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El uniforme de tito Diego ,capítulo 22.

en Sexo con maduros

Marta era una de las mejores amigas de Cristina, de hecho había empezado Medicina junto con ella y estaba muy contenta , había valido la pena el esfuerzo que habían hecho para poder entrar , las largas jornadas de estudio , unas veces en su casa y otras en la suya o en la de Chelo, la tercera del grupo .

Las tres se conocían desde pequeñas , entre otras cosas porque sus padres eran todos de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado  : el padre de Cristina era policía local , y actualmente pertenecía al escuadrón de Caballería del mismo ; el padre de Marta era Guardia Civil de Tráfico , y actualmente era instructor jefe de la Academia ….efectivamente, era el Capitán Don Félix Díaz ; y el padre de Chelo era también Guardia Civil , pero pertenecía al escuadrón de Caballería, y se trataba del Capitán Luciano Prieto .

Y esa tarde habían quedado Marta y Cristina en casa de la primera , para repasar los apuntes de anatomía ; esa semana habían dado el aparato reproductor ; Cristina había tenido la suerte de haber hecho unas deliciosas prácticas, primero perdiendo la virginidad con Don Diego , y posteriormente con Don Félix, precisamente el padre de su amiga ; los aparatos reproductores de ambos oficiales de Tráfico le habían servido para repasar cada una de sus partes, y se las había aprendido a la perfección .

Marta estaba sorprendida de lo rápido que su amiga se había aprendido la lección .

-          Es que tengo muy buenos modelos – le confesó Cristina, poniendo cara de traviesa.

-          ¿ a qué te refieres? – le dijo Marta , intrigada .

-          Pues….¿ recuerdas que te hablé del huésped que tienen mis padres en casa?

-          ¿ el Comandante Don Diego? – preguntó Marta .

-          Ese mismo. Pues resulta que  el otro día se quedó sólo en casa, y yo regresé inesperadamente ; creo que todavía pensaba que estaba solo, ya que al ir a mi cuarto, me lo encontré completamente desnudo ,tan tranquilo….

-          Pero, ¿ cómo? ¿ estaba despierto?- preguntó Marta , imaginándose  aquella imagen tan perturbadora .

-          Que va …se había quedado dormido , sobre su cama ….no te imaginas lo que portaba entre sus piernas …esa misma mañana nos habían descrito el aparato reproductor masculino, y este hombre me lo estaba mostrando con todo detalle …

-          Y …¿ lo tocaste? – preguntó Marta , excitadísima .

-          No me atreví – mintió Cristina – me conformé con admirarlo , porque , sabes …creo que Don Diego puede ser el que nos desvirgue a las tres .

-          Pero….¡¡ qué dices¡¡ - dijo Marta escandalizada- si es el huésped de tus padres , y además es compañero de mi padre , el lo aprecia mucho …

-          Eso me consta – dijo Cristina, recordando la postura en la que halló al capitán Díaz en brazos del Comandante –pues más morbo todavía ….

-          Pero, Cristina, si es muy viejo para nosotras ….

-          Eso podrás juzgarlo por ti misma, precisamente debe estar al llegar , hoy tenían una comida de hermandad o algo así , así que vendrá un poco achispado, seguro.

Y como si estuviese al tanto de esta conversación, efectivamente sonó el porterillo : Cristina fue a contestar y sonrió pícaramente a Marta .

-          ¿ si, quien es?.....claro, Don Diego, ahora mismo le abro…- y pulsó el interruptor.

-          Ay, Cristina, cómo se te ocurre….tienes unas ideas…

-          Espera a verlo, espera…y dejó la puerta abierta , regresando a la mesa donde estaban las dos estudiando.

Marta se quedó casi sin aliento, al escuchar como entraba alguien , y unos sonoros taconazos se iban acercando; se oyó cerrar la puerta.

-          ¿ Cristina? – oyó en una voz que le resultó de lo más viril-¿ se puede? Me he encontrado la puerta abierta….- y entró en el salón, donde estaban ellas.

Ante Marta apareció Don Diego , que venía medio sonriendo pensando en encontrar a Cristina sola y casi imaginando jugar un poco con ella…después de haberse follado a Don Félix en su presencia, le resultaba especialmente atractiva ; se quedó atónito ante la presencia de Marta .

Esta se quedó boquiabierta al ver a aquel hombretón, que venía vestido igual que su padre ; le adivinó algún año más, pero era más alto , y a diferencia del poco pelo que lucía su progenitor, Don Diego mostraba aquel cabello blanco , peinado hacia atrás , ondulado, que se ennegrecía cerca de su nuca ; era bastante guapo , sus ojos verdes parecían que iban a taladrarla , y su boca, carnosa, resultaba casi perfecta con aquella nariz que era bastante prominente , pero el conjunto resultaba bastante atractivo .

Y es que además el uniforme le sentaba como un guante : tuvo el mismo pensamiento que la sobrina del Comandante ,aquel hombre había nacido para llevar corbata , ya que la corbatilla verde se metía entre su casi abrochada guerrera ; llevaba puesta la de ceremonia, el modelo antiguo que se usaba en los años 70,  con botones dorados y faldones que caían sobre su cintura y llegaban a medio muslo ; los verdes pantalones de servicio estaban tan ajustados que parecían iban a reventar , cubriendo sus rodillas y pantorrillas, las cuales rápidamente eran engullidas por aquellas altas y relucientes botas negras de montar ; traía la teresiana en la mano .

-          Buenas tardes – dijo, cuadrándose , poniéndose firme y dando un sonoro taconazo con sus botas – soy el humilde huésped de los padres de Cristina, que tan amablemente me acogen…- y se llevó la mano a la sien, a modo de saludo militar. A Marta le pareció que al adoptar esa postura, los faldones de la guerrera se proyectaban hacia delante, como empujados por aquel portento que su amiga le había dicho que poseía aquel hombre.

-          Te presento a Don Diego, comandante de la Guardia Civil de Tráfico – dijo Cristina a su amiga, que se había quedado estupefacta al verle , y no sabia como reaccionar .

-          Encantada, comandante- dijo Marta – me llamo Marta, y soy amiga de Cristina … no sabe las ganas que tenia de conocerle, porque mi padre habla mucho de usted…

-          ¿ su padre? – dijo Don Diego, extrañado-¿ le conozco?

-          Claro, Don Diego, es el capitán Díaz – dijo Cristina, divertida.

Don Diego la miró y no pudo disimular un gesto de sorpresa y embarazo, para rápidamente recomponerse y decirle a Marta:

-          Ah, claro, como no voy a conocerle…es mi superior, espero que hable bien …dijo , sonriendo.

-          No lo dude Don Diego – dijo Marta, devolviéndole la sonrisa- “ joder, a ver quien puede hablar mal de este tío …como está el condenado, y que guapo es “- se dijo, sin quitarle ojo de encima , y notando como sus bragas se estaban empapando sólo con mirarle .

-          Bueno, veo que están estudiando , no les quiero molestar – el trato de usted le estaba resultando de lo más excitante a Marta, y no sabia porqué - ¿ se puede saber cual asignatura es?

-          Claro, Don Diego, es anatomía humana- dijo Cristina- ¿quiere acercarse y verlo?

-          Como no- dijo Don Diego, solicito, y se acercó a la mesa.

Marta la miró sorprendida, pero Cristina sabia lo que se hacia , y es que justo tenían abierta una lamina en la que se apreciaba con todo detalle ,una vista frontal del aparato genital femenino.

-          A ver- dijo Don Diego, agachándose entre ambas; se quedó perplejo al ver la ilustración , y poniéndose rojo como un tomate , miró iracundo a Cristina, que le miraba divertida.

-          Bueno, bueno….- dijo, casi atropellándose con las palabras- muy interesante- y se incorporó , aun colorado – les dejo estudiar, señoritas , que uno necesita descansar.

Marta se quedó avergonzada y se puso aun más colorada que Don Diego, que desapareció por la puerta que daba al pasillo, hacia su habitación .

-          Pero tía, como se te ha ocurrido hacerle eso….

-          Jajajaja- reia Cristina - ¿ no has visto lo colorado que se ha puesto?....Bueno, ¿y qué te parece?

-          Bah- mintió Marta, intentando disimular- es un vejestorio…si podría ser mi padre, tía …

-          Pues el capitán todavía esta de muy buen ver , Marta, así que eso no te vale como excusa  …

-          Anda, tía, no hables así de mi padre , que esta para pocos trotes …¿ como se te ocurre pensar que este hombre puede desvirgarnos a las tres?

Cristina tuvo que disimular su entusiasmo ante el recuerdo de cómo la folló Don Diego, y como después hizo lo propio Don Félix …y ambos estaban muy pero que muy bien dotados , y el que peinasen canas o lucieran calvas no les quitaba un ápice de encanto.

-          Bueno, a ver que opina Chelo – sentenció Cristina, volviendo al libro de anatomía.

Marta , a su pesar, se sintió celosa….como que Chelo ….quería a este hombre para ella sola …se sintió turbada por el pensamiento, pero le atraía por un lado y por otro le daba miedo ,ante lo desconocido .

-          Bueno , tía, voy al baño, que con tanta Coca Cola …- y se levantó , yendo hasta el cuarto de baño.

Se sentó en el wáter, y comenzó a mear tranquilamente , recordando a Don Diego y su magnifico uniforme …que tendría ese uniforme que sentaba tan bien, seguro que algo tendría que ver lo que ella había visto desde pequeña en casa …ay, recordó, Don Diego, esperaba no se le ocurriese entrar en el baño : acostumbrada a estar sola con su amiga, no echaba el pestillo , y ahora…

Y efectivamente , entró Don Diego , envuelto en su verde y benemérito esplendor, decidido y sin dudar, parecía iba a hacer lo mismo que estaba haciendo ella , bajándose la cremallera de su ajustado pantalón ; y , como ella no había encendido la luz porque aún entraba luz del patio por la ventana, el deseado huésped de su amiga no se apercibió de su presencia ; y , para sorpresa de ella, no se acercó a la taza donde estaba ella sentada, sino que giró hacia el bidet , que estaba enfrente suya ; además , una pequeña pared de hormigón traslúcido la separaba del resto del baño, de  modo que el oficial de Tráfico no se percató de que no estaba solo en ese momento.

Ella contempló, embelesada y muerta de miedo por si él se daba cuenta, como manipulaba su entrepierna ( lástima que lo tuviese de espaldas ) , y , colocando sus manos en la cintura, comenzó a mear en el bidet ; era un gesto que le pareció de lo más guarro , cómo podía ocurrírsele , aunque era algo relativamente frecuente entre los hombres , por comentarios que había escuchado de los hermanos y padres de sus compañeras .

No se atrevía ni a respirar, contemplando aquellas piernas separadas, envueltas en las altas , negras y brillantes botas , ante el bidet , el cual recibía el potente chorro de orina de Don Diego ,cuya trayectoria ella veía perfectamente enmarcado entre el pantalón y las botas ; las manos sobre su cintura, y la cabeza agachada, con aquella enorme espalda que cubría la verde chaqueta , terminando con aquel cabello canoso y casi negro cerca de la nuca ; advirtió que el chorro cambiaba de trayectoria y casi se salió de los bordes del sanitario, y ello provocó que dejase de apoyar sus manos en la cintura ,de modo que se imaginó como Don Diego se estaría cogiendo su miembro para redirigirlo ; el dorado chorro volvió a centrarse en  el blanco bidet, el cual casi le pareció a ella que agradecía aquella formidable meada ( llevaba ya un buen rato, o así le pareció a ella ) , y aun así, ella podía advertir las salpicaduras que , inevitablemente , escapaban hacia los lados , el suelo y las brillantes botas .

Ella estaba tensa y excitada hasta el punto de que comenzó a sentir un orgasmo que iba aumentando en intensidad ante aquel espectáculo que Don Diego le estaba ofreciendo tan inocente ;  su coño expuesto , las bragas bajadas y el sonido de aquella meada ….ahora le estaba llegando el olor penetrante de su orina, y tuvo la sensación de que se estaba meando sobre ella,y reprimió un suspiro de puro goce.

Don Diego entonces contrajo sus glúteos, que aun bajo los faldones de la chaqueta se adivinaban terriblemente potentes y hermosos, y comenzó , por lo que ella podía advertir del movimiento de su brazo derecho, a sacudírsela ; el chorro ya había cedido y sólo unas cuantas gotas cayeron en el bidet , los azulejos , el suelo y las botas , y el orgasmo llegó a su culmen , mordiéndose los labios para no gritar de gusto .

El comandante se subió la cremallera , y se dispuso a lavarse las manos en el lavabo , mientras se miraba en el espejo , aun sin advertir la presencia de ella .Le hizo gracia el gesto, después de mear en el bidet y  no enjuagarlo siquiera; parece que le había escuchado , y dejó correr el grifo un poco ; en ese momento lo pudo ver de perfil…qué guapo era el condenado Don Diego , sobre todo ahora, después de haberlo contemplado meando en su presencia ; la cara era de puro placer y relajación.

-          Buf, tanta cerveza en la comida , cómo hace mear…- se dijo a si mismo, entre  dientes, pero que ella escuchó perfectamente – mira que enseñarme un coño de su lección de anatomía …- y se marchó del baño , sin apercibirse lo mas mínimo de que había estado acompañado y habiendo sido la causa de la mas profunda excitación  que ella hubiese sentido hasta ahora.

Ella , aun con las bragas bajadas, no pudo evitar acercarse al mancillado bidet, y contempló cómo restaba aún una péqueña cantidad de agua en el fondo ; le invadió el olor de la orina de Don Diego , probablemente intensificada por lo que hubiera comido , y , como si hubiese descubierto un tesoro, advirtió unas doradas gotas en el borde del sanitario ; fue a la puerta, la cerró y encendió la luz, descubriendo que el suelo estaba todo salpicado , lo mismo que los azulejos que rodeaban el bidet ; y , loca de deseo, tomó , con la punta del dedo , una gota que era algo más grande que las otras en el blanco borde ; se la llevó a la nariz, la olió como si fuera Chanel número 5 , y , sin dudarlo, se la llevó a su húmedo coño, notando como se mezclaba con sus jugos y le pareció que la invadía , provocando que  aflorase un estado de meseta  , que ella esta vez disfrutó suspirando a pleno pulmón, mientras no paraba de recolectar gotas de la orina de Don Diego de todo lo que había salpicado, para después restregarlas por toda su vulva ; a cada recepción de una gota , alcanzaba el orgasmo , y cuando fue a tomar la ultima , que brillaba en el mango del grifo, la depositó sobre su clítoris , haciendo que se estremeciera de puro placer .

Borracha como estaba de gusto, se subió las bragas , dejando que se empaparan de aquel elixir , y volvió a la mesa con su amiga .

-          Joder ,tía, te has pasado media hora meando …

-          Es que tanta Coca – Cola – respondió ella, sonriendo.

-          Igual te has hecho una paja pensando en Don Diego – dijo Cristina , socarrona .

-          Pero Cristina, por Dios, qué dices- dijo ella, haciéndose la escandalizada , y poniéndose roja como un tomate ,pensado que su amiga hubiese notado algo.

-          Anda, tonta , que menuda mojigata estás hecha – interpretando el sonrojo de ella como que efectivamente se hubiese escandalizado – ya verás cuando te desvirgue, ya verás ….- y se volvió a reír , mientras señalaba a la puerta .

Y era que justo en ese momento volvía a aparecer Don Diego por la puerta, entrando  en la habitación  haciendo sonar su botas ; Marta no pudo evitar echar un vistazo a las mismas , ya que, como ella esperaba , mostraban algunas gotas que provenían de la prodigiosa meada que ella había contemplado hacia solo un momento .

Don Diego, advirtiendo la mirada de ella , se miró su calzado ; ella se dio cuenta de que el comandante se había percatado de su interés , ya que comentó :

-          Veo que le gustan mis botas, señorita – dijo , mirándola divertido .

Ella se sintió traspasada por aquella mirada , su voz y el porte de elegancia que transmitía con aquel traje de ceremonia que le sentaba tan bien ; y cómo su coño respondía de nuevo , sintiendo sus húmedas bragas , plenas de la orina que hacia poco había eliminado aquel magnifico ejemplar de macho que ahora la contemplaba tan inocente …el saberse poseedora de algo que el no sabia la hacia sentir muy poderosa y excitada.

-          Si- acertó a decir ,intentando que no se le notase la excitación  - me recuerda a las de mi padre, pero usted las lleva más altas y brillantes …

-          Muchas gracias, señorita, pero seguro que usted se encargará de que las de su padre brillen más que ninguna en la Academia .

Ella se quedó perpleja, ya que efectivamente alguna vez había lustrado con grasa de caballo las botas del capitán Díaz, e imaginarse limpiar ahora las de Don Diego , le parecía el propio paraíso .

-          Disculpe usted si la he importunado- añadió el Comandante, incómodo- igual la he ofendido pensando que usted limpie las botas de su padre- dijo, interpretando la excitación de Marta como vergüenza .

-          No se preocupe, Don Diego – dijo ella, intentando disimular su entusiasmo – no es nada ofensivo, todo lo contrario …cuando usted guste, yo se las limpio- se atrevió a decirle al Comandante .

Don Diego se quedó sorprendido y comenzó a sonrojarse , mirándola sin saber que decir .Cristina asistía divertida a la conversación, y terció :

-          Bueno, Don Diego, ya lo sabe , Marta se las lustra cuando usted quiera – y sonrió , gesto que ayudó a eliminar la tensión del ambiente, haciendo que tanto Marta como Don Diego sonriesen también.

-          Bueno, las dejo estudiar anatomía – dijo Don Diego , un poco incómodo , evitando mirar a la mesa – voy a salir , que hemos quedado para un reportaje para el periódico local –y puso gesto de contrariedad - no sé dónde he dejado las llaves- y se metió la mano en el bolsillo .

Al hacerlo, echó el faldón de la chaquetilla hacia atrás ; Marta se quedó embobada al advertir la protusión del paquete de Don Diego bajo el ajustado pantalón ; la charla acerca de la limpieza de las botas habían excitado al Comandante , que no era de piedra, y le había provocado una erección , la cual había podido controlar en parte ; pero , teniendo en cuenta la magnitud de su viril miembro, y lo ajustado de la prenda, era evidente bajo la verde tela ; y lo que más entusiasmó a Marta fue la oscura mancha que señalaba la presencia de la polla de Don Diego , y por ende, el resto de orina que había empapado la ropa interior y el pantalón de servicio ,anunciando al mundo la reciente meada del oficial .

Don Diego esta vez no advirtió la mirada de Marta , ya que estaba bastante atribulado ante el hecho de no encontrar las llaves, pero Cristina si lo hizo, divertida al ver como su amiga estaba embobada ante el espectáculo que le ofrecía Don Diego a tan escasos centímetros de su cara.

-          Ah, están aquí – dijo, victorioso y relajándose, sacando el llavero y mostrándolo a las jóvenes .Además, el faldón volvió a tapar aquella maravilla .

Pero Marta no se desanimó, ya que descubrió, ante la cercana presencia de Don Diego, como los pantalones mostraban manchitas , unas más pequeñas, otras más grandes , por todo el pantalón …..recordó la potente meada y cómo aquellas gotas habían salpicado el magnífico cuerpazo del Comandante ….habia una, especialmente grande y alargada, que le manchaba la parte interna de la rodilla izquierda y se introducía en la caña de la bota ; cómo le gustaba imaginar el momento en el cual, del potente chorro de orina , salpicaba una buena cantidad y reposaba en aquella zona, mancillando el interior de aquella alta y brillante bota …y sus bragas le recordaron que estaban bien empapadas de aquel dorado líquido ….ay, que igual se corría otra vez, en presencia de Don Diego y su amiga.

-          Bueno, lo dicho, les dejo estudiar ….- y , mirando a la embobada Marta, que no paraba de mirar atentamente aquella deliciosa mancha , añadió :

-          Porque a esta señorita le siguen llamando la atención mis botas – y , sonriendo, dando un taconazo y saludando al estilo militar, se despidió de las estudiantes de anatomía .

Cristina miraba divertida a su amiga y compañera ; no quiso insistir, pero estaba claro que se había quedado prendada de Don Diego ; eso le hizo sentirse celosa .

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