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Unos dias en el balneario

en Hetero: Infidelidad

Finales de abril, acaba de cumplir los 20 años, el regalo de mi padre fue cinco días de estancia en un hotel-balneario, perdido en la naturaleza; pero con todas las comodidades, incluyendo piscina cubierta.

Salí el viernes al mediodía, a eso de las dos, después de las clases, el trayecto era de unos 300 kilómetros, calculé que para las seis estaría en el hotel, pero como pare a comer llegue las siete.

Decidí visitar las instalaciones, y aprovechar que había jacuzzi, según el folleto del hotel tenían cuatro, con tiempo limitado de media hora, si estaban ocupados sabias que media hora después podías entrar. Al llegar de los cuatro, tres estaban ocupados, una luz roja en la entrada lo indicaba; pero en uno la luz era verde, decidido pulse el botón y entre, para mi sorpresa dentro del jacuzzi había una mujer, llevaba bikini, pero solo la parte de abajo, y sus pechos sobresalían por encima del agua.

-          “Lo siento vi la luz verde y pensé …” me disculpe girando la cabeza

-          “No pasa nada, cuando vengo sola no le doy al botón, por si alguien como tu quiere entrar, no me gusta estar sola”

-          “Pero, …” no sabia que decir.

-          “A mi no me importa, si quieres me pongo la parte de arriba, solo tienes que alcanzármela esta junto al albornoz” dijo poniéndose de pie, enseñándome su espléndido cuerpo al completo.

-          “Si a ti no te importa, a mi que mas me da” me despoje del albornoz y me metí dentro”

-          “Me llamo Rebeca” aun estaba ella de pie, se acerco a mi

-          “Yo soy J. A., José Antonio” nos dimos dos besos.

En ese acto espontáneo sus pechos rozaron mi tórax y mi brazo, así que tuve que sumergirme en el agua, para que no se viera como se hinchaba mi paquete.

-          “¿Has venido ha pasar el fin de semana?” pregunto ella

-          “Si, estaré hasta el miércoles cinco días, ¿Y tu?”

-          “Lo mismo, has venido solo”

-          “Si, ¿Y tu?”

-          “Yo he venido con mi Papi, cada año venimos un par de veces para desconectar, he dejado a mi marido en casa …”

Me fije mas detenidamente en Rebeca era rubia, muy guapa y escultural,  pechos voluminosos, pezones grandes así como las aureolas y rondaría los 25 años, Seguimos hablando, ella me contaba las actividades que había en el hotel, y yo algunas de las anécdotas de la universidad; se paso el tiempo volando y nos dimos cuenta que era tarde, así que salimos y nos fuimos.

Llegue a la habitación me duche y me vestí rápidamente, y me fui a cenar, al llegar al salón vi a Rebeca, ella también me vio y me hizo señas, me acerque a la mesa; Rebeca iba radiante con un vestido blanco largo, estaba acompañada por un hombre mayor de unos 50 años. Rebeca hizo las presentaciones.

-          “Papi, este es el muchacho del que te hable, J.A.; J.A. este es mi padre Ernesto”

Nos saludamos y me senté con ellos en el comedor, durante la velada hablamos de varias cosas. Ernesto era viudo, y Rebeca se había casado con un socio de el. Rebeca constantemente le llamaba Papi o Papúchi, tras la cena hubo baile, yo baile unos lentos con Rebeca.

-          “¿Qué te ha parecido mi Papi?” me pregunto

-          “No se, tal vez diría que no te va”

-          “Lo hijos no pueden escoger a sus padres”

Pensé para mí: siempre que sean sus hijos. Casi a las dos nos retiramos a dormir, Rebeca se fue con su Papi.

En el desayuno coincidí con la pareja, Ernesto dijo que se había apuntado a una excursión que comían en un parador de la zona, y me invito a ir, pero me excusé diciendo que quería ver las instalaciones del hotel, Rebeca por su parte dijo que prefería las comodidades del hotel. Al quedarnos solos, Rebeca y yo.

-          “Te apetece ir a la piscina, a la sauna o al jacuzzi nuevamente”

-          “Donde tu quieras” realmente me apetecía ir al jacuzzi, pensando en el día anterior

-          “Acompáñame a la habitación a cambiarme”

Dude un instante, termine subiendo con ella, su habitación estaba en el segundo, abrió y entro, yo me iba a quedar fuera, pero me dijo que entrase. Ya dentro de la habitación ella se fue al baño, y yo me quede esperándola, había dos camas, al salir llevaba puesto solo la parte de abajo del bikini, como el día anterior en el jacuzzi, aparte la cabeza mirando hacia otra parte

-          “¿Me pasa algo? ¿Tengo algo raro?” pregunto dando un vuelta sobre si misma y acercándose a mi.

-          “¿Terminas de vestirte?”

-          ”Comprendo, pero si ayer me vistes igual”

Se puso delante y muy sensualmente

-          “Tócalas, veras como no muerden”

-          “Ellas no, pero yo si”

-          “¿Te gustaría morderlas?”

-          “No creo que a tu Papucho le hiciese gracia”

Estaba tan cerca de mí que sus pezones me estaban rozando.

-          “Que tiene que ver mi padre en esto”

-          “No creo que a nadie le guste que le levante la amante delante de sus narices”

Comenzó a reír, cada vez más fuerte.

-          “Debería enfadarme,  por haberme considerado una putilla; pero me ha hecho gracia, tengo 24 años y Ernesto tiene 52 años, y es mi P A D R E”

La cara que puse le hizo mucha mas gracia, siguió riendo, había metido la pata hasta dentro. Se acerco más aun a mí, pegando sus pechos a mi cuerpo.

-          “Estoy muy excitada, ¿Donde lo hacemos, aquí o en tu habitación?”

-          “Creo que aquí estamos mas cerca”

-          “Lo suponía…” dijo sonriendo, y se me engancho al cuello, me explico “… mi padre hace de tapadera para que mi marido, Alberto, no sospeche”

Mientras nos besamos acariciaba sus pechos, baje la cabeza y chupe sus pezones, se dejo caer sobre la cama.

-          “Desnúdate”

Y yo me desnude, me deje caer sobre ella, seguí acariciando sus pechos con una mano, mientras que con la otra acariciaba su entrepierna, metiendo la mano bajo su bañador acariciando su vello púbico, su clítoris, introduciendo un dedo por su vagina, estaba húmeda.

-          “Quiero sentir tu polla dentro de mi” me dijo al oído.

-          “Todo a su tiempo”

-          “Métemela” decía jadeando una y otra vez

Baje hacia abajo, quitándole el bañador, me ti mi boca entre sus piernas, mi lengua recorría sus labios vaginales y su clítoris, totalmente abierta de piernas entregada al placer, me pedía que se la metiera, un espasmo y un grito me indicaba que había alcanzado un orgasmo. Comencé a subir mi lengua recorriendo su cuerpo pasando por los pezones a los cuales mordisquee, cuando llegue a su boca, mientras mi lengua buscaba la suya, lentamente le metí mi polla en su vagina, dentro- fuera, dentro-fuera, primero despacio para ir incrementando la velocidad. Rebeca estaba fuera de si, sus gritos iban en aumento, ella cruzo las piernas en mi espalda y apretaba, las penetraciones eran mas intensas, tubo un nuevo orgasmo, giramos sobre la cama quedando ella sobre mí.

-          “Ahora me toca a mi” dijo entre jadeos.

Comenzó a cabalgar como una loca, dejándose caer sobre mí en el momento de alcanzar el tercer orgasmo, coincidiendo con mi eyaculación. Tras un descanso.

-          “Vamos a la piscina”

Fui a mi habitación me puse el bañador, baje a la piscina, había varias personas y entre ellas estaba Rebeca, en esta ocasión llevaba el bikini completo, durante una hora estuvimos en la piscina, de allí nos fuimos a jacuzzi, una vez dentro los dos, en esta ocasión cerramos la puerta del jacuzzi para nosotros solos, Rebeca se quito la parte de arriba del bikini y se metió, yo la seguí; entonces, se quito la parte de abajo, se acerco a mi y me quito el bañador, se pego a mi.

-          “Hagámoslo aquí por favor, necesito sentirte otra vez”

Lo volvimos a hacer dentro de jacuzzi. Al terminar ella se fue a su habitación y yo pase por la piscina, antes de ir a mi habitación. Al mediodía fui al comedor a encontrarme con Rebeca, para comer, durante la comida me conto su historia todo un culebrón: tras la muerte de su madre, los negocios del padre fueron de mal en peor, la culminación  fue cuatro años atrás, la ruina fue casi total, un amigo de su padre Alberto le ayudo, y un año mas tarde se casaba Rebeca con el, ella tenia 21 años y el 45 años, al padre no le hizo mucha gracia; por eso, según  ella, su padre era el encubridor de sus escapadas extramatrimoniales.

Al acabar de comer me sugirió que la acompañara a su habitación, nada mas llegar nos desnudamos y nos metimos en la cama. Entre caricias y besos nos fuimos excitando hasta que volví a penetrarla, en el momento culminante ella se encontraba agachada, a cuatro patas, yo metiéndosela por detrás cuando se abrió la puerta y apareció su padre, el se disculpo y se fue. Nosotros seguimos hasta su tercer orgasmo y mi eyaculación, nos quedamos un rato en la cama.

-          “Es la primera vez que mi padre me pilla haciéndolo, me ha visto desnuda, pues cuando viajamos normalmente dormimos en la misma habitación; pero en la cama con un hombre nunca”

-          “¿Has tenido muchos amantes?” pregunte desinteresadamente

-          “¿En los tres años de matrimonio? … unos cuantos …” se quedo pensando para terminar diciendo “ … nueve o diez, puede que alguno mas”.

Me levante y me vestí, ella seguía sobre la cama desnuda, abierta de brazos y piernas, un ultimo vistazo a aquel cuerpo y me fui.

Durante toda la tarde no vi ni a Rebeca ni a su padre, fue a la hora de cenar cuando los vi, mejor dicho me vieron ellos a mi, me senté a cenar, fue el padre de Rebeca el primero en disculparse.

-          “Siento lo sucedido esta tarde, pero pensé que no habría nadie en la habitación”

Yo iba a hablar.

-“No hace falta que te disculpes, ha sido un accidente”

El resto de la cena fue tranquila, al finalizar como la noche anterior nos fuimos a bailar, tras el baile cerca de las dos de la madrugada nos fuimos a dormir. Llegue a la habitación puse el cartel de no molestar, me desnude y me tumbe encima de la cama, recordando los últimos acontecimientos con Rebeca la polla se me estaba poniendo tiesa, mire hacia ella, cogiéndola con una mano y como si me escuchara le dije “Eres un ser con suerte …”

Fui interrumpido, llamaron a la puerta, me pregunte ¿Quien será? Que no ha visto el letrero de no molestar, cogí la toalla del baño y abrí frente a mi estaba Rebeca, llevaba el albornoz puesto, y en la mano un neceser, entro cerrando la puerta tras ella.

-          “Sorpresa, no te importara que pase la noche aquí …”

No supe que contestar, y menos cuando se quito el albornoz y quedo totalmente desnuda

-          “… necesito sentirte otra vez”

Con su mano cogió la toalla e hizo que cayera al suelo, miro a mi polla.

-          “Por lo que veo tu también me estabas esperando”

Y sin decir nada mas se agacho, me cogió la polla y comenzó a chuparla primero lentamente metiéndose la cabeza, lamiendo el tronco hasta los testículos, para volver a metérsela en la boca, esta vez mas profundamente, creo que pocas veces habré visto mi polla tan grande, me miro y sacándosela de la boca .

-          “ Mejor nos vamos a la cama”

Me separe de ella y me deje caer sobre la cama, ella me siguió, y nuevamente busco mi polla con su boca, en esta ocasión se ayudo con las manos para masturbarme, yo estaba totalmente entregado a ella, cuando ella quiso comenzó a subir hacia arriba, restregándose contra mi cuerpo, sintiendo como sus pechos pasaban por encima de mi polla, como su entrepierna húmeda pasaba primero por mi rodilla, después por el muslo para terminar encima de mi polla. Un breve movimiento basto para que mi polla entrase en su vagina, ella marcaba el ritmo primero lento para ir aumentando progresivamente y la penetración cada vez mas profunda hasta que mis testículos golpearon contra su coño, su excitación fue en aumento, se dejo caer sobre mi, mis manos agarraron su trasero, acariciándolo, metí dos dedos en su culo, dio un gemido.

-          “¿Te gustaría encularme, verdad?”

-          “Tu que crees”

-          “Yo también quiero…” no llego a terminar pues soltó un grito de placer al alcanzar un orgasmo y se dejo caer sobre mí.

Tras unos minutos.

-          “Como quieres hacerlo, te he de confesar que mi marido lo ha intentado en alguna ocasión, tuvimos que dejarlo me dolía mucho, me gustaría intentarlo”

No me podía creer lo que estaba escuchando, iba a desvirgar aquel culo, hice que se pusiera de rodillas en el filo de la cama y se agachara apoyando la cabeza en la cama, yo estaba de pie, abrí sus nalgas me apareció su ano, lo acaricie, mientras le metía un dedo con mi polla entraba nuevamente en su vagina, acaricie su clítoris, haciendo que ella gimiera de placer, aproveche la secreción de la vagina, para untárselo en el ano, sin dejar de acariciarla puse mi polla a la entrada del recto, tan excitada estaba ella como yo, me pedía la enculara, y comencé a metérsela, el dolor se entremezclaba con el placer, me estaba costando mas de la cuenta pues ella no estaba relajada, pero la resistencia se fue salvando, y aprovechando que alcanzaba un orgasmo se la metí toda hasta que mis testículos toparon con sus nalgas, ella sintió la envestida.

-          “Bruto, me has hecho daño”

-          “¿Quieres que la saque?”

-          “Nooooooooooooo, porfa sigue”

Y yo seguí, sus jadeos, y sus gemidos fueron en aumento, alcanzo un nuevo orgasmo cuando mi leche inundo su trasero.

Nos tumbamos en la cama, ella aprovecho para chuparme la polla, y dejármela limpia de semen.

Los siguientes días fue más de lo mismo, follar y follar, como ella misma decía tenía que aprovechar las ocasiones.

El ultimo día por la tarde, subía a mi habitación para hacer la maleta, pase por delante de la habitación de Rebeca, cogí la maneta y la gire, se abrió la puerta, muy sigilosamente entre, mi sorpresa fue ver a Rebeca desnuda apoyada en la cama, y Ernesto también desnudo le estaba metiendo la polla por el culo, se notaba que disfrutaban, no se dieron cuenta de que yo los estaba viendo, mi mente me decía que debía irme, si eran amantes me habían engañado, y si realmente eran padre e hija era incesto y mi mente lo rechazaba.

Pero no me fui, seguí mirando, mi polla se endureció, parecía iba a salirse del pantalón, incluso tuve que meterme la mano bajo el pantalón.

Por fin llegaron a correrse lo dos, abandone la habitación, y me fui del hotel sin despedirme.

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