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El jardín de la delicias 3

en No Consentido

Tras haber recibido la leche de Rubén en mi culo, la de Alejandro en mi boca, y haber limpiado las corridas de los hermanos Miguel y Adrián del piso, me tumbé a los pies de mi marido, de lado, en posición fetal sobre el suelo, y descansé, dejando que los cálidos rayos de aquel precioso sol de primavera calentaran y secaran mi cuerpo. Totalmente abatida. Reconfortada. Increíblemente feliz. Terriblemente avergonzada. Deseaba que me tragara la tierra. Y al mismo tiempo me entristecía pensar que aquella aventura extraconyugal hubiera llegado a su fin tan rápido. Abrí los ojos al escuchar la voz de Alejandro diciéndome:

Natalia, ahora que estás seca mete las bolsas de la compra en la nevera, y sácanos unas cervezas bien fresquitas” miró a los muchachos ”Si tenéis suficiente edad para follar, la tenéis para beber” ellos asintieron complacidos.

No le pregunté si podía cubrir mi desnudez. Él no me dijo que lo hiciera. Cogí las bolsas, entré en la casa, solo con el tanga de hilos fucsia puesto, y salí vestida igual, poco después, para servirle a él y a nuestros invitados inesperados las heladas bebidas alcohólicas. La mayoría lucía rígidas erecciones. No imaginaba cual sería el siguiente paso de mi marido. Para mi desgracia, no tardé demasiado en averiguarlo.

NicolásTú eres el que estuvo grabando. Dime qué es lo que más te gustaría hacerle a la zorra de mi mujer.”

El niñato gordo seboso al parecer lo tenía muy claro, porque no tardó ni medio segundo en responder:

Quiero sentarme en su cara. Y que me coma el culo mientras me follo sus tetazas… Señor” dijo un poco asustado, pero con gesto de baboso.

Nicolás, completamente sudado, miraba a mi marido Alejandro con algo de miedo, ya que no podía terminarse de creer lo que estaba sucediendo, y esperaba que él le diera una paliza por atreverse a decirle eso en voz alta. Pero eso no pasó. Todo lo contrario, el cabronazo de mi marido, sabiendo que ese crío me daba un asco impresionante, sonrió complacido.

Muy bien Natalia, ya has escuchado al chaval. Túmbate ahí” me dijo, señalando la misma tumbona en la que Rubén abusó de mí, cuando yo creía que era mi marido.

Alejandro le dio el móvil a Rubén, quien acababa de sodomizarme, y le dijo que ahora le tocaba grabar a él.

Quiero que al principio se le vea bien la cara a mi zorrita, así que por ahora no te sientes en su cara. Deja que sea ella la que te coma el culo, y luego ya podrás hacerlo ¿Entendido Nico?

El gordo asintió. Sentía la polla a punto de estallarle solo de saber lo que estaba a punto de hacer. Yo quería suplicar a Alejandro que no me obligara a hacer eso. No quería comerle el apestoso culo a ese niñato con obesidad amigo de mi hijo. Pero sabía que no tenía más opción que obedecer… y una pequeñísima parte muy ínfima de mí lo estaba deseando, porque sí. Está claro que soy una zorra y una guarra de cuidado.

Como Nicolás estaba realmente gordo, y a mi marido Alejandro le daba miedo que su peso sumado al mío rompiera la tumbona, cambió de opinión, y en vez de colocarme a lo largo de una estirada, lo que hizo fue poner dos tumbonas juntas y yo apoyada en ellas en perpendicular, a lo ancho, justo en medio. Con mi cabeza y mi espalda puestas encima, y mi culo colgando fuera. Tenía las rodillas flexionadas y los pies apoyados sobre el suelo. Ahora serían dos tumbonas las que aguantarían nuestro peso. Mucho mejor.

Entonces el obeso Nicolás se situó encima mío, de rodillas, con una pierna apoyada a lado y lado de mi cuerpo. Su enorme y fofo culo de foca quedaba justo encima de mi cara. Sin poder contenerse más por probar a la zorra que todos habían catado ya, el crío comenzó a sobarme las tetas con brutalidad, metiendo su gordota polla entre ellas y follándomelas a su placer.

Pero yo no era capaz de moverme. Veía ese culazo enorme, celulítico, feo, y no podía lamerlo. Me daba demasiado asco. Miré a mi marido y susurré su nombre con tono de voz suplicante.

Alejandro por favor, no me obligues a hacer esto.

Él se inclinó a mi lado, y me dijo con voz muy segura:

Sé perfectamente que esto te está encantando, Natalia. Deja de luchar con la puta que llevas dentro.

A mí se me cayó una lágrima. Le respondí:

No puedo hacerlo. De verdad que no puedo…

Entonces el cabrón de mi marido me respondió:

Si cuando terminen contigo no te has corrido, podrás dejarlo. Te lo prometo.

¿Terminen? ¿Porqué hablaba en plural? Pero no me dio tiempo ni a preguntar ni a pensarlo más, porque de golpe Alejandro me agarró fortísimo del pelo y empujó mi cara hacia arriba, aplastando mi rostro contra el oscuro valle del culo de Nicolás.

¡Lámele el culo, zorra de mierda! ¡No me hagas cabrear!” ordenó mi marido, empujando y restregando mi cabeza con saña contra el orto del crío gordo.

Y me di por vencida. Con lágrimas cayéndome por el rostro, alcé mis manos, aparté esas enormes nalgas y pasé mi húmeda lengua por el exterior del orificio, queriendo estar muerta. Rubén estaba a mi otro lado, grabándolo todo con el móvil. Y Nicolás comenzó a jadear complacido.

Mientras yo me ocupaba de chupar con deleite aquel ano asqueroso, Alejandro se dirigió a los hermanos Miguel y Adrián, que volvían a estar empalmados.

Vosotros dos venid aquí” les ordenó con voz firme.

Los críos tenían pollas más bien pequeñas, uno solo de ellos follando a Natalia no le causaría demasiado impacto. Necesitaba algo más. Y la solución era obvia, al menos para él.

Vais a meterle vuestras pollas juntas por el culo a Natalia, mientras ella le come el culo a Nico ¿Ha quedado claro?” les preguntó a los chiquillos con ese tono autoritario suyo.

¡Si, señor!”respondió el mayor de ellos, Miguel. Y como siempre, el joven Adrián sencillamente siguió los pasos de su hermano.

Los críos se situaron entre mis piernas. Alejandro les dijo que cada uno de ellos sujetara una de mis piernas en el aire, para dejar mi culo bien abierto y alzado, y que pudieran follarme mejor. Tiró aceite bronceador sobre sus pollas. Entonces los hermanos pusieron juntos los glandes y empujaron. Mientras, yo había comenzado a meterle la lengua dentro del culo a Nicolás. Una vez superado el horror inicial, solo quería darle el mayor placer posible y que se corriera cuanto antes, por eso le follaba el culo con  mi lengua a ese gordo con todas mis malditas ganas, hasta lo más hondo y con intensidad.

Ahora, ¡empujad juntos! ¡Tenéis que metérsela por el culo al mismo tiempo!” les dijo, y luego dirigiéndose al cabecilla, añadió ”Rubén, ahora graba aquí, luego haz una toma general de todo su cuerpo y los chicos, y luego vuelves a su boca.

Todos los amigos de mi hijo obedecieron las órdenes de mi marido sin rechistar. De pronto noté como esas dos pollas, que no eran demasiado grandes, pero juntas eran más gruesas que la polla de Rubén, o la de Alejandro incluso, intentaban meterse en mi culo dolorido. Aparté la boca del orto del gordo de Nicolás para quejarme.

¡AAAAAhh…! Nnoooo… ¡¡Qué daño!!

Pero Alejandro, en vez de compadecerse de mí, sacó su vena más sádica.

¡Nicolás siéntate en su cara! ¡AHORA!

Y en cuanto le dijo eso, Alejando puso sus dos brazos sobre mi estómago, apoyándose con todas sus fuerzas, cosa que provocó gracias al aceite lubricante que mi culo bajase de golpe, empalándome yo sola esas dos pollas de niñato dentro de mi culo ya dañado. El dolor fue tremendo, pero mis gritos fueron ahogados por ese enorme culazo que tapaba mi cara por completo.

¡¡HHHHMMMMMMHHHHMMMM!!

Pataleé, me quejé, grité, lloré, y nada. No se apartaron. Ni se movieron. Permanecieron como estaban, hasta que me calmé y dejé de luchar.

Pero al parecer que yo gritara y me moviera de aquella manera con mi cara pegada al culo del Nicolás, provocó que el gordo se corriera sin remedio sobre mis tetas, pues llevaba demasiado tiempo aguantándose.

¡AaaaAAaahhh! Joder… perdón. No lo pude evitar” se disculpó.

No te preocupes. Ahora siéntate al revés y que te chupe la polla” le dijo mi marido.

Comerle el rabo a ese gordo asqueroso no era la ilusión de mi vida, pero al menos ya no tendría que meterle la lengua dentro de su sucio culo fofo de foca.

Nico se movió de manera trabajosa con todos aquellos kilos de más que pesaban sobre su joven cuerpo adolescente, y se situó igual que antes, con cada rodilla apoyada a lado y lado de mi cuerpo sobre las tumbonas, pero ahora lo que me quedaba justo frente a mi boca era su polla gordita como él, mojada de semen. Yo no le hice ascos al rabo del pelirrojo obeso. Abrí los labios y me metí ese pedazo blando de carne, que para nada me supo rica, y comencé a mamársela con devoción. No por gusto. Sino por la alegría que me dio poder sacarle mi lengua del culo a ese cerdo amiguito de mi hijo.

¡Vamos puta calientapollas, esmérate!” exclamó mi marido Alejandro, sin perder detalle de lo que sucedía. Quien tampoco se perdía detalle era Rubén, que lo seguía grabando todo con el móvil.

Para satisfacer a mi marido subí las manos, y masturbé la base de la gordota polla de Nicolás con una, mientras le sobaba los huevotes rechonchos con la otra, y al mismo tiempo succionaba y chupaba con todas mis ganas su asquerosa polla de gordito. A todo esto, los hermanos Miguel y Adrián seguían follándome el culo con sus dos pollitas metidas en él y meneándose como si no existiera el mañana. Ahora que no tenía un apestoso culo en mi cara podía disfrutar mucho más de la fantástica enculada que me estaban regalando esos niñatos, y por qué no, hasta llegó a ponerme como una moto cuando conseguí ponerle dura la polla a Nico el pelirrojo con mi mamada de campeonato. En breve tendría la corrida de los tres chicos sobre mi cuerpo de hembra ardiente.

Estuve chupándole el duro rabo a Nicolás por un buen rato. De pronto el gordo comenzó a jadear como una perra en celo y me dijo.

Señora... Aaahhh... métame un dedo por el culo... AAaahhhh... ¡Ahoraaa!

Sabiendo que mi marido se sentiría feliz si obedecía, accedí sin quejarme. Acerqué mi mano al enorme culo del adolescente pelirrojo al que estaba mamándole el cipote y metí los dedos entres sus enormes glúteos oscilantes. Me costó un poco encontrar su pequeño orificio posterior, pero cuando lo localicé, meterle mis dedos fue sencillísimo, puesto que ya estaba bien lubricado por mi comida de culo anterior.

¡Aaaaaahhh! ¡Siii.... que gustoooo!” jadeó el gordo pecoso, sintiéndose en la gloria.

Yo... ¡Estoy a punto de correrme...!”avisó Miguel.

¡Aaaahhh... Aaaahhhh... Aaaaaaaaaah...!” su hermano menor Adrián gemía fuerte.

Todos estaban listos para correrse. Y yo también estaba al borde del orgasmo. Solo que mis jadeos quedaban ahogados por la gordota polla de Nicolás.

¡HhhhhhhHhhhhhHhhhmmm!” salía de mi boca.

Decidí meter un segundo dedo dentro del culo gordo del pelirrojo. De golpe y porrazo, los hermanos de pelo castaño encastaron sus pollas juntas en lo más hondo de mi recto y comenzaron a soltar una cantidad extraordinaria de leche juvenil que provocó que mis entrañas ardieran. Al mismo tiempo, Nicolás, con mis dos dedos follando su culo, incrustó su rabo gordo muy profundo en mi garganta y eyaculó de manera abundante.

Tanta leche dentro de mí me causó el orgasmo más intenso que haya tenido hasta la fecha. Yo no sé si fue por la degradación, por las humillaciones sufridas, porque mi marido estaba viéndolo todo, y además el mejor amigo de mi hijo y líder de aquella pandilla, Rubén, lo estaba grabando todo en vídeo. Algo de todo eso, o la mezcla de todo hicieron que llegara al clímax de manera muy potente. Todo mi cuerpo se convulsionó, soltando una cantidad ingente de jugos por mi coño ávido de polla....

¡¡AAAAAAAAaaaAAaAAAaaaAAAaAAHH!!” ahora que Nico había sacado su polla de mi boca, podía gemir bien alto.

Pero mi cuerpo, actuando por voluntad propia, además de proporcionarme un increíble orgasmo, hizo algo que yo no tenía en mente, pero que salió así, y cuando empezó no fue capaz de pararlo, pues sentía todo mi cuerpo completamente relajado y sin fuerzas. Sin más, comencé a soltar un chorro de claro pipí sobre Miguel y Adrián, que todavía tenían sus pollas bien metidas en mi orto dilatado, palpitante y dolorido.

¡Se está meando!” exclamó el más pequeño de ellos.

¡Que guarra, señora!” dijo el mayor.

Yo no era capaz de reaccionar, ni de hablar, solo dejaba salir aquel fino chorro de líquido translúcido sobre los chicos, que se apartaron rápido de mí.

Aquello le dio una mala idea a Alejandro, que se acercó a mi lado, cuando ya había terminado, y apuntándome con su polla dijo al resto de muchachos.

La cerda se ha atrevido a mearse encima de vosotros ¡Ahora le toca a ella recibir nuestras meadas!” miró a Rubén ”Todos ¡Tú también semental! Pero no dejes de grabar ¡jajajaa!”

Cuando escuché aquello dirigí mi mirada hacia mi marido, como diciéndole en silencio “Serás cabrón...”, pero él pasó de mí como de comer mierda.

Nicolás se salió de encima de mí y fue a situarse junto al resto de muchachos. Allí estaban todos los participantes en esta curiosa orgía que habíamos tenido en el jardín de mi castita de veraneo. Estaban los amigos de mi hijo Rubén el líder de la pandilla, Miguel y Adrián los hermanos, Nico el gordo seboso, y además estaba Alejandro mi marido. Todos en círculo a mi alrededor y con sus pollas en la mano.

Aaaaaaaaaaaaah...” fue mi marido soltándome encima su meada con un jadeo placentero que dio el pistoletazo de salida.

Acto seguido todos los chicos se unieron a él. Nicolás se meó en mi cara, los hermanos sobre mis tetas, y Rubén sobre mi coño. Yo permanecía quieta, callada, con los ojos y la boca bien cerrados para no tragarme nada. Era la humillación final. Ya no podía sentirme más cerda, más guarra y más puta.

¿O si...?

De nuevo fue mi marido quien me sorprendió con sus siguientes palabras.

Natalia, ha quedado más que demostrado que eres una zorra caliente y comepollas” yo lo miraba entre extasiada y en otro mundo. Alejandro siguió hablándome ”Y ya que eres una puta, a partir de ahora los chicos podrán pagarte por tus servicios.

Yo estaba quedándome pálida por momentos, pero mi marido siguió a lo suyo, martirizándome hasta extremos insospechados. Y todo por haberme pillado en la piscina teniendo un orgasmo con Rubén metiéndome los dedos en mi coño. ¿Cómo algo así podía haber derivado en algo como esto? ¿De verdad que ahora sería la puta de los amigos de mi hijo? Mi coño, más sincero que mi mente, palpitó complacido con la idea.

 

Si quieren una mamada 5 euros. Meterla por tu culo serán 10. SI les apetece un doblete como hoy, por la boca o por el culo hay precio especial de amigos. Y tú no podrás quejarte. Por eres más zorra que las gallinas Natalia” aquella última afirmación, tan cierta, cayó como un jarro de agua helada sobre mí. Alejandro prosiguió con las instrucciones ”Y cada vez que hagas un servicio, lo grabarás y me mandarás el video o una foto, y el dinero, ya que ahora, al parecer, además de tu marido, soy tu chulo.”

Yo seguía en absoluto silencio, entre aterrorizada y más excitada que jamás en mi vida.

¡Respóndeme pedazo de guarra insaciable! ¿¡Lo has entendido!?” me gritó.

Ssi mi amor. Soy una puta y podrán pagarme por mis servicios” le respondí casi sin voz.

Todos mis relatos: http://relatosdeladoncellaaudaz.blogspot.com.es/

No consentido. BDSM. Gay. Sadomaso.

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