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Vecina casada tímida, pero puro vicio.

en Hetero: Infidelidad

Pilar y Tristán estaban nerviosos con el asunto de su hija Erica. Pero lo estaban por distintos motivos, Pilar porque de vez en cuando le venían sentimientos encontrados, unas veces se excitaba hasta puntos increíbles y otras le daban los mayores remordimientos, aunque al final le podía la calentura. Sin embargo a su marido solo le ponía nervioso las ganas que tenia de ver a su hija en acción, como decía el. De su ordenador quite las grabaciones en las que salía yo y no me aviso en su día, seguía viendo las grabaciones que copie y eran mucho mejor que cualquier película XXX, también me trajo nuevas grabaciones de Erica ahora que estaba en su casa, era una mujer espectacular y aunque no lo decía, era igual de cachonda que la madre.

Había que dejarla su espacio y de paso así se alimentaria la calentura de Pilar y Tristán. Los siguientes días, Pilar estaba que se subía por las paredes y se le notaba, me excitaba y me hacía sentir muy bien, como se acercaba a mí en plan gata ronroneando. Lo que no quería decir que el que no follara con ellos me iba a quitar las ganas de follar por ahí. Enseguida me vinieron a la cabeza Karina, Alicia y Khaïra, después de darle varias vueltas decidí ir a provocar a Alicia y ver que sucedía. Me dejé ver más por casa, hasta que se dio la oportunidad, estaba tomando una cerveza y vi pasar a Francisco y Alicia, camino de casa empujando el carrito del bebe. Pagué rápido y salí detrás para hacerme el encontradizo. Ella iba vestida muy discreta, como solía ir, sin llamar la atención.

Como iba detrás de ellos les chiste y se giraron, Francisco se paró y enseguida me saludo. Hacia bastantes días que no coincidíamos. Su mujer estuvo fría. Entramos en el portal y mientras esperábamos el ascensor, ya que alguien tenía la puerta abierta en una planta y no cerraba, estuvimos hablando y Francisco dijo, “¿Por qué no te vienes a tomar algo a casa? Algo de picotear, ¿Qué te parece Alicia?” y por la cara que puso su mujer fui yo el que conteste, “Francisco, Francisco, esas cosas se consultan antes con la mujer, que lo mismo le viene mal y así la comprometes”, ella le miro y le respondió, “Es que tienen que venir de fuera a decirte lo que siempre te digo yo, es que no aprendes. Y por favor Pelayo no te lo tomes a mal, que no va por ti, es que es un cabezón este hombre mío. Pero que puedes venir que siempre hay algo para tomar” y me quise excusar pero dejando la puerta abierta a que me insistieran.

Llego el ascensor que no es que sea muy grande, pregunte si entraríamos todos y el carrito y Francisco dijo que si, que era cuestión de saber colocarnos. Entramos como latas en sardina, bien apretados y ya me encargué yo de quedar en la mejor posición. De tal manera que el culo de Alicia quedo a mi disposición para poder sobárselo a mi placer, mientras Francisco me insistía para que fuera a su casa a tomar algo. Cambiando de pensamientos, le dije mejor otro día que al día siguiente no tengamos que madrugar, se quedó pensativo y me dijo que el sábado seria buen día, que veríamos el partido de futbol y cenábamos. En eso apretando bien el culo de Alicia y tocándoselo bien dije, “bueno, otra vez has metido la pata, si no es tu mujer la que dice que me invita no voy” y ella que se estaba conteniendo me dijo que por ella no había ningún problema, que era mejor, así le daría tiempo de tener algo preparado. Se había caído un babero y lo cogí, cuando para que no se fuera el ascensor, me quede con la puerta abierta y les dije que se les había caído eso, Francisco llevaba el carro y ya había abierto la puerta, ella vino hasta mi para recogerlo y le dije en voz baja, “el sábado ves muy cómoda porque pienso follarte” agarro el babero y dio un fuerte tirón quitándomelo de la mano y marchándose veloz.

El viernes apareció Gloria que venía muy cautivadora, como una encantadora, pero de serpientes. Se sentó y después de hablar con un tono suave irreconocible, con miradas insinuantes y con mucho cinismo, que se le notaba a la legua me dijo.

+ Mañana sábado a las 9 de la noche te esperamos en casa para cenar. No hace falta que traigas nada. (Mas que una invitación, por su tono, era una orden)

+ Pues va a ser que no, ya he quedado para cenar.

+ ¿COMO? ¿QUE NO VAS A VENIR? (Abriendo desmesuradamente los ojos y no creyéndose lo que oía)

+ Parece que oyes bien. No, no voy a ir. No te puedo decir otra cosa.

+ Pues sí que puedes, solo tienes que des quedar con quien hayas quedado, así de sencillo.

+ Pero es que no quiero des quedar. Que será una noche muy buena y en tu cena barrunto que no sería igual. (Seguía poniendo mala cara y se enrabietaba más, algo que me divertía)

+ Y tú qué sabes, soy muy buena anfitriona y seguro que sería más amanea mi cena que la de cualquier otra persona.

+ No creo, la pareja que me ha invitado es muy agradable.

+ Supongo que te referirás a que es agradable la mujer. Que ya te voy fichando.

+ Pues mira es verdad, porque el marido es tan insulso como el tuyo. Pero lo pasare bien porque ella y yo tendremos un “cara a cara” muy especial.

+ ¡HALA YA! Si, delante del marido.

+ Te aseguro que tendremos un intercambio de fluidos.

+ Que ORDINARIO por favor. Vale pues tú te lo pierdes.

No seguimos conversando más y luego Erica me hablo, mejor dicho, me pregunto, “que capacidad de cabreara a la gente, ¿Qué le dices a mi cuñada, que cada vez que habla contigo sale maldiciendo?”, que no le gusta lo de los gastos, le conteste quitándole importancia. Erica que ya había roto el hielo me volvió a preguntar, “¿Qué te parece si quedamos el sábado noche para tomar algo y así hablamos con más tranquilidad de todo” me eché a reír y le dije, “imposible el sábado tengo una cena que no puedo cambiar, otro día cuando quieras” no puso buena cara, pero al contrario que su cuñada lo entendió.

Ya era sábado y me frotaba las manos, con las ganas que tenia de que llegara la noche. Al mediodía tomando el aperitivo en el bar de abajo, llegaron Alicia y Francisco, nos tomamos un par de cervezas y no pare de mirar a Alicia, que pasaba de mi totalmente y al irse a su casa, Francisco me recordó lo de la noche y le dije que no se me había olvidado.

Camino de su casa ya iba pensando como estaría vestida Alicia, me la imagina explosiva y escandalosa, con una falda corta y sin nada debajo. Fue ella quien me abrió la puerta y ya empezábamos mal, llevaba unos leggins muy ajustados, que si bien le marcaban el culo de forma espectacular, me había defraudado. Llevaba una blusa, pero bien abotonada, no llevaba suelto ni un botón. Nos saludamos Francisco y yo y pasamos al salón. Se notaba que se había despertado y por lo que dijo su mujer, se había quedado frito en el sillón. La mujer iba y venía de la cocina, quise ayudarla a preparar todo y se negó en rotundo.

Quedaba poco para empezar el partido y ya estaba todo encima de la mesa. Alicia se sentó en un lado y Francisco y yo en el mismo sillón. Se levanto y se fue, vino con él bebe e hizo lo de la otra vez, se desabrocho y se puso a darle el pecho. La miraba a ella más que al partido. Me puse a pensar en ella, mi percepción sobre Alicia es que era una mujer que además de estar bien, se notaba que estaba falta de cariño por decir algo suave, pero ella a la vez tenía una lucha por hacer lo correcto y no engañar a su marido. Acabamos de cenar prácticamente a la vez que termino el primer tiempo y sin preguntarnos, Alicia había traído café para ella y para mí y para su marido un poleo menta doble.

Empezó el segundo tiempo y estaba pensando en marcharme, porque al rato Francisco estaba dando cabezazos y en esa situación sobraba allí. Intente hablar con el preguntándole cosas sobre el partido y comentarios de jugadas, para que se le quitara la modorra y no había manera, no sé cómo Alicia no se daba cuenta de que su marido estaba torrado. Se levanto sin dejar de dar el pecho y me pidió el favor de que me sentara en una silla, para dejarme él bebe y que era mejor que en el sillón, por si eruptiva. Me levanté y fui a la silla, Alicia me paso al bebe y su teta quedo al aire, con un pezón grandísimo, completamente hinchado, ahí de pie, sin quitarse de mi vista, con una toallita se limpió el pezón. Luego agarro de nuevo al niño y se dio la vuelta, para acostarlo en una cuna. Dejándome el culo pegado a mí.

Como sabía que Francisco no podía verme, porque estaba recostado y con una respiración fuerte, que indicaba que estaba roncando y que además el propio respaldo del sillón impediría que me viera. Empecé a acariciar el culo de su mujer, que no decía nada y se dejaba. Baje lo que pude los leggins y se quedó al descubierto su culo, lo acaricie lo lamí y lo mordisquee, mientras metía mano en su coño, que estaba empapado y despedía un fuerte olor a sexo. Fui bajando más sus leggins, sin darse la vuelta levanto una pierna y luego la otra para que pudiera quitárselos. Ahora sí que la visión era extraordinaria, podía tocarla mucho mejor, metía varios dedos dentro de su coño y cuando empecé a tocarle el culo, me quito la mano de allí, tuvimos como una lucha hasta que logre meterle mi dedo pulgar y se oyó un quejido, fue lo primero que se oyó en todo el tiempo.

Se dio la vuelta y menuda cara que tenía, estaba cautivadora. Su mirada penetrante me daba una calentura bestial. Se agacho y nos besamos, un morreo igual de bestial que ella. Abrí su blusa y saqué sus tetas, esos enormes pezones estaban deliciosos, según los chupaba y los mordisqueaba, sentía el sabor de su leche. Alicia mientras me desabrochaba el cinturón, que le costó bastante, luego desabrocho el pantalón y empezó a acariciar mi rabo. Lo movía de arriba abajo, apretando bien el rabo. Acerco su boca a mi oído y me pregunto, “¿Así te tocabas pensando en mí?”y no la conteste, le dije, “Pensaba en cómo me follaría tu culo y como te follaría, pero ahí al lado tenemos el problema que se puede despertar” y mordiéndome la oreja y con voz cachonda me respondió, “no tienes por qué preocuparte, en las hierbas que le puse le coloque un sedante doble de los que suele tomar y si con uno no se despierta imagínate con dos”

Menuda puta más encantadora, estaba decidía a follar esa noche y lo había pensado todo para no quedarse a medias. Tenía la mano pequeña, pero apretaba bien fuerte y me decía, “menuda polla que tienes, cuando la note el otro día me parecía grande pero más pequeña de lo inmensa que la veo ahora”y la aparte un poco, la hice tumbarse en la mesa de comer y en la posición que estaba yo, sentado, coloque sus piernas por encima de mis hombros y empecé a comerme su mojado coño. Veía como respiraba y su cuerpo se hinchaba y oía de forma imperceptible sus gemidos, se los aguantaba. Cuando se corrió, casi me estrangula con sus muslos, vaya manera de apretarme.

Me quite y me puse de pie, saque un condón del bolsillo y me lo puse ante la mirada atenta de ella. Luego me acerque, coloque sus piernas sobre mis hombros, agarre sus caderas atrayéndola hacia mí y empecé a penetrarla, era placentero sentir, lo caliente que estaba su coño, como según metía mi rabo me lo iba calentando, a pesar del condón, sentía perfectamente como lo mojaba todo. Cuando mi cuerpo choco con el suyo, se nos escapó una estallido de respiración, una super bocanada.

Empecé a follarla con mucha tranquilidad, pero eso no iba conmigo y por la cara de ella tampoco le gustaba ese ritmo, así que puse más vigor y la empecé a bombear con más pasión, hasta el extremo, que la mesa empezó a sonar demasiado, chirriaba algunas veces y eso le puso nerviosa a ella. Me hizo parar y me empujó hacia la silla y se sentó encima. Ahora ella era la que marcaba el ritmo y lo había con mucha vehemencia, pero seguía sin verla muy a gusto y la pregunte. Me miro como y su mirada era una mirada vergonzosa, hasta que me abrazo y sin verle la cara me dijo, “es que la posición que más me gusta es puesto tu detrás, ¿me entiendes?” claro que la entendía pero no sería tan vergonzoso que ella y le dije al oído, “quieres que te folle como la perra que eres y a una perra se la folla como lo que es” no me hizo falta esperar su respuesta porque se le noto en sus movimientos que era así, además de cómo me chupeteo el cuello.

Nos levantamos y quería que fuéramos a la cocina y no me moví, se me quedo mirando, porque no entendía que no me moviera. La agarre y la hice apoyarse en el respaldo del sillón donde estaba su marido, se puso nerviosa y me dijo en voz baja, “estás loco, así no, además no podría” ni la escuché, bueno la escuche pero no la hice caso. La apoyé y sin más le metí el rabo hasta el fondo. Pronto sabría si era capaz o no. Poco hizo falta, disfrutaba de cada empotramiento que le hacía, sabía que se estaba poniendo cachondísima de estar en esa situación, viendo a su marido dormido y ella siendo follada de esa manera. Hasta que agacho la cabeza, la apoyo en el sillón y se corría desbordándose ella misma, agitando su cabeza y su cintura para sentir mejor el rabo.

Se quito de golpe, su cara esta desencajada de placer, se puso pegada a mí, me morreo y me dijo de forma ardiente, antes has tomado mi leche y ahora me voy a tomar la tuya. Me quito el condón y se agacho a comerme el rabo. No lo hacía muy bien, no sé si por no estar acostumbrada a ese tamaño, por nervios, por calentura o porque, pero me daba placer. Me hizo un poco de daño en algún momento y la hice levantarse, no me queje pero se dio cuenta, nos fuimos ahora llevado por mí a la cocina. Al llegar me dijo, “perdona, es que nunca había tenido una polla así de grande, pero en cuanto me acostumbre veras, déjame que siga” no la deje la apoye de nuevo, esta vez sobre la encimera y el dije que ahora sin aguantarnos, que estaba la puerta del salón cerrada y la de la cocina también.

No quería porque no tenía más condones, pero era un no fingido, hasta que me dijo que bueno pero que no me corriera dentro de ella. Lo que ella no sabía era que mi intención era correrme dentro de su culo. Empecé a follarla con mucha tranquilidad y de paso empecé a tocar nuevamente su culo, me decía que lo dejara, pero yo seguía, le dije que me pasara el aceite que había en la encimera, mientras me lo pasaba me preguntaba tontamente que para que, lo cogí y deje que un leve chorrito cayera por su rabadilla has el ano y cuando llego, se lo metí con mis dedos. Su quejido fue muy leve y al rato de estar follándola, dos de mis dedos que no son pequeños, entraban y salían de su culo como si nada.

Fue cuando le dije que me lo iba a follar y como muchas otras antes, me dijo, “cada vez que lo ha intentado mi marido me ha dolido y la tiene más pequeña que tú, será imposible” se la saque y me embadurne a tope mi rabo. Coloque la cabeza del rabo en a entrad de su culo, ante sus protestas pero sin quitarse. Lentamente, poco a poco, mi rabo se fue abriendo paso en ese estrecho culito hasta que la cabeza entro y se encajó. Fue cuando pare en ese momento, para que se adaptara y ella me dijo, “Ayayay, me duele, para. Jope es que es muy grande, Pelayo saca la polla, ¡POR FAVOR! ¡SÁCALA! Que me falta hasta la respiración” le di dos buenos azotes en sus nalgas y se quedó callada, fue cuando la dije, “¿Qué vas a ser, menos que la zorra de tu suegra? Pues no, porque tú eres mucho más puta, así que respira con tranquilidad, no aprietes y entrara mucho mejor, si no, tendré que seguir azotándote” fui metiéndolo de forma prudente hasta tener el rabo todo dentro, hasta que mis cojones, chocaban con sus nalgas. Me agache y toque su clítoris que estaba muy hinchado, ya dejo de quejarse y en el momento que note que movía un poquito su culo, empecé a follar su culo, con una intensidad muy suave.

Pasando luego a una intensidad media, hasta que empecé a empotrarla, pero me agarré bien a sus dos tetazas, que cuando tocaba sus pezones, era como si la estuviera ordeñando, porque echaba mucha leche. Ella ya se había corrido dos veces y no aguantaba, así que le avise que me iba a correr y ella esta vez sí, me gritaba que me corriera ya, que ella estaba a punto. En cuanto me oyó, porque a mí se me oye y sintió mi corrida, ella se corrió detrás. Nos quedamos los dos muy relajados y ella me llevo a un aseo, me dijo que me limpiara y se fue a traerme una toalla. Vino con una bata corta puesta. Una vez que me lave, me dijo que sería mejor que me marchara ya. Lo entendí y le di la razón.

Lo malo que cuando llegamos a la puerta y ver la bata medio abierta, donde se vean parte de sus ricas tetas, me puse palote de nuevo. La empecé a besar el cuello por detrás y la apoye sobre el mueble del recibidor y no me aguante, levante su batita y mientras nos miramos en el espejo, no me aguante y azote varias veces su culo, viendo la expresión de su cara. Ella me decía falsamente, que eso no le gustaba. Me saqué el rabo y allí en esa posición empecé a follarla de nuevo. Le pregunte si alguna vez lo había hecho así y negaba con la cabeza, se corrió en nada. Hice que se agachara y me hice una paja ante su cara y cuando estuve a punto la avise, se metió el rabo en su boca y me corrí.

Lo que me sorprendió es que una vez llenada su boca con mi corrida, me hizo una seña de que me esperase y se iba a ir. No se lo permití e hice que se lo tragara, luego me dijo, “pues que sepas que ha sido la primera vez, que siempre que Francisco se corre, voy al baño a escupirlo y no me has respetado en eso” me eche a reír y no quise decirle nada. Le dije que esperaba que me invitara otro día y ella no dijo ni sí ni no. Dio una callada como respuesta.

A mitad de la mañana del domingo me los encontré de nuevo, esta vez no hubo intención por mi parte de hacerme el encontradizo, se dio así. Como hacia buena mañana nos sentamos en una terraza de uno de los bares próximos a nuestra casa. Ella nos dejó un momento porque paso una vecina con un carrito de bebe también y se levantó a hablar con ella. Al quedarnos solos Francisco y yo me pidió disculpas por haberse quedado dormido la noche anterior y también me contaba la bronca que le dio su mujer por ser tan mal anfitrión. La distancia con su mujer era corta y le estuvo oyendo, de tal manera que cuando se fue la amiga, se sentó y nada más hacerlo dijo, “es que Francisco no se puede invitar a alguien a cenar y quedarse dormido no, lo siguiente, que dabas unos ronquidos que temblaban las paredes” menuda cara que tenía y el pobre con cara de angustiado y para arreglarlo Francisco dijo, “oye esta tarde noche hay otro partido, podías venir así compensábamos lo de ayer y eso sí, prometo no dormirme” y salí en su ayuda, “no hace falta de verdad, además mañana hay que madrugar, si eso otro día” el no insistió mucho y la que hablo fue su mujer, preguntándome, “¿A ti te gustan las películas de terror?” le conteste que si con la cabeza y ella dijo, “pues si quieres puedes venir, porque seguro que este (por su marido) no acaba de ver el futbol y se queda dormido otra vez seguro, segurísimo, pero tengo una peli de mucho miedo”

Me quede pensativo y me hice un poco de rogar, porque Francisco decía “por un perro que mate, mata perros me llamaron, que seguro que no me duermo”luego se quejó porque su mujer le dejo durmiendo en el sillón, levantándose con dolores por todas partes, que le podíamos haber despertado para que se fuera a la cama. Entraron en una pequeña discusión de té desperté, no me despertaste. Nos jugamos las consumiciones a los chinos y gane, por lo que se levantó a pagar y en cuanto lo hizo le dije a Alicia, “esta noche iré, pero ya te aviso nada de ir vestida como ayer, quiero que me recibas bien puta, de lo contrario entrare y diré que he bajado para deciros que no me puedo quedar, así que tú tienes la sartén por el mango, ¿Qué dices?”y ella me respondió, “tu ven que y veré que me pongo, porque no tengo ropa de ese estilo, pero algo intentare y eso sí, no tardes mucho”

Francisco apareció preguntándome que había decidido y mi respuesta fue, “lo intentare, pero si bajo al acabar el partido me marcho que yo también madrugo” y le pareció muy bien. Al llegar esta vez a su casa me abrió Francisco, que se alegró de verme y pasamos al salón, cuando le pregunte por su mujer me dijo que estaba acostando al bebe y que se estaba cambiando porque le había vomitado un poco. Al hacer acto de presencia hasta a su marido le saltaron los ojos. Porque apareció con un vestido o camiseta, no puedo decir con exactitud que era, pero fuera lo que fuera, era lo que se ponían y se ponen muchas mujeres pero con unos leggins debajo o algo similar. Porque le quedaba super corto y muy ajustado, hasta el extremo que se notaba que no llevaba sujetador y sus pezones se marcaban de tal manera, que se podrían colocar unas perchas sobre ellos, el culo aunque pequeñito se le notaba divinamente.

Francisco no se pudo aguantar y le dijo con mucho tacto, “¿Ali no crees que no te sienta muy bien ese vestido?” ella lo miro de forma incrédula y le dijo con todo su papo, “¿NOOOO? ¿No me queda bien?” él se aturullo y salí otra vez en su defensa. “Quedar te queda muy bien, creo que lo que se refiere tu marido, es que si salieras así a la calle, además de causar más de un infarto, alguna rotura de cuello y algún que otro divorcio, lo mismo daba de que hablar” y el con un suspiro me dio la razón. Ella salió al paso diciendo, “es que así no vayas a salir a la calle, estoy así porque estoy en mi casa y porque ha confianza, ahora si eso te causa molestias voy y me cambio” su marido o por no quedar mal o por lo que fuera, le dijo que no, que estaba bien.

Mientras Francisco se puso a buscar el canal del futbol, le dije que iba a la cocina por hielo. Nada más entrar me acerque a Alicia por detrás y metí mi mano entre sus piernas, no llevaba bragas y estaba ya bastante mojada, le di un muerdo en el cuello y luego agarrando la aceitera le dije que se fuera preparando su delicado culito con eso o con lo que quisiera. Ella me dijo que no, que lo tenía muy “así” de la noche anterior, que no. Entonces levante su vestido, viéndose su pequeñito culo, muy bien puesto y que se veía muy delicado, dándole un azote que resonó de tal manera, que Francisco pregunto y ella dijo que se le había caído la tabla de la cortar la carne.

Regrese junto a Francisco y todo se dio como el día anterior. Hasta la hora de los cafés y sus hierbas. Apareció su mujer con una bandeja llevando los dos cafés y el poleo menta para su marido. Cuando Francisco dijo, “no, a mi ponme otro café, así me despejo”Alicia muy indignada y en plan fiera con dos tonos de voz más alta de lo normal le respondió, “de eso nada, sabes que el café se sienta mal y si es por la noche ya no te digo. Si no te quieres tomar el poleo no te lo tomes pero de café nada”

El tío ni miraba su taza y nosotros bebíamos el café con tranquilidad pero expectantes. Ahora eso sí, su mujer no insistió, estaba como si le diera igual todo, pero sabía que por dentro estaba rabiando. Y de pronto, cogió la taza soplo un poco y sorbo va sorbo viene, a la media hora estaba como la noche anterior, con cabezazos y cada vez mayores. De vez en cuando resoplaba, movía su cabeza y me decía, “con lo que me cuesta dormirme normalmente y llevo dos días que me quedo fatal” y le dije, “pues no seas tonto, si te cuesta normalmente aprovecha y vete a dormir, no lo hagas por mí, que ya me voy” al final ante la insistencia de su mujer y la mía, se fue a dormir.

Nosotros nos quedamos en el salón, pero sin hacer nada, estábamos esperando un tiempo prudencial. Como a la media hora, Alicia se levantó y me dijo que iba a ver como estaba. Hice lo mismo y fui con detrás, sin que ella se diera cuenta. Abrió la puerta de su dormitorio, había una luz de una lamparita encendida, una luz amarillenta, muy tenue. Vi que Francisco estaba tumbado de lado, dando la espalda a la puerta y estaba completamente desnudo. Parecía un oso, estaba lleno de pelo por toda la espalda y el culo. Era un contraste conmigo, que no tenía nada de pelo en ningún sitio, salvo en la cabeza.

Alicia al darse cuenta de que estaba detrás de ella, con la mano me indicaba que silencio y que me saliera. Mientras ella trataba de tapar a su marido. Empecé a acariciar su coño que estaba mojado y según se lo tocaba se iba encharcando. Decía que no, pero le gustaba el morbazo de la situación. Dejé caer mi pantalón y me puse a rozar su coño con mi rabo, lo único que hizo fue quedarse inclinada, con los brazos estirados y quedándose apoyada con sus manos, junto a su marido. Ahora fui metiendo mi rabo en su coño, entraba perfectamente, porque estaba muy mojada. La follaba con suavidad, aunque sabía que le gustaba que la empotraran bien, porque lo pude comprobar nuestra primera vez. No decía nada de palabra, pero pegaba unos buenos empujones para atrás con su cuerpo, para provocar una penetración más profunda.

Me gustaba como me incitaba a lo que quería, pero eso solo no iba a valer. Cada vez estaba más excitada y ahora me dedique a follar su culito, nada más meter un dedo, me resbalo, dándome cuenta de que se había puesto alguna crema o lubricante, la que no quería. Su marido se movió quedando boca arriba, la verdad que tenía un rabo más bien pequeño, aunque lo mismo si se empalmaba cambiaba la cosa. Al final en voz baja me pidió que se lo hiciera como ayer y volvió a culear hacia atrás, entonces empecé a follarla con más intensidad, pero nada parecido a lo de ayer. Lo justo para provocar que se corriera.

Llego el momento crucial, iba a follarme su culito otra vez y lo haría con mucha fuerza. Hice que se pusiera de rodillas en la cama, me subí yo también a la cama e inclinándome un poco, le puse mi rabo en su culito. Como estaba muy apretado, fui metiéndoselo con prudencia, oía su respiración acelerada, como si soplara de seguido. Me ponía muy cachondo, ver como mi rabo podía entrar en un culito que se veía tan delicado, era como algo inimaginable. Cuando logre meterlo todo, me tumbe sobre ella y Alicia quedo con la cabeza puesta en la tripa de su marido. Le decía al oído, “mira que puta que eres, dejándote follar con tu marido aquí, que zorra más deliciosa que eres” y ella gemía conteniéndose, pero al rato se la iba oyendo más fuerte, con una mano empezó a acariciar el rabo de su marido, pero apenas se empalmo. Siguió gimiendo y se corrió, al hacerlo nos movimos bastante más y sus gemidos fueron más profundos, hasta el extremo que Francisco se medio incorporo, pregunto qué pasaba, nos quedamos los dos quietos y se volvió a dormir, pero sin volver a abrir los ojos me pregunto a mi como había quedado el partido. Ni le respondí, su mujer le dijo que siguiera durmiendo que era muy tarde.

Pensaba que eso haría que se cortara todo y me equivoque, ella empezó a menear el culo, indicación de que quería seguir. Follábamos ahora como si estuviéramos solos, porque ya no se cortaba, gemía me pedía que fuera más rápido o más despacio, cuando le decía que era una puta ella me contestaba que sí, que era por culpa mía. Se volvió a correr y con bastante timidez me pidió que la sacara, que ahora le estaba molestando, lo entendí, porque también era normal, eran sus primeras veces. Quise irme al otro aseo a limpiarme antes de seguir y me dijo que fuera al de su habitación. Ella vino también y tenía cara de viciosa y de que no se había quedado bien del todo.

+ Sabes que eres un cabrón, no te vale con follarte a la madre de tu amigo sino que también te follas a su mujer.

+ Jaja, tienes toda la razón, pero que me dices de ti, que noqueas a tu marido y luego te haces follar junto a él en vuestra cama.

+ Pues que me has hecho eso que tú me dices.

+ ¿Por qué te cortas en decirlo? Si eres una puta extraordinaria.

+ No sé cómo me puede gustar estar con un tío como tú, que se ve a la legua que eres un CABRONAZO. Lo que me llama la atención, es lo bien que te desenvuelves. Es como si fuera algo natural en ti.

+ Si lo dices por follar con una casada, si me es normal. Tengo bastante rollos por llamarlo así con parejas.

+ Cuando dices con parejas, ¿Te refieres con conocimiento del marido?

+ Pues claro. Es muy morboso.

+ Me lo imagino. ¿Pero cómo se logra eso?

+ Jaja, eso te lo tienes que currar tú, para que sea tu marido el que te lo pida a ti, luego tú te haces de rogar y cedes por hacerle un favor a él.

+ Jaja, eso sí que es bueno.

+ Ahora zorra dejemos de hablar y cómeme el rabo, que tengo ganas de correrme.

Alicia me agarro del rabo y con cara de querer hacer algo malo, me llevo a su habitación. Se puso a hacerme una mamada, Pero me hizo quedar de pie a los pies de la cama y ella de rodillas junto a su marido, dejando que su culo quedara mirando hacia Francisco. Me hacia la mamada mucho mejor que la primera vez y nos mirábamos a los ojos, viendo su cara de golosa. Toque su cabeza para que entendiera que me iba a correr, se metió bien el rabo y su lengua hizo virguerías con mi rabo, hasta que me dieron varias sacudidas llenado su boca. Una vez que mi respiración se relajó y ella se dio cuenta, se sacó el rabo de la boca y vi como dejaba caer toda la corrida que estaba en su boca, sobre el rabo de su marido y sobre todo sobre su pelvis, que como dije era muy velludo. No entendí porque hizo eso, solo sé que se le puso una sonrisa maliciosa en su cara.

Mientras me vestía para irme le pregunte porque hizo eso y ella me decía, que ya me lo contaría, que era una idea que se le había ocurrido, pero que todavía no sabía bien como la llevaría a término. En la misma entrada de la casa, antes de abrir la puerta quise follármela otra vez y con voz suplicante me dijo, “Mas no por favor, no me líes más. Que solo me quedan un poco más de dos horas para dormir algo y me tienes además rota, te prometo que otro día más, pero que sea en viernes o sábado” puso sus manos juntas como si estuviera rezando y con una sonrisa perfecta. Nos dimos un morreo de despedida y me marche.

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