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Wilsilor (4: Una paja a salud de las mujeres)

en Bisexuales

WILSILOR IV

Una paja a salud de las mujeres

Por Lor

Hola, soy Lor. Junto a Wilsi, he aprendido el valor de tener una hermana y de valorarla como ser humano. Ya no discutimos y nos ayudamos en todo. Ahora ella es una chama que viste bien, es muy pilas y sigue siendo excelente alumna. Yo por mi parte, sigo siendo exitosa, pero soy cada vez menos materialista; ya no fumo y estoy poniéndole mayor empeño a mis estudios.

Después de la otra tarde pasamos la noche durmiendo como niñas buenas, tumbadas de cansancio. Al siguiente día, jueves, conversamos mucho en el colegio y al volver a casa. Nos propusimos no volvernos rocheleras y enterrar esa fama de puta que yo tenía; y por eso, cero guachafitas en la escuela o en cualquier otro lugar. Si volvíamos a estar con Cristo Jesús lo haríamos con protección y en cualquiera de las dos casas, además Wilsi y yo, ahora éramos un equipo.

Dos días después de estar con Cristo Jesús, el viernes por la noche, yo estaba durmiendo plácidamente en mi cama y como a eso de la medianoche, Wilsibeth entró a mi cuarto.

-¿Te pasa algo?- le pregunté entre dientes.

-No- contestó ella-. Bueno, sí… Lo que pasa es que no puedo dormir.

-¿Por qué?

-Estoy muy inquieta… ¿Puedo dormir contigo?

-Sí, claro. Ven.

Y se metió conmigo a la cama. Ahora nos teníamos mucha confianza, pero tampoco andábamos pensando en sexo todo el día; más bien, creo que necesitábamos pasar tiempo juntas, pero como verdaderas amigas. A mí me agradaba dormir con ella, pero hasta ahí.

Casa una se durmió por su lado y estuvimos a así por largas horas, tranquilas y sin ninguna otra intención. Yo estaba en pantaleta y con una camiseta blanca; ella estaba con un calzón blanco de rayitas blancas a los lados y también tenía puesta una camiseta como la mía.

Como a la una de la madrugada, me desperté y noté que ambas estábamos muy juntitas, de frente… Wilsi estaba profundamente dormida y respiraba suavemente en mi cara. En la penumbra la vi y recordé todo lo que habíamos hecho en esos días.

Las cosas habían cambiado mucho y ahora yo entendía que ella era muy importante para mí y la quería mucho. Tantos años odiándonos y ahora éramos tan amigas.

Wilsi abrió los ojos y se me quedó mirando fijamente. En la semi oscuridad sus ojos claros se veían cristalinos y eso me gustó. Sentí que me preguntaba el por qué de mirarla así y sin abrir mis labios le dije que no sabía por qué. En ese momento de somnolencia o de insomnio, ambas nos dijimos tantas cosas sin decir palabra alguna. Yo estoy segura que ninguna estaba pensando en ir más allá, pero nos comenzamos a inquietar más…

El calor aumentaba gradualmente y noté que ella estaba respirando más aprisa; por lo menos yo, sentía mi corazón acelerarse. No sé cuantos minutos pasaron, pero me pareció una eternidad ese cruce de miradas.

Ella me sonrió y yo le correspondí, después, me abrazó con fuerza y sentí en ese abrazo una mezcla de ternura, de agradecimiento…, con exaltación. Ambas habíamos meditado a solas y sabíamos que nos gustaban mucho los hombres y que lo de nosotras solo era parte de aquel juego, no éramos lesbianas. Pero allí estábamos, sintiendo algo extraño.

¿Y si éramos bisexuales? Quizás, pero existía la confusión. Siempre escuchamos, especialmente yo, de mujeres que pistoneaban por otras mujeres, y nos dijimos que se no era nuestro caso. Siempre me pregunté ¿qué se sentirá ser cachapera, o sea, lesbiana?, pero jamás me imaginé siquiera estar pensando en otra nena.

Ambas seguíamos mirándonos, ahora abrazadas y acariciándonos tiernamente, casi de manera imperceptible, los brazos y la espalda, mientras seguían las dudas. Conozco a muchos gays y a lesbianas, pero ¿ser yo una de ellas? Antes me causaba indignación, pero ahora, me parecía lindo, aunque no era lo mío…

Wilsi me hacía pensar en mí misma. La detallé bien y noté que nos preciamos mucho físicamente. Observé sus pechos y los recordé desnudos, recordé que eran tan grandes como los míos y que eso era lo que más me gustaba: pensar que yo misma me los mamaba. Pensé en su cuca y recordé mi deseo de mamarme a mí misma, pero que mi boca no llegaba hasta allá, entonces mi excitación venía de pensar en Wilsi como yo misma, mamándome…

Las tres veces que estuve a horcajadas sobre su cara, dejándome chupar, sentí mucha excitación y muy poco remordimiento.

Pero, ¿tenía que terminar esa noche así, en algo predecible: tirar? ¿Caer en la tentación de amar a otra mujer? ¡Carajos, ¿Cuál era el problema?! No seríamos ni las primeras ni las últimas nenas que se hicieran mujeres mutuamente.

Quizás les produzca arrechera y nos consideren gafas, pero decidimos, sin decirnos nada, que no…, que era mejor esperar para evitar remordimientos futuros.

A la mañana siguiente amanecimos abrazaditas y cuando abrí los ojos, ella los abrió también y volvimos a mirarnos como en la noche, sonriendo y pensando que más allá de cualquier caricia o besuqueo, habíamos dado un paso bien grande al aprender a soportarnos y a entender que debíamos querernos por el hecho de estar unidas por la sangre.

Pero las vainas que están por suceder, suceden y ya. Wilsi fue y se dio un baño y yo me quedé otro rato en la cama. Puse la radio y casualmente estaban tocando la canción de Britney Spears "The touch of my hand" (El toque de mi mano) y volví a encenderme. Yo no sé nada de inglés, pero tengo una revista donde vienen traducidas canciones de artistas y las canciones de esa puta siempre me llamaban la atención.

"Voy a lugares donde puedo estar fuera de control, me amo a mi misma y no es un pecado", decía en inglés y yo no pude evitar que una de mis manos se colara bajo la pantaleta y se diera gusto. Si Britney se pajeba, ¿por qué yo no?

Recordé que una de mis artistas favoritas es Luisa Verónica Ciccione, alias, Madonna. Me gustan sus canciones y siempre escuché que era una puta de lo más escandalosa, especialmente por hacer lo que para entonces me parecían cochinadas con mujeres.

Recuerdo que me agradó cuando ella, Christina Aguilera y Britney se dieron sendas latas (besos) en un concierto. Me gustó por lo locas que son y sin prejuicios, pero por favor, ¡¿yo hacer algo así?! Jamás, eso era para maricas putas.

Pera esa mañana sabatina, le volví a encontrar sentido a meterme manos yo misma y a que esa boca que tengo entre las piernas, no era solo para orinar, además, le encontré sentido a esas actitudes de Madonna o de Britney y ya no denigré a tantas nenas que en el pasado me hicieron pensar lo pero. Ahora yo me estaba pajeando por ellas: las nenas.

Me estaba haciendo una buena paja mientras recordaba que madonna dijo una vez que dormía con Britney; supuestamente era mentira y lo que quiso decir es que para dormir, ocasionalmente se ponía una camiseta con el nombre o la cara de la carajita. A mí me do igual, pues yo siempre me pajeé por hombres y ese día, me estaba acariciando a la salud de arias mujeres: De la madonna, de la Britney, de la Aguilera y, por supuesto, mi hermanita querida.

Recuerdo que yo pensaba en ellas, más como mujeres femeninas, como suaves peluches acariciando mi piel, y no como amantes salvajes hundiéndose conmigo en el infierno. Aquello fue algo tierno, afable…, con la dulzura con la que algunas nenas, nos gustaría que nos trataran.

Mis dedos estaban mojadísimos y se regodeaban en mi cuca al compás de la voz de Britney y de mis recuerdos con mi hermana. Gemí y gemí como ánima en pena y deseé gritarle a Wilsi que entrara y suplantara mis dedos, pero me dio pena hacerlo…

Jadeé y me revolqué en mi cama hasta quedar boca abajo, con la mano allá abajo y me di hasta que ya no pude más. ¡Coño, si no me estaba aceptando, era quizás el preludio de algo! Pero que en verdad, no quería que determinara mi vida.

Lor

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