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Q.D.: 24 horas de sexo anal

en Sexo Anal

Querido Diario

Luz Esmeralda

 

 

 

Q.D. es, como podéis observar en el encabezamiento, las iniciales de Querido Diario. Si las incluyo en el título es para tener más opciones a la hora de jugar con la limitación de palabras que TR impone. Con este relato inicio una serie que quiero dedicar a todos mis amigos, lectores y seguidores en general. La serie estará basada en las anotaciones que he ido efectuando en mi diario personal de las experiencias que más me han marcado a lo largo de más de seis años, desde que descubrí el amor y el sexo por primera vez y mi vida pasó a vivir momentos y acontecimientos dignos de mantener en la más estricta confidencialidad.

Mi diario ha sido durante estos años un fiel confidente, confesor y amigo. Ha sido testigo de mis más íntimos secretos, sentimientos, anhelos, deseos, alegrías y tristezas y, aunque siempre se ha mantenido en silencio, el consuelo y desahogo que me ha proporcionado ha sido y sigue siendo impagable.

En esta serie de relatos os contaré algunos de esos secretos que celosamente he guardado durante estos años y que en un futuro me servirán para mantener fresco en la memoria el recuerdo de lo vivido, sentido y disfrutado.

Tengo escritos bastantes, pero no los entregaré gratuitamente, a cambio de ellos preciso y reclamo algo de ti ávido lector. Meses atrás escribí otra serie de relatos que me robó demasiado tiempo y que dejé de publicar por falta de afecto por parte de los lectores (en general). Como he mencionado, mis relatos no serán gratuitos, a cambio quiero vuestros comentarios, vuestro apoyo o críticas (cada cual es libre de tomarlos como guste). Por lo tanto, el siguiente relato lo publicaré en el momento que el número de comentarios supere los “50”, no antes. De vosotros depende pero, no lo toméis como una exigencia o chantaje, simplemente se trata de dar un poco a cambio de mucho. Si os gustan mis relatos estoy segura de que no me sentiré defraudada.

Los he redactado con un lenguaje coloquial pues la idea es que cualquiera me entienda y, en cierto modo, es como si contara las historias a un amigo o amiga, en este caso mi diario. Obvio que nadie escribe tanto en un pequeño cuaderno y para escribir los relatos he pretendido extenderme y no escatimar detalles. ¡Espero y deseo que os gusten! Un beso tierno para todos/as.

Y dicho todo lo anterior doy paso al relato que empieza así…

 

“Q.D.: 24 horas de sexo anal”

 

Sevilla, sábado 6 de diciembre de 2008.

 

Querido diario:

Esta tarde tengo muchas cosas que contarte pues estoy radiante de felicidad. Me siento muy cansada por la juerga de anoche, pero haré un esfuerzo por relatarte lo acontecido.

Hoy es el día en que festejamos la fiesta de “La Constitución” en España. Anoche, para celebrarlo, hicimos una fiesta en casa, toda la pandilla. A cada fiesta solemos ponerle un nombre que refleje el motivo de lo celebrado. En este caso ha sido, haciendo un juego de palabras, “El día de la Prostitución”. Pero tranquilo, no es lo que parece: Como sabes, en nuestras fiestas reina la confianza, amistad y armonía, no tenemos complejos ni tapujos y todos sabemos lo que puede pasar. En este caso la fiesta se sostenía en la idea de que cualquiera podría solicitar sexo a quien quisiera con la condición de abonar a cambio un Euro, una cantidad irrisoria y meramente simbólica. La otra persona no se puede negar, salvo que sea del mismo sexo, en cuyo caso queda a la libre decisión de las partes. Con esto no quiero insinuar que se obligue a nadie: Todos sabemos a lo que venimos, lo que puede suceder y lo aceptamos voluntariamente… además, no es la primera vez y ya tenemos bastantes fiestas a nuestras espaldas.

Habíamos quedado a las diez de la noche pero, el día anterior, convine con tres de los chicos y con María que vendrían sobre las seis de la tarde, para ayudarme a preparar la comida, bebida, decoración y todo lo necesario para que estuviera todo “Perfecto”.

Han llegado puntuales, acompañados por Rafa, una de las dos personas que asisten a una de nuestras fiestas por primera vez; la otra persona es una chica que ha llegado con el resto de los invitados. Pues bien, sin más preámbulos les he ido indicando lo que tenían que hacer para decorar la casa mientras María y yo nos hemos dedicado a preparar los aperitivos, sándwiches y de más productos para comer.

A pesar de que en la calle hace frio, tengo la calefacción a tope y en la casa hace muy buena temperatura. Para sentirme cómoda me he puesto un vestidito muy corto y sin sujetador ni braguitas debajo. De esta forma, cuando llegue una situación apetecible, gozo de disponibilidad inmediata.

Sobre las ocho de la tarde hemos parado para tomar un descanso y unas cervezas. El chico nuevo me gusta mucho, más bien “DEMASIADO” y he tenido que buscar una fórmula para romper el hielo, pues parece algo cohibido.  Pero lejos de ser recatada e ir despacio, he preferido ser directa y descarada. En el sofá se han sentado él, Tomás y Carlos. En uno de los sillones se han sentado Raúl y María sobre sus rodillas. Yo he permanecido en pie, planeando una estrategia. En un momento dado ha surgido lo siguiente:

.- ¿Rafa, es cierto que tienes una polla descomunal? –le he preguntado a traición, sin que lo esperara.

.- ¿Cómo? –ha respondido sin poder creer lo que salía de mi boca.

.- sí, me han dicho que sin ser demasiado larga, es bastante gruesa… ¿Es cierto? –he insistido sin desviar la mirada de la suya.

.- Pues no sé qué decirte, Esmeralda, lo cierto es que nunca me ha dado por compararla con el resto, no sé cómo es la de los demás. –Ha respondido de forma entrecortada pero firme y eso me ha gustado.

.- Entonces dime, más o menos, que grosor tiene. Calcula a ojo. –ya no he podido reprimir mi deseo por saberlo.

.- Pues no sé, calculo que entre cuatro y cinco cm de diámetro. –responde y no puedo creer lo que escucho. La respuesta ha conseguido que sueñe despierta durante un par de segundos.

.- ¡Enséñamela, pleaseeeee! Algo así tengo que verlo –no puedo disimular mis ansias por ver y tocar si es posible.

.- ¡Eso, eso! –ha exclamado María, ansiosa como yo por confirmarlo.

.- Eres un poco loca, me da no sé qué sacarla aquí, delante de todos y sin venir a cuento. -Ha sentenciado la conversación mostrándose algo inseguro.

.- No importa cielo, no pasa nada. Entiendo que te falte confianza. ¡Fíjate y veras como no pasa nada! –he respondido mientras me sentaba sobre su bragueta.

Al hacerlo, he levantado levemente la minifalda de mi vestido, dejando que vea las proporciones de mi culo por un segundo y que compruebe que no llevo ropa interior. Si me he sentado sobre él ha sido para que se empalme y poder sentir o tratar de hacerme una idea. Pero nada he notado, debía estar tan cortado que no se ha producido incremento de tamaño alguno. La situación no me ha gustado debido a su escasa respuesta sexual.

Sin pensarlo, me he recostado hacia el lado izquierdo, apoyando las tetas sobre las piernas de Tomás y llegando con la cabeza a la altura de la bragueta de Carlos. Para estar más cómoda he terminado por tumbarme sobre los tres chicos, quedando mi culo bajo la cara de Rafa. Con calma he desabrochado el pantalón de Carlos, he rebuscado dentro y finalmente he sacado el miembro. Éste no ha podido resistir la excitación y presenta una erección primorosa. Con gran excitación he comenzado a mamarla y él se ha dejado hacer, sin cesar de suspirar. Mientras lo hago, no dejo de pensar que Rafa tiene mi culo a su disposición y no hace nada con él. Tras unos cinco minutos saboreando ese dulce caramelo…

.- Rafa, puedes hacerme lo que te apetezca, no tengas miedo ni vergüenza. ¡Juega con mi coñito por favor! –he tenido que implorarle pues no se decidía.

Tímidamente ha levantado la faldita, ha debido permanecer unos segundos contemplando el panorama pues no sentía sus manos sobre mi piel. Finalmente una de ellas se ha posado en el culo y casi me trago la polla de Carlos por la excitación. Éste agradece el gesto de su amigo pues siente como le dedico una mamada de campeonato. Tras varios minutos acariciándome las nalgas, he sentido como me las abría e intentaba llegar al coño, mojado y deseoso por acoger alguno de sus dedos. Para facilitarle el camino he abierto las piernas, lo que he podido, y la profanación de mi templo vaginal no se ha hecho esperar. Por un breve momento ha hurgado dentro y fuera, lo que ha elevado la temperatura de mi deseo a cotas indescriptibles. Por miedo a correrme en esa postura incómoda y que Carlos lo hiciera también, he decidido parar y levantarme. Carlos se ha quedado perplejo pues lo he dejado a medias, lo he notado en su mirada de niño pequeño al que le quitas su juguete favorito.

.- Bien, vamos a continuar con los preparativos que se nos echa la hora encima. Carlos, tu ven conmigo a mi cuarto, que necesito que me ayudes a bajar unas cajas de la parte alta del armario. –le ordeno y él me sigue aun contrariado.

Al llegar a mi cuarto cierro la puerta, saco de debajo de la cama mi banco de abdominales, le doy inclinación y lo dejo bastante elevado, con una pronunciada pendiente, en forma de tobogán. Apoyo el vientre contra el borde y dejo caer mi torso por la pendiente, adoptando la forma del aparato de gimnasia. El culo me ha quedado en una posición más que propicia para ser follada.

.- ¡Fóllame Carlos! ¡Descarga en mi culo toda la energía que tienes contenida! –le ordeno al tiempo que cierro los ojos para recibirlo.

Él, que ya se daba por resignado, no pierde tiempo, levanta mi falda sobre la espalda, se coloca en posición, abro las piernas y con suavidad va abriendo las paredes de mi recto, lubricando la acometida con saliva que deja caer desde su boca hasta mi ano. Una vez sus testículos chocan contra mis carnes comienza a sodomizarme enloquecido, mientras roba de mi garganta pequeños gritos de placer. Al sentirlo jadear visualizo en mi mente como debe de ser el miembro viril de Rafa, me tiene ansiosa y me muero por verlo y sentirlo dentro de mí. Mientras fantaseo con esto me llega el glorioso orgasmo y me retuerzo y muevo con ganas. Pocos segundos después siento como mi follador me llena el orificio de leche caliente y espesa. Me encanta sentirla dentro y no tengo problema en que lo haga dentro pues es un amigo de confianza, al igual que el resto de los amigos de la pandilla.

Cuando hemos terminado de corrernos me incorporo, me arrodillo delante de él y exprimo con la boca las últimas gotas que se resistían a salir. Mientras lo hago, alzo la mirada hacia los ojos de Carlos y noto que me mira con agradecimiento por haber terminado lo que había empezado. Finalmente le tomo de la mano y lo llevo conmigo al cuarto de baño que tengo dentro de mi dormitorio. Le pido que ponga la polla dentro del lavabo y enjuagándome las manos con agua y jabón se la limpio a conciencia. Él lo agradece con un par de besos en los labios y termino por colocarme sobre el bidé y enjuagarme el orificio trasero. Ha sido una follada corta pero placentera. Aun así siento que me falta algo. Volvemos con los demás como si nada. Al encontrarme con María no necesita decirme nada: Sus ojos son fiel reflejo de que es consciente de lo que ha pasado.

.- Lo siento amiga, estoy desatada y cachonda, no lo puedo evitar. –le explico mientras me mira con comprensión y complicidad.

Apenas habían pasado diez minutos cuando veo que Tomás entra en el cuarto de baño. Con cierta agilidad impido que cierre la puerta y entro con él.

.- ¿Vas a orinar? –Le pregunto- ¿Tienes muchas ganas? –Vuelvo a interrogar.

.- Sí, no es que me estalle la vejiga pero podría aguantar. –Responde intrigado.

.- ¡Entonces aguanta, por favor! –Le suplico- quiero que me folles por el culo. Si lo haces aguantando la orina conseguirás que se te hinche al máximo. –vuelvo a suplicar argumentando lo que le pido.

Asiente con la cabeza y le bajo el pantalón tras desabrocharlo. Me coloco frente al lavabo, deslizo los tirantes del vestido por los brazos hasta quedar recogido en mi cintura. Me mojo las manos y juego con el jabón en ellas, hasta sacar mucha espuma. Con ella froto la polla de Tomás para que haga las veces de lubricante. Me vuelvo a girar  contra el lavabo, apoyo en él el pubis, inclino el cuerpo hacia el espejo. Éste no me permite que lo consiga demasiado. Saco el culo lo que puedo, aprieto los muslos y las nalgas para que el ano quede lo más cerrado posible y ofrezca más resistencia a la penetración y mayor roce.

En apenas unos segundos estaba preparada para recibir su miembro dentro de mí. Él se ha acomodado en mi entrada trasera, apuntando certeramente con el glande, e introduciéndose cuidadosamente dentro de mí. Sin profundizar del todo ha comenzado a follarme, ganando profundidad con cada embestida, notándola resbalar por efecto del jabón.

Las penetraciones eran algo lentas y discontinuas, por lo que le he suplicado que agarrase y manosease las tetas al tiempo que me follaba. Al hacerlo ha acelerado el ritmo, dándome un placer muy intenso por efecto de la velocidad y del magreo pectoral. Estaba tan cachonda que no he tardado en correrme, intentando controlar la respiración y los gemidos. Por supuesto he evitado gritar por no alarmar al resto de amigos que nada saben de lo que sucede. Unos minutos más tarde Tomás ha manifestado su intención de correrse. Con prisa he sacado la polla del culo, me he girado, lo he sentado sobre la taza y le he dedicado una hábil paja con la mano enjabonada, dirigiendo el chorro al interior de mi boca. Él no ha dejado de tirarme del pelo debido a la excitación, hasta que, en la última descarga, he succionado todo el semen apretando bien los labios.

Tras escupir el semen en el lavabo y asearnos, el ha orinado y nos hemos reunido con los demás. Apenas ha durado más tiempo de lo que he tardo en narrarlo, pero me ha gustado mucho. El resto ni nos ha echado de menos, lo que ha sido mejor mirándolo bien.

Casi eran las nueve y media y los demás estaban a punto de llegar. Estaba todo listo pero aun nos faltaba algo; Un pequeño barreño o similar para llenarlo de hielo y poner las numerosas botellas de champagne que tenemos. Cojo las llaves del cuarto trastero que tengo en la última planta y pido a Raúl que me acompañe. Este lo hace y sube conmigo en el ascensor. Entramos en el pequeño habitáculo y buscamos, retirando alguna que otra caja de cartón.  Cuando finalmente veo un gran barreño de metal que nos puede servir, intento sacarlo por encima de un mueble bajo pero no puedo. Pido a Raúl que me ayude y éste al hacerlo se apoya en mí, por la espalda. Ambos tiramos de él y noto como su polla se aprieta contra mi culo.

.- Vaya Raúl, presiento que tienes la polla que te va a estallar. –le digo entre risitas y coqueteos- ¿Te gustaría follarme? –le pregunto por si fuera el caso.

.- Sabes que siempre que te tengo cerca me pones cachondo –responde con tono altivo y sin miedo.

Dicho esto le pido que salgamos de allí y, tras cerrar la puerta con llave, le indico que se siente en el primer escalón de la escalera. Varios escalones por debajo me arrodillo, frente a él. Me inclino hacia su entrepierna y le desabrocho el pantalón. Saco la polla del interior y comienzo a chuparla mientras nos excitamos más por el morbo de que alguien nos pille: No es frecuente que nadie suba, pero es posible.

Cuando noto que la tiene super dura me incorporo, subo hasta el escalón donde está él, me pongo de espaldas, con el culo frente a su cara, para que pueda verlo bajo la faldita, me pongo en cuclillas sobre su polla, levanto la faldita un poco y tomando el ariete con la mano derecha lo acomodo en el ano y me voy sentando lentamente, notando como, con cada centímetro que entra, éste se abre. En este momento lo tengo tan elástico que no necesito lubricante para sentir como se desliza dentro de mí.

Mientras cabalgo, Raúl me ha tomado las tetas con ambas manos y me deleita con la maestría y suavidad con que acostumbra. Tengo las tetas y los pezones tan duros que apenas se balancean con el movimiento. Noto que apenas hay oscilación al follarme aquella polla, pues me tenía bien ensartada debido a la profundidad de las penetraciones y el tamaño considerable del instrumento que me taladraba.

Agotada y con las piernas casi dormidas por la posición, le indico que cambiemos de postura. Nos desligamos y ponemos en pie, apoyo el vientre en la barandilla horizontal del rellano, Raúl me levanta la minúscula falda y sin pensarlo ensarta la polla de nuevo. La postura es más cómoda para ambos, lo que facilita que la agresividad de las acometidas sea más intensa. Debido a que su estatura es algo inferior a la mía y mis piernas algo más largas de lo normal, noto que le cuesta mantenerse de puntillas por lo que abro más las piernas para bajar la altura de mi cuerpo. Sin duda el efecto causado es satisfactorio pues noto que me encula con mayor maestría y velocidad, lo que me provoca un intenso orgasmo. Mientras me corro, no dejo de moverme en todas direcciones para buscar los pequeños calambres que recorren la zona comprendida entre las caderas. Tras unos gloriosos segundos, y algún que otro gritito de goce, termino de correrme.

.- Raúl, amor, córrete dentro o fuera, lo que prefieras. –le indico sabiendo, casi con seguridad, que lo haría fuera, pues sé que le gusta hacerlo por encima de mi culo; según él, le apasiona ver resbalar el semen por la raja que divide mi trasero.

Finalmente termina sacando la polla y bañando mi piel con la leche semilíquida y caliente con que me tiene acostumbrada. Justo cuando ha terminado, notamos que el ascensor para en el último piso y que se abre la puerta. Sin perder tiempo nos acomodamos la ropa, cubriendo el semen con el vestido y poniéndolo perdido. Pero no me ha importado porque tenía previsto cambiármelo por otro más sexy para la fiesta.

Bajamos a casa y me he sentido sucia al entrar, apestaba a sexo. Pero decido no ducharme, simplemente asearme el trasero. De este modo espero captar más la atención de cualquiera durante la fiesta. Hacía bastante tiempo que ésta había comenzado para mí y para mis amantes furtivos. Sin duda, la presencia de Rafa y la promesa de que tuviera una polla prometedora me tenía demasiado caliente y golosa. Pero a pesar de todo he decidido esperar a estar cachonda pérdida para intentar follármelo.

Pasado un buen rato, sobre la una de la madrugada, todos estábamos bastante animados, yo en especial: No sé si para entonces iba por la enésima copa de champagne y el enésimo porro de marihuana. A pesar de todo controlaba bastante bien y me mantenía lúcida. Para evitar males mayores decido pasarme a la Coca-Cola.

En este instante María se sube sobre una mesa y gritando para que todos la escuchemos…

.- Bueno, amigos y amigas, comienza oficialmente la fiesta de “La Prostitución”… ¡Qué ustedes lo follen bien!... a partir de ahora, cualquiera dispuesto a invertir un Euro puede comprar los servicios sexuales de quien le plazca.

Tras estas palabras el griterío y las palmas son atronadores. Durante toda la noche me ha extrañado que no viniera la policía. Pero por suerte no ha sido así.

En un momento dado, y por separado, he hablado con Carlos, Tomás y Raúl para que, de forma independiente, dejaran caer a Rafa lo que había pasado durante la tarde. He querido que supiera que durante el rato que él estaba en casa he sido enculada por los tres. Esperaba con eso que su deseo aumentara y llegado el momento me follara como un poseso.

No me ha importado que pudiera follar antes con otra pues, según las reglas del juego, el Euro pagado solo da derecho a cinco minutos, pasado ese tiempo ninguna pareja puede seguir salvo que se paguen cinco Euros más. Con esto pretendíamos que la variedad fuera mayor y controlar la munición de los chicos.

Después de fantasear unos minutos con rafa, Santi me devuelve a la realidad al ser el primero en solicitar mis servicios. Tomo el Euro que me paga y lo meto en un pequeño monedero de cuero que todos llevamos colgado al cuello. Le tomo de la mano y buscamos un sitio donde poder desfogarnos. El sofá está bastante concurrido, en mi cuarto ya hay una pareja que se nos ha adelantado, en el otro dormitorio también hay otra pareja y en el estudio lo mismo. Algunos han sido demasiado rápidos. Finalmente indico a Santi que vayamos a mi dormitorio, no importa que haya más gente.

Entramos y me coloco junto al aparato de abdominales. El se saca el bañador que lleva puesto y se deja la camiseta. Yo voy vestida con una blusa muy corta que apenas me cubre solo los pechos y bastante espaciosa para que estos se muevan con libertad. Debajo llevo puesta una minifalda muy corta, con un cierre de velcro adhesivo que permite abrirla o cerrarla en un segundo. Obviamente no llevo sujetador ni braguitas.

.- Esmeralda… ¿Te apetece que empecemos con una mamada? –me pregunta tímidamente.

Sin contestar le hago sentar sobre el borde superior del banco de abdominales, me arrodillo y la engullo de golpe, todo lo que puedo.  Al instante comienzo a mamarla con maestría y velocidad, sin importarnos que haya alguien más en la habitación. La otra pareja apenas muestra interés por nosotros. No dejo pasar más de un minuto cuando escupo la polla de mi boca, me levanto, retiro a Santi del aparato y me coloco en posición para ser enculada, no quiero que pase el tiempo sin gozar. El me embiste casi al instante y durante los cuatro minutos restantes no deja de taladrarme el ano y darme un gran placer. Finalmente pasa el tiempo, que no es controlado con exactitud, pero tratamos de que no sobrepase demasiado.

Tras terminar con Santi regresamos al salón. Unos pocos follan, otros miran y otros simplemente se lo toman con calma y charlan. Decido ir a la cocina a por un refresco. Al entrar me topo con Rafa que habla con otros dos amigos de forma distendida. Tomo mi refresco y me uno a la conversación. Noto que Rafa no me quita la mirada del escote mientras contesta a los otros dos casi de forma mecánica. ¿Estaría esperando a que yo diera el primer paso? No lo sé pero me gusta sentir que me desea.

.- ¿No te animas a pedir sexo a una chica, Rafa? Hay bastantes y muy guapas, tienes donde elegir. –le pregunto intentando romper el hielo.

.- De momento me limito a observar y acomodarme a vuestro juego –responde apartando la vista de mis tetas y centrando la mirada en la mía.

.- Ok amor, como quieras –le respondo- Toma, un euro para ti y otro para ti –digo dirigiéndome a los otros dos muchachos.- como sois dos el tiempo se suma y son diez minutos- termino de hacer mi negocio.

Ellos se muestran conformes y decido que lo hagamos allí mismo, sobre la mesa de la cocina.  Me quito la falda y me siento sobre ella para que el primero, Juan, se acomode entre mis piernas.

.- No te vayas Rafa, por favor, no importa que nos veas. Es más, quiero que nos veas para que tengas una mayor toma de contacto con el motivo de la fiesta. –le digo al ver que se marchaba.

Juan saca la polla y con suavidad me la clava en el coño, hasta el fondo. Yo me abrazo a él, sujetándome fuertemente a su cuello y oprimiendo su pecho con mis tetas. Mientras me folla, apoyo la mejilla en la suya y miro a Rafa que se ha colocado frente a mí, apoyado en la encimera. Me mantiene la mirada y lo noto nervioso o incómodo, no lo sé.

.- No te sientas violento, sabias donde venias y puedes hacer lo que quieras. –le digo a Rafa entre jadeos de placer, entornando los ojos por el gustito, e intentando que se suelte y relaje.

Asiente con los ojos y pido a Juan que deje su puesto a Antonio que es el otro muchacho dispuesto a follarme. Apenas han pasado dos minutos pero me han parecido una eternidad debido a la fascinación que Rafa me produce.

.- ¡No Antonio! -Exclamo al notar que también me quiere profanar el coño- mejor por el ano, me gusta mucho más- le reclamo con voz firme y clara para que mis palabras se claven en los tímpanos de Rafa.

Me deslizo un poco sobre la mesa y me acomodo justo en el borde para que el ano quede al descubierto, en esa misma posición, frente a mi follador. Abro bastante las piernas, dirijo la polla a la estrecha abertura e indico a Antonio que empuje con fuerza. Lo hace y consigue arrebatarme un grito de satisfacción que por primera vez en todo el día no reprimo. Con las piernas abrazo la cintura de quien me destroza el ano y me arranca verdaderos gritos de placer mientras folla el mayor de mis tesoros y el más placentero de mis orificios.

Sin apartar la mirada de Rafa me muerdo los labios, gimo, entorno los ojos, muerdo la oreja de quien tanto deleite me proporciona y, sin querer, le imploro con la mirada que sea el próximo en follarme. Pero no hay manera, Antonio sale de mí, me invita a levantarme de la mesa y se acomoda él en ella. Juan me gira, con ambas manos ordena a mi cuerpo que se agache, dejando mi cara sobre la polla del otro. Antonio empuja mi nuca para que me acerque a su miembro y lo trague. Lo hago al tiempo que siento a Antonio entrar en mi retaguardia hasta chocar con los testículos contra mi coño.  Su polla es más gruesa y las paredes de mi ano hacen un esfuerzo extra para acomodarla. Los tres nos movemos al mismo ritmo y sin esperarlo me viene el primer orgasmo de la noche. Detengo mis movimientos para concentrarme en sentir el inmenso goce que recorre mi vientre, mis muslos, mi espalda.  No dejo de pensar que Rafa me está mirando y esto me tiene cachonda perdida. Enloquecida mamo la polla de Antonio mientras Juan me destroza de placer el recto. En un par de minutos consigo que Antonio se corra inundándome la boca de semen. Lo recibo agradecida y succiono hasta la última gota. Pocos segundos después finaliza el tiempo y Juan abandona la cueva donde ha habitado los últimos minutos. Me incorporo y escupo el semen en el cubo de basura: Tampoco era cuestión de tragarme esa noche todo lo que me dieran. Juan se limpia con una toallita que todos llevamos para no ensuciar la casa, después de todo es mía y no me gusta que todo esté pringoso; en eso solemos ser bastante cívicos.

Al volver a la realidad me siento muy calmada y relajada. Rafa no deja de recorrer mi cuerpo con la mirada, hasta que me pongo la faldita. Instantes después entra en la cocina María que, sin mediar palabra, saca una moneda y se la da a Rafa. Él confirma que está conforme y ambos salen de la mano para buscar un lugar adecuado. En ese momento siento algo de celos pero no me importa, pienso que mi amiga María intenta allanarme el camino.

Me despido y agradezco con un beso a los dos muchachos que acaban de follarme y salgo de la cocina hacia el salón, a reunirme con el resto. Apenas siento molestias en el trasero pues me gusta tanto el sexo anal que puedo tener bastante resistencia… Fin de la primera parte.

 

Al ser un relato demasiado largo he preferido dividirlo y que no se haga demasiado pesado. Cuando tenga mis 50 comentarios publico la segunda parte. Espero vuestra colaboración. Deseo que os haya gustado… Besos.