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En el concierto

en Lésbicos

EN EL CONCIERTO

NOTA: Este relato no es mío, lo leí y grabé porque me gustó mucho, pero como me robaron la computadora decidí escribirlo y compartirlo con ustedes, ojalá y le guste.

 

Soy una chava de 23 años, bronceada, tengo buena teta de tamaño normal, y las nalgas, si bien no son grandes, las tengo bien firmes y redonditas, antojables pues.

Un día fui con mi novio a un concierto de rock. Había mucha gente y estábamos todos apretados, por lo que era normal que nuestros cuerpos se rozaran. Empecé a sentir que alguien me sobaba las nalgas, pero entre tanta gente era imposible siquiera voltear a ver quién era, por lo que, resignada, me dejé hacer. Después de un rato sentí que acercaba su cara a mi oido y me dijo "Qué buena estás, mamacita". Yo me quedé helada. Era una voz de mujer. En un descanso entre grupo y grupo la gente se dispersó, lo que yo aproveché para ir al baño. Al llegar había otra chava, como de mi edad, que estaba esperando para entrar a un cubículo, así que me acerqué a ella para platicar. Cuando se desocupó un baño las dos hicimos el ademán para que pasara la otra, y por consiguiente las dos avanzábamos. Nos echamos a reir y ella me empujó de las nalgas.

Una vez dentro, y después de cerrar la puerta, me plantó un beso en la boca. Su lengua entró dentro de mi y jugaba con mi lengua. Al principio no sabía que hacer, de hecho me quedé paralizada mientras su lengua exploraba mi boca. Poco a poco sus manos fueron bajando por mi cuello hasta llegar a mis tetas, las cuales empezó a sobar por encima de la ropa. Me las apretaba y estrujaba y mis pezones respondieron, poniéndose erectos. Después se separó de mi boca y me quitó la camiseta. Como no traia sostén mis tetas quedaron al aire, las admiró un momento y luego se lanzó a chuparlos. Parecía un bebé hambriento. Los chupaba y succionaba con rapidez. Chupaba uno y después el otro, mientras que con las manos masajeaba el que quedaba libre. Yo empecé a gemir, me encantaba lo que me hacía. Bajó su mano y levantó mi falda, la cual era larga y amplia, como de gitana, por lo que no tuvo ningún problema para llegar a mi rajita. Hizo a un lado mi tanga y me metió el dedo. Empezó a moverlo por toda mi cuevita con mucha destreza. Tocaba mi clítoris haciéndome sentir oleadas de placer. Mi respiración se entrecortaba y ella, cuando vio que estaba bien excitada, paro.

- Sigue, por favor – le dije apenas en un susurro

- ¿Eso quieres, venirte con mi dedito, o prefieres otra cosa? – preguntó provocativamente

- sí, quiero otra cosa

- ¿Qué es lo que quieres, mi reina? ¿Quieres que me coma tu conchita?

- Si - respondí

- Dime qué quieres que te haga, me gusta oirlo

-Quiero que me comas mi conchita

- Pues entonces súbete al respaldo para que estés más a gusto

Nos separamos, lo cual yo aproveché para sobarle las tetas, que eran más grandes que las mías. Ella se quitó la blusa y tomando sus pechos con sus manos me los ofreció. Yo me lancé a chuparlos. Le di unas ligeras mordidas a sus pezones y luego se los lamía

- ¿Te gustan, nena? - preguntó

- Me encantan

- Pues chúpalos, muérdelos o haz lo que quieras, son tuyos, preciosa

Yo fascinada seguí jugando con ellos. Después de un rato me subió al respaldo del baño, me alzó la falda y empezó a lamerme mi conchita. ¡Cómo lamía la desgraciada! Con tres lamidas ya casi me tenía en el orgasmo. Me lamía los labios y después el clítoris. Cada vez que veía que me iba a venir paraba, y volvía a mis labios y muslos, y cuando veía que ya me había enfriado, volvía sobre mi clítoris.

Qué delicia, sigue por favor, sigue – le pedí ardientemente

¿Ya quieres venirte mi niña?

Sí – conteste, y acordándome que le gustaba oirlo, le dije- ya mi reina, quiero venirme en tu boca, para que te bebas todos mis jugos, que son todos para ti preciosaaaahhh

No pude terminar de hablar, ya que un gran orgasmo, como no lo había tenido nunca, me indundó. De mi concha brotaron una gran cantidad de jugos que ella se bebió. Cuando al fin terminé, me bajé de la taza y ella me besó. Su boca sabía a mis jugos. Nuestros cuerpos quedaron pegados y ella frotó sus tetas contra las mías, por lo que nuestros pezones reaccionaron y se volvieron a alzar.

Súbete, ahora te toca a ti – le dije mirándola a los ojos. Ella sonrió y pícaramente dijo

Qué me quieres hacer, bonita

Me dijeron que tienes un dulcecito ahí abajo, y como soy muy golosa me lo quiero comer – le dije mientras le subía la falda y le quitaba la ropa interior.

Sí niñita, tengo un dulce y es todo para ti, ándalo chúpalo, que te va a gustar – dijo mientras abría las piernas.

Guió mi cabeza hasta su rajita y yo empecé a lamerla. Le hice todo lo que ella me había hecho. Después de un rato de estar en su conchita empezó a gemir

Qué me haces nena, sigue así

Y explotó en un orgasmo.

Cuando terminó se paró y me volvió a besar. Nos vestimos y salimos. Cuando abrí la puerta vi que había dos chavas esperando. Seguro habían oido todo. Bueno, ya les habíamos dado material para que se masturbaran en la noche, si es que no se lo montaban en ese momento. Al salir del baño ella se perdió entre la gente, y yo fui a buscar a mi novio.

- ¿Por qué tardaste tanto? - pregunto

Yo sólo le respondí que había mucha gente.