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Daniel fue por mi

en Gays

En la penumbra de la noche mis ojos solo miraban aquel paquete. No me decidía a tocarlo, pero al fin pensé: el alcohol lo tiene atrapado, luego igual se lo acaricio y ni se percata. La tentación pudo más, fui acercando mi mano lentamente para aparentar que por un descuido lo tocaba. Pero cuando mi mano estaba cerca de culminar su aventura sentí otra mano que me lo impidió. El susto fue de muerte, me sentí descubierto, mi corazón latía precipitadamente por el miedo. La persona que me había retenido la mano se acercó a mi oído y me dijo: Sígueme. Era Daniel, el mayor de todos nosotros, tendría alrededor de 30 años. Tampoco él dormía y me estaba vigilando y cuando vio que mi mano se acercaba al aparato de Antonio decidió interrumpirme y entrar él en acción.

Pensé que estaba invitándome a ir a otra habitación, pero me condujo por un pasillo, salimos a un patio y al final había un baño en total oscuridad. Cuando entramos en aquel baño Daniel me abrazó con fuerza y me dio un beso en la boca. Nunca había besado a un hombre y por eso cuando la barba de Daniel comenzó a rozar mis labios, sentir que me ardían me sorprendió de sobremanera, mi corazón latía apresurado mientras mi pecho sentía el roce delicioso de los vellos del pecho de Daniel. Cuando la lengua de Daniel entró en mi boca sentí su aliento masculino y el sabor de su saliva. Su lengua inspeccionaba cada rincón de mi boca, me faltaba el aire, mi mente se p       onía en blanco mi polla estaba como un tren. Pero el final del beso no me relajó porque de inmediato su lengua saboreaba mi cuello.

Cuando me dio un instante de tregua lo único a que atiné fue a darle un beso muy tierno en el cuello. Su mano acarició entonces mi cabeza y comenzó a dirigirme hacia abajo. Mis labios pasaron por los vellos de su pecho y no se detuvo hasta que mi boca estaba frente a su polla empalmada y babeante. Yo no estaba preparado para eso, pero él me lo pedía: Vamos mama, dame ese placer. Estuve unos instantes dudando, estaba deseoso de complacerlo pero no me atrevía. Pero con sus fuertes manos restregaba mi cara en su polla, sentí los olores de sus líquidos preseminales. Luego no tenía otra opción que metérmela en la boca. Tenía un aparato bastante grande, para introducirme la cabeza de su polla en mi boca la tuve que abrir a más no poder. La chupé como me pedía, pero no hacía más. Estaba demostrando mi inexperiencia, no sabía que podían hacer dos hombres y Daniel pronto se dio cuenta y me dijo: Me gusta mucho que no sepas hacer las cosas, eso me demuestra que no lo has hecho antes y además me permite ser tu maestro. Obedeceme que te voy a enseñar como me tienes que mamar.

Abre bien la boca, ten mucho cuidado en no lastimarme con los dientes, aprieta la polla con tus labios con fuerza, trata de ser glotón y tragarte mi rabo lo más que puedas y sobre todo no escatimes en la saliva que le untes. Comencé a tratar de cumplir sus indicaciones, pero sus manos en mi cabeza no me permitían sacarme su polla de la boca. Cada vez me entraba un pedazo mayor en la boca, me daban arqueadas, se me saltaban las lágrimas mientras escuchaba como me decía: ahora está mejor, pero mira el pedazo de trozo que estas desperdiciando, vamos has un esfuerzo y métetela completa. En realidad no me la metí completa, fue él quien me la empujó hasta la campanilla y allí continuaba mamándosela como un bendito. Yo sudaba, estaba muy nervioso, mientras escuchaba sus gemidos de placer.

Cuando interrumpió la mamada, yo estaba muy nervioso, me sentía desconcertado por eso le fue tan fácil ponerme de espalda y decirme que me sujetara al borde de la taza del baño y de inmediato sentí como comenzó a mamarme el culo, me lo llenaba de saliva, mis piernas temblaban, mi cuerpo se estremecía y de repente puso la cabeza de su polla en mi culo ensalivado, sujetó mi cintura con fuerza, mi apoyo al borde de la taza era una verdadera trampa, no me permitía huir. Y con fuerza empezó a penetrar mi culo virgen. Aquello me dolía con cojones mientras él me decía vamos, ya, ya está casi adentro. Me la sacó, la volvió a mojar con saliva y de nuevo me colimó, pero esta vez no tuvo piedad y me la metió hasta la misma base. Yo solté un grito desgarrador, él tapó mi boca con una de sus manos pero no me la sacó. Me dijo: vamos relájate para que te acostumbres. Estuvo unos segundos tranquilo hasta que empezó a gozarme el culo y ambestirme, primero a un ritmo lento y poco a poco fue aumentando la intensidad. Pronto dejé de sentir dolor y comencé a sentir el placer de estar dándole el culo a un macho. Pero aquello empezó a demorarse mucho, el ritmo de sus embestidas era muy alto, yo no podía escapar de aquella enculada, me quejaba, quería que acabara, pero sus fuertes manos sujetaban mi cintura y a mis lamentos respondía con metermela hasta la base y allí bien adentro en lo más profundo con un movimiento de sus caderas hacía que me la sintiera más. A mis lamentos porque me la sacara solo me dijo: No protestes tanto, ese culo está dilatado y lo que sientes es el disfrute de mi polla. Cuando ya pensaba que no podía haber nada peor comenzó a follarme a un ritmo salvaje, sentía como sus fuertes manos sujetaban mi cintura y comenzaba a hacer exclamaciones de placer, la follada se me hacía insoportable, sentí miedo, pero sus gemidos me daban mucho morbo, estaba empalmado a más no poder, esto fue  el presagio de que se estaba corriendo. Luego se detuvo y me la sacó de golpe. Yo sentí una sensación muy extraña, todo el cuerpo me temblaba, estaba empapado de sudor, sentí que había sido follado a tope. Entonces Daniel me abrazó de frente y nuestros sudores se mezclaron, finalmente me pidió que le diera un tierno beso en los huevos.

Luego regresamos a la habitación, me introduje en la cama y él se acostó a mi lado, a mi espalda, yo puse mis nalgas sobre su polla dormida, él puso un brazo sobre mi y dormimos así. Nadie de mis otros amigos había notado nuestra ausencia y que a partir de ese momento mi vida tenía un antes y un después.

A la mañana siguiente cuando salimos a pasear por el campo nos separamos del grupo y a la sombra de un árbol estuvimos charlando largamente. En ese momento supe que Daniel estaba casado y que quería que yo fuera absolutamente para él. También me dijo que nuestros contactos tenían que ser esporádicos y que cuando a él se le diera la oportunidad llamaría a mi teléfono para volver a gozar de mis intimidades. De la forma que me habló fue tajante, no me dio margen a aceptar o no su propuesta, daba por hecho que yo estaría a su disposición y que pronto me volvería a encular.

Luego nos unimos al grupo que habíamos venido a esta aventura campestre en estos preciosos días de verano y cuando aprovechando el ocio de las vacaciones queríamos hacer algo, fue hace unos días cuando uno de mis amigos me habló que tenía un tío que vivía en una amplia casa en el campo y fue él quien sugirió la idea de pasarnos un día campestre, yo tenía 18 años y la idea me encantó y pronto formamos un grupo para organizar la excursión. Muy temprano nos dimos cita en la estación de autobuses y de allí partimos hacia el pueblo que nos quedaba a un par de horas de camino. En nuestras mochilas no llevábamos muchas cosas, pues solo pensábamos estar un par de días.

Cuando llegamos por fin a aquel paraíso campestre estábamos rebosantes de alegría y nos dispusimos a gastar un poco de energía explorando el campo, subimos lomas, comimos frutas que encontramos en los árboles y al medio día nos fuimos a la casa donde el tío de mi amigo nos había preparado una comida. Luego, ya saben la típica siesta y por la tarde una nueva aventura. Cerca teníamos un río que en uno de sus recodos unas piedras gigantes hacían un piscina natural. Pues allá nos fuimos y como para esto nadie venía preparado, cuando nos surgió el deseo de quitarnos un poco del calor del camino con un buen chapuzón nos dimos cuenta que tendríamos que bañarnos desnudos. A mi la idea me gustaba, pero me daba corte, temía delatar mi gusto por los hombres al bañarme desnudo entre ellos. Pero primero otro fue el que se despojó de su ropa y se lanzó desnudo al río, luego otro y otro, hasta que ya solo faltaba yo y me pareció que era más discreto lanzarme que seguir fuera del agua. Estuvimos un par de horas en el río, jugábamos con el agua, nos tocabamos y cuando ya comenzaba a anochecer salimos del agua y nos fuimos a la casa.

Allí tomamos algunas copas y se formó una verdadera fiesta, todos éramos hombres y allí comencé a compartir con Antonio que me había deslumbrado cuando lo vi desnudo en el río. Jugábamos de mano, tomábamos, comíamos y luego ya tarde cuando nos fuimos acostar solo había una cama grande para los seis. Bueno, como pudimos nos metimos todos en la misma cama. No por casualidad Antonio quedó a mi lado, se acostó con su pecho velludo desnudo y luego para estar más cómodo se aflojó el cinturón del pantalón y bajó el cierre, ahora lucía debajo del calzón la forma de su dotado paquete. Pero Daniel fue más listo y ahora no podía quitarme de la mente lo que había sucedido ayer y como debía esperar el día de repetir.

Y así fue, una semana más tarde, recuerdo que era un viernes, a las 11 de la noche sonó mi teléfono, era él, yo estaba a esa hora metido en la cama y solo me dijo: Hola Alex, estás ahí en tu casa. Le contesté que si y entonces me dijo: Baja, que estoy esperándote en mi coche. Aquello fue como una orden. De inmediato me vestí, estaba sobresaltado, sabía que me volvería a llamar pero no lo esperaba en ese momento. Bajé con prisa y efectivamente, él estaba esperándome en su coche, subí y de inmediato nos marchamos a las afueras de la ciudad, tomamos una carretera y en el camino nos encontramos un hostal, entramos en el aparcamiento, él se bajó solo del coche, yo esperé unos minutos por él, luego el regresó, se subió de nuevo en el coche y nos dirigimos hacia un garaje, con una lleve lo abrió, entramos en el garaje y la puerta se cerró pero la luz se quedó encendida, subimos una escalera que al final tenía una puerta y allí había una acogedora habitación. Entramos, no hubo besos ni caricias, solo me dijo: Desnúdate. Mientras él se despojaba de su ropa, la lanzaba sobre una silla y pronto podía observar su hermoso cuerpo desnudo, estaba empalmado como un tren. Cuando estaba totalmente desnudo ante mi se me fue acercando, me abrazó con fuerza contra su pecho, me dio un profundo beso de lengua y luego continuó saboreando mi piel. Cuando pude besar su cuello con una de sus manos dirigió mi cabeza hacia su polla y me puso a mamar.

Esta vez sabía que él era muy exigente en la mamada y yo estaba dispuesto a mostrar que había aprendido lo que él me había enseñado. Traté de meter su polla lo más posible en mi boca, pero no me cabía y de nuevo con sus manos comenzó a ayudarme. A él no le bastaba lo que yo lograba, él quería que toda su polla entrara en mi boca y pronto sentí como me atragantaba, como me volvían las arqueadas y como se me salían las lágrimas y como él hacía exclamaciones del placer que le daba mi mamada. Después me dijo que me acostara en la cama boca arriba y puso sus rodillas a ambos lados de mi cabeza. Presentó su polla en mi boca, en ese momento me percaté que estaba perdido, porque en esa posición quedaba a su merced para mamar. Protesté, pero de nada me valió. Solo me dijo: Vamos, déjate de tonterías y mama. Entro su polla en mi boca y dirigió la suya a la mía, me besó los huevos y pronto comenzó a mamarme el culo. Ese día no se había afeitado, su barba me arañaba y me hacía unas cosquillas que me enloquecía mientras su polla me entraba hasta lo más profundo de mi garganta, sentía los vellos que rodeaban a su polla en mi boca, que mis labios chocaban con sus huevos. De vez en vez me sacaba unos instantes la polla de mi boca y me decía respira, toma aire y de nuevo me volvía a atragantar. De la mamada de culo que me estaba dando mi mente se fue quedando en blanco, mi polla estaba empalmada a más no poder, sentía como me corría la saliva por mis huevos e incluso empezó a soplarme el culo lo que me hizo enloquecer de placer y empecé como una puta a pedir que me follara, que no podía esperar más, pero su mamada continuó por un tiempo más.

Cuando dejó de mamarme y sacó la polla de mi boca, se bajó de la cama y sentí como tiraba de mis pies hasta el borde de la cama. Puso una almohada debajo de mi cadera y ahora podía ver al pecho sudado del macho que me iba a follar. Sabía que me iba a penetrar sin clemencia, me abracé con fuerzas a él mientras entró en mi culo como un disparo y bien adentro se detuvo diciéndome que me relajara para que la pasara mejor. Pero no esperó mucho y comenzó con sus embestidas, ver su pecho frente a mi me estaba enloqueciendo, su vientre se contraía con cada embestida y lo único que podía hacer era abrazarme a mi macho quien continuaba disfrutando de mi culo a tope. Luego me la sacó y me puso en cuatro patas sobre la cama y me volvió a penetrar, comenzó a encularme así hasta que sentí como me desequilibró e hizo que mientras él quedaba boca arriba en la cama yo me quedaba clavado sobre él. Me mandó a que me diera la vuelta con la polla adentro y me pusiera de forma que él pudiera ver mi cara. Como pude y con trabajo me fui dando vuelta, mientras Daniel me decía: Quiero disfrutar la cara de terror que vas a poner cuando te suba al cielo. Y diciéndolo, haciéndolo. Subió sus cadera y sentí como su polla me entraba hasta la base. Como la base de su polla era muy gorda, sentí que mi culo se abría. Traté de aguantarme a su cintura, porque no podía aguantar aquello, pero él me exigió que no lo aguantara, que no defendiera a mi culo, primero porque de nada me iba a servir y porque no me lo iba a permitir. Y de inmediato me pidió que le diera mis manos, me la sujetó y subió sus cadera de nuevo. Yo sentía miedo, parecía que me iba a explotar mientras observaba la sonrisa de placer que reflejaba su rostro.

Me estuvo subiendo y bajando muchas veces, sentía que mi culo se estaba abriendo al máximo, pero me daba mucho morbo ver su pecho frente a mi y sentir que me estaba gozando sin clemencia. Los dos sudábamos copiosamente. Cada vez que me subía de mi polla brotaban gotas de líquido seminal. Finalmente me bajó de ese calvario y de nuevo me llevó al borde de la cama, puso un espejo en el piso para que viera como me entraba y salía su polla de mi culo y me mandó a subir un pie en la cama. Vi como su polla entraba en mi culo que estaba totalmente dilatado. Sentí pánico al ver con mis propios ojos cuan gorda era su polla y lo fácil que me entraba. Pronto comenzó con un ritmo muy alto de embestidas, con sus manos sujetaba mi cintura y de vez en vez azotaba una de mis nalgas con una de sus manos. Otras veces con sus fuertes manos me apretaba las nalgas mientras continuaba sus embestidas. Sentí que estaba al borde de correrme, que la leche se me iba a escapar y se lo dije. Entonces su ritmo de follar aumentó al máximo y mientras yo lanzaba mi leche sobre el espejo sentí sus exclamaciones de placer que indicaban que me estaba llenando el culo de leche.

Luego nos fuimos al baño y nos dimos una ducha, el gel de baño hacía mucha espuma en su pecho velludo, nos bañamos uno a otro. Estuvimos mucho tiempo en la bañera, tanto que se volvió a empalmar y de nuevo empecé a sentir como su dura polla entraba por mis piernas. Nos besábamos enloquecidos y totalmente enjabonados me puso de espalda a él, me mandó a que pusiera un pie en el borde de la bañera y entro su polla en mi culo dilatado y enjabonado hasta el tope. Tan dilatado estaba que no sentí el menor dolor, solo sentí placer y por eso empecé a desear que comenzara a embestirme como era su costumbre. Por eso le dije: Por favor, amor, goza mi culo que es solo para ti. Y ahí aumentó el ritmo al tope, Me la metía y sacaba completamente, su polla buscaba mi culo con lujuria. Cuando no lo encontraba en su camino, su polla presionaba con fuerza y cuando encontraba mi culo entraba como un disparo que me enloquecía. Como recientemente se había corrido estuvo mucho tiempo follandome, hasta que al fin comenzó, gracias a Dios, a correrse. Luego nos aclaramos el jabón con agua y finalmente me di el gusto de secar su cuerpo y nos fuimos a la cama a dormir.

Amanecimos abrazados, yo había puesto mis nalgas en su polla, que al ir despertándose me iba dando golpes en el culo, lo que me anunciaba que pronto iba a volver a darme por el culo. Casi desperté cuando me estaba follando de nuevo. Esta vez me folló estando yo boca abajo, sentía el peso de su cuerpo sobre mi, los vellos de su pecho al rozar mi espalda me enloquecían y en sus embestidas mi polla rozaba a la cama lo que me provocó que me corriera y embarrara toda la sábana, mientras él de nuevo volvió a correrse dentro de mi.

Luego nos vestimos, cuando salía de aquella habitación del hostal me costaba trabajo caminar, sentía que me había trabajado el culo de manera especial y la sensación de ser follado por mi macho me duró por un buen tiempo. Luego estuve esperando con pasión cuando me volvería a llamar Daniel.

Ahora, a mis 48 años me percato que mi interés por los hombres viene desde mi niñez, la sentí desde que tuve uso de razón, pero en medio de los prejuicios de la familia y la sociedad, hablar de esas inclinaciones era una cosa en la que no podía ni pensar. Es cierto que mis padres no eran personas homófobas, en realidad eran muy comprensivos con estas cosas, pero eso si, en la familia del vecino. Lo mismo ocurría con mis hermanos que en muchas ocasiones me reprendían cuando hacía el más mínimo gesto en que ellos pudieran notar algo no muy masculino. Así las cosas me fui preparando para llevar una doble vida, aparentar una masculinidad que no me nacía, expresar una atracción por las chicas que no era sincera, mientras en realidad lo que admiraba era a los hombres.

Esas ideas las dejaba siempre escondidas ahí, en solo ideas, pues fuertemente me auto convencía de que jamás sería homosexual, pero un día llegó Daniel.

Este relato es basado en una historia original de un amigo cuya pareja a fallecido, lo publico bajo su consentimiento y en su homenaje. Tal vez cuando lo estés leyendo en www.todorelatos.com este arribando a la cifra de medio millón de lectores en ese sitio donde empecé a publicar en septiembre de 2006, debido a la insistencia de otro amigo. De verdad que nunca me pude imaginar que mis relatos tendrían tanta acogida, por eso les doy mis más sinceras gracias a mis lectores y trataré de continuar escribiendo para aquellos que les agrada leerme.

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