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Q.D.: 24 horas de sexo anal (final)

en Sexo Anal

Q.D.:(Querido Diario)

Por: Luz Esmeralda

 

 

 

La historia termina asi…

 

“Q.D.: 24 horas de sexo anal (final)”

 

Ya en el dormitorio, seguimos conociéndonos un poco más y bromeando de vez en cuando. Realmente, aparte de tener una polla prodigiosa, es un buen tipo y siento, en lo más profundo de mi ser, que me gusta. Me encuentro muy cómoda con él, como hacía tiempo que no me sentía.

Ha pasado casi una hora desde que deje de ser invadida por la retaguardia por tan valeroso soldadito y empiezo a tener ganas de más, de otra encarnizada escaramuza. Pero me siento muy cómoda charlando y puedo esperar. Para mantener la llama encendida le acaricio la polla para que siga alerta, hasta que consigo que se ponga casi dura del todo. Él está recostado contra el cabecero y decido sentarme sobre ella e introducirla en el coño. En esta postura, frente a él, seguimos charlando sin movernos.

Durante algo más de diez minutos le hablo de mi obsesión por mantenerme en forma: Le cuento que, durante siete años, practiqué gimnasia deportiva y que debido a ello tengo una gran elasticidad en mi cuerpo; que desde hacía más de diez años también practicaba natación casi a diario; de mi gusto por posturas extremas que me proporcionaban un inmenso placer al follar… en definitiva trataba de ponerlo de nuevo cachondo para que siguiéramos follando un buen rato más… el cuerpo me lo pedía y me sentía francamente bien para aguantar.

El me miraba perplejo sin decir palabra, simplemente asentía con la cabeza en señal de que me prestaba atención. Finalmente le propongo probar con alguna de esas posturas a ver si nos apañamos bien. El responde afirmativamente con claros gestos de impaciencia. Me levando sacando el miembro de mí, me acerco al banco de abdominales y le ajusto con una inclinación de 45 grados.

.- Vamos a probar con la postura que yo llamo de “La Navaja”. Es sencilla y no creo que tengamos problema alguno –le digo mientras me siento adoptando la inclinación del banco, con las piernas estiradas y de tal forma que queda en el aire mi culito por la parte superior, fuera del banco.

Una vez en esa posición, inclino el cuerpo para pegarlo a las piernas, apoyando las tetas en las rodillas, la cara en las espinillas y abrazando las piernas con los brazos. En esta postura parezco una navaja cerrada. (En yoga se llama a esta posición “La pinza” o “Paschimotanasana”, podéis mirar en google para haceros una idea).

.- Ahora ya puedes imaginar lo que tienes que hacer… tienes mi culo más que en posición para hacer lo que quieras con él. Me hagas lo que me hagas, es seguro que me corro como una loca. Al tener los músculos estirados al máximo, el placer es muy intenso. –le asevero con voz firme y segura de que no hay mucho más que explicar.

El se coloca detrás de mí, se agacha un poquito para quedar a la altura de mi entrada trasera y, tras untarse crema lubricante, la va metiendo poco a poco, con calma, como disfrutando de la novedad.

Siento que me coge fuertemente de las caderas y empuja hasta el fondo el trozo de carne que quedaba por entrar. Mi grito de dolor se funde con los quejidos de placer que le siguen de forma inmediata. Esa gruesa polla que me abre en canal promete un rato de goce intenso y quiero disfrutar hasta la última embestida. Sin moverme de mi postura, noto como el misil entra y sale de forma mecánica y cruel en el recto.

.- ¡No dejes de follarme, cabrón! ¡No dejes de abrirme en canal, que me matas de gusto! –exclamo para que acelere aun más. La posición no es muy cómoda pero puedo aguantar un buen ratito.

Mis palabras le animan y el efecto causado es plenamente satisfactorio para mí, pues aunque la velocidad no varía demasiado, si lo hace la violencia con que me clava su ariete. Antes de que me dé cuenta me llega un largo y placentero orgasmo que se acrecienta por la tensión de mis músculos. Noto como mis fluidos calientan el interior del coño, lo bañan, y finalmente salen lentamente por la rajita, resbalando por el interior de los muslos y llegando a las rodillas donde lo lamo con la lengua.

Él no deja de follarme motivado por el espectá-culo. En esta postura el ano está muy cerrado y la presión ejercida sobre su gruesa polla es máxima. Sin duda lo debe de estar pasando de lujo… y yo más, por supuesto.  Durante varios minutos más me sigue sodomizando sin piedad, como yo le he pedido al principio. Sin duda me estaba matando pero, en un último esfuerzo, consigo el premio de una segunda corrida, más intensa y prolongada que la anterior. Del mismo modo que la anterior, recorre mis muslos hasta llegar a la punta de mi lengua que la recoge viciosa y con gusto. Le pido que aguante y que no se corra todavía, que aun nos queda mucho tiempo para seguir follando de forma depravada.

.- Sácala, please, me canso de estar así. Además siento la presión de la sangre en la cabeza. –le pido gimoteando por el gusto recibido.

.- ¡Joder Esmeralda, eres una caja de sorpresas! ¡Alucinado me tienes con lo que sabes! –me dice mientras me ayuda a incorporarme pues tengo los músculos entumecidos.

Me siento en el borde de la cama, abro las piernas todo lo que puedo y le pido que me la meta por el coño para bañarla con mis jugos. Tras unos segundos me folla entusiasmado y super cachondo. Sin llegar a orgasmar siento un placer inmenso al tenerlo dentro, golpeando con el enorme capullo el cuello del útero. Le pido que salga, le separo un poco, me arrodillo frente a su trofeo y chupo con ganas para saborear los restos de mis entrañas que han quedado adheridos a su polla. Como lo siento muy excitado y a punto de correrse, detengo la felación y me pongo en pie para besarlo en los labios, meter la lengua hasta su campanilla y que sienta el sabor de mis labios impregnados con mi corrida.

Como si fuera un pulpo no deja de manosear mi cuerpo tembloroso, de oprimirme las tetas de forma tentadora y placentera, de abrir mis muslos con los dedos buscando los labios mayores, el clítoris, el interior del coño. Mi mano busca su polla y la oprime con cierta fuerza. Desciendo y palpo los cojones, los acaricio y abarco con la mano, como si cogiera un fruto maduro del árbol. El calentón que sentimos se hace insoportable y mirándonos a los ojos nos prometemos otro buen rato de placer. Yo lo necesito, él lo precisa y el fuerte olor a sexo que despedimos lo exige, si no seguimos follando en ese instante creo que me muero.

.- Vamos a probar otra postura, es similar a la de antes pero mucho más cómoda para mí. –Le digo agarrando la polla y tirando de ella para que su cuerpo me siga.

Llegamos al otro lateral de la cama, me pongo de pie sobre ella y voy abriendo las piernas para que mi cuerpo descienda. Debido a mi gran flexibilidad las abro por completo, formando un ángulo de 180 grados. Dejo caer el cuerpo sobre la cama, haciendo bisagra con la cinturita y lo tumbo del todo sobre ella. Mis piernas están paralelas al borde de la cama y el culo a su disposición. La tensión de los músculos vuelve a ser máxima y me preparo para otro rato de lujuria y deleite.

.- Vamos Rafa, ya sabes lo que tienes que hacer. Mi culito te espera ansioso de recibir al menos otro par de orgasmos. –le digo con tono depravado mientras me abro los cachetes del culo para que el pequeño orificio quede bien visible.

.- Voy a reventarte el culo zorra. Me tienes tan cachondo que no voy a dejar de follarte hasta que me supliques que pare. La tengo tan dura e hinchada que parece que vaya a explotar. Quiero que llores, que implores clemencia. Jamás me he sentido tan cachondo en la vida. –Me dice, avisa, amenaza y confiesa mientras la clava de golpe hasta que sus cojones chocan contra el borde de mi coño.

Sin duda no miente al describir el grado de calentura que siente, pues me folla con una fuerza desconocida en él hasta el momento. Siento como entra y sale sin pausa, sin tomarse un respiro, jadeando y dedicándome todo tipo de palabras guarras con un tono muy varonil.

Tras un rato de castigo siento que las paredes de mi recto no ofrecen apenas resistencia, aceptan su polla como un guante a medida. Se inclina más sobre mí para ejercer mayor presión, apoyándose sobre mi frágil espalda con ambas manos, dejándome la sensación de que me vaya a quebrar todas las costillas. Llevamos unos diez minutos de intensa actividad cuando me vuelvo a correr. Apenas manan jugos de mi interior, pero el placer es tan intenso como en ocasiones anteriores. Los calambres recorren la cintura, las ingles, los muslos y él se afana en aumentar la potencia de sus golpes con la polla, como si fuera un martillo percutor.

.- Córrete mi gran follador –le suplico durante los últimos coletazos de mi orgasmo.

.- Te he dicho que suplicarás que abandone tu culo y lo pienso cumplir… ¡Guarra! Tienes tú más tablas de las que aparentas a simple vista. –me vuelve a amenazar y eso acrecienta la frecuencia e intensidad de mis gritos.

No soy consciente de si los vecinos estarán alarmados o no. De si serán conscientes de lo que sucede. Lo que si tengo claro es que María si se ha percatado y alarmado pues la siento llamar a la puerta con golpes insistentes. Yo no contesto, Rafa tampoco, ambos tenemos una batalla que pelear y no prestamos demasiada atención. Al no recibir respuesta abre la puerta y entra en el dormitorio.

.- Jajaja… menuda juerga tenéis montada. –Dice estremecida por la pose que tenemos Rafa y yo- hijo mío… ¿La quieres matar? –continúa diciendo al ser consciente de la violencia con que me folla. - ¿No habéis parado de follar desde que me fui? –vuelve a interrogar retomando el aliento y tranquilizando el corazón que parece salirse de su pecho.

Yo no respondo, aunque levanto un poco la cara para que vea que no sufro, sino todo lo contrario. En ese momento es Rafa quien hace más ruido con sus jadeos en el momento que abandona mi ano y me derrama un impresiónate chorro de leche que inunda mi culo casi por completo, descendiendo por la raja y penetrando en mi dilatado agujero. Me regala dos chorros más, y siguen el mismo camino hasta mi interior. Me siento muy cansada pero no estoy dispuesta a suplicar. Cuando Rafa termina de correrse la vuelve a clavar, empujando hacia el interior del recto el semen aun calentito. Gimo, jadeo y casi sollozo de gusto por sentirlo de nuevo dentro de mí con total vigor en su miembro.

María se levanta de la parte baja de la cama donde se había sentado para ver en primera fila el espectáculo. Gateando llega hasta mi oído y me dice:

.- Amiga, deja algo para el resto de las mortales. Si dejas seco a Rafa no tendremos para futuras ocasiones.

.- Tranquila amiga que este tiene munición para rato. Hacía mucho que no me enfrentaba a un reto como este. –Respondo a Maria entre jadeos, pequeños alaridos de placer y alguna que otra maldición para el cabrón que estaba a punto de martirizarme por detrás.

Durante diez minutos más me sometió a la violencia de su fogosidad. Finalmente me rendí y pagué mi prenda.

.- Está bien Rafa… ¡Me rindo! ¡No puedo más! Eres más insaciable que yo. –Termine por admitir lo evidente al tiempo que salía de la postura que había conseguido dormirme las piernas durante más de quince minutos. Durante este rato permanecí recostada en la cama, fumando un merecido cigarro, mientras mi amiga tonteaba con Rafa y con su polla. Posiblemente quisiera al menos un polvo pero el pobre tampoco daba para más.

Eran sobre las nueve de la mañana y después de ducharnos nos quedamos dormidos los tres, sobre la cama, semidesnudos pues el calor era exagerado.

Sobre las cuatro de la tarde me despertó el teléfono de forma insistente. Lo cogí y me fui al salón pues mis dos compañeros de sábanas aun estaban como drogados, sin inmutarse. Era Carlos para avisarme de que venía con Tomás hacia casa. No recordaba que el día anterior había acordado con ellos que vendrían a ayudarnos a María y a mí a recoger la casa y limpiar. Mientras llegaban me preparé un café bien cargado para despejarme y lo tomé con un par de bollos. Cuando mis dos amigos llegaron estaba casi repuesta del todo, como si de una pócima mágica se tratara, el café me dejó despejada por completo.

Les abrí la puerta y los tres pasamos un buen rato charlando en el salón. Mientras María y Rafa seguían durmiendo. Los tres coincidimos en lo bien que resultó la fiesta y nos hemos reído mucho relatándonos nuestras experiencias. Al comentarles que he follado con Rafa hasta las nueve de la mañana, ambos han quedado perplejos.

.- Esmeralda, realmente tienes un aguante encomiable. Eres de las pocas chicas que conozco, que tienen tanto aguante por detrás, pero de todas ellas eres la que más lo disfruta. –me dice Carlos con cierto aire de incredulidad.

.- No sé si seré la que más aguante tiene. Pero una cosa sí te digo… me gusta más que un hueso a un perro. Si por mí fuera me pasaría el día follando. –le respondo mientras compruebo con mi mano derecha que se ha empalmado. -¿No quedaste satisfecho anoche Carlos? –Le pregunto al percibir su excitación.

.- No sé qué es lo que más me excita de ti, Esmeralda; si tu voz o tu cuerpo. Hace como dos años que follamos con cierta regularidad y nunca me canso de ti. Eres pura provocación. –Me responde poniendo carita de niño caprichoso.

En cierto modo la forma de hablar de Carlos también me suele poner muy cachonda y en esta ocasión también lo consigue. Le pido que se ponga en pie, me arrodillo frente a él colocando un cojín bajo mis rodillas. Le bajo la cremallera, le suelto el botón y bajo los pantalones y el calzón. Tomo la dura polla con las manos y juego con ella unos segundos antes de tragarla hasta la garganta. Acto seguido comienzo a mamarla con ganas para acrecentar su excitación. Tomás nos mira perplejo sin ser muy consciente de cómo ha surgido la situación pues estaba pendiente de la tele.

.- Colócate detrás de mí, Tomás, -le pido con intención de que se una a la fiesta.

Lo hace hincando las rodillas, justo a mi espalda. Con ambas manos juega con mis tetas bajo mi top. Pocos segundos después termina por bajármelo a la cintura mientras engullo, una y otra vez, la polla de Carlos. Baja la mano derecha y la mete por el elástico de mi diminuto pantaloncito corto. Busca mi clítoris mientras con la otra se dedica a mis pezones. Al encontrar mi pequeño botón sexual lo frota con dos de sus dedos arrancándome pequeños gruñidos de aceptación.

Cuando vuelvo a la realidad noto que Carlos me ha tomado fuertemente del pelo y empuja mi cabeza contra su verga. Sin querer acompaña mi mamada con unos ligeros empujones de sus caderas, follándome la boca más de lo que lo hago yo. Me gusta que mis parejas sexuales colaboren siempre y este sabe cómo hacerlo.

Tomás abandona mi coño y mis tetas, se levanta y con prisa se despelota por completo. Tras hacerlo se arrodilla de nuevo a mi espalda, abre las piernas, se reclina hacia atrás y me baja el pantaloncito hasta las rodillas. Tira un poco de mí hacia él, agarrándome de los hombros. Arrastro a Carlos conmigo pues no quiero sacarla de mi boca. Finalmente Tomás termina por sentarme sobre su polla, empalándome por detrás. Con las manos empuja mi espalda para después dejarme caer, una y otra vez. De esta forma comenzamos a follar sin deshacerme de la polla que obstruye mi boca. Como siento que la postura me incomoda me saco el miembro de Carlos de la boca y la polla de Tomás de la retaguardia. Me levanto, me acerco al equipo de música e introduzco en la bandeja de Cd un disco de AC/DC.

.- Vamos a jugar a la carrera de relevos, chicos. –les digo simplemente pues ellos ya conocen en qué consiste el juego.

Para vosotros, amigos lectores, os diré que “La carrera de relevos” es un juego que consiste en lo siguiente: Ponemos un disco de música (el que sea. En mi caso suelo poner AC/DC porque es una música que me pone super cachonda), y durante el tiempo que dura una canción un chico tiene que follar a una chica, dependiendo del número de chicos y chicas. En este caso están ellos dos y yo y, por tanto, cada canción me folla uno, hasta terminar el disco. En estos casos, que asearse después de cada follada supone un tiempo precioso, usamos condones que ellos se retiran al terminar su turno. No es nada higiénico entrar y salir de un orificio a otro, de chicas diferentes, continuamente, por eso los usamos en estos casos. Resumiendo: Para cada chica usan un condón nuevo.

Me coloco de rodillas en el sofá, abro las piernas, apoyo las tetas en el borde del respaldo, arqueo la espalda, saco el culito, e invito a Carlos a que sea el primero. La música la he puesto muy fuerte para que los vecinos no distingan los gritos pues, siendo una hora normal, no me corto un pelo a la hora de expresar lo que me sale del alma.

Carlos se coloca un condón y, mientras comienza a follarme el coño, notamos que Rafa entra en el salón. Se nos queda mirando, pide perdón algo cortado y alega que la música les ha despertado. Añade que María está en el baño y que en breve se reúne con nosotros. Pido a Carlos que siga, que no se distraiga y follamos hasta que llega María.

Tomás informa a nuestra amiga de que estamos jugando a “La carrera de relevos”. Ella sonríe muy animada por la sorpresa ya que es un juego que le encanta. Rafa parece perdido y María le explica con todo lujo de detalles. Éste acepta participar claramente ilusionado con el juego. María se pone en posición a mi lado y Tomás la enviste sin pedir permiso, por el culo. Pido a Rafa que ponga de nuevo la canción desde el principio para que las dos dispongamos del mismo tiempo. Una vez lo hace comenzamos de nuevo. Sin duda los chicos están muy motivados pues se muestran muy potentes. Mi coñito no deja de chapotear mientras el culito de María acoge la polla de Tomás. Cuando termina la canción es el momento de hacer el relevo: Tomas abandona el culo de María y Carlos la saca de mi coño para clavársela a María por detrás tras acoplarse un nuevo condón. Indico a Rafa que releve a Carlos y me folle. De esta forma Tomas queda libre, a la espera de que termine la canción en curso.

Se coloca detrás de mí y le pido que me folle el coño pues, a estas alturas, necesito que este lubricado si me penetra el culito (siento alguna molestia, nada grave, pero lo prefiero). Mientras, Tomás ha tomado la precaución de untársela para taladrarme el ano cuando sea su turno de relevo. Puedo comprobar que Rafa está totalmente repuesto de la intensa noche de sexo pues me folla con fuerza y entusiasmo… al igual que hace Carlos con el trasero de María.

Termina la canción, Rafa abandona mi coño y Carlos el culo de María. Rafa se pone otro condón y sodomiza a María al tiempo que Tomás hace lo mismo conmigo. De esta forma van pasando las canciones y ambas vamos siendo sodomizadas una tras otra, por distinto chico en cada ocasión. Ambas preferimos el sexo anal y ellos también, por tanto no supone mayor problema.

Al menos cuando yo participo en juegos de este tipo procuro o propongo que los tiempos sean cortos para evitar que ellos se corran rápidamente y pierdan motivación… cuanto más dure, mucho mejor.

Durante la quinta canción me corro abundantemente mientras soy enculada por Rafa. Para hacerlo mejor le pido que salga del recto y me folle el coño. Sentir la polla entrando y saliendo mientras me corro es sumamente placentero y lo hago siempre que me es posible y me apetece. Dos canciones después se corre María, entre gritos desesperados, como si fuera una marrana en el matadero. Reconozco que es más escandalosa que yo.

Cuando termina el disco es cambiado por otro por el que queda libre en ese momento. De esta forma seguimos con el mismo juego un buen rato más. En todo este tiempo María se ha corrido tres veces y yo dos. Ellos, por suerte, han aguantado bastante bien.

Cuando estamos plenamente satisfechas llega el turno de complacerlos a ellos. Para ello nos arrodillamos las dos delante de Carlos, alternamos la polla en la boca de ambas hasta que conseguimos que se corra sobre nuestras caras. Ambas recibimos la leche, alteradas y fuera de nosotras. Él no puede reprimir el placer y nos echa con ganas hasta la última gota. Ambas nos besamos y relamemos el semen que impregna los labios de la otra.

Cuando llega el turno de Tomás apenas tenemos que hacer nada pues hace rato que se viene pajeando. Aprieta la polla con la mano fuertemente y suelta el primer chorro sobre la boca de María. Los restantes chorritos, menos abundantes, los recibo yo con los labios encendidos. Termino de lamerla y succionar los restos que impregnan la cabeza de su polla. Se agacha y nos besa agradecido.

Volvemos a relamernos y Rafa se coloca delante de nosotras.

.- Quiero follarte las tetas María. Me gusta mucho el tamaño y la forma que tienen. –Pide tímidamente y ella acepta.

La coloca en medio y ella oprime con ambas manos para juntarlas y ejercer presión. Él se ha puesto un poco en cuclillas y folla el canalillo con pasión. María arquea el cuerpo hacia atrás para facilitar la postura hasta que, anunciando el orgasmo con fuertes jadeos, se retira y nos llena las tetas con su abundante y espeso semen. Ambas nos miramos alucinadas por la cantidad de líquido seminal que había regenerado mientras dormía.

Han pasado casi dos horas de sexo sin cuartel y los cinco estamos más que satisfechos. Preparamos algo de merendar pues al menos María, rafa y yo estamos hambrientos. Después limpiamos la casa y hace escasamente dos horas que los chicos se han ido. María se queda conmigo también esta noche y, ahora que ella se está bañando, dispongo de media hora para relatarte lo acontecido y como me he sentido. Guarda celosamente mi secreto y no me juzgues, sabes cuánto me gusta el sexo (sobre todo si es anal) y el bien que hace a mi cuerpo y a mi mente. Reconozco que en esta ocasión se me ha ido un poco la mano pero… ¡Qué más da? Si no lo disfruto ahora no habrá tiempos mejores.

 

Esto es todo amigo lector/a, con esta última parte doy por terminado este relato tan largo. Espero y deseo que os haya gustado (lamentablemente no ha sido así para uno/a).

He podido percibir que la idea de seguir publicando una vez alcanzados los 50 comentarios no ha gustado a una gran parte, lo siento, pero es mi precio. De igual forma que el panadero pone un precio al pan, el camarero a la jarra de cerveza o la puta a un polvo, mi precio era ese y estimo que muy barato. Imagino que alguien me dirá: “Escribe porque te gusta, porque disfrutas haciéndolo”. Y en eso le tendré que dar la razón y contestar que: “Así lo hago, tengo muchos relatos escritos y de vez en cuando me tomo la molestia de publicarlos aquí, a pesar de que no creo en la WEB y en sus sistemas y métodos; Valoraciones, requisitos para comentar, el famoso y engañoso “Top 100” y alguna que otra cosilla que produce a menudo confrontación, celos y malestar. Pero además preguntaría a estas personas ¿Trabajas por amor al arte? ¿Por qué poner un salario a tu trabajo? ¿Por qué cobrar la mercancía que vendes?  Hazlo sin pedir nada y confía en que alguien te dé una limosna

Es cierto, puede que mi osadía haya sido “Desmedida”, como alguien me ha dicho. En el fondo no lo siento así, sinceramente. Por lo tanto retiro el precio que propuse y seré una más: Publicaré cuando me apetezca y pueda, como los demás, sin “Poner precio”.

Un besito a todos/as.