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Cristina y los visitadores .Capitulo 10.

en Sexo con maduros

Don Rafael la miró, con una mezcla de severidad y sorpresa , y le dijo con toda la ternura que pudo :

-          Vamos a ver….nunca has estado con un hombre…y me has estado tocando , masturbando ….creo que provocando ….¿ y sabes lo que estábamos a punto de hacer?

Ella le miró , con ojos brillantes, de deseo y de emoción, mirando a aquel hombre con el cual compartía aquella habitación de hotel , prácticamente desnudo , que le estaba mirando con aquella dulzura .

-          Claro que soy consciente de  lo que estaba haciendo, Don Rafael …usted me gusta , y ha despertado en mi unas sensaciones que hasta ahora ningún hombre me había hecho sentir …

-          Entonces, Cristinita , ¿ estás segura de que quieres hacerlo conmigo ….de que quieres perder tu virginidad con …Don Rafael? – esto último le costó trabajo decirlo, pero le pareció que el emplear aquel tratamiento con el que se dirigía a él le transmitiría más tranquilidad.

-          Por supuesto- dijo ella, decidida, y a la vez, temerosa de dar a Don Rafael el consentimiento para que llegase hasta el final.

Don Rafael tuvo que controlarse ante aquella respuesta, y ser consciente de que aquella jovencita quería hacerlo con él por primera vez …advirtió que su polla, que casi había alcanzado de nuevo el estado de relajación , se venía arriba a velocidad de vértigo ante aquella deliciosa posibilidad , ante la perspectiva de ser la primera que entrase en aquel hermoso chochito y hacerla disfrutar de lo lindo .

Advirtió además que sus calzoncillos seguían a medio bajar, y le resultaban incómodos para seguir adelante con aquella deliciosa propuesta, y se aprestó a quitárselos, comenzando a bajarlos hasta las rodillas; con aquel movimiento , la polla saltó, gozosa, entre sus piernas y sus hirsutas ingles , acompañada con un gracioso movimiento de sus huevos , lo que hizo a ella salir de su ensimismamiento.

-          Espere, Don Rafael- dijo ella, mirando intensamente la esplendida erección que de nuevo le ofrecía su querido visitador .

Don Rafael se quedó quieto, esperando el siguiente movimiento de ella, que no fue otro que acercarse y agarrar los medio bajados slips del delegado , para seguir deslizándolos hasta que los sacó por los pies ; los tomó, mientras le miraba divertida, y se los llevó a la nariz, para olerlos intensamente , y luego se los llevó a sus tetas, deslizándolos lentamente por sus pezones, para a continuación acariciarse con ellos su vientre y terminar posándolos sobre su palpitante vulva.

-          Tómeme, Don Rafael…- dijo ella, emulando la frase de alguna película que hubiese visto- quiero que me haga suya….

-          Entonces- añadió Don Rafael, acercándose a ella mientras le miraba dulcemente  – sentirás un placer como nunca hasta ahora has sentido ….ya verás como Don Rafael te hace llegar al éxtasis …no tengas miedo , Cristinita ….- y le arrancó los calzoncillos, que ya estaban bien pringados de sus flujos vaginales, para llevárselos a la nariz .Le sonrió , y le dio un beso intenso y prolongado , que Cristina recibió con sumo agrado , arrojando los calzoncillos al otro lado de la habitación.

Mientras ambos se comían la boca, Don Rafael comenzó a acariciar sus tetas, posando sus manos abiertas sobre los pezones, presionándolos ligeramente , sintiendo cómo la erección de los mismos se improntaba sobre sus palmas ; Cristina recibía de sus aplastados pezones una sensación tan placentera, que comenzó a gemir ; Don Rafael dejó de besarla, y se dedicó a contemplar, satisfecho, el placer que estaba haciéndola sentir , mientas las cosquillas que aquellos pitones le provocaban en sus manos le transmitían sensaciones deliciosas, por lo que no tardó en gemir casi al unísono de ella .

-          Oh, Dios mío…..por Dios …- dijo ella, suspirando.

-          ¿Te gusta….. Cristinita?- le preguntó él, entre jadeos .

-          Que si me gusta….Don Rafael….esto es ….pura delicia ….ohhh…

-          Pues ahora verás ….- y , dejando de presionar sus senos, tomó la teta izquierda, abarcándola  con las dos manos , y le dio un prolongado lametón , deslizando la lengua desde abajo arriba, deleitándose en el pezón, duro como una piedra .

-          Ay, ay , ay …por Dios….Don Rafael….ohhh…qué gusto ….mmmm…ahhhhhh- casi gritó , al retirar el perverso delegado la lengua y soplar sobre la húmeda areola mamaria , para a continuación aspirar el aire .

Ella creía iba a volverse loca de gusto al percibir la deliciosa sensación que Don Rafael  le estaba provocando con aquellos cambios de calor y frío , al evaporarse la saliva que había depositado sobre la sensible piel de aquella zona ; a continuación volvió a utilizar la lengua, esta vez rozando de forma circular el pezón, rodeándolo con maestría .

-          Mmmmmm ….Don Rafael….me va a volver loca…..nooooo….- dijo al notar una nueva sensación sobre su traqueteada teta .

Y es que Don Rafael había dejado de utilizar su lengua y ahora había hecho una delicada pinza entre su dedos índice y pulgar, presionando con ligereza el pezón de forma alternativa , para a continuación rozarlo con el índice arriba y abajo ; cuando calculó que el rozamiento había cumplido ya su función , volvió a aplicar la lengua, y esta vez continuó metiéndose el pezón entero en la boca, para pasar a succionarlo con fruición.

Cristina , que casi siente un orgasmo ante aquellas maniobras sobre su teta, recibió aliviada la humedad de nuevo de aquel delicioso musculo que su adorado visitador poseía en su boca , y esta vez , al notar como chupaba y succionaba, le llevó al éxtasis , haciendo que se corriera ante aquel torrente de placer.

-          Ahhhh…..ay ….ay …por Dios…Don Rafael….oh..oh..ohhhhh ¡!!!!

Don Rafael se sorprendió al notar que la había hecho correrse sólo con chuparle una teta, y ello le hizo sentirse muy satisfecho , mientras disfrutaba de la turgencia y la suavidad del pecho de la compañera de su hijo ; la observó, con mirada paternal, mientras la tomaba con suavidad por los hombros, haciendo que sus tetas se proyectasen hacia delante …cómo caían, cómo se sostenían aquellas tetas , se dijo mientras las admiraba , sintiéndose privilegiado por poder disfrutarlas de aquella manera …y a su poseedora parecía que le estaba también gustando aquel magreo por su parte .

Cristina, efectivamente , estaba presa de una excitación deliciosa, tras el orgasmo provocado por la manipulación de su glándula mamaria , y la expectación de sentirse ofrecida ante Don Rafael, que estaba muy entusiasmado contemplando el espectáculo de sus pechos desnudos , la tenía en ascuas, sin saber cuál iba a ser el siguiente movimiento del visitador , y también se sentía privilegiada de estar ante aquel hombre que le estaba provocando aquellos placeres tan intensos y desconocidos .

Don Rafael miraba alternativamente a sus tetas y a Cristinita ; ella , cuando posaba sus ojos en los suyos, sentía cómo su coño aumentaba la humedad  produciendo flujos …le parecía que aquella mirada ya la estaba penetrando , que aquellos ojos marrones que hasta hacia poco menos de un día le habían parecido molestos y casi ofensivos , la hacían sentirse una deseada ninfa presta a ser poseída por un dios del Olimpo ; miraba su calva , que ahora le parecía el complemento perfecto a aquel magnifico hombre ; su escaso pelo ,el adorno ideal a aquella bendita cabeza ; la media sonrisa que antes la hacía desesperar, le parecía la mezcla ideal de beatitud y lascivia propia de un cardenal renacentista ; las manos que rodeaban sus hombros , tan grandes y calentitas, que hasta hacia muy poco eran el anuncio de una posible y vergonzosa aplicación de sus cremas , ahora eran proveedoras de aquellas manipulaciones que la hacían llegar al éxtasis.

Se fijó en algo que la llamó la atención justo detrás de su adorado héroe , y no era otra cosa que  el traje de la chaqueta marrón y los pantalones beige , apoyado sobre el galán de noche , cubierto parcialmente por los ajados calzoncillos que Don Rafael había lanzado hacia un momento , habiendo caído justo sobre la solapa de la chaqueta ; pensó en aquellos trajes insulsos de delegado farmacéutico , con las chaquetas descosidas , antojándosele ahora las mismas galas de un emperador , que cubrían ese cuerpazo maravilloso que se le ofrecía tal como su madre lo había traído al mundo, tal como lo anunciaban aquellos slips tan distraídamente depositados  …ese cuerpo maduro , tan bien cuidado y ligeramente rellenito , le recordaba a un potente semidiós, algo así como un Hércules provisto de una magnificencia divina , atenuada por una humanidad y virilidad arrolladoras , y aquella imagen de los calzoncillos de Don Rafael , casi mancillando la seriedad de su chaqueta , era un delicioso reflejo.

Don Rafael , casi babeando recordando el sabor y la textura del pezón en su boca , se aprestó a atacar la teta derecha , metiéndosela directamente en la boca y succionándola con fruición ; aquel movimiento lo recibió Cristina con sumo gusto, y , mientras gemía de puro gusto, le comenzó a acariciar la hermosa calva y a peinar con sus dedos los escasos cabellos , mientras musitaba :

-          Ay , Don Rafael, esto ….ohhh…esto es el paraíso …ahhh.

El interpelado no dijo nada, aunque pensaba lo mismo que ella, redoblando el chupeteo al que estaba sometiendo el pezón derecho de Cristina, y dejándose llevar por la excitación que le estaban provocando las cosquillas que estaba sintiendo en su calva , y como se le erizaba la piel de puro gusto al notar como le recorría su poco pelo ; ello hizo que el entusiasmo le llevase a darle un pequeño mordisquito en zona tan sensible .

-          Au , Don Rafael….- dijo ella, medio gimiendo , al notar los dientes del delegado , contrastando con la suavidad de sus labios y la humedad de su lengua .

Don Rafael separó la cabeza, asustado, y la miró , serio y congestionado …¡¡ Qué guapísimo estaba ,por Dios!!

-          No me digas que Don Rafael le ha hecho daño a Cristinita en su tetita …- dijo, poniendo cara de compungido .

-          Uh …- acertó a decir ella, que creía iba a correrse de nuevo ante la mirada que estaba recibiendo de aquel hombre que la estaba volviendo loca de placer.

-          Hmmm- continuó él , tomando aquel gemido por una respuesta afirmativa – pues algo habrá que hacer ….- y se llevó los dedos a la boca, impregnándolos bien de saliva , para a continuación , apoyarlos sobre el erecto pezón , iniciando movimientos circulares – sana, sana, culito de rana…- comenzó a tararear .

-          Ah..ah…ah …- fue lo único que pudo decir Cristina al notar aquellos húmedos dedos , escuchando a Don Rafael entonar aquella cancioncilla mientras la miraba con aquella expresión mezcla de seriedad, inocencia y perversión , imaginándoselo como un travieso adolescente  que estuviese iniciando a su prima en juegos sexuales .

Y precisamente así se sentía el deseado visitador , aflorando a su memoria los primeros juegos eróticos que había puesto en marcha con aquella prima suya que estaba tan salida , a pesar de que era de su misma edad …joder, esta Cristinita le estaba haciendo sentir muy joven, y le invadió un delicioso sentimiento de cariño hacia aquella mujer que todavía no había hecho  el amor con un hombre, y le había elegido a él .

-          Hmmm, vamos a ver….- anunció Don Rafael, mirándola con picardía – creo que ahora hay que trabajar un poco por aquí abajo – y deslizó la mano hacia su entrepierna .

-          Mmmmmm- fue lo único que pudo musitar ella, echando la cabeza hacia atrás , cerrando los ojos .

Don Rafael sonrió ,  dejándose invadir por la humedad de su rajita, que ya había comenzado a empapar las sábanas, y sintiendo cómo sus dedos resbalaban sobre sus labios mayores de nuevo …no recordaba que una mujer se mojase tanto con él , y le volvió loco el gesto que hizo ella, reflejo, de cerrar las piernas, gesto que apenas tuvo que contrarrestar , porque rápidamente ella las separó, dejando que su mano anduviese a sus anchas por aquella parte tan privada de su anatomía ; loco de deseo, se lanzó a besarle el cuello , lo que recibió ella con sumo agrado.

-          Oh, Don …Rafa…eeeeel . … - dijo, extasiada , al sentir al unísono cómo le chupaba el cuello , haciéndole unas deliciosas cosquillas, y sus dedos separaban sus húmedos labios  vaginales .

De nuevo aferró su calva y comenzó a peinar sus cabellos, los cuales se rizaban ligeramente al final, dándole un aire de descuido que resultaba muy libidinoso y la volvía loca de deseo. Don Rafael respondió con una nueva aproximación de su desnudo cuerpo, dejando de acariciar su vulva y abrazándola con ternura y pasión , dándole un apasionado beso que ella recibió con agradecimiento y dulzura ; entonces, ella sintió, pegado a su pierna izquierda, el duro y enorme miembro del  delegado, notando  inmediatamente la humedad que rezumaba desde su uretra y ya parecía lubricar toda la cara interna de su muslo; a continuación, percibió con sumo agrado la redondez y la movilidad de sus huevos, envueltos en la suave piel del escroto , mientras que el vello que los acompañaba  le hacía unas agradables cosquillas , de lo leve y discreto que resultaba .

Cristina cotejaba las deliciosas percepciones que recibía de su muslo, donde Don Rafael restregaba sin piedad su polla y huevos, con lo que recordaba que había visto no hacía mucho , y le encantaba imaginarse como la protagonista de una película porno, en la que la imagen dejaba ver , en primer plano, los hermosos genitales de Don Rafael recorriendo sus piernas, que por cierto cada vez separaba más , dejando paso a que los lascivos movimientos del poseedor de aquellos atributos se fueran acercando a lo que albergaba entre ellas.

Y es que Don Rafael , experto estratega sexual, decidió que un buen restregón podría ser una buena aproximación, y así se lo corroboró Cristinita , con aquella apertura de piernas ; le volvía loco el modo en que ella le acariciaba la calva y el pelo , y no pudo evitar , aprovechando que quería restregar su polla por la otra pierna, un discreto toque sobre su vulva ; ésta , humedecida hasta el máximo , favoreció que la polla resbalase a lo largo de sus labios mayores , recorriendo la longitud total de su raja desde abajo arriba, terminando en el expuesto clítoris , que se ofrecía completamente ingurgitado , y los huevos, fieles seguidores del miembro del cual eran testigos , acariciaron fugazmente la zona perineal , justo en la zona en la que sus labios mayores se unían en el borde inferior.

-          Uh …- fue lo único que pudo musitar Cristina, sorprendida por aquel inesperado placer , al sentir aquel pollazo justo sobre su clítoris, junto a la deliciosa caricia de los cojonazos de Don Rafael  a los lados de donde comenzaban sus glúteos ,rodeando por un instante el ano ; casi se quedó sin respirar ante aquel cúmulo de sensaciones , quedándose a las puertas de un nuevo orgasmo.

Don Rafael, que tampoco se había quedado atrás en sensaciones placenteras, recibió con sumo agrado la impronta del clítoris sobre su excitado glande, y la sensible piel de su escroto se erizó de placer al rozarse con el periné de Cristinita ; pero la inercia de su movimiento ,que quería que terminase sobre el muslo derecho ,se unió al parón en el mismo que había provocado aquel inesperado gustazo , de modo que aunque su polla si llegó a su destino, dejando el  muslo derecho de Cristina bien pringado de su liquido preseminal y del flujo que había recolectado involuntariamente sobre la vulva de su adorada estudiante de medicina , los huevos , que parecían querer retrasarse , quedaron aposentados sobre la misma.

Cristina, al sentir la elástica y suave consistencia de los testículos del visitador sobre su sensible vulva, cerró de forma instintiva sus piernas, objetivo que no pudo lograr debido a que Don Rafael ocupaba gran parte del espacio entre ellas , pero si fue suficiente para que sus húmedos labios mayores acogieran el huevo izquierdo , deslizándose por aquella resbaladiza superficie, mientras que el derecho fue a rozar el excitado clítoris .

-          Ay por Dios, por Dios, por Dios….- recitó Cristina, presa de un nuevo orgasmo, al recibir su órgano del placer aquella escrotal caricia.

Don Rafael estaba perplejo,ante el nuevo orgasmo de Cristinita, sintiendo las contracciones de su vulva bajo sus huevos, y haciendo un tremendo esfuerzo por no correrse directamente sobre el muslo de ella , porque la sensación que le transmitían sus compañeros de aventuras era particularmente deliciosa ; nunca había experimentado nada como aquello con una mujer , que se mostraba tan ofrecida y generosa a sus impúdicos tocamientos. Así que sólo pudo ofrecerle una sonrisa medio esbozada, mientras la miraba arrobado y sorprendido, dejando por un instante de magrearla.

Ella lo vio con aquella expresión  que le daba cierto aire  desvalido, y no pudo evitar exclamar:

-           ¡Le quiero, Don Rafael, le quiero!- y le dio un apasionado beso.

Don Rafael le sonrió, y , cuando pudo salir del estado de perplejidad que le había provocado aquel inesperado giro, pudo dejar de poner la cara de tonto que se le había quedado y acertó a responderle:

-          Yo también te quiero, Cristinita….- y se aprestó de nuevo a continuar con sus juegos eróticos.

No le pareció adecuado atacar directamente y metérsela, recién tenido ella su orgasmo, sintiéndose por un momento envidioso de la sexualidad femenina, referido a poder tenerlo de aquella manera múltiple; lo que si tenía claro era que quería correrse dentro de su coño, y por ello estaba haciendo ímprobos esfuerzos por no hacerlo, ya que ya lo había hecho no hacía mucho, y quería reservarse para tan importante acontecimiento como era ser el primer hombre que entrase en aquel chochito maravilloso , y dejarla bien satisfecha ( como seguramente esperaba que la dejase su mujer cuando volviera del congreso, y en eso también estaba pensando) .

Estaba un poco descolocado, porque se estaba dando cuenta de que Cristinita había tenido ya con él tres orgasmos: el primero a través de sus bragas, cuando ella estaba manipulando sus genitales mientras se hacía el dormido, y los otros dos, en este rato que llevaba con ella: uno tras chuparle las tetas y el último con los restregones …pensó en cómo podría disfrutar una vez que se la metiese , si había llegado a tal placer anteriormente….sería un estallido de placer.

Así que dejó que se relajase un poco, la miró y le sonrió con picardía, encontrándose en mitad de aquella duda : ¿ la penetraba ya directamente o jugaba un poco más?

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