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EHT (7): Una venganza que sale mal

en Control Mental

El hipnotizador tibetano (EHT) 7: Una venganza que sale mal

Karolina y Cintia estaban conversando animadamente de hombres. Karolina era una promiscua sin remedio, muy hábil en la cama. Cintia era un poco más llenita, con un rostro redondo y dulce. Usaba anteojos y tenía cara de que no mataba una mosca pero en la cama era una verdadera loba. Había tenido varios enamorados y todos babeaban todavía por ella. Tenía su arma secreta en el sexo oral y poseía un trasero espectacular, redondo y durito que era motivo de comentarios entre todos los varones del instituto donde estudiaban.

Karolina todavía quería vengarse de Giannina y el desplante de Héctor. Giannina le parecía muy estirada, una finolis que se creía mejor que los demás. La mejor manera de vengarse era convencer a su amiga Cintia de que sedujese al muchacho y ella los grabase. O mejor aún, los tres hiciesen un trío y todo quedase registrado en video para que Giannina y todos en el instituto lo vieran.

-          No sé – dijo Cintia – Giannina también es mi amiga.

-          Es cierto – argumentó Karolina – pero sé que le tienes ganas a Héctor y él no deja de mirarte el trasero.

-          Bueno, todos me miran el culito – dijo Cintia, riéndose.

Pero había notado que Héctor le miraba el trasero con más frecuencia de lo habitual, o mejor dicho lo miraba descaradamente. Aunque hacía lo mismo con otros traseros de la clase y del instituto. Incluso ella podría jurar que miraba los traseros de hombres y mujeres por igual si eran apetitosos.

-          Anímate mujer – dijo Karolina – sé que nadie se resiste a tus encantos. ¿Cuándo me cuentas tu secreto?

-          Ya, ya – dijo Cintia – que uno de mis ex se lo contó a alguien y todos se pasaron la voz. Felizmente ya se olvidaron del asunto.

-          ¿Todos lo saben y yo no? – dijo Karolina – cuenta, cuenta.

-          El beso negro – respondió Cintia, bajando la voz.

Karolina asintió con la cabeza varias veces. Ya lo sabía pero quería escucharlo de sus propios labios. Karolina se consideraba muy hábil en el sexo oral pero no se atrevía a hacérselo a un hombre. A ella se lo habían hecho y era muy rico pero nunca había intentado con ninguna persona. Se lo habían pedido pero era una barrera que no se atrevía a cruzar. Y ahí estaba Cintia con su carita inocente confesándole que volvía locos a los chicos con esa práctica tan peculiar. Inclusive le explicó que el nombre científico era “annilingus”.

Conversaron ampliamente al respecto y finalmente Cintia aceptó seducir a Héctor con la condición de que Karolina le ayudase con los deberes de un curso que era particularmente difícil para ella. Obviamente Karolina no lo haría sino que convencería a uno de los cerebritos de la clase que les hiciese los deberes a las dos. Armas para convencerlo no le faltarían.

El sábado siguiente Cintia convenció a Héctor de ir a su casa para que la ayude con una tarea del instituto. Sus padres estaban de viaje y no volverían hasta el lunes, así que tenía todo el fin de semana libre. El único inconveniente era si Giannina los interrumpía pero al parecer ella solía ausentarse con frecuencia los fines de semana.

Héctor llegó un poco tarde y le pidió disculpas. Cintia lo recibió con una sonrisa. Estaba vestida provocativamente. Un conjuntito azul y blanco, de shorts pequeño que dejaba ver el nacimiento de sus nalgas en determinadas posiciones y un polito de tiras, escotado.

Empezaron con la tarea pero a los quince minutos Cintia empezó a toquetearlo provocativamente. Héctor no era de piedra y los ojos se le iban tras las redondas nalgas de su amiga así como dentro del generoso escote.

Él ignoraba que desde la cocina, Karolina los estaba grabando. Ellos estaban en la sala, había un gran ventanal hacia el patio que daba una luz espléndida para grabar sin necesidad de iluminación artificial. Todo estaba saliendo muy bien. Esa perra de Giannina y el ingrato de Héctor recibirían el castigo que merecían.

Poco después Cintia besó a Héctor. Él no correspondió de inmediato y la rechazó sin mucho énfasis. Ella volvió a la carga y él le dijo:

-          Creo que tienes ganas de sexo.

-          Me gustas mucho – dijo Cintia – tu novia no se enterará de nada.

-          Puedo hacerlo, pero… con una condición – dijo Héctor.

-          ¿Cuál? – preguntó Cintia con curiosidad, era la primera vez que un muchacho la rechazaba o ponía condiciones.

-          Que me dejes hipnotizarte – dijo Héctor.

-          ¿Hipnotizarme? – preguntó Cintia, intrigada – ¿cómo en la tele?

-          Sí – dijo Héctor –, esa es mi condición. ¿Aceptas?

-          Bueno… si no hay alternativa…

Cintia se había puesto caliente. Estaba sin novio desde hace un mes y había aceptado sin mucha resistencia porque le tenía ganas a Héctor. Y tampoco podía negar que le tenía un poco de envidia a Giannina.

-          Que conste que es una promesa – dijo Héctor –, después no vayas a echarte para atrás.

-          Vale, que estoy mojada – dijo Cintia.

Héctor le metió la mano por debajo de los shorts y sintió la humedad de su cavidad. Ella se estremeció de placer. Se quitó los lentes y se colgó del cuello del muchacho para besarlo apasionadamente. Esta vez él correspondió con mucho entusiasmo mientras hundía sus dedos en la rajita de Cintia.

Karolina también estaba húmeda. A ella también le había sorprendido la petición de Héctor pero supuso que era solo una broma. Puso el zoom de la cámara para no perderse detalle de lo que sucedía en la sala. Se quitó la ropa para unirse a ellos cuando viese el momento oportuno.

Cintia y Héctor se desnudaron mutuamente. Estaban de pie en medio de la sala. Cintia se puso en cuclillas y empezó a hacerle una mamada a Héctor. Usaba su mano derecha para asegurar la base del falo y sus labios formaban una “O” perfecta sobre el glande y el tronco del pene. Por la expresión del rostro de Héctor se podía afirmar que lo hacía muy bien.

Cuando la erección del muchacho estuvo al tope. Cintia elevó el pene y se dedicó a lamer los testículos. Las rodillas de Héctor temblaron. Ella era muy hábil. Su lengua y sus labios hacían maravillas en el escroto del muchacho.

Sin previo aviso, Cintia hizo que Héctor girase y lo hizo agacharse sobre el respaldo del sillón. Ella cogió un cojín y se arrodilló poniendo el rostro delante de las nalgas del novio de su amiga. Sin dudar le guiñó el ojo a la cámara y luego cogió los musculosos glúteos del muchacho y hundió su cara en el surco anal. Su lengua atacó el oscuro agujero de Héctor quien gimió de placer.

Karolina estaba a mil. El rostro de Héctor mostraba que lo disfrutaba muchísimo. Parecía que no era la primera vez que se lo hacían porque se acomodó solito. No creía que Giannina, tan modosita ella se lo hiciera a menudo. Quizás el muchacho le ponía los cuernos con otra. Eso enfureció más a Karolina, ahora estaba dispuesta a todo para vengarse de ambos.

Sin dudarlo, salió a la sala. Desnuda y desafiante los saludó.

-          Hola amigos – dijo en voz alta – me gustaría unirme a ustedes.

Cintia dejó de hacer lo que estaba haciendo y quedó a la expectativa de la reacción de Héctor. Él no parecía muy sorprendido. Quizás algo contrariado por la interrupción.

-          ¿Quieres unirte? – le preguntó –, ¿y sabes cuál es mi condición?

-          Pues dila de una vez – dijo Karolina poniendo las manos en las caderas.

-          Te hipnotizaré después de hacerlo – dijo Héctor.

-          Si quieres inténtalo – dijo ella burlona, acercándose sin pudor hasta pegarse a él.

-          ¿Aceptas o no? – preguntó él casi gritando. La cogió por los brazos y la apartó un poco.

-          Está bien, está bien – respondió Karolina. No quería echar a perder esa oportunidad pues él parecía muy decidido a irse si se lo negaba.

-          Si ya dejaron de conversar, quiero seguir – dijo Cintia – riéndose de ambos.

Y continuó con el beso negro al muchacho. Karolina, ni corta ni perezosa, se acomodó para hacerle un fellatio a su ex. Héctor estaba en la gloria. Dos bocas muy hábiles le prodigaban sus caricias en los lugares más sensibles de su anatomía. No tardó en venirse. Chorros y chorros de semen brotaron de pene. Karolina se atragantó un poco y tosió pero intentó tragarse todo mirando a la cámara.

Se detuvieron un momento. Cintia aprovechó para ir al baño y lavarse la boca. Al regresar encontró a los dos como tortolitos, sentados en el sillón. Héctor le estaba haciendo un dedo a Karolina mientras e besaban. Cintia se sentó al lado que quedaba libre y ella misma le llevó la mano libre de Héctor hacia su sexo.

El muchacho las llevó al borde del orgasmo con sus dedos. Ellas también tuvieron que ayudarlo tocándose. Cuando el recuperó la erección las penetró sobre la alfombra. Primero a Cintia que era la anfitriona y estaba a punto de explotar. Luego a Karolina que apretó sus piernas contra sus caderas y no lo dejó hasta que llegó al clímax y él eyaculó dentro de ella.

Más calmados después del orgasmo, se dieron una ducha. Regresaron a la sala, envueltos en toallas y dispuestos a seguir. Karolina se preguntó si la cámara seguiría grabando. Le había cargado la batería al máximo así que no se molestó en ir a verificar. Después tendría tiempo de editar el video.

Ambas querían seguir pero Héctor les recordó la condición.

-          Ahora las hipnotizaré a ambas – dijo Héctor.

-          ¿Y cómo lo harás? – preguntó Cintia.

-          Usaré mi pene – dijo él.

Ambas rieron. Creyeron que él bromeaba. Karolina era la más incrédula.

Las dos estaban sentadas en sillones, frente a él. Héctor se puso de pie y dejó caer la toalla. Su pene estaba todavía a media erección. Lo cogió y empezó a moverlo de derecha a izquierda.

-          Fíjense en mi pene… no dejen de verlo… sé que ustedes han visto muchos penes así que admitirán que el mío es hermoso… grande y hermoso… pronto sus mentes no pensarán en otra cosa que en mi pene…

Ambas sonreían pero no dejaban de mirar el pene de Héctor. En verdad era un ejemplar magnífico. Completamente depilado y grueso. Aun a medio camino se veía muy apetitoso. Karolina quería metérselo a la boca de nuevo pero se contuvo. No estaría de más seguirle el juego para que la cámara grabase para la posteridad ese momento de venganza sublime.

Cintia se sentía cansada. Había sido rico hacerle el annilingus pero la posición la había agotado, le rodían un poco los muslos. El orgasmo y el baño la habían relajado. Y la voz de Héctor era tan relajante…

Héctor continuó con su letanía. Su voz era profunda y hablaba arrastrando un poco las palabras. Karolina sintió que todo a su alrededor se nublaba. Empezó a sentirse como si flotara. Una pequeña señal de alarma intentó hacerle reaccionar pero pudo más su afán de vengarse de la estirada de Giannina. Seguramente Héctor también la había hipnotizado a ella y ahora estarían a la misma altura. Era su venganza completa…

Héctor fue advirtiendo que ambas caían poco a poco en el trance. Continuó moviendo su pene de un lado a otro. Su erección todavía no era total. Las dos muchachas tenían los brazos caídos y los ojos entrecerrados. Siguió induciéndolas hasta que estuvieron dormidas.

Cuando las dos estuvieron quietas y con los ojos cerrados. Héctor hizo una llamada telefónica.

Con Giannina fuera de la ciudad, Diego había dejado encargado a Héctor que lo informase de cualquier acontecimiento importante. Cuando recibió la llamada de su esclavo. Diego estaba en compañía de la novia de Héctor. De inmediato comprendió que lo sucedido no era producto del azar. Le ordenó que revisase las habitaciones en búsqueda de cámaras u otros aparatos espías. Héctor encontró pronto la videocámara. Diego le ordenó que la colocase en otro lugar y que continuase con la grabación. Le dio pautas por teléfono para que las muchachas le contasen el plan que habían urdido.

Diego felicitó a Héctor por seguir sus indicaciones de hipnotizar a algunas amigas cuando tuviese la oportunidad. Le dio unas indicaciones finales y luego colgó para seguir disfrutando del cuerpo y la mente de la hermosa Giannina.

-          Amo, ¿era Héctor? – preguntó ella.

-          Sí, preciosa – era tu novio –, ha hipnotizado a tus amigas Karolina y Cintia.

-          Al fin podré vengarme de esa perra – dijo Giannina.

-          Tranquila, dulce ninfa – dijo Diego – eso déjamelo a mí.

Continuaron teniendo sexo salvaje mientras en la sala de Cintia, Héctor se dedicó a disfrutar de sus dos marionetas.

Hizo que Cintia grabase a Karolina practicándole un beso negro a él. Karolina lo hizo con un poco de asco al inicio pero poco a poco fue agarrándole el gusto y su lengua se hundió hasta el fondo en la cavidad anal del muchacho.

Luego Karolina filmó la penetración anal de Cintia. Así Héctor hizo realidad el deseo que le tenía al redondo culo de su amiga. Su pene la taladró hasta dejarla completamente abierta. La cámara registró el primer plano del ano completamente abierto de la joven.

Héctor jugó con ellas por varias horas. Luego las hizo salir del trance haciendo que olvidasen completamente su plan de venganza y la grabación que estaban realizando. Y todavía le quedaba todo el domingo para seguir jugando con ellas.

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