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La madre de Quique (1/2)

en Hetero: General

Era viernes por la noche, había quedado con unos colegas en la disco; pero a ultima hora no vinieron. No me hizo ninguna gracia, pues eran días de celebración, aquella semana había sido mi cumpleaños. Mi objetivo era pasármelo bien y si podía llevarme a la cama alguna parroquiana, mejor.

Tras una hora de estar observando a las muchachas y no tan muchachas que había en la disco. Me decidí atacar, la presa era una mujer entre 30 y 35 años, rubia muy escultural, se le notaba en el dedo la marca del anillo de boda, por lo que podía ser separada recientemente o era casada y no quería que se viera el anillo.

Me acerque a ella desplegando mi encanto, aunque no hizo falta mucho, pues ella estaba lanzada, síntoma del exceso de alcohol, unos minutos de parloteo y la tenia en el bote, había sido relativamente fácil.

-          “¿Natalia donde vas?” escuche una voz femenina detrás de mi.

Como no Natalia se volvió, y yo también, en seguida reconocí a la mujer que había hablado, era Berta la madre de Quique, un compañero de clase, y ella también me reconoció.

-          “Tu eres Jose Antonio, compañero de clase de Quique…” yo lo único que hice fue asentir  “…Natalia que solo tiene 16 años”.

Natalia me miro, y de pronto se puso a vomitar en mitad de la pista, Berta cogió a Natalia y se la llevo a los lavabos, aquello me corto el rollo y decidí que lo mejor era irme. Salí fuera y tras unos minutos de reflexión decidí que debía pedir un taxi, en ese momento paro un vehiculo delante de mi, bajo la ventanilla, era Berta.

-          “¿Vas a casa? ¿Te llevo?” me pregunto.

-          “Si, me iba a casa, esperaba un taxi” le conteste.

-          “Sube, aquí delante a tras llevo la bella durmiente, y hará falta que me ayudes al llegar a casa” como si me leyera el pensamiento.

Yo subí al coche, por el camino cruzamos unas palabras. Al llegar le ayude a trasladar a la casa a Natalia y llevarla hasta la habitación de invitados, Berta comenzó  a desnudarla.

-          “Sera mejor que esperes en el salón” dijo echándome de la habitación.

Unos minutos después salía Berta, se había cambiado se había puesto un pijama de pantalón corto.

-          “Siéntate, quiero hablar contigo” casi me ordeno Berta.

-          “Es tarde, seria mejor irme a casa” le dije.

-          “Si es tarde, por eso será mejor que te quedes a dormir aquí” dijo Berta.

Aquello me hizo volar la imaginación, me senté y ella se sentó junto a mí.

-          “¿De verdad te ibas a acostar con Natalia?” pregunto sorpresivamente.

-          “Y porque no” le dije yo.

-          “Pero no te das cuenta que es mayor que tu, podría ser tu madre ...”

-          “Pero no es mi madre, ¿Qué edad tiene?” pregunte

-          “Debe tener…” tubo que pensar  “… tiene dos menos que yo por lo tanto 34 años… y tienes razón no es tu madre” concluyo.

-           “No es tan mayor y un polvo es un polvo no tiene en cuenta la edad” dije.

En ese momento no estaba pensando en Natalia, sino en Berta, una mujer separada, elegante, que se conservaba estupendamente bien, tal vez algo rellenita.

-          “En eso te doy la razón, lo que quiero preguntarte es si Quique también… ya sabes, se acuesta con mujeres mayores” mirándome de reojo.

-          “Supongo que si” dije.

-           “Solo lo supones, no es seguro” inquirió ella.

-           “Digo que lo supongo, pues no lo he visto con mujeres mayores” mentí a sabiendas.

-           “¿Y no te importa que sea casada?” pregunto.

-          “Siempre es preferible que sea soltera o …”

-          “Dilo, separada como yo”

-          “Si, pero el de ser casada es su problema, no el mío”

-          “Eso significa que no te importaría acostarte conmigo”

Puse mi mano sobre su muslo, ella me miro, no dijo ni hizo sobre mi mano.

-          “Pero yo, no solo soy muy mayor para ti, soy la madre de un amigo tuyo”

Me acerque a ella, mi mente imaginaba que aquella noche no estaba perdida.

-          “En la relación puramente física, no afectiva da lo mismo, solo importa que somos dos personas, hombre y mujer con unas necesidades”

Sin pensarlo, fue instintivo, la cogí por la cintura acercándola más a mí, aplastando mi boca contra la suya, mi lengua buscando la suya, y en ese momento ella se separo de mí.

-          “Creo que lo has entendido mal, no quiero acostarme contigo, sino conocer como piensa y actúa mi hijo”

-          “Yo pensaba…” me había dado un corte.

-          “Me lo imagino, como te chafe el plan esta noche, yo podría sustituirla” dijo levantándose.

-          “Si bueno, creí…”

-          “No le des mas vueltas, lo que ha sucedido quedara como un secreto entre tu y yo, y te debo una por haberme ayudado”

-          “Vale” asentí.

-          “Ahora vamos a dormir… cada uno en su cama” dijo sonriendo.

Nos fuimos a dormir.

Por la mañana, me desperté temprano, fui a la cocina a por agua, solo llevaba el slip. Cuando fui a salir en la puerta estaba Natalia, en sujetador y bragas.

-          “Tu quien eres” pregunto.

-          “Soy, el que intento acostarse contigo… anoche”.

-          “Pues no me acuerdo de nada, has dicho intento, ósea que no hubo nada de nada”.

-          “Estabas diríamos fuera de juego por el alcohol, nada de nada”

-          “Y que hacemos aquí, semidesnudos” la primera vez que mencionaba nuestra casi desnudez, pero no se turbo.

-          “Tu amiga Berta, es la madre de Quique compañero de clase mío y te rescato de mis garras”

-          “Pobrecito, y te consoló Berta”

-          “No me consoló, me quede con las ganas”

-          “Eso no es bueno para un muchachote como tu…” se acerco a mi “... ¿Que te parezco?”

-          “Impresionante” dije mirándola de abajo a arriba.

-          “Gracias por el cumplido, totalmente desnuda gano mucho” dijo sonriendo y guiñándome un ojo.

Realmente era impresionante, algo más alta que Berta y más delgada, era todo curvas, una buena cadera, cintura estrecha, y un par de redondas y grandes tetas. Berta era, eso si, mas guapa de cara, eso no quería decir que Natalia fuese fea.

Se acerco a mí. Sello mi boca con la suya, apretando su cuerpo contra el mío, me excito, mi polla se puso a tope y aun más cuando sentí que una mano me acariciaba el paquete, poco después me sacaba la polla y la acariciaba.

-          “¡Ummmm! La tienes en forma...Ven conmigo, terminaremos lo de anoche” dijo Natalia.

Aun tenia mi polla cogida, tirando de ella me condujo a su habitación. Fui a cerrar la puerta.

-          “No la cierres, es mejor con ella abierta”.

-          “¡Pero Berta nos puede ver!” dije algo asombrado.

-          “Te importa” dijo y se agacho.

Soltó mi polla, y termino de bajarme el slip, nuevamente me la cogió con una mano, y con la otra me acariciaba los testículos, haciendo que la polla se pusiera mas tiesa si era posible. Con la lengua acaricio la punta de mi polla, terminar introduciéndosela en la boca. Estuvo comiéndomela durante unos minutos. Se separo de mí y se dirigió a la cama, se quito el sujetador, dejando libres aquel par de tetas.

-          “¿Qué te parecen?...” dijo agarrándose las tetas desde abajo “... ven y quítame las bragas tu mismo” y se dejo caer en la cama.

Me acerque a la cama lentamente, igual que un felino acecha a su presa. Cuando estuve a su altura, le agarre las tetas, las estruje, acerque mi boca a los pezones, y se los chupe, mi mano se deslizo por su abdomen, hasta llegar a sus bragas, introduje mi mano por debajo de las mismas, acariciando su rizado vello púbico, mas abajo estaba su rajita, su humedad era patente.

Un pequeño pellizco en su clítoris le hizo soltar un gritito, acaricie su clítoris con mi dedo dando pasadas circulares, cada vez más rápidas, los gemidos fueron en aumento, moví el dedo acariciando sus labios vaginales, e introduciéndolo en su vagina, alcanzo un primer orgasmo si haberse quitado las bragas.

Me situé entre sus piernas, le quite las bragas, se abrió de piernas, y ayudándose de las manos se abrió el coño, ofreciendo su  orificio,  con mi lengua acaricie su clítoris, en ese momento Natalia estaba totalmente entregada a mi, sus jadeos eran continuos.

Puse sus piernas sobre mis hombros, acerque mi polla a la entrada vaginal, di unas pasadas con la polla por su clítoris y sus labios vaginales antes de metérsela.

De golpe se la metí toda entera, una penetración dura, ella grito de placer, sus movimientos eran exagerados.

-          “Así, así, fuerte, quiero sentirte dentro” dijo, entre gemidos y gritos, Natalia.

Mire hacia la puerta pude ver a Berta que nos estaba observando, creo que Natalia también la vio, por eso estaba sobreactuando, a mi me excito mucho saber que nos estaban espiando.

Hice que bajara las piernas para poder cogerle los pechos, y mordisquear sus pezones, un nuevo orgasmo le llevo a gritar a Natalia.

Me puse boca arriba, sobre la cama, Natalia se sentó lentamente sobre mi polla, quedando ensartada, agarre sus pechos. Natalia movía sus caderas hacia delante, hacia atrás, hacia la derecha, hacia la izquierda y en círculos, unos minutos después Natalia se dejaba caer sobre mi, le agarre el trasero y aumente mis movimientos pélvicos, hasta llegar a correrme junto con un nuevo orgasmo de Natalia.

Mire hacia la puerta de la habitación, no vi a Berta, no sabia cuando se había ido, por lo que no sabia si había asistido a la explosión de placer final.

Tras un rato abrazados, Natalia, se volvió a poner el sujetador y las bragas, salió y estuvo hablando con Berta, la discusión fue algo acalorada pues Berta le recriminaba que yo era un menor, además amigo de su hijo.

Recogí el slip, y me dirigí a mi habitación, me vestí. Salí al salón bajo la mirada de Berta y Natalia,

-          “Espera un momento, te llevaremos a tu casa y yo iré a recoger mi coche” dijo Natalia, se fue a la habitación.

-          “Estarás contento, has conseguido lo que buscabas” dijo Berta.

-          “No era lo que yo buscaba sino lo que ella quería” le repuse.

Salió Natalia totalmente vestida, con las ropas de la noche anterior, sin cruzar una sola palabra mas, me llevaron a mi casa, satisfecho pero con la impresión que podía haber sido mejor.

El resto del fin de semana no salí a ningún sitio, pero me mi pensamiento se centro en cómo habría sido el follarme a Berta.

El lunes por la mañana, vi a Quique.

-          “Si mi madre te pregunta sobre el viernes por la noche di que estuve contigo” le dije a Quique.

-          “¿Hubo plan no?, ¿Te salió bien?” me pregunto.

-          “Mas o menos” le conteste.

-          “No habrá llamado tu madre a la mía” dijo Quique.

-          “No creo, ¿Por que lo dices?” le pregunte.

-          “El fin de semana estuve con mi padre y su amiguita, y no veas que amiguita, bueno a lo que iba, al regresar mi madre me sometió al tercer grado de preguntas….” le interrumpí.

-          “Lógico, le gustaría saber como es la amiguita...”

-          “Lo bueno es que no fue sobre la amiguita sino sobre mi, y mis relaciones, como si supiera algo de … lo de la viuda” dijo Quique

Recordé que Quique unos meses atrás justo al cumplir los 16 años había tenido una relación con una mujer de 40 años viuda, tras el fin de semana comprendí lo de las preguntas de su madre.

-          “No será que te ha visto…” deje la cuestión en el aire.

El viernes, había quedado con Quique en la disco, pensé en pasar por su casa. Pero a eso de las ocho justo al salir de casa desde la ventanilla de un vehiculo aparcado me llamaron, al mirar, vi que era Natalia, me hizo señales para que subiera, y así lo hice, ella arranco y nos fuimos.

Me llevo al apartamento de su hermana, que estaba de vacaciones. Follamos, fue algo rápido porque tenía una cena con su marido y unos amigos. Quedamos para el día siguiente, en el mismo sitio. Volví a casa andando.

Al día siguiente por la noche volvimos a vernos, en el piso de la hermana y volvimos a follar, esta vez sin prisas, y por la mañana al despertar volvimos a follar, pero tuvo que irse su marido había ido a buscarla, sabía que estaba con un amante.

Aquella semana tenia un trabajo de clase en común con Quique, fue el jueves cuando fui a casa de Quique, Berta se porto como si lo pasado el fin de semana no hubiera sucedido, pero cuando me marchaba llego Natalia, esta también se comporto como si no me conociera de nada, sobretodo porque tras ella llegaba su marido.

El viernes Quique me dijo que se iba el fin de semana con su padre y su amiguita, pensé en Berta, me entraron ganas de ir a verla. Aquella misma tarde, llamaron al teléfono lo cogió mi madre, intercambiaron unas palabras, sin colgar el teléfono.

-          “Es Berta, la madre de Quique, que se van el fin de semana a la una casa rural, que si quieres ir con ellos”

Sabiendo que Quique estaba con su padre, mi imaginación voló nuevamente, aquello solo podía significar una cosa.

-          “Si, ¿Tengo que ir a su casa?”

-          “Si que ira, que le preparo... vale, pasas a buscarlo, O.K.” colgó el teléfono.

-          “Ya sabes tienes que portarte bien y haz todo lo que te manden”

Pensé precisamente es lo que pienso hacer.

Una hora después, Berta estaba frente a mi casa, y mi madre salio a verla, tras de ella fui yo.

-          “Ahora recogeremos a Quique, se ha quedado haciendo la maleta” dijo Berta

Me subí al coche, Berta arranco.

-          “¿Sorprendido?” pregunto.

-          “Si, sabiendo que Quique esta con su padre”

-          “No pienses mal, me han dejado una casa rural y he pensado que es un lugar perfecto para hablar”

-          “Me quieres decir, ¿Que en una casa en medio del campo solos se habla mejor que en una casa en plena ciudad?” pregunte.

-          “No ha sido repentino, lo he ido pensando, y creo que será lo mejor para deshacer malentendidos”

-          “Sera eso, o es que Quique ha hablado de la amiguita de su padre”

-          “Eso no tiene nada que ver”

-          “Y lo que paso entre Natalia y yo tampoco”

-           “De eso también tenemos que hablar”

-          “Sabes lo del fin de semana pasado”

-          “Por su puesto, le falto tiempo a esa z….  en venir a contármelo”

Durante el viaje seguimos hablando de diferentes cosas, podía comprobar que ella se enfadaba cuando mencionaba a Natalia o a la amiguita del padre de Quique.

Tres horas después llegamos a la casa, entramos con las maletas en la mano, tenia dos plantas, Berta me indico que arriba estaban las habitaciones, subimos arriba al pasar por una habitación.

-          “Esta es tu habitación, aquella es la mía (señalo una puerta al otro lado del pasillo)”

Deje mis cosas en la habitación, y salí tras ella hasta su habitación, ella había dejado sus maletas en el suelo.

-          “¿Porque dos habitaciones?  si vamos a estar juntos” pregunte.

-          “Durante toda la semana incluso esta mañana estaba convencida que era una buena idea venir contigo; pero estando aquí no creo que sea tan buena idea” me dio la espalda.

No lo pensé, como iba vestido con un chándal, tire de los pantalones y del slip hacia abajo, dejando al descubierto mi polla que estaba ya tiesa.

-          “Gírate, y mírame” le dije.

Ella lo hizo mecánicamente ya al verme con la polla tiesa, giro la cara.

-          “¿Que haces? tapate”

Sonriendo le cogí la mano y la acerque a mi polla, ella se resistió un poco, yo pude mas.

-          “Tienes que ver en mi a un hombre, no al muchacho de 16 años amigo de tu hijo” obligándola a acariciarme la polla.

Se giro me miro a los ojos.

-          “Esta seguro que no te importa hacerlo con …”

-          “Claro que me gustaría hacerlo con una mujer tan hermosa como tu”

-          “Sabes desde que me separe de mi marido, hace dos años, bueno incluso antes no lo he hecho con nadie, aunque no ha sido por falta de ganas”

Sonreí me acerque a ella, bese su cuello.

-          “Es como montar en bici, nunca se olvida”

-          “Me siento avergonzada…”

-          “No debes, eres una mujer libre”

-          “No es por eso, sino porque me estoy comportando como una jovencita en su primera vez, y tu como un experto, y soy yo quien te lleva 20 años”

Bese sus labios suavemente.

-          “Pues imagina que es tu primera vez y yo soy el maestro que te lo voy a enseñar”

Se dejo caer sobre la cama, y como me tenia cogido por la polla me arrastro tras de ella.

-          “Veamos que bueno eres, gánate la titulación de Maestro”.

Ambos estábamos tumbados en la cama, y entre caricias y besos nos fuimos desnudando. Ya desnudos comencé a mordisquear sus pezones, mientras que con mi mano acariciaba su entrepierna, entrando entre sus labios vaginales y acariciando su clítoris.

-          “No puedo creer lo que estoy haciendo” dijo entre jadeos y gemidos.

-          “Lo importante es que te guste”

-          “No solo me gusta, sino que me encanta, y estoy deseando que me la metas”

-          “Todo llegara”

Seguí acariciándola, cada vez estaba más excitada, y me pedía que se la metiera, poco a poco me fui colocando entre sus piernas, me cogí la polla y lentamente la introduje en su vagina, tuvo un gemido y comenzó a mover su cadera.

-          “Así, mas fuerte, estoy a punto, voy a llegar”

Tuvo una especie de espasmo y llego; pero yo no pare, seguí, ella no dejo de gemir.

-          “Tienes que sentirme mas aun y alcanzar otro”

-          “Si quiero mas, dios, como estoy”

Hice que pusiera sus piernas en mis hombros, seguí empujando y nuevamente tubo un orgasmo explosivo, seguí cambiamos de posición, me puse bocarriba, ella se puso encima de mi, quedando ensartada, yo le agarraba los pechos.

-          “Tienes que llegar, yo estoy a punto de llegar nuevamente”

Se echo sobre mí y en unos segundos ella alcanzo otro orgasmo y yo descargue en su interior. Durante unos minutos seguimos abrazados, después nos separamos.

-          “¿Siempre es así?” pregunto.

-          “A que te refieres”

-          “Tan, como diría, explosivo, salvaje …”

-          “No, todo depende de las personas, y los sitios, ¿Con tu marido no era así?”

-          “No, era mas relajado, placentero pero tranquilo”

Bajamos a cenar, cenamos en la cocina, no intercambiamos palabras solo miradas. Berta se había puesto una bata corta, enseñando las piernas, por mi parte me había puesto un pantalón corto. Al terminar de cenar Berta se puso la fregar, me pegue a su espalda, cruce mis brazos  en su cintura, pegue mi paquete a su trasero haciéndole sentir mi polla. Bese su cuello.

Berta se giro, me miro a los ojos y nos besamos.

-          “No sé lo que pensaras de mi, pero ahora mismo ardo en deseos de sentirte dentro de mi” dijo.

-          “Pienso que eres una mujer hermosa, ardiente, necesitada de ser follada” le dije.

-          “¿Tanto se me nota que estoy deseosa de follar?” me pregunto.

La dirigí a la mesa de la cocina, hice que sentara encima. Abrí su bata y acaricie sus pechos, mordisquee sus pezones. Le quite las bragas, me agache metí mi cabeza entre sus piernas, lamí su clítoris y sus labios vaginales, arrancándole los primeros gemidos.

Me puse de pie, me quite los pantalones y encare mi polla a su vagina y se la metí.

-          “La humedad de tu coño en pone a cien …” le dije al oído “…has estado más de dos años siendo fiel a tu marido, pero él no te ha sido fiel, tiene una amiga”

-          “¿Quieres decir que esto es venganza?”

-          “Más que venganza, diría revancha a la infidelidad de tu marido y una necesidad de sentirte nuevamente mujer”

No pudo contestar, alcanzo un nuevo orgasmo.

Saque la polla de su vagina.

-          “Vamos a la cama” dijo Berta.

Fuimos a la habitación desnudos, reanudamos las caricias, y besos, se apoyo en la cama dejándome su trasero, se lo acaricie hice que se abriera mas las piernas, se la metí por la vagina desde atrás, agarrando su cintura con mis manos, para que la penetración fuese más profunda, unos minutos después alcanzaba el orgasmo al sentir mi leche caliente.

Nos quedamos acostados en la cama abrazados, hasta quedar dormidos.

Me desperté por la mañana, Berta no estaba a mi lado, mire en la habitación y la vi sentada en una silla mirándome.

-          “¿Como te encuentras?” le pregunte.

-          “Bien, bien… pero mirándote me recordabas a Quique” dijo.

-          “¿Te estás imaginado que lo de anoche fue con Quique?” pregunte.

-          “Si, por un momento me lo he imaginado” dijo.

Me levante, me acerque a ella me agache para quedar más bajo que ella.

-          “Tu moral no te permite el incesto, hacerlo con tu hijo… para eso estoy yo”

Al levantarme y quedarme delante de ella mi polla quedo casi a la altura de su boca, no se lo pensó, la cogió y se la metió en la boca, y como la comía, se notaba que no era la primera vez, poco después sentí que me corría, y se lo dije. Se separo de mi polla, me miro a los ojos.

-          “Te importa que desayune con tu leche”

-           “No me importa” apoye mis palabras con el movimiento de cabeza.

Volvió a meterse mi polla en la boca, unos segundos después mi leche salía disparada al interior de su boca, me la chupo hasta no dejar ni rastro de semen.

-          “Como deseaba volver a saborear la leche masculina”

Bajamos a desayunar. Mientras lo hacíamos intercambiamos comentarios, de gustos y quedamos en ir a dar una vuelta por los alrededores. Al terminar, Berta se fue a su habitación y yo a la mía, me puse una toalla alrededor de la cintura, fui al baño, pensando en ducharme, allí esta estaba duchándose Berta, me quede mirándola tras la mampara traslucida. Viendo como se enjabonaba me excito me hizo que me quitara la toalla y me menease la polla, tan absorto estaba que no me di cuenta que salió de la ducha, desnuda y me estaba mirando.

-          “No has tenido bastante” sonrió y se acerco a mí.

Me quito la mano de mi polla, y la cogió ella y me la meneo unos minutos después me corrí, quedando su mano chorreando de leche, la metió bajo el grifo.

-          “Sera mejor que te duches” me dijo.

Me duche, volví a mi habitación me vestí de sport y fui al salón, allí me esperaba Berta, fuimos a dar un paseo hasta el pueblo próximo. La gente del pueblo nos miraba, supongo que imaginaba que éramos madre e hijo. Nos quedamos a comer allí en el restaurante del pueblo, lleno de gente.

Tras la comida volvimos a pasear y nos dirigimos a la casa. Lo poco que hablamos quedo claro lo que estaba pasando ese fin de semana debía quedar no solo entre nosotros y sino en aquella casa.

Antes de la cena, en el sofá nos intercambiamos caricias y besos, metí mi mano bajo la falda, introduje los dedos índice y corazón en su vagina, y el pulgar apretaba su clítoris, hasta que Berta alcanzo el orgasmo. Durante la cena, intercambiamos unas palabras pero las miradas y los gestos eran elocuentes, era terminar para subir a la habitación.

Ya en la habitación nos desnudamos, acaricie sus pezones.

-          “¿Te puedo pedir una cosa?” pregunto.

-          “Lo que quieras” le dije.

-          “A mis 36 años, nunca…” se paro.

-          “Nunca ¿Qué?”

-          “Me la han metido por detrás… por el culo”

-          “Y quieres que te la meta yo, tienes vaselina o algo parecido”

-          “Estando en el restaurante lo pensé, y cogí esto…” me enseño una porción de mantequilla “…crees que servirá”

-          “No sé si servirá, pero es lo que tenemos”

Dejamos la mantequilla en la mesita, seguimos acariciándonos, tenía el coño muy húmedo, me puse entre sus piernas, hice que sus piernas las colgara de mis hombros, le metí la polla por la vagina, y empuje Berta gemía y gritaba de placer, estaba cerca de alcanzar el orgasmo, hice que se pusiera a cuatro patas, abriendo las piernas, seguí metiéndosela por la vagina, y cogí la mantequilla, la unte en su culo lentamente, introduciendo y sacando repetitivamente primero un dedo, después dos, cuando mas excitada estaba, alcanzando el orgasmo, se la metí por el culo, lentamente que sintiera cada centímetro de mi polla en sus entrañas, los gritos de dolor dieron lugar a los de placer, toda mi polla quedo alojada en su interior, mis testículos golpearon sus nalgas. Permanecí unos instantes dentro, para salir y entrar una y otra vez hasta que sentí que me corría. Se dejo caer sobre la cama y yo encima.

-          “Me ha gustado, pero estoy destrozada” dijo.

-          “Me alegro, cuando quieras lo repetimos” le dije.

-          “Sera mejor que ahora descansemos, mañana será otro día”.

Unos minutos después me quedaba dormido. Cuando por la mañana me desperté no está Berta a mi lado, creí que estaría en la silla como el día anterior, pero no estaba. Me puse la sabana alrededor de la cintura, y fui al salón, me tuve que parar antes de salir, Berta estaba en la puerta hablando con alguien. Espere a que se fueran, salí.

-          “¿Quiénes eran?” le pregunte.

-          “Son unos excursionistas que se ha extraviado” dijo.

La mire, me di cuenta que estaba vestida.

-          “Te has vestido, ¿No quieres volver a la cama?” dije.

-          “Lo he pensado bien, lo sucedido estos días ha sido maravilloso, pero creo que deberíamos marcharnos” dijo.

-          “Lo que tu digas” le conteste.

Subí a la habitación, me vestí y recogí las cosas. Salimos de la casa rural camino de la ciudad, paramos en una cafetería para desayunar. Reanudamos la marcha y llegando a la ciudad.

-          “Después de este fin de semana ¿Que sucederá?” pregunto Berta.

No conteste inmediatamente, espere a llegar a casa, paro y salí del coche.

-          “Sucederá lo que tú quieras”

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