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Necesidad

en Hetero: Infidelidad

A mediados de septiembre, con 29 años, por enésima vez, la empresa decidió trasladarme de lugar de trabajo, me lo vendieron como un premio pues era una localidad costera, la empresa me alquilo una casa para vivir, en una urbanización cerca del centro del pueblo, y a 5 minutos de la playa andando. Aunque había muchas casas, eran pocas las que estaban habitadas, según supe, la mayoría eran segundas viviendas, por lo la gente las habitaba desde finales de junio hasta principios de septiembre, por ese motivo estaban vacías. Entre los pocos vecinos había un matrimonio, José Miguel y Amalia, rondarían los 35 años, tenían tres hijos, un chico, el mayor y dos chicas, los conocía de vista, a ella la veía pasar todos los días con los críos al colegio, y darnos los buenos días, al marido por el contrario lo veía por la noche al sacar la basura y darnos las buenas noches, juntos solo los vi una vez un sábado por la noche paseando. El siempre iba trajeado, ella siempre con vestidos largos y anchos, aunque alguna vez la había visto con vaqueros y blusa, tenía que reconocer que poseía muy buen cuerpo.

Llevaba un mes viviendo allí, aquella mañana de miércoles amaneció oscuro, y cuando cogí el coche para ir a trabajar ya llovía, cada vez mas fuerte, pare en un stop, y allí bajo un porche intentando protegerse de la lluvia estaba Amalia con sus tres hijos, pite y por la ventanilla la llame, cuando se dio cuenta de quien era subió al coche, ella delante y los críos detrás, le dije “Ha sido casualidad que te viera, soy José Antonio” ella contesto “Gracias, soy Amalia” “Tu dirás donde os llevo, yo no se muy bien donde están las sitios aquí” “Llevo a los críos al colegio, esta siguiendo recto y justo delante de un parque que hay una rotonda” “Si lo conozco, voy de paso” arranque y unos minutos después estábamos en el colegio. Le pregunte “¿Y ahora tienes que volver?” “No, yo trabajo un poco mas adelante” “Yo voy para allí, te espero” dejo los críos en la puerta del colegio y volvió, la acompañe hasta el trabajo. Me dijo “Soy cajera del supermercado, te apetece un café en la cafetería de enfrente, no empiezo hasta las diez” faltaban siete minutos para las nueve, y le conteste “Gracias, me gustaría, pero aunque trabajo cerca empiezo a las nueve, en otra ocasión” y me fui. Toda la mañana estuve pensando en ella, y al salir de trabajar a las dos pensé en pasar por el supermercado, pero no hizo falta, ella salía e iba caminando, pare y la invite a subir, ella acepto, le dije “vas a recoger a los críos” ella dijo “No, ellos comen en el colegio, y después tienen actividades hasta las seis, que mi marido me trae al trabajo nuevamente y los recoge”. “Y tu marido no te puede traer por la mañana” “El entra a trabajar a las ocho y media, y sale a las cuatro y media, pero tiene casi una hora de viaje” “A comprendo, sale a las siete y media y llega sobre las cinco y media” “Exacto, y yo trabajo de diez a dos y de seis a nueve de lunes a viernes y cada dos sábados” Llegamos al aparcamiento, allí mismo nos separamos pues yo salía por una puerta cercana a mi vivienda y ella por la otra cercana a la suya”. No volví a acordarme de ella pero por la noche, coincidí con el marido al tirar la basura, me dio las gracias por lo que había hecho, hablamos un rato y cada uno a su casa, eso me hizo pensar en Amalia, la imagine desnuda, me puse a cien me tuve que masturbar.

Por la mañana cuando iba salir me encontré a Amalia y a sus hijos, le dije “Buenos días, al colegio” “Si, como cada mañana al colegio” “¿Queréis que os lleve en coche?” “No hace falta, iremos dando un paseo” entonces la mas pequeña dijo “Mami, yo quiero ir en coche” y los otros dos asintieron “Creo que gana la mayoría” y los lleve al colegio y a ella al trabajo. Y a la salida la volví a recoger y la lleve a casa. Nuevamente aquella noche pensé en ella. El viernes volví a llevarlos al colegio y al trabajo, pero a la vuelta como salí algo mas tarde la vi justo cuando llegaba a la urbanización, me saludo y yo la salude.

El sábado salí a dar un paseo, pase por delante de su casa, me extraño no ver a los críos, se abrió la puerta y salio ella, estaba limpiando, al verme me dijo “Te debo un café, te lo tomarías ahora” “Gracias, pero ya he desayunado, iba a pasear” y me despedí. A la vuelta, la volví a ver en la puerta de su casa, me dijo “Ya que no te puedo invitar a café, porque no vienes a comer al medio día, di que si ¡porfa!” realmente cuando volvia del paseo iba pensando donde comería, en un bar o cualquier cosa en casa, así que le dije “Vale, a que hora” ella sonrió y dijo “a eso de las dos y media”. A las dos y cuarto me presente en su casa me abrió ella, nos dimos un par de besos como saludo, y entre en su casa, le pregunte “¿Y los críos?” “Su padre se los ha llevado a ver a unos primos, volverán por la noche” “¿Tu no has ido con ellos?” “Tengo cosas que hacer en la casa y por que me merezco un descanso de críos” “Ósea que comeremos solos” “Pues si”.

La comida estuvo muy buena, tenia que reconocer que era una buena cocinera y así se lo dije, me iba a ir cuando ella me pregunto “¿No te apetece una copa?” “No soy de beber copas, pero te aceptare un café” ella sonrió “Ve al salón, ponte cómodo en el sofá” y mientras ella se iba a la cocina yo me fui al salón.  Poco después salió con el café en la mano lo llevo al salón lo puso delante mío sobre una mesita, pero al girarse se cayó sobre mí, sentí su cuerpo pegado al mío, mas tarde supe que no se cayó sino que se dejo caer. Al estar tan juntos, su cara quedo frente a la mía, acerque mi boca a la suya y la bese, mas que un beso fue una caricia, al separarse de mí nos levantamos, me disculpe y me dirigí a la salida, entonces ella dijo “¿No te ha gustado?” “El problema es que si que me ha gustado” “Entonces porque te vas, ven” me cogió de la mano y me arrastro hacia el segundo piso, a su habitación, nos besamos y acariciamos, se separo de mi y se desnudo, sus pechos eran grandes, algo caídos, pero los pezones eran grandes y firmes, se volvió a acercar a mí y me dijo “¿me dejas que te desnude?” la bese y le dije “haz lo que quieras” sonrió y comenzó a desnudarme, eso me puso muy caliente, sentí que la polla se me hinchaba, se ponía dura, como si fuese a reventar, cuando me quito el slip la polla se quedo tiesa, la acaricio y la beso y se la introdujo en la boca. Se separo de mi, se tumbo en la cama y me dijo “Necesito sentirte dentro de mi” me deje caer sobre ella acaricie su cuerpo, recreándome en sus pechos, mientras una mano los estrujaba , con la otra acariciaba su entrepierna, su clítoris, introduciendo primero un dedo, y después dos en su vagina, arrancándole gemidos de placer, me pedía que se la metiera, que estaba a punto de llegar, pero me hice de rogar, cuando por fin me metí entre sus piernas, con mi polla acaricie su clítoris primero, después sus labios vaginales para terminar introduciéndola en su vagina, soltó un grito, como ella misma explico después fue un grito de triunfo, de conseguir lo que necesitaba, alcanzar un orgasmo, pero yo no pare seguí y ella me lo agradeció dijo “sigue, mas, mas a dentro” entre caricias cambiamos en varias posiciones, alcanzando varios orgasmos, cuando yo iba a llegar me paraba pero seguía acariciándola, e introduciendo los dedos en su vagina, para poco después continuar, por fin la puse a cuatro patas, con la cabeza en la almohada, estuve tentado de metérsela por el ano, pero se la metí por la vagina,  para que alcanzase el mejor orgasmo, coincidiendo con la inundación de su interior con mi leche. Nos dejamos caer uno al lado del otro exhaustos, para quedarnos dormidos. Me desperté sobresaltado al zarandearme Amalia, “¿Qué pasa?” ella me tiro la ropa y me dijo “Es tarde, y mi marido puede venir en cualquier momento”, me vestí rápido, y salí de su casa.

El domingo me quede con las ganas de volver a verla, incluso por la tarde estuve tentado de ir a su casa, pero el sentido común me hizo desistir. Aquella noche pensé en ella, excitado, me hubiese gustado tenerla allí en la cama, tuve que masturbarme.

Al día siguiente, el lunes, fueron los hijos de Amalia, los que llamaron a mi puerta, y los lleve al colegio, Amalia no dijo nada, fue todo el camino callada, al dejarlos en la puerta le pregunte a Amalia  “¿Te espero?“, me contesto “Recógeme al mediodía, tenemos que hablar “, “Vale, a eso de las dos y cuarto”  simplemente dijo “O.K.”

Al medio día, me estaba esperando, la recogí, nada mas entrar nos saludamos, dijo “Gracias” y conteste “De nada”, se hizo un silencio embarazoso, ya circulando los dos a la vez intentamos hablar, me disculpe “Perdona, ¿Decías?” sonriendo me dijo “No sabia como empezar, somos adultos, lo que paso el sábado, no te voy a pedir que lo olvides, porque yo misma no podre olvidarlo, pero tienes que comprender que era una necesidad ....” hizo un paro “...  tengo 32 años y el 42 años nos casamos hace 12 años, mi hijo mayor Miguel tiene 11 años, después de nacer estuvimos un año sin hacerlo, poco después me quede embarazada, nació Laura tiene 9 años, volvimos a estar un tiempo en dique seco, y me volví a quedar embarazada, y nació Cristina, tiene 7 años, parecía que mi sino era tener hijos, lo hablamos y comencé a tomar la píldora, nuestra relación funcionaba, pero desde hace un par de años, cada vez lo hacemos menos, llevábamos 6 meses sin hacerlo; pero nos queremos ...” nueva pausa “... por eso te digo que fue una necesidad, perdóname por haberte utilizado” “Cuando quieras puedes utilizarme” llegamos al garaje ella volvió a salir por su salida y yo por la mía.

Durante la semana fue muy tranquila, mi problema era que cada noche pensaba en ella, comenzaba a estar obsesionado con ella. El sábado, ella tenía que trabajar, por la noche decidí salir a dar una vuelta e ir a cenar a un restaurante; dio la casualidad que salía cuando me cruce con el matrimonio y sus hijos, fue José Miguel quien rompió el hielo, y me invito a cenar. Cuando quise pagar José Miguel se me adelanto, entonces les invite a tomar una copa, pero Amalia y José Miguel se excusaron en ir, era lógico pues iban con los críos. Por mi parte sí que fui a tomarme unas copas, me acosté tarde. Por la mañana me quede dormido, fue el timbre de la puerta el que me despertó, como dormía desnudo me puse una bata y baje, abrí la puerta, mi sorpresa fue ver delante mío en chándal a Amalia, sin poder pensar entro en la casa cerrando la puerta tras de sí. Me dijo “te sorprenderá, verme aquí” “la verdad es que si” “Recuerdas lo que me dijiste el lunes al mediodía … que te podía utilizar cuando quisiera” “Si lo dije, pero …” “Espero que no lo dijeses para quedar bien …” y se despojo de la chaqueta del chándal “ … vámonos a tu habitación” la conduje a la habitación y allí se termino de desnudar se dejo caer en la cama y me dijo “Hazme sentirme mujer” y no dude, me deje caer sobre ella, entre caricias hice que se abriera de piernas, me metí entre ellas, le acaricie el clítoris, gemía, y los gemidos se transformaron en gritos cuando mi lengua acariciaban su clítoris, y sus labios vaginales, Amalia ya excitada, mordisquee sus pechos mientras mi polla comenzaba a recorrer su vagina. Alcanzo un orgasmo largo, se coloco encima mío, y cabalgando alcanzo otro orgasmo al sentir mi leche en su interior. Le pregunte “¿Que ha sucedido del lunes al día de hoy?” Me contesto “Como te dije: Lo necesita”

Desde ese día lo hicimos en muchas veces , tal vez la más sorpresiva, fue aquel fin de semana que sus hijos se fueron a pasar unos días con una hermana de José Miguel, y este estaba fuera; así que me quede a dormir con ella el viernes por la noche, y el sábado por la mañana estábamos en la habitación a oscuras, comenzamos a jugar y ella me cogió la polla comenzó a acariciarla y a chupármela, cuando mas tiesa la tenia, a punto de ponerse ella encima, se encendió la luz y en la puerta apareció la hermana de Amalia y dijo “Levántate holgazana, que tienes ….” Y en eso se quedo al vernos, ninguno de los tres supimos que hacer.

Aquella relación duro 6 meses hasta que me trasladaron. Fue una relación basada en la necesidad.

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