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El uniforme de tito Diego ,capítulo 20.

en Sexo con maduros

Vamos a asomarnos a ver qué acontecía en casa de la sobrina de Don Diego , entretanto él y el capitán Díaz se entregaban a su mutua pasión…

Allí nos encontramos a la sobrina, completamente extasiada entre los suboficiales de Tráfico, que habían venido escoltando a Don Félix para detener a Don Diego ….

Curiosamente , la intención del viaje desde la Academia de Tráfico hasta su domicilio se había transformado en un triunfo de Eros , haciendo que si en el piso de arriba los oficiales se solazaban con sus cuerpos, en el de abajo , el cabo Severiano y el sargento Eusebio , habían caído rendidos ante los encantos de la sobrina del comandante ….aunque era difícil determinar quien había caído ante quien, porque no hay que olvidar que fue ella quien comenzó el intercambio de placeres al mostrase el cabo especialmente predispuesto con aquella rascada de cojones y esparcir su aroma por el salón .

El caso es que después de haberla sometido a una deliciosa sesión de magreo , que comenzó muy bien sincronizada pero que acabó totalmente dirigida por el cabo , ella estaba dispuesta a devolver todo el placer que la habían prodigado , y decidió comenzar por el sargento , que lo veía un poco mosqueado al haberse quedado fuera del juego al follarle el cabo el coño y la boca con sus dedos , y se lanzó , directa , a comerle la boca ( aquellos labios lo pedían a gritos ) , al sorprendido sargento ( que esperaba ella siguiera con el cabo ).

De este modo , abrió la boca para englobar, golosa, los carnosos labios del sargento, que aunque ya peinaba canas , estaba realmente para comérselo ; mientras, le frotaba la entrepierna de nuevo, palpando la durísima polla a través de la elástica tela de su pantalón de servicio ; el sargento Eusebio la recibió con gusto y le introdujo la lengua hasta casi la campanilla, y ella seguía percibiendo la rotundez de aquel miembro y de sus apresados huevos , ya que la ajustada prenda los hacia poder prender sin problemas ; ella sintió la necesidad de dejar al descubierto su pecho , que le llamaba la atención desde que vio cómo entre la camisa se adivinaba su torso peludo , y así , mientras se seguían comiendo la boca, ella seguía con su mano derecha frotando el paquete del sargento , y con la izquierda desabotonaba su camisa, dejando poco a poco al aire sus bien trabajados pectorales, y entre ellos, una hermosa mata de vello que lo hacia sentir pleno de virilidad ; dejó entonces de besarle y atacó sin piedad aquella recién expuesta zona, lamiendo sus pezones y recorriendo con su lengua todo lo que la abierta camisa dejaba ver , dejando al sargento completamente extasiado ante aquel  manejo de su cuerpo, gimiendo de gozo .

El cabo miraba , absorto y divertido, como la condenada sobrina del comandante estaba haciendo que su superior se entregase de aquella manera, lo que le resultaba muy excitante , con su propia polla que parecía iba a taladrar el pantalón de su uniforme ; y ella volvió a sorprender a ambos, ya que , como si adivinase la atención que le prestaba el subordinado del sargento  , dejó a éste con el calentón y de nuevo puso toda su atención en el cabo , el cual recibió con sumo placer las atenciones de su custodiada , dejándose caer, ofrecido y completamente entregado , sobre el sofá , extendiendo los brazos sobre el respaldo , y abriéndose de piernas, estirándolas  bien y dejando que sus brillantes y altas botas negras reposasen sobre el suelo .

A ella no se le pasó por alto aquella imagen : qué condenadamente guapo estaba el cabo de aquella guisa, sonriéndole , mirándole a través de sus gafas de montura plateada,  con aquel cabello completamente blanco pero con las cejas aún negras ( siempre le había puesto a cien un hombre madurito interesante con aquella combinación ) , y decidió comprobar si a nivel de su pubis, el vello seguía oscuro tal como demostraban sus cejas .

Fue directa a por el cinturón , que desabrochó con cierta dificultad por lo ajustado que gustaba lucir el suboficial , no sucediéndole lo mismo con el botón del pantalón , ya que era a presión y sólo introduciendo el dedo éste cedió ; miró con picardía al expectante cabo y éste seguía sonriendo con expresión de absoluta entrega, mirándola casi con cara de tonto , alternativamente a su bragueta y a ella , para a continuación bajar lentamente al cremallera y dejar expuesto a la vista el enorme paquete del cabo Severiano, eso si, todavía custodiado por sus ajustados slips de algodón , blancos como su pelo .Y apreció , divertida y excitada, como los Guardias Civiles gustaban de utilizar calzoncillos tipo tito Diego, ya que eran Abanderado de toda la vida, con su abertura lateral para sacar su polla….para mear, o para solazar a sobrinas viciosas como ella.

Y aquel aroma que la volvía loca , aumentó de intensidad , procedente de aquella inmaculada prenda , donde una húmeda mancha indicaba donde se hallaba la punta de su polla, aunque el dibujo que dejaba ver el fiel algodón no daba lugar a dudas : el miembro del cabo cargaba a la izquierda, cruzando toda la línea bajo el borde del calzoncillo hasta la ingle de aquel mismo lado ; sus cojonazos terminaban de marcar aquel portentoso conjunto, que emergía entre sus muslos y bajo su vientre , custodiado por el abierto pantalón ;no era muy velludo el cabo Severiano, y ello le recordaba a su querido tito Diego …..¿ tendría el cabo el mismo aspecto a nivel de su pubis?

No queriendo seguir con esta duda, introdujo el dedo por la abertura lateral , aprovechando la oportunidad que le brindaba el uso de esta intima prenda ,notando el crujiente tacto del vello , y , hacia abajo, la tersura y elasticidad del huevo derecho .

-          ¡¡Uh ¡¡ - musitó el cabo , dando un pequeño respingo al tocar ella aquella parte tan sensible de su cuerpo , sonriéndole extasiado .

Ella sacó el dedo , y , de un tirón, bajó los apretados slips hasta la raíz de los muslos , dejando al aire la polla del cado Severiano, que victoriosa, se bamboleaba en su erección , de bastante buen tamaño , con el glande completamente expuesto y rosadito, rodeada de una buena mata de vello negro , que destacaba entre su blancas piernas y su vientre ; dos enormes huevos le servían de base , bien posicionados entre sus muslos.

Y el almizclado olor , el penetrante olor de los cojones del cabo , inundó el salón , y con ello, la pituitaria de los presentes , haciendo que ella se lanzara a apresarlos entre sus dedos .

-          Uuy,uy, uy….- casi gemía el cabo de puro gusto, cerrando los ojos , con la boca entreabierta .Los dedos de ella tomaron los testículos del cabo , con firmeza y delicadeza a la vez , para luego llevarse la mano a su nariz , loca de deseo .

-          Qué cabronazo…-acertó a decir el sargento, envidioso de su compañero .

Ella volvió de nuevo a atender al sargento , tremendamente excitada por el aroma de los cojones del cabo Severiano , y directamente atacó su  bragueta , bajándole la cremallera de un tirón , pero dejando el cinturón abrochado, de modo que la verde  tela se abrió como una flor , emergiendo el enorme bulto del paquete del suboficial , igualmente cubierto por blanco algodón Abanderado, pero en este caso la polla, pugnando por salir, asomaba su punta por la abertura lateral de la prenda ;al apreciar ella aquella deliciosa maravilla, que no era otra cosa que la punta de la polla del sargento medio cubierta aun por el oscuro prepucio , no dudó en dedicarle más atención , y metió el dedo para retirar el apretado algodón, haciendo de esta manera más espacio para que el viril miembro saltase al aire , victorioso , mientras el prepucio se retiraba lentamente y mostraba el rosado glande del sargento Eusebio .A ella se le abrieron los ojos como platos al ver aquella delicia, y posó delicadamente la punta de su dedo sobre una brillante gota de liquido preseminal que culminaba la uretra de la benemérita polla , para llevársela , con golosa expresión , a su boca.

-          Hhhhmmm , qué rico …- dijo ella ,mientras miraba al desconcertado sargento , que la miraba con la boca abierta , mientras seguía ofreciéndole su enhiesto miembro entre su apretado calzoncillo.

Los huevos del sargento permanecían ocultos por la intima prenda, aunque se presagiaban grandes y hermosos, a juzgar por lo que dejaba entrever al ajustado algodón ; pero ella no quería quedarse sin tocarlos , y el mismo dedo lo introdujo entre la ingle y la apretada tela, llegando a tocar los elásticos testículos del sargento , que respondió con un gemido de placer ante la maniobra.

-          Jo…..joder – llegó a decir, entre jadeos , con la cara congestionada por el placer.

El cabo Severiano contemplaba divertido las maniobras de aquella mujer que tenía las dos pollas a su merced , la suya completamente al aire , dura como un mástil ,con el resto de su paquete , y la de su superior , tiesa como un junco, saliendo por la abertura lateral del slip .

Ambos suboficiales aguardaban, expectantes, la siguiente manipulación de aquella insaciable muchacha , y ésta giró de nuevo hacia el cabo , engullendo todo el glande de su polla.

-          Aaaaaaah …..por Dioooosssss…..- casi gritaba el cabo , sintiendo la lengua de ella recorrer con delectación la rajita de su miembro .

-          Será cabrona ….- fue lo que dijo el sargento, excitado y envidioso a la vez – ahora verás …

Y , como ella le estaba ofreciendo toda su entrepierna al agacharse sobre el cabo , se aproximó hacia su culo y , restregándose  contra sus glúteos, posicionó su polla entre los mismos.

Ella sintió el duro miembro del sargento recorrer su rajita y buscar su ano , pero ella decidió que mejor penetrase su  húmedo coño , y facilitó los movimientos del superior del cabo, haciendo que su vagina acogiese el duro miembro del suboficial .Se esta manera, la intención del sargento se vio truncada, y ello lo llenó, primero de rabia, y luego de un indescriptible placer , al sentirse a merced de aquella desvergonzada.

-          Joder, cabo, no hay quien pueda con esta …ahhhhh ¡¡¡- gritó al sentir como la vulva absorbía su polla, haciendo que entrase casi de un golpe , de lo bien lubricada que tenia la vagina .

Quedaron los tres acoplados en el sofá ,a saber : el cabo echado en el sofá , con las piernas abiertas ; ella agachada entre ellas , entreteniéndose con su expuesto paquete ; y el sargento penetrándola por detrás , de pie , de modo que sus botas rozaban las del cabo , con las piernas extendidas .

Ella recibió la entrada de la polla del sargento Eusebio con un buen orgasmo que la hizo gemir , haciendo que las paredes de su vagina se contrajesen sobre el duro miembro , mientras terminaba sintiendo la extraña sensación del algodón de los calzoncillos del sargento empapando sus jugos alrededor de su vulva, notando la contundencia de los aprisionados cojonazos del suboficial chocando contra su clítoris a través de la tela; ello le hizo acoplarse a una fase de meseta y a cada metida , el orgasmo la hacia vibrar de nuevo .

-          Hostiaaaaaaaa …..jooooooooooodeeeeeeeerrrrrr……- era lo único que podía decir el sargento, con la cabeza extendida y los ojos casi en blanco, al notar como su polla era sacudida de aquella forma tan deliciosa.

El cabo Severiano miraba divertido y extasiado a su superior , pero el mismo apenas podia dejar de concentrarse en las deliciosas sensaciones que la sobrina del comandante le estaba haciendo sentir sobre su aparato reproductor, especialmente sobre sus huevos, sintiendo unas cosquillas tan deliciosas que casi no podía ni respirar.

Y es que ella, mientras disfrutaba de la follada del sargento , no dejaba ni un centímetro cuadrado de la piel del escroto del cabo, recorriéndolo  con su lengua para saborear el delicioso sabor y respirar el intenso aroma de sus cojones , repasando cada pliegue , metiéndose un huevo y luego el otro en la boca, para volver a recorrer la elástica piel de su escroto y casi estirarla con la lengua hasta el límite ; una vez que había repasado bien los huevos de su captor, atrapaba la polla de arriba abajo, recorriendo su tronco con delectación , y englobando golosamente su capullo , entreteniéndose en el frenillo y el surco balano-prepucial ; cuando calculaba que el cabo podía correrse en cualquier momento, regresaba a los cojones , buscando algún resto del perfume que la había vuelto tan loca de deseo .

El sargento comenzó a aumentar la velocidad del bombeo a un ritmo frenético, previo ya a correrse dentro de su coño ,mientras su clítoris recibía aquel fantástico roce de sus cojones envueltos en los slips , y a la vez la polla del cabo parecía iba a estallar ; calculando los tiempos, logró conseguir que el sargento se corriese a borbotones dentro de ella, mientras hacia que el cabo hiciese lo propio, agarrando su enorme tranca  y masturbándole de forma salvaje ,emitiendo un chorro de semen que llegó al techo , y ella alcanzó un definitivo orgasmo entre ambos ; el sargento bramaba casi como un toro, el cabo gemía a gritos y ella suspiraba porque no podía ya ni gritar .

El sargento continuó aun emitiendo pequeñas cantidades de semen en su coño con embestidas cada vez más entrecortadas, gimiendo casi ronco ; la polla del cabo aun rezumaba su propia semilla cada vez que ella subía y bajaba su mano alrededor de ella , dejando perdido de semen el sofá, sus bajados slips y parte del pantalón, así como la camisa , sin olvidar el primer trallazo que había dejado su huella en el techo .

Y las botas de los dos suboficiales, hasta ese momento tan limpias y brillantes , estaban chorreando de una mezcla de semen del sargento y de los flujos de ella ,que iban cayendo desde su horadado coño , haciendo que la ley de la Gravedad manchase el negro cuero , debido a la posición que habían adoptado en aquel trío .

El sargento Eusebio se la sacó finalmente, húmeda de jugos y semen , y se tiró , jadeando por el esfuerzo , al otro lado del sofá ; ella hizo lo mismo , echándose entre ambos Guardias de Tráfico , exhausta y satisfecha , mientras el cabo Severiano la miraba , rojo aún de placer, arrobado , desde su posición , de la cual no se había movido .

-          Dios, nunc a había echado un polvazo como este ….- dijo, sonriendo , el sargento .

-          A mi nunca me la habían chupado de esta manera , que gustazo ….- añadió el cabo , también sonriendo de puro deleite.

-          Y yo nunca había sido tan bien tratada por una pareja de la Guardia Civil de Tráfico, señores agentes ….- terció ella , mirándolos alternativamente .

Y con la inevitable relajación postcoital, los tres se quedaron profunda y dulcemente dormidos.

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