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Reencuentro

en Trios

 

 

    Los encontré en un bonito pub, me aburría soberanamente con las amigas con las que estaba, un verdadero peñazo. Hacía tiempo que no veía a Sara y agarré la oportunidad por los pelos. Nos pusimos a charlar poniendonos al día y así aproveché para dar esquinazo a las chicas con las que estaba. Poder contemplar a Juan su marido, tan guapo y apuesto como siempre , con esos vaqueros que lemarcan su culo firme y jugoso, aunqeu Sara cone l escotazo que llevaba no se quedaba muy atrás. Sus tetas grandes y bonitas siempre fueron objeto de mi envidia ya que la naturaleza no me ha dotado ahí con gran cosa.

Nos fumos a otro bar y de allí a otro y el alcohol en sangre subia con cierta rapidez. Estabamos cerca de sus casa y me propusieron tomar la última allí aunque mejor nos vendría a los tres un café. Sentados en el sofá, relajadas y disfrutando de una copa y de música suave veo asombrada cómo como Juan le daba a su mujer un masaje en los doloridos píes Los mios necesitaban de un tratamiento parecido despues de pasar lanche bailando, sin ningún pudor los puse sobre sus muslos reclamando sus caricias.

Juan no se cortó en absoluti y mientras su vista se desñlizaba por mis muslos arriba que mi falda recogida al sentarme descubría, junto mis pies a los de sus esposa y los masajeaba juntos. Nuestros muslos desnudos se frotaban de una forma muy agradable y me sentía francamente bien y relajada junto a mis amigos. Ella se levantó por un frasco de aceite de masaje y nos embadurnó a ambas subiendo por mis pantorrillas. los pies se frotaban de forma muys ensual y las manos de Juan los recorrian de forma sabia arrancandome verdaderos suspiros de placer.

No me parecía justo que nosostras recibieramos tran grato tratamiento y propusse que se lo dieramos a élentre las dos. Sentado en la butaca y nosotras arrodilladas a sus pies lo descalzamos y cogiendo uno cada una con un generoso chorro de aceite los apoyamos sobre nuestros muslos y los masajeamos y acariciamos. Sara se fijó en los vaqueros manchados del chico y conuna sonrisa le pidió que se los quitara. El dijó por que no me los quitais vosotras y cada una tiramos de una pernera hasta sacarselos del todo. ahí pude ver durante un segundo ese culo que admiraba pues el chico solo llevaba un misuculo tanga azul que marcaba lo qu parecía ser un respetable paquete.

Sara se sentó sobre sus muslos de frente para besarlo como desesperada y yo a su lado los veia darse lengua y saliva. Con el alcohol y la escenita que me estaban montando mis amigos yo estaba excitada y casi sola una de mis manos se deslizó bajo mi falda para acariciarme la vulva por encima del encaje negro de mi tanga. Al poco Juan le sacaba el top a su mujer mostrandome así el precios par de enormes pechos, colgaban un poco y tenían unos pezones durisimos con unas areolas enormes que el chico con gran aplicación procedió a meterse en la boca y  lamerlos con evidente deleite de mi querida amiga. Mis dedos ya entraban por el lateral de mi prenda íntima abriendo los labios de mi coño e introduciendose suavemente. así me sorpredió Sara con las piernas bien abiertas y llamó la atención de su marido sobre ello.

Pocas cosas me podía sorprender ya pero me dijeron que sin la falda estaría más cómoda. Visto que la timidez no iba con ellos me saqué la prenda dejandola caer al suelo y girandome les mostré los muslos y el culito que el breve encaje no cubría. Aplaudieron mi actiación y tendieron sus manos para que fuera con ellos. Besé a mi amiga en los carnosos y sensuales labios, suave al principio hasta que sentí en ellos la punta de su lengua juguetona. Complacida la recibí dentro de mi boca cruzándola en un amistoso duelo con la mía. la saliva iba de una a otra mezclandose como en matraz de alquimista y apoyé una de mis manos en su hermosos pecho acaricnadoselo ya sin disimulo cohiendo su pezon duro sosteniendolo en mi mano.

Ella me correspodió cogidome del culo para acercarme a ellos acariciando mis nalgas e incluso delizando un dedo entre ellas buscando la goma del tanga y el ano. De pronto Sara notó en la entrada de su coñito la punta de la polla y diciendo que ella ya la tenía todos los días se levantó de los muslos de su chico dejandome el sitio para que disfrutara yo de tan hermoso instrumento. Ocupé su lugar sobre las musculosas piernas y me saqué el top, desnudando mi pecho de una sola vez pues no llevaba sujetador.

Le saqué la camiseta pues tambien queria disfrutar de su torso poderoso. Juan me besó suavemente los pezones y noté cómo Sara apartaba la tela de mi tanga y agarrando el pene lo colocó en la entrada de mi coñito de un glpe de cadera me lo introduje lo antes posible y yo misma comencé a moverme. Sara a mis espaldas se había sacado lo que le quedaba de ropa y se habia sentado entre los muslo de su esposo. Ahñi fue una locura cuando sentí su lengua en mi ano.

Ttenia la polla de Juane ne el coño clavada hasta el fondo y Sara me hacia el primer beso negro de mi vida, me corría una vez y otra disfrutando como nunca lo había hecho en mi vida. nunca tantas sensaciones se habían combinado para hacerme gozar. Le besaba profundo, mi lengua recorria su boca, llegando a los mas lejanos rincones. Extenuada me bajé de sus rodillas para ver como Sara se lanzaba sobre la polla de su marido para comersela y gustosa la ayudé en la tarea, lamiendo sus huevos por los que habian escurrido mis propios jugos, o besandola juntando nuestros labios y lenguas alrededor del pene que milagro seguía duro y sin correrse.

Sara me llevó a su dormitorio donde me tumbó para acomodada entre mis muslos a cuatro patas comerme el coño como nadíe lo habia hecho antes, Juan se colocó detras de ella y podía ver cómo le comía el culo, a cada lamida de él ella me clavaba su lengua en lo mas profundo de mi vagina al poco por fín se decidió a clavarsela lo que repercutía en mi coñó cada vez que se la clavaba como si Sara quisiera introducirse en mi interior. Yo veia asombrda como su culazo de impresión se tragaba aquella polla sin protesta alguna haciendo que yo siguiera con los orgasmos mas geniales que me ha hecho disfrutar una lengua. Así hasta que la sacó ya relajadita y embadurnada de su semen, era evidente que Sara lo había disfrutado. Juan se fue a lavar y yo quise probar el coñito de mi amiga, asi que cuando volvió nos encontró en un sesentainueve ardiente lamiendo los labios buscando el clítoris y dandole feroces lamidas.