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Sexy Cow II (3/3)

en Sadomaso

Tyra, la adolescente rubia, estaba con las muñecas y los tobillos esposados a aquel artefacto de hierro rectangular, que la obligaba a mantenerse arrodillada sobre el suelo, con las piernas completamente abiertas, y sus brazos levantados por encima de su cabeza. Alrededor de su prominente barriga de embarazada, un hierro abrazaba su anatomía, clavándole unos pinchos. Estaba absolutamente incapacitada. La hermosa modelo americana tenía el labio partido, por la tremenda bofetada que le había propinado el moro cuando llegó a aquel lúgubre sótano. Abdul la había obligado a soportar sus vomitivos besos. El escote de su vestido premamá estaba rasgado, dejando a la vista sus enormes y generosos pechos. El sujetador de encaje color rosa pálida, con apertura delantera, permanecía abierto, colgando por debajo de sus axilas. Ese hijo de puta había estrujado sus sensibles pechos hasta que sacó leche de ellos. Le había obligado a hacerle una cubana, a mamarle su maloliente polla y a tragarse su amarga y vomitiva corrida. Su corto vestido veraniego estaba levantado por detrás, dejando a la vista sus partes íntimas, pues el moro había destrozado sus bragas. Las nalgas y las pantorrillas de la chica rubia mostraban señales alargadas rojizas allá donde el malvado moro la había azotado con el cinturón. Era todavía más intenso el amoratamiento de la sensible piel de sus tetas, que había recibido el impacto directo de la hebilla de dicho cinturón, y empezaban a oscurecerse con una tonalidad azul negruzco. Después de todas aquellas putadas, la había violado por su estrecho coño de niña buena americana, sin llegar a correrse. Y, por último, le metió por el coño el mango de la horca. Diámetro tres veces su gorda polla. Insertado a la fuerza hasta que topó con la pared de su útero. Empalada. Cogió la herramienta y la violó con ella, con el mango astillado, hiriéndola, sangrando por el coño. El último pensamiento que tuvo fue que pronto podría meterle el puño por ahí hasta el codo.

Pero no lo hizo, al menos no por el momento. El hijo de puta del moro ansiaba por encima de cualquier otra cosa volver a reventarle el culo a esa niñata preciosa y engreída, como había tenido el placer de hacer siete meses atrás, cuando la violó por primera vez.

“¡¡¡BASTAAAA POR FAVOOOOOOR!!!” gritó Tyra.

Abdul continuó fallándole el coño a si futura esposa y madre de sus hijos, con el duro palo de la herramienta que había encontrado en el jardín, de madera vieja y astillada. Por la sangre que manaba de aquel orificio, que estaba tensado al máximo de su capacidad, y un poco más allá, a la nena tenía que estar doliéndole horrores, y se alegró muchísimo. Cuanto más la maltratase ahora, menos tiempo tardaría en convertir a aquella jovencísima modelo estadounidense en su corderito obediente.

“¡¡¡QUE TE JODAN PUTAAAAAAAAA!!!” fue la respuesta del apestoso moro.

Acto seguido, empujó con toda su mala hostia, usando las dos manos para empalar a la cría con el mango de la horca, insertándolo todo lo profundo que dio de sí la anatomía de la pobre muchacha violentada. Abdul aseguró el otro extremo de la herramienta contra el suelo, para que no se moviera de su lugar, que era dentro del coño dolorido de Tyra.

A la rubia le estaba ardiendo el coño por las torturas que ese puto loco demente le había infligido allí abajo. Y tener ese enorme palo rasposo incrustado hasta casi la mitad en su vagina estrecha, y que solo había sido usada por un hombre en la vida, era terrible. Pero no tanto como cuando ese imbécil la movía, violándola con el mango con fortísimas sacudidas, así que, dentro de lo malo, en ese momento Tyra sintió que podía soltar el aliento que había estado reteniendo, e intentó tranquilizarse. Sus gritos cesaron… por ahora. Pero sus sollozos y lamentos continuaron mientras el moro la observa con detenimiento. Aquella grotesca y sangrienta imagen era de lo más morbosa para Abdul.

Tu culo de vaca lechera me pone la polla muy dura” dijo el violador, agarrándole ambas nalgas para abrir bien la raja de la nenita americana y mirarlo de cerca “Recuerdo la primera vez que te lo reventé… Era estrechísimo” apretuja sus cachetes con intenso deseo mientras le dice esas guarradas.

Realmente el orto de Tyra era casi virgen. Al igual que su coño, solo había sido usado una vez en su vida (o más bien abusado), por el propio Abdul, y de eso hacía mucho tiempo ya. Estaba tan apretado como el primer día que la conoció. O aún más, ya que en ese momento la rubia tenía insertado por su coño de guarra un enorme palo de madera, cosa que provocaba que el interior del conducto anal estuviera deformado hacia dentro, volviéndolo el doble de estrecho. El sádico violador escupió en el orificio y le metió de golpe un dedo dentro.

“¡AAAAAAAAAAAAAAAH!” Tyra gritó al notar aquella horrible invasión a sus posaderas.

“¡¡CÁLLATE CERDA!!” exclamó el moro, soltándole un potente azote en sus nalgas desnudas.

Abdul palpó el interior del orto con su dedo índice. Casi no podía ni moverlo, de la fuerte presión que ejercían las paredes rectales contra él, siendo empujadas por el duro y grueso palo que la nenita tenía empalado en su coño de zorra. Giró el dedo sobre sí mismo unas cuantas veces, notando como su asquerosa polla palpitaba y le crecía más grande que nunca, por la expectación de lo que estaba a punto de hacerle a esa puta americana.

Esto te va a doler como nada que te haya hecho hasta ahora” avisó a su víctima “Aprenderás a obedecer a tu semental a base de duros pollazos en tu culo de puta

Sin más preámbulos, el sádico agarró su durísima y gruesa polla y la apoyó contra aquella entrada estrecha y casi virginal. Con la mayor maldad del mundo, agarró a la nenita rubia por sus enormes tetones de vaca lechera preñada y los apretó con fuerza, clavándole los dedos.

Noo…. Por favor… No…. Haré lo que me pidas… seré obediente… Lo juro… ¡Por favor no me hagas esto!” suplicó la pobre adolescente embarazada, aterrorizada.

JODER SI LO VOY A HACER ZORRA” le respondió el violador.

Acto seguido empujó el cuerpo de Tyra hacia sí mismo, al mismo tiempo que él la embestía desde atrás con toda su maldita mala hostia.

“¡¡AAAaaaAaaahhh!! ¡¡Nooooo!! ¡¡BASTAA!!” se quejaba la muchacha americana, intentando revolverse, pero sin poder hacer nada, por aquel aparato que la tenía muy bien sujeta.

SIIIIIIII PUTAAA GRITA BIEN FUERTEEEEEE COMO ME PONEEEE AAAAH” le respondió el moro.

Joder no había manera… por mucho que el violador empujara con todas sus fuerzas, no había manera de meterle a la rubia su polla dentro del orto. Era como si el palo que tenía metido por el coño taponara la mitad de la entrada, impidiéndole traspasarla. Abdul empujaba una y otra y otra vez, pero no lograba ningún avance.

“¡¡MIERDA!!” dijo el sádico en voz muy alta, apartándose de Tyra. Ella respiró hondo “No te creas que te has librado zorra” dijo él.

El moro se alejó y miró a la puta. El palo que tenía metido por el coño estaba apoyado sobre el suelo, así que la herramienta quedaba puesta en diagonal hacia arriba, hacia su culo, impidiéndole el paso. No pensaba sacárselo de ahí, por lo que debía buscar la forma de dejárselo empalado de manera que pudiera sodomizarla sin problema. Al final cogió una silla destartalada y movió el extremo del palo de madera que estaba fuera del orto de la nenita rubia, apoyándolo sobre la misma. El palo estaba en horizontal, seguía presionando su conducto anal, pero no tanto como para impedir el paso de su gruesa polla de moro. Además, ahora a Tyra le dolía el doble tener aquella cosa insertada en su vagina, porque aquella posición no era la natural de aquel conducto, y lo sentía forzado hacia abajo, cosa que le casaba enormes punzadas de lacerante dolor.

Basta ya…. Porqué… déjame ya… “ la rubia lloraba y suplicaba, pero el moro no tenía corazón ni sentía empatía. Lo único que conseguía con aquello era ponerle más cachondo aún.

Ya sabes porqué te hago esto, vaquita. Vas a ser la madre de mis hijos. MI HEMBRA” se acercó a ella y le acarició la tripa abultada de embarazada “Te convertirás en una mujer sumisa y complaciente, deseosa de recibir la polla de su semental en cualquiera de sus agujeros a cualquier hora del día” continuó hablándole, para espanto de la adolescente, que sabía que no tenía escapatoria. Aquello no era solo una violación, pensaba destrozarle lo que le quedaba de vida. Era una puta sentencia de muerte. No, peor que eso, porque Tyra viviría muchos años más, y tendría que aguantar a ese malnacido abusando de ella a diario “Te preñaré todas las veces que pueda. Y tú serás feliz llevando a mis hijos en tu vientre de puta” Abdul lo tenía todo muy claro, y hablaba muy en serio “Limpiarás para mí. Cocinarás para mí. Cuidarás de nuestros hijos como una buena madre y esposa. Y como buena puta, besarás el suelo que tu semental pise” Abdul hablaba como viviendo en ese sueño maravilloso ya, pero Tyra sentía ganas de cortarse las venas, cosa que su semental no iba a dejarle hacer. La necesitaba viva muchísimos años aún.

Voy a follarte el culo, cerda. Y quiero oír como lo disfrutas y como me pides más y más, o habrá consecuencias. Tú misma” amenazó el violador, situándose de nuevo detrás de ella.

Cuando la adolescente americana sintió aquella durísima polla contra su culo cerró los ojos y comenzó a llorar. El moro la agarró igual que antes, bien fuerte por sus doloridas tetazas de preñada, y empujó de pronto con tanta potencia que, de una sola embestida, su gordísimo y apestoso glande desapareció dentro del minúsculo orificio.

“¡¡Aaaaaaaaaahhh Siiiiii jodeeer!!” exclamó victorioso.

“¡¡NOOO NO NO NOOOOO!!” se quejaba la pobre víctima, sintiéndose como si la fueran a partir en dos.

HE DICHO QUE QUIERO OÍRTE COMO ME PIDES MÁS ZORRA DE MIERDA” gritó el moro, embistiendo de nuevo contra el angosto orificio, que muy poco a poco, y no sin dolor, dejaba que aquel cilindro de duro rabo de semental le penetrara sin compasión.

NO PUEDOOOO AAAAAH BASTAAA” gritó la pobre muchacha, que sentía un dolor terrible en sus zonas íntimas. Cuanto más hondo le penetraba ese animal con su dura verga, más estrechos quedaban ambos túneles, causándole un daño insoportable en ambos. ¿¡Cómo cojones esperaba que pidiera más de esa puta tortura que sentía que la iba a matar!?

CALLA GUARRA Y SIENTE MI DURA POLLA DESTROZANDOTE EL CULO” le respondió el moro.

Abdul empujó, empujó y volvió a empujar y finalmente consiguió llegar, no sin un gran esfuerzo y una resistencia enorme por parte del orificio violentado. Pero al fin sus hinchadas pelotas llenas de leche habían quedado pegadas contra las nalgas de la nenita hermosa.

“¡SII QUE GUSTO JODEEER! ¡¡ES COMO LO RECORDABA!!” exclamó el violador, inundado por el placer de estar abusando de aquel orificio de su bellísima hembra “SUPLICALE A TU SEMENTAL QUE TE DESTROCE EL ORTO ZORRA ¡¡HAZLO!!” gritó el moro, estrujándole las tetas con tan mala hostia que chorros de leche de la futura mamá salían disparados de sus pezones maltratados. Aquello de dolía horrores a la mujer, igual que el palo ensartado en lo más profundo de su coño y esa polla asquerosa que le violaba el culo.

Tyra lloraba desconsolada, y dijo con un susurro, totalmente abatida “Mi semental… des... destrozame… mi culo de zorra… te lo ssu… suplico…”

Cuando Abdul escuchó aquellas palabras viniendo de la puta americana que tenía ese carácter tan fuerte y ese ego subido hasta las putas nubes… buah… se sintió extasiado.

AHORA VERÁS LO RICO QUE ES QUE TU MACHO TE DÉ BIEN DADO POR EL CULO

En cuanto le hubo dicho aquellas palabras, Abdul comenzó a embestir a Tyra con una violencia tremenda, como si pretendiera atravesarle el puto estómago con su duro rabo y hacer que se le saliera por esa boquita rica de zorra comepollas que tenía.

AAAAAH SIIII AAAAAAH JODEEER QUE GUSTOOO” jadeaba el moro, empotrando a su hembra con salvajismo, todavía agarrándola fuerte por sus grandes tetas y haciendo que salieran chorros de leche disparados en todas direcciones por la brutalidad de la violación.

A pesar de que la adolescente americana le había suplicado que le diera por el culo, en cuanto el moro asqueroso comenzó a penetrarla a esa velocidad tremenda y con embestidas tan profundas, no pudo evitar volver a pedir que se detuviera, porque no era capaz de resistir aquel nivel de dolor. Era demasiado para cualquiera.

“¡¡AAAAH!! NOOOOOO ¡¡PARAAA!! ¡¡SACAMELAAAA!!” gritaba la rubia.

Pero su violador ni se la sacaba ni tenía pensando bajar el ritmo. En realidad, lo incrementó, llegando a golpear con su pelvis contra las nalgas de la chica embarazada con un ensañamiento terrible. Él mismo se estaba haciendo daño en su polla al meterla en el culo de su hembra tan rápido y hondo, casi sin lubricación, y con ese palo enorme que tenía ella metido por el coño, pero no le importaba. Abdul estaba tan inmerso en el placer extremo que le causaba aquella sodomización no deseada que casi ni notaba los latigazos de dolor que le llegaban de su propio miembro.

QUE CULO MAS ESTRECHO TIENES PUTA COMO ME GUSTA FOLLARTELO AAAAH” aulló el violador.

El malvado moro agarraba tan fuerte las tetazas de la hembra preñada que terminó clavando sus uñas en ellas para poder sujetarla bien y empujar con mayor ímpetu contra su cuerpo. Tyra sentía que se moría del dolor de todo su maldito cuerpo, y ya solo hacía que rezar en silencio suplicándole a un Dios en el que no creía que la salvara del terrible destino que le aguardaba. Rezaba suplicando que le cayera un puto rayo en la cabeza a ese sádico sin escrúpulos, pero la vida no suele ser justa, y ningún Dios vengativo apareció en ayuda de la desgraciada adolescente americana. Abdul por su lado embestía contra el culo de su amada vaquita con ensañamiento y de manera tremendamente salvaje. Al cabo de un buen rato, que a la rubia se le hizo eterno, cuando el puto moro sintió que estaba a punto de correrse, agarró el enorme palo que la dulce niña tenía insertado en lo más profundo de su útero y comenzó a moverlo de manera muy brusca hacia delante y hacia atrás, al mismo tiempo que empujaba sin descanso, y cada vez con más rudeza, contra su orto destrozado.

Basta yaaaaaaa por favooooooor” Tyra lloraba, gimoteaba y suplicaba sin gritar porque ya no le quedaba ni aliento para hacerlo.

VOY A LLENARTE EL CULO CON TANTA LECHE QUE VAS A ESTAR CAGANDOLA TRES MESES ZORRA” le dijo el sodomizador.

El violador penetró el orto de su hembra unas pocas veces más, y la última le encastó su durísima y asquerosa polla hasta lo más hondo que le permitieron ambos cuerpos, y empezó a soltar una tremenda descarga, inundándole las entrañas con su esencia de semental. De pronto, agarró el palo y lo extrajo de dentro de su coño con un gesto muy rápido, causándole a Tyra muchísimo daño, porque las astillas le habían rajado por dentro de su vagina. Abdul empaló el coño de la rubia con su duro rabo y terminó de descargar su interminable corrida dentro de su coño de puta.

SIIIIIIIIII AAAAAAAAAH SIENTE MI LECHE LLENANDOTE SO GUARRAAAAAAAAAAAAA” gritaba el moro mientras embestía contra el coño de la preñada, con toda su mala hostia.

Cuando Abdul sacó su rabo de dentro del coño de su hembra estaba manchado con restos de esperma, heces y jugos, y también de sangre, pues manaba bastante tanto del orto reventado como del coño destrozado de la puta. El moro se situó delante de la adolescente americana y le puso el rabo flácido y maloliente frente a su cara.

LIMPIAMELA” ordenó con voz firme y autoritaria.

No había otra cosa que le diera más asco a la pobre nenita que tener que meterse dentro de la boca ese pedazo flácido de carne apestoso. Pero menos ganas tenía de recibir una paliza, o lo que se le ocurriera hacerle Abdul si se negaba. Así que harta de todo, agotada, horrorizada, adolorida y asqueada, Tyra abrió su boquita de princesa, sacó la lengua, y comenzó a limpiar ese miembro viril, tratando de contener las arcadas que le provocaba hacerlo. La rubia pasó su cálida y húmeda lengua por toda la extensión de aquel miembro, incluso por sus pelotas.

Muy bien, ahora métetela en la boca” ordenó el sádico violador.

Tyra abrió sus labios y se metió dentro de su cavidad bucal el rabo de su violador y padre del hijo que llevaba en sus entrañas. La muchacha movía su lengua dentro de la boca para mayor placer del horrible tipo que la tenía secuestrada, y él jadeaba suave y movía levemente las caderas sintiéndose en la puta gloria. A continuación, Abdul agarró la cabeza de su hembra y metió su rabo flácido todo lo profundo que pudo, diciéndole:

Te avisé que debías pedirme más mientras te sodomizaba, pero no has parado de suplicar que parase, llorando” la miró con maldad “Ahora traga o te juro que te arrepentirás de seguir con vida” amenazó muy serio.

Y sin más el moro comenzó a mearse dentro de la boquita de la dulce niñita. Lo que parecían litros de ardiente meada apestosa y de sabor muy fuerte le llenaron la boca a Tyra en pocos segundos. Realmente intentó tragarla para no asfixiarse más que nada, pero salía  una cantidad enorme a demasiada velocidad, y finalmente terminó derramándose fuera de su boca. Abdul se apartó de ella y le meó la cara, el pelo, las tetas amoratadas y arañadas, su tripa de preñada, su culo y su coño. La marcó como de su propiedad como los leones marcan su territorio en la selva, vertiéndole su orina encima. Y cuando terminó, soltó los amarres que mantenían sujeta a la vaquita. Tyra estaba sin fuerzas y cayó desmayada sobre el piso, sucia, llena de heridas, medio desnuda, sangrando, rezumando esperma por sus orificios destrozados, y bañada de pis.

Todos mis relatos: http://relatosdeladoncellaaudaz.blogspot.com.es/

No consentido. BDSM. Gay. Sadomaso.

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