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Pagando la apuesta

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Pagando la apuesta

Pueden leer la primera parte de esta saga, titulada “Mi tía Nicole”, en este link:

https://www.todorelatos.com/relato/138261/

Pasaron dos semanas de la aventura con mi tía Nicole y Lorenzo me dijo que era tiempo de pagar la apuesta. Como no veía la forma de convencer a mi novia Alexandra de que le hiciera una mamada a mi amigo, no se me ocurrió otra cosa que decirle que la hipnotice para que se la haga.

Mi amigo me dijo que esa no eran las condiciones de la apuesta, pero finalmente aceptó.

Y para convencer a mi novia de dejarse hipnotizar, utilizó a su enamorada Rosita. Ella le explicó a mi novia de lo que se podía lograr con la hipnosis y pocos días después ya la tenía bajo su control.

Nos reunimos una tarde los cuatro en mi habitación. Cerramos la puerta con llave y puse algo de música para que no se escuche de afuera lo que estábamos por hacer.

Lorenzo me explicó que él podía colocar en trance a su novia en cualquier momento. Así podría tenerla tranquila mientras otra chica le hacía una mamada. Yo podía mirar o jugar en la computadora mientras él cobraba la apuesta.

Le dije que si mi novia le iba a hacer una mamada, lo mínimo que me podía dejar a mí era que me deje tocarle las tetas a su novia. Él se resistió un poco pero finalmente aceptó esa parte del trato.

Así que esa tarde, mi amigo se fue a la cama con Alexandra. Ambos vestidos mientras veían la tele. Ella estaba algo fastidiada por estar al lado de mi amigo en lugar de estar conmigo, pero él la colocó en trance y dejó de quejarse.

Por mi parte, estaba sentado frente a la computadora, a mi lado estaba Rosita. La coloqué en trance conforme me indicó Lorenzo. Con una frase específica. La abracé y me dispuse a magrearle un poco las tetas mientras Alexandra le mamaba la polla a mi amigo.

Lorenzo se sentó en la cama y se bajó los pantalones y los calzoncillos. Ni siquiera se molestó en quitárselos. Se sacó la polla. Mi novia estaba a su lado, en un estado entre despierta y dormida, en un profundo trance hipnótico.

Él le indicó que empiece. Ella le cogió la polla y empezó a masturbarla suavemente para que fuera cogiendo cuerpo. Como ya mencioné en mi relato anterior, ella era un poco tímida, pero conmigo estaba aprendiendo a ser un poco más lanzada en el sexo.

Lorenzo se tendió sobre la cama, con las piernas dobladas en el borde de la cama a la altura de las rodillas. Pantalón y calzoncillos enredados en los tobillos. Pies sobre el suelo.

Alexandra se inclinó y empezó a lamerle el tronco y el glande mientras acompañaba el movimiento con la mano izquierda. Lo hacía todo muy lento y calmado.

Lorenzo le puso su mano derecha sobre la cabeza para empujarla un poco. Ella cedió un poquito sin tragarse toda la polla de mi amigo por el momento.

Mientras tanto, yo tenía a Rosita con su cabeza apoyada sobre mi hombro derecho. Teníamos una posición privilegiada para apreciar el espectáculo. Aunque ella tenía los ojos cerrados.

Le desabroché el brassiere para tener acceso a sus pechos. Empecé a magrearlos con mi mano izquierda. Con el derecho le acomodé la cara para besarla un poco en la boca. Lorenzo me miró y me dijo que siguiera con un gesto de su mano libre.

Alexandra empezó a recorrer toda la extensión de su polla con la lengua. Se tragaba la verga de Lorenzo por ratos. Luego, gradualmente, fue subiendo de intensidad y con la mano derecha empezó a acariciarle los testículos, los empezó a masajear muy suavemente mientras cada vez se tragaba más la polla de Lorenzo.

Ella se acomodó en la cama de modo que hacían un ángulo de noventa grados. Ella con la polla en la boca mientras la sostenía por la base con una mano y con la otra mano en los huevos. En esa posición, no tardó mucho en engullir toda la extensión de la verga de Lorenzo. Podía notar su cara y su nariz rebotando suavemente contra el abdomen de mi amigo. Realmente lo estaba haciendo bien. Su mano derecha seguía acariciando el escroto de Lorenzo, mientras su lengua recorría todo el largo de su miembro viril.

Lorenzo estaba disfrutando de una mamada de campeonato, se le veía en el rostro. Yo seguía estrujando las tetas de Rosita. Mi novia estaba convirtiéndose en toda una experta en el arte de la felación, su cabeza subía y bajaba cada vez con mayor velocidad. Lo estaba follando con sus labios y su lengua. Iba alternando movimientos largos que dejaban solo el glande dentro de su boca con movimientos más cortos y rápidos en los que sacaría de su boca la mitad de la verga.

Lorenzo después me comentó que mientras se lo engullía, la lengua de mi novia iba moviéndose en todas direcciones proporcionándole un placer sin igual. Haciendo que la sensación de la mamada fuese muy diferente a todas las que le habían hecho antes.

Alexandra siguió con la mamada hasta que era evidente que Lorenzo empezó a eyacular. Entonces se aferró a la polla con ambas manos y se la sacó a medias para recibir toda la descarga en el fondo de su garganta.

Pude ver claramente cómo se tragaba el semen de Lorenzo por los movimientos de su boca. Apreté más fuertemente las tetas de Rosita mientras veía cómo mi noviecita se tragaba toda la lefa de Lorenzo.

El pene de mi amigo empezó a perder vigor. Alexandra se lo fue sacando de la boca, pero empezó a lamerlo con la lengua para no dejar escapar ni el menor rastro de semen.

Al final, volvió a metérsela entera hasta el fondo e hizo una pasada lenta hasta que su polla quedó completamente fuera de su boca, completamente fláccida.

Lorenzo me hizo el gesto de pulgar arriba. Le indicó a Alexandra que fuera al baño a lavarse.

Por mi parte, le acomodé e brassiere a Rosita y giré para quedar frente a la computadora.

Cuando Alexandra regresó. Lorenzo la sacó del trance y quince minutos después se fue con Rosita diciendo que tenían que ir al cine.

Yo me quedé con mi novia y le pedí que me hiciera una mamada. Ella me proporcionó una mamada inolvidable y también se tragó mi semen. Estaba convirtiéndose en una experta feladora.

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