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El camino que bien se aprende no se olvida.

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El camino que bien se aprende no se olvida.

Viernes, 3 de la tarde, desde hace mucho tiempo ardo en deseos de que llegue este momento, todas las maletas están recogidas, el vuelo de Iberia esta anunciado para las 5:45 de la tarde. El nerviosismo me invade todo el cuerpo, subimos el equipaje al coche y pronto cubrimos los 5 minutos de autopista que nos separan de mi casa al aeropuerto. Pero las tensiones van a seguir en aumento, cuando estoy chequeando las maletas tengo una desagradable sorpresa. Me falta una maleta. Llamamos a casa y la muy cabrona se quedó en la habitación. Un amigo se dispone a traérmela. Lo espero ansioso en la salida G del Miami International Airport. La espera de unos minutos se me hace interminable. Al fin llega mi amigo y recupero la maleta faltante. Hago el chequeo, entrego mis maletas y pronto abordo la nave y vamos por aire rumbo a los Madriles de mis sueños.

A las 9 de la mañana del sábado ya estamos en el Aeropuerto de Barajas y en breves momentos ya estoy con mis amigos que me fueron a recibir al aeropuerto. Tomamos un taxi y en unos pocos minutos más llegamos al madrileño barrio de Carabanchel. Suelto las maletas en casa de un amigo, comemos algo que él nos tenía preparado. Las conversaciones se suceden, muchas anécdotas y pronto miro al reloj y son las 3 de la tarde. No puedo contenerme, estando tan cerca me voy a mi sitio preferido de Madrid: la Sauna de Moratalaz.

El camino que bien se aprende no se olvida. Me voy a la estación de metro de Oporto, pienso que tal vez se me ha olvidado como llegar al lugar, pero no es así, dejo que sean mis pasos los que me guíen y voy derecho al anden de la línea 6 y efectivamente estoy en la dirección correcta que me lleva a la estación de Sainz de Baranda y allí cambio a la línea 9 y dos paradas más estoy en la estación de Vinateros. Ostias, para mi sorpresa mi salida habitual está en obras y tengo que utilizar otra que me va a dejar más lejos, pero es igual metros más metros menos no es cosa de lamentar.

Me encuentro dos salidas, una me saca a los números pares y otra a los impares, no tengo la más puta idea de cual es la que debo tomas. Me lo pienso unos segundos para seleccionar la adecuada. Me decido por los impares y la tomo, como si no supiera que cuando esas dudas me asaltan yo siempre tengo la cualidad de tomar la equivocada. No se cuando aprenderé que cuando mi cabrona intuición me indique que lo mejor es una cosa, debo burlarme de ella y hacer lo contrario, porque siempre está equivocada.

Salgo a la superficie y ahora tengo que orientarme pues no estoy claro hacia donde debo caminar. Me recuerdo que en la esquina del edificio donde en sus bajos está instalada la sauna, había una farmacia y como a 200 metros veo la típica cruz verde de la farmacia, que esta vez me ilumina el camino. Esta de la acera contraria, cruzo la avenida y me dirijo hacia el lugar. Hace varios años que no camino por estos lugares, pero poco a poco me voy recordando y está igualito. Llego a la farmacia y cruzo la calle y ahora ya estoy seguro de que me dirijo al lugar correcto. Por fin en la otra esquina tomo por el pasillo que va dejando la acera a mayor altura y ya veo la iglesia evangélica. Cualquiera pensará que como buen católico voy a misa, pero sigo de largo y a unos 20 metros más llego a la discreta entrada de la Sauna Termas Internacional. Timbro la puerta que inmediatamente se abre. La cabina del pago está en el mismo lugar, claro que ahora cuesta un Euro más, pero es lógico por el cabrón 2% anual de inflación, que no se como lo calculan que siempre está en mi contra.

Pago y de inmediato me dirijo a las taquillas. Estoy un poco nervioso por la emoción, pienso que tal vez las cosas han cambiado, que mis viejos amiguetes ya no vienen al sitio y que sean caras nuevas las que me encuentre. Rápido encuentro mi taquilla y comienzo a quitarme la ropa. Bueno, si no me encuentro a mis amigos la cosa no se va a echar de menos, pues a mi lado de está cambiando un tío que es para enloquecer. El un hombre fuerte y velludo y aunque no tuve tiempo de verle la polla, pues ya se puso la toalla a la cintura, se le ve marcar un paquete que no es para despreciar. Más lejos están cambiándose dos tíos más que también son un par de ejemplares del macho ibérico que no son nada para despreciar. Cuando voy a las duchas me encuentro con un viejo amigo, este es un chaval de unos 35 años que tiene una polla de lo más hermosa y que en muchas ocasiones la he disfrutado con mi boca. Lo saludo, de pronto no me reconoce pues ahora traigo un bigote y una barbilla, pero enseguida se acuerda de mi, nos damos un abrazo, le digo que acabo de llegar y sigo a la ducha.

Me doy una deliciosa ducha de agua caliente, con el gel me enjabono bastante y de verdad que el olor a macho del sitio me tiene como enloquecido, pues mi polla se quiere como reventar. Y cuando me aclaro el jabón de inmediato me dispongo a entrar en el vapor, cuando veo que va entrando uno de mis mejores amiguetes: José el jardinero, un tío maduro de unos 55 años, pero que por su trabajo se conserva estupendo, es alto y velludo, muy varonil y su polla me ha puesto el culo en muchas ocasiones casi al reventar. No le digo nada, para darle la sorpresa, Pepe no me ha visto, me le acercó en la oscuridad y de inmediato le acaricio los vellos de su pecho, llevo mis manos a sus huevos sudados y con mi lengua empiezo a acariciarle la cabeza de su polla que de inmediato se pone como un tren. Ni siquiera me he identificado, pero comienzo a darle una mamada de polla y huevos que hace años nadie le daba y es por eso que el muy cabrón pronto se acuerda de mi. Interrumpe mi mamada con sus manos en mis hombros hace un gesto para que me ponga de pie y de inmediato me dice: Cabrón donde estabas metido que hace tanto tiempo que no gozaba tu culo. Le digo poco, que acabo de llegar de Miami y no puedo decir más, pues su lengua entra en mi boca desesperada a registrar cada rincón, nuestro beso es apasionado, sudamos copiosamente por el vapor y sus manos comienzan a apretar mis nalgas de una forma que el sabe que me enloquece. Uno de sus dedos acaricia mi culo y me comenta: Lo tienes estrechito, se ve que por allá no te hacían un buen trabajo, vas a ver como te lo voy a poner. Y esto me provoca un delicioso temblor de lujuria. Le digo: vamos a una cabina. Pero él me mismo me va a follar y en ese momento comienza a darme una mamada de culo que me enloquece. Su lengua áspera no cesa de acariciar mi esfínter que poco a poco va cediendo a su mamada. Yo estoy inclinado y sujetándome con mis brazos a un banco, mis piernas me tiemblan, cuando siento que la cabeza de su polla empieza a ocupar el lugar de su lengua, sus rudas manos sujetan mi cintura y su polla golpea mi culo que se rinde ante su macho. Pepe no tiene clemencia y de un solo golpe mete tu tremenda polla hasta los más profundo de mis entrañas. Yo suelto un grito de dolor, pero sus manos tapan mi boca y comienza a embestirme a un ritmo al que he perdido la costumbre. Le protesto, trato de explicarle que hace mucho que no follo, pero eso es para él como decirle gózame, pues su respuesta es que de tan estrechito que tengo el culo lo tengo como loco. Ya hora comienzo a acordarme de sus folladas, pues comienza a metermela y sacármela casi completamente y siento como mis entrañas están siendo destrozadas sin clemencia. Constantemente siento como sus huevos chocan con mis nalgas y como su polla se retira totalmente de mi culo y como la muy cabrona vuelve a encontrarlo, unas veces más fácilmente lo que me hace temblar y otras en la embestida no encuentra la entrada del culo, pero entonces presiona con fuerza y al fin la cabeza de la polla encuentra a mi culo y lo penetra de forma acojonante. Estoy casi al llorar, le suplico que me de un respiro, pero Pepe solo me dice: aguanta que tienes el culo delicioso y continua follándome, hasta que siento por su ritmo acelerado de penetrarme que está al borde de correrse, yo me estoy corriendo sin tocarme la polla, solo por el placer que me está dando por el culo y al fin siento como su cuerpo se estremece, como aprieta con fuerza todo mi cuerpo y como su leche caliente entra por mis entrañas. Finalmente ya corridos y extenuados nos fundimos en un abrazo y en un beso delicioso. Tanto hemos sudado que nos vamos directo de nuevo a las duchas y tanto calor tengo en mi cuerpo que me doy una ducha de agua fría.

Estoy cansado, pero satisfecho, entro en una cabina, pongo la toalla sobre la cama y allí me acuesto y me quedo dormido, no se por que tiempo. Pero cuando me despierto tengo a mi lado a un hombre que me es muy conocido: Miguel, el que no habla, no porque sea mudo, sino porque es un tío de pocas palabras y eso si, mucha acción. Tiene la polla más hermosa que boca homosexual haya mamado, gorda, cabezona y con unas venas prominentes que cuando bombean sangre la hace crecer espectacularmente, convirtiéndola en un animal con vida propia y lujuriosa que a cualquiera le mete el susto en el cuerpo y un par de huevos redondos y velludos que es una delicia saborearlos. De solo verlo me empalmo y mis manos comienzan a acariciar su delicioso pecho velludo. Miguel se recuesta a mi lado y de inmediato comienzo con mi lengua a saborear la piel de los lados de su vientre, en esa zona no tiene un solo vello, pero puedes ver la selva que le cubre el centro de su barriga. A Miguel le encanta que le de lengua por todo su pecho y pone sus brazos hacia arriba, sus manos debajo de su cabeza y se le siente como suspira de placer por la lengua que le empiezo a dar. Solo me he dedicado a saborear su pecho, pero su polla está creciendo por segundos, puedo observar las gotas que adornan el orificio de la cabeza de su polla y no puedo contener a mi lengua que pronto la saborea y comienza a lamerle el rabo, para acercarme a sus huevos que huelen a macho ibérico. Los beso una y otra vez, mientras su polla se empalma como pidiendo que la mamen, pero lo que voy a mamar son los huevos, pues me gusta desesperarlo. Miguel cierra los ojos y en su rostro se observa el placer que está sintiendo y mi lengua le tiene mojado con abundante saliva todos sus huevos y por eso acerco mi lengua a la cabeza de su polla y le doy una chupada, una sola chupada que le resulta tan placentera que veo como se contraen los músculos de su vientre. Se que quiere más, que lo estoy desesperando, pero continuo mamándole los huevos y viendo con mis ojos como se le babea la polla de deseo de ser mamada. Pero solo le daba una chupada a la cabeza la limpiaba con mi boca y de nuevo a continuar chupándole los huevos que los tenía mojado de mi abundante saliva. Continué así desesperándolo bastante tiempo, hasta que lo hice hablar: Cabrón, chúpame la polla y no me desesperes más y en ese momento comencé a darle una mamada de polla que le hizo poner los ojos en blanco, sentía como su polla rugía como un cañón a punto de disparar y como sus manos retenían mi cabeza para que no pudiera dejar de mamarle la polla. Sus manos presionaban mi cabeza y yo sentía como su polla entraba en mi boca hasta la campanilla, casi no podía respirar y sus huevos chocaban con mis labios. Más que mamarlo me estaba follando por la boca. Sentía como sus manos marcaban el ritmo de su voluntad y tenía que aprovechar los pocos instantes en que me sacaba un poco la polla de mi boca para desesperado tomar un poco de aire antes de que implacable Miguel me volviera a meter su rabo hasta lo más profundo de mi garganta. Su polla rugía como si estuviera a punto de descargar su leche en mi boca, pero el vientre de Miguel se contraía para aguantar la leche y seguir follándome por la boca.

De repente Migue me sacó la polla de la boca, yo trataba de recuperarme tomando aire con desespero, cuando me aló por las piernas y me llevó al borde de la cama. Comenzó a inhalar pope, vi como las venas de su polla se hinchaban y su polla se endurecía frenéticamente. Colimó mi culo que ya estaba bastante dilatado por la follada que me había dado Pepe y comenzó a follarme a un ritmo que hacía que mis piernas temblaran. Su polla me la encajaba hasta el tope, sentía como su extremo cerca de los huevos que era el más ancho se metía hasta mi culo, en momento pensé que me iba a sacar por la boca y a un ritmo de espanto me dio una follada que parecía que iba a destrozarme el culo. Miguel estaba como enloquecido y me decía: maricón mueve el culo para que mi leche te lo inunde. Y casi con alivio sentí como sus huevos descargaban su leche en mi culo y se abrazaba a mi cuerpo de una forma deliciosa. Así estuve unos minutos disfrutando del macho que le había vaciado los huevos, cuando me sacó la polla de golpe y me dio un par de nalgadas que me resultaron deliciosas y se marchó a darse una ducha. Yo me quedé unos minutos recuperándome y también fui a tomar una ducha. Quería recuperarme e ir a buscar a Pepe, para nuestra acostumbrada segunda sesión de sexo, pues no quería que se cabreara y pensara que como buena puta alguien me estaba haciendo la faena.

Cuando salgo de la ducha y voy por el pasillo al que dan las puertas de las cabinas me encuentro con una sorpresa que no me esperaba: Arsenio. A Ar no me lo encontraba frecuentemente cuando hace tres años era un cliente bastante fiel de este establecimiento, debido a que no trabajaba en Madrid sino en Valencia y por esa razón sólo me lo encontraba en vacaciones o en algún puente que le permitía pasarse unos días en Madrid. Claro, no había caído en que estábamos en el Puente de la Constitución. Ar es un tío de unos 45 años, de constitución física fuerte pero relativamente delgado y con una clase de polla que da miedo. Bueno en realidad su polla cuando está flácida no aparenta lo que en realidad es, más bien parece normalita, pero cuando empiezas a mamarla crece en todas las direcciones, pronto notas que ya no te cabe en la boca, pero el muy cabrón se las arregla para sujetarte la cabeza de forma que sientes como la cabeza de la polla se te empieza a alojar en la campañilla y casi no puedes respirar y se pone tan gorda que tienes que abrir la boca a más no poder. Sus venas gruesas bombean sangre más y más y sientes la impresión morbosa que no va a dejar nunca de crecer. De solo tropezarme con él me empalmo y es él quien me conduce de inmediato a una cabina y pronto ya me estoy deleitando con una de esas mamadas emocionantes que lo hacen explotar. Me doy gusto con chuparle los huevos y ver como su polla endurecida penduléa y se cubre de su líquido preseminal.

Ar se le ve disfrutar de placer, los músculos de su vientre se contraen, su rostro expresa una agradable sonrisa y pronto me quita su polla de mi boca y comienza a darme una mamada de culo espectacular. Pero le tengo una sorpresa, de Miami me traje un desodorante anal que me lo había acabado de aplicar y tiene un efecto afrodisiaco doble. Cuando te comienzan a mamar el culo te provoca un placer enloquecedor y al mamador le produce un deseo de seguir mamando que casi te quiere comer el culo. Ar me mamó el culo de una forma que me temblaban las piernas y cuando presentó ante mi culo la cabeza de su polla casi me la introdujo de golpe hasta restregar sus huevos en mis nalgas. Como ya me habían follado par de veces, mi culo no le ofrecía resistencia. Ar se había percatado de eso y comenzó a embestirme de punta a punta, me estaba retorciendo de placer y en ese momento comenzó a metermela en estocadas. Me la sacaba totalmente, solo sentía como la cabeza de su polla rozaba mi culo y de un golpe de cintura me la clavaba mientras su boca buscaba la mía y de nuevo de golpe me la sacaba. Nos mirábamos a los ojos y yo sentía la impresión de que sus ojos me decían: ves lo que le pasa a tu culo cuando se lo dejas gozar a otros machos y de nuevo repetía la embestida y eso me lo hizo cuantas veces le salió de sus santos cojones.

Después dejó de embestirme de esa forma salvaje y se acostó en la cama de la cabina boca arriba y yo sabía que el quería que me sentara sobre su polla empalmada. Ahora iba a sentir como esa polla gorda en su base me iba a abrir el culo a más no poder. Cuando me fui a sentar sobre su polla, sus manos apretaban mis nalgas. Yo trataba de metermela poco a poco, pero Ar aló de mis piernas y mi culo fue penetrado hasta el tope y casi sin darme un segundo de descanso sus caderas me elevaron y la base de su polla me hacía sentir con su grosor que me iba a reventar. Mis manos acariciaban su pecho velludo, en su rostro su sonrisa socarrona demostraba que sabía que me estaba haciendo sentir a tope. Me mantuvo así unos segundos y pronto volvió con sus caderas a elevarme y de nuevo volví sentir esa sensación de una voluntad ajena que te domina y le das placer y así estuvimos follando hasta que la leche caliente saltó de sus huevos y llenó mis entrañas. Yo no pude correrme de nuevo y en esa posición fui sintiendo como su polla poco a poco se iba poniendo flácida y mientras nuestras bocas se besaban con desespero y nuestros cuerpos sudorosos se mojaban mutuamente.

Y ahora fue cuando hablamos y me preguntó que donde estaba metido que hacía tanto tiempo no sabía nada de mi.

Cuando me fui a darme una ducha sentía que mi culo estaba tan trabajado que no se cerraba. Estaba muy cansado y me metí en una cabina solo y me quedé dormido por un rato. Como a la hora me desperté y salí al pasillo, yo de verdad estaba tan cansado que no quería volver a follar con nadie, pero entonces me encontré con Miguel y no me quedó más remedio que meterme de nuevo en una cabina con él. Ahora ya no estaba cansado, estaba muerto. Me di una ducha con agua fría y salí en busca de Pepe, pero me encontré de nuevo con Arsenio y quería guerra de nuevo. Me llené de coraje y de nuevo volvimos a follar de la forma apasionada de siempre y cuando terminamos nos quedamos dormidos abrazados por un par de horas. Nos incorporamos y nos fuimos a dar una ducha para ya marcharnos. Arsenio se vistió y se marchó de la sauna. Yo como estaba tan cansado me demoré un poco y antes de vestirme busque a Pepe, pero no lo encontré, gracias a Dios, pues de verdad que no me quedaban energías para aguantar otra enculada más.