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BEGOÑA, 3ª Parte, Conociendo al amo

en Dominación

BEGOÑA

3ª Parte

 

Conociendo al amo

 

Begoña encendió el coche y de una manera respetuosa les preguntó a las  chicas a donde debería ir, fue Yeray la que le contestó.

                - Vamos al centro comercial del noroeste, tendremos que hacer unas compras que por supuesto pagarás tú.

Begoña puso la primera del coche y arrancó, sería un viaje un poco largo, pues se encontraban en la otra punta de la ciudad, a su lado llevaba a Yeray y en el asiento de atrás iban Serena y Paula, nada más arrancar Serena empezó a besar a Paula, a comerle la boca, mientras Paula buscaba desesperadamente los botones de la camisa de Serena, deseaba liberar sus tetas y magreárselas, cuando consiguió liberarlas, las empezó a pellizcar con fuerza, cuanto más fuerte las pellizcaba, con más pasión la besaba Serena, en cierto momento Serena separó su boca de la de Paula.

                - Oh Paula, como me conoces, sabes que estoy excitada y lo que mi cuerpo desea ahora es sentir dolor, sabes perfectamente cuando deseo ser castigada, ser una perra sucia que desea ser sometida, sigue castigándome las tetas, mientras yo te beso.

                - Calla perra y sigue besándome  que de tus tetas me encargo yo.

Serena volvió a besar a Paula, mientras esta se hacía con sus pezones y comenzaba a torturarlos con sus dedos los presionaba con dureza, los agarraba con dos dedos y los aprisionaba con tanta fuerza que parecía que deseaba arrancarla de su sitio, Serena se tensaba notaba como su sexo empezaba a mojarse, a chorrear líquido, se corría delante de Paula, ella sabía exactamente qué teclas de su cuerpo tocar para que se volviera loca, a pesar de la edad ambas se conocían perfectamente, se acoplaban en el sexo y en la vida real, se complementaban, a veces una era dominante y la otra sumisa y otras veces al contrario.

Mientras tanto Yeray metía su mano debajo de la falda de Begoña buscando su coño, concretamente deseaba encontrar su clítoris, en cuanto lo encontró, comenzó a pellizcarlo con ganas, deseaba que la puta que tenía al lado supiera que no la dejaría descansar, que era de propiedad de todos ellos, necesitaba hacerle entender que desde ese momento su vida era propiedad de ella y de los demás miembros del grupo, ella estaba locamente enamorada de Adrián, pero sabía que él era un hombre diferente, que no se ataba a una sola persona, que disfrutaba con todos, que amaba a cada uno de ellos, a cada uno de una manera diferente, pero los amaba, no tenía problemas en acostarse con todos o con cada uno de forma individual, pero él tenía un secreto, siempre les decía, “Mi vida no es mía, mi vida es de una persona que algún día conoceréis y entonces comprenderéis lo que es ser feliz”, ese misterio era lo que les tenía intrigados a todos ellos, cómo una persona podía dominarlo, a él, a Adrián un joven con un carácter fuerte que les tenía totalmente dominados, del que todos ellos estaban enamorados, él era el nexo de unión del grupo, todos se preguntaban quién sería ese misterioso personaje que era capaz de tenerle tan absorto, ella se percató que la puta que llevaba al lado le prestaba más atención a sus tocamientos que a la carretera y dirigiéndose a Begoña le espetó.

                - A ver puta, ¿nos quieres matar?, presta atención a la carretera, que te meta mano y te castigue el clítoris no te da derecho a no atender a la conducción, debes acostumbrarte a ser castigada o incluso follada y a la vez realizar otras tareas.

Al terminar la frase cogió con más fuerza el clítoris de Begoña y le dio un fuerte tirón, Begoña dio un grito de dolor, pero también notó que su coño se empapaba de placer, que el dolor era soportable al lado del placer que sentía, pero Yeray estaba en lo cierto, tenía que estar atenta a la conducción, debía ser capaz de ser castigada y conducir a la vez, en medio de esos pensamientos llegaron al aparcamiento del centro comercial, Begoña aparcó en una zona un poco alejada de la entrada por orden de Serena que deseaba terminar de recibir el placer que le estaba proporcionando Paula, ambas se estuvieron besando y masturbando durante un buen rato hasta que se corrieron al unísono, entonces se compusieron la ropa, se bajaron del coche y entraron el recinto, caminaron durante un rato, entraron en el supermercado, donde compraron bebidas, alimentos y unas cuantas cosas más, después se encaminaron a la ferretería, allí pensaban comprar unas cuantas cosas para continuar la fiesta en el chalet, estaba eligiendo unas cuerdas y unos ganchos, conversaban Paula y Serena.

                - ¿Tú crees que esta cuerda será lo suficientemente fuerte para soportar el peso de esta puta?, señalando a Begoña, mira que es un poco más pesada  que nosotras.

                - Sí, supongo que soportará su peso, pero lo más importante es que no la marque mucho, sabes que a Adrián no le gusta dejar marcas cuando juega con nosotras, siempre nos dice que todos somos importantes, los que castigan y los castigados, que debemos castigar de manera que no queden muchas marcas y que si quedan, estas desaparezcan lo antes posible, pues si nos hacemos demasiado daño estropeamos nuestros cuerpos y dejamos de ser deseables.

De repente notaron una voz que se dirigía a ellas.

                - Disculpad que me meta donde no me llaman, pero esas cuerdas no os valen para lo que deseáis, si queréis atar a alguien con ellas y que no le queden marcas, esas cuerdas no os valen, y si queréis sujetarla con fuerza, ningún material de los que hay aquí os vale, conozco una tienda que tiene todo el material que buscáis, y os puedo indicar donde es y si lo deseáis os puedo acompañar y asesorar.

Ambas se giraron y miraron a la persona que les hablaba con tanta familiaridad, era un chico de su edad, pero con una voz más profunda, una voz que le imprimía carácter, que daba confianza, que era posesiva, ambas se quedaron mirándole con extrañeza pero a la vez con sensaciones extrañas, deseaban conocer mejor a ese chico que les hablaba con tanta convicción, que les daba seguridad, que les invitaba a seguir sus consejos, fue Serena la que le contestó.

                - ¿Y tú qué sabes para qué queremos las cuerdas y las demás cosas?, son cosas nuestras.

Pero su tono de voz no resultaba convincente, se daba cuenta que él tenía razón, pues generalmente era Adrián quien  llevaba las cuerdas y el resto del material de castigo, que ellos nunca preguntaban de donde lo traía, que solo lo utilizaban y que Adrián se lo llevaba de nuevo, de nuevo el chico se dirigió a ellas.

                - Os puedo asegurar que de este tema sé mucho, y que os puedo asesorar bien, de hecho tenemos a alguien en común.

                - A ver listillo, ¿Quién es ese alguien?, dijo Paula, a ver dinos quién es.

                - Esa persona se llama Adrián y es un buen amigo mío.

Ambas se quedaron paralizadas, no sabían cómo reaccionar, ese joven conocía a la persona que más respetaban, al alma de su grupo, al hombre que los inició, el que le enseñó el camino del placer, de la dominación y de la sumisión, del sadismo y el masoquismo, les estaba diciendo que la persona a la que amaban era un buen amigo suyo, todas las dudas que tenían se disiparon al momento, si era buen amigo de Adrián podía confiar plenamente en él.

                - A ver ¿qué pasa aquí?, dijo Yeray, ¿quién es este?

Yeray llegaba acompañada de Begoña, ambas venían de coger unas clavijas con unas cadenas, Begoña en cuanto miró al joven se dio cuenta de quién era, pero no dijo nada, permaneció callada, no deseaba que este se enterara de lo que estaba sucediendo, Paula le explicó lo que sucedía a Yeray, esta se tranquilizó en cuanto le dijeron que el chico era un amigo de Adrián, pero no se quedó tranquila del todo.

                - ¿No te importa si llamo a Adrián y le pregunto por ti?

                - En absoluto, es más, te dejo mi móvil para que lo llames si quieres.

                - No, no hace falta, tenemos el de esta.

Yeray estiró la mano en dirección a Begoña, esta sacó su móvil del bolsillo, se lo pasó a Yerai y esta marcó el número de teléfono de Adrián y en cuanto notó la voz de este al otro lado de la línea.

                - Hola Adrián, estamos aquí con un chico que dice conocerte, y que nos indica que debemos acompañarle a comprar lo que pensamos que necesitábamos para seguir jugando con Begoña.

                - Un chico, no sé, puede que lo conozca, pero así de repente no caigo, pásamelo y hablaré con él.

Yeray le pasó el teléfono al chico.

                - Hola Adrián, soy yo.

Al otro lado de la línea Adrián cambió de color, su cara se puso pálida, esa voz la reconocería entre un millón, era él, la persona más importante de su vida, a la que se había entregado completamente, salió de la habitación y entró en un despacho, cerróla puerta y con delicadeza habló.

                - Mi amo, ¿qué hace con mis amigas?

                - Verás, pasaba por aquí y vi a tus amigas comprando material para vuestra diversión y decidí intervenir, ¿te parece bien?

                - Amo, sabe que todo lo que usted decida son órdenes para mí, dígame lo que desea y lo transmitiré a mis amigas.

                - Solo me gustaría que me acompañaran a la tienda a comprar lo que necesitáis y luego acompañaros en la fiesta.

                - Delo por hecho mi amo, ahora si no le importa páseme a Serena.

                - Toma Serena, Adrián quiere hablar contigo.

Serena cogió el teléfono y se lo llevó al oído.

                - Dime Adrián.

                - Serena, me gustaría que le acompañareis, este hombre es un excelente amigo mío y sabrá aconsejaros, comprareis todo lo que os diga con la tarjeta de la puta, y vendrá con vosotras al chalet, ¿entiendes lo que te pido, Serena?, tratadlo como si fuera yo el que estuviera con vosotras.

                - Bien Adrián, si tú nos lo pides,así será.

Serena colgó el teléfono y se dirigió a sus otras dos amigas.

                - Adrián nos pide que  confiemos en él, es más, me ha dicho que le tratáramos como si fuera él mismo, por lo que yo estoy dispuesta a ir a esa famosa tienda, ¿quédecidís vosotras?

Yeray y Paula se miraron un momento y asintieron, si a Adrián le valía, a ellas también.

                - Bien chicas, supongo que tendréis coche, me gustaría que una de vosotras me acompañara y las otras me sigáis en el coche, me da igual la que quiera venir conmigo.

Begoña no decía nada, simplemente miraba a todos y observaba, sabía que su función era la de obedecer, lo que la intrigaba era la posición del jefe, si ese joven que hablaba con sus amas era su jefe, el mismo que le confió no hace muchos días un puesto clave en la cúpula de su conglomerado, la tenía intrigada, pero sabía que debía esperar a cómo se desarrollaban los acontecimientos, tenía que mantenerse en su rol de perra sumisa, pero la situación la excitaba como nunca, saber que esas tres chicas la dominaban y que su jefe acabada de entrar en el juego la tenía tan caliente que unas gotas de líquido resbalaban por sus piernas, la situación la desbordaba, pero lo que más le inquietaba era la actitud del jefe, ¿cuál era su relación con Adrián?, ¿acaso estaba metido en el juego? y si participaba, ¿cuál era su rol?, todo eso la tenía intrigada, pero no le desagradaba.

Las tres chicas se miraron entre ellas para ver quién iba con el joven en su coche, al final decidieron que sería Yeray la que acompañaría al nuevo en su coche, pero antes de salir Paula le preguntó.

                - Oye, ¿Cómo es que tú tienes carnet de conducir? ¿Cuántos años tienes?

                - Verás, tengo 16 años y tengo el carnet, pues tengo una autorización de mis tutores para conducir y si supierais un poco más de la ciudad, sabríais quién soy.

                - Ni lo sabemos, ni nos importa, lo único importante es que eres amigo de Adrián y si él nos pide que te acompañemos, pues vamos contigo y punto, arrancamos ya.

Todos salieron del centro  comercial, Yeray entró en el coche del jefe y se acercaron al lugar donde aparcó Begoña su coche, él les hizo una señal para que lo siguieran, y arrancaron camino de la tienda, la misma tienda donde Elisa y María lo pasaron también, durante el trayecto él le preguntó a Yeray.

                - ¿Qué juegos os traéis con esa tía?

                - ¿A ti qué te importa?, es una puta que conocimos en la discoteca y ahora estamos jugando con ella, si conoces a Adrián, sabes de qué va la historia.

                - Si, sé de sobra de qué va, pero esa puta me pertenece, al igual que Adrián, entérate bonita, yo  soy esa persona de la que tanto os habla, o sea que trátame con un poco más de respeto.

Él le soltó un guantazo mientras hablaba, le quería dejar  claro desde el principio quién era el que mandaba, ella no reaccionó al manotazo, se quedó tensa, no había reaccionado aún a las palabras que salían por la boca de ese chico, realmente era guapo y su voz era dominante, pero de eso a ser el amo del que Adrián hablaba tanto, a ser ese amo del que Adrián decía maravillas, que les iba a llevar a saber lo que era el máximo placer, Yeray se quedó pensando, el golpe no la hacía reaccionar, de repente notó cómo recibía una segunda bofetada.

                - A ver zorra,¿qué es lo que no te ha quedado claro?, ¿que yo soy el amo de Adrián o que tú eres solo una miserable puta en mi juego?

Ella seguía sin reaccionar, pero sí notaba que ese tono de voz la excitaba, que sus piernas se empezaban a mojar, que sus pezones se erguían,  quería rebelarse contra esas sensaciones, pero se daba cuenta  que era difícil en aquella situación, le gustaba como era tratada por ese chico, le excitaba la situación, de repente notó una mano en sus piernas.

                - Aún no reaccionas, tendré que ser más drástico contigo, de momento abre las piernas, te voy  a palmear el coño,  que se nota que lo tienes mojado, lo cual quiere decir que no te desagrada lo que tu amo te hace, eres lo que me imaginaba, una zorrita consentida, pero eso lo vamos a cambiar. ¡Abre las piernas de una puta vez!

Yeray abrió sus piernas, sentía que la voz de su nuevo amo la envolvía, que le gustaba sentirla en su cerebro, notaba que su  cuerpo obedecía sin oposición, sintió como una mano recorría sus piernas y llegaba a su sexo, le apartaba la braga y comenzaba a tocarle el clítoris.

                - Oh me gusta, ¿qué me haces? Qué me estoy corriendo y solo me acabas de tocar, ¿Quién eres?, ¿de verdad eres el amo de Adrián?, si lo eres ¿cómo lo conseguiste?, Adrián es un espíritu libre, a mí me vuelve loca, pero ahora mis sentimientos están encontrados, no entiendo cómo mi cuerpo reacciona así a tus caricias, mi cuerpo dice una cosa y mi mente otra, pero me gusta sentir tus manos sobre mí, por favor sigue, dame placer.

De repente él retiró su mano del coño de Yeray, la acercó a su cara y le dio un bofetón.

                - Verás, no acabas de entenderlo, aquí el que pone las normas soy yo, el que decide cuándo recibirás placer soy yo, tú ya me perteneces desde el momento en que aceptaste a Adrián como tu mentor, Adrián es mío y todo lo relacionado con él me pertenece, por lo que tú me perteneces al igual que tus amigas, tus amigos y la zorra con la que estáis ya era mía antes de que la conocierais, ella trabaja para mí y aunque ella aun no lo sabe, es mía, será una de mis esclavas, al igual que lo eres tú, ¿lo comprendes ahora, tonta del culo?

                - Sí mi amo, lo entiendo y esta tonta le pide perdón por no darse cuenta antes, ahora comprende que tenéis una fuerza interior que nos hace rendiros a vos, soy vuestra, pues antes era de Adrián y si el os pertenece, yo os pertenezco a vos, sé perfectamente las normas de la sumisión y las acepto, podéis hacer conmigo lo que deseáis, soy vuestra, mi señor.

                - Bien, por fin lo entiendes, ahora solo falta que tus amigas lo entiendan más  rápido que tu, es por ello que te voy a dar unas órdenes que cumplirás a partir de ahora, en primer lugar desnúdate, a donde vamos no hace falta que vayas vestida, a partir de ahora me llamarás amo, en la guantera tengo collares y correas, deseo que te pongas un collar y que lo sujetes con una correa, al salir del coche te  pondrás a cuatro patas y como lo perra que eres me seguirás, hasta que yo decida lo contrario, ¿lo entiendes perra?

                - Sí mi amo.

Yeray se desnudó totalmente, abrió la guantera, buscó un collar que se adaptara a su cuello, se lo puso, buscó una correa, la sujetó al collar y esperó a que su señor le diera más órdenes, Yeray se sentía nueva, feliz, estaba comprendiendo por qué Adrián hablaba tan bien de su amo, sí que tenía carácter, se hacía respetar, sabía adaptarse a las situaciones, le estaba demostrando por qué Adrián lo idolatraba, por qué lo amaba, ella se sentía nueva, llena de vida, y solo llevaba unos pocos minutos bajo su dominación, enlazaba un orgasmo tras otro solo pensando en lo que le deparaba el día.

                - Bien esclava, ya estamos llegando, prepárate, ya sabes que en cuanto aparque te bajas, te pones a cuatro patas y a seguirme como lo perrita que eres, seguramente tus amigas te preguntarán, pero túpermanecerás callada, yo seré el que hable, tú solo debes obedecerme, olvídate de lo demás, tu obligación ahora es para conmigo, ellas son secundarias, ¿Lo entiendes, puta?

                - Sí mi amo, lo entiendo  y lo acepto, le pertenezco, mi cuerpo y mente son suyos, haré exactamente lo que me solicita.

El amo aparcó el coche en un pequeño aparcamiento, solo se miraba una casa con un pequeño cartel que ponía “LA TIENDA”, no tenía más explicación, nada más apagarse el motor, Yeray se bajó con la correa puesta, se puso a cuatro patas y bordeando el coche se puso al lado de su amo, se sentó como una perrita apoyándose en sus  nalgas y esperó callada, cuando el otro coche aparcó al lado, las caras de las otras tres mujeres era un poema, no entendían lo que pasaba, sobre todo Paula y Serena, no entendían cómo Yeray se dejaba dominar por aquel chico, ambas se bajaron del coche con intención de pedirle explicaciones a Yeray, fue Paula la que tomó la palabra.

                - Yeray, ¿Qué haces así? ¿Te obliga este tipo?

Yeray tal como le indicara su amo permanecía callada, no se inmutaba, no se movía, permanecía al lado de su amo como una buena perra, fue el amo quien habló.

                - Yeray me pertenece, es una esclava, solo me sirve a mí, al igual que vuestro amigo Adrián, ese es el nexo que nos une y vosotras acabareis por comprender que soy vuestro señor, al igual que lo ha entendido esta perra y lo entendió Adrián desde el primer día que me conoció, yo soy su amo y señor y vosotras me debéis obediencia, ¿lo comprendéis?, además, estáis usando a una de mis empleadas que debe de pertenecerme, Begoña ven,acércate, es a mí a quien debes obediencia, estas niñas son mías al igual que lo eres tú.

Begoña lo entendió, ese eras su signo, obedecer al másfuerte y se demostraba que el más fuerte era su jefe, que a partir de ese momento trataría como amo, ya no le debía obediencia a aquellas niñas, le debía obediencia al hombre que era el amo y señor de Adrián, sabía que su cuerpo le pertenecía a ese hombre, se dio cuenta en el centro comercial, cuando a través de una señal le ordenó que permaneciera callada, que no revelara su identidad, lo comprendió al momento, cuando después de la conversación con Adrián el tono de voz de las niñas cambió totalmente y más lo comprendió cuando vio a Yeray sentada como una perra al lado del amo, Begoña se movió, se acercó al amo, se arrodilló y se sentó con Yeray.

                - Yeray, ve a la guantera y trae todos los collares, pues esta perra que tienes a tu lado no lo lleva y las perras como vosotras deben de llevar su collar, a ver vosotras dos lo entendéis ya, sois mías, me pertenecéis, solo tenéis una opción, obedecer, si queréis tener contento a Adrián, obedecedme, pues él es mío, es mi esclavo, mi perrito faldero, él hace lo que su amo le ordene y vosotras, aunque no lo sabéis me pertenecéis, pues sois esclavas de Adrián sin saberlo, por lo tanto sois de mi propiedad, haceros a la idea como estas dos putas y acercaros aceptad vuestros collares, sed unas buenas perritas y cuanto hagamos las compras antes iremos al chalet para que   vuestro amo disfrute de todas y todos vosotros.

Ambas se miraron a la cara y decidieron que realmente ese era su destino, si servían a Adrián sin saberlo debían obedecer al amo de este, se acercaron, se arrodillaron, aceptaron sus collares, se engancharon a la correa y se sentaron como las otras dos, el amo tiró de la correa las cuatro se pusieron a cuatro patas y caminaron detrás de él, nada más entrar en la tienda, el amo les habló.

                - Vosotras tres desnudaros, no necesitáis estar vestidas en este templo del placer, es más, no necesitáis estar vestidas durante el resto del día, permaneceréis desnudas durante el tiempo que yo considere oportuno.

Las tres chicas se levantaron el tiempo justo para desnudarse y volvieron a su posición de perritas, esperaban las cuatro las nuevas órdenes de su amo, mientras sus  coños no paraban de mojarse, estaban salidas, parecían cuatro perras en celo, emitían feromonas como nunca en su vida, el amo les hizo una señal de que se tumbaran y las cuatro obedecieron al instante.

                - Bien mis perras, ahora permaneceréis aquí mientras hablo con el dueño, excepto tú, Begoña, me acompañarás, tú perteneces a un grupo de esclavas superior, tú eres de la central, perteneces a mi grupo más cercano, tú tienes otras funciones en mis deseos, el grupo de la central es mi avanzadilla, seréis mis ojos, oídos y boca en todo momento, es por ello que recibiréis una educación especial y te voy a presentar a uno de tus maestros, él es uno de los mejores educadores en la sumisión, aprenderás de él al igual que tus compañeras de la central, por lo que me acompañarás, serás la primera en conocerle, pues veo que tú eres especial, que ya conoces en tus carnes el dolor y te agrada, eres demasiado valiosa para que te castiguen demasiado, ahora suéltate de la correa y sígueme.

Begoña se soltó la correa, se puso a cuatro patas y siguió a su amo al fondo de la tienda, en una silla de oficina y delante de un ordenador se encontraba un hombre de unos 50 años de pelo canoso, pero bien cuidado, corpulento aunque no en exceso, bien vestido, pero no demasiado elegante, estaba enfrascado delante del ordenador, pero en cuanto sintió los pasos del amo, apartó su vista del ordenador.

                - Buenas jefe, ¿qué desea?, estaba preparando cosas de la academia, sé que ya falta poco para abrirla y deseo que todo esté listo para ese día, sé que mis tres ayudantes ya casi están curadas, que en breve serán marcadas y que les comunicará su decisión sobre ellas, yo por mi parte estoy preparando el expediente de cada una de las esclavas de la central, y de Miriam, que si no me equivoco llegará este lunes con su familia, tendremos que buscar un local provisional mientras tanto, pero yo creo que aquí nos podremos adaptar perfectamente, total serán  como mucho cuatro días, ¿no es así, jefe.?

                - Sí Eduardo, tienes razón, según los contratistas y los decoradores en una semana estará todo listo, aunque podremos empezar a trabajar en ella dentro de cinco días, solo falta instalar algunas cosas, trasladar todo el material que tenemos aquí, y que tus ayudantes estén listas, seguramente mañana les comunicaré su nuevo cometido, mientras tanto te traigo una de las esclavas de la central, de ella espero mucho, pues como ves se adapta bien a su nueva situación, pues dio con Adrián y sus acólitos, Ella  como directora de compras tendrá que abastecer a muchos departamentos de cierto tipo de material que deseamos, por lo que al igual que las esclavas de la central y de las directoras de las fábricas fuera de la ciudad, necesitan una educación especial, cosa que te confío a ti, pues te conozco desde bien joven y sé que eres la persona adecuada para este trabajo, pues amas esta forma de vida igual que yo, y estás más que cualificado para dirigir mi academia en la que educaremos a mis siervas y siervos en todas las facetas de este arte y forma de vida.

                - Ahora me acompañarás a la entrada y te presentaré a las otras perras que te he traído, las pondremos a prueba y decidiremos qué rol representarán en la academia, pues quiero que como acólitas de Adrián sean adiestradas, ellas y ellos serán switches, pues podremos utilizarlos en las dos funciones, según lo necesitemos en la academia, serán los alumnos aventajados, pero para ello necesitan de tu preparación.

Ambos se levantaron y Begoña se levantó del suelo, donde había permanecido durante toda la conversación, pues sabía que su destino ya estaba decidido por su amo, se puso a cuatro patas y los acompañó a la entrada, en cuanto llegaron, se puso al lado de las otras chicas y esperó.

                - Bien Eduardo, Estas son Paula, Serena y Yeray, las acólitas de Adrián, serán tus instrumentos para la educación de mis elegidas y vosotras tres acostumbraos a este hombre pues es con el que viviréis durante mucho tiempo, sé que vuestras familias ya os dieron por imposibles hace tiempo, porque no comprenden vuestra manera de disfrutar de la vida, pero con Eduardo gozareis de ella como nunca os lo podríais imaginar, él os conducirá a la perfección y os adiestrará para que sirváis como ejemplo a mis elegidas, ahora quiero que comprendáis algo, él es yo, lo que quiere decir que cualquier orden que él os dé, la debéis obedecer sin ponerla en duda, ahora os dirá lo que tendréis que llevar puesto y cómo debéis comportaros, cerrará la tienda, montaremos en los coches e iremos a la casa, allí quedareis con él después de que yo hable con Adrián y os adiestrará, tú, Begoña vendrás conmigo, pues de momento te necesito para otra cosa.

                Yeray, Paula y Serena montaron en el coche con Eduardo y Begoña montó en el coche del amo, sabía cuál debía ser su sitio, entró en la parte trasera del coche y se tumbó en el suelo como lo perra que era, esto al amo le agradó.

                - Bien perra, se nota que sabes cuál es tu sitio, permanece ahí hasta que lleguemos a la casa, y olvídate de todas las chorradas que te dijeran estos chicos, ellos al igual que tú me pertenecen, pero solo ellas y Adrián lo saben, los otros chicos lo sabrán hoy, se quedarán con Eduardo que los preparará, se los llevará a la tienda, llamará a sus padres y les dirá la verdad que he decidido tomarlos bajo mi responsabilidad para educarlos, lo que no sabrán los padres es en qué los voy a educar, pero te aseguro que ellos me lo agradecerán en cuanto vean que se han vuelto más dóciles y fáciles de llevar, pero de momento tú te vendrás conmigo.

Llegaron a la casa, las tres perras que iban con Eduardo se bajaron del coche, se pusieron al lado del amo y esperaron a cuatro patas.

                - Bien, esperad aquí las tres, tú, Begoña quédate en mi coche tal como estás y vosotras tres tumbaros en el suelo mientras charlo con Adrián.

El amo y Eduardo llamaron a la puerta, le abrió Adrián y lo primero que hizo en presencia de su amo fue arrodillarse y besarle la mano, el amo le invitó a levantarse, le explicó lo que quería y quién era Eduardo, que le obedecieran como si fuera él, se despidió de Adrián y Eduardo, este le hizo una señal a las crías y se acercaron caminando a cuatro patas a la casa, entraron delante de ellos y cerraron la puerta, el amo se encaminó a su coche, entró y le dijo a Begoña.

                - Ahora quedan en buenas manos, Eduardo sabrá prepararlos y amansarlos un poco, están un poco embravecidos, mientras tanto  tú vendrás conmigo, pues te necesito para cierto trabajo.

Begoña se acurrucó en el suelo.

                - Mi amo, esta su perra está a su entera disposición.