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en Hetero: Infidelidad

A principios de agosto, fui temprano a la caja, tenia cobrar un talón al portador, aun siendo primera hora había mucha gente esperando, y aunque había tres ventanillas abiertas iba muy lento.

-          Que desea - dijo el cajero cuando me toco.

-          Vengo a cobrar este talón.

-          ¿Billetes grandes o pequeños?

-          Me da lo mismo.

-          Te lo puedo dar en monedas.

-          Si lo haces tendré que dárselo a tu compañera para que me lo cambie - dije mirando a la cajera que había justo en la ventanilla de al lado.

El cajero me miro extrañado.

-          Buenos días Matilde - dije dirigiéndome a la cajera.

La cajera me miro, se dio cuenta de quién era.

-          Hola José Antonio, no te había visto.

-          Hola Matilde, no te he visto estos días.

-          He estado fuera de vacaciones, ayer se me terminaron, y tu mujer.

-          Como cada año se va a casa de su madre, iré a buscarla el viernes.

Le guiñe un ojo.

Pude ver como se puso algo nerviosa, posiblemente recordó lo entre ambos (Relato: A la vecina le gustan mis películas).

-          Es vecina mía - dije al cajero.

Este me miro con cierta ironía. Al salir me despedí de Matilde con la mano y con un hasta luego.

Por la tarde, a eso de las ocho, cuando volví del trabajo, me fui directamente a la ducha, al salir me puse el bañador, me prepare un bocadillo de atún y al terminar encendí el ordenador, tras mandar un par de emails, decidí escribir el relato Recuerdo de España que intentaba narrar mi relación con dos belgas en los últimos días, llevaba escritas pocas líneas, me sentía excitado al recordar lo sucedido con las dos belgas, así que deje de un lado el escrito y entre en la página de todorelatos, leí por encima varios relatos, me pare en uno de infidelidad, era corto, lo estaba leyendo cuando sonó el timbre de la puerta, eran las once de la noche, me levante, y fui a abrir la puerta. En la puerta estaba Matilde, con 51 años estaba mejor que el año pasado e incluso que 7 años atrás, vestía una camiseta de tirantes y una falda de volantes corta.

-          Buenas noches, José Antonio, no tendrás algo de hielo, me iba a preparar un cubata y me di cuenta de que no tenia.

Recordé que eran las mismas palabras usadas 7 años atrás, para entrar en mi casa.

-          Creo que sí que tengo - dije siguiéndole el juego, y me fui a la cocina.

-          No estás viendo ninguna película - dijo, nuevo recuerdo a lo sucedido 7 años atrás.

-          No.

Recordé que tenía el ordenador encendido y abierto en la página de todorelatos. Salí rápidamente, pero llegue tarde, Matilde estaba leyendo el relato, levanto la cabeza y me miro.

-          Te gusta este tipo de páginas.

-          Sí, me relaja leer algunos relatos.

-          Más que relajarte lo que hará será excitarte.

-           También. Te preparo un cubata: ron con cola, ¿No?

-          Si gracias. Pero para que necesitas leer eso para excitarte si sabes que yo estoy sola en casa - dijo agarrándose las tetas.

Era una indirecta muy directa, yo sabía cuando la vi en la puerta que el hielo seguía siendo una escusa.

-          Tienes algo escrito en esta página.

-          Puede ser.

-          Anda, no seas malo, ponme uno de tus relatos.

Pensé si era buena idea enseñarle algún relato. Sabía que terminaríamos en la cama, así que decidí que leyera el relato A la vecina le gustan mis películas.

Comenzó a leerlo, unos minutos bastaron para que me mirara.

-          Es lo que me imagino.

-          No sé lo que imaginas.

-          Este relato se refiere a mí.

-          “Puede ser” dije.

-          ¿Cuanta gente lo ha leído?

Mire la parte superior del relato.

-          “Según pone el contador unos 27.000 lectores, te preocupa.

Sonrió.

-          Realmente me excita.

Matilde seguía sentada frente al ordenador, deje el cubata junto a ella, me puse tras ella, puse mis manos sobre sus hombros y lentamente las fui bajando pasando por debajo de sus brazos, por debajo de la camiseta, llegue a su sujetador, introduje los dedos debajo del sujetador y acaricie sus pezones. Matilde soltó un gemido.

-          ¿Lo que sucederá esta noche lo vas a narrar también?

-          Puede ser, ¿Por qué?

-          Quiero que pongas que estaba muy excitada.

-          ¿Lo estás?

-          Lo estoy, tengo las bragas húmedas. ¿Y tú estas excitado?

Mi respuesta fue ponerme a su lado, y bajarme el bañador, mi polla quedó delante de ella, tiesa pidiendo que me la comiera. Ella la miro, la cogió entre sus manos, la acaricio.

-          ¿Vamos a la habitación? - dijo Matilde.

Asentí con la cabeza y subimos al primer piso, a la habitación. Se puso frente a mí, nos besamos, unos minutos después los dos estábamos desnudos revolcándonos sobre la cama, mientras acariciaba sus pechos con una mano con la otra acariciaba su entrepierna, sus gemidos eran constantes, me pido que se la metiera, pero como ella sabía que a mí me gustaba calentar la situación, y era lo que estaba haciendo, pronto alcanzo un orgasmo, y con más vehemencia me pidió que se la metiera.

-          Métemela, quiero sentir tu polla dentro de mí, fóllame - dijo.

Estaba tan excitado, que no lo pensé, me situé entre sus piernas, la cogí por las caderas, puse mi polla en la entrada de su vagina, un empujón y se la metí. A cada acometida mía ella replicaba con un gemido, cruzo sus piernas en mi espalda, apretando para que la penetración fuera más profunda, estaba a punto de llegar, me deje caer sobre ella, agarrando sus pechos, ambos alcanzamos el clímax.

Quede exhausto junto a Matilde.

-          Crees que yo podría escribir en esa página - dijo Matilde.

-          ¿Qué pagina?

-          En esa de relatos eróticos

-          Pues claro, solo tienes que registrarte.

-          Y como lo escribo.

-          Mi consejo es que hagas un borrador, y sobre ese borrador trabajes.

-          Vale, ¿Que escribo?

-          Pues por ejemplo tus experiencias - pensé no deben ser pocas, la gente piensa de ti que eres un putón.

-          ¿Como lo sucedido entre nosotros?

-          Por ejemplo, también lo que te haya sucedido en estas vacaciones.

-          Y si no ha sucedido nada.

-          No me digas que en lo que va de vacaciones no has follado”

-          No, no he follado, por eso tenía tantas ganas, no lo has notado”

Claro que lo había notado. Acaricie sus pezones.

-          Pero te ha podido suceder algo, y con un poco de imaginación desarrollarlo. Una fantasía.

-          Sí que me paso algo, al principio de mis vacaciones, fui a la casa de mi hermana mayor, Concha, el primer día, sábado, por la mañana baje a la piscina, me había puesto un bikini blanco, me tire a la piscina, al salir me di cuenta que se me trasparentaba todo, lo peor es que estaba mi sobrino Marcos, el hijo de Concha, que tiene 18 años recién cumplidos, me vio su reacción fue de asombro y después se dio la vuelta, me di cuenta que se había empalmado.

-          Que mas sucedió - dije expectante.

-          Nada, que iba a suceder, es mi sobrino, es un crio - dijo asombrada.

-          Qué más da que sea tu sobrino, con la primera mujer que folle fue mi tía, ella fue la que me enseño todo lo que se debe saber; y lo principal que me enseño es que en el sexo todo es posible, y que la edad es lo de menos, con 18 años no es ningún crio.

-          Entonces que me propones, que tenía que haberme acostado con él para tener una experiencia.

-          Eso solo si te apetecía, pero lo que me refiero es que de esa experiencia puede salir un relato sea verdad o imaginario

-          ¿Cómo sería eso?

-          Por ejemplo después de aquel episodio de la piscina, por la tarde os quedasteis solos.

-          Es cierto nos quedamos solos, el se quedo en su cuarto y yo estuve viendo la tele.

-          Pues imagina que tú vas a su habitación y lo pillas masturbándose, entonces como buena tía, te acercas a él, le coges la polla y se la comes.

-          ¿Cómo? Así.

Me había cogido la polla, la estaba acariciando, con su lengua jugueteaba con la punta.

-          ¡Uuuuh! Si así.

-          ¿Qué más?

-          Imaginación, como os desnudáis. El se queda tumbado, y tu acaricias su cuerpo, el te magrea los pechos.

Se había situado encima de mí, haciendo que mi polla entrara nuevamente en su vagina, yo le agarre los pechos. Ella se movía, en un vaivén lento, sabedora del efecto que me producía.

-          Sigue dime que mas.

Lo cierto es que no estaba para inventar mucho más.

-          Cuando estáis en plena faena, llega tu cuñado… Marcos.

-          Esteban, mi cuñado se llama Esteban, Marcos es mi sobrino.

-          Esteban, se baja la cremallera y comienza a masturbarse.

-          Y le dejo que me folle.

-          Tranquila, tienes que alargar el relato, se acerca a vosotros, te acaricia las tetas, tu le coges la polla y se la acaricias, el se pone detrás de ti, te acaricia el culo, hace que se lubrique, que dilates el ano y lentamente te la mete.

Mati estaba a punto de alcanzar el orgasmo.

-          Siiiiiiiiiiiiiii, los dos, los dos a la vez, me corro, me estoy corriendo.

Se dejo caer sobre mí.

Tras unos minutos se dejo caer a mi lado.

-          Tienes una imaginación muy calenturienta.

Sonreí.

-          Puede ser. También pueden ser cosas que te sucedieron realmente,  aunque magnificándolo.

-          Como mi primera vez, que fue con un primo mío que iba para cura…

-          Pero no me lo cuentes, escríbelo y publícalo.

-          Ya lo tengo, mi noche de bodas, Jordi cogió una cogorza tremenda y…

-          Lo dicho no me lo cuentes, E S C R I B E L O.

-          Me harás buenas críticas.

Nuevamente jugué con sus pezones, me puse entre sus piernas, puse mi polla en la entrada de su vagina, y se la metí.

-          Para que las críticas sean buenas, te lo tienes que trabajar.

-          ¿Cuando vas a buscar a tu mujer?

-          Dentro de cuatro días, el viernes.

-          Pues tengo cuatro días para convencerte de que me hagas buenas críticas.

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