. –Acuéstate, anda. -Me puse encima de él y nos empezamos a besar. Mi mano rápidamente fue hasta su bulto, que ya lo tenía marcado. –Esta rica pollita ya estaba ansiosa por salir, ¿verdad?

-Mi padre me dio una pastilla de esas y me he puesto como una moto nada más verte, Alis… -Me dijo. No supe qué tipo de pastilla le habrían dado. De nuevo nos besamos y abrí su pantalón para luego meter mi mano y empezar a meneársela. Él empezó a gemir.

-¿Te gusta, verdad? -Asintió. Sentí deseo de comerle la polla. Empecé a bajar, besándole primero el cuello, luego su vientre. Me levanté de la cama y le quité el pantalón y toda la ropa, incluida la interior. Saltó una verga erecta de unos 15cms. Aunque me pareció pequeña, era bonita y parecía muy dura. Laura siempre me decía que las muy duras son las mejores, y si son gordas más. Me subí a la cama y me puse entre sus piernas, tomé su verga en mis manos y empecé a masturbarlo. Me incliné y, con la punta de mi lengua, le di unos golpecitos a su capullo, empezando a lamer el glande tenso y luego a meterme el tronco completo. Con ese tamaño me entraba fácil hasta las bolas. Sin embargo, no llevaba ni diez segundos, cuando sentí como se empezaba a retorcerse. Me saqué aquello de la boca y apunté su rabo hacia mis tetas, para que me las llenara de leche.

-¡Qué bueno ha sido! -Me dijo. Sonreí divertida. Cuando soltó la última gota de leche, me metí la verga de nuevo a la boca y empecé a mamársela. Igual él se había quedado a gusto, pero a mí me tenía muerta de ganas. Un mete y saca lento fue con lo que empecé, para luego ir pasando mi lengua por todo el falo en plan muy puta. Bajé a sus pelotas y, masturbándolo con la mano, se las empecé a chupar y a metérmelas en la boca. Aquella segunda vez sí que pude disfrutar de de su verga diez largos minutos. Se la dejé llena de saliva. Me encantaba como me había estado mirando todo el rato.

-Es tu turno. -Me acosté en la cama. -Ven, quítame la ropa interior, pero primero quiero que me levantes las piernas y las pongas sobre tus hombros. -Y con una gran habilidad, que me sorprendió, lo hizo muy bien. -No, todavía no me la metas, primero mama mi coñito.

-Pero dime como lo hago, Alis.

-Solo usa tu lengua y pásala por toda la raja, de arriba abajo, juega, muévela para todos lados. -Le dije. “Ojalá estuviera aquí Laura para enseñarte, precioso” pensé, añorando la boquita de mi amiga -¡Y aprovecha porque la tengo empapada y eso te va a saber riquísimo! –dije riendo. Se agachó y sentí como su lengua tocaba mi entrepierna. Al instante me retorcí y tuve un orgasmo. Joder, no me lo habría podido esperar… estaba tan cachonda por la situación, por lo que estaba haciendo, que casi me resultaba indiferente lo que el inútil del panoli ese hiciera con mi cuerpo.

-¡Waaaaaw! Te está saliendo algo, ¡Hmm! ¡Joder! Sí que sabe rico.

-Sigue, no te detengas. -No era el mejor en usar la lengua, pero el ambiente me tenía caliente. Disfruté de su lengua por otros diez minutos, hasta que volvieron a llamar a la puerta:

-Venga, tenéis que ir acabando ya. -Era la voz del hermano del propietario.

-Espere. -Grité. “Si no me folla, reviento” pensé -¡Cinco minutoooos!. – Grité. No respondieron, así que seguí con lo mío y le dije al chico:

- Ven, déjame que te moje la verga.

Se acercó y me metí su polla en la boca, para llenársela bien de saliva.

- ¿Para qué? -Me preguntó.

-Me la vas a meter. Así resbalará. Listo. -Me acosté y me abrí de piernas para él. El chico se puso frente a mí. -Mira bien, apóyala en la entrada y métemela. Tal como estoy debería entrarte de un solo golpe…

Sentí su verga en la entrada. Yo estaba ardiendo, estaba mojada, de un momento a otro esperaba un segundo orgasmo mucho más fuerte que el anterior. El niño la metió de un golpe toda, como le dije y, efectivamente, me vino el orgasmo ahí mismo. Abrí mis ojos y el niño estaba con los ojos abiertos sorprendido mirándome mientras me corría. Se puso a follarme duro, agarrándome fuerte del cabello, y pronto se vació llenando mi coño sudado de su espesa leche, y entonces me di cuenta de que… ¡joder! ¡con las prisas había vuelto a olvidar decirle que se pusiera un condón! En fin, aquella tarde había sido tan buena la experiencia que ni me importó.

Sonreí, agitada. Había tenido una buena follada. El chico se tiró a un lado agitado.

-Ha sido genial!

-¡Y tanto! –dije riendo

Cuando se fue, me tiré en la cama, feliz de lo que había pasado. Miré el reloj, eran las 12:10. Rápidamente me levanté, sin siquiera lavarme ni quitarme los restos de semen y flujo me puse la ropa interior, y cuando estaba terminando de arreglarme, otra vez escuché que llamaban fuertemente a la puerta. Como no había podido vestirme del todo, instintivamente cogí la toalla y me cubrí.

-¿Quién es? –Pregunté gritando. No contestaron, sino que, simplemente, abrieron la puerta sin más. Me asusté hasta que vi que era el propietario. Evidentemente, él tenía que tener una llave maestra para abrir todas las habitaciones. Entró cerrando la puerta de un portazo detrás de sí.

-¡Hoy no te me escapas, puta! -Me dijo.

-¿Perdón? -Dije sin entender sus palabras.

Me tomó de un hombro, y con gran fuerza me tiró a la cama. La toalla cayó al suelo, y yo acabé tumbada boca abajo. Escuché cómo se quitaba su cinturón de cuero, y su pantalón. Me giré para mirarle, y ya estaba con su cipote duro fuera… al menos poniéndose un condón.

-¿Qué le pasa? -Le pregunté asustada. Me giré, y de nuevo me tiró a la cama. Con sus dos manos me volteó boca abajo. Yo estaba en shock, tardé en reaccionar para entender lo que pasaba, hasta que desperté: iba a ser violada.

-Ya le dije que lo haríamos –sollocé- Pero hoy no, y no de esta manera. Por favor. -Le dije, suplicándole. Me movía con todas mis fuerzas, pero aquel hombre era demasiado hombre, demasiado fuerte y pesado para mí. Me arrancó la ropa interior. La agujeró, la rompió. Yo luchaba, suplicándole. -¡No lo haga de esta manera, por favor! -Empecé a llorar. Me acomodó en la orilla de la cama, y sentí su verga en la entrada de mi culo, temblando. Yo todavía tenía poca práctica por detrás, y recordé asustada que su polla era muy gruesa. Su cuerpo se acomodó sobre el mío, y empezó a penetrarme. Me estiré por la almohada, la mordí. Sentí un dolor infinito en mi culo rajado. Me la estaba metiendo a lo bruto, y entraba y empujaba con demasiada fuerza, venciendo a base de golpes la resistencia de mi esfínter, que ya no aguantaba más... Seguía llorando. Me dolía. –¡Deténgase, por favor! –Aquél infernal falo caliente, golpe a golpe y con mucha fuerza, entraba milímetro a milímetro en mi ano. Empezó a moverse gruñendo sobre mi cuerpo machacado. -¡Me duele, no siga por favor! -El dolor era grande, aunque me empezaba a excitar mucho el estar siendo tratada de esa manera tan brutal.

Estuvo muchísimo rato dándome por el culo hasta que la sacó, me dio la vuelta, se quitó el condón y me la metió en la boca. Me la hizo chupar, de su verga salió un chorro de semen directo hacia mi garganta, sin permitirme apartar la cara. Lo tuve que tragar. Tenía un sabor infernal, mucho más asqueroso que otra veces que había tragado lefa antes… Enseguida me tiro hacia atrás, y sin darme la vuelta, me penetró vaginalmente. Me la clavó hasta el fondo y se puso a follarme, mientras terminaba de correrse abundantemente, llenando mi vagina de su semen. A pesar del dolor que sentía, mi cuerpo se estremeció con un orgasmo incontrolado. No podía evitar seguir siendo la puta en que me había convertido, y todo aquello me provocaba un intenso placer.

Al minuto escuché que se abrió la puerta, y al instante se volvía a cerrar. Se había ido. Yo seguía llorando por el dolor, por la impotencia, me quería ir, me quería levantar o, al menos, acomodar mi cuerpo roto en la cama, pero ni para eso me podía mover. Destrozada por el dolor, mi cuerpo no respondía.

-¡Me duele, me duele! ¡Ayúdenme! -Y con un gran esfuerzo, me incorporé un poco sobre la cama. Me toqué y tenía sangre. Vi la hora, 12:40. Lloré y lloré, desnuda sobre la cama, hasta que me quedé dormida.

Desperté mucho más tarde, notando que estaba oscuro. Debía ser entrada la noche. Me lavé y me puse mi ropa de calle, sin molestarme en tratar de recuperar mi ropa interior, que estaba destrozada esparcida por el suelo. Sin ropa interior me sentía como desnuda. Además, no podía caminar bien, me dolía demasiado. Intenté salir de mi habitación, pero me encontré que estaba cerrada con llave. Pensé golpear la puerta y gritar para que me abriesen, pero me sentía muy débil para golpear o chillar, y no quería volverme a encontrar con el propietario. Me quité la ropa, y me volví a la cama desnuda, ya que no tenía otra cosa que ponerme. Muerta de miedo y dolor, pensé que al menos cuando viniese Laura a la mañana siguiente con alguno de sus clientes, ella me abriría la puerta y me rescataría. Pensando en mi amada Laura, mi salvadora, me quedé dormida esperando.

Viernes, día 5

Me desperté al oír abrirse la puerta. Había perdido la noción del tiempo, y al mirar la ventana comprobé que había amanecido. Sin embargo, al abrirse del todo la puerta comprobé que no era Laura, sino que había vuelto de nuevo el puto sádico del propietario.

-Te traigo el desayuno - dijo, cerrando la puerta detrás de sí.

-¿Cómo?, gracias, ¡pero no estaba aquí esperando el desayuno! ¡No ve que me ha dejado toda la noche encerrada! ¡Hijo de puta, no podía salir! ¡Después de violarme, viejo cabrón! –el hombre me soltó una guantada que me lanzó de la cama al suelo. Un dolor seco y metálico resonó en mi cabeza por el golpe, seguido de un ardor intenso en la mejilla.

-No te enteras de nada, puta… ¿te crees que ha sido un accidente, una equivocación? Ya te dije que no aceptaba deudas. Sí, te violé, ¿y qué? Joder, es lo menos que podía hacer. Si lo estabas deseando después del niñato ése… tenías ganas de un verdadero hombre, ¿verdad Alis? De una polla de verdad… -callé, agarrándome la cara hinchada con la mano… en el fondo, aquel tío tenía razón… la follada del día anterior era lo mas rico que me habían hecho en toda mi puta vida… - A ver, Alis… te he dejado encerrada porque no te vas a ir a ninguna parte, hasta que me pagues la renta atrasada

-Bien que se cobró ayer, hijo puta… ¿no estamos ya en paz?

-No guapa, lo de ayer fue solo un castigo por los retrasos, el lunes me dijiste que tenía derecho a un completo a diario, estamos a viernes y en todo este tiempo solo me has hecho una paja. Y cuida esa lengua si no quieres que te suelte otra hostia. Me debes muchos polvos, y ya no me fío que te vayas a volver a ir sin pagar. Así que este va a ser tu primer pago.

Comprendí que tenía razón. Aún así, me puse pálida cuando se quitó los pantalones y se me acercó. Me cogió por el cuello y me besó en la boca. Me dejé hacer, sumisa, sabiendo que no me quedaba más remedio. Pero es que además, no pude evitar sentir ese escozor en los pezones y en el clítoris que me indicaba que todo volvía a empezar, otra vez. Me pasó su lengua soezmente por la cara, haciendo que se me empezara a derretir el chichi, me sobó las tetas y comenzó a lamerme los pezones. Su rudeza, a su manera, tenía algo que me recordó a los dientes de Laura, y allí sí que me puse bruta. Me entregué a él, y empecé a disfrutar, gimiendo, sin molestarme en disimular. ¿Por qué iba a renunciar a pasármelo bien yo también? Mientras, su mano derecha me palpaba el vientre en busca de mi coñito. Cuando dio con él, me metió un dedo sin ningún miramiento.

Cerré los ojos sin pensar en nada, queriendo concentrarme para disfrutar aquello lo máximo posible.

De un golpe me echó sobre la cama, y se abalanzó sobre mí. Note su polla tiesa como una roca, golpeando sobre mi cuerpo y buscando mi agujero. Cuando alcanzó la raja, aquello me entró de una sola embestida. Separé todo lo que pude las piernas, para que pudiera entrar mejor y no me hiciera tanto daño. Mientras me follaba, continuaba sobándome a saco las tetas, y en una de las ocasiones me hizo tanto daño que di un chillido de dolor tal, que hizo que aquel cerdo se excitara más y me follara con más ímpetu. Al cabo de unos minutos que me parecieron interminables, se corrió dejando su semen caliente llenando por completo mi vagina. Se levantó, se puso los pantalones y salió de la habitación, volviendo al cabo de unos minutos con unas cuerdas.

Yo me había quedado sobre el colchón, llorando.

Al entrar de nuevo, él me tomó por las muñecas juntas, para pasarme un lazo de cuerda, atándolo a la cabecera de la cama. Yo no tenía fuerzas para resistirme.

Una vez atada por los brazos, estiró fuerte de mis piernas, arrastrándome hacia el pie de la cama, hasta que mis brazos quedaron extendidos por encima de mi cabeza; mis piernas colgaban a la altura de las rodillas, al pie de la cama.

No me resistí, ni dije nada, porque tenía miedo de que me golpease otra vez. Con otros dos lazos de cuerda, me ató cada pierna a la pata de la cama del mismo lado. El tipo me miró satisfecho, y se largó dejándome así atada. La situación era incómoda, hasta dolorosa según iban pasando los minutos, pero a mí me recordaba a algo similar que me había contado Laura alguna vez, de cómo disfrutaba ella de situaciones así, de cómo le gustaba que la follaran atada y, hasta en ocasiones, que le provocaran cierto dolor. Traté de concentrarme para poder sentir yo también esos placeres oscuros en mi cuerpo, y así me encontró cuando volvió, como dos horas más tarde.

Estaba muy salido, pero lo sorprendente fue que cuando le vi entrar yo me meé largo entre las piernas de puro gusto, estaba todavía más cachonda que él, y cuando el cerdo se me acercó a sobarme, agarrándome las tetas con fuerza, me provocó tal brutal oleada de placer que yo empecé a gritar y a revolverme. Él interpretó que yo intentaba resistirme, y me soltó otro sopapo brutal en la cara. Me dolió, y supe que era injusto porque en realidad lo estaba disfrutando y yo quería estar allí y que me follara, pero era inútil protestar, solamente me iba a haber ganado otra hostia. Aunque, igual era justo lo que me apetecía en ese momento…

No me dio tiempo a pensar, enseguida lo tenía de nuevo encima restregando su sucia polla sobre mi coño chorreante. Un movimiento certero y me penetró. Me estuvo follando sin parar, un buen rato. Terminó corriéndose dentro. Luego se levantó y se fue cerrando la puerta con llave.

Me preguntaba por qué no aparecía Laura de una puta vez. Ya debía pasar del mediodía. Oí voces tras la puerta y como el propietario hablaba con otro hombre.

-Y aquí está la otra chica que te dije. Si me das 100 euros podrás entrar y hacer lo que quieras con ella.

-Bueno, eso no es lo que habíamos quedado. 100 euros es mucho dinero!

-Sí, pero cuando la veas sabrás que los vale.

-Bueno, está bien, déjame ver a esa zorrita.

Se abrió la puerta y entraron dentro ¡no podía ser! ¿realmente esas palabras que acababa de escuchar iban sobre mí’

-¡Aquí la tienes, ¡¿a qué es preciosa?!

-Realmente, sí que lo es. Está bien buena y es jodidamente joven...

-Sí, mejor que la otra, ya te dije, la otra guarra del conejo peludo… mira esta, 17 añitos tiene, y qué conejito, ni te imaginas lo suave que se siente en la boca… ¡vamos, prueba sin miedo! ¿no ves que es una zorra y le gusta? Acércate y bésale las tetas... verás lo dulces que están. - El otro tipo lo hizo. ¡No me lo podía creer! ¡El propietario de aquel hotel me estaba prostituyendo para cobrarse el dinero que le debía por la habitación! Se me pusieron los ojos como platos y protesté:

-Cabrón ¿con qué derecho te crees que…? -Rápidamente, mi secuestrador se me acercó, y me dio una bofetada que me giró la cabeza. A partir de entonces, decidí que mejor me quedaba calladita, por mi propio bien.

-¿Así que es menor de edad? -dijo el tipo

-Si no te lo crees, en el bolso que está sobre la mesita verás su documentación. -El tipo lo hizo, sin mediar palabra se acercó a la mesita y empezó a hurgar en mi bolso. Me dio reparo que tocaran mis cosas, pero no volví a protestar, por miedo a que me pegasen otra vez.

Desde donde estaba, pude ver como el tipo, después de verificar mi documentación, disimuladamente cogía de mi bolso y se guardaba en un bolsillo los 500€ que me habían pagado el día anterior. No dije nada, pero una lágrima rodó por mi mejilla, aún dolorida de la bofetada de antes. El tipo pagó los 100€ al propietario (que ahora lo era no solo del hotel, sino también de mi persona), usando de mi propio dinero. Lo que se dice, “además de puta, poner la cama”. Luego se me acercó y empezó a sobarme las tetas, el culo, el coño... Parecía un pulpo con cientos de manos. Se quitó el pantalón y pude ver su polla, grande, gorda y muy oscura. Mi propietario salió de la habitación, y nos dejó solos.

El hombre me metió su rabo en la boca y me la hizo chupar. Chupé y chupé para ponérsela dura, y cada vez crecía más dentro. Cuando terminé de empalmarle, ¡era una polla inmensa, que cuando se instalara en mi coñito me haría daño, seguro!

Cuando el hombre la tuvo bien dura, la sacó bruscamente de mi boca y situándose entre mis piernas abiertas, me la metió de golpe. ¡Cómo dolía esa polla! Sin miramiento me la fue metiendo y sacando, y tuve que cerrar la boca para aguantar el dolor inmenso que me reportaba esa penetración. Al cabo de un rato, que me pareció una eternidad, el hombre se corrió y lanzó todo su semen dentro de mi coño. Se quedó un rato sentado al lado de la cama para recuperarse sin decir nada, volvió a registrar mi bolso; no encontró nada que le interesase, pero estuvo rato mirando mi documento de identidad y mi móvil y tomando notas. Yo sollozaba, y pasados unos diez minutos dejó el carnet sobre la mesita de al lado de mi cama, y me volvió a penetrar vaginalmente. Esta vez me penetraba más violentamente, llamándome por mi nombre.

- Alis, sí, sé dónde vives Alis, calle Bailén, seguro que nos volveremos a ver… -Me follaba con todo su cuerpo sobre el mío, tocándome por todas partes; se volvió a correr sin preservativo, por segunda vez en mi interior.

Cuando le pareció, se levantó, se puso los pantalones y llamó a mi propietario para que le abriera la puerta, y se marchó. Me lo había hecho gratis dos veces, y encima se llevaba 400€ de regalo.

Unas horas más tarde, se volvió a abrir la puerta y entró otro desconocido. Me sentía completamente indefensa, aunque ere extrañamente excitante la situación de estar allí atada y sin poder moverme, esperando a ver qué nuevos placeres me deparaba el destino. Cada nuevo hombre que entraba, era una experiencia que me hundía más en una espiral de sexo y placer, de orgasmos encadenados azotando mi cuerpo, que ya habían conseguido cambiar por completo mi personalidad, haciéndome una completa adicta al sexo. Por ese motivo, ya no intenté resistirme cuando entro el nuevo hombre. El tipo curioseó el documento sobre la mesita, me penetró y folló como el anterior, pero al menos usó uno de los condones que había sobre la mesita.

Durante la noche, entraron cinco hombres más, y apenas pude dormir. En varias ocasiones, pude oír que en la habitación de al lado también se estaban follando a una chica, y por los gritos deduje que tampoco se lo estaban haciendo con su consentimiento. Se estaba llevando la peor parte, ya que por lo que pude oír, muchos hombres que entraban al pasillo llegaban antes a la primera habitación, y ya ni siquiera miraban en la mía. “Bueno”, pensé, “¡al menos mientras se tiran a esa putita, a mí me dejan tranquila!” aunque en el fondo sentía envidia de que aquella ramera estuviese teniendo la oportunidad de llevarse muchos rabos que deberían pertenecerme a mí. ¡Joder, si encima me hacía falta follar mucho para ganar el concurso a Laura!

Sábado, día 6

Me estaba follando el último señor de la noche, cuando la luz del nuevo día empezó a entrar por la ventana. Cuando se fue, entró mi propietario, me desató y me llevó a la ducha, vigilándome para que no intentara escaparse. Me limpié todos los restos de semen y babas que tenía sobre el cuerpo, dentro de mi cuerpo y por todo mi pelo. Me trajo algo de comer, y cuando terminé me tumbó sobre la mesa, levantándome por la cintura. Mi propietario se sentó en la silla frente a mí y puso sus manos en mis muslos, los separó y metió la cara entre mis piernas. Me chupó el coño. Introdujo la lengua por mi rajita y me la estuvo lamiendo, lamió y lamió hasta que no pude aguantar más y me corrí.

Mi propietario sonrió satisfecho. Se levantó y puso su polla sobre mi rajita, y dando una sola embestida me metió el cipote duro hasta el fondo. Me levantó en vilo, penetrada como estaba, y me llevó hasta la cama donde me folló sin pausa durante unos minutos, hasta que se corrió inundándome el coño. Se vistió, me ató, pero solo las muñecas juntas, y me dejó atada sobre la cama. Luego se quedó un rato descansando, tumbado a mi lado sobre la cama.

-Tu amiga Laura me confesó lo del concurso y la cámara de video. ¡Vaya par de putas que sois! No te preocupes, que todo se sigue grabando, para que podáis disfrutar cuando os suelte. Y también estoy grabando lo que hacen con ella, así podréis contar cuál de las dos zorras gana, aunque te diría que está ganando ella, de momento.

-¿Laura? - me quedé con la boca abierta sorprendida, y pensé “¡por eso no había llegado todavía a rescatarme!”

-Sí, ella sí que está hecha una buena puta. Más zorra que tú, que ya es decir… parece profesional, joder ¡vaya cuerpo y vaya forma de follar! Como compartía la habitación contigo, pensé que no era justo que cargases tú con toda la deuda, porque lo suyo sería que también ella la compartirá. Por eso la tengo atada en la habitación de al lado. Entre las dos me estáis haciendo ganar muchísimo dinero ¡Jajajajaja!

-Entonces ya estamos en paz, ¿no? ¡Suéltanos!

-Ni hablar, eso son beneficios extras del trato. Aquí estaréis hasta el domingo por la noche; solo entonces os soltare y os podréis ir. Lo que sí voy a hacer primero, es poneros juntas para que trabajéis en igualdad de condiciones. No quiero dar ventaja a ninguna de las dos en el concurso, ¡jajaja!

Nuestro propietario salió de la habitación, y al cabo de un rato volvió con Laura. Ella estaba desnuda, bella como siempre, pero llevaba las manos atadas y se la notaba exhausta y débil. Todavía mucho más que yo, iba completamente cubierta de restos de semen por todo el cuerpo. Nuestras miradas se cruzaron y me sonrió débil pero lujuriosamente. Las manos las tenía atadas juntas, por delante del cuerpo, y de las cuerdas que iban de una muñeca a otra, colgaba una especie de gancho grande como los que se usan en escalada. Utilizando ese gancho, nuestro propietario la dejó colgada en el baño, justo debajo de la ducha, aprovechando que el techo era de una rejilla metálica, gruesa y resistente. A mí me levantó de la cama, puso en mis ataduras el mismo tipo de gancho, y me colgó al lado de ella. Pese a todo me reconfortó estar allí de nuevo junto a Laura. Hasta podía sentir la excitación de sentir el calor de su piel desnuda nuevamente tocando la mía, aunque fuera en ese sitio de mierda, colgadas como dos trozos de carne. Nuestros cuerpos se tocaban, y Laura temblaba a cada roce.

-Cómo me gusta que me toques con la piel desnuda, Alis… -Laura rió, sacando fuerzas de lo más hondo de su cuerpo exhausto. Nuestro propietario nos dio una ducha con agua caliente, y luego se fue dejándonos a las dos mojadas y colgadas en la ducha. Cuando estuvimos solas le hablé:

-Sí, Laura, a mí también me excita volver a sentirte…

-En menuda puta buena te estás convirtiendo, ¿eh?

-Laura, dime ¿estás bien?

-Genial Alis, ni te cuento lo bien que lo estoy pasando, además creo que te estoy ganando jiji - dijo con un hilillo de voz -¡No me lo podía creer!

-¿Qué? ¿Hablas en serio?

-Si Alis, - me susurro al oído- esta ha sido mi fantasía secreta desde cría, es incluso mejor que en mis más locas fantasías, pero no dejes que ellos lo sepan, ¿vale? Shhh… -Me quedé sin habla, escuchando aquella confesión de Laura, luego ella continuó hablando:

-Al principio pensé que lo habías organizado tú, para vengarte por decirle a Juan que tú estabas durmiendo en el cuarto de al lado – “¡Mierda! ¡Puta! Por eso Juan me descubrió durmiendo el sábado, no fue por casualidad”, me dije.

-¡Puta!, le insulté

Nos miramos a los ojos y nos reímos a la vez, aunque la risa se me cortaba de lo lastimada que estaba. A Laura le pasaba lo mismo.

-Si te sirve de consuelo, Juan también me violó cuando entré en la habitación de tu tía para chivarme, tuviste que oír cómo me lo hacía, incluso grité tu nombre para que me ayudaras.

-Es verdad, ahora caigo, pensaba que era mi tía follando una segunda vez… aunque debía de haberme dado cuenta, aquella segunda vez sonaba todo mucho más bestia y salvaje… claro que eras tú… Joder, Lau, qué manera de follar tía –Lauri me sonrió con cariño al escucharme eso- yo me muero de ganas de que me lo vuelvas a hacer a mí también ¿sabes?

-Jijiji… claro que lo sé, Alis… se te nota un montón… y dalo por hecho, te aseguro que tú y yo vamos a tener sexo completo muy pronto… ¡y del bueno!

-¿Entonces Juan no te hizo daño?

-Al contrario, tía, me pasó como a ti, lo disfruté un montón. ¿Menudo par de furcias estamos hechas eh? Y tu tía ahí, tan tranquila grabándolo todo en video. Por cierto, como me tenía retenida, le tuve que contar al gordo ese de la recepción lo de la cámara, para que así se encargue y siga grabando, tía, que yo después de todo esto quiero saber quién gana el concurso… aunque lo malo es que seguramente se quedará una copia, y si no cedemos a sus extorsiones, saldremos en muchos videos de todos los canales porno de internet, lo siento Alis…

-Jajajaja ¡mira que eres peliculera! ¿te imaginas?

-Jijiji sí Alis… a ti también te gustaría que pasara eso para seguir siendo follada cada mes a la fuerza ¿verdad? Jiji si no se le ocurre a ese cerdo, igual podemos proponérselo nosotras…

-Bah, No te preocupes, ya lo arreglaremos, jajaja –me encantaba reír así con Laura.

Pero de repente oímos ruido, e interrumpimos nuestra conversación. Alguien se acercaba a nuestra habitación: con sorpresa vi entrar a nuestro profesor de matemáticas, acompañado de nuestro propietario.

-¿A cuál prefieres? - le pregunto nuestro propietario.

-Las dos son alumnas de mi clase, y les tengo unas ganas tremendas a ambas… caramba, además así viéndolas en bolas… qué buenas están las zorras, ¡me quedo con las dos!

-Sin problema –dijo riendo nuestro propietario. Acto seguido nos descolgó y nos dejó tumbadas sobre la cama, al servicio de nuestro profe quien, para nuestro asombro, se desnudó y empezó a tocarnos por todas partes. Laura sollozaba, bordando su papel de sumisa, y yo la imité, porque me di cuenta que eso excitaba a aquel capullo. El profe se desnudó y nos fue penetrando y follando por turno a las dos, sin usar los preservativos. Finalmente se corrió mientras me follaba a mí.

- Que bueno ha sido Alis, Laura, no os preocupéis de mi asignatura, que la tenéis aprobada, jajaja, pasaré la voz a los otros profesores para que también eh… vengan aquí a examinaros, como yo.

Cuando se fue, nuestro propietario nos volvió a las duchas y nos limpió. Cuando estaba frotando el cuerpo de Laura, el tipo no pudo con la excitación y el morbo, y empezó a mostrarse nervioso, sobándola muy soez y violentamente. Mi amiga se mostró un poco molesta, porque ese cerdo parecía que le estaba haciendo bastante daño, pero en principio se dejó a hacer, hasta que, cuando le estaba secando el cuerpo con una toalla, empezó a frotarse contra ella, restregando una enorme erección perfectamente marcada en sus pantalones. Ese cerdo obligó a Laurita a desnudarle, pidiéndole que le sobara la polla para terminar de ponérsela dura. Mi amiga obedeció sumisa, aunque parecía cansada… aquello debió molestar a nuestro propietario, que empezó a sobarla rudamente y a babearle encima, atacando furiosamente las redondas tetas de Lau. Mi amiga no debía de estar de humor, porque en un momento dado le apartó de un empujón… naturalmente la reacción del tipo no se hizo esperar, y Laura acabó empotrada en un rincón del baño de la hostia que le metió aquel animal. En realidad, recuerdo que en ese momento no pude dejar de preguntarme si ella lo había hecho intencionadamente, para provocarle, sabiendo que a un hombre así en esa situación aquello iba a terminar por excitarle y sacar el animal que llevaba dentro… lo cierto es que justo antes de recibir la hostia, yo vi a mi amiga sonreír con una mueca entre la felicidad, la provocación y la expectación más lujuriosa que habría llegado a imaginar en un rostro humano. Por mi parte, estaba paralizada, entre el miedo y la sorpresa que me impedía reaccionar. A Laura le salía sangre de la comisura de los labios y parecía medio inconsciente, cuando aquel tipo le saltó encima, salido como un perro semental rabioso, y empezó a follarla y violarla en plan sádico. Yo en ese momento pensé solo en ayudarla, y salté encima de la espalda de aquel cerdo, golpeándole y gritando, pero era como una mosquita para él y ni siquiera se inmutó… yo seguí así hasta que la cara de Laura entró en mi punto de mira, y me di cuenta que estaba absolutamente muerta de placer, jadeando hondamente mientras nuestro propietario la penetraba hondo y fuerte a toda velocidad… cuando Lau me vio mirarla, sencillamente abrió la boca y yo solo tuve que estirarme un poco para juntar nuestras bocas y enredarnos en un largo, profundo y erótico beso… sentí que me corría del gusto ante tan maravillosa sensación, y por las ganas tremendas que tenía de volver a besarme con ella de esa forma, además de la excitación natural del propio momento, con la bestia parda esa violando a mi amiga y demás. Yo me agarraba a la espalda del tipo para no caerme, pero Laura sacó sus brazos de debajo de él para agarrarme la cabeza y sujetarme para besarme todavía con mayor hondura y pasión. Joder, creo que no he soltado más babas en toda mi vida que en ese momento… y mi coñito también chorreaba a voluntad…

-Mi vida, Lauri, joder, qué ganas tenía… ¿sabes que me muero de ganas de repetir lo de antes contigo? En realidad… me muero de ganas de hacerlo todo contigo, Lau… -acerté a decirle, mareada como estaba de puro placer.

-Tranquila, Alis, lo sé… creo que contigo lo supe desde el primer momento… yo también te deseo, eso lo sabes… te aseguro que tú y yo vamos a acabar teniendo el sexo más completo e intenso con el que puedas soñar, ya verás…

Pero vaya, todo lo bueno se acaba, y nuestro propietario debió pensar en algún momento que no era lo más cómodo del mundo estar follando con una putita salida como yo subida en la espalda. Bastó un fuerte empujón de su fuerte y voluminoso cuerpo para lanzarme por los aires y dejarme empotrada contra la taza del váter… Afortunadamente no fue nada la cosa, pero un fuerte golpe en mi cabeza me dejó fuera de combate por un largo rato…

Cuando desperté, estábamos las dos otra vez colgadas en la ducha. Al verme recuperar la consciencia, mi amiga me guiñó un ojo y me dijo:

- Hola preciosa… ¡disimula ahora, que vuelve!

Así era, el cuerpo satisfecho de nuestro propietario se dibujó en el umbral del baño, acompañado de otro hombre, alto y bien parecido. Para mi sorpresa, aquel tipo resultó ser un tío de Laura. Naturalmente la escogió a ella, sorprendido de encontrarla allí, trabajando de puta, aunque según me confesaría luego ella, al parecer ya habían tenido relaciones sexuales tiempo atrás. Ese hombre la folló mientras yo miraba desde la ducha.

Al mediodía nos desataron un ratito para que pudiéramos comer un algo. Luego entraron dos tipos más que lo hicieron conmigo, mientras esta vez era Laura la que se quedó observándome desde la ducha. Vinieron luego el resto de los profesores de la universidad, en grupo: no faltó ninguno. Nuestro otros nueve profesores se nos repartieron civilizadamente: cinco para Laura y cuatro para mí. Ni que decir tiene que nuestras calificaciones aquel año resultaron excelentes...

Al hacerse de noche, nos desataron un rato para que comiéramos una sencilla sopa caliente, que sin embargo nos sentó de miedo. Luego se llevaron otra vez a Laura a la habitación de al lado (“no quiero que perdáis energías, así que mejor que durmáis separadas, que sois tan putas y tan zorras que seguro que si os dejo juntas acabáis follando como perras toda la noche ¿eh? Decid que no, decid que no os mola el bollo guarras… aunque estáis tan buenas que tampoco me extraña…” estas fueron las amables palabras de nuestro propietario para explicar nuestra separación forzosa aquella noche… en fin, seguramente, tenía razón).

Tras atender a cinco tipos más en mi habitación durante la noche, por fin pude quedarme dormida en la cama, agotada, y descansar como merecía... soñando con el cuerpo de mi amiga.

Domingo, día 7

Amanecía: el primer cliente del día me estaba follando y, en cuanto salió de la habitación, entró nuestro propietario, me limpió en la ducha y me dio un desayuno, tras el cual me penetró y me violó como el día anterior. Yo no dije ni hice nada, y me limité a disfrutar.

Durante el día solo vinieron 4 personas más. Al volver a estar separadas, Laura volvía a llevarse a casi toda la clientela. Tan solo los muy curiosos o muy salidos llegaban hasta mi habitación. Por los gritos y gemidos que oía, ¡se lo debían estar pasando en grande con Laura! Qué envida me daban…

Cuando ya se hacía de noche, me volvió a follar nuestro propietario, quien me confesó que estaba disfrutando especialmente de mi cuerpo, tanto como no hacía desde mucho tiempo atrás, “ni siquiera con la zorra de tu amiga”. Ni qué decir tiene que escuchar aquello me llenó de morbo y orgullo. Cuando terminó, se vistió, me ató, aunque solo las muñecas juntas, y luego me puso una cinta americana tapándome la boca y así me dejó atada sobre la cama.

- Ahora, pequeña puta, vamos a disfrutar contigo al máximo como lo hemos hecho ya con tu amiga Laura.

Salió de la habitación, y al poco aparecieron por la puerta tres hombres negros totalmente desnudos y con sus pollas tiesas. ¡Madre mía, vaya vergas que tenían! Todas debían de medir entre 30 y 40 cm de largo, y eran muy gruesas. En ese momento me quería morir, ¡esos hombres me iban a destrozar! Detrás de ellos, entró un tipo con una cámara de video profesional, grabándolo todo.

El primero de los negros se aproximó… yo estaba un poco acojonada porque pensé que no iba a poder con aquello, por muchas ganas que tuviera, e instintivamente intenté retroceder, pero con las manos atadas me resultaba imposible. Él me agarró por los tobillos y me separó brutalmente las piernas, abriéndomelas hasta no poder más. Un segundo negro me sujetó por los hombros, para mantenerme contra la cama. Otro de los negros se aproximó también, y mientras el primero me mantenía abiertas las piernas, colocó su descomunal pollón en la entrada de mi vagina, y sin usar ningún tipo de lubricante me empezó a meter su gran capullo.

Yo notaba como me iba dando de sí el agujero, lo que hasta cierto punto no me resultaba un problema… el problema fue cuando empezó a empujar y me fue llenando entera poco a poco… bueno, por aquel entonces yo tenía la entrada de mi vagina ya abierta y dada de sí como si fuera de plastilina, pero el interior de mi chochito seguía entonces, a los pocos días de perder mi virginidad, manteniendo la firmeza y tensión juvenil en sus paredes, firmeza que se vio repentinamente destrozada por los violentos embates de aquella tranca monstruosa. Lo mismo me daba gritar e intentar escaparme, porque al gritar solo se me escuchaba un gemido, por culpa de la cinta que me tapaba la boca, y yo ya no era dueña de mi cuerpo, inmovilizado por aquellos tipos grandes, fornidos y musculosos, así como por aquél cipotazo que estaba terminando por reventar a golpes mi femineidad recién perdida…

Al poco, yo me notaba ya con la vagina completamente llena y rota, y al mirar hacia abajo, para ver si ya me había metido toda su polla... ¡vi que solo me había metido la puntita! En ese momento, de un bestial golpe de cadera, me la insertó hasta el fondo. Yo creo que nunca me he sentido tan ensartada como en ese momento, pensé que me iba a matar de verdad, que aquello me atravesaba y me iba a salir por la boca de la brutal embestida. Entonces la volvió a sacar por completo, y la metió con fuerza otra vez hasta el fondo. Estos movimientos los estuvo repitiendo como unos cinco minutos, mientras yo no paraba de pensar que en uno de esos golpes me iba a partir por la mitad. Entonces el negro que estaba a mi lado me quitó la cinta de la boca, pero justo cuando me disponía a gritar me abrió la boca con una mano, y con la otra mano guío su polla a mi interior y me introdujo todo el capullo impidiéndome gritar. ¡No, joder! Con aquello sí que no iba a ser capaz… Empezó a meter poco a poco parte de su tremendo pollón, y no me había metido ni un cuarto todavía cuando su polla ya rozó mi campanilla. La retiró un poco, pudiendo coger yo un poco de aire, pero enseguida volvió a introducírmela un poco más, hasta el principio de mi garganta. Me dio una arcada, y el negro volvió a sacármela ligeramente para repetir la operación, metiéndome cada vez un poco más. Era curioso, pero concentrada como estaba en no morir asfixiada o con la boca desencajada, el dolor en mi sexo había desaparecido por completo: mi cuerpo había aceptado ya a aquel intruso con naturalidad, y las oleadas de placer que me estaba dando me empezaban a subir a cielos para mí desconocidos hasta entonces. Comprendía que debía hacer un esfuerzo por la boca, sabiendo que igualmente allí mi cuerpo acabaría cediendo y haciéndome disfrutar de todo el placer que aquel hombre me estaba regalando. Con cada introducción me daba una tremenda arcada, al notar su polla rozándome la garganta, hasta que pasados unos minutos me acostumbré, y su polla empezó por fin a bajarme por la garganta cada vez más.

La dejaba metida durante unos segundos, impidiéndome respirar con normalidad, mientras el otro negro seguía violándome con dureza, dilatando mi coño al máximo.

El primer negro se movió un poco hacía un lado para dejar al aire el agujero de mi culo a completa disposición del tercer negro. Éste colocó su polla en la entrada de mi esfínter, y se dispuso a metérmela por mi ano. Ahí sí que jamás he sentido mi cuerpo tan exigentemente solicitado… Yo intentaba gritar, pero la polla que tenía introducido en mi garganta no me dejaba. Lloraba como una niña pequeña pero no me servía de nada.

El tercer negro me empezó a introducir su polla por mi estrecho orificio anal, abriéndomelo poco a poco, pero al tener la vagina ya repleta de polla resultaba mucho más difícil introducir nada por mi culo. Aun así, el pollón se fue introduciendo suavemente, hasta que los huevos hicieron tope y la dejo ahí metida. El culo se me había dilatado, no sabía cómo era posible que aquello me hubiera entrado del todo, aunque creo que sencillamente mi cuerpo había entendido que era incapaz de soportar tanta tensión, y había cedido para entregarse por fin al placer, la lujuria y la depravación de aquellos tipos. Nadie puede imaginar lo que yo sentía en ese momento.

Tenía un pollón gigante follándome violentamente mi coño, otro enorme metido hasta el fondo en mi culo, y uno más violándome brutalmente mi garganta. Aquello era más de lo que nadie podía soportar, y estaba siendo todo para mí. No pude dejar de sentirme enormemente afortunada. Así estuvieron durante más de 10 minutos.

Cuando me iba a desmayar, los negros empezaron a terminar, cada uno en su agujero. El primero que eyaculó fue el que me follaba la boca. Como la tenía tan adentro de mi garganta, creo que su primer chorro me llegó directamente al estómago. Mientras la sacaba, lanzó un segundo chorro en mi garganta que fue bajando nuevamente hacia mi estómago; un tercer chorro inundó mi boca, dándome de lleno en mi campanilla y produciéndome una nueva arcada; el cuarto chorro me cruzó toda la cara, desde la barbilla hasta el pelo; el quinto y el sexto fueron a parar a mi ojo derecho y a mi mejilla izquierda. Los siguientes chorros ya fueron muy débiles, pero sirvieron para acabar de cubrirme la cara de lefa. El semen me resbalaba por el pelo, las orejas, la barbilla...

El segundo en acabar fue el que me violaba por el coño. Con su pollón bien adentro, empezó a disparar chorros de semen que empezaron a llenarme todas mis entrañas, el útero, la vagina, no quedó ni un solo centímetro de mi interior que no fuera bañado por el abundante esperma. Igual yo me sentía como si me hubiera llenado hasta el estómago, como si todo ese esperma suyo se me hubiera juntado de repente con el que el primero me había metido por la boca. Al sentir su semen entrar en mi interior, tuve un orgasmo tremendo y mi cuerpo se convulsionaba y temblaba.

Por último, eyaculó dentro de mi culo el tercer negro. Era como si hubieran metido una manguera dentro de mi ano y la hubieran abierto, aquello no parecía tener fin. Chorros y chorros de semen corrían por mis intestinos, parecía que iba a reventar por algún sitio. Joder, esos sí que tuvieron que llegar a mi estómago… No sé si es que tuve otro orgasmo, o es que el primero se prolongó mucho rato, pero yo ya me corría una y otra vez sin parar.

Cuando quedaron satisfechos, los tres negros salieron de la habitación y me dejaron allí tirada en el suelo, sin fuerzas para moverme ni para gritar, temblando y chorreando semen por todos mis agujeros. Ríos de esperma salían de mi coño, mi culo y mi boca.

El tipo de la cámara seguía filmando.

Me sentía violada, humillada, degradada... El cámara y nuestro propietario se fueron, y me dejaron destrozada sobre la cama, no sin antes taparme con cinta todos mis agujeros, culo, coño y boca, para impedir que nada de aquel precioso líquido siguiera siendo desperdiciado. Me dormí, o me desmayé, completamente dolorida y nadando en placer y semen, y con el sabor de la corrida fuerte de aquel hombre llenando mi boca… no quería terminar de tragar lo que seguía saboreando con mi lengua, como si fuera un caramelo. Al cabo de una hora, nuestro propietario entró en la habitación, se acercó a mí, me desató y me quitó las cintas. Viendo como seguía chorreando semen licuado por todas partes, me dijo que me había portado muy bien, que con eso ya estaba la deuda saldada, pero que no dijera nada de lo sucedido o el video llegaría a mi familia y amigos.

Recogió la cámara oculta del jarrón y se fue, dejando la puerta abierta. Yo no me podía ni mover, pero tenía miedo de que entrase alguien más a aprovecharme de mí.

Mucho tiempo después conseguí, como pude, ponerme la ropa y salí de allí casi arrastrándome, preguntándome cómo estaría Laura. Aún era de noche, la habitación de al lado de la mía tenía la puerta abierta. Me asomé y vi a Laura sobre la cama, atada: un tipo la estaba follando, abrazado a ella. La habitación era más pequeña que la mía, y no tenía baño ni ducha. Estaba ambientada como una mazmorra: había cadenas, una especie de potro de tortura, una cama y una X enorme de madera, y argollas de cuero y acero en la pared.

El tipo se corrió dentro de mi amiga, mientras me miraba fijamente a mí. Yo me aparté cuando, poniéndose los pantalones, pasó apresuradamente por mi lado para salir de la habitación. Por el apuro con el que se fue, pienso que ese tipo sería un inquilino del hotel, que simplemente se aprovechó al encontrar la puerta abierta, pero que no había pagado nada a nuestro propietario.

Fui hasta Laura, que estaba temblorosa y débil, la desaté. Le puse la ropa, sin poder evitar sentirme un poco excitada disfrutando de la visión y el tacto de su cuerpo desnudo, y la ayudé a levantarse para salir del hotel. Antes de salir, volvimos a mi habitación para darnos una ducha, porque teníamos el cuerpo cubierto de semen reseco, babas y regueros y costras de flujo por todas partes, y yo seguía chorreando lefa que no dejaba de salirme por el culo y por el coño, bajándome por mis muslos sin parar. Laura soltaba también litros de semen por el chocho y por su culo, que tenía horriblemente dado de sí.

Una vez lo suficientemente limpias, aunque magulladas y débiles, salimos del hotel, tapándonos lo más posible, para que la gente que pudiera pasar no reparara demasiado en nuestro lamentable estado. En la recepción del hotel no estaba nuestro expropietario a esas horas: había una mujer que ya tenía instrucciones concretas, porque sin necesidad de pedírselo, nos llamó un taxi y nos entregó un pendrive con una copia de todas las grabaciones de video de estos días.

En el camino, Laura se durmió sobre mi hombro, mientras yo recapitulaba todo lo que me había pasado: de no haber hecho nunca nada sexual en mi vida, a vivirlo todo de golpe en una semana. Y todo gracias a Lau…

El día siguiente no hicimos ella y yo más que dormir y dormir todo el día, juntas y desnudas en mi cama. Nos fuimos recuperando, poco a poco, limpiándonos una a la otra, frecuentemente con caricias y lametazos, y curándonos bien las irritaciones y marcas. A la noche pudimos comer un poco, y revisamos por fin el video para ver quién había sido finalmente la ganadora del concurso: yo salía haciéndolo 43 veces, pero la puta de Laura me ganó muy holgadamente, pues aparecía follando un total de 117 veces. La zorra de ella también se había prostituido durante la semana para ganar la apuesta, y no sé ni cómo lo hizo pero hasta salía teniendo sexo con mis dos primos, e incluso con ¡mi propio padre! Confieso que pocas imágenes he vuelto a ver en mi vida que me hayan excitado más que Laura tirándose a gente de mi familia… es una fantasía que quiero comentarle algún día, esperando poder hacerla realidad junto a ella, que en ese tema tiene buena experiencia.

Lunes, día 22

Pasaron como un par de semanas después de aquellos días de locura, y una tarde recibí un correo en el móvil.

Se trataba del tipo que se había aprovechado de mí, el de la polla grande que además de follarme gratis dos veces, encima se había quedado con mis 500€ y que, además, sacando partido de mi indefensión anotó mis datos, me tomó fotografías y me grabó videos mientras me follaba. El mensaje iba acompañado de un vídeo editado, pero en el que se veía claramente que era yo, siendo penetrada vaginalmente y corriéndome una y otra vez, y del siguiente mensaje:

“Hola Alis, ¿Te acuerdas de mí? yo no puedo olvidarte y menos cuando repaso todas estas fotos y videos que te hice cuando lo pasamos tan bien juntos. Me pagarían mucho dinero por ellas, pero supongo que no querrás que las vea tu familia ¿verdad? Llámame ahora mismo, tenemos que vernos hoy!”

Estaba claro que el tipo me estaba coaccionando para quedar nuevamente con él, si no quería que publicase los vídeos y fotos que me hizo. Yo no podía negarme, no podía correr el riesgo de que alguien próximo a mí viera esas fotos y vídeos: sería un escándalo y conmoción en mi casa, por mucho que mi propio padre y mis primos fueran unos puteros, así que le llamé inmediatamente, a riesgo de parecer demasiado fácil de coaccionar.

- Hola Alis, me alegro mucho de que me hayas llamado, como cuando nos conocimos no nos presentaron debidamente, me presentaré ahora, me llamo Óscar

-¿Qué es lo que quieres? Mira Óscar, no tengo dinero, el poco que gané esos días te lo quedaste tú, que te aprovechaste de mí y...

-Tranquila niña, que no quiero tu dinero… solo quiero quedar contigo una noche, ¿qué te parece?, para repetir lo mismo que hicimos la otra vez… y, en adelante, quedaremos cada 3 semanas, no pido mucho ¿verdad?

- ... bueno, eso… está bien, supongo que puedo aceptar eso ... pero ¿dónde quieres quedar?

-Pues he pensado que en tu casa, me gustaría dormir toda la noche contigo

-¡Ay!, en mi casa no puedo, ¡es que vivo con mis padres!

-Ya lo sé, pero pienso que esta noche podrías dejarme entrar a tu habitación, a escondidas, no haremos ruido

-Pero eso es muy complicado, podrían descubrirnos… no, deja, ya pagaré yo el hotel y...

-No Alis, esto no es negociable, quiero hacértelo en tu propia habitación, y con tus padres durmiendo en la habitación de al lado, se me pone dura solo de pensarlo

- ... ¡uf!, ... jolín, está bien, ¿esta noche?, mis padres se van a dormir a las diez…

-Sí, empezaremos esta misma noche, quiero que te tomes un largo baño antes de las diez para dar tiempo a que tus padres se queden dormidos, y a las diez y media bajarás a abrirme la puerta de la calle

-A esa hora no está el portero, tendré que vestirme y bajar a abrirte la puerta yo, sí, porque no quiero que llames al telefonillo, podrías despertar a mi familia

-Si, baja a abrirme, pero no te vistas, quiero que bajes completamente desnuda y descalza

-Pero es que podría verme un vecino, desnuda no, por favor

-¡Alis!, no te verá nadie, a esa hora están ya todos durmiendo

-¡Jolín, está bien! –en el fondo, pensé de pronto que no dejaba de tener cierto morbo lo de merodear desnuda por mi edificio cuando todos dormían…

-Otra cosa, no te molestes en comprar preservativos, porque no los vamos a usar, no quiero que gastes más dinero en mí inútilmente

-Eso ya lo imaginaba, ¿algo más?

-No, eso es todo, venga guapa, hasta la noche, ¡un beso!

A las diez, después de la cena, mis padres se fueron a la cama, y yo me fui a tomar el baño. Para hacer tiempo, aproveché para arreglarme, dejarme bien guapa y perfumada y ponerme crema hidratante, sobre todo para mis partes íntimas, pues aún recordaba el buen tamaño de la polla de Óscar y sabía que podía hacerme daño. Extrañamente, todos estos preparativos me estaban excitando.

A las 22:25, me aseguré de que mis padres dormían, y con cuidado para no hacer ruido abrí la puerta de casa y salí a la escalera, completamente desnuda y descalza; solo llevaba las llaves en la mano. No encendí la luz, y bajé por las escaleras los seis pisos que me separaban del portal: no quería usar el ascensor y correr el riesgo de encontrarme con alguien.

El corazón me iba a cien por si me descubría alguien; descalza como iba, casi no hacía ruido al andar, aunque tenía cierto riesgo de resbalar en el suelo encerado, y bajé sujetándome al pasamano. Al llegar al rellano, a través del cristal de la puerta pude ver al tipo que esperaba fuera. Le abrí la puerta de la calle y le dejé pasar. Me sentía a la vez nerviosa y excitada. Óscar me abrazó con fuerza y me besó en la boca, yo solo quería que me siguiera al interior para que nadie nos viera desde la calle o apareciera un vecino subiendo o bajando.

No quiso subir por las escaleras, me llevó al ascensor y pulsó el 6º piso sin que yo le tuviera que indicar nada. Mientras el ascensor subía, el tipo se puso a sobarme de cuerpo entera, me tocaba por todas partes visiblemente excitado.

Al llegar a mi piso, le supliqué que no hiciera ningún ruido, y le abrí la puerta de casa. Entramos en silencio, cerré la puerta algo aliviada y le acompañé a mi habitación

Cerré la puerta de mi habitación con el pestillo. El tipo se empezó a desnudar, yo me limpié los pies en el baño y me metí en mi cama. El tipo se metió conmigo en mi cama, completamente desnudo y se abrazó a mí. Empezó a besarme y tocarme toda. Luego se llevó la mano a su polla y, situado entre mis piernas, me la colocó en la entrada vagina y, muy suavemente, me penetró.

Su polla era muy grande para mi pequeña cueva, que además llevaba dos semanas sin ejercitarse tan bien como tras mi primera vez, por lo que me hacía algo de daño, pero como yo me había lubricado previamente, era soportable. Me la metió hasta el fondo y comenzó a follarme; al poco aumentó el ritmo, y el cabecero de mi cama comenzó a hacer ruido contra la pared a cada empujón suyo. También él se dio cuenta, por lo que se levantó y movió la cama unos centímetros; volvió a situarme sobre mí, me volvió a penetrar y al volverme a follar solo se oía el ruido sordo de las penetraciones y del roce de un cuerpo contra el del otro. Agradecida por su delicadez y atención, yo me dejé hacer y me abracé con las piernas a su cuerpo para que no me doliesen sus penetraciones. Con las rodillas bien levantadas ya no me dolía nada, y me estaba empezando a gustar, por lo que me dispuse a empezar a dejar de preocuparme y disfrutar yo también, abrazando a mi hombre y sintiendo un deseo enorme de tocar todo su cuerpo y besarme con él.

El ritmo fue aumentando más y más, y lo estaba disfrutando realmente. Mientras Óscar me follaba, oí como uno de mis padres se levantaba para ir al baño y, justo cuando volvía pasar por delante de la puerta de mi habitación, Oscar se corrió dentro de mí. Noté su semilla caliente entrar en mi vagina y estrellarse con fuerza contra mi útero. Yo me corrí con él y aguanté como pude para no gritar; tuve varias convulsiones e, inevitablemente, se debieron oír mis irrefrenables gemidos.

Asustada vi, por el movimiento del pomo, que intentaban abrir la puerta de mi cuarto; al no poder entrar a causa del cerrojo, llamaron suavemente a la puerta: era mi madre.

-¿Estás bien Alis?, Te oigo la respiración muy agitada

Como pude recobré el aliento para contestar, aún con convulsiones del orgasmo y Óscar montado sobre mí, sin dejar de follarme

-Estoy... bien... mami, solo... solo era una pesadilla

-¡Ah!... bueno... no pasa nada cariño, si solo era un sueño... ¡que duermas bien, mi niña!

-Gracias mami

-Tu mami parece muy agradable -dijo Óscar sin dejar de follarme, y al cabo de un rato se corrió de nuevo dentro de mí. Sin sacármela, se dispuso a dormir boca arriba. Parecía visiblemente satisfecho; conmigo encima de su cuerpo, y después de besar y chupar hasta el último rincón de su cuerpo, que me tenía cautivada, yo también me quedé dormida

A la mañana siguiente, me desperté junto a Óscar, íntimamente abrazados y acurrucados, calentita. Se estaba muy agradable, me estaba gustando esto de dormir con un hombre… Él también se despertó y, sonriente, me besó en la boca: nos besamos mucho rato con pasión de enamorados, abrazados y volviendo a follarnos dos veces. El sol entraba a raudales por la ventana y toda la habitación estaba iluminada. A esas horas mis padres ya no debían estar en casa.

Para terminar, Óscar me penetró y folló el culo a petición mía, mientras que yo tenía un orgasmo tras otro. Cuando terminó, se levantó y recogió una cámara que había colocado en el mueble de enfrente: el muy cerdo había estado grabándolo todo, pero ya no me importó.

-¿Cómo estás Alis?, ¿Te ha gustado dormir conmigo?

-¡Óscar, cariño!, ha sido fantástico, ¿no podríamos quedar más a menudo?, no podré esperar tres semanas, te quiero en mi cama todas las noches –dije, sonriendo pícaramente…

-Alis, preciosa, nada me gustaría más, yo solo te pedía cada tres semanas, pero mientras tú quieras podríamos quedar todos los lunes

-Sí, por favor, Óscar, me sentiré muy solita hasta el lunes que viene –le contesté haciendo un mohín

Nos levantamos y nos vestimos, eran las 9:30, mis padres ya habían salido al trabajo y no había nadie en casa, así que le preparé un buen desayuno y me despedí de él hasta el próximo lunes.

Pasé la semana triste y aburrida. Laura andaba a sus cosas y yo me sentía sola.

Viernes, día 26

El viernes recibí otro correo con un adjunto de un vídeo mío siendo follada, y un número de teléfono. Excitada, llamé enseguida pensando que era Óscar, pero la voz que me contesto al otro lado era la de nuestro antiguo propietario.

- Hola guapa, ¿sabes lo que quiero no?

- Si es dinero, no tengo

- Es igual si no tienes, sé que puedes hacerme ganar mucho

-¿Qué es lo que quiere?

-Pues que tu amiga Laura y tú os paséis por mi hotel esta tarde, y hagáis todo el fin de semana completo, hasta el lunes por la mañana; tengo muchos clientes preguntando por vosotras, no sé qué les disteis pero se han vuelto adictos a vuestros cuerpos de zorra y están dispuestos a pagarme lo que haga falta por volver a estar con vosotras

-¿Y si accedemos nos dejarás en paz?

-Ehhh… No del todo, pero tampoco quiero agobiaros ni haceros la vida imposible… bastará con que accedáis a pasar por mi hotel un fin de semana al mes, no os pediré más

-... bueno, yo... he de hablar con Laura

-Ya lo he hecho antes de llamarte a ti, que sabía que ella no me iba a poner ninguna pega, menuda puta está hecha. Ella está conforme

-Bueno, está bien, pero nada de filmaciones o cosas extras con negros: si accedo será solamente para polvos normales con gente normal

-De acuerdo

-¿Sí?

-Si, tan solo, y para que quede claro… yo también lo haré con vosotras, y estaréis atadas todo el fin de semana

-¡Para qué quieres atarnos, ya te he dicho que lo haremos voluntariamente!

-Es necesario, a mis clientes les da morbo que estéis atadas

-¿Y cómo sabemos que no nos pedirás más adelante otras cosas?

-No lo podéis saber, pero os doy mi palabra de que no os pediré más, voy a ser honesto con vosotras, y tampoco quiero agobiaros tanto como para que penséis en recurrir a un profesional para libraros de mí, jajaja, ¡al fin y al cabo solo os estoy pidiendo una pequeña colaboración mensual! Para mí esto son principalmente negocios y creo que nos podemos entender, vosotras con lo putas que sois lo pasaréis bien, y además esta vez sí que os daré una parte de los beneficios: con Laura hemos quedado en el 15%, pero estoy dispuesto a subirlo ahora mismo al 20% si tú lo aceptas, ¿qué me dices?

-Que me es igual el dinero, pero está bien, aceptaré ese 20% -le contesté; y era verdad, yo lo que quería era follar, y volver a estar con Laura

-Pues antes de las diez de esta noche ya os podéis pasar por el hotel, tendréis las mismas habitaciones que la otra vez, ¿o prefieres intercambiar con la de Laura y estar la primera en el pasillo?

-¡Sí!, por favoooooor, ¡déjame a mí en la primera habitación! - me sorprendí a mí misma con esa decisión, que me salió sin pensar: me excitaba estar más expuesta que ella y descubrir así lo que pudiera pasarme gracias a esa ventaja

-Te entiendo, dijo el rentero, no quieres que Laura te gane otra vez, ¿verdad?

-Sí, es eso -le contesté, para disimular… naturalmente que no pretendía competir con Laura, nuestra relación no era de competidoras, sino todo lo contrario… lo que pasa es que quería probar qué se sentía siendo tan puta como lo era ella

-Bueno, guapa, haré ver que es una decisión mía, para que Laura no sospeche… yo encantado de ayudarte, al fin y al cabo siempre me has gustado tú mucho más que ella. Os espero esta tarde

Casi no había colgado el teléfono cuando éste volvió a sonar: era Laura.

-Alis, adivina qué, me ha llamado nuestro antiguo jefe en el hotel, ¡¡¡quiere contratarnos otra vez!!!

-Si ya sé... -¡puta Laura! Me sonreí para mis adentros… ni una mención al intento de extorsión del cerdo aquél, ¡para ella todo era follar y cobrar!

-Pero escucha, no te asustes, he conseguido su promesa de que solo tengamos que hacerlo un fin de semana al mes, y nos dará el 15% de todo lo que saque por nosotras

-Sí, ya he hablado con él… y que sepas que ¡te he conseguido el 20%! –le dije, eufórica: sabía que aquello la iba a volver loca

-¡Pero Alis! ¡Te quierooooo! Eres genial, ¡sabía que eras la mejor! Ufff, y yo que tenía miedo de que por cualquier cosa no quisieras acceder… ¡Es genial, lo pasaremos muy bien, ya verás!

-Jajaja, pero Lau, ¿por quién me habías tomado…? Al fin y al cabo he aprendido de la mejor puta de esta ciudad…

-Jajajaja… cabrona… ¡te quiero! Venga, ¿quedamos en la puerta del hotel esta tarde a las ocho y media? Y así podemos charlar un rato antes de entrar…

- Está bien

A la hora convenida estaba con Laura tomando un café en el bar del hotel. Llegó nuestro patrón y nos acompañó a nuestras habitaciones. Abrió con llave la puerta del primer apartamento del pasillo y, como habíamos quedado, aparentando ser una decisión suya, me dijo:

-Tú, Alis, entra aquí y espera mientras llevo a Laura a su habitación, enseguida vuelvo

Obedecí y entré en la primera habitación. La recordaba ambientada como una mazmorra gótica, y ahora podía fijarme en todo con más detalle: todo lo que había allí era para tener sexo, en plan BDSM; no era una habitación de las de alquilar sino una para ser utilizada para esas prácticas. Sin embargo estaba muy limpia y no olía mal, alguien se había preocupado de dejarla a punto para su uso. La cama no tenía sabanas, consistía en una estructura metálica con rejas en la cabecera y los pies, y un colchón completamente blanco y liso, muy limpio, seguramente recién cambiado por uno nuevo. Me senté en él mientras esperaba a nuestro patrón; el colchón era muy duro para lo que estoy acostumbrada. Me fijé en que todo el techo tenía un enrejado metálico del que, en algunos puntos, colgaban unas cadenas. En las paredes había colgadores con toda clase de utensilios.

Por los inconfundibles gemidos que venían de la habitación de al lado, supuse que nuestro patrón ya estaba cobrándose su parte del trato con Laura. Iba a asomarme, cuando casi me tropiezo en la puerta con un señor que venía por el pasillo.

-Hola ¿eres tú una de las putas?

-Esto... si, supongo que si

-El patrón me dijo que a partir de las diez podía pasar, el caso es que tengo algo de prisa, he de estar en casa antes de las once o mi mujer sospechará algo, ¿podemos empezar?

-Sí, está bien, supongo que sí, pasa y cierra la puerta

-El tipo entró en la habitación y cerró la puerta; sacó dos billetes de 100€ de su cartera y me los entregó

-Aquí tienes los 200€

-¿Cómo quieres hacerlo? - le pregunté, mientras los guardaba en mi bolso

-Bueno, se supone que debías estar desnuda y atada en la cama, me da bastante corte abordarte así, vestida de calle

-¿Quieres atarme tú?

-No sé si sabría hacerlo bien, y no tengo mucho tiempo… mejor, me apetecería usar el potro contigo, como lleva abrazaderas será más rápido

-¡Tú mandas!

-Siéntate en el borde y échate hacia atrás

Me desnudé completamente, dejando la ropa sobre la cama, y me estiré sobre el aparato: la superficie era de metal y se sentía fría al primer contacto y, debido a su pronunciada curvatura, mi zona pélvica quedaba más alta que el resto de mi cuerpo. El tipo me abrochó las tobilleras y muñequeras de cuero, que estaban unidas por cadenas al aparato. Luego, haciendo girar una rueda, éstas fueron tirando fuertemente de mi cuerpo hasta dejarme completamente estirada, tumbada de espaldas como estaba sobre la curva superficie

-¡Para, para! -le dije. El tipo lo estaba girando demasiado y ahora mis extremidades estaban estiradas demasiado fuerte provocándome un considerable dolor

-Vaya -me dijo -la rueda tiene enclavamiento y no sé cómo se hace para soltarla, pero bueno, si puedes aguantar así un ratito enseguida termino

-Vale, está bien, creo que puedo aguantar –le respondí, con las lágrimas rodando por mis mejillas

El tipo me aparto el cabello, recogiéndolo en un lateral y llevándolo sobre mi pecho. Luego cogió una mordaza de bola que había a un lado del potro y, sin consultarme, me la puso en la boca y la abrochó sobre mi nuca. A partir de entonces no pude emitir ni una palabra, y mi boca abierta tapada por aquella esfera dura no podía evitar dejar escapar la abundante producción de babas que la fuerte excitación sexual y el deseo de ser follada en esa situación me producía. Vi cómo se quitó la ropa. su miembro ya estaba en erección. Cambió la inclinación del aparato a 45 grados, de forma que mi cabeza quedó más alta que mis pies. Luego accionó otra palanca del aparato, que permitía abrir la parte inferior del potro y separar las piernas hacia ambos lados para plantarse cómodamente de pie entre ellas. En esa posición me penetró vaginalmente y se puso a follarme con fuerza. Afortunadamente, como estaba muy cachonda yo ya había lubricado lo suficiente para evitar que aquel hombre fuerte y bien dotado me desgarra la vagina. Con las manos me frotaba los pechos.

Cuando estaba a medias, oí a nuestro patrón que entraba en la habitación:

- Hola Manolo, ¿has pagado ya? -le dijo al tipo. Y añadió: -que tú eres muy vivo y siempre que puedes te vas sin pagar

-Sí, sí - contestó sin dejar de follarme -como no estabas, le he pagado los 200€ a la chica

-¿Es cierto Alis? -Contesté que sí con la cabeza al patrón -Está bien Alis, luego me los das. Te dejo Manolo que acabes tranquilamente -dijo nuestro patrón, y salió de la habitación, dejándome a solas con el tipo, que aumentó el ritmo de su follada, cada vez más y más rápido.

Mis extremidades me estiraban demasiado, y con las brutales embestidas de Manolo apenas podía respirar, me estaba agobiando bastante, aunque comprendí que era parte del juego y me concentré en disfrutarlo. Al cabo de un rato, el tipo soltó varios gemidos y, agarrotado, entre convulsiones, se corrió dentro de mí. Luego se apartó de mí tambaleándose. Al sacar su miembro, de mi vagina salió una abundante cantidad de semen que sentí resbalar al suelo, chorreando por mis piernas. El tipo se volvió a poner su ropa, luego abrió mi bolso, me robó los 200€ que me había pagado anteriormente y, no contento con eso, se guardó en los bolsillos toda mi ropa interior que había dejado sobre la cama, para marcharse a continuación sin decir palabra. ¡No me podía creer que me hubieran vuelto a robar! “¡Es que soy tonta!” pensé. Al menos esta vez sabía su nombre, Manolo, y nuestro patrón parecía conocerle bien, así que decidí que cuando volviera el patrón le contaría lo que me había hecho aquel tipo para que él me defendiera.

Se abrió la puerta, pero no era nuestro patrón como había esperado, sino la mujer que habíamos visto en la recepción al salir aquella noche. Venía vestida de cuero negro

-Hola, soy Esther, y durante este fin de semana yo me encargaré de atenderos a vosotras dos

Con unos paños húmedos, se arrodilló entre mis piernas y me limpió cuidadosamente mis partes de restos de semen y flujo. También limpió el suelo, volvió a poner el potro horizontal y aflojó un poquito las cadenas que tiraban de mis extremidades, con lo que pude respirar un poco más aliviada. Sin embargo, no me quitó la mordaza, así que no pude hablar con ella

-Bueno, ya estas preparada, ahora dejaré pasar al siguiente -dijo Esther, y salió de la habitación, cerrando la puerta detrás de sí

Al cabo de un minuto, entró de nuevo acompañada de otro tipo diferente:

-Puedes hacer con ella lo que quieras -le dijo

El tipo se acercó a mí, besándome y tocándome por todas partes; se bajó los pantalones, se subió al aparato y tumbándose sobre mí, me penetró y me folló brutalmente. Fue tan brutal que tuve mi primer orgasmo de la noche. Cuando terminó, descargando en mi interior, se dejó caer sobre mí, con todo el peso de su cuerpo sobre el mío, dejándome sin respiración. Yo sentía que me ahogaba, pero con la mordaza no podía decir nada, y cuanto más intentaba gritar más me ahogaba ya que en esa postura las babas me caían directas a la garganta, y por su peso y la postura era incapaz de tragar. Después de recuperarse, se levantó y se volvió a poner la ropa, se despidió de Esther y se largó. Esther desenclavó la rueda de las cadenas y me soltó de las abrazaderas de los tobillos y muñecas. Luego se dedicó a limpiarme de nuevo. Cuando terminó, me ayudó a bajar del potro y me puso otras abrazaderas de cuero en las muñecas, que unió a unas cadenas que colgaban del techo; estiró del otro extremo de las cadenas, que tenían incorporado un sistema de poleas con apalancamiento, encima del techo, con lo que quedé colgada, con mis brazos extendidos por encima de mi cabeza y apenas apoyada en las puntas de los pies, y siempre con la mordaza en mi boca, que para entonces ya me tenía muy dolorida la mandíbula.

Esther salió de la habitación, y enseguida regresó acompañada de dos hombres.

Mientras ellos se desnudaban, la mujer aplicó abundante lubricante en mi vagina y en mi ano. Los dos hombres me rodearon, tocándome por todas partes. El que tenía delante me penetró vaginalmente, y el que tenía detrás lo hizo analmente.

Al sentirme doblemente penetrada tuve varios orgasmos encadenados. Me follaron largo rato hasta que terminaron corriéndose dentro de mí. Luego se vistieron y se fueron.

Esther me limpió de los restos de semen y me bajó de las cadenas. Luego me ayudó a situarme sobre la cama, boca arriba; una vez allí me ató con los brazos y piernas en cruz. Volvió a salir de la habitación, y al cabo de un rato volvió a entrar, seguida por una fila de diez hombres, todos desnudos y masturbándose

Esther les ordenó:

-Cuando estéis a punto, la penetráis y os corréis dentro de ella, pero de uno en uno

-¡Ostras!, es la misma puta del vídeo -comentó uno

-Correrme dentro de esa puta es todo que quiero -contestó otro de ellos, con cara de loco pervertido. Los demás asintieron

Y así lo hicieron: unos detrás de otro me penetraron de una estocada bien hasta el fondo, solo para correrse abundantemente dentro de mi vagina. En general duraron menos de un minuto en correrse cada uno de ello. El pervertido, que me folló el tercero, no tuvo ni que mover su polla anormalmente grande en mi interior para llenarme a lo bestia de su semen. Aún así, la tenía tan descomunalmente grande e hinchada que las convulsiones de su miembro al ir soltando los fuertes y largos chorros de esperma en mi coño me agitaron de tal manera las paredes del interior de la vagina que acabé corriéndome a chorro con él dentro, mientras con su cara de loco me chupaba y babeaba la cara y las tetas, fingiendo besarme a través de la mordaza. A partir de ahí, yo no dejé de correrme cada vez que sentía que me llenaban de semen. Cuando terminó el cuarto ya estaba completamente llena de semen

-Ya no le cabe más semen -comentó el tipo –debe tener el chocho muy pequeño porque se desborda fuera de su vagina

-Correros en su boca, entonces -ordenó Esther, sacándome la mordaza de la boca, Los siguientes obedecieron, metiéndome su polla en la boca hasta la garganta y corriéndose en ella. -¡Que no caiga nada fuera! - ordenó Esther con severidad.

Mientras ellos le obedecían, aquella mujer con vocación de dominadora recogió, en un recipiente de cristal, el semen que desbordaba de mi vagina y me lo dio a beber. Me sorprendió su especial sabor, tan diferente al estar mezclado con el mío propio, dado que yo eyaculé también varias veces mientras me follaban el coño. Nunca había tragado tanto semen. Cuando terminaron tuve un descanso de media hora para limpiarme. Esther me dio agua para ayudarme a pasar el semen de los tipos. Apenas llevaba una hora en esa mazmorra y ya habían pasado por mi cuerpo doce hombres. ¡El trabajo iba a ser mucho más duro de lo que había pensado! Admiré profundamente a Laura, que debía tener un aguante descomunal para poder haber soportado algo así durante todo el fin de semana.

Esther me desató y me dio la vuelta sobre la cama para ponerme boca abajo, atándome entonces los brazos a la espalda, desde los codos hasta las muñecas. El siguiente que entró fue nuestro patrón, que ya venía desnudo y con su miembro en erección. Me lo clavó en el culo y me estuvo enculando brutalmente hasta correrse… poco después de que yo lo hiciera también, a chorro y dando alaridos.

El resto del viernes, sábado y domingo, hasta la madrugada del lunes, fue un continuo entrar de hombres, follándome sin parar, por todos mis orificios. ¡A pesar de los frecuentes descansos acabé temblorosa, desfallecida y exhausta! Tenía la garganta irritada de tanto tragar semen, y a pesar de las cremas lubricantes e hidratantes, mi coñito y mi ano estaban irritados y rojos después de tantos hombres follándome. Tenía varios hematomas en el cuerpo y los pechos, y marcas de las correas en muñecas y tobillos. A pesar de que me duchaban tres veces al día, antes de cada ducha mi cuerpo acababa completamente cubierto de semen, flujo, sangre, babas y otros fluidos, y mi pelo enredado y pringoso de una mezcla de semen fresco y reseco. ¡No podía más! Aunque mis orgasmos eran continuos, por lo que casi acabo loca de tanto placer!

A las ocho de la mañana del lunes, nuestro patrón nos entregó nuestra parte de los beneficios. Naturalmente, e ignorando mi tímida protesta, me cobró los 200€ que me había robado el primer cliente, diciendo que eso no era problema suyo. Laura le dio la razón a él, así que entendí que no debía seguir discutiendo por eso, y que debía asumir mi culpa.

Al fin y al cabo, habíamos trabajado sin parar desde las diez de la noche del viernes hasta las ocho de la mañana del lunes, atendiendo cada una de nosotras a casi 200 clientes satisfechos y entregados. Eso nos supuso a Laura y a mí más de dos mil euros de ganancias por cabeza. ¡Estábamos hechas unas buenas putas las dos! Hacía tiempo que no me sentía tan feliz, y no solo por el dinero, sino sobre todo por haber podido cumplir aquel viejo sueño por fin. Estaba deseando repetir…

¡Nunca pensé que me fuera a llevar tanto dinero por pasarlo tan bien!

Pedimos un taxi que me llevó a casa de Laura, porque mis padres no podían verme en el estado en que regresaba: parecía que me hubiera violado un batallón del ejército… lo que no estaba muy lejos de la realidad. Solo después de unos días de intenso descanso y después de muchas curas y maquillaje pude recuperarme lo suficiente como para volver a casa. La última noche, metida con Laura en su cama, ella me preguntó muy cariñosa que cómo me encontraba y si me veía con fuerzas para recuperar mi vida normal. Yo le contesté que sí, que efectivamente no solo me sentía recuperada, sino que mi cuerpo estaba pidiendo a gritos sexo del bueno otra vez.

-Me alegro mi amor, -me sonrió mi amiga –porque tú y yo tenemos todavía algo pendiente.

Y, juntando mi cuerpo desnudo al suyo, dejé que Laura me besara y comenzara a descubrirme nuevos placeres sexuales que mi cuerpo, pese a que yo siempre había querido ignorarlo, deseaba con ardor desde hacía demasiado tiempo…