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Viejo amigo, nueva amiga

en Transexuales

 
 

 No esta mal la putita, pensaba mientras la veía bailar medio desnuda entre un grupo de babosos medio borrachos que intentaban manosearla y la coreaban.

En la penumbra de la discoteca no distinguía muchos detalles, solo se veía su cuerpo, su cara quedaba en las sombras de su larga melena oscura. Alta destacaba bailando entre la gente que no la perdía de vista.

 

Por su hermoso cuerpo, sus piernas largas saliendo de una falda mínima, el vientre desnudo, un top pequeño por no decir escaso que casi descubría unos pechos llenos y voluminosos llamaba la atención.

Había otras chicas mas hermosas, había otras mas desnudas, que destapaban más de su piel, pero la sensualidad que ella desprendía por todo su cuerpo hacía que la mayoría la admirara, incluidas algunas de las demás chicas... incluida yo misma.

Yo no estaba sola, estaba con mi novio, Mario un chico guapo atento y todo un atleta, enviciado con la natación y la bicicleta en su hermoso cuerpo destacaban sus músculos en su asustada camisa.

 

 Claro que yo no estaba mucho mas vestida que ella, con una corta falda de tablas y otro top anudado por detrás del cuello, que le permitía a mi chico acariciar suavemente mi completamente desnuda espalda.

 

Un capricho de las luces justo cuando apartaba el cabello de su cara, durante un segundo un foco de la pista la iluminó y me pareció reconocer el rostro de un compañero de colegio.

Un chico dulce y tímido, apocado en aquella época y todos sospechaban que gay. Pero claro está, si era él entonces el cambio había sido algo espectacular.

Deseché la idea como una jugada del alcohol y la poca luz. Y me prendí del cuello de mi chico metiéndole la lengua en la boca. Mientras notaba sus dos manos sujetando mi culo como si fuera a perderlo entre la gente.

Durante un rato nos acariciamos, reconociendo el cuerpo del otro con las manos frotándonos al ritmo de la música.

Pellizqué sus pezones sobre la camisa sobando su poderoso torso. Él metió la mano por debajo de mi faldita y consiguió acariciar mi culo desnudo por debajo de la prenda. Incluso apartar un poco la tira del tanga y deslizar un dedo juguetón en mi ano.

Supongo que alguien podía ver mis posaderas al aire aunque estaba acorralada contra la barra. Le frotaba los pechos por el suyo y notaba en mi pubis la dureza de su polla. Bien pegada a su cuerpo.

 

No llamaríamos mucho la atención, como nosotros otras cien parejas estaban estaban dedicadas a las mismas maniobras o deseaban estarlo.

A nuestro lado entre la peste de sudor, alcohol y sexo que reinaba allí el aroma de un perfume caro sobre una piel suave llegó a mi nariz.

 Noté como mi novio separaba sus labios de mi cuello que en ese momento besaba y su vista se posaba en el escote de la chica que olía tan bien.

 

No es que yo fuera celosa pero por curiosidad yo también miré y era la morena sensual de la pista. Al fin fue ella la que me reconoció en ese mismo momento.

Lo que me había parecido una mala jugarreta del alcohol ingerido resultó que era cierto. La Vanesa lanzada y valiente que ahora iba a conocer fue en algún tiempo en mi pasado Juan, un chico dulce y tímido con el que todo el mundo se metía.

Ella me recordaba por que yo no le incordiaba y en alguna ocasión puede que hasta lo ayudase con algún abusón de nuestro pasado común. Se me hacia raro hablar con esa bella mujer como si nos conociéramos de toda la vida, mientras que la persona que yo recordaba era completamente diferente.

 

Pero pronto su frescura y cordialidad me hicieron pensar que merecía la pena volver a conocer a esa persona completamente nueva.

 

Eso sin contar con la nerviosa mano de Mario acariciándome la espalda desnuda. Siguiendo una enigmática conversación a voces de la que evidentemente él se perdía mas de la mitad. Le faltaba contexto.

Sin contar con la curiosidad que me producía el complicado proceso por el que había pasado. Sus deliciosos pechos medio tapados, ¿destapados?, decían mas de lo que decía su boca.

Sus ojos recorrían el cuerpo de mi novio y parece que también el mío con aprobación y deseo evidente. Su cara de morbo así me lo declaraba.

 

Se imponía un cambio de escenario y le preguntamos si se vendría con nosotros a tomar algo a un sitio mas tranquilo. No estaba sola pero se despidió de sus amigos sin pensarlo dos veces y nos internamos juntos en el calor de la noche.

 

Me puse a un lado de ella y Mario al otro. Enlazados por la cintura recorríamos el camino hasta nuestro coche. Con una mirada de complicidad a mi chico todo quedó decidido. Me senté en el asiento trasero al lado de Vanesa y cuando arrancamos puse mi mano en su muslo desnudo. Me sonrió con su dulce boquita dándome así todo el permiso que necesitaba para iniciar más avances.

 

No tardé mucho en besarla suavemente y ella correspondió a mis besos con su lengua mientras mi novio nos echaba rápidos vistazos por el retrovisor. Cada vez mas excitado podía ver como la mano de Vanesa se deslizaba por debajo de mi falda.

 

Nos dejamos de mas tonterías y nos fuimos directos a nuestro piso. Mario nos dejaba actuar solas sentado en un sillón enfrente del sofá, contemplando el bonito espectáculo todavía sin intervenir.

Las manos de Vanesa habían empezado a recorrer las partes de mi piel que mi ropa desnudaba mientras subíamos en el ascensor. Una vez en el sofá siguió con las mismas maniobras. Acariciándome con suavidad yo notaba las yemas de sus dedos por mis muslos, vientre y escote.

 

 Una vez metidos en faena nada nos iba a parar. Teníamos que llevarla a nuestra cama y nos pusimos en pie.

Ya en el dormitorio la acorralamos entre los dos, Mario pegando su dura polla a su prieto culito y yo mis tetas contra las suyas.

Respondió a mis besos con pasión, lengua con lengua notando cierta dureza contra mi pubis. Estaba deseando ver lo que guardaba bajo su minifalda, así que solté el cierre y dejé que cayera al suelo. Pudimos, ambos, acariciar la suave piel alrededor de su tanga Mario centrado en su prieto culo y yo en el suave vientre.

  Y por fin conseguí sentir la dureza de su polla saliendo despacio de entre sus muslos donde estaba recluida. Chocó contra los míos donde la notaba cálida y dulce y quería saborearla.

  Mario situado a su espalda todavía no se había dado cuenta de la ya no tan pequeña sorpresa de nuestra invitada y le estaba besando el cuello y la nuca bajo la larga melena. Amasaba sus duros y cónicos pechos acariciando los míos pegados a los suyos a la vez.

 

Tiré de mi top hacia arriba y desnudé mis tetas sin suje para que ella inclinándose pudiera lamerlos. Con ese movimiento clavó su duro culo en el pubis de Mario y ella tuvo que notar la preciosa y dura polla en sus nalgas.

 

Aproveché para quitarle su escueta camiseta y dejarla por fin únicamente con el tanga rojo de encaje que ya ni tapaba el rabo que asomaba por un lateral. Además de las altas sandalias de tacón que estilizaban sus pantorrillas.

 

Ella también trasteaba con mi falda que pronto quedó como un trapo viejo a nuestros pies.

 

Calientes como diosas del amor y el sexo nos volvimos hacia él que todavía estaba vestido. Le cogí de la mano y la llevé despacio hacia la polla de mi amiga. Aún mas que chuparla yo deseaba ver como la mamaba él.

 

Su cara al descubrir la dura herramienta de Vanesa fue todo un poema, sorpresa y calentura se mezclaban a partes iguales. Desde luego que no me defraudó mostrando rechazo. Le clavé la lengua en la boca casi hasta la garganta que ella lasciva lamía y besaba.

Entre las dos conseguimos arrancar los vaqueros y su tanga de chico desnudando por fin su durísimo rabo. Se agachó un poco,  ella es de algo más de mi altura y poco mas baja que él, para besarla, no sin antes mirarme a los ojos para pedirme permiso. Sonriendo le mostré mi aceptación.

  Sus labios se juntaron y enseguida las lenguas entraron en acción cruzándose fuera de las bocas, así podía verlo yo.

Siguió agachándose besando sus pechos, chupando los pezones, lamiendo el vientre hasta que se metió sus depilados huevos en la boca y yo veía que le encantaba.

 

Sin dejar de tocarnos, besarnos y acariciarnos nos desplazamos hasta la cama King size de la que disponíamos. Nos habíamos olvidado de las copas, de la música y de cualquier cosa que no fueran nuestros cuerpos y el sexo.

Les pedí que él le comiera la polla, quería verlo con detalle. Con ella tumbada boca arriba contemplé, como había estado yo un montón de veces, a mi chico a cuatro patas. Pasando la lengua por el tronco duro arriba y abajo o por los huevos suaves y perfectamente depilados, metiéndolos en la boca e incluso tragando buena parte de la polla.

  Ambos lo estaban disfrutando. De hecho me parecía que Mario la comía mejor que yo.

 

Vanesa dijo que quería comerme a mi y me arrodillé sobre su cabeza. Estaba claro que es bisexual. Maneja la lengua de forma magistral abriendo mis labios con ella introduciéndola lo mas profundo que podía, jugando con mi clítoris o con mi ano, lo que me excita y enloquece.

 

Quería, necesitaba, un rabo dentro y pensaba que tenía dos para elegir. Me quedé con el de Vanesa pues además de probarlo quería ver como mi chico le follaba el culo a ella. Acariciando sus pechos suaves me desplacé sobre su cuerpo hasta su pelvis. Aparté la cabeza de mi novio pero sin ahuyentarlo. El podía ver en primerísimo primer plano como la polla de esa belleza morena me abría el coño e iba entrando.

  Incluso ayudó sujetando el pene derecho o abriendo mis labios para que mi humedad la hiciera deslizarse hasta el fondo. Una vez que estuve clavada él metió la cabeza entre nuestros muslos lamiendo sus huevos y mi clítoris.

  A mi espalda la oía gemir y suspirar y yo me uní a ella según comencé a moverme arriba y abajo. Vanesa agarraba mis nalgas amasándolas y deslizando algún dedo hacia mi ano.

 

Mario nos veía gozar y colaboraba a nuestro placer sin dejar de acariciarnos y lamernos. A medio polvo giré todo mi cuerpo sin sacarla para mirar a mi amiga a los ojos y poder acariciar sus tetas y que ella cogiera las mías.

En ese momento mi chico me clavó la lengua en el ano. Me sentía acariciada y tocada por todas partes. Las manos de ella en mis muslos, sus dedos en mi clítoris y mi boca comiendo la suya. Nuestras tetas frotándose.

 Quería su semen en mi interior y quería ver la cara de Vanesa cuando se corriera. Aunque antes de eso yo ya me había corrido varias veces, varios orgasmos a los que perdí la pista cuando al notar las descargas calientes en mi coño me desmadejé sobre ella en el mayor orgasmo de la noche.

 Descansé unos segundos besándola con cariño, beso al que se unió Mario con nuestro sabor aun en sus labios pues él me había seguido chupando aun después de que Vanesa me llenara de semen.

 Tan excitado como nosotras no había perdido su dureza y al oído y suavemente le dije a mi amiga que quería verla follada por mi novio. Quería ver su duro culo precioso abierto y penetrado.

Ella como antes yo se limitó a sonreírme a modo de aceptación. Giré su cuerpo con mis propias manos y lamiendo su espalda siguiendo su columna hasta llegar a las nalgas que abrí con las manos.

Mario seguía el camino de saliva que yo dejaba en la suave piel de ella con su lengua haciendo que Vanesa notara en su cuerpo los besos y lamidas de los dos. Se las mordisqueé, pasé la lengua por todo el canal del duro culo removiéndola en el ano abriéndoselo y excitándola hasta llegar a sus huevos.

 

Ella se estaba dedicando a mantener la erección de mi chico con la lengua pero sin que se corriera. Al fin casi le gritó:

-follame.

Le dejé a él mi lugar y fui yo la que guié con la mano el glande duro como la piedra hasta el estrecho agujero. Sujeté la dos pollas. Una con cada mano mientras la de mi novio se abría paso por el aro musculoso del ano.

Lo estaba viendo en primer plano, No quería perderme ningún detalle, dejé suelta la bonita polla de ella para abrir bien sus nalgas con las manos. El glande ya estaba dentro lubricado solo con saliva y empujando fuerte.

 

El pubis depilado de Mario se juntó a las duras nalgas de ella, golpeándolas una y otra vez. El tronco duro dilatando el ano rosadito hasta extremos que nunca hubiera pensado que se podía dilatar aun habiéndolo probado en mi propio culo. Casi me daba lastima del mío cuando Mario me follaba mi ano vicioso.

 

En esa pose el culo de mi novio me quedaba muy ofrecido y no pensaba desperdiciarlo. Como había hecho antes con ella pase la lengua entre sus duras nalgas abriéndome paso hasta el ano donde la clavé haciendo círculos para excitarlo más.

 Puse una de mis manos en las nalgas de mi chico y empecé a buscar con un dedo su ano. Estaba dispuesta a hacer probar a mis dos amantes todos los placeres, despacio y humedeciendo el índice ya con mi saliva o con mis propios jugos. Fui violando el agujero secreto de mi novio.

  Cada vez mas dentro, como hacía con mi propio coñito en mis masturbaciones. No parecía disgustarle, le encantaba cuando en mis tardes mas morbosas le comía y lamía su culo prieto.

 

Así que en esa noche de vicio y morbo aceptaba cada nueva sorpresa. Yo empezaba a sospechar que no eran cosas tan nuevas para él. Que ya se había estrenado con alguna que otra polla.

  En ese momento Mario se follaba un culito que no era el mío con mi melena esparcida por la espalda de la hermosa transexual sin perderme detalle de tan bello espectáculo.

 Acariciando el pubis de ella, asombrada de como su polla volvía a adquirir dureza poco a poco, supongo que por la excitación de sentirse follada.

 Me tumbé boca arriba y reptando bajo su cuerpo conseguí ayudarla a ponerse dura del todo con mi boquita juguetona. Volví a meterme aquel trozo de carne entre los labios y acariciarlo con la boca con cariño mientras en primer plano los huevos de ambos chocaban rítmicamente.

  No sé como conseguí acomodar mi cadera entre los codos de ella y su cabeza volvió a buscar entre mis muslos. Deseando darme el mismo placer que yo daba a ella. Excitada a tope por todo lo que estaba viendo en cuanto su lengua hizo contacto con mi clítoris me derretí en un nuevo orgasmo.  Ella no dejó de saborear y lamer mis flujos de entre mis labios.

  Aun en mi interior estaba su propio semen que ella buscaba entre mis labios menores con la lengua. Juguetona no quería que ella se corriera en mi boca.

 Dudaba que culo prefería que ella se follara si el mío hambriento de nuevo o el sospechosamente:

 

 -hola, acepto todo lo que caiga-

  de mi novio.

 

 No habría celos por parte de ninguno de los tres y yo empezaba a imaginarme un trio con mi novio y algún otro chico guapo y gay o bisexual.

  Al final decidí que quería la polla de mi viejo amigo y nueva amiga en mi propio culo mientras Mario follaba mi coño. ¡Que mejor doble penetración que esta!.

Apenas su pene había pedido dureza en toda la noche. Supongo que tenernos dispuestas a dar y recibir placer hacía que tras correrse recuperara enseguida la firmeza. Me subí sobre él a caballito deslizando el rabo en mi encharcado coño, haciéndole notar la dureza de mis tetas rozado sus pezones. De inmediato Vanesa se pegó a mi espalda. Jugueteando un rato con su polla por la raja de mi culo, haciéndolo desear. Notaba sus huevos depilados frotarse por mi perineo hasta los depilados de Mario. Sentía sus tetas acariciando mi espalda y su lengua en mi nuca, orejas y hombros. Lubricado su pene pronto lo deslizó en mi ano. Ellos se mantenían quietos, era yo la que me movía despacio, quería notar todas esas sensaciones el mayor tiempo posible hasta que me llenaran de lefa.

Hasta que los tres nos corrimos prácticamente a la vez y Mario nos rodeó con sus brazos sin dejarnos levantar de encima de él. Sus pollas se salieron de mí húmedas, suaves sin tocarlas. Y las dos nos dejamos caer una a cada de mi chico que repartía sus besos lascivos entre ambas. Así nos quedamos dormidos desnudos, calientes, húmedos de nuestros jugos y muy satisfechos. Me parecía evidente que con mi viejo amigo, nueva amiga íbamos a tener muy buenos ratos a partir de esa noche.