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Amaos los unos sobre los otros.

en Gays

Es tarde en la noche, estoy cansado después de un día complicado, antes de acostarme me doy una ducha de agua bien caliente, eso me relaja bastante, me pongo una toalla en la cintura y me dirijo a mi habitación. Pienso que estoy como en la sauna. Me recuesto en la cama y pronto me siento en los brazos de Morfeo.

La idea de la sauna se me ha quedado fija y el primer sueño que engancho esta ahí, me encuentro en la zona del vapor, estoy sudando copiosamente y veo entrar en el local a un tío, no lo puedo distinguir con claridad, solo veo su silueta, no lo espero, voy hacia él, me le acerco y con una de mis manos le acaricio el vientre. Tal como me lo imaginé es un tío velludo, un poco pasado en peso. El tío se deja acariciar y yo comienzo a darme banquete.

Comienzo a darle lengua por su pecho velludo y sudado. Siento como una de sus manos va empujando mi cabeza hacia abajo, enseguida me percato que quiere llevarme a su polla y yo quiero llegar pero lo hago poco a poco, despacio, para despertar en él más deseo. Cojones, pero cuando llego a su polla me asusto, estoy en presencia de un soberano rabo, está empalmado hasta la bandera, le doy un par de lenguetazos, me voy a sus huevos y se los besos. Pero pronto dirige mi boca a su polla y le doy el primer chupón, siento su exclamación de placer y me levanto, lo abrazo y nos damos un corto beso en la boca.

El tío me va llevando hacia un lugar más adentro de la sauna de vapor, yo no la conozco bien, pero él si y pronto estamos ante una especie de asiento, el tío se acomoda y abre sus piernas, quiere ponerme a mamar y yo deseo ver como se retuerce de placer.

Comienzo a mamar, le doy lenguetazos por el tronco de la polla, me voy acercando a la cabeza y luego de nuevo me la meto en la boca y la saboreo, pero el quiere controlar la situación y de repente me dice: Venga, toda. Yo me lanzo a tratar de meterme semejante aparato completo en mi boca, pienso que no me va a caber. Le escucho empezar a contar, lo hace lento: Uno, dos, tres, me atraganto, su polla me produce arqueadas, me salen las primeras lágrimas y es cuando escucho su voz que me dice: Vale.

Yo le entiendo y le obedezco, saco un buen pedazo de su polla de mi boca, tomo aire, trato de reponerme mientras continúo mamando la cabeza de su hermosa polla. Pero pronto vuelvo a escuchar su voz: Otra vez, toda. Y de nuevo paso a complacerlo, ahora con una de sus manos sujeta mi cabeza y de nuevo comienza a contar: Uno, dos, tres. De nuevo me atraganto, me vienen las arqueadas, me saltan las lágrimas y trato de abandonar antes de que él me de su visto bueno. Su voz enérgica me reclama: He, he, he, todavía no. Y sin darme tiempo a reponerme su mano me indica que continúe, me hunde la polla completa en mi boca, me vuelvo a atragantar y comienza de nuevo su conteo: Uno, dos, tres. Lo hace con lentitud, se toma su tiempo y con desespero escucho al fin su voz: Vale.

La mamada prosigue a ese ritmo, sudo copiosamente, me siento fatigado, pero continúa esa forma de mamar que me está enloqueciendo. Le acaricio los huevos y palpo que tiene un par de huevos grandes y pienso en la cantidad de leche que pueden producir. La mamada continúa, siento que estoy a la altura de su exigencia, lo siento exclamar de placer pero cada vez se me hace más difícil tragarme su polla completa, parece que sigue creciendo. Pronto empiezo a sentir que su polla ruge, sus venas se hinchan está a punto de descargar, ahora ya no hace su conteo de a la de tres, sus dos manos impiden que pueda tomar aire y recuperarme y siento el primer chorro de leche caliente que entra en mi boca, es un chorro salvaje y después otro y otro. Parte de la leche puedo tragármela pero otra me entra hasta en la nariz y los chorros continúan, es inacabable. Me falta el aire, creo que estoy a punto del desmayo, pero continúa haciéndome mamar. Y me desmayo, pierdo el conocimiento y me caigo ahí.

El tío se marcha y yo estoy en el suelo inconsciente, pronto hay a mi alrededor otras personas, vienen los de la ambulancia que han llamado y me llevan en ese estado de coma hasta el hospital. Tratan de reanimarme, pero todo es en vano. Escucho un comentario: Este tío a fallecido y ¿cual será la causa del fallecimiento que pondremos en los papeles? Y otro le contesta con sorna: Asfixia láctea con penetración de trozo de carne descomunal. ¿Será un asesinato, un suicidio o un simple accidente? Bueno, en todo caso, murió haciendo lo que más le gustaba. Je, je, je.

Mientras yo he visto una luz, siento que emprendo un largo viaje, estoy por las nubes y después de un tiempo prudencial me encuentro en el recibidor del cielo. Allí veo en una nube un grupo de viejitas jugando parchís y haciéndose trampas, mas allá en otra nube hay cuatro tíos jugando cartas, son los mismos que no consumían nada en mi bar que se llevó la crisis. Al poco rato un angelito me lleva al despacho de San Pedro y me recibe su asesor que para mi sorpresa es un cubano, me hacen esperar, aquí también hay burocracia y al fin me recibe un señor muy autoritario que me hace varias preguntas que contesto y finalmente comienza a leer mi expediente. Veo la cara de asombro que pone, le escucho murmurar: No puede ser, según usted me dice se llama Gabriel y utiliza el seudónimo de Gabonice, he puesto ese nombre en el buscador de Google y para mi sorpresa aparecen varios sitios suyos, de solo verlos me dan escalofríos: www.manwithmen.com, que es eso de si no tienes suerte con las mujeres prueba con los hombres. Pero ese enlace que me lleva a la Bitácora X, de solo ver los resúmenes me da espanto. Y lo que más perplejo me deja es esa página de Gabonice en www.todorelatos.com, más de medio millón de lectores han pasado sus pecadores ojos sobre ellos. ¿Sabe usted la cantidad de semen que han producido sus relatos? Llenarían una piscina olímpica de leche. ¿A calculado usted la cantidad de espermatozoides que por su culpa no encontraron un óvulo? Nada, usted no tiene nada que buscar en el cielo. ¿Qué puede usted alegar a su favor?

Sentí como se me resecaba la boca, solo me apresuré a balbucear: Mire usted señor, todo lo que he hecho ha sido por AMOR A LOS HOMBRES, ustedes tienen mucho embajadores en la tierra que dicen que todo lo que hacen es por puro amor a los hombre y yo solo he cumplido el mandamiento de: Amaos los unos sobre los otros.

Mire, replicó el jefe de Despacho de San Pedro, usted está cambiando una preposición que cambia el sentido de ese mandamiento. En ese momento me percaté de que estaba teniendo dificultades insalvables con el servicio de Inmigración del cielo y en efecto el funcionario de inmediato tomó mi remisión de la tierra y estampo en ella el cuño de EXPULSADO AL INFIERNO HASTA EL FIN DE LOS TIEMPOS. De inmediato apretó un botón y sentí como era dejado caer al vacío. Mientras pude gritarle: ¡Homófobo reprimido! ¡Jamás sabras lo que es una mamada!

Ahora viajaba por un tubo oscuro, cada ves más oscuro y frío, estaba aterrado, pero poco a poco comencé a sentir un calor agradable, después la temperatura comenzó a aumentar y a lo lejos se veía un punto rojo. Según me acercaba a ese punto veía como aumentaba de tamaño y el calor se hacía insoportable. Al fin llegué y de inmediato sentí una voz tenebrosa que decía: BIENVENIDO.

Había llegado al Infierno y allí el Ayudante del Diablo me destinó a la sesión 3 que se dedicaba a alimentar de leña las calderas del infierno, cuando llegué se abrió una puerta y me recibió en Jefe de Sesión. La primera impresión que tuve me puso como un tren, aquello parecía una Sauna. Por donde quiera había hombres guapos y velludos, sudados y con solo un tapa rabos rojo como vestimenta. De inmediato pensé en el banquete que me iba a dar y que esto más que el Infierno era la verdadera Gloria.

De verdad que tenía que trabajar con cojones y que al final de la jornada estaba muerto de cansancio, pero ahí empezaba la fiesta. No paraba de mamar y siempre había alguien dispuesto a darme por el culo. Aquello era interminable. Los hombres destinados a esta sesión no tenían nunca contacto con mujeres y estaban enardecidos conmigo. Pero el cansancio se me acumulaba y cuando terminaba una jornada de sexo comenzaba una nueva jornada de trabajo.

Y lo peor era que no podía decir que si no descansaba me iba a morir, porque ya estaba muerto. En ese momento sentí un timbre agudo que me hizo despertar, lo hice muy sobresaltado, todo esto había sido un sueño, bueno más bien una pesadilla. Al despertar me senté en la cama y empecé a ordenar mis ideas. Estaba vivo, pero indudablemente que llevaba una vida pecadora que tenía que cambiar. No recordaba la última vez que había confesado mis pecados a un cura y pensé que lo mejor era empezar por eso, pues si me llegaba la hora, lo mejor era que Dios me cogiera confesado.

No iría a la iglesia a confesarme ni el sábado ni el domingo, pues esos días estaba llena, mejor iría un día entre semana y esperaría que estuviera vacía y en ese momento me acercaría al confesorio y soltaría todos mis pecados. Así lo hice y tomé de sorpresa a un sacerdote maduro que tenía un cuerpo muy masculino y este se dispuso a cumplir con su trabajo.

Mi confesión fue así: Padre vengo a confesar mis pecados, he tenido un sueño terrible con mi fin y quiero confesar mis pecados que no me dejan vivir. Quiero estar en paz con el señor.

Hijo, me dijo el sacerdote, confiésame tus pecados, que sean cuales sean el señor te perdonará. Y comencé a confesar: Empecé diciendo el amor que sentía por los hombres sobre todo cuando eran velludos como usted. Y lo que más me gusta es mamar, no soy un experto, pero tengo mi arte. Cuando mamo lo hago poco a poco, provocando el deseo, no queda un centímetro de su pecho por el que no pase mi lengua y poco a poco le voy dosificando chupones a la polla para ponerlo a millón. Le doy una mamada de huevos que les hago poner los ojos en blanco y mantengo los chupones de la polla dosificados para ponerlos desesperado. En ese momento me percate que el cura estaba caliente pues me mando a callar y lo veía sudar copiosamente y con su respiración entrecortada. El cura me dijo: Calla, no necesitas dar tantos detalles.

Pero yo proseguí con mis detalles, pues me ponía ver que el tío estaba soplado como una cafetera. Pero al poco rato el cura me volvió a interrumpir y me dijo: Con lo que me has contado es suficiente, ya te puedo poner la penitencia que mereces, ve por ese pasillo y cuando llegues a la capilla que está a la derecha, entra en ella, ponte de rodillas y espérame.

Cumplí las ordenes del sacerdote y a los poco minutos llegó, se levantó la sotana y me percaté que no tenía puesto calzoncillos y que tenía su polla empalmada hasta la bandera, no necesitaba más instrucciones, sabía cual era mi penitencia y me acerqué su hermosa polla a mi cara y me la restregué. Tenía un olor a macho animal y me fui a sus huevos a los que les di lengua hasta que los fui succionando uno primero y otro después.

Comienzo a mamar, le doy lenguetazos por el tronco de la polla, me voy acercando a la cabeza y luego de nuevo me la meto en la boca y la saboreo, pero el quiere controlar la situación y de repente me dice: Venga, toda. Yo me lanzo a tratar de meterme semejante aparato completo en mi boca, pienso que no me va a caber. Le escucho empezar a contar, lo hace lento: Uno, dos, tres, me atraganto, su polla me produce arqueadas, me salen las primeras lágrimas y es cuando escucho su voz que me dice: Vale.

Yo le entiendo y le obedezco, saco un buen pedazo de su polla de mi boca, tomo aire, trato de reponerme mientras continúo mamando la cabeza de su hermosa polla. Pero pronto vuelvo a escuchar su voz: Otra vez, toda. Y de nuevo paso a complacerlo, ahora con una de sus manos sujeta mi cabeza y de nuevo comienza a contar: Uno, dos, tres. De nuevo me atraganto, me vienen las arqueadas, me saltan las lágrimas y trato de abandonar antes de que él me de su visto bueno. Su voz enérgica me reclama: He, he, he, todavía no. Y sin darme tiempo a reponerme su mano me indica que continúe, me hunde la polla completa en mi boca, me vuelvo a atragantar y comienza de nuevo su conteo: Uno, dos, tres. Lo hace con lentitud, se toma su tiempo y con desespero escucho al fin su voz: Vale.

La mamada prosigue a ese ritmo, sudo copiosamente, me siento fatigado, pero continúa esa forma de mamar que me está enloqueciendo. Le acaricio los huevos y palpo que tiene un par de huevos grandes y pienso en la cantidad de leche que pueden producir. La mamada continúa, siento que estoy a la altura de su exigencia, lo siento exclamar de placer pero cada vez se me hace más difícil tragarme su polla completa, parece que sigue creciendo. Pronto empiezo a sentir que su polla ruge, sus venas se hinchan está a punto de descargar, ahora ya no hace su conteo de a la de tres, sus dos manos impiden que pueda tomar aire y recuperarme y siento el primer chorro de leche caliente que entra en mi boca, es un chorro salvaje y después otro y otro. Parte de la leche puedo tragármela pero otra me entra hasta en la nariz y los chorros continúan, es inacabable.

Me inunda la garganta de leche, me la trago pero me vuelve a llenar la boca. Al fin termina su descarga y yo le sigo mamando, me sujeto fuerte con mis manos de su cintura y no lo dejo escapar, le saco hasta la última gota de leche de sus huevos. Lo hago retorcerse de placer, todos los músculos de su cuerpo se estremecen. Lo dejo descojonado y agotado me dice: Hijo, estás perdonado. Amén

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