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Sintiéndome la zorra madre bajo los focos

en Hetero: General

Focos, música a todo meter, alcohol y olor a sudor y tabaco. Así comenzó la noche, siendo muy particular su fin.

Soy una chica de mediana estatura, pelo al estilo melenita francesa, delgada pero marcando curvas, ojos verdes y labios sensuales; suficiente para atraer la mirada de un hombre.

No suelo salir sola de marcha pero aquella vez recuerdo que iba con un fin, un objetivo; conquistar a un hombre en el que había puesto mis ojos hacía tiempo. Me vestí dispuesta a todo, la vergüenza dejó de existir y con gran parte de mi anatomía a la vista salí de mi casa perfumada y con los labios rojos. Era una minifalda negra y un top del mismo color lo único que me cubría. En los pies sandalias altas de plataforma. La verdad, me sentía como una auténtica puta que salía un día más a ejercer su trabajo. Pero no me había servido el interior de mi para la conquista, así que tenía que probar otros métodos.

Sabía que mi víctima estaría allí sobre las doce. Me había asegurado de su presencia por medio de ciertos contactos que no viene al caso mencionar.

Lo primero que hice al salir de casa fue meterme rápidamente en mi coche. Una chaqueta larga me tapaba, pero de todas formas sentía cierta vergüenza de mi misma; aunque eso era solo el principio.

Al llegar aparqué cerca de la puerta, y nada más salir noté más de una mirada masculina. Mmmmm, recuerdo que me encantó, y comencé a sentirme más y más zorra. Pasé cerca de un grupo de amigos que conversaban fuera, fumando y bebiendo quien sabe el que, y uno de ellos me tocó el culo descaradamente. Yo me callé, no me molestó lo más mínimo, es más, les sonreí y me dispuse a entrar moviendo las caderas como nunca.

La discoteca estaba llena, había gente de todo tipo, bailando y bebiendo a la luz de los focos de colores que recorrían el interior del local. Pedí un Chivas 15 años con Coca cola, y me quedé en la barra. La chaqueta la dejé en el armario, así que ya estaba bien ligerita de ropa. Muchas miradas sobre mi, pero no encontraba lo que buscaba. Miraba hacia la puerta y recorría cada punto de la discoteca. Fue entonces cuando lo divisé. Me acerqué lentamente hacia donde estaba. Eran 4 o 5 amigos los que iban con él, ninguna mujer, así que con todo mi descaro me puse en un lugar visible para él y empecé a bailar de forma provocadora. Más de uno se acercaba a mi, queriendo acompañarme, y yo los esquivaba como podía. Era tal la forma en que movía mi cuerpo que incluso la gente que me rodeaba se iba apartando poco a poco. Los hombres no dejaban de mirarme, insinuándose y enseñándome la lengua en plan "nena, deja que te la meta".

Lo curioso es que mi víctima apenas dirigía su vista a mi, estaba con sus colegas, era como si no tuviera ojos para mi. Su comportamiento me estaba desesperando y el efecto de las copas empezaba a notarse en mi. Se me subieron rápido a la cabeza, estaba medio mareada pero seguía bailando. Conquistar a mi presa pasó a un segundo lugar, había perdido la noción del tiempo...

Fue entonces cuando detrás de mi noté las manos cálidas de un hombre en mi cintura. Se movía a mi ritmo y cerciorándose de que no me incomodaba su presencia y mucho menos sus tocamientos, bajó a mi culo y clavo sus dedos en él. Yo le provocaba, me estaba gustando el jueguecito y él se acercaba cada vez más. Restregó su paquete contra mi falda, y sus manos recorrían mis pechos, bajando por las caderas y después por la cara interna de mis muslos. Aquel hombre, al que aun no había podido ver la cara me estaba excitando, y mi coñito estaba jugoso, despertando para hacerme gozar. Siguió sobando mi cuerpo y restregándome su duro miembro durante largo rato. El sitio era verdaderamente oscuro y apenas se distinguían unos de otros, así que no tuvo ningún reparo a la hora de meter sus dedos bajo mi falda. No llevaba medias, tan sólo un tanga rosa que apenas me cubría. Deslizó los dedos por encima del tanguita, yo le dejaba hacer, me estaba matando... gemí como una puta cuando metió un dedo por debajo del tanga tocando directamente mi clítoris, y me contuve para no chillar en el momento en que ese dedo pasó a estar dentro de mi humedecido coño. Qué placer tan inmenso entre los focos... me dio la vuelta y me apretó contra él. Era un tipo normalito, tirando a feo. Lo cierto es que me encantó, me daba un morbo distinto, lejos de lo habitual.

Ahora el roce era entre su paquete y mi pelvis. Los dos movíamos las caderas y él me tenía bien agarrada por el culo. Acercó su cara y me dijo al oído:

Me tienes a mil...me vuelves loco

Nos besamos con furia, introducía su lengua en mi boca, recorriendo cada rincón de ella. Me lamía la cara y el cuello, y mi coñito se mojaba y palpitaba cada vez más. Se bajó la cremallera del pantalón, al parecer no llevaba ropa interior y sacó su polla enorme en la oscuridad. Levantó un poco mi falda y apretándome contra él me la clavó entre las piernas. Se le escapó un jadeo y comenzó a moverse entre mis muslos. La tenía totalmente dura y enorme. Pasé mi mano por detrás de la falda y podía tocar su capullo con los dedos. Debería tener algo más que lo que medían mis muslos.

No puedo más, quiero follarte por el roce de su polla en mi clítoris casi me provoca un orgasmo. Le cogí de la mano y me dirigí con él a los servicios de la disco.

El de mujeres por suerte no estaba muy lleno, y había uno vacío. Entré rápidamente con él y eché el cerrojo. No estaba muy apetecible el sitio pero era una situación de urgencia. Bajó la tapa del váter y yo puse papel higiénico encima. Se bajó los pantalones y se sentó encima. Tomándome de nuevo por mi trasero, comenzó a acariciarme las nalgas y a subir mi falda. Pensé que querría sentarme encima suyo pero primero echó mi tanga a un lado y lamió mi clítoris. Me agarré a las sucias paredes del baño y gemía a mi antojo, con la música era imposible que se escuchara. Mordía y succionaba mi botoncito de placer...le aparté de mi coño y me subí encima suya. Su polla me penetró de un solo golpe, la tenía a cien y yo estaba empapada. Comencé a saltar sobre él, mientras se retorcía de gusto. Cabalgando y moviéndome en círculo sin parar. Él me bajó el top y llevó mis pezones a su boca, chupándolos y agarrando mis tetas mientras yo subía y bajaba. Follábamos como locos y yo no podía contenerme y chillar de vez en cuando. Me sentía como una perra pagada para follar, entregada en cuerpo al macho que me penetraba.

Toma, toma....!!! , decía mientras clavaba su polla en mi

Ahhh!!! Fóllame cabrón!!! Siiii!!!!

Aguantó más de lo esperado pero no tardó en colmar mi coño con su leche ardiendo, y el orgasmo que tuve yo fue monumental.

No contento con esto, cuando me levanté aún la tenía tan dura o más que antes. Me hizo apoyar contra la pared y bajándome el tanga hasta las rodillas colocó la punta de su gran miembro en mi entrada anal. Empujó y yo chillaba como una posesa. Me estaba partiendo en dos. De un solo empujón, la logró meter hasta el fondo. Entraba y salía mientras me masturbaba con los dedos de su mano derecha. La izquierda se ocupaba de mantener mi culo en buena posición. Llenó cavidad anal con su segunda corrida y yo llegué al clímax dejando correr mi flujo, que se deslizó por sus dedos...

Se quedó exhausto sobre mi espalda. Yo seguía apoyada en la pared del baño, algo mareada pero muy satisfecha.

Salió de mi y se subió el pantalón. Yo me preparé para salir como si nada, sin que se notara el tremendo polvazo que habíamos echado.

Cuando salí, acompañada por mi nuevo semental, pasé cerca de la verdadera razón de mi estancia en ese lugar y me dije a mi misma:

Gracias por no hacerme caso cariñito...

 

Espero comentarios y sobre todo que hayáis gozado como yo lo hice...