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Experiencia real de una sumisa buscando Amo

en Dominación

Hace un tiempo me dio por darme de alta en una comunidad de contactos BDSM. No buscaba contacto real, pues estoy casada y preservar mi matrimonio es lo primero, así que lo que buscaba era una relación cyber. Ya había tenido un cyber-Amo, un chico que conocí en esta misma página de relatos. Leí un escrito suyo que me gustó mucho, dedicado a una sumisa. Empezamos a intercambiar mails, una cosa llevó a la otra y terminamos siendo Amo y sumisa. Soy una mujer muy protectora con lo mío y temerosa, así que jamás hablé con él por Skype, por miedo a que quedaran pruebas de aquellas conversaciones en mi ordenador. Pasaron los meses, casi un año, y al final confiaba tanto en él que le di mi número de teléfono. Él se portó increíblemente bien conmigo, sin faltar a su palabra de no ponerse en contacto conmigo, excepto en las escasas ocasiones ya pactadas, e incluso cuando nuestra relación terminó, porque él quería que nos conociéramos, y eso a mí me superaba, jamás utilizó las armas que tenía a su disposición para dañarme. Fue todo un caballero.

Cuando esa relación terminó, me aparté del mundo BDSM, con todo el dolor de mi corazón. Me volqué en mi matrimonio, e incluso intenté meter a mi marido en este Arte. Él lo ha intentado varias veces, pero no le sale de dentro ser Amo. Se esfuerza por complacerme, pero no me siento sometida. Podría explayarme mucho más en este tema, pero éste no es el motivo por el que escribo este relato. Solo quiero que tengáis una idea aproximada del contexto de la situación.

Como iba diciendo, me di de alta en aquella página de contactos. Hice mi perfil una mañana, explicando claramente qué era lo que buscaba. Por la noche, cuando mi marido se quedó dormido, entré en la página. ¡No me lo podía creer! Tenía como 30 mensajes de Amos por leer. Y antes de que me diera tiempo de clicar sobre el primero de ellos para leerlo, empezó a sonar un aviso de la página. Empezaron a llegarme peticiones de chat privado, una tras otra, todas de golpe. Yo estaba alucinando ¿Cómo iba a encontrar a quien podría llegar a ser mi Amo con todo ese amasijo de invitaciones que me estaban llegando?

Inocente de mí, no quería que nadie se sintiera rechazado o ignorado, así que respondí a todos los privados como buenamente pude, mientras intentaba leer los mensajes privados, al tiempo que echaba un rápido vistazo a los perfiles de los Amos, muchos de los cuales tampoco es que diesen demasiada información sobre sí mismos, a parte de su edad y localización.

Yo no sé si soy capaz de exponer con claridad el agobio y el descontrol de aquella situación. Me sentía como si hubiese entrado en una discoteca, con los ojos vendados, y todos los chicos del lugar de repente me rodearan muy cerca y empezaran a hablarme todos a la vez, intentando alzar unos la voz por encima de los demás.

Aun así no me di por vencida ¿Y si Él estaba aquí? Pronto pude empezar a cribar un poco. Los había demasiado directos para mí “Dame tu móvil y hablamos por whatsapp” éste ni se había leído mi perfil. Descartado. Otros que directamente me trataban como si yo ya fuese su sumisa y tuviera que obedecerles en lo que me decían (¿Estamos locos o qué?) descartados también. Diez faltas de ortografía en una sola frase. Ganas de arrancarme los ojos. Descartado. “Hablemos por Skype”… eso será lo más normal para cualquiera, pero para mí, que no quiero ni suelo usarlo, no lo es. Intentaba explicarles mi punto de vista, pero no lo entendían. Era como si quisieran conseguir en dos mensajes privados lo mismo o más de lo que había conseguido el que había sido mi Amo en un año. Descartados.

Si la diferencia de edad era exagerada, por muy mayor o muy joven (más de 15 años), también los descartaba. No debería ser así, nunca se sabe, pero algo tenía que hacer… Dicen que en este mundo el físico no importa (si me dieran un euro por cada privado que lo primero que era preguntarme cómo era mi físico seria rica ya), y estoy de acuerdo con ello. A mi anterior cyber-Amo no le vi la cara en toda la relación, y duró un año. Vi su cuerpo vestido y desnudo, varias veces su polla, y una vez me envió una foto de sus ojos como recompensa por mi buen comportamiento. Pero no salió de él enviarme una foto de su rostro, ni yo se la pedí. Con esto quiero decir que no era a su cara a quien yo me sometía, sino a sus palabras escritas en la pantalla de mi ordenador. Pero hay ciertas cosas pues… que no me excitan nada. Un hombre demasiado mayor, que parezca mi abuelo, o demasiado niño… no sé, me imagino sometiéndome a ellos.

Como los mensajes eran muchos, y quería dedicar un mínimo de tiempo para responderlos con tranquilidad, y otorgándole a cada uno la atención que se merecía, y no dispongo de mucho tiempo libre, cambié el texto de mi perfil y puse:

“Muchas gracias a todos los que me habéis escrito. Soy una mujer casada, trabajadora y ama de casa, con muy poco tiempo libre. Ruego tengáis paciencia para recibir mi respuesta. Muchas gracias”

De nuevo, inocente de mí, pensé que era lo correcto. Pero no, me equivocaba. A los pocos minutos recibí un mensaje de uno de los Amos que me habían escrito y a los que no había podido responder, no por maldad, sino por torpeza, y va y me dice que o de sumisa no tengo nada. Que soy una egocéntrica que no pienso más que en mi misma. Que una verdadera sumisa no se comportaría de aquella manera, ni dejaría un mensaje como ese, que daba pena… bueno, fue un mensaje largo y hecho para causar daño. Me parece que no dije nada fuera de lugar, que fui del todo respetuosa, y lo más importante, sincera.

En otro foro había leído posts donde los Amos se quejaban de que en internet muchas sumisas eran mentirosas, que prometían unas cosas que luego no cumplían, que hablaban con más de un Amo sin decírselo a los demás… a mi todas esas cosas me sabían mal por esas personas detrás de los nicks, y por eso intenté ser amable y sincera desde el principio, y lo que me gané fue un buen agobio y encima que me insultaran por ello. Sé que una sola manzana podrida no tiene por qué significar que el resto del cesto esté igual, pero duele. Y cansa.

Di por finalizada la búsqueda sin haber logrado nada más que un buen dolor de cabeza y encima sentirme mal e insegura de mí misma. A día de hoy tengo claro que no hice mal actuando como lo hice, pero en ese momento me hizo plantearme muchas cosas.

He leído a Amos quejarse mucho de las sumisas. Solo me gustaría que se diesen cuenta que no es tan sencillo ser sumisa y buscar un Amo, ni que sea cyber. Hay un millón de pretendientes, y  en mi caso al menos, poco tiempo para averiguar quién merece realmente la pena, cosa que bajo mi humilde y personal punto de vista, solo se puede conseguir hablando, intercambiando experiencias, fantasías y realidades, y profundizando poco a poco el uno en el alma del otro. Lo digo muy en serio ¡No puedo sentirme sumisa con el primero que me lo ordene! No me sale de dentro ser devota de alguien que no significa nada para mí. No puedo someterme a un fantasma.

A día de hoy ya no estoy buscando cyber-Amo. Si habéis leído mis relatos de temática BDSM, el asunto pasó de ser un incendio descontrolado en mi interior a los veinte-pocos, a ser unas brasas que ni ardían ni se apagaban hacia los 30, y actualmente siento que mi sumisa está muerta. Seguramente la he matado yo con mi indiferencia. Creo que ha muerto de inanición la pobre. ¿Se le llamará asesinato cuando matas a una parte de ti misma? ¿O será un medio-suicidio? Ya qué más da.

De verdad que me encantaría que Amos, Amas, sumisos y sumisas se pronunciaran, dando su opinión sobre lo que he expuesto en este relato ¿Os ha pasado lo mismo? ¿Queréis defender una posición totalmente contraria? Los comentarios están abiertos tanto a quien apoye mi punto de vista, como a los detractores. Seguramente me haya equivocado en cosas que no soy capaz de ver.

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