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Descubriendo qué es el amor (2)

en Hetero: General

¿Qué es el amor? 2

Todo comenzó cuando surgió un viaje a Japón, yo había estado muy liado con ciertas gestiones y se me había pasado el chequeo médico al que la empresa me obligaba antes de estos viajes de trabajo. El caso es que era el día antes del viaje y no me lo había hecho, pero Laura siempre atenta me lo arregló. Tenía cita a las diez de la noche en la consulta de su médico de confianza. A mí, me daba igual pues lo que necesitaba es el papelote para que me pagasen las dietas luego.

A las diez menos diez, estábamos los dos llamando a la puerta de su consulta privada. Nos abrió la puerta una rubia de la edad de Laura, evidentemente, no podía ser el médico. Nos invitó a pasar a la consulta donde un viejo de sesenta años me saludó y me invitó a sentarme. El hombre era buena gente y muy amable. Me preguntó un poco sobre las razones de mi consulta y, luego, sobre mi estilo de vida. Cuando iba a reconocerme, el teléfono sonó y me dijo que debía irse pero que, como sabía que necesitaba el informe médico, si no me importaba, su hija quien era estudiante de medicina me reconocería, era sólo pura rutina: la tensión, el pulso,... Y, si ella no veía nada raro, él me enviaría el informe firmado a mi consulta.

Se marchó y pasaron Laura y la rubia, Roberta. Eran amigas de la infancia y habían estado charlando en la salita de espera todo el rato. Roberta me invitó a quedarme en calzoncillos y comenzó tomándome el pulso mientras Laura me hablaba sobre su infancia con Roberta en esta consulta. Conforme Roberta me hacía las pruebas, me fui excitando al estar desnudo con Laura y Roberta en la habitación. La conversación de Laura fue derivando hacia sus juegos eróticos de adolescencia y, situándose tras Roberta, la abrazó agarrándole los senos. Que se mostraron inmensos al marcase bajo la bata blanca que los había ocultado hasta ese momento.

Yo me empecé a calentar terriblemente al no saber cómo actuar en ese momento e intuir lo que podía pasar entre los tres. Roberta se dejaba quitar la bata primero y la blusa después sin dejar de examinarme. Mientras mis calzoncillos apenas podían sujetar mi tremenda erección.

La cara de Roberta estaba cada vez más roja por los juegos que las manos de Laura hacían sobre los erectos pezones que coronaban los inmensos pechos de la futura doctora, hasta que mi mano se aventuró bajo la minifalda que vestía para encontrar unas  húmedas braguitas. Ella se limitó a examinar mi pene y sus ojos se agrandaron. Se arrodilló frente a mí y comenzó a chuparlo, lamerlo y succionarlo. Yo la miraba y percibía la sonrisa de Laura que se sentó a unos metros de nosotros a observar la escena.

Pronto pude ver el cuerpo de Roberta desnudo y francamente no me decepcionó aunque la verdad no hubiese dejado de follármela si no hubiese sido tan deseable. La puse sobre la mesa de observación y comencé a bombear sobre ella por detrás mientras mis manos jugaban con sus pezones con fuerza. Yo quería que Laura participase, pero se mantuvo alejada todo el tiempo así que me limité a disfrutar de Roberta. Cambié de posición para ver sus ojos mientras la penetraba como se sonrojaba cada vez más hasta que descargué mi simiente, luego, nos vestimos ante la sonrisa de Laura quien sólo se había acercado hasta nosotros durante la cópula para ver mejor la penetración. Salí de la habitación y me despedí hasta el día siguiente en que nos marchábamos Laura y yo a Hokaido, pero recapacité sobre ello y me volví sobre mis pasos para preguntarle a las chicas si deseaban que las llevase en mi coche de camino, pero me di cuenta de que no lo deseaban pues estaban disfrutando la una de la otra. Ambas desnudas gozaban sobre la misma camilla sobre la que yo había disfrutado de Roberta apenas minutos antes. Deseé unirme a la fiesta que habían montado, pero puesto que tenía prisa y no había sido invitado me marché.

Yo me había hecho a la idea de estar con Laura y, cuando intenté tocarla al día siguiente al verla en el aeropuerto, ella me esquivó y me trató con la distancia del Sr. Santana o Ingeniero. No entendía nada, pero deseaba acariciarla y disfrutar de su cuerpo. Las imágenes de Laura y Roberta jugando me calentaban de una manera increíble.

El viaje fue largo, pero yo poseo la increíble capacidad de dormir en cualquier posición durante largos periodos de tiempo aún sin tener sueño así que el viaje se me hizo cortísimo al contrario que a Laura quien estaba de arriba para abajo en el avión.

Su comportamiento en Japón fue todo lo correcto que se esperaba de ella, pero cuando estábamos a solas, me huía. Yo estaba en mi habitación tras pasar todo el día de turista en la ciudad pues mis gestiones habían concluido antes de tiempo cuando llamaron a mi puerta pensé que era Laura y la invité a pasar pues la puerta estaba abierta. Error, eran dos lindas japonesas de ojos rasgados, como todas supongo, que se desnudaron ante mí nada más cerrar la puerta tras de sí. Sus cuerpos menudos de pechos pequeños me intrigaron. Pensé en que mi pene que era bastante más grueso de lo normal unos 6 centímetros de diámetro no entraría en esos cuerpos tan pequeñitos. Pero me dejé llevar cuando las hermosas japonesas me llevaron de la mano al baño para lavarme en la bañera. Les hacía gracia mi pecho velludo y mi barba áspera de un par de días sin afeitarme. Yo las dejé hacer hasta que acabamos en la cama donde una me besaba en pecho mientras la otra lamía mi miembro viril gordo como un garrote. Su boca se abrió y se tragó lo que pudo de éste, chupó, lamió hasta que decidió compartirlo con su compañera entre las dos degustaban mi sexo hasta que una se atrevió a empalarse con mi estaca que pese a la diferencia de tamaño asimiló gracias a la flexibilidad de su sexo todo lo contrario que el mío que estaba duro como una roca.

Me cabalgó durante un rato mientras su amiga me acariciaba para luego intercambiarse las posiciones. Hasta que acabamos una y otra vez pues cada vez que descargaba ellas me levantaban de nuevo. Eran buenas follando, pero mejores calentándome.

Cuando se fueron, ambas me dieron un beso en cada mejilla a la vez y me dieron una carta de Laura diciéndome que esperaba que hubiese disfrutado tanto con las chicas como ella viéndome.

El que Laura me hubiese espiado mientras me lo montaba con esas dos prostitutas, lejos de cabrearme me excitó terriblemente con la posibilidad de disfrutar de Laura. Pero en el viaje de vuelta, Laura fue tan esquiva a mis acercamientos y arisca a mis caricias. No entendía su comportamiento.

Tras mi viaje, una tarde de poco trabajo, la invité a tomar un café en el bar de la esquina y allí le pregunté acerca de su conducta hacia mí y la causa de su negativa a estar conmigo después de provocarme. Ella me miró y me habló con franqueza.

- Tomás, tú me gustas mucho.- sentenció.-  Además, te aprecio como amigo y por eso te preparo esos juegos para que te diviertas, pero yo quiero estar con alguien que me ame de verdad. Tú eres incapaz de amar a nadie, mi tía me ha contado cómo tratas a las mujeres y, aunque creo que lo haces sin maldad, no quiero estar con alguien como tú.- esas palabras me hubiesen hecho daño si hubiese habido alguna emoción en mí.

- Pero yo te amo de verdad.- mentí y ella sonrió.

- No digas mentiras, Tomás, tú y yo sabemos que eso no es verdad. Tú quieres otro trofeo y ya está. Pero, te propongo una cosa.- dijo mirándome a los ojos- Si me demuestras que me amas de verdad y que has cambiado, yo seré tuya.

Volvimos al trabajo y yo supuse que tirarme a Laura era imposible. Pero, cada vez, me provocaba más. Su ropa era cada vez más sugerente. Se le caían las cosas y me enseñaba su tanga al recogerlas. Su escote siempre estaba bien abierto al agacharse frente a mi escritorio para dejar documentos. Era un sin vivir el mostrárseme esa fruta día tras día y no poderla saborear. No sabía si lo hacía a posta o era mi imaginación calenturienta que veía provocación en cualquiera de sus gestos.

Medité en mi despacho mil y una veces los posibles cursos de acción para poder engañarla sobre mis sentimientos y disfrutar de ella. En mi mente, surgieron poco a poco las posibilidades:

a) Intentar forzarla cuando estuviésemos a solas. Sin embargo, eso no va conmigo porque no soy una persona violenta.

b) Quedar con Roberta otra vez y sonsacarle información. A lo mejor, podía ser una aliada en mi cruzada.

c) Descubrir qué diablos es el amor y fingirlo ante Laura. Imposible porque eso no existe.

Continuará…

Bueno, como siempre, invito a la gente a que me escriba lo que le parezca oportuno y si quiere hacerlo a mi correo, será bien recibido:

martius_ares@yahoo.es

Hasta pronto.