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Maduras infieles por necesidad

en Hetero: Infidelidad

Después del bautizo volví a mi realidad y a mi vida cotidiana, aunque sin dejar de pensar en planear un fin de semana excitante para Juan Carlos y su mujer, pero sin ninguna prisa. Me centre en el final de mi preparación y en moverme para ver si con algo de suerte podía regresar a Valencia, pero una vez finalizado todo, casi todos nos quedamos en Madrid menos tres personas que fueron a otros lugares. Me quede en el mismo sitio donde me prepare, lo único que pase a otra planta. Como conocía a la mayoría de los compañeros mi integración fue inmediata.

Era primeros de mes y recibimos Mariano y yo un gran “mazazo” tanto Willy, Santiago como Cesar, nos comunicaron que dejaban el piso, porque al final se iban a vivir con sus respectivas parejas. Como no habían avisado antes dejaban ese mes pagado. A todo el trajín que ya tenía, ahora nos tocaba encontrar tres personas que ocuparan sus lugares y claro está, que fueran de confianza. Me puse rápidamente en marcha y avisé a varios compañeros para que corrieran la voz y en menos de 48 horas teníamos varios donde seleccionar. Al final en una semana lo teníamos cubierto un amigo diseñador de Mariano, que me daba que entre los dos había más que amistad, pero me daba igual y dos compañeros míos separados muy recientemente y en trámites de divorciarse.

Madoka la pareja de Willy me siguio mandando whatsapp y me pedía el quedar a tomar algo. Pero cuando yo podía ella no podía. Porque entre semana teníamos los horarios cambiados y el fin de semana estaba Willy. Hasta que me dijo de quedar un viernes noche, que eligiera. Aunque Madoka como ya conté era una japonesa alta, delgada pero muy atractiva. Tenía ese aire oriental que provocaba solo con verla. Aunque Willy no es que fuera un amigo, al final me lo pensé y no quise quedar con Madoka y así se lo dije. Todavía en el piso estábamos solos Cesar y yo, como era habitual Cesar no estaba la mayor parte de las noches e incluso del día. Pasaba, se duchaba, se cambiaba de ropa y desaparecía varios días. Justo ese viernes me llamo Willy, quería que quedáramos, porque su novia iba a una despedida de soltera. Como estaba pendiente de una invitación que me hicieron, le dije que me llamara por la noche, porque no me habían confirmado nada y así quedamos.

A las nueve pasadas de la noche, sonó el timbre del piso con insistencia, de inmediato pensé que era Cesar que se había olvidado las llaves como solía pasar a menudo o Willy que en vez de llamar se había presentado directamente. Abrí la puerta y me encontré con Madoka. Venía con un traje de pantalón con chaqueta de cuero rojo y una blusa negra trasparente, sin nada de maquillaje, salvo los labios que iban a juego con el color de su traje. Como me quedé cortado y mirándola, ella con ese tono de voz tan particular me dijo, “¿Me vas a dejar pasar?” le pedí disculpas por mi descortesía y la deje pasar. Fue directamente para el salón y vi que al ser tan justo el pantalón, realzaba su buen culo.

- ¿Por qué me has rechazado? ¿Es que ya no te gusto? ¿Es que te arrepentiste de lo de la primera vez? (Su tono de voz era suave y parecía que se estuviera disculpando por algo de lo que no tenía que disculparse)

- Que va no es por nada de eso. Simplemente que pensé en Willy y aunque no seamos muy amigos, decidí que era mejor pues no vernos.

- ¿Solo por eso?

- También porque tu royo es más que el bondage suave, es el sado directamente y me da que el duro. Y como estoy en un periodo que ahora quiero algo más relajado, para que hacerte perder el tiempo.

- Gracias por tu franqueza. Pero permíteme que me quede un poco más, que le dije a Willy que tenía una salida con amigas.

- Ya me dijo algo porque quería que saliéramos esta noche. No te preocupes, estás en tu casa.

Le ofrecí tomar algo y me pidió un café. Puse la cafetera italiana y a esperar que empezase a salir el café. Mientras esperaba iba dándole vueltas a la cabeza por la visita inesperada de la japonesita y que rica que estaba. Desde la cocina le grite preguntando si solo o con leche, su vocecita me dijo que solo. Puse dos tazas en una bandeja y lo llevé al salón. Cuando llegue solo vi su chaqueta y pensé que estaba en el baño. Como tardaba fui a ver qué pasaba y me llevé la sorpresa de que estaba en mi habitación, desnuda encima de mi cama. Fue ver ese cuerpo tan blanco y tan bien formado, que todos mis propósitos se fueron una vez más a la mierda. Mi rabo iba a su aire.

Mientras nos miramos me fui desnudando hasta estar como ella. Me acerqué a la cama y la hice acercarse, sin bajarse de la cama. Se puso a hacerme un mamada muy delicadamente, con mucha lentitud. Hasta que metió la mano debajo de la almohada y saco un cinturón mío, el más ancho que tenía, me miro con ternura y me lo dio. Lo cogí y no sabía bien que hacer, porque esta para eso frio. Necesitaba estar más cachondo, porque si no, no me salía. Siguio mamándome el rabo pero con cierta desgana, se notaba demasiado y me miraba como esperando. Tuve que hacer un gran esfuerzo, doble le cinturón y lo flexiones con las dos manos y sonó un chasquido, solo de oír ese chasquido la cara de Madoka cambio y el ritmo de su mamada también.

Con la correa doblada en dos, estire la mano y lance mi primer correazo, fue más el ruido que el posible dolor. Seguí así un rato, pero me daba cuenta de que Madoka quería más y eso no le bastaba. Es difícil medir si es fuerte, menos fuerte o flojo, si la persona que recibe el “castigo” no lo expresa. La diferencia es que nunca me había pasado tanto con unos azotes y veía que esta tía, no decía nada, solo expresaba cara de placer cuando más fuerte le daba. Los correazos eran ya desmesurados para cualquier otra persona, nadie antes había recibido por mi parte algo así. Como era lo que quería estaba siendo implacable. Sonó el móvil y en pantalla salió el nombre de Willy se lo enseñé y me puse a hablar con él, había sido un alivio. Mientras hablaba con el ella se levantó y salió de la habitación. Al verla de pies y por detrás, fui consciente de la paliza que le había dado. Llevaba unas marcas terribles, más debajo de las nalgas y en parte de los muslos. Era consciente de que me había pasado. Mi intención era alargar la comunicación con mi amigo, para ver si así se tranquiliza Madoka.

El mientras me comentaba lo coñazo que le estaba resultando vivir en pareja, que se sentía más libre antes. Lo único que le decía era que todo tenía ventajas y desventajas. Luego se me puso a hablar de Madoka, que conviviendo era mucho más entregada, extremamente servicial y lo único que en lo “otro” como decía el refiriéndose al sexo, que seguía siendo muy neutro, por no decir frio supongo. Volvió Madoka a la habitación y mientras yo creía que había estado en el aseo, había estado hurgando en la cocina hasta que encontró pinzas de tender la ropa. Yo que estaba recostado sobre el cabezal, abrí los ojos enormemente al ver lo que traía, se subió a la cama, meneo un poco mi rabo que había perdido algo de dureza y en segundos estaba otra vez arriba del todo. Se coloco el rabo entre sus piernas, lo agarro y se lo fue metiendo en su muy estrecho coño.

Puse el altavoz del móvil y empecé a relajarme sintiendo como mi rabo rozaba ese coño. Ella me miraba con deseo y me puso una pinza entre mis dedos, abriéndola para que se la pudiera en uno de sus pezones. Prácticamente se la puso ella y rugió, sin abrir la boca, sin vocalizar nada, pero Willy lo oyó porque me pregunto, le dije que era la tv. Luego vino el otro pezón y casi lo mismo. Su cara estaba desencajada pero de placer. Sabía que le gustaba eso más que la follaran. Me llevaba mis manos a las pinzas, provocándome para que apretara y lo hice dentro de lo que cabe con suavidad, según apretaba ponía una mirada desafiante, de puro y obsceno placer. Tanto placer tenia, que cuando apreté más, estiro la mano, apago mi móvil y esta vez sí grito, se desmeleno, rugió y fue como si le dieran convulsiones de placer. Se salió y me hizo una mamada de película, hasta que me corrí en su boca. Luego nos quedamos tumbados y a mi pregunta de porque seguía con Willy si no se entendían en el sexo me respondió, “Willy es dulce, muy tierno y me ama. Yo le amo también, pero él no es capaz de darme esto que acabamos de tener” como me dijo que no lo había hablado con él, le sugerí que se sentara con él y lo hablara. Me costó convencerla pero al final me dijo que lo haría.

Paso un poco de tiempo, donde tuve relaciones de lo más normales, que para mí y solo para mí, en cierta forma me resultaban aburridas. Tenía más relevancia mi vida laboral que la sexual. Porque todo iba muy rápido. Tuve ofertas muy interesantes de empresas ubicadas en Madrid, con buena remuneración y mejor categoría laboral, lo único que era en Madrid y yo seguía echando de menos mi tierra y sobre todo el mar. Era muy prudente al rechazar esas ofertas por si algún día me veía en la necesidad de aceptar. En este tiempo también me hice un grupo de amigos de mi edad y de profesión similar a la mía. Jugábamos a futbol, salíamos fines de semana juntos, comidas, cenas, lo habitual en un grupo de jóvenes solteros. Con el que más encaje fue con un italiano llamado Gianluca, de mi edad, 1,75, deportista, moreno, melena corta, los dos éramos las almas del grupo. No teníamos sentido de la vergüenza y solo pensábamos en disfrutar de la vida y del momento. Mi amigo Juan Carlos me llamo un día, avisándome de que al día siguiente por trabajo estaría en Madrid, pero solo una noche. Aunque lo había evitado un poco, no me quedaba más remedio que quedar con él. El día que llego nos vimos a la hora de cenar y venia decidido a sacar un tema de conversación, su mujer.

- Desde el ultimo día que estuvimos juntos, no se me quita de la cabeza varias cosas, pero sobre todo una. Que me martillea un día sí y otro también.

- No sé ni para que te pregunto, pero como se, que aunque no lo haga me lo vas a decir, pues empieza ya. Porque has venido a Madrid con la excusa del trabajo, pero has venido a esto. (Puso cara de sorprendido)

- Te equivocas, luego te lo demostrare, pero si tienes razón, te lo iba a decir de todas maneras. Eso que me dijiste de que lo que veía de mi mujer era solo la punta del iceberg, ¿Lo decías de verdad o era fruto del momento?

- Lo decía de verdad. Tu mujer lo mismo había tenido alguna fantasía o algún pensamiento como el que podemos tener todos. Pero nunca hasta el extremo donde habéis llegado. La primera vez estuvo muy cortada y obtuvo placer, pero con limitaciones. Las siguientes veces se fue soltando más, eso quiere decir como lo pudiste ver tú también, que le ha cogido el gusto.

- ¿Me quieres decir que aun sería capaz de hacer más cosas?

- No te lo quiero decir, estoy seguro.

- Bueno en una cosa aciertas, se ha vuelto más caliente en la cama y noto que le apetece más, pero nos quedamos ahí. Le pregunto y ella me dice que estamos bien como estamos. Pero sé que no em dice la verdad, porque cuando estamos a lo que ya sabes, si le hablo de ti se pone echa una fiera.

- Jaja, perdona que me ría, pero estáis en la faceta de que los dos queréis más, tú le dices que solo quieres verla gozar a ella y que estás dispuesto a cualquier cosa por hacerla feliz y ella hace un “esfuerzo” y te dice que por verte feliz a ti, por darte el capricho hace lo que tú quieras. Os mentís absurdamente los dos y no tenéis motivos para hacerlo.

- Tienes mucha razón ahora que lo dices. Solo te has equivocado en una cosa o mejor dicho te ha faltado. Que Amparo me dice que de estar yo con otra mujer nada.

- Jaja, que lista que es. Te habrá dicho, que el que tú quieras verla con otros es tu problema.

- Así es. Pero lo que quiero de ti, es que hagas realidad eso de sacar la puta que lleva dentro, quiero verla emputecida y nada más te lo puedo pedir a ti.

- No sabes lo que pides y antes de hacer eso, tendrías que contar con el beneplácito de Amparo.

- Lo he hablado con ella. Exactamente le dije que iba a emputecerla.

- ¿Y ella que te respondió?

- Que para eso tenías que dirigirlo tú. Que se te ve un “profesional” en emputecer.

- Déjame que lo piense, que lo valore y ver que se me ocurre. Ahora ten claro que lo que se me ocurra lo mismo, casi seguro que a ti no te guste y de lo que suceda puede salir una mujer muy puta y que ya no pare o que quiera olvidarse de todo para volver a una vida más “normal”

- Espero que me des noticias pronto. Se que lo que pienses lo tendrás bastante controlado y una vez que me digas lo que sea que hayas pensado lo valoraremos.

- Ya empiezas mal. Todo lo sabrás sobre la marcha. Poco o nada te adelantare con anticipación.

Luego me trato de convencer para trabajar para su familia y corte rápido la conversación, porque no quería sentirme atado por otros vínculos. Durante la cena me paso eso que suele suceder muchas veces, que tienes la sensación de que alguien te está mirando y eche un vistazo y sorpresa, una sonrisa en la distancia. Era Laura la compañera de trabajo. Estaba con más gente en una mesa, el hombre que tenía al lado, era un tío que se le veía bastante gordo y al borde del infarto según le veía comer. Sin lugar a duda sería el marido, porque recordé una conversación en la que me decía que el marido tenía un tripón, pero eso era ms que un tripón. Nos mirábamos cómplices y hasta mi amigo Juan Carlos se dio cuenta de que andaba a otras cosas y me pregunto. Le dije que había visto a una compañera y lo dejamos ahí.

Recordaba el polvazo en el probador de los almacenes y el rabo se me puso durísimo. Seguía hablando con Juan Carlos y ahora de forma más discreta no le quitaba ojo a Laura. Vi que se levantaba y suponía que iría al aseo, me levante para ir yo también y todo se fue al garete cuando vi que una de las mujeres que estaba con ella se levantó también, la cara de Laura fue de rabia, al haberme puesto de pie no me quedo más remedio que ir al aseo. Laura se puso a hablar por el móvil o fingir que lo hacía. Su amiga entro en el aseo y ella se quedó fuera, pero nos podía ver alguien. Al pasar a su altura vi que había sacado un papel y un bolígrafo. Hice el paripé y no tarde mucho en salir, ella dejo el móvil y paso pegada a mi dándome un papel. Me daba rabia no tener su número de móvil, nos hubiera sido más fácil. Continúe mi camino hasta mi mesa y en mi puño cerrado llevaba el papel.

Juan Carlos me lo puso fácil sin darse cuenta, porque ahora se fue el al aseo. Leí tranquilamente el papel en cuestión y donde me ponía el nombre de un lugar para tomar copas. A Juan Carlos le había dicho que cenábamos y nos íbamos, pero esta nota cambio todo. Cuando Juan Carlos llego del aseo ya había pagado yo. El mostro su enfado y para compensarle de él, le dije que me invitara a tomar una copa, le extraño porque le había dicho que cena y a cada cual a su casa. En su caso a su hotel. Acepto de agrado y nos fuimos al sitio donde me había puesto Laura. Al llegar escogí un sitio estratégico para tener una buena panorámica del lugar. Lo primero que hice fue ir al aseo, con el cachondeo de Juan Carlos por ir otra vez, mi excusa que debía de haber cogido frio y llevaba todo el día meando. Estaban en un lugar estratégico, porque no se veía nada desde las mesas. Mi imaginación ya había trazado un plan, ahora solo faltaba que ella se diese cuenta.

No llego a la hora cuando llego Laura y su comitiva, en total eran cuatro mujeres y cuatro hombre. Todos parecían matrimonios, más que nada por la cara de “hartazgo” que tenían todos y todas. Les ubicaron en un sitio que era como para seis personas, pero se encajaron como pudieron. Había una zona donde había gente bailando, digo zona porque no se le podía llamar otra cosa. En nada de tiempo se puso de bote en bote el sitio. Poco se podía oír, entre la música y las voces de la gente al hablar. Le dije a Juan Carlos que necesitaba ir al servicio que algo me había sentado mal, que si tardaba no se preocupara. Me deje ver por Laura y fui en dirección a los baños, espere un momento y en cuanto pude abrí la puerta del de mujeres y pregunte si había alguien, nadie contesto y me metí en ellos, escogí el habitáculo más lejano de los que había. Deje una abertura de pocos milímetros y al poco entro Laura, abrí para que em viera sonrió y vino lanzada haciéndome señas, se abrió la puerta del aseo y entro una de sus amigas.

Laura le dijo lo mismo que le dije a mi amigo y se vino a donde estaba esperándola, se metió y nos dimos un monumental morreo. Lo siguiente fue meternos mano como posesos, lo hicimos de tal manera que la amiga pregunto, “Lauri, ¿te encuentras bien?” y Laura le decía que sí, que no había ningún problema. Su mirada era de puro deseo, llena de morbo y por la excitación que nos producía esa locura. Le quité las bragas que llevaba y le puse mi rabo entre sus piernas, le salió un inicio de gemido, que lo termino tosiendo. La amiga volvió a preguntarle y ella le decía que había sido un retorcijón. La amiga entonces le dijo, “Eso ha sido el pescado ese tan raro que has tomado y oye, más que un retorcijón parecía otra cosa, jajaja” Laura respiraba con cuidado y le respondía, “Hija siempre con lo mismo en la cabeza, que salida que estas” la otra se echó a reír y dijo que se iba.

Hice que se apoyara en la pared y desde atrás empecé a follarla con furia, le daba bien fuerte y notaba como le estaba gustando. Se oyó abrirse la puerta y entonces, me pegue a ella y con fuerza le daba pequeñas embestidas pero profundas. Me pare un poco y ella echo un brazo hacia atrás, para agarrarme y señalarme que no parara. La follada estaba siendo “agresiva” de tal manera que esta vez no oímos que alguien había entrado y era otra de las amigas que había ido para saber si estaba bien y desde luego que estaba bien. Al oírnos la amiga no tuvo ninguna duda, pero pregunto en un principio con timidez, con duda, “¿Laura eres tú? ¿Estás bien?” pregunta la última como mínimo estúpida. Laura se quedó sorprendida, pensaba que nos quedábamos a medias, cuando volvió ella a moverse y dijo con voz entrecortada, “Por favor Carmencita, no preguntes y cúbreme” ya seguimos follando de manera bestial y ella acabo diciéndome, “Venga cabronazo dame más fuerte no te pares, aaahhhhhhh” nada más correrse se volvió como una fiera, se puso de cuclillas y me decía, “Fóllame la boca, llénamela, vamos, vamos” y así fue mientras me corría en su boca la decía que era una zorra maravillosa.

Mientras nos recuperamos de ese polvazo ella me decía, “Joder, joder, joder, a ver cómo le explico a mi amiga lo que ha oído, joder, uf, que mal rollo no sé qué decirle” trate de que se relajase y le dije, “Poco tienes que contar, solo dile que te guarde el secreto, así de sencillo” y como no oíamos nada, decidimos salir rápido. Al abrir la puerta, nos encontramos a su amiga apoyada en los lavabos y con los brazos cruzados, Laura se quedó cortada, no se la esperaba allí y cuando fue a hablar, no pudo y solo balbuceo algo ininteligible, tomo la palabra su amiga, “Tranquila que por mi nadie se va a enterar, pero me tienes fascinada, te acabas de tirar a este chulazo en los servicios de donde estamos cenando, con tu marido y tus amigos a dos pasos, eres mi heroína, porque lo he visto, mejor dicho porque lo he oído, discúlpame amigo de Laura, me llamo Carmen, para los amigos Carmencita” me eche a sonreír y dije que las dejaba solas, que tendrían mucho de qué hablar.

Al salir me fui al aseo de caballeros. Entre un momento porque me era necesario y cuando oí que ellas salían, respiré tranquilo, porque las oí reír y al poco salí del aseo. Al salir pasé bastante cerca de la mesa de ellos y me hice el loco, hasta que la tal Carmencita le dijo a Laura, porque la oí perfectamente, “¿Ese no es compañero tuyo?” y entonces Laura con toda normalidad me llamo. Me hice el sorprendido y me presento a todos los que había en la mesa. Resumiendo al final la amiga, echándole mucha cara, quedo conmigo, para un asunto que se suponía que Laura me había comentado y no me quedo más remedio que seguirle la corriente y diciéndole que ya le diría a Laura un día que pudiera para que la avisara, ella me contesto que sin problemas ya que no trabajaba.

En los siguientes días entre mi amigo Juan Carlos que no paraba de llamarme o mandarme mensajes, para saber si ya lo había pensado y Laura que me decía que su amiga no paraba de darle el coñazo, me tenían harto. Carmencita la amiga de Laura era de su misma edad aproximadamente y bastante más rellenita, pero la verdad que no me importaría follármela, pero no quería que fuera una imposición. Donde hacia deporte, habían estado de obras y habían colocado unas saunas, una para hombres y otra para mujeres. Después de jugar un partidillo y hacer un poco de ejercicio un grupo quisimos estrenar la sauna. Era la primera vez que nos vimos en pelotas la mayoría de nosotros. Aunque estuvimos con toallas en la cintura. Fue el momento que me di cuenta de que Gianluca estaba bien dotado y se me encendió una luz en la cabeza. Era el ideal para hacer lo que tenía medio pensado con Amparo. Tenía que ver como se lo proponía. Le dije mientras nos vestíamos que quería hablar con él en privado y nos fuimos a tomar unas cervezas.

- Mira Gianluca, venía dándole vueltas a como proponerte una cosa, la mejor forma ser directo.

- Siempre es la mejor forma, amigo. Dime.

- Tengo una gran amiga, que en esto del sexo no ha estado muy espabilada en estos años y quiero que pruebe con dos hombres a la vez y he pensado en ti, que eres de total confianza.

- Si la mujer en cuestión está bien, encantado de la vida, pero, siempre hay un pero, actúo solo con la mujer hermano, no nos confundamos.

- Perfecto.

- ¿Cuándo seria?

- Ni idea, porque todo lo tengo entre hilos, es una sorpresa y como está casada hay que prepararlo bien.

- Hombre si es casada normal. Tiene que preparar una coartada para que el marido no se entere, jeje.

- Por eso no hay impedimento, el marido sabe todo. Incluso ya te aviso de que puede estar presente.

- Ok, cada cual que tenga sus gustos. No me meto. Solo que espero que la mujer este bien, porque si no, el día que los conozca me surgirá algo en el último minuto.

- Te aseguro que no te surgirá nada.

Primer dilema solucionado, ahora faltaba el segundo y mataría dos pájaros de un tiro, porque mi mente veía mucho más allá de todo esto. Si salía como yo pensaba todo se andaría. A la mañana siguiente nada más cruzarme con Laura le dije de almorzar juntos ese día y ella estuvo conforme, porque ya se imaginaba de que íbamos a hablar.

- Espero que sea para “solucionar” nuestro tema. Porque mi amiga no para de darme por culo con “verte” y ya sabes. Sería un respiro para mí.

- La solución esta y estar en ti. No sé si me queréis hacer la envolvente y os habéis puesto de acuerdo, pero da igual.

- Te juro que no, que es cosa de ella.

- Ya te he dicho que me da igual. Mi única condición, tu tendrás que estar presente en todo momento y no es negociable.

- Es que a mí no me van las mujeres, sé que para ti lo mismo es un pequeño detalle, pero para mí no.

- Pues nada, le dices a tu amiga que nones.

- Eso es una putada. Esa proposición nada más la puede hacer un cabronazo como tú. ¿Ya me dirás que hago yo ahora?

- Pues se lo dices a tu amiga tal como te lo he dicho yo y le recalcas como te he dicho que no hay negociación posible.

O era una mentirosa fantástica o en verdad ella no me había preparado una trampa. Su cara reflejaba preocupación, sorpresa y un inmenso cabreo conmigo. La diferencia con los días anteriores, fue que mi amigo seguía igual de pesado y Laura ya no me decía nada. Hasta que una mañana fue ella la que me dijo que almorzáramos juntos.

- Ya te has salido con la tuya, hemos aceptado las dos, pero yo estaré pero no participare con vosotros.

- Bueno eso ya lo veremos.

- De ya lo veremos nada, tenlo claro. Que siempre hay tiempo de que me marche. Y ahora dime que día, para ver que hotel reservo.

- Error, no hay hotel que valga. Tiene que ser este sábado no, el siguiente e iremos a un chalet de la sierra. Carmencita tiene que ir sin falta, su marido estará fuera y como le da miedo ir sola, me pedirá que la acompañemos mi marido y yo. Pero como mi marido no le gusta salir el sábado que hay futbol, pondrá cualquier excusa para escurrir el bulto y me dirá que vaya yo sola.

- Me lo pensare, que eso de ir a la sierra.

- ¡NO ME JODAS! Perdón, ahora que está todo hecho, ¿Vas a poner pegas?

- Vale lo hare por ti.

- Que morrazo que tienes, si al final querrás que te dé hasta las gracias.

Se nos escapó la risa a los dos y quedamos en que sería ese sábado. Eso sí, le pedí la dirección exacta y quedaríamos allí directamente. Sabía que sería por la tarde y que llamarían al marido de Laura diciéndole que el coche se había averiado y hasta el día siguiente no estaría a punto, por lo que tenían que pasar la noche allí. Las dos lo habían preparado muy bien.

El sábado en el que habíamos quedado, decidí ir temprano, porque no conocía esa zona y por echar un vistazo antes. Quería cerciorarme de que no había gato encerrado. Llegue al lugar, era una casa con muy buena pinta y se veía cerrada a cal y canto. Me baje del coche y mire por la puerta exterior, antes de los 5 minutos, tenía un coche de seguridad preguntándome. Les aclaré que estaba esperando a la dueña, les di el nombre de ella y me dejaron, pero vi cómo se quedaban a distancia de mí, sin quitarme ojo. Llego un coche y era el de Carmen, lo supe cuando las vi bajar, me bajé las di dos besos a las dos y entonces los de la seguridad se fueron. Me desilusione un poco, porque venían vestidas de una manera nada excitante, ni morbosa, ni nada que se le pareciera. Carmen entro en la casa y desbloqueo la puerta del garaje para que pudiéramos meter los dos coches.

Una vez dentro, sacaron del maletero, dos bolsas, que se reían por la forma que sacaron la de Laura de su casa. Algo que no entendía el misterio de sacar una bolsa. Luego me dijeron que hiciera el favor de sacar las otras bolsas, estas no eran de viaje, eran de alimentos ya preparados y bebida, mucha bebida. Deje las bolsas en la cocina y Carmene encendió la caldera, no es que hiciera frio, pero la casa además de estar muy húmeda estaba helada de estar cerrada. Dijo que cuando se caldease todo la apagaría. No sé porque, pero Carmen me quiso aclarar una cosa. “No creas que esto lo hago de forma habitual, que es mi primera vez real, que de pensamiento lo he hecho muchas veces o más bien me lo he imaginado” no entendía la aclaración porque me daba igual, si lo había hecho antes o no. La creí porque la vi más nerviosa que a Laura, que esta tenía más cara de disgusto. Como he dicho venían vestidas muy normales y coincidían las dos en llevar pantalones. Pusimos unas copas y en cuanto terminamos esas primeras copas, se levantaron y dijeron que ahora volvía y desaparecieron escalera arriba. Tardaron en bajar como 45 minutos mínimo, pero la espera mereció la pena.

Bajaban espectaculares, una con un vestido corto y buen escote, la otra con falda corta y una blusa con muchos botones desabrochados. Se me erizo hasta los pelos del cogote. Menudas dos mujeres. A Laura se le había quitado un poco la cara de recelo pero no estaba todavía como siempre. Laura que era la que llevaba el vestido, se sentó y Carmen fue a por más bebida. Aproveche para decirle que estaba espectacular y que está mucho mejor que su amiga y no lo decía para hacerle la pelota, era verdad. A pesar de eso no cambio ni un ápice su cara y me soltó de pronto, “Que sepas que aunque este aquí y aunque me haya vestido así, cumpliré estando pero no pienso hacer nada” la amiga que la oyó, lo debió de entender mal, porque nos dijo, “No, yo tampoco quiero hacer nada con Laura” puso mucho énfasis para decir eso. ese salón, con una chimenea estaba muy bien. Pregunte si la chimenea funcionaba y Carmen además de confirmármelo me dijo donde había leña.

Fui por la leña, encendí la chimenea y luego fui a apagar las luces, pero antes de eso Laura debía de llamar a su marido. Lo hizo y le explico lo sucedido, con bromas de fondo por parte de Carmen. El marido ni se inmuto por lo que pudimos oír y no le pareció mal que se quedase. Una vez acabada la llamada apague las luces y quedamos con la iluminación del fuego de la chimenea. Le dije que pusiera música, mientras apartaba una mesa baja que había, dejando despejada una mullida alfombra, que comprobé lo mullida que era, cuando quite un plástico que la protegía del polvo y las inclemencias.

Sin que se lo esperara saque primero a bailar a Laura, que lo hizo a regañadientes. En la tercera canción ya estaba empalmado y bien pegado a Laura, que se hacia la dura, pero no se separaba. Los ojos de Carmen estaban clavados en nosotros y se le veía cara de cachonda, teniendo sus pezones totalmente desafiantes, queriendo salir de su blusa. Laura se apartó y dijo, “Carmencita, baila tu con el ahora” se hizo de rogar, hasta que la di mi mano, dejo su copa y nos pusimos a bailar. No sé exactamente en qué canción fue, pero en nada estaba con mis manos por debajo de su falda, agarrando sus nalgas y apretándola contra mí. Ella se pegaba bien y se movía. Nos empezamos a morrear y ella respondió desde el primer momento, tenía una lengua muy juguetona. Lo íbamos a pasar muy bien.

Todo fue muy rápido y la tenía desnuda en poquísimo tiempo, quedándose solo con sus medias y sus zapatos de tacón. Tenía una tetas envidiables, grandes, algo caídas por su tamaño y me llamo poderosamente la atención sus pezones, porque eran de una aureola muy grande y casi negros, salvo que por la poca luz, se vieran así de oscuros. Ella me empezó a desnudar de cintura para arriba y mientras yo me fui quitando los pantalones. Me aparte un momento y me quite los calcetines, porque no soy de esos que se queda con los calcetines puestos. Solo me quede con el slip y ella no se decidía a tocarme, hasta que lleve una de sus manos y la puse encima de mi rabo. Fue notarlo y tocarlo bien tocado, me los bajo un poco y me manoseo bien, se dio un poco la vuelta y le dijo a Laura, “Ahora te entiendo, menuda porra que tiene, si no me cabe en la mano, que barbaridad más rica” Laura no le respondió a nada ni le hizo ningún comentario.

Ahora Carmen estaba muy lanzada, se colocó mi rabo entre sus piernas y me morreaba con muchísima pasión. Me pellizcaba mis pezones y se ponía ella sola como una moto. Al final se fue agachando hasta llegar a mi rabo, lo miraba detenidamente, miro a su amiga y sin decir nada se puso a lamerlo, me moví los justo para que Laura no se perdiera detalle, nos podía ver de perfil a los dos. No dejaba de lamer, lamia con detenimiento, me chupaba los huevos y se los metía en la boca. Hasta que empezó a meterse mi rabo en la boca. No se anduvo con tonterías, empezó despacio, pero luego se lo metía hasta dar una arcada de vez en cuando. Me puse a mirar a Laura que ya había dejado su bebida en una mesa y me miraba con cara de zorra, ya no se veía nada de enfado. Tenía metida su mano debajo de su vestido, se estaba haciendo un dedo. La miraba y le sacaba mi lengua provocándola.

Su mirada iba de mis ojos a lo que estaba haciendo su amiga y viceversa. La miraba para provocarla y dio sus resultados. Porque se desnudó del todo y se acercó a mí, dio un sorbo a su bebida y besándome me la paso a mí. Nos fundimos en un riquísimo beso. No deje que se escapara y mientras me hacia su amiga una mamada fabulosa, yo la masturbaba a ella, que estaba que se deshacía. Me mordía el labio y su respiración se aceleraba, mientras notaba la dureza de su clítoris. Ya le tenía cogido el tranquillo a Laura, era ponerla cachonda y provocarla, luego ella hacia lo que fuese. Le besaba el cuello y se lo lamia, hasta que llegue a su oreja, le mordisquee el lóbulo y mi lengua hizo lo que le tocaba, hasta que muy suavemente y provocándola a tope le dije, “Tenías que demostrarle a tu a miga quien es más puta de las dos y quien come mejor un rabo, que no se entera, demuéstraselo, salvo que… no te atrevas” y Laura con cara de rabiosa y después de morderme el labio de manera insinuante me dijo, “Ya verás, de lo que soy capaz” así es como la quería.

Se agacho poniéndose junto a su amiga y con bastante soberbia y muy cachonda le dijo, “Carmencita, mira y aprende como se come un pollazo como este” le quito abruptamente y empezó a mamarlo con más ímpetu que Carmen y una vez que se lo metía de forma profunda aguantaba hasta que le faltaba el aire, al sacarla salían un montón de babas. “Venga zorrón acércate y cómela conmigo” le dijo Laura y como Carmen mostraba dudas de hacerlo con ella, algo que me desilusiono porque la veía a ella más lanzada que a su amiga, Laura le agarro del pelo y la atrajo hasta mi rabo, le decía que me la comiese y después ella se quiso poner a dúo con su amiga, pero Carmencita se echó para atrás y Laura de nuevo tomo la iniciativa, se veía que le gustaba dominar y agarrando a su amiga le dijo “Esto se va a acabar ahora mismo, no querías follar, no decías que te chivarías, pues vas a aprender” la cogió y la dio un muerdo, donde al principio Carmencita se veía con los labios apretados, para impedir a Laura meter su lengua.

Parecía una pelea y la ganadora fue Laura, porque Carmencita cabo abriendo su boca y se fundieron en un épico morreo de unos 5 minutos. En los cuales, además de morreo se empezaron a tocar entre ellas. Cuando pararon se miraron, me miraron y se carcajearon, ahora si empezaron las dos a comerme mi rabo. Luego Laura dejo sola a Carmencita, que estaba sentada sobre sus talones y en el momento que Laura empezó a meterla mano, se puso a cuatro patas, le facilito lo que antes no lo hubiera facilitado. Laura de pronto volvió a tomar la iniciativa, porque metió su cara por detrás en el culo y coño de su amiga, que soltó un gritito cuando la noto. Veía como Laura se agachaba y se incorporaba una y otra vez, como también se notaba como le metía sus dedos. De pronto me miro Laura y me dijo, “Menuda guarra que esta echa mi amiga. La que decía que follaba a la antigua, el misionero y poco más. No veas como le entran los dedos en el culo, a esta diga lo que diga se lo han follado bien follado, menuda guarra santurrona, esta encharcada”

Me quite y me tumbe sobre la alfombra, Laura no dio a oportunidad a su amiga y se sentó sobre mi rabo. La cara de Carmencita era de disgusto al ver como se le adelanto su amiga, pero no se cortó nada y dijo que ella no se quedaba a mirar el palomo. Abrió sus piernas y se sentó sobre mi boca, era verdad lo que había dicho Laura estaba encharcada. Ahí estaba yo, con Laura follándome y con Carmencita derritiéndose en mi boca. En un principio las notaba a las dos tiesas y cuando diego tiesas, me refiero a que estaban sobre mi sin echarse para adelante las dos. Según iban en aumento las respiraciones y Carmencita estaba cada vez más cachonda, me aplastaba la cara de tal manera que tenía dificultades para respirar. Por lo que con mis manos hice que se echara un poco hacia delante.

Al rato noté movimientos entra las dos y me di cuenta de que se tocaban. Hasta que se volvieron a besar. El sonido de sus besos era claro. Carmencita exploto en un inmenso orgasmo que baño mi cara y Laura fue detrás con uno mucho más sonoro y movido. Se quedaron paradas y me cortaron mi corrida, las aparte y quise averiguar si era cierto lo del culo de Carmencita. La coloque sin preguntarle a cuatro patas y me puse detrás de ella, flexione mis piernas y en esa posición empecé a meter mi rabo en su culo. Ni se opuso ni reclamo cuidado ni tampoco pidió algún lubricante. No me extraño nada una vez que empecé a follarla entraba mi rabo bastante bien, estaba compacto, pero era verdad que ese culo estaba ya muy “trabajado”

Carmencita solo respiraba fuerte y resoplaba de placer, dije, “Pues sí que es una guarra tu amiga, le esta entrado mi rabo sin ningún problema, se nota que usa mucho y bien este culo de zorra que tiene” la empecé a follar a mayor ritmo y Laura miraba sin creerme, hasta el extremo que no se creía que me follaba el culo, se creía que estaba follándomela por el coño, se vino hacia mí y vio cómo me follaba el culo. Abrió los ojos impresionada y le pregunto a su amiga, “¿De verdad no te duele? ¿No te mata?” y Carmencita medio sonriendo y con voz entrecortada le respondió, “No, no me duele y sí, me mata pero de placer” eso a Laura le puso muy cachonda, tanto que ni se lo pensó, se abrió de piernas delante de su amiga y le dijo, “Pues vamos a ser unas buenas putas y probemos todo, venga” y aunque tuvo un pequeño titubeo, Carmencita se puso a comer el coño de su amiga.

Tuve que bajar un poco el ímpetu en mis embestidas porque eso provocaba que Carmencita no le comiera el coño en condiciones a su amiga. Aunque protesto y me pidió que no aflojara, así que como estaba a punto y estaba loco por correrme, volví a aumentar mis embestidas y me corrí de forma brutal en su culo. Me salí y me fui al aseo a limpiarme, las deje como estaban, Laura abierta de piernas y Carmencita comiéndole el coño. Cuando llegué lo hice en el momento justo y el más bonito, estaban enroscadas en un 69 y llegaban en ese momento a una corrida conjunta, como se movían las dos, era una estampa preciosa. Cuando vi que ya se relajaron las aplaudí y ellas riéndose decían que para ser la primera vez, no había estado nada mal. Nos dimos un pequeño respiro y aprovechamos para seguir bebiendo de nuestras copas.

Laura como ya había más confianza le pregunto a su amiga por el secreto de su culo. Ella riendo le dijo, “No pienses cosas extrañas, es mi marido, que se empeñó en comprarme juguetitos para ahí y al final me compro uno bastante grande, que lo usa cada vez que estamos de tema” y Laura la miraba impactada. Porque le había impresionado vernos y Carmencita dijo, “Eso es empezar, una vez que empiezas luego no paras”. Carmencita me miro para decirme, “Tu semental ahí tranquilo, relájate y recupérate, que tenemos todavía mucho por delante. Nosotras vamos a asearnos y a preparar un pequeño piscolabis, ¿Verdad Laurita?” y Laura le respondió, “Por una vez estamos de acuerdo. Hazle caso a Carmencita tu descansa y si te hace falta algo lo pides” se echaron a reír y me dejaron solo. Vi que cada una iba a un aseo. La primera en salir fue Carmencita.

Que aprovecho para decirme, “Oye luego tenemos que lograr que le folles el culo a Laurita, no podemos dejarla sin probarlo, ¿Estás de acuerdo?” ahora el que se rio fui yo, “Ya lo tenía pensado antes de venir, que os iba a follar bien follado vuestros culos de zorras” Carmencita se agacho y me dio un buen morreo. Luego se fue para la cocina. Laura salió y se fue también para la cocina, lo que prepararon fue una cena fría. Un buen vino y nos pusimos bien “alegres” esa noche. Laura puso música suave, música instrumental. Las dos se habían puesto para cenar unos vestidos, vaporosos y cortos, la diferencia eran los colores. Se puso a bailar sensualmente al ritmo de la música, Carmencita se levantó apagado las luces y se puso junto a Laura. Querían provocarme, excitarme, ponerme burro y lo iban a conseguir seguro. Si ya estaba sueltas de por sí, la bebida las volvió más sueltas aún. Eran dos maduras muy sensuales y sexuales, con ganas de pasarlo bien. Se desnudaron la una a la otra, luego se acariciaban, se besaban, se lamian, todo a ritmo de la música. Me miraban y sabían que estaba a reventar, me quite la toalla y mi rabo, estaba pegado a mi ombligo.

Se acercaron y se sentó cada una a un lado mío. Nos besábamos indistintamente los tres. Nuestras lenguas estaban ávidas de sexo. Nuestras manos iban de igual manera de un cuerpo a otro, chocándose entre ellas muchas veces, o tocando donde ya había otra mano tocando. Nos íbamos acelerando los tres, estábamos en cierta forma descontrolados, nos dejábamos llevar. Esta vez fue Carmencita la que se colocó sobre mi después de morrearnos bien, coloco el rabo en la entrada de su coño, se fue sentando con mucho morbo y sin dejar de mirarme. Laura se acercó y me beso, para luego empezar a acariciar las tetas de su amiga y no se pudo aguantar, se las comió y mordisqueaba sus pezones. Llevábamos un rato y cada vez veía a Carmencita más a punto, incomprensiblemente se levantó y se fue, nos quedamos que no sabíamos, pero a Laura no le debió preocupar mucho, porque rápidamente sustituyo a su amiga.

Me follaba con ganas y pegaba sus tetas a mi boca, apretaba mi cabeza contra sus tetas, estaba frenética. Vi la sonrisa pérfida que traía Carmencita, que me guiño el ojo. Se puso a acariciar a su amiga que cuando sintió que estaba detrás de ella, giro su cabeza y se besaron, hasta que dio un brinco y dijo, “Cabrona ¿Qué es eso? que está muy frio, me has dejado el culito helado” y Carmencita no le decía nada, a pesar de que Laura le decía que se estuviera quieta, su amiga seguía y pude ver que era tubo de lubricante. Ahora Carmencita pego su boca al oído de su amiga y le decía suavemente, pero que yo también podía oírla, “Cállate que hoy te vamos a estrenar tu ojetito, cuando llegues a tu casa, lo llevaras bien abierto y de formas natural, no con látex como a mí” Laura no decía nada, pero movía la cabeza de un lado para otro, de manera ostensible para decir que no.

Ahora se puso a tocarle el clítoris a su amiga y me dijo de pronto, “Para, para, que esta guarra está a punto de venirse. Que se venga cuando le estés follando el culo, así lo llevara mejor, hazme caso” y prácticamente empujo a su amiga para que se quitase. Laura se cabreo pero estaba demasiado cachonda. Carmencita cogió el tubo y se puso a embadurnarme el rabo y ya de paso me hacia una paja muy suave, sus ojos brillaban y se puso a mirar a su amiga. La cara de Laura se trasformo de cabreo a deseo. Era excitante ver a esas dos maduras tan cachondas. Le decía a su amiga que se pusiera de rodillas y se apoyara bien, que levantara ese culo y al final Laura lo hizo, pero diciendo, “Júrame que si me duele pararas, júrame que no me harás daño, júrame que serás suave, júrame que…” me estaba atacando y la corte en seco, “Mira zorra lo único que te voy a jurar es que te voy a meter el rabo hasta las pelotas” se quedó callada y agacho su cabeza hasta dejarla sobre sus manos, quedando el culo completamente en pompa, toda una invitación.

Me coloque igual que antes con Carmencita, me puse de pies, flexioné mis piernas y coloque el capullo en la entrada de su ano. Antes de empujar, antes de empezar a meterle el rabo, ya estaba protestando y quejándose de dolor. Carmencita se lo recrimino y yo le di un par de buenos azotes, que la sorprendieron. Vi que al recibirlos relajó instintivamente la presión que ejercía sobre su culo. Así que cuando coloque el capullo bien en su ano y sentí como apretaba, para impedir que entrara, la azote con más rabia y cuando note esa leve relajación, di un pequeño empujón, encajando a la perfección el capullo. Dio un sonoro grito, algo exagerado, pero no me moví. Carmencita le aconsejaba que respirara hondo y varias veces, mientras notaba como entraba, que así era mejor. Se puso a respirar tan rápido, que tuve que calmarla porque se iba a marear al final.

Para que se relajara le mentí diciéndole que ya tenía metido más de la mitad del rabo y eso parece que la tranquilizo un poco. Mientras se lo decía de forma muy sutil empecé a follarme en verdad su culo, se quejaba, me pedía que me saliese. Carmencita se acercó, se puso a morrearse con ella y a hacerle un dedo. Lo que si empezó a relajarla. Seguí poco a poco y ahora sí que tenía dentro de su culo más rabo del que quedaba por meter. Para lo que quedaba le dije a Carmencita que se metiera debajo de su amiga, lo entendió perfectamente, se puso a comerle el coño, en cuanto sentí como se aceleraba su respiración, termine de meter todo mi rabo y nuestros cuerpos se tocaron, escapándosele un gritito de satisfacción. Carmencita que cada vez hablaba de forma más basta nos dijo, “Tu puta, cómeme el chocho de una puta vez, que yo también quiero pasarlo bien y ahora que el semental te llene de pollazos hasta romperte”

Dicho y hecho, Ellas haciendo un espléndido 69, mientras yo empezaba a ser cada vez más “brusco” follándome el culo de Laura, que se corrió la primera y más bestia que las de antes. Ahora intercambiaba bufidos, con quejidos, con gemidos, estaba que se salía, se corrió dos veces más casi seguidas, luego me corrí yo en ese culo recién estrenado y parecía mentira que ya me hubiera corrido una vez esa noche, porque sentí como si fuera una manguera regando, no sé cuántos chorretones eché, pero fue sensacional. Me quite muy despacito y hasta hizo ruido cuando saque mi rabo del todo. Ellas seguían con su 69, me quedé mirándolas y vi como chorreaba un poco el culo de Laura, hasta que llego a su coño y Carmencita al notar el sabor, sacaba más la lengua y la chupaba con más ganas. De nuevo Laura empezó a correrse y segundos después lo hacía Carmencita.

Paramos y estábamos los tres sudando como pollos. Conversamos un rato. En esa conversación Carmencita decía que pensaba que tendría remordimientos, pero todo lo contrario, estaba muy contenta, Laura se reía y le decía, “Amiga es que somos muy putas” nos reímos todos. El resto de la noche seguimos follando y ya de madrugada nos quedamos dormidos. Nos despertamos de golpe porque sonó el móvil de Laura, era su marido y ella le decía, “No, no, no hace falta estamos a punto de que nos den el coche, ni idea, una tontería, en el momento que nos lo den vamos para ahí” miramos la hora y se nos había pasado el despertarnos eran las 12. Nos vestimos a toda velocidad y menudas ojeras teníamos los tres. Tuvimos que salir a toda marcha.

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