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Cristina y los visitadores, capítulo 12.

en Sexo con maduros

Cristina se despertó , relajada y satisfecha como nunca le había pasado antes ; recordó entonces su pasional aventura con Don Rafael, y fue a tocarlo en la cama, cuando la encontró vacía .

Por un momento se sintió desconcertada, y hasta pensó que hubiese sido un sueño, para tranquilizarse al oír el sonido de la ducha en el baño ; se fijó en los calzoncillos que aún colgaban de la silla, sobre el traje , y los tomó , para deleitarse de nuevo en oler aquella prenda que albergaba los magníficos  genitales del delegado farmacéutico, que no hacía mucho rato habían contribuido a tanto placer y a que dejase de ser virgen .

Un poco después, vio a su querido amante salir hacia el dormitorio. Iba envuelto en la toalla , alrededor de la cintura, y le hizo gracia aquel gesto de pudor después de lo que habían hecho. Buscaba por la habitación algo, y , adivinando que fueran sus slips, los escondió bajo las sábanas.

-          Buenas tardes, Don Rafael- le dijo ella, sonriendo.

-          Buenas , Cristinita …- le contestó él, serio. Fue a coger una camiseta, y se la puso , aun con la toalla puesta .

En ese momento sonó el teléfono ( hablamos de los días en que los móviles no existían ) , y el visitador fue a cogerlo.

-          Dígame …..vaya, Mariano, no me digas …así que Paco se queda…joder, pues apenas tengo tiempo….vale…- y colgó, con cara de enfado, volviendo la atención a ella - ah, ya estás despierta ….¿ Dónde coño están mis calzoncillos? – dijo , nervioso , rebuscando por todos los rincones.

-          Hace un rato no los llevaba usted puestos…- anunció , poniendo cara de traviesa.

Don Rafael se detuvo en su búsqueda, y la miró , enfadado; la verdad es que se sentía culpable, por haber hecho aquello con Cristinita, y haberle puesto los cuernos a su mujer …a ver quién le había mandado meterse en aquel lío …y recordó que fue él quien la invitó a compartir su habitación ….quién le mandaría hacer aquello….y luego , el vino, seguro …mira que no era la primera vez que si tomaba vino en la comida, se dejaba llevar por sus instintos…

-          Venga, Cristinita, que no estoy para tonterías…que me tengo que ir …

-          ¿ Que se tiene que ir? – casi gritó ella, sintiéndose desconsolada.

Don Rafael la miró, intentando suavizar su gesto , ya que estaba nervioso por sus pensamientos , y la orden que acababa de darle su jefe .

¡ Tenía que dejar el congreso y regresar  a casa!

No le vendría mal irse de allí y dejar aquellas tentaciones , pero tenía previsto hacerlo al día siguiente…joder con Mariano , las cosas que se le ocurrían .

-          Las órdenes de los jefes hay que cumplirlas, y mi jefe es muy estricto….

-          ¿ Don Paco? – preguntó ella, mientras seguía manteniendo los slips a buen recaudo, y miraba la toalla que envolvía el cuerpo de su querido Don Rafael.

-          No, no…Paco es mi jefe directo, pero viene de más arriba, de Mariano…

Ella recordó a Don Mariano, alguna de las veces que había estado en casa de su compañero Rafa ( vamos, en casa de Don Rafael )…si , la verdad es que era un poco cargante…y Don Paco y Don Rafael no hablaban muy bien de él que digamos….

-          Y , entonces, se va usted y me deja sola….

-          Ah, no, sola no te quedas….precisamente ahí radica el problema : hay un par de médicos que han llegado hoy y necesitan habitación, y el hotel está lleno.

-          ¿ Vienen aquí los médicos? – preguntó ella, horrorizada.

-          No mujer, no….viene Paco, que lo conoces de toda la vida…

Don Paco…iba a compartir la habitación con Don Paco…buf, eso sí que era hacerlo como si lo hiciese con su padre.

-          Si , claro, el que organizó la salida a caballo con los catedráticos…Usted no monta a caballo, ¿ verdad, Don Rafael?

Entonces , el nudo de la toalla que portaba se deshizo , y ésta cayó al suelo, deslizándose y dejando al visitador con la camiseta puesta , y desnudo de la cintura hacia abajo.

Ella se quedó hipnotizada ante aquella visión de Don Rafael de aquella guisa , con su hermosísima polla y no menos hermosos huevos colgando entre las piernas ; el vello estaba casi completamente cubierto por el borde de la camiseta , que era celeste y de manga corta, y el culo quedaba oculto hasta la  mitad .

Y no hizo nada por evitar dar el espectáculo que estaba dando a su compañera de habitación, ya que los pensamientos precisamente los tenía en cómo iba a explicarle a Paco que debía compartir la habitación con la compañera de su hijo …y a ver qué iba a pensar …

Tomó un par de calcetines de su maleta, y se sentó a ponérselos, en el borde de su cama ; al verle ella , exponiendo sus atributos , mientras se enfundaba los pies, notó cómo su coño volvía a palpitar y recordó el inmenso placer mientras tenia la polla de Don Rafael en su interior y la estaba follando plenamente …y es que allí estaba aquel prodigioso miembro, que resbalaba sobre las sábanas, apoyada sobre los cojones , entre aquellos portentosos muslos , con aquella camiseta…

Se incorporó y , decidida, posó la mano sobre el objeto de su mirada.

Don Rafael dio un respingo, ya que estaba tan absorto en sus pensamientos, que no se había percatado de la situación….pero su polla respondió, rauda, a aquella llamada: se estaba empalmando de nuevo…y sus huevos, comenzaron a quejarse con un leve dolorimiento…ya había tenido dos eyaculaciones ( la paja que la había hecho Cristinita , y el polvazo que le había echado a continuación ) …rápidamente le invadió una agradable sensación de triunfo, de saberse tan deseado, de haber desvirgado a la compañera de su hijo, que todos los pensamientos de culpabilidad se desvanecieron…

¿ Todos? ….no…en aquel momento de saberse un macho tan deseado, acudió a su mente la imagen de su mujer, que , al recibirlo aquella noche de forma inesperada , esperaría un buen cumplimiento de sus obligaciones conyugales …pero es que …

¡ Cristinita quería más guerra!

No tenia más que mirarla , cómo le sonreía, como su mano se deslizaba suavemente sobre su cada vez más tiesa polla, cómo le rozaba los huevos con la punta de los dedos , cómo se entretenía entre su vello rascándolo suavemente ….

-          Cristina – era la primera vez que se dirigía a ella sin el diminutivo, como si ya la considerase que era mujer y no niña- que tengo que irme…mi mujer…me espera…

-          Su mujer, si me lo permite, es una afortunada teniéndole  siempre a mano.…dispuesto…- y miró a la polla que sobresalía entre los muslos y sobre la camiseta.

-          Ven aquí, puñetera…- dijo Don Rafael, atrayéndola hacia si, y al mismo momento, la hizo subirse a horcajadas sobre sus piernas.

La pulsión de sentir a Cristina abierta de piernas sobre su miembro en erección , que se sentase sobre él, y que su coño engullese su palpitante verga, desplazó todo  sentimiento de rechazo a repetir aquel acto , y se sintió eufórico al saberse que iba a hacerlo en otra posición.

-          Uy, Don Rafael, me recuerda a la manera de subirse a un caballo….

“Ahora verás lo que es cabalgar …..sobre Don Rafael”, pensó el perverso delegado , eufórico sabedor de que aquella estudiante iba a sentirse penetrada de nuevo , y en aquella posición , que le resultaba bastante más cómoda, ya que debía hacer menos esfuerzo.

Cristina respondió loca de deseo, adaptándose  como podía ante aquella nueva situación, y dejando abrir sus piernas para albergar aquella maravilla de la naturaleza que era el paquete de Don Rafael; sintió la dureza de la polla, que se incrustó en su vulva , casi posicionándose a la entrada de su recién inaugurada vagina , y los cojones rozaron sus glúteos ,haciéndole unas deliciosas cosquillas.

La polla , otra vez lubricada ante la humedad de su coño, se apostó a su entrada , mientras sintió como Don Rafael, asiéndola por las caderas, dirigía la operación en la cual ella iba a ser protagonista de nuevo ; una vez que pareció el delegado asegurarse de que estaba bien emplazada ,le susurró , extasiado y comenzando a respirar más rápido :

-          Muévete , reina…arriba y abajo, despacito …y luego más rápido….así, una y otra vez …

Ella le obedeció, dejando que la polla invadiese de nuevo su coño, y se incorporó un poco, notando cómo el excelso miembro abandonada su guarida.

-          Coño…así no …que se sale …- y volvió a darle un pequeño empujón , de modo que la polla resbaló a lo largo de su rajita y terminó asomando entre sus glúteos- a ver, levanta un poco…

-          Jajaja…ahh- decía Cristina, riéndose entre jadeos de gusto, y casi jugando con que la saltarina polla de Don Rafael se deslizase por su entrepierna , restregándose y dejando un húmedo rastro de liquido preseminal por donde pasaba , bien por sus muslos, bien por  su culo , o incluso en una ocasión asomó , inesperada, por su vientre , y dejó su ombligo bien pringado de aquel transparente elixir.

Don Rafael  , viendo cómo era ella la que estaba controlando la situación , en lugar de él ,le hizo sentir una mezcla de muy variadas emociones : primero, era desesperación, ya que tenía prisa por marcharse ; segundo ,el gustazo que le transmitía la punta de su traqueteada polla , pues nunca antes una mujer había hecho lo que ésta desvergonzada estaba logrando con aquellos movimientos sobre su ingurgitado glande, y llegó un momento en que no sabía ni podía identificar por dónde iba a aparecer su vapuleado y viril miembro , dejándose llevar por el agradable  cosquilleo que le transmitían aquellos deslizamientos por la intima anatomía de Cristina , y cuando él pensaba que iba a saltar sobre el muslo, un resbalón la hacía emerger entre sus nalgas ; y tercero, todo ello se estaba impregnando de un delicioso fondo de humillación , ya que no podía creer lo que veía : una estudiante inexperta, que era la primera vez que cabalgaba a un hombre, usando sus atributos a su antojo.

Vamos, que él, su maduro tutor sexual, la había guiado , lleno de experiencia y suficiencia , para que experimentase el placer de follar de aquella manera….y era él, Don Rafael, como ella le llamaba ( y cómo le gustaba, y le ponía …) , quien al final estaba experimentando algo que nunca antes había sentido.

-          Jooooder ….- casi gritó el poseedor de aquel juguetón miembro, dejándose llevar por aquellas sensaciones , lleno de un poco de rabia, mucha sorpresa , bastante cariño y una lucha entre el delicioso abandono que le estaba invadiendo y una fuerza inesperada, que le hizo volver a tomar las riendas de la situación, tomando a Cristina por las caderas y controlando de nuevo sus movimientos- estate quieta, que no atino ….ahora …- casi exclamó, al posicionar su varonil atributo a la entrada de la vulva de aquella condenada jovencita que estaba haciéndole cuestionarse toda su madura y experimentada vida sexual.

Y Cristina, aunque estaba muy a gusto sólo sintiendo la dura polla del visitador entre sus nalgas, dejó que él hiciese , y de nuevo encontró con facilidad el camino , entrando otra vez en su lubricadísimo coño , entrando hasta casi la mitad de la longitud.

El inesperado placer que le causó aquella introducción a medias, la hizo casi saltar, y de nuevo la polla estuvo a punto de salirse de su vagina, pero Cristina fue capaz de cerrar un poco más las piernas y dejó justo el glande en su interior ; Don Rafael gimió de gozo al notar aquella inesperada presión en la punta de su polla, y tuvo que hacer un tremendo esfuerzo por no correrse en ese momento ; volvió a tomar a su pupila sexual por las caderas , y la miró con una mezcla de severidad y éxtasis que a ella la volvió loca .

Y esta vez, para asegurarse de que no volviese a pasar lo mismo, Don Rafael la aposentó con energía, dejando que su viril miembro se clavase a fondo en todo el chochito de Cristina, con suavidad pero con firmeza, hasta que ella sintió de nuevo los cojones de Don Rafael, pero esta vez justo a la salida de su coño.

“ Joder…y eso que pensaba que me iba a costar menos trabajo..” , pensó el casi exhausto visitador médico , sintiendo ya su polla bien arropada por las paredes vaginales de aquella sorprendente estudiante .

Cristina se sentía plena, con la polla de Don Rafael dentro de ella, y ella a su vez sentada encima ,sabiéndose tan poderosa que miró, casi desafiante , a su entregado delegado farmacéutico; éste , de nuevo sintiendo aquella rabia al saber que el tiempo corría, la instó a moverse.

-          Vamos, Cristina, vamos ….- y le apretó las caderas; ella sintió como si aquel fabuloso cilindro que llenaba su vagina fuera a invadirla entera, y comenzó a bajar y subir levemente – así, así……cuidado, que se sale otra vez , joooder…..- exclamó Don Rafael, temiendo ( y casi deseando ) , que así sucediese , al notar con qué facilidad su polla entraba y salía de aquel delicioso albergue que la acogía.

-          Ay , Don Rafael, por Dios….qué gusto…qué divertido ….- casi gritaba Cristina, aumentando poco a poco el ritmo de la cabalgada- ohhhhh…..- musitó , al sentir un pequeño orgasmo, que presentía anuncio de otros más intensos .

Y no se equivocaba, ya que a continuación, mientras agarró a Don Rafael por su calva , acariciándole su pelo , comenzó una fase de meseta que la hizo sentir un orgasmo detrás de otro; y el cabalgado maduro, notando con alegría y sorpresa los espasmos vaginales que se transmitían a su polla , la abrazó con ternura y pasión , comiéndole las tetas entretanto , que , dada la posición, quedaban a la altura de su boca; Cristina, loca al mezclarse los orgasmos vaginales con la sensación de la lengua de Don Rafael sobre sus pezones, se aferró a su espalda, haciendo que la camiseta subiera hasta casi los omóplatos, mientras al fin ,abandonándose completamente, Don Rafael, entre gritos que rozaban los alaridos, se corría salvajemente en el coño de Cristina.

Mientras, Cristina empezó a ser consciente de cómo los peluditos y elásticos cojones del representante de la industria farmacéutica eran ligeramente presionados por sus movimientos ,vapuleados por su constante y frenética cabalgada , y a la vez  percibió con precisión el placer que el orgasmo le estaba haciendo sentir a su adorado y maduro Don Rafael, que a cada chorro de semen le hacía vibrar de puro goce , y ella juraría que los aplastados cojones le transmitían una vibrante pulsión ante cada nuevo y delicioso derrame de aquel liquido que la estaba invadiendo por dentro.

Y es que , efectivamente, Don Rafael estaba siendo preso de un placer que hasta ahora no había sentido nunca, pues con el fabuloso orgasmo ( que había favorecido el magreo previo de su polla entre el periné de Cristina ) , sus huevos los estaba sintiendo literalmente exprimidos por aquel vaivén , y ahora, al ir descendiendo el ritmo de aquella endiablada criatura , el semen recién depositado en aquel maravilloso cochito , estaba comenzando a resbalar precisamente sobre sus maltrechos testículos.

Ella, notando aquella humedad que estaba comenzando a hacer que casi se resbalase sobre los cojones del visitador médico , paró sus movimientos, mirando con ternura a su querido Don Rafael, que a su vez la miraba extasiado; ambos se empezaron a comer la boca con pasión y deleite.

Finalmente, Cristina se desmontó de su farmacéutica cabalgadura , y ambos se quedaron mirando cómo una brillante línea de semen se quedaba , a modo de cable eléctrico de alta tensión , tendido entre la entrada de su vagina y el glande de la polla de Don Rafael, que estaba ya en plena fase de resolución ; el miembro , al igual que los huevos que le servían de base, brillaban con aquella mezcla , resultado del delicioso coito en el cual habían participado.

-          Vaya, Cristina, y yo que me quería ir duchado a mi casa… ya no me da tiempo, y no puedo presentarme ante mi mujer oliendo a ti y a mi semen….

-          Eso tiene fácil arreglo, Don Rafael- dijo ella, sonriente , mientras tomaba el pliegue de la sábana que reposaba, inocente, al lado de aquel fabuloso macho .

Y con destreza y rapidez, restregó el almidonado algodón por toda la pringada e intima anatomía del cansado delegado, dejándola bien limpia y seca …y comenzando a aumentar su volumen de nuevo ; Cristina se afanaba especialmente en su vello, literalmente empapado de aquellos fluidos .

Don Rafael , dejándose hacer, en un principio se dejó llevar por el perverso instinto de seguir jugando, pues el restriego de las manos de Cristina , con el frote de la tela sobre tan sensible zona, otra vez le hizo sentir un goce inesperado…pero su cerebro racional se despertó ante un agudo dolor de sus explotados cojones .

-          Vale, vale….muchas gracias, pero tengo que marcharme- y se levantó, para deleite de los ojos de Cristina , viéndole con su camiseta, desnudo de la cintura para abajo, con las calcetas - ¿ Y mis calzoncillos?

-          Aquí lo tiene- dijo ella, tomándolos de debajo de la misma sábana que acababa de enjugar los fluidos de sus genitales.

Don Rafael los tomó, y se los puso, quitándole a ella la vista de aquella maravilla de la Naturaleza, y rápidamente se puso el resto del traje; terminó de hacer la maleta y le dio un beso , mientras le decía :

-          Ha sido una experiencia  deliciosa, Cristina …ahora te toca a ti ponerla en práctica con los hombres que te vayas encontrando y te gusten ….afortunados ellos….

Y se marchó, dejándola con una mezcla de desconsuelo y satisfacción. 

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