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Cristina y los visitadores .Capitulo 7.

en Sexo con maduros

Cristina se quedó sin saber qué hacer, mirándose en el espejo , respirando aceleradamente tras el increíble orgasmo en presencia de Don Rafael , el cual a su vez se había corrido  ante su manipulación , sintiéndose culpable por haber hecho aquello con el padre de su amigo Rafa ,y encima tras salvarle de aquella terrible situación con el catedrático de Radiología …

Lo que ni siquiera sospechaba es que Don Rafael estaba al tanto del acontecimiento , que para nada le había resultado ofensivo, sino deliciosamente placentero…no podía evitar sentirse culpable , sobre todo por la sensación de haberle sido infiel a su esposa, pero también pesaba la sensación de haberse aprovechado de la situación de Cristinita …pero, analizando lo que había ocurrido, no recordaba haber hecho nada por su parte …¿ cómo había sido la secuencia? Él había llegado y se había echado la siesta , como siempre ….ella había sido la que había llegado luego ( tenía que haberlo hecho de una manera muy silenciosa , porque no había oído nada , y su sueño era muy ligero ) …aunque tenía que reconocer que se había pasado un poco con el vino , y la soñarrera que le daba igual había hecho que su sueño fuera más profundo ….llegaba a la conclusión de que la iniciativa la había tomado ella, y eso le desconcertaba , ya que no se creía capaz de poder despertar un deseo como aquel en una jovencita como ella….

De nuevo recordó lo excitante que le resultaba a su mujer el verle con aquellos  calzoncillos , que ella y su hijo le reprochaban, pero que finalmente era su propia esposa que rebuscaba en no sabe qué tiendas hasta encontrarlos ….y si eso era así para ella, pues igual a Cristinita le podía resultar de la misma manera …no podía dejar de pensar en los que precisamente tenia puestos, los agujereados, y cómo su compañera de habitación se había sentido tentada de jugar con ellos ….menuda paja , el orgasmo había sido muy intenso y placentero , todavía se revolvía de gusto , su polla, ya relajada, le enviaba reminiscencias a su cerebro ante el más mínimo roce con la empapada prenda del placer sentido …joder, tendría que cambiarse estos calzoncillos, la eyaculación había sido abundante y el fiel algodón lo había enjugado plenamente …pero a ver, no sabía qué hacer , su conciencia le dictaba seguir haciéndose el dormido por no ponerla en evidencia …ella estaba en el baño …¿ qué estaría haciendo?

Y Don Rafael no tuvo que hacerse el dormido, ya que después del orgasmo , y como aún el nivel de alcohol en su sangre estaba todavía un poco elevado, la relajación lo invadió por completo, y cayó de nuevo en los brazos de Morfeo, aún con los calzoncillos empapados de su abundante corrida .

Cristina se llevó el dedo a la nariz, oliendo el intenso olor del semen de Don Rafael que lo impregnaba ,invadiéndola una contradictoria sensación de rechazo y deseo ; oyó la respiración regular y profunda del delegado , y de nuevo se introdujo en la habitación , contemplando al visitador dormido boca arriba , con la boca levemente abierta , a veces emitiendo un leve ronquido, con su camisa aún puesta , aquellos calcetines Ejecutivo marrones …y aquellos calzoncillos, tan clásicos, tan antiguos, tan traqueteados y hasta agujereados, y encima ahora, empapados del semen de su portador .

La humedad del celeste algodón hacia que se pegasen de una forma escandalosa sobre su contenido, de modo que se apreciaba perfectamente el relieve de su polla, alargado y atravesando toda la longitud transversal de la bragueta ; y justo debajo, la deliciosa redondez de sus huevos , emergiendo entre las ingles , y enmarcados por aquellos muslos que la recordaban a los futbolistas .

De nuevo percibió la humedad de sus bragas , empapadas tras la excitación  y el orgasmo , y ahora de nuevo enjugando los flujos que la contemplación del paquete de Don Rafael estaba provocando ,y ello le hacía sentirse bastante incómoda , por lo que la invadió una fuerte necesidad  por quitárselas ; se paró un momento, pues pensó que no era decoroso hacerlo delante de Don Rafael, pero inmediatamente , divertida, agradeció al vino el profundo sueño que embargaba a su dormido compañero de habitación, y además, al impulso de quitárselas por sentirse más limpia , se unió una fuerte pulsión de desnudarse delante de aquel hombre…

Y se las bajó , quitándoselas con rapidez ; sintió un gran alivio , al dejar de  notar la tela húmeda sobre su coño, pero a la vez, al sentir el aire refrescar aquella zona, mientras contemplaba los cubiertos atributos de Don Rafael, sintió un delicioso cosquilleo que le subía de su ahora expuesta vulva, imaginando de forma automática la sensación de que aquella polla y aquellos huevos se restregasen sobre su indefenso chochito .

Su mente le trajo otra vez las explicaciones fisiológicas del deseo sexual, y se sintió inmersa en un taller promovido por el departamento de Ginecología, en el cual  se explicaba cómo jugaban las feromonas , las hormonas, el ciclo menstrual , la contemplación de una pareja que resultase agradable a la vista , la necesidad imperiosa de que había que transmitir aquellos genes a la descendencia , y por ello los hombres guapos y musculosos tenían más éxito, que era algo atávico desde los tiempos de las cavernas …

 Don Rafael no era precisamente un Adonis, pero sin embargo a ella le resultaba en este momento  el hombre más atractivo del mundo , por lo que experimentaba aquella pulsión que habían sentido sus ancestros, sintiéndose  orgullosa de poder llevar a la practica la teoría del taller, y eso le permitía  ocultar la culpabilidad subyacente que generaban aquellos pensamientos ,y por un instante le gustaba imaginarse como la hembra que aquel macho alfa , jefe del clan de la caverna, quería poseer…porque había que sentir la enorme oleada de virilidad que desprendía Don Rafael en aquel instante , llenando completamente la habitación del hotel en aquella hora de la siesta.

Así que , siguiendo con aquel juego como si fuese un experimento , se acercó a su inocente y dormido ejemplar de macho Homo Sapiens, y acarició  la pierna derecha de Don Rafael, ascendiendo por el fuerte muslo hasta llegar a aquella deliciosa entrepierna , tocando apenas con la yema de los dedos el perfil inferior de sus albergados cojones ; la piel del casi lampiño muslo se erizó con piel de gallina, y pudo entonces advertir cómo el ajado algodón se despegaba levemente de la blanca ingle, ofreciendo una deliciosa sombra que invitaba a introducir el dedo , acción que llevó a cabo sin dudar, y recordando la previa por el bendito agujero de aquellos hermosos calzoncillos , permitiéndole sentir la suavidad de la piel del escroto del delegado farmacéutico, y muy fugazmente, la elasticidad ovoide de su contenido, debido a otro curioso fenómeno que pudo comprobar.

Y es que otra vez sucedió algo que de nuevo la transportó a una clase , esta vez de Urología , y fue comprobar como el testículo derecho de Don Rafael respondía a su caricia con el reflejo cremastérico , haciendo que se retrajese hacia arriba , aproximándose al abdomen , como defendiéndose de aquella agresión ; enormemente entusiasmada por aquella visión , al percibir el gracioso movimiento bajo la intima prenda, no dudó, previa comprobación de que su modelo de experimentación seguía dormido , de hacer lo propio en el otro lado.

Pero hubo más ,de forma inesperada, y es que la retracción de la sensible piel del escroto había provocado que los admirados calzoncillos siguiesen aquel movimiento, especialmente en el lado izquierdo , donde la polla de Don Rafael había vertido la mayoría del contenido de su eyaculación , haciendo que la fina tela se pegase al móvil huevo izquierdo , permitiendo que el dedo de Cristina resbalase dentro de la holgada apertura que se abrió en la ingle izquierda , tocando de forma plena el huidizo cojón y , como postre , la todavía húmeda punta de la polla de Don Rafael , apoyada sobre su intimo compañero de placeres, y que rezumaba los últimos restos de semen ;  aún no había sido cubierta por el prepucio , por lo que el glande permanecía directamente acogido entre la piel del escroto , el dedo de Cristina y el crujiente vello que lo rodeaba .

Ella se permitió prolongar la exploración , adivinando lo que estaba palpando , conjugando lo que su dedo le transmitía y lo que su vista le indicaba , haciendo que la polla de Don Rafael protuyese bajo el húmedo calzoncillo ; su coño , otra vez pleno de flujo, parecía pedirle a gritos que se restregase contra aquellas protuberancias , que se movían a su antojo bajo la fina tela, prometiéndole un placer desconocido si lo hacia .

Al retirar el dedo, los varoniles atributos de Don Rafael volvieron a su estado de reposo, transmitiendo un gracioso movimiento al conjunto, y preguntándose ella, tan científica en aquel momento , cómo era posible que aquel contraste entre la fortaleza y dureza de los cuádriceps y la elasticidad y movilidad del paquete le resultasen tan terriblemente excitantes ….pero así era , y , plena de sensaciones contradictorias, comenzó a frotarse de nuevo su clítoris , dándose cuenta que lo estaba haciendo con el mismo dedo que acababa de recorrer aquella intima parte del cuerpo de Don Rafael , provocándole una agradable sensación.

Probó a continuación con una palpación más plena, apoyando la palma abierta de su mano sobre todo el conjunto ….qué delicioso era ir percibiendo la textura de aquellas varoniles partes, la plena elasticidad y movilidad de cada uno de los huevos y de su polla, al aplicar un leve movimiento de rotación sobre los mismos, el roce leve pero inconfundible del vello púbico que rodeaba y acolchaba sus movimientos…!!por Dios , este hombre la volvía loca de deseo ¡¡

Pero quería más , aquello no era suficiente , necesitaba percibir aquellas sensaciones que su mano estaba disfrutando  sobre su palpitante entrepierna, y retiró la mano del sobado paquete , el cual se liberó de su palpación temblando ligeramente como un flan ; éste movimiento, que aportó mayor encanto si era posible a aquella maravillosa visión ,  la hizo dejar a un lado cualquier temor o escrúpulo ante la peligrosa acción que quería emprender ,  y , sin más dilaciones , se apostó sobre el dormido visitador , con las piernas abiertas , pero eso si, con cuidado de no despertarlo ; lo tuvo fácil, porque el colchón era lo suficientemente duro como para soportar su peso de pie, a ambos lados de Don Rafael, sin que se deformase e interrumpiese su dulce sueño , así que , poco a poco, comenzó a descender sobre el delegado, notando como su coño se abría, se ofrecía a albergar y recibir aquellas protuberancias que tenia la sensación encajaban con ella como las piezas de un puzzle.

Cuando la sensible piel que cubría sus labios mayores rozó el algodón de los calzoncillos de Don Rafael, un escalofrío de placer recorrió su espalda , y consiguió moverse arriba y abajo , dejándose rozar toda la longitud de su rajita , hasta hacerlo sobre el clítoris ; ahí lo que le recorrió el cuerpo fue un estallido de placer delicioso, y se hundió un poco más, percibiendo que la elástica polla del visitador médico se acoplaba , algodón por en medio , a la anatomía de su aparato genital.

Suspirando entrecortadamente por el gustazo que estaba sintiendo, pero controlando los movimientos, siguió bajando los muslos …agradeció la constancia de su profesora de gimnasia rítmica , cuyo entrenamiento le estaba permitiendo aquella maniobra, mientras sus ingles iban acogiendo , con sumo alborozo, la rotunda redondez ovoide de los cojones de Don Rafael; los faldones de la camisa le hicieron cosquillas en su vientre, a la vez que sus rodillas se relajaron , y dejó caer el peso de su cuerpo sobre el dormido e inocente delegado.

Don Rafael, que seguía dormido y roncando, le ofrecía aquella estampa de completa entrega , llenándole toda su vulva con aquel prodigioso contenido; ella seguía , plena de dicha y placer, dejándose invadir por todas aquellas sensaciones que su cuerpo le transmitía : el calor que irradiaba el cuerpo de Don Rafael, que le resultaba de los más reconfortante, notando su deliciosa temperatura en los muslos que tenia acoplados a los lados de la cintura del delegado , y un poco menos calientes la zona del paquete, que se improntaba en su coño a través del mojado algodón , mezclándose la humedad de la intima prenda con la suya propia que aportaba su excitada vagina ; los huevos resbalaban débilmente entre la entrada a su coño y el culo, provocándole un estímulo en aquella zona que no había percibido antes , y que la volvía loca de gusto ; y para culminarlo , la percepción del viril miembro de Don Rafael, prácticamente incrustado entre sus labios mayores y alcanzando los menores , separándolos y haciéndola sentir como la fina tela de aquellos calzoncillos parecían querer invadir su coño virgen…

Entonces, una idea se cruzó en su cabeza , llenándola de curiosidad y cierto temor¿ cómo sería que aquella polla , en erección , se introdujese por aquella estrecha abertura? Porque si era ahora, que sólo era la puntita, apostada a la entrada de su coño, le estaba provocando aquella sensación placentera , pero que estaba comenzando a ser algo incómoda, ya que su himen se estaba quejando de aquella intromisión .

Así que de repente, llena de un inesperado temor, se desmontó de aquella cabalgadura , y la ansiedad hizo que lo hiciese de una forma más brusca que cuando se montó, haciendo que Don Rafael comenzase a desperezarse ante aquel estimulo sobre sus expuestos atributos.

Cristina , aterrorizada, no vio otra solución que quitarse de en medio, y rápidamente se metió detrás del biombo que adornada la habitación.

Don Rafael despertó, aun en su duermevela del vino, algo confuso, con la sensación de haber tenido aprisionado su paquete , percibiéndole húmedo ; inmediatamente recordó el pajote anterior, y su primera intención fue levantarse a cambiarse de calzoncillos , mirándoselos y pensando que incluso ya estarían empezando a secarse, temiendo que no lo hubiese dejado sus huevos pegados a la tela ( alguna vez que había tenido algún accidente parecido, como una vez que se corrió en un coche mientras veía a su jefe , Don Mariano, tirarse a una perversa médico en el asiento de atrás , había terminado con todo su vello pegado como si fuese pegamento  ) , y se tocó , temeroso ; cual fue su sorpresa notar que sus fieles slips seguían bastante mojados, de lo cual dedujo que no debía llevar mucho tiempo dormido desde que se corrió salvajemente con el dedo de Cristinita alojado en el agujero de sus calzoncillos.

Por cierto, ¿ dónde estaba Cristinita? Se había quedado tan profundamente dormido, que se habría ido y no se había dado ni cuenta ; no pudo evitar sentir cierto alivio, ya que su presencia le estaba empezando a perturbar.

“ A ver, después de un buen orgasmo lo que pide el cuerpo es una buena siesta …y es que el  pajote ha sido prodigioso “ , pensó , mientras recordaba  a aquella compañera de su hijo que le tenia completamente descolocado después del episodio de hacia un rato , y se levantó , decidido a buscar unos calzoncillos limpios ; se quitó los que tenia pringados de su semen, y le llegó un acusado olor mezclado con el del semen …le recordaba vagamente a los mariscos , y pensó en que necesitaba una buena ducha .

Cristina, que se había quedado completamente quieta, pudo advertir , a través de la rendija del biombo, cómo Don Rafael se levantaba , se pasaba las manos por su restregado paquete , y , de forma súbita y sorprendente, se los bajaba de un tirón , haciendo que aflorasen , bajo los faldones de su blanca camisa , sus huevos , sus polla y su vello púbico en todo su esplendor , saltando al quedar libres , moviéndose de una manera deliciosa mientras colgaban, balaceándose ; y es que Don Rafael, convencido se estar solo , se había despojado de su admirada prenda aun en el dormitorio, mostrándole a su protegida , sin esperarlo ella , el maravilloso espectáculo de sus viriles atributos .

La visión fue de una fracción de segundo, pues inmediatamente Don Rafael se metió en el baño a darse su merecida ducha , pero la dejó a ella completamente anonadada, tratando de encajar lo que acababa de ver con lo que había sentido y palpado mientras Don Rafael dormía profundamente .Intentaba recordar la espesa oscuridad de su vello , cómo emergía aquella especie de morcilla que debía corresponder a su polla, como colgaban sus huevos …y de nuevo Don Rafael entró en la habitación, esta vez con la camisa desabrochada, de modo que le ofrecía completamente a su vista , aquel hermosísimo espectáculo , ya que se acercó justo al lado del biombo, donde Don Rafael tenía su maleta sobre una banqueta .

-          Joder, dónde habrá puesto esta mujer los calzoncillos …- se dijo, rebuscando entre la ropa , agachado , ofreciéndole a Cristina una vista privilegiada de su anatomía .

Ella casi babeaba observando cómo entre las piernas del delegado colgaban aquellas maravillas , que se balanceaban a cada movimiento en busca de la ropa ; pudo precisar el color del vello, marrón claro, muy parecido al poco cabello que le quedaba alrededor de la nuca, y rodeaba de forma deliciosa su viril miembro , mostrándole una polla redondita , cubierta por el glande, acompañada debajo por aquellos dos esplendidos huevazos que colgaban y se movían al unísono , hasta que finalmente logró su objetivo.

-          Vaya ,por fin …- y tomó unos calzoncillos Abanderado, esta vez de color beige claro .

Desapareció hacia el baño, silbando su tonadilla favorita, no sin antes ofrecerle una panorámica de su hermoso culo, que resultaba redondo, contundente en su musculatura , blanquito , medio tapado por la desabrochada camisa .Y aquellos calcetines Ejecutivo ….parecían resaltar todo aquello que podía ver.

¡¡¡Joder, qué bueno estaba Don Rafael !!!  

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