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Violando a mi madrastra

en No Consentido

Odio a la puta de mi madrastra.... ¡es que no la soporto!

 

Pero pronto veré hecha realidad mi venganza. Hace tiempo que lo estoy planeando y por fin ha llegado el día en que la haré pagar por lo guarra que llega a ser.

 

Mientras repaso por última vez todos los puntos de mi plan maestro, para no dejar ningún cabo suelto, voy recordando la historia que me ha llevado hasta este preciso momento de mi vida.

 

Me llamo Miguel, tengo 19 años y soy hijo de una de las más influyentes familias de la ciudad. Vivo con Ruth, mi madrastra y mi padre, que suele ausentarse a menuda a causa de sus múltiples negocios internacionales, en una casa que es tan grande que parece un palacete.

 

Hasta hace un año mi vida era todo lo perfecta que podía ser, pero el verano pasado mis padres se divorciaron. Este hecho por sí mismo no me hubiera importado mucho si no fuera por que, ni un mes después de su separación, mi padre metió a esa puta en nuestra casa.

 

Ruth podría ser mi hermana. Tiene 23 años, es rubia platino, tiene una carita de niña preciosa, con esos enormes ojos azules y sus delicados labios rosados... y está cañón la tia... tiene unas tetas grandes como melones, una bonita cintura, adornada en el ombligo con un pequeño piercing dorado, y unas caderas generosas, que dan paso a uno de los culos más jugosos que haya visto nunca. Y todo lo que tiene de guapa lo tiene de puta. Maldita chupa pollas...

 

Desde el primer día no puedo soportar su presencia, pero fue una tarde que por curiosidad me metí en el ordenador del despacho de mi padre y vi las cuentas, cuando decidí que tendría que darle una lección a esta niñata... es increíble la cantidad de pasta que se gasta la rubia... ¡en un solo día! A este ritmo, para cuando me graduase en la universidad ya no iba a quedarme nada que heredar de la fortuna de mi padre. No, esto no iba a quedar así.

 

Llevo unos meses planeando este golpe. Nunca he violado a ninguna mujer, porque si soy sincero, no me hace falta. Soy alto, moreno, de ojos oscuros y por el éxito que tengo entre mis compañeras, me considero muy atractivo, además del pedigrí que implica tener mi apellido, eso es como un afrodisíaco para las nenas.

 

Joooder... se me está poniendo la polla dura como una piedra pensando en lo que voy a hacerle esta noche a Ruth... termino de guardarlo todo en la mochila y espero la llamada perdida de mi contacto. Tengo la coartada perfecta. Esta mañana he cogido un avión a Nueva York. En realidad he sobornado a un sin papeles, lo he vestido correctamente, le he dado un pasaporte falso con su foto y mi nombre. A estas horas estará llegando a su destino. En cuanto me llame podré empezar con mi plan tranquilo.

 

Tiriri Tiriri Tiriri...

 

¡Por fin! Cuelgo sin contestar. Me pongo los guantes, negros como la ropa que visto. Guardo la capucha del mismo color en el bolsillo. Cojo la mochila. Salgo a la caza de mi víctima.

 

 

No tardo mucho en llegar. No tengo miedo porque conozco esta casa como la palma de mi mano, Se dónde están las alarmas, todos los códigos de seguridad, y lo más importante, que mi padre está ausente en uno de sus viajes de negocios. Me pongo la capucha.

 

Son las 12 pasadas... me asomo al ventanal del comedor, amparado por la oscuridad de la noche. En el interior veo a Ruth tumbada en el sofá, vestida solo con un ligero camisón de seda verde. Parece que se ha quedado dormida con la tele puesta. En la mesita veo una botella de vino medio vacía y una copa. Esto es perfecto. Ella misma se ha drogado... ¡qué tonta!

 

Entro sigilosamente en la habitación, voy hasta el fondo de la sala y pongo la videocámara a grabar. Me dirijo entonces hacia el sofá. Ésta es la parte más importante de la operación, si todo sale bien, el resto es puro goce y disfrute... míos, por supuesto.

 

Ruth está tumbada de lado, en posición fetal. El camisón se ha arremangado por encima de su pierna y puedo ver el pequeño tanga que lleva puesto. Me paro frente a ella... le huelo la piel... miro sus formas a través del camisón... me toco el paquete... siento que me van a reventar los huevos de lo excitado que estoy...

 

Saco la navaja y se la pongo en el cuello, mientras le voy sobando una de sus grandes tetas por encima de la tela. Ruth no tarda nada en despertar, y tras el desconcierto inicial, se revuelve un poco. Terminamos cayendo los dos sobre la alfombra. Muy rápido me tiro sobre ella, clavándole el cuchillo en la espalda, mientras de tapo la boca y susurro en su oreja...

 

«Mira preciosa, podemos hacer esto por las buenas y te prometo que saldrás ilesa. O me lo puedes poner difícil y no dudaré en matarte» le digo apretando más el frío filo de la navaja contra su piel.

 

Se ha quedado como paralizada por el miedo. Parece que los ojos se le vayan a salir de las órbitas. Yo no puedo esperar más. Tengo muchas cosas en mente que quiero hacerle, pero lo primero es descargar ya un poco de toda esta tensión que llevo acumulada. La agarro por el brazo y le digo:

 

«Arrodillate y quedate quietecita»

 

Ella se queda allí arrodillada de espaldas al sofá. Abro la mochila y saco lo que he traído para ella. Le pongo las esposas, una de la muñeca derecha al tobillo izquierdo, y viceversa, para dejarla totalmente inmovilizada en esa posición.

 

Mientras lo hago la niñata no para de llorar, de suplicarme que la deje ir, ¡hasta intenta sobornarme con dinero! jajaja si ella supiera quien está a punto de follarla... hay «mamá», si tu supieras...

 

Ahora viene lo mejor... un cosquilleo inunda mi entrepierna mientras le pongo, no sin dificultad, este cacharrito que he comprado por internet. Es una mordaza que en la parte delantera tiene un aro metálico que impedirá que mi víctima pueda cerrar la boca, y así evitaré posibles mordiscos. Llevo mucho tiempo deseando... fantaseando en meterle la polla hasta los mismísimos huevos... y el momento ya ha llegado...

 

Una vez tiene el aro puesto, me bajo los pantalones y saco mi tremendo nabo de los calzoncillos. ¡Jesús! nunca lo había visto tan gordo y hinchado... con las venas todas marcadas... ¡esta puta me vuelve la polla loca!

 

La agarro por el pelo, con la misma mano que aguanto la navaja, y con la otra dirijo mi rabo hacia la entrada abierta y babeante de su boca... cabe justo en el hierro...

 

La voy metiendo lentamente, llego al tope sin haber llegado a meter ni la mitad... empiezo a empujar mi polla contra su cara... ella sigue lloriqueando... eso aun me pone más frenético... le tiro del pelo hasta que su nuca toca el asiento del sofá, paso una pierna por encima de su hombro y ahora si que le empiezo a dar caña... en esta postura Ruth tiene el cuello totalmente estirado hacia atrás, lo que hace que su traquea se abra del todo, empujo cada vez con más fuerza... con más violencia... si joder... mis huevos ya chocan con su barbilla... ¿cómo la sientes puta? ¿eres feliz chupándome la polla? jajaja madre mía que sensación... no tiene nada que ver con las mamadas que me han hecho hasta ahora... saber que la tengo a mi completa disposición, totalmente indefensa frente a mi ataque... me pone a mil...

 

Empujo... empujo... empujo... cada vez más rápido... ella ya no llora... supongo que bastante tiene con intentar respirar... bah... qué más me da... la embisto con fuerza... follándome su boca con todo mi odio... aplastándole la cabeza contra el sofá... que bueno... que rica puta.... aaaaaahhh.... se la clavo hasta el fondo y empiezo a soltar mi espesa leche en su garganta... entonces se me ocurre una genial idea... hago que abra los ojos y me mire y le digo muy seriamente...

 

«Más te vale que empieces a tragar, ¿me oyes, puta?»

 

Y sin darle tiempo a pensar en nada, empiezo a soltarle mi meada en la boca. ¡¡Si!! ¡Esto me proporciona aun más placer que la propia corrida! Ruth, la princesita de papá, bebiéndose mi pis sin más opción que tragarselo o ahogarse en el intento. No me imagino qué le debe estar pasando ahora mismo por la cabeza. Pero seguro que se siente de lo más humillada. Mucho mejor para mí. ¡Jódete guarra! Aaaaaaaaaah.... le suelto hasta la última gotita y aun me quedo un ratito más con el rabo metido en esa cuevita caliente, disfrutando de mi ocurrencia lo máximo posible... dejando que se vuelva a poner dura para el próximo asalto...

 

Cuando me levanto ella ya no me mira. Gruesas lágrimas caen por sus mejillas. Qué bonita está.

 

Desato las esposas y le ato una soga alrededor del cuello, con la que la dirijo por la habitación, como si fuera una perrita. Entre el comedor y el salón hay un gran arco abierto en la pared, que me irá de perlas. Cojo un par de sargentos de la mochila y los pongo en la parte de arriba del marco. Son unos cacharros de hierro muy fuertes, que ya he probado antes conmigo mismo, y se que aguantarán perfectamente su peso.

 

Paso la soga por entre los hierros y la ato del otro lado a las esposas, que pongo ahora en sus muñecas, con los brazos a su espalda. Abro al máximo sus piernas y ato los tobillos a las columnas. Ya la tengo completamente inmovilizada.

 

Le rajo la ropa, dejándola completamente desnuda. Le acaricio los pezones con la punta del cuchillo. Se le ponen duros en seguida. Me sitúo tras ella y me arrodillo, poniendo así mi cara a la altura de su trasero. La huelo... me encanta su aroma de hembra... jugueteo con mi navaja en su chochito... se le escapa algún gemido... dejo a un lado la navaja y amorro mi boca a su coño. Ruth tiene la costumbre de ducharse cada noche antes de irse a dormir, por lo que su coño huele de maravilla... he decidido que no le pondré el lubricante que llevo guardado en la mochila... prefiero torturarla un poquito más y que sea mi propia saliva la que la humedezca.

 

Paso mi lengua por su raja, separando bien los labios con mis manos. Mi nariz queda pegada a su agujerito de atrás. Lamo su entrepierna hasta llegar al ano... jugueteo con la punta de la lengua en el agujero... Ruth se remueve, inquieta... vuelvo a bajar a su coño... le muerdo con fuerza un labio... ella da un respingo... vuelve a gimotear... le meto la lengua hasta donde puedo... la follo como si fuera una pequeña pollita...

 

Cuando me harto del sabroso manjar voy a la mesa, he olvidado algo importante. Cojo la botella de vino medio vacía y vuelvo con mi bella cautiva.

 

Sin más preámbulos me sitúo tras ella y le meto la polla hasta los ovarios. Sus piernas se tensan... su cuerpo se arquea...  intenta gritar... pero la mordaza se lo impide...

 

«¡¡Aaaaaaaggh¡¡»

 

Empiezo a follármela con ímpetu, mis sacudidas la golpean con tal fuerza que sus caderas salen disparadas hacia delante, pero por lo forzado de sus ataduras, es poco el camino que recorre hasta volver hacia atrás, con la misma fuerza que sale.

 

«aaagh... aaaagh... aaaagh...»

 

Sigo follándomela un buen rato. La agarro por las tetas y la acerco hacia mí. No puedo evitar gritar enardecido...

 

«¡Toma, puta, toma mi polla!»

 

Y cuando noto que me llega la segunda corrida dejo mi rabo incrustado en su interior, palpitante, soltando leche... mientras cojo la botella de vino, que aun está fresquita y de un golpe se la clavo en el culo. Termino de correrme mientras la botella se vacía en su esfínter.

 

En vez de sentirme más aliviado, con cada corrida mi mala leche y mi calentura van aumentando más y más.

 

Saco la botella ya vacía y acto seguido la sustituyo con mi polla. Logro meter solo el capullo en su ano estrecho, que tiene la piel estirada al máximo, intentando recibir mi aparato en su interior... no puede ser que sea virgen de este lado... al final resultará que no es una putilla, como yo creía, sino una calienta pollas...

 

Encuentro muy estimulante que su culo me apriete tanto, y más aun el vino fresco rozandome la polla en su interior... me armo de paciencia y poco a poco, embestida a embestida, voy metiéndole a Ruth mi nabo entre las nalgas... ooooooh.... si..... ella sigue quejándose...

 

«aaaaaaaaaaahg»

 

Cuanto más meto mi polla más se queja ella... inicio un suave bombeo... el vino empieza a derramarse, resbalando por sus piernas... siiiiiii... meto y saco mi polla cada vez más deprisa, cada vez más fuerte...

 

«¡Toma, puta, toma, toma!»

 

Le grito al ritmo de mis embestidas... ya puedo meter y sacar mi polla del todo, del capullo hasta los huevos... el chapoteo se oye por toda la habitación...

 

CHOF! CHOF! CHOF!

 

Debe estarle doliendo de lo lindo... siiiii que bieeeeeeen... aaaaaaaaaaah....

 

Me corro en su esfínter de una manera bestial, parece que contra más esperma suelto, más voy generando...

 

«AAAAAAAAaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhh.... «

 

Cuando saco mi rabo de su cul,o el vino mezclado con mi semen empieza a salir a borbotones... jajaja... mi dulce Ruth... pareces una fuente... si pudieras verte como yo te veo ahora... jajaja...

 

Desato sus cuerdas, las piernas temblorosas no le aguantan y cae al suelo, le quito la mordaza (a estas horas ya debe tener la mandíbula adormecida), y cuidando que su cara quede hacia la cámara (que ella aun no ha visto) le digo...

 

«Lo has hecho muy bien putilla... ahora chúpamela y me iré por donde he venido»

 

Supongo que a estas alturas sus nervios deben estar destrozados y lo único que quiere es terminar con todo esto ya, porque sin quejarse ni una sola vez, abre los labios y empieza a mamarme la verga como si le fuera la vida en ello...

 

«Ponle más ganas... lámeme los huevos... y tócate los pechos... así... genial... mete un par de dedos en tu coño... venga, preciosa, cuanto más me excites menos tardaré en marcharme...»

 

Parece que mis sugerencias hacen efecto, pues empieza a masturbarse mientras se magrea los pezones y pasa su lengua por mis pelotas...

 

«Bien nena... ahora metetela hasta el fondo... enseñame lo putita que eres...»

 

Dicho y hecho... Ruth abre los labios y se mete mi polla hasta la campanilla... yo no tengo que hacer nada... esta putilla sabe mamarla como una profesional... pero necesito terminar de soltar la rabia que tengo dentro... la cojo por ambos lados de la cara y dejo su cabeza quieta mientras empiezo a follarla a lo salvaje...

 

PAM PAM PAM PAM

 

Toma mi polla puta... tomaaaaaa....!!!  

 

PAM PAM PAM PAM PAM

 

Así, así, venga nenaaaaaa..... y la última corrida de la noche, la más generosa de todas, empieza a salir de mi rabo. No le da tiempo a tragarlo todo... empieza a toser y le sale algo de mi lefa por la nariz... un final espectacular, si señor...

 

La dejo ahí tirada en el suelo y empiezo a recogerlo todo... cuando ve que cojo la cámara se le queda la cara pálida... porque no solo he grabado cómo la violaba, sino que al final hasta parecía que ella lo disfrutaba... jajaja...

 

La miro a los ojos y le digo, muy serio:

 

«En cuanto salga de la casa te ducharás, limpiarás todo lo que ha quedado y no hablarás de esto con nadie... porque si no verás colgado este vídeo en todas las webs porno del país, además de enviarles copias a todos tus amigos... y no creo que a tu marido le haga mucha gracia verte así... ¿me has entendido, guarra?»

 

Ella, con la mirada fija en el suelo, entre lágrimas, susurra:

 

«Si....»

 

Le respondo:

 

«Más te vale que sea así, porque sabré enseguida si lo has hecho»

 

Antes de irme, le escupo en la cara.

 

 

Y así fue como me follé a Ruth, mi madrastra.

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