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De la pasión a la locura

en Hetero: General

******De la pasión a la locura ******

Podría decirse que de la pasión a la locura hay un paso. Pero también está la opción de considerar a la locura dentro de la pasión. Así, como la locura que es hacerte el amor.

No me importaba nada más que lo que tenía delante. Tú, en un bar de sombras. Música, tabaco y alcohol entre otros. Tú enfrente de mi, mirándome con ojos de deseo. Creo que aquella sensación me desnudaba por completo, por ello es que de mi vagina no cesaba aquel flujo resbaladizo, y el palpitar de sus labios deseando notarte entre ellos.

Estando contigo no se que es lo que sucede a nuestro alrededor, si hay cuatro personas o si estamos ante una multitud de gentes. Sin pensarlo llevé mi mano hacia la cremallera de tu pantalón, allí tras la barra del pub. Y bajándola con sutileza rocé tu pene bajo la tersa tela de tus calzoncillos azules. Recuerdo aquel estremecimiento tuyo, lo sentí en carne propia. Comencé a acariciarte con suavidad, aún por encima del calzoncillo. Tú me decías: para… sube la cremallera…o me voy a ir aquí mismo. Pero en el fondo lo disfrutabas tanto como yo, lo veía en tus ojos…querías que siguiera porque el placer aumentaba constantemente. Introduje mi mano en tus calzoncillos y te sentí plenamente, ese calor inconfundible del deseo en tu pene, ya a media erección. Asomaba una pequeña parte entre la cremallera. El verte extasiado, y notar tu erección en mi mano derecha me volvió loca. Quería agacharme e introducirlo en mi boca, lamerlo hasta el cansancio. Por un momento estuve a punto de hacerlo, pero…había quizás demasiada gente. Opté por subirte la cremallera y salir de aquel lugar.

Nos besamos en la calle, tan apasionadamente que de nuevo sentí tu erección, pero esta vez en mi pubis, rozándome bajo la tela del pantalón.

Un beso…y otro hasta que llegamos al coche. De nuevo nos volvimos a besar, no había nadie en la calle. Me acomodé en el asiento, bajé la cremallera de nuevo y saqué tu pene de la tela que lo asfixiaba. Ahora sí la erección era completa, brillaba el glande a la luz de una farola cercana. Lo chupé con ansia, rodeándolo con mi lengua, haciendo pequeños círculos mientras tu gemías y acariciabas mi pelo. Te movías sin cesar, haciéndolo pasear por toda mi boca. Desde el tronco hasta los huevos, que mordí con delicadeza. Me encantaba ver tu cara, tu expresión. Volverte loco en cuestión de segundos. Te agarrabas al volante con fuerza, mirándome con ansiedad. Y no dejabas de moverte, de arriba abajo, introduciéndola toda en mi boca.

Noté entonces que te abandonabas al placer, porque me tomaste del pelo con fuerza y un chorro de semen inundó mi cavidad bucal. El dulce manjar que yo tragué.

Encendiste el motor y tomaste rumbo al lugar solitario más cercano. Algo parecido a un campo. Estábamos completamente solos. Me invitaste al asiento de atrás y tras bajarte los pantalones casi hasta la rodilla, me pediste que me sentara sobre ti. Acariciabas mis muslos bajo la falda, apretándolos y masajeándolos mientras yo me acariciaba con tu pene en reposo. Me movía apretando mi pubis suavemente sobre él y en poco tiempo volví a sentirte erecto, deseando penetrar en mi cueva. Deslizaste hacia un lado mis braguitas y sentí tu glande amenazante, a punto de penetrarme. Estaba muy excitada y sin apenas esfuerzo tu pene se deslizó por mis paredes vaginales. Me moví guiada por tus manos en mis caderas, besándonos apasionadamente mientras subía y bajaba, cabalgando sobre ti. El placer era inmenso, estábamos a punto del éxtasis. Quitándome el sujetador besaste y chupaste mis pezones, no podías más y descargaste un ardiente chorro en mi interior que yo recibí con un tremendo orgasmo…

En aquellos momentos me volvías loca, una pasión indescriptible. Éramos uno solo. Sin razones, sin circunstancias…por eso llegué a asociar la pasión a la locura. Porque contigo dejaba de ser razonable…

ESCORPIONA