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Segunda oportunidad

en Hetero: General

Un viernes, finales de marzo, una vez mas mis amigos me habían fallado, me encontraba solo y con ganas de juerga. Me dirigía la disco seguro que allí ligaría, lo cierto era que logre darle palique a una morena de unos 20 años, uno más que yo. A eso de las dos de la madrugada, la morena fue al lavabo.

-          “Hay quien no sabe beber, seguro que terminara mal” escuche junto a mí que decía una muchacha, mire a mi alrededor.

-          “¿A quien te refieres?” le pregunte,

-          “Aquella mujer”, me indico señalando con la mano.

Mire hacia donde señalaba,

-          “Joder, yo la conozco” exclame.

 La muchacha me miro y después miro hacia la mujer,

-          “Si, pues deberías ayudarla, ¿Quién es?” dijo ella.

-          “Es profesora de la universidad” y sin decir nada más me dirigí hacia donde estaba ella.

Se llamaba Bárbara, había sido profesora mía el año anterior, al final de curso me suspendió por un error de transcripción de notas, y como estaban firmadas y puestas en las actas de notas tuve que ir a su casa a que las cambiara, tuve suerte pues ese mismo día se marchaba de vacaciones.

Me acerque a ella.

-          “Yo te conozco, verdad” dijo con dificultad al verme.

-          “Si pero es mejor que salgamos a tomar un poco el aire” le respondí, y casi arrastrándola la saque a la calle.

Como sabia donde vivía, y no estaba lejos decidí llevarla, por el camino iba hablando e insultando a su marido, recordé que a principio de curso se rumoreo que se había separado de su marido, también profesor, porque lo pillo en la cama con una compañera, y lo peor es que aun seguían en la universidad y se veían a diario.

Llegamos a su casa, ella iba muy colocada, entramos.

-          “Que te gusto, a que no estoy mal …” lo dijo mientras se denudaba.

Lo cierto es que con ropa engañaba, pues siempre llevaba ropa ancha, parecía mas gorda, y ahora casi desnuda afloraban sus curvas, de pronto solo tenia el sujetador y las bragas.

-          “ … anda, fóllame se que lo estas deseando …, seguro que si fuese como la guarra esa …” cada vez le costaba más hablar.

Siguió desnudándose hasta quedar totalmente desnuda. Yo tenia un exceso de leche y lo que estaba viendo no lo mejoraba, Bárbara se acerco a mi y de pronto se derrumbo, suerte que estaba cerca y pude cogerla, la traslade a la habitación, al dejarla sobre la cama totalmente desnuda me dieron ganas de follarla, pero me acorde de la morena de la disco, así que la tape y me fui, era ya tarde y a medida que me acercaba a la disco tenia un mal presagio, que al llegar se cumplió, vi a la morena como se marchaba en compañía de otro chico. Bien comenzaba el fin de semana. Volví a entrar en la disco a ver si pescaba algo pero fue inútil, me tuve que volver al apartamento como salí, ¡Solo!

El lunes siguiente, estando en una clase, Bárbara interrumpió la clase, hablo con el profesor señalándome, al terminar la clase el profesor me llamo y me indico que debía ir al despacho de Bárbara; me dirigí a su despacho, llame y me dio permiso para entrar, cerré la puerta tras de mí.

-          “Buenos …, ya buenas tardes” rectifique eran las doce y media.

-           “Buenas tardes, ¿Imaginas por qué te he hecho venir?” me pregunto Bárbara.

-           “Me lo imagino, pero no sé por qué estoy aquí” dije sin dar importancia.

-           “Ehhh, ¿No nos vimos en la disco el viernes?, y me llevastes a casa” dijo ella algo desconcertada.

-          “Si, pero eso fue todo, la lleve a casa” conteste.

-          “¿Y no paso nada?” nuevamente pregunto.

-          “No, no paso nada” nuevamente respondí.

-          “¿Y cómo termine desnuda en la cama?” algo sulfurada pregunto.

-           “ Ah, eso…, cuando llegamos se desnudo, y termino derrumbándose de la borrachera” respondí quitándole importancia.

-           “¿Y no dije nada?” pregunto algo más serena.

-           “Si, sobre muchas cosas, por el camino sobretodo de su marido” dije.

 Se quedo pensativa.

-           “Vale, de lo que paso supongo ¿Que sabrás ser discreto?” dijo con voz temblorosa.

-           “Sigo diciendo que no paso nada” le conteste.

-          “Vale, y gracias” dando por terminada la conversación.

Ya saliendo de su despacho en la puerta, le dije

-          “De nada, antes de desmayarse si que dijo algo interesante”

-          “¿El qué?” pregunto ella rápidamente

-          “… fóllame, se que lo estas deseando” salí y cerré la puerta.

Desde dentro escuche:

-          “Espera…, me vas a dejar así” saliendo a la puerta.

Yo no le hice caso, pero varios alumnos que pasaban por allí se quedaron mirando.

-          “…con la palabra en la boca” dijo al darse cuenta de los espectadores.

Aquella mujer me excitaba, solo podía recordarla desnuda, Bárbara era una mujer de 30 años, no era muy alta, ni guapa de cara, algo rellenita, pechos redondos, no muy grandes y firmes, aureolas algo grandes y pezones grandes y jugosos, el vello púbico bien recortado, pero en conjunto la hacían muy apetecible. El juego había empezado no sabía como terminaría, si quería conseguirla tenía que jugar mis cartas con mucho cuidado.

Según el dicho los niños y los borrachos siempre dicen la verdad, ella había hablado bajo los efectos del alcohol y conociendo su historia esa Mujer estaba muy necesitada, pero seguía siendo una profesora y yo un alumno.

Durante la semana me la cruce unas cuantas veces por los pasillos, no cruzamos ni media palabra, nos saludábamos con gestos de cabeza, mi sonrisa hacia que se pusiera nerviosa hasta el punto que en una ocasión se le cayeron los papeles que llevaba.

El viernes por la noche pase de mis amigos y me dirigí nuevamente a la disco, intuí que Bárbara estaría allí, y efectivamente estaba, rápidamente se dirigió a mí.

-          “Buenas noches, nuevamente nos encontramos aquí” dijo al acercarse.

-          “Buenas noches, si nuevamente aquí” le respondí al saludo.

-          “Pero esta vez no estoy… , solo he tomado un refresco” me dijo.

-          “¿Y eso?” le pregunte.

-          “La semana pasada aprendí la lección, nuevamente tengo que darte las gracias”.

-          “De nada”.

-          “De verdad te pedí que me… follases”.

-          “Si lo dijiste”.

-          “¿No te aprovechaste de la situación?”.

-          “No te creas, dude, pero como tenía una cita”.

-          “Ahhh, y ¿Que tal la cita?”.

-          “Mal, cuando volví, se había ido”, intente crearle culpabilidad y lo conseguí.

-          “Lo siento, ¿Puedo hacer algo para compensarte?” se disculpo ella.

La mire y pensé: dejar que te folle, pero eso sería ir muy rápido.

-          “Nada espero tener una segunda oportunidad esta noche” le conteste con segundas intenciones.

-          “¿Con la cita?” puntualizo

-          “Puede ser” le conteste enigmáticamente

-          “Comprendo, será mejor que me marche” dijo alejándose

La verdad no quería que se marchara, recodando su desnudez lo que deseaba era volver a verla desnuda. Se marcho de mi lado, aunque no se fue muy lejos, nuestros ojos se cruzaban de vez en cuando. Media hora después vi aparecer a la morena, me acerque a ella, simplemente para disculparme, y  seguir donde lo deje, pero ella me recordó que la había dejado cuando fue al baño, y me mando a la Mierda.

Bárbara, que había estado observándonos se acerco

-          “¿No hay segunda oportunidad?” me pregunto

-          “Aun es pronto” nuevamente conteste enigmáticamente

-          “No ha salido como esperabas, tal vez fue por mi culpa” nuevamente expreso culpabilidad.

-          “… bueno, realmente no fue culpa tuya, es que es una estrecha”

En ese momento yo mire hacia la morena y ella también, se estaba dando el lote con otro.

-          “Ya veo” lo dijo sarcásticamente.

Lo único que pude hacer fue encogerme de hombros.

-          “Sera mejor que te deje en paz”

-          “Ahora no me puedes dejar, quedaría como un tonto” le increpe

-          “Puedo hacer algo mas” lo dijo sonriendo

Y sin esperarlo me beso en los labios, un beso largo, con la boca abierta

-          “¿Qué te ha parecido?” me pregunto

Aquella muestra de pasión era la prueba evidente que quería algo más.

-          “No está mal” dije tras un silencio

-          ”¡No está mal!, …” repito ella

No deje que siguiera, en esta ocasión fui yo el que la beso, mi lengua busco la suya, fue tan largo que nos quedamos sin oxigeno.

-          “Uff, no ha estado mal… ¿Quieres una segunda oportunidad?”. Su voz era temblorosa.

Ya estaba lo había conseguido, pero tenía un dilema, si no hubiese sido una profesora, lo tendría claro, aquella noche habría fiesta, pero era profesora y me podía buscar la expulsión.

-          “Lo comprendo, no soy apetecible como esa morena” su expresión era triste.

-          “ Si que eres apetecible, pero sigues siendo una profesora” le conteste

-          “Lo sé, ni yo misma estoy segura, por favor acompáñame a casa” estaba abatida, triste.

Unos minutos después estábamos ante su casa, nuevamente el dilema entraba o me iba.

-          “¿Una copa?, la que no nos hemos tomado en la disco” dijo sorpresiva mente.

-          “Bueno”  repuse mecánicamente

Entre me senté en el sofá mientras ella me preparo un ron-cola, ella se preparo otro combinado, se sentó frente a mí.

-          ”Supongo que sabrás que me separe de mi marido”

Como no iba a saberlo si fue la noticia de principio de curso.

-          “No sabía nada” preferí negarlo

-          “¡No te creo!” me miro fijamente.

-          “Vale sí que lo sabía, se comento algo al principio de curso”

-          “¿Que se comento?”

-          (un silencio puede valer mil palabras)

-          “¿Qué se comento?” repitió,

-          “Que al llegar a casa encontrastes a otra mujer con tu marido, comiéndole la polla”

-          “No los encontré en la cama … ni comiéndole la polla, estaban justo a ahí en frente, ella apoyada en la mesa, con la falda subida y sin bragas,  él dándole por detrás, pase unos meses muy malos, y el remate fue la semana pasada, el viernes, cuando los vi paseando juntos, comencé a beber y el resto ya lo sabes”

-          “Si, creo que lo se; pero hay algo que no comprendo”

-          “¿El qué?”

-          “Que un hombre teniendo una mujer como tu, se lie con otra”

-          “¿Qué quieres decir cuándo te refieres a una mujer como yo”

-          “Pues, una mujer inteligente, con tu cuerpo, con tus atributos”

-          “Cuando dices a mi cuerpo y a mis atributos …,”

-          “Tus pechos”

-          Ahh, claro me vistes desnuda, ¿Totalmente desnuda?, ¿Todo mi cuerpo?”

-          “Efectivamente, con pelos y señales, aunque si no usaras ropa tan ancha, tus pechos se podrían intuir, no te haces la idea lo bonitos que son”

-          “Me estas haciendo que me sonroje, supongo que te tengo que dar las gracias por tus cumplidos”

-          “No son cumplidos, son realidades”.

-          “¿Te gustan mis pelos?”

-          “Si, esta todos en su sitio”

La situación comenzaba a estar calentita, yo estaba muy caliente, mi excitación iba en aumento, mi polla estaba hinchada. Era el momento de decidir, si no fuese profesora seguro que ya estaríamos en la cama.

Lo mejor era que me marchara, de un trago me bebí el cubata

-          “Bueno, creo que será mejor que me vaya” dije levantándome.

-          “Tanta prisa tienes” al decirlo se humedeció los labios

-          “Prisa ninguna, pero creo que es tarde, deberíamos irnos a la cama” esto último me salió sin pensarlo pero ella lo entendió como una indirecta.

-          “¿A la cama?” repitió ella muy lentamente.

Me puse algo nervioso y no supe que decir, ella seguía sonriendo

-          “Quédate un poco más, te preparo otro cubata” dijo levantándose

-          “No me pongas otro, será mejor que no, me estoy calentando” conteste rápidamente.

-          “¿Por la bebida o por la conversación?” me replico ella.

Me quede pensativo, había llegado el momento, con la excitación que tenia en la entrepierna, decidí quedarme.

-          “Posiblemente sea la conversación, y el recordarte desnuda delante mío” le conteste.

Me acerque a ella, ya no había vuelta atrás, la cogí por la cintura. Y volvimos a besarnos, mis manos acariciaron lentamente su espalda, y ella cogía fuertemente mi nuca, no permitiendo que me separase.

-          “Siempre hay una segunda oportunidad… yo estoy en desventaja contigo”.

-          “Si, ¿En qué?”.

-          “Tú me has visto desnuda, y yo a ti no”.

-          “Eso tiene solución, me desnudo y ya está”.

-          “Aquí ¡no serás capaz!” era un claro reto.

-          “¡Que no, ahora veras!”.

Comencé a desnudarme bajo la atenta mirada de ella, cuando me quedaba solo el slip ella puso su mano en mi paquete.

-          “Para, no sigas”.

-          “Realmente quieres que pare”.

-          “Si, deja que se yo quien te los quite” dijo agachándose.

Me bajo el slip, mi polla salto quedando tiesa delante de ella, me la cogió, la acaricio, y se la metió en la boca y comenzó a chupármela.

-          “Me gustaría volverte a ver desnuda” le dije.

Con mi polla aun en su boca me miro, tenía cara de satisfacción, se levanto,

-          “Vamos a la habitación” dando ejemplo se encamino hacia la habitación.

Entramos, me señalo la cama, quería me sentara. Puso música relajante y comenzó a desnudarse sensualmente, cuando destapo sus tetas, pareció que mi polla crecía más, si era posible.

-          “Si alguien supiera esto me podría costar el trabajo”  dijo cuando solo le quedaba por quitarse las bragas.

-          “¿Y quién lo va a contar?” repuse yo.

Termino de desnudarse.

-          “Es una locura tú tienes… 19 años, yo tengo casi 30, los cumplo a finales de abril”.

Note cierto temor, no podía echarse atrás, estaba demasiado excitado, para no seguir.

-          “Tiene gracia, yo cumplo los veinte también a finales de abril”

La cogí, la atraje hacia mí, no se resistió, sentí el calor de su cuerpo pegado al mío, la bese, mi lengua busco la suya.

-          “No pienses en la edad, solo en que somos un hombre y una mujer, cuyo objetivo es el mismo”.

La empuje sobre la cama y comencé acariciarle las tetas y a chuparle los pezones, que ricos estaban, y con la mano busque su entrepierna, primero acariciando su muslo, por el exterior y después por el interior; seguidamente acaricie su bello púbico, y a continuación mis dedos fueron mas a dentro, acariciando su clítoris y sus labios vaginales, introduciendo primero un dedo y después otro por su vagina, ella gemía, su respiración era entrecortada, intentaba una y otra vez cerrar las piernas, pero mis caricias hacia que las abriera.

-          “Quiero… sentirte dentro, fóllame” mordiéndose el labio inferior de la boca.

-          “Todo a su tiempo, pero me gusta oírte pedirme que te folle” le dije sin dejar de acariciar sus pechos y su rajita.

-           “Fóllame, fóllame, quiero tu polla dentro, estoy… muy excitada” gimiendo.

Seguí jugando con ella, incluso metí mi cabeza entre su piernas, y con mi lengua acaricie su clítoris, los gemidos se habían convertido en gritos pidiéndome que se la metiera, por fin se la metí.

-          “He llegado, sigue” dijo descontrolada

Seguí con el vaivén, polla a dentro polla afuera, sus gritos se intensificaron.

-          “… llego, El segundo, he llegado al segundo, ¿Y tú?”.

-          “No importa, yo ya llegaré lo que importa que tu disfrutes” le dije besando su boca.

-          “Ya estoy… disfrutando, déjame ponerme encima”.

Me separe y me tumbe boca arriba, ella no sin antes acariciarme la polla se puso encima, y lentamente se introdujo la polla en su vagina, y comenzó a moverse, arriba-abajo, adelante-atrás, hacia un lado hacia el otro, al principio despacio luego mas deprisa, hasta dejarse caer sobre mí, entonces fui yo el que empujo hacia arriba, manteniendo su cuerpo pegado al mío, entre gemidos de placer.

-          “Otra vez, estoy llegando otra vez”  estaba sorprendida y llego.

Me separe de ella, y me baje de la cama.

-          “No te vayas, aun no has llegado”.

-          “No me voy, solo vamos a cambiar de posición, ponte bocabajo” casi le ordene.

Ella obedeció, estaba totalmente entregada al placer, me deje caer sobre ella, mi polla se movía sobre la raja de su culo, hice que levantara su trasero y abriera un poco las piernas, que visión más hermosa, su chocho totalmente húmedo, y grande, y se la metí, gemía y gritaba pidiéndome mas, y alcanzando su cuarto orgasmo cuando mi leche inundo su interior. Me deje caer sobre ella, poco después ambos descansábamos sobre la cama.

-          “Ha sido genial, no recuerdo haber tenido nunca cuatro orgasmos seguidos, si los hubiera tenido te aseguro que lo recordaría, con mi marido alcanzaba uno cuando lo alcanzaba, ¿Qué te ha parecido a ti?”.

-          “No ha estado mal, pero creo que podemos mejorarlo”.

-          “Guau, ¡Mejorarlo! ¿Por cantidad o por calidad?” dijo con cara sorprendida.

-          “Ya veremos”.

Seguimos hablando un buen rato hasta que nos dormimos.

Había pasado la noche junto a Bárbara, y al despertarme por la mañana, allí estaba ella aun desnuda, y yo con la polla tiesa, lista nuevamente para entrar en acción. Mi primera intención fue despertarla con caricias y volverlo a hacer; pero me lo pensé, debía crear ansiedad en Bárbara, me levante y me fui al comedor, recogí mi ropa esparcida por el suelo, me la puse, salí de la casa de Bárbara con sigilo para no despertarla.

Yo sabía que ella no tenia forma de localizarme, tenía que esperar para verme. Supuse que el sábado noche iría nuevamente a la disco; estuve indeciso ir o no, al final decidí no ir, ni tampoco el domingo noche.

El lunes por la mañana, al salir de mi primera clase, pasó Bárbara junto a mí

-          “Dentro de media hora en mi despacho”. Dijo disimuladamente y bajito

Media hora después estaba en su despacho, entre ella me estaba esperando

-          “Siéntate” lo ordeno y obedecí.

-          “¿Por qué te fuiste?” me pregunto.

-          “Porque lo que sucedió fue el momento de la excitación, y supuse que lo mejor era irme, y no ponerte en un compromiso” le respondí

-          “Ahhhhh… bien, te busque en la disco el sábado y el domingo” se levanto, pasó junto a mí, se dirigió a la puerta.

-          “Lo supuse, pero como te he dicho no quería comprometerte” tuve que girar la cabeza para poder verla.

Cerró la puerta con la llave y la dejando esta en un mueble cercano.

-          “Sabes, después de muchos meses, me sentí nuevamente mujer…” se paro delante mío y prosiguió “…  yo también  creo que lo que paso fue el momento de excitación”.

-          “Lo que yo decía”.

-          “Pero me gusto y ahora quiero más…” sonrió.

Llevaba un vestido largo y amplio de tirantes y se quito los tirantes y el vestido cayo a sus pies, quedando totalmente desnuda.

-          “¿Qué te parece?, cuando sabias que venias me quite el sujetador y las bragas” poniéndose enfrente.

-          “¡Increíble!” si miraba para bajo veía su felpudo, y si miraba para arriba veía sus pechos, sus pezones parecía decir muérdeme.

Se agacho, me abrió la cremallera del pantalón y saco mi polla que estaba tiesa y dura, la miro dijo “Oh, parecía que me estaba esperando” y comenzó a masturbarme y  a chupármela, cuando estuvo bien lubricada con su saliva se levanto, y abriéndose de piernas y sentándose sobre mi polla, percibí la humedad de su coño, un par de movimientos bastaron para que mi polla recorriera su vagina, en aquella posición sus pezones quedaban a la altura de mi boca, y se los mordisquee arrancándole gemidos, al darse cuenta de que podían oírla opto por cerrar la boca, estaba fuera de si, alcanzo un orgasmo, se levanto y se puso de espaldas a mi y volvió a sentarse sobre mi polla y continuo cabalgando, pase mis manos por debajo de sus axilas para agarrarle los pechos, en esta ocasión llegamos al orgasmo los dos a la vez, seguidamente se levanto cogió unos pañuelos de papel me entrego uno a mi y ella uso otro para limpiarse, seguidamente se puso las bragas y el sujetador, y el vestido.

Yo seguía en la silla con el pañuelo de papel en la mano, ella sonriendo lo cogió y comenzó a limpiarme.

-          “No querrás que te vean con la picha fuera”.

Tras la limpieza ella misma volvió a meterme la polla dentro y cerrar la cremallera. Me beso en los labios, me mire a los pantalones, tenían manchas alrededor de la cremallera, me saque la camisa por fuera para disimular.

-          No ha estado mal, te espero esta noche en casa”.

-          “Y si no puedo, piensa que puedo tener otros compromisos”.

-          “¿Morena o rubia? mañana aquí a las doce”.

Me levante y me marche, sabía que estaba en un terreno resbaladizo. Había despertado el monstruo sexual que Bárbara llevaba dentro, la incógnita era hasta que punto. Si me negaba a seguirle su juego podían peligrar mis estudios, y si por el contrario se lo seguía, podíamos ser descubiertos y también peligraba mis estudios. Ante esta disyuntiva pensé, si en ambos casos peligran mis estudios, lo mejor era divertirme, y lo que sea será.

Aquella noche decidí ir a su casa inesperadamente. Llevaba una bata azul oscuro, me hizo entrar rápidamente.

-          “No esperaba verter, te ha fallado la morena”.

-          “Aun no lo sé, el compromiso era con una mujer castaña, de 1,59, que tiene casi 30 años, que cuando la veo desnuda me pongo a cien, y se llama Bárbara, ¿La conoces?”.

Sonrió, se desbrocho la bata, quedo desnuda delante mío,

-          “Como de cien te pongo” dijo esto pellizcándose los pezones.

-          “Ahora lo veras” y me desnude.

Tenía la polla grande pero aun no estaba tiesa, le faltaba unos mimos, y fue Bárbara la que se los dio, no llegamos a la habitación, en el mismo salón. Cuando mi polla estuvo lubricada con su saliva, se apoyo en una silla, su rajita estaba húmeda, cogiéndola por la cintura se la metí, mis testículos golpeaban una y otra vez contra sus nalgas. Después se tumbo sobre la mesa, para terminar sobre el sofá, yo sentado y ella cabalgando sobre mí, donde alcanzo un último orgasmo, segundos antes me había corrido yo.

Sentados sobre el sofá, muy juntos.

-           “Tenemos que ser mas discretos, si supieran lo que hacemos nos podría costar caro” dije yo.

-          “Lo he pensado, y tienes razón, pero es superior mi deseo a mi miedo”.

Su mano agarraba mi polla, y la movía lentamente, aun estaba floja, pero de seguir moviéndola pronto volvería a estar tiesa. Mi miedo realmente es que ella se enamorase de mí; pareció leerme la mente.

-          “No creas que estoy enamorada de ti, simplemente te deseo, cuando te siento dentro de mi nada me importa…tienes que entender durante años he conviví con un hombre, que amaba, creía que me satisfacía por completo, me traiciono… he descubierto que una cosa es el amor y otra el sexo”.

Seguimos hablando durante un rato y tras volverlo hacer me marche.

Las siguientes semanas nos seguimos viendo, casi siempre en su casa, o en su despacho, y muchos fines de semana hacíamos una escapada a algún hotel lejano donde no nos pudieran reconocer, cada vez era una orgia sexo sin limites. Durante meses duro esta relación. Tras las vacaciones de verano casi dos meses sin vernos, cambio todo, la primera noche que estuvimos juntos, tras una fiesta de sexo, me confesó que había conocido a un hombre, algo mayor que ella, y que se habían estado viendo, incluso se habían acostado. Resulto ser un profesor que me daba clases. Desde ese día y mientras yo seguí en la universidad nos fuimos viendo esporádicamente, pues su filosofía era clara: Amor y sexo, sexo y amor todo era empezar.

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