miprimita.com

HELENA Y ANA, Ana castigando a Helena,

en Lésbicos

ANA CASTIGANDO A HELENA

Infringiéndole un castigo a Helena

                Hola mi nombre es Ana, siempre he sido el chofer del jefe, pero unos acontecimientos cambio mi vida y la de Helena mi amante, Helena es una esclavas de mi jefe que esta liberada por deseo del jefe y como recompensa por mis años a su servicio, estoy profundamente enamorada de ella, me gusta sentir su cuerpo desnudo cerca del mío, me gusta besarla, amarla y hacerla feliz.

            Pero el jefe me dio un consejo que era como si fuera una orden, tenía que castigar a Helena para que no se suavizara, pues ella tenía la sumisión impregnada en su piel, si no lo hacía Helena no sería feliz, parecería un alma en pena, no satisfaría mis necesidades sexuales y se volvería loca, Yo al principio no le hice mucho caso a los consejos del jefe, éramos felices, nos amábamos con locura, nuestra vida sexual era satisfactoria e intensa, pero transcurrida un semana, Helena cambio, se volvió taciturna, no podíamos mantener una conversación, pues ella se ponía a gritar, no me dejaba que la tocara, en fin que nuestra relación se iba al garete.

            Tenia que buscar una solución a nuestra situación y me acode de los consejos del jefe, un día salí de casa sola  y busque una tienda de productos sexuales, encontré una cerca de la fábrica, entre y le esplique al dependiente lo deseaba y si me podía asesorar, el me recomendó la fusta, unos consoladores y un bozal con tapón, me explico por el aire como debía de actuar con cada uno de los fetiches y cuando usarlos, los metió en una bolsa y me cobro, Salí de la tienda y volví a casa. Eran los nueve de la noche, llame a Helena, está bajo con cara de mal humor, y se sentó en el sofá,

            Pero que haces, quien te dio permiso para sentarte.

            Ella se quedo por un momento congelada, no comprendía como yo su amante le daba ese tipo de órdenes, hizo intención de hablar, pero la calle de una bofetada, se me quedo mirando, como si no entendiera nada, pero a la vez en su cerebro revivían sensaciones que tenia guardadas en lo más profundo, sintió un cosquilleo en su coño, y salió su cara de perra sumisa, A mi me estaba costando castigarla, pero al ver su cara comprendí que la única manera de que siguiera conmigo era seguir los consejos del jefe y someterla de vez en cuando, de verdad que me dolía aplicarle el castigo, pero era por nuestro futuro.

            Bien zorra de mierda, tu amo me a dado poderes para castigarte cuando lo estime necesario y por tu comportamiento estos últimos días te lo has ganado a pulso.

            Quiero que te desnudes para mí, pero hazlo despacio que pueda ver cada centímetro de tu mierda de cuerpo, conforme las palabras salían de mi boca, mi corazón sufría por helena, pero el color de su cara cambio, estaba feliz de ser castigada de que la tratara como a una puta, me miro y en su mirada había una súplica,

            Ana castígame, no me he portado bien contigo estos días y me merezco lo que me pase, no tengas compasión, sé que me quieres pero al igual que necesito tus caricias y besos, necesito que de vez en cuando me recuerdes mi condición de esclava, de puta sumisa de mi amo, así  que por favor castígame por mis errores y por tratarte tan mal.

            Bien so puta si así lo deseas, serás castigada sin piedad, a partir de ahora no seré tu amante seré la prolongación de tu amo, el me marco las directrices a seguir contigo y las voy a aplicártela sin importarme tus quejidos ni tus suplicas, te golpeare con la fusta, te introduciré todo tipo de dilos y aparatos sexuales, es por ello que te  repito que te desnudes cuando acabes te pongas de rodillas y esperes mis órdenes, Helena se desnudo se quito la ropas interior y se puso a cuatro patas como le ordenaron, Ana agarro la fusta y comenzó a pegarle en las nalgas suavemente.

            Ana mi amor no piense en mi como tu amante, piensa que soy uno de esos creídos que hemos tenido que despedir, de cómo nos insultaban, imagínate que soy uno de ellos y que me merezco todo lo que me hagas, castígame sin piedad, piensa en lo mal que nos han hecho pasar y actúa.

            Comprendí que esa era la solución ya no miraba a Helena, veía a uno de esos hijos de puta que nos intentaron humillar, de degradarnos para demostrar que los que mandaban en la fabrica era ese grupo de viejos salidos, que intentaban meterte mano a la primera, mis ojos se cerraron y comencé a subir y bajar la fusta con fuerza con cada latigazo mi enfado amentaba y golpeaba con más fuerza, me olvide todo, de a quien pegaba de las consecuencias que podía acarrear esa locura, me sentía ultrajada, deseaba castigar a esos cabrones con saña, agarre uno de los dildos y se lo metí de un tirón en el culo, ella grito de dolor, pero al cabo de  un rato sus labios empezaron a abrirse para gritar de placer, yo apenas la escuchaba,, solo movía el cilindro que estaba metido en su culo con más fuerza y saña, Helena tuvo un orgasmo, yo volví a golpearla pero esta vez le dije que se pusiera boca arriba sobre la cama y que abriera las piernas al máximo, ella sumisamente obedeció y abrió sus piernas hasta que comenzó a sentir dolor, con la fusta en la mano empezó a golpear su coño lentamente, pero conforme pensaba en aquellas sabandijas, comenzó a pegar más fuerte, Helena gritaba como una loca una veces de dolor y otras de placer, su coño se empezó a llenar de flujo y por sus piernas resbalaban a choros, Ana no se reprimió utilizo todos los aparatos que compro en la tienda y algunos más que tenían en casa, agarro de la mesa del salón una vela, la puso sobre los pechos de Helena y con una cerrilla la enciendo, la cera derretida caía por las tetas de Helena y esta se mordía los labios para que Ana no escuchara sus gritos de dolor, Ana fue bajando con la vela dejando caer cera en su vientre y piernas, de repente avanzo con la vela a su coño, ordeno a Helena que lo abriera al máximo y dejo caer la cera caliente en su labios vaginales en su clítoris, de un golpe le dio la vuelta y le inserto la vela en el culo, esta permanecía encendida y cada vez que soltaba cera derretida se metía en el culo, al cabo de un rato Ana agarro unas pinzas le puso una en cada pezón y les coloco unas bolas de acero de unos 200 gramos de peso, Helena pego un chillido, pero Ana no se inmuto, tenía a aquellos cabrones metidos en su cabeza y solo pensaba en la venganza, se acerco a Helena y le susurro al oído, te duele zorra, creo que para una puta como tu aun no es suficiente castigo, tú qué dices so puta.

            Helena alucinaba con el lenguaje de Ana pero a su vez sus orgasmos amentaban cuanto pero la trataba.

            Ana permite que esta puta siga recibiendo su castigo, necesito más dolor para obtener más placer, crees que serás capaz de proporcionármelo.

            Claro que soy capaz zorra vas a recibir un castigo que tardaras en olvidarlo, y conoce a pegarle con la palma de la mano en su cara en sus mejillas me entretuve en sus tetas, moviendo las pinzas de los pezones como si fueran una noria, ella chillaba, pero por sus piernas no paraba de caer liquido, le metí un consolador en cada uno de sus agujeros le acerque el coño a su boca, pero no le permito que lo tocara con sus labios, estando con mi coño cerca de su boca me entraron ganas de mear. Escúchame zorra me voy a mear y quiero que te lo bebas todo, procura que no se escape ni una sola gota, pues si eso sucede el castigo será mayor, al terminar esa frase comencé  a mear con fuerza a Helena le costaba tragarse mi orina por la potencia que llevaba, pero  no paraba de tragar, cuando termine de mear, ella acerco su boca a mi coño y lo lamio hasta dejarlo limpio de toda muestra de orina, me puse un arnés y me la folle por todos sus agujeros, no tuve  piedad de ella, ella chillaba, gritaba me pedía que parara, pero lo que la delataba era esas cara de zorra contenta que ponía, estuve como media hora fallándomela y azotándola, al cabo de ese tiempo me encontraba tan cansada que di por finalizada la sesión de castigo,

Helena se puso de rodillas en la cama y comenzó a besarme con una pasión nueva.

            Mi amada Ana te amo con locura, pero como acabas de comprobar sigo siendo una puta sumisa y lo seres toda mi vida, yo te amo, espero pasar contigo el resto de mi vida si el amo así lo desea, pero también necesito esto, ser castigada, humillada y sometida, se distinguir entre nuestro amor y mis castigos, se que te duele infringírmelos, pero te aseguro que los necesito, Ana te amo tanto que si tú me lo pides intentare arrancar de mi esos pensamientos, pero se positivamente que eso no sucederá, tienes que aceptarme como soy, espero que me comprendas y no me abandones o dejes de amarme por mi condición de esclava.

            Jamás te abandonare mi amor, te quiero tanto que no soy capaz de imaginar mi vida sin tenerte a mi lado, disfrutemos de nuestros cuerpos con normalidad y de vez en cuando te aplicare un castigo para satisfacer tu parte  de esclava, ven bésame y hagamos el amor con pasión y sin dolor,

            Helena se me acerco me beso en los labios me desnudo y comenzó a comerme todo el cuerpo, yo me corría con cada caricia, con cada beso y no sé cuantos orgasmos tuve esa noche, pero fue una de las más intensas de nuestra relación.

CONTINUARA