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Demencia 5 (7)

en Grandes Series

Mientras los apostadores del planeta rompían sus tickets de esa apuesta, en la mansión de los Onassis, en la sala de descanso y frente a una inmensa pantalla, los empleados y personal de servicio del Almirante Onassis se acomodaban -a espaldas de su jefe claro está-, tratando de no perderse nada del partido. Escapándose de la cocina, dando pasos cortos y rápidos a la vez, apareció por la puerta de la sala la obesa y sonriente Micaela D’Angelo, que se apuraba para sentarse, aunque sea un rato frente a la pantalla, y rezando que el Almirante no le descubriese. Ella había estado al servicio de los Onassis desde antes que el Señor Onassis conociese a la encantadora Señora Cassandra –"...que del Único goce. Era una santa, pobrecita"-, como le gustaba decir a Micaela cuando la recordaba, suspirando. La robusta matrona y mandamás de la casa (por derecho propio), también había prácticamente criado al "Señorito Rey" (como ella le decía aún), desde que prácticamente salió del vientre de su madre. Lo adoraba como a un hijo y nada –ni aún el Almirante –, le permitiría no ver jugar a su engreído. Le daba miedo que lo lastimasen, pero aún así veía cada vez que salía a romperse el alma en el campo de Lasserball. Acomodando su muy enorme trasero, la cocinera de la casa apartó de un golpe a los que estaban ya sentados ahí: la mucama, Estrella Villeneuve, el viejo chofer Omar Paris y los dos guardaespaldas de la Armada, al servicio del Almirante: Parrot y Quesada que, se habían escapado de su puesto de vigilancia en la puerta, interesados en ver el partido, más que todo por su natural odio al Ejército (típico entre el personal de la Armada), y por el cual anhelaban ver morder el polvo a los engreídos esos de la Academia Militar.

¿Ya comenzó? –le preguntó Micaela a Paris, mientras se secaba las manos nerviosamente -, ¿ya se murió alguien?

No, están aún en la antesala –respondió Omar, mientras masticaba relajadamente unas papas fritas –, "Satán" Bocanegra golpeó al comentarista, pero no lo mató....

Ahhh – exclamó la cocinera, a la vez que se tranquilizaba. Luego volvió a ver a Estrella –, oye, ¿Y tú qué haces aquí?!

....Estoy esperando que pasen imágenes de los camerinos - respondió sonriendo, muy coquetamente, la resbalosa mucama-, ....¡los jugadores son taaannn churrossss!!!....¡y a veces los pescan en los camerinos sin ropa!...

¡Siii, claaaaro! – replicó molesta Micaela -, ¡Seguro: con razón te pesqué el otro día mirando al Señorito Rey bañándose!, ¿noo?; ¡como te vuelva a encontrar viendo al Señorito, te voy a dar una tunda para que se te quite lo resbalosa!, y ahora ¡váyase a preparar los bocaditos, rápido!!!

¡Ayyy, "Mamá Micaela"!........ –, se ofuscó la joven mucama, incorporándose del sofá -,.... ¡no me dejas ver naaada!!...

Mientras la mucama caminaba hacia la puerta ajustándose la diminuta falda de su uniforme, los que quedaban en la sala volvían a observar la pantalla en la cual aparecían los comentaristas de la noche. Repuesto ya de la conmoción, e incentivado con la promesa de un jugoso aumento de sueldo, Steve Fine retomaba la conducción de la transmisión del partido.

....Como vemos, amigos televidentes –comenzó a decir el golpeado conductor –, los "Diablos Rojos" llegan a esta final en su mejor momento y listos, desde el inicio del campeonato, para llevarse la copa por cuarto año consecutivo. Señor "Satán", ¿algo qué agregar?

¡LOS "DIABLOS" TIENE SU NOMBRE BIEN PUESTO Y SÓLO ESPEREMOS QUE LOS "CABALLEROS DE FORTUNA" LUCHEN COMO EN EL PARTIDO DE IDA, QUE PERDIERON 5 A 4, PERO QUE LUCHARON HASTA EL FINAL! - dijo a su manera, el ahora un poco más controlado ex deportista, para luego agregar-, ¿puedo decir algo más?...

Claro.

.....Esss queee... –comenzó a decir "Satán", mientras se rascaba la cabeza-, es que quiero decir....perdón por ahorcarte......y por pegarte,.... ¡es que todo esto: el estadio,.......EL PÚBLICO, LA BULLA QUE RETUMBA EN MI CABEZA!!!!....

Entiendo, entiendo. No hay problema – respondió Fine, al darse cuenta de que el pedido era sincero –, son gajes del oficio,......y perdona a mi camarógrafo por pegarte con ese tubo en la cabeza......

¡AHH, DE ESO NO SE PREOCUPEN!!!-replicó alegremente Bocanegra, a la vez que se golpeaba la cabeza con una mano, sintiéndose un sonido metálico-, ¡NO ME DUELE. TENGO UNA PLACA DE TITANIO EN EL CRÁNEO DESDE LA FINAL EN CALIXTO DEL 2,335!!!!........

.....Fue el comentario de "Satán" Bocanegra, damas y caballeros. Ahora pasemos a ver la reseña de los "Caballeros de Fortuna" de Miami-Megacity.

Un tremendo rugido se alzó de repente entre el público que se terminaba de acomodar en sus asientos, al ver en las pantallas de las proezas del equipo local que los llevaba, por primera vez en la historia de la ciudad, a quizás poder llegar a ser campeones mundiales de Lasserball. El griterío era tal que casi no se podía escuchar la voz en off transmitida por los altavoces del estadio.

Los "Caballeros de Fortuna" de Miami Megacity llegan a la gran final como el equipo más joven que haya participado en una final mundial de Lasserball: fundado hace apenas 4 años, ascendió meteóricamente a la División Superior en tiempo récord. En éste su primer año en la División, y llegan a jugar la final. Sus partidos en esta campaña han sido: 9 victorias, 4 victorias por "muerte súbita", 2 por abandono y una derrota, igualando en puntaje a los "Diablos Rojos". Derrotó por 4 –0 de visita a los "Cosacos" de Crimea y 3 –2 de local. Contra los "Fantasmas" de Londres, 8 –2 de local y 5 –1 de visitante; contra los "Kamikazes" de Tokio-Yokohama, ganó 6 – 2 de visita y por "muerte súbita", tras empate en tiempo reglamentario 5 a 5 de local; contra los.......

Micaela casi da un salto de júbilo cuando la pantalla mostró a Rey Patton -su engreído-, anotaba contra los "Fantasmas", saltando sobre cuatro defensas. Todo el grupo en la sala de la mansión, y a la par que los fanáticos en el estadio, exclamaban jubilosos a cada anotación de los locales, mostradas en esas imágenes.

¡Ahí está! –dijo Micaela, azorada -, ¡se ve tan guapo de negro el Señorito!.....

....¡Mira, mira! –alzaba la voz Paris, muy emocionado -, ¡ése fue el gol que me dedicó en mi cumpleaños!....

....¡Bajen la voz, que el Almirante les va a escuchar! –replicó Parrot, el guardaespaldas-, si se entera que estamos viendo el partido, nos mata.

¡No nos va a escuchar! –respondió Micaela -, ¡Su cuarto queda hasta arriba, al fondo!,...además, al menos que alguien en esta casa vea y aliente al Señorito Rey. ¡Me da mucha rabia que el Almirante nunca se interese en siquiera verlo jugar!...

Dicha frase ocasionó entre todos un silencio casi sepulcral. Cierto; el Almirante Onassis jamás había mostrado el más mínimo interés por su hijo y de cómo destacaba como futura estrella del deporte mundial. Dicho comportamiento por parte del militar, había originado que su hijo se comportase como lo hacía: Rey Patton sólo buscaba llamar la atención de su padre. Pero la verdadera historia era otra, como bien lo sabía Paris, el chofer. Confidente del Almirante por décadas, sólo él sabia (y nunca reveló, a pedido de Onassis), que el que se mostraba como un rudo militar, se sentía profundamente orgulloso de su único vástago. Estaba al tanto de todas sus hazañas deportivas. En ese preciso momento, Héctor Onassis, que se encontraba encerrado en su habitación sí, pero al mismo tiempo en que se vestía con su uniforme de gala para la recepción, caminaba de un lado a otro de la habitación, escuchando por un oído el barullo de la servidumbre que se agolpaba en la sala de descanso viendo el monitor, y a la vez escuchaba todo lo que pasaba en el Domo Poli-Deportivo, gracias a un pequeño receptor de radio adosado a su oreja derecha. El militar, escogía en silencio qué condecoraciones lucir, mientras escuchaba a los comentaristas deshacerse en elogios hacia Rey, ocasionándole que el uniforme casi se le reventara de puro orgullo -¡Rey Patton es el único atacante que puede quebrar esta noche el récord de máximo goleador del torneo que ostenta la "Reyna del Asesinato", Morgana Harrison. Con sus 23 años de edad, Rey Patton es, hoy por hoy –decía el comentarista-, la más prometedora promesa del Lasseball, no sólo de la Tierra, sino de toda la República Confederada del Sistema Solar!". El Almirante escuchaba también el rugido de las tribunas y no dejaba de preocuparse: el motivo por le cual no veía los encuentros era por que, no soportaba la idea siquiera de que a su único hijo le pasase algo y él no pudiese remediarlo. Tratando de alejar de su mente malos pensamientos, el militar se aproximó a su gaveta, de la cual alzó una holo-fotografía de su amada esposa fallecida, enmarcada en oro y platino. Dándole un tierno y profundo beso, tal como hacía día a día, desde hace ocho años, le pidió en silencio y con toda el alma, que esa noche cuidase bien de su muchacho.

Mientras el Almirante Héctor Onassis se dejaba llevar por sus preocupaciones, alrededor del globo las calles de las pequeñas y grandes mega-ciudades se iban vaciando rápidamente de gente. Todos se agolpaban frente a los monitores expectantes, aguardando ansiosamente el inicio de la final. A través de la señal de Terra Channel los fanáticos contaban los minutos que quedaban para el inicio de la gran final, desesperándose a ratos por lo prolongada e insufrible que se volvía la antesala deportiva. Hasta el mismísimo "Satán" Bocanegra se aburría y sin ningún miramiento lanzaba bostezos de a cuarta frente a las cámaras de la cadena televisiva que le había pagado por comentar el partido, junto con el petrimete de Steve Fine, que, más bien, parecía disfrutarlo.

......Y esa fue la "historia detrás de la historia" del Domo-Polideportivo de Miami Mega-City, el escenario donde en breves momentos comenzará este importante encuentro deportivo- decía Fine luego de aburrir a la teleaudiencia con un informe sobre la historia de cómo construyeron el estadio-, ahora, siguiendo con la antesala, les presentaremos a otro poco conocido actor de la batalla de esta noche. En este reportaje sobre nuestro auspiciador.......

¡¿OTRO REPORTAJE?! – interrumpió Albert, casi fuera de sí, pero demasiado somnoliento para pegarle -, ¡NO JODAS: QUE SE VAYAN A LA MIERDA LOS AUSPICIADORES!.....¡ESTO ESTÁ MÁS ABURRIDO QUE DROGARSE CON TU HERMANA!!.......

Te aseguro que este reportaje sí te encantará, mi querido amigo – replicó Steve –, es sobre la Moto-Drone Spectrum D-5000.....

¡LA SPECTRUM D-5000!!!- saltó de su asiento como un resorte Bocanegra- ¡ES UNA MARAVILLA, ES LO MEJOR, ES LO MÁXIMO!!!....

Pues aquí tenemos un especial realizado por nuestro auspiciador, Taurus-Mega Engeenerig Inc., vámos a verlo.....

....La Moto-Drone Spectrum D-5000 es la mejor moto deportiva jamás creada. Desarrollada por Taurus-Mega Engeenerig Inc., en sus talleres de alta tecnología en la Luna – relataba una femenina voz en off, a la vez que se desplegaban imágenes del vehículo-, es considerada una radical mejora con respecto a los modelos anteriores. Construida casi íntegramente en titanio nano-endurecido y carbono súper-reforzado, y con un peso apenas de 10 kilos, es capaz de recibir impactos de todo tipo y con un 45% de daños, y aún continuar funcionando....

...¡ES CIERTO, JAJAJAJA!!- interrumpió Bocanegra -¡YO FUI PILOTO DE PRUEBAS DE LA SPECTRUM Y FUE LA ÚNICA QUE NO PUDE DESTRUIR JAJAJAJAJA!!......

..........Acelera de 0 a 250 km.p.h. en 3.1 segundos, puede realizar cambios de dirección de hasta 90 grados a máxima velocidad-, continuó explicando la voz femenina-, realizar saltos de hasta 12 metros y puede frenar totalmente en 4.1 segundos. Sus nuevas llantas FF-03 de estructura variable, le permiten trepar paredes, aferrarse automáticamente a todo terreno y resistir fuego directo de hasta 1,900 grados. Cuenta con 3 manijas para el conductor: dos stándard y una manija giratoria en el lomo que permite asirse en acrobacias. Su diseño ergotónico permite una fusión piloto-máquina total. Su cerebro electrónico Nimbus-7 de última generación, permite al conductor un absoluto control de la moto-drone por medio de dirección mental, gracias al kit de sensores en el casco, permitiendo también que, en caso de una caída del conductor, la Spectrum D-5000 continúe rodando y retorne a recoger al piloto, ya sea en función pre-programada o a voluntad del conductor. Por todas estas revolucionarias mejoras, la moto-drone Spectrum D-5000 fue elegida por la Federación de Lasserball Asociado como la moto-drone oficial para todos los campeonatos del Sistema Solar.

En las escaleras del Domo Polideportivo de la ciudad, una diminuta y desgarbada figura ascendía por los peldaños de la tribuna VIP, alegrándose para sí mismo al ver el coloso deportivo lleno de bote a bote, lo cual significaba que, a pesar de lo que pasase, iba a tener una jugosa ganancia por su inversión. Washington Ccuno, el pequeño gran magnate del gas, puso su pie en el último peldaño de la escalera para encontrarse de pronto frente a un muy enorme (sobre todo para él), y malhumorado guardia de seguridad.

¿Qué quiere? –, le espetó el sujeto sin ninguna delicadeza.

Busco mi asiento –, le respondió Washington, con la humildad que a veces le caracterizaba.

¿Su boleto? –, gruñó el bruto.

Aquí tiene –, respondió con tranquilidad el hombrecito.

El guardia miró una y otra vez la tarjeta magnética, intercalándola con miradas de desconfianza por ese remedo de persona, frente a él. Ccuno seguía esperando en silencio. Tras dar unos pasos, el fornido guardia pasó tres veces por el scanner la entrada, sospechando que era falsa. Convencido que no lo era, caminó molesto hacia el tipejo ese que tenía un aspecto totalmente impresentable para esa tribuna, le estiró la tarjeta VIP con disgusto, pensando que ese pobre diablo tal vez se la había ganado en algún concurso televisivo.

Por ahí –, le señaló los asientos, sin dejar de mostrar el disgusto que le causaba.

Gracias –, respondió escuetamente Washington Ccuno.

.....Pobre infeliz.....-, susurró el guardia. Washington le escuchó claramente, pero decidió seguir su camino.

Atravesando la pequeña multitud de elegantes y notables -la crema y nata del planeta-, el pequeño gran magnate descubrió con la mirada al Alcalde de la ciudad, Ricardo Morris, sentado junto a su butaca, y acompañado por dos suculentas mamberas de piernas larguísimas, que tomaban copa tras copa de champaña, y que seguramente había traído de alguno de sus paseos por la vida nocturna del cercano caribe. Morris, al verlo, comenzó a llamarle con la mano. Washington Ccuno no sólo apoyaba económicamente al orgullo de la ciudad, los "Caballeros de Fortuna", sino que, -desde sus inicios-, había financiado todas las aventuras políticas de Morris: tanto las legales como las ilegales. Era por eso que el Alcalde se desvivía por él, de puro agradecimiento.

¡Hermanito, ven siéntate! – dijo melosamente el Alcalde, ya cuando estaban sentado lado a lado -, ¿necesitas algo?

Si – respondió Ccuno, señalando con el dedo atrás al guardia, sin siquiera mirarlo-, despide a ése.

¡OYE TÚ! –gritó Morris al guardia de seguridad que le había señalado su amigo -, ¡ESTÁS DESPEDIDO!. Listo, ¿algo más?....

Nada más. Gracias –, respondió Washington imaginándose el desazón del sujeto despedido, y dibujando en su rostro, una leve sonrisa.

Y qué dicen tus chicos, ¿ganamos hoy?

Claro. Apuesta todo a ellos –, respondió Ccuno, mostrando seguridad.

Confiaré en ti –, respondió el Alcalde.

Como siempre.

Mientras los poderosos de la ciudad se preparaban para arriesgar cada uno una fortuna, en todo el planeta, desde las más acomodadas casas de juego y casinos, hasta los más asquerosos cuchitriles, miles de millones de créditos se acumulaban antes de iniciarse el partido más esperado del año. El Lasserball era el deporte más seguido, tanto por fanáticos de la violencia y la sangre, como por los que buscaban un golpe de suerte en el escabroso mundo de las apuestas ilegales. Washington Ccuno, como muchos otros, observó por un instante la pequeña pantalla de su reloj. Ahora las apuestas estaban 4 a 1 a favor de los "Diablos Rojos". No entendía mucho de apuestas, sólo de ganar dinero; pero sabía que, si su equipo ganaba, le proporcionaría una fortuna para varias generaciones de su familia. Faltando escasos minutos para empezar el juego, Morris le preguntó:

¿Y cómo están tus hijas?

Ahí....-mostró algo de molestia Washington –, por esto de estar en el negocio del Lasserball, se han conseguido de novios a dos imbéciles jugadores de Segunda,......dicen que se van a casar....

Bueno, quién sabe....- agregó Morris –, quizás terminan siendo buenos....

Vamos a ver –respondió Ccuno –, los he contratado para que jueguen en mi equipo. Si sobreviven, veremos.....

Mientras el magnate del gas acomodaba a una de las mulatas en sus piernas, Morris observó que en su rostro se dibujaba una maléfica sonrisa. Ya la había visto antes: Washington Ccuno podría mostrarse dócil la mayor parte del tiempo, pero no había llegado hasta donde llegó sin haber despachado a más de uno al otro mundo. El Alcalde de la ciudad sabía que a Washington nadie le sacaba un centavo si él no quería, y que al dinero lo quería más que a sus hijas o que a nada. Morris meneó la cabeza compadeciéndose de los pobres diablos esos que pensaron en hacerse millonarios de un braguetazo, y por el incierto y seguramente trágico destino que les deparaba. Pero el Alcalde de Miami-Megacity no tuvo mucho tiempo para cavilar, pues casi inmediatamente levantó la vista, como todos en el estadio, para observar como se abría el Domo techado para dejar pasar a uno de los principales actores de la trama que estaba por comenzar allá abajo, en el campo: acompañado por un ensordecedor rugido del público, una enorme esfera metálica negra comenzó a descender levitando al centro del campo de juego. Era el árbitro. Oficialmente denominado "Regulador de Conducta Humana en el Deporte Modelo XXP-32008-B" o simplemente "RECH"-como preferían llamarlo los jugadores -, era aclamado por el público. El bramido del público no era por que fuese popular (de hecho, ningún árbitro en la historia de la humanidad lo ha sido), sino que su aparición en el campo de Lasserball anunciaba que estaba por comenzar el partido. Más de una espectador sentía aprensión por esa maravilla de ingeniería creada también por Taurus-Mega Engeenerig Inc. Programada para ser dios –o lo que más se le podría parecer -, en el campo de juego e incluso en el estadio. Era el árbitro perfecto: no se permitía dudas en una decisión, no fallaba, no se el podía sobornar y no se dejaba llevar por sentimientos humanos ni por otra ética o moral que la que la del reglamento.

Soy el RCHM XXP-32008-B con número de serie A-666-320 – se dejó escuchar en todo el recinto la penetrante voz metálica del ingenio cibernético- a partir de este momento, todo humano, mutante, androide u otra especie inteligente presente en este recinto está bajo el reglamento de la Federación de Lasserball Asociado. Quien no guarde correcto comportamiento, será sometido a la Ley Marcial.

Un estruendoso rugido se alzó retumbando las paredes del estadio. La emoción llegaba al límite a pocos instantes del inicio de la gran final. La esfera cibernética no mentía: más de un pobre infeliz que se había dejado llevar por los arrebatos del vandalismo había terminado con sus huesos calcinados en la tribuna, producto de una letal descarga eléctrica procedente de la esfera-arbitro. Mientras el aparato repasaba para el público, en medio de los cánticos de los fanáticos, las faltas que se sancionaban con la pena máxima, todos se preparaban para el momento de la verdad.

.....¡Ya apareció el árbitro en el campo y en breves momentos comenzaremos con el partido! – decía Steve Fine a la teleaudiencia, mientras temblaba de miedo ante el continuo rugido de la masa de brutos que lo rodeaba -, ¡vamos al túnel con nuestros reporteros para ver la salida de los equipos!....

El corredor que llevaba del camerino de los "Caballeros" a la cancha estaba convertido en un hervidero de reporteros ansiosos de una exclusiva, personal de seguridad tratando se contenerlos, y jugadores y asistentes listos para saltar al campo; todos ellos soportando el inmenso clamor que bajaba de las tribunas y resonaba como un prolongado eco en el estrecho pasadizo. El reportero de Terra Channel, soportando los empujones de sus colegas y de los miembros de seguridad del estadio, apenas podía mantenerse en pie frente a la cámara robótica que flotaba frente a él grabándolo todo. El griterío de la multitud enfervorizada también ocasionaba que casi no pudiese escuchar las instrucciones que el personal técnico de su canal le hacía llegar por un diminuto audífono que con las justas lograba mantener en su oreja.

....¡ASÍ ES STEVE, ESTAMOS YA EN LA PUERTA DEL TÚNEL! –gritaba para dejarse escuchar el reportero, en medio de la inmensa bulla -,......¡LOS "CABALLEROS DE FORTUNA" DE MIAMI MEGA-CITY ESTÁN LISTOS PARA SALTAR AL CAMPO DE JUEGO Y AL PARECER!.......¡AL PARECER, SU ALINEACIÓN ES LA MISMA DE SIEMPRE, CON LO QUE QUEDA DESCARTADA!..........¡QUEDA DESCARTADA LA SUPUESTA DETENCIÓN POR DISTURBIOS DE SU CAPITÁN, REY PATTON!.......¡EN GANÍMEDES LA SEMANA PASADA!........¡LOS "CABALLEROS" SALEN A LA CANCHA HOY CON SU UNIFORME TRADICIONAL NEGRO!........¡TRATAREMOS DE CONSEGUIR ALGUNA OPINIÓN DE LOS JUGADORES!.................

Mientras los flashes casi cegaban a Rey Patton y sus compañeros, de pie, sonrientes y cargando cada uno al hombro sus moto-drones, esperaban a unos metros separados de los reporteros por los fornidos guardias de seguridad del estadio, en la salida del túnel. Estaban sonrientes y de muy buen humor: les divertía, ser protagonistas del show mediático que era ese, el del deporte más violento y popular del Sistema. Se podía decir que lo tenían todo: fama, una aceptable fortuna y la insolencia propia de sus 23 años en promedio, que les permitía, partido tras partido de Lasserball, encarar a la muerte decenas de veces en cada encuentro, considerándolo más una aventura, una diversión, antes que un enfrentamiento que podía ser el último, a cada segundo. Se contaban casi por millares, los jugadores de Lasserball que habían muerto en el campo de juego antes de cumplir 3 años en competencia de alto nivel; muchísimos más, tratando de hacerse un nombre para la fanaticada, por todo el Sistema Solar. La impaciencia al ver que los segundos corrían y aún no recibían la orden de salir por el túnel, les llevaba a bromear impunemente sobre el asunto, como una forma de alejar lúgubres pensamientos sobre su inmediato destino, que dependía, en parte iguales, de la habilidad, el salvajismo y la buena suerte de cada uno de ellos.

¡HEY, TIENGSIN! –gritó para hacerse oír Romeo Bocanegra, hablándole al Director Técnico de su equipo -¡¿CUÁLES SON TUS INSTRUCCIONES?!

¿EH?.... –se sorprendió por la pregunta el anciano Ho Tiengsin, para luego responder a la vez que alzaba el dedo-, ¡QUE BUDA LOS PLOTEJA, SI QUIELE!!.....

Fuertes carcajadas retumbaban ahora en el túnel; Ho Tiengsin era el profesor de deporte de todos ellos en la secundaria, y se las habían arreglado para engañar a Washington Ccuno haciéndole creer que era un gran estratega del Lasserball, y que termine contratándolo como entrenador de los "Caballeros". En verdad no era más que un viejo borrachín que por algunas botellas accedía a sentarse en la banca, ya que era imposible jugar en la División Superior sin Director Técnico, y Rey y sus amigos no toleraban jamás que nadie les ordenase cómo jugar: de ahí la trampa; aunque, para haber llegado hasta la gran final, era obvio que no necesitaban clases de nadie.

.......¡HUGON: POR DÓNDE YO ME META!....-le dijo Joao Caneira a Gennaro Hugon, graficando con la mano sus piruetas-, ¡SÍGUEME Y TE VOY A HACER FAMOSO ESTA NOCHE!!!.....

...¡JAJAJA ¡....-rió de buena gana Gennaro, mostrando que nó necesitaba ayuda-, ¡NO GRACIAS: MI MAMÁ NO ME DEJA IR ATRÁS DE MARIPOSONES!!!....

.....¡HAY ALGO QUE AÚN NO ENTIENDO!....- preguntó Rocco Boruc bromeándole a Luis "Maligno" Gavilán -,......¡CHUPAMOS SI GANAMOS!,......¡CHUPAMOS SI PERDEMOS!.......¡¿ENTONCES PARA QUÉ JUGAMOS?!!!......

.......¡¡¡¡PARA ROMPER CABEZAS, JAJAJAJA!!!!-, se respondieron ambos al unísono mientras golpeaban sus cabezas riendo como dementes.

¡EL QUE SE MUERE, PIERDE!!!-, agregó Marcus John, mostrando los dientes a los novatos, para algarabía de todos los demás.

.....¡MUY BIEN HIJITAS: VAMOS A ENTRAR!!.... –les arengó Rey Patton a todos, mientras aumentaba la bulla en el estadio-, ¡RECUERDEN: NO HAY MAÑANA SI PERDEMOS!!!!....

....¡¡"VIVIR VENCIENDOOO"!!!!....-, gritó Marcus John,

...¡"O MORIR MATANDO"!-, gritaron todos juntos, a todo pulmón.

...¡A GANAR!-, sentenció Patton.

La arenga fue dicha casi al instante en que por los parlantes del estadio los anunciaban. La ovación de su público fue casi insoportable, mientras que cada uno de los jugadores del equipo local ponían en el suelo sus moto-drones para montarlas y salir a disparados a toda velocidad en dirección al centro del campo, en medio de los vivas de sus asistentes y el pánico de los periodistas que evitaban ser atropellados.

(CONTINUARÁ,...)

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