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El uniforme de tito Diego, capitulo 23.

en Sexo con maduros

Durante la realización del reportaje para el periódico local , que trataba acerca de la función del destacamento de Tráfico en los controles de alcoholemia , coincidieron Don Félix, Don Diego y la pareja formada por el sargento Eusebio y el cabo Severiano ; se decidió que la primera sesión de fotos fuese en el garaje de la Academia , donde también estaba el taller donde se reparaban las motos y los coches de la Agrupación ; al cargo del mismo estaba el teniente Adolfo , maduro y experimentado guardia de Tráfico , toda una figura e institución en el complejo; éste vio llegar a los cuatro, y se preguntó que coño querrían e esta hora de la tarde .

Ya conocía a Eusebio y a Severiano…menuda pareja, les encantaba ir siempre bien ajustados para que se fijaran las tías en ellos y así buscarse alguna aventura ; a Don Félix también, como todo el mundo en el Academia , y la verdad es que no le caía muy bien , tan serio y distante ; a quien no conocía era a aquel que llegaba con el pelo blanco ; los cuatro además venían de la comida que habían tenido los oficiales y suboficiales aquel día , y venían hablando animadamente ; se notaba que estaban bastante achispados ….menuda vergüenza para la institución, pensó el teniente , que siempre  era bastante estricto para el cumplimiento de las normas .Les acompañaba un fotógrafo con su cámara al hombro .

Don Félix se detuvo a la entrada , y le miró a través de sus gafas .

-          Hombre, Adolfo , venimos a hacernos unas fotos para el periódico , espero que no te molestemos .

-          Mi capitán, faltaría más ….- dijo el teniente, cuadrándose y saludando ; a este gesto, los cuatro se dieron cuenta de no haberlo hecho, y respondieron de la misma manera .

-          Te presento al comandante Diego , Adolfo ; ha venido para un curso de reciclaje .

-          Encantado ,mi comandante – dijo el teniente, cuadrándose de nuevo .Don Diego hizo lo propio, dando un sonoro taconazo , poniéndose bien firme .Este gesto provocó que cierta parte de la anatomía de Don Diego tomase protagonismo.

El teniente Adolfo no pudo evitar mirar hacia la entrepierna del comandante….cómo protuía entre los faldones de la guerrera de ceremonia aquel paquete …y entonces recordó los comentarios que circulaban entre el personal acerca de aquel Don Diego, sus calzoncillos, su paquete , su polla y sus huevos , incluso acerca del vello púbico , que lo consideraban ( especialmente los más jóvenes , que alguno se depilaba ) como particularmente espeso .

Y lo que también le llamó la atención fueron las manchas de orina que ya habían embelesado a Marta sobre el pantalón de servicio ; eso si que no podía permitirlo , de modo que le llamó en un aparte , y le dijo :

-          Mi comandante, creo que se debería cambiar los pantalones ….

-          Pero , ¿ porqué motivo? – preguntó extrañado el interpelado, mirándoselos .

-          Ha debido tener algún accidente que le ha llevado a manchárselos …- y le señaló particularmente la mancha que se metía desde la rodilla hasta el interior de la bota – creo que no debería salir así en el periódico .

Don Diego adquirió su particular manera de sonrojarse al darse cuenta , y recordó las miradas de Marta , que el atribuyó a su admiración por las botas .

-          Vaya – dijo ,visiblemente avergonzado, intentando que los otros tres no se dieran cuenta de la situación – pues aquí no tengo ahora ningunos.

-          No se preocupe usted, que yo se los busco…¡será por pantalones en una academia de Tráfico ¡- y le sonrió. Le estaba cayendo bien este condenado Don Diego , con aquella inocencia que mostraba ante el hecho – venga por aquí.

Y le hizo pasar a un cuartito que el teniente usaba a modo de oficina ; abrió una taquilla y de allí extrajo unos pantalones de montar verdes, bien doblados .

-          Son los míos, que habitualmente no me pongo ,ya que como ve, suelo llevar el mono de faena – y se señaló su mono verde, con el distintivo de Tráfico en el pecho – creo que le estarán bien , son de la talla 46 .Yo, con esta tripa, casi no me los puedo abrochar – y se señaló, sonriendo, la barriga que dejaba adivinar el mono .

-          Un poco grandes, pero creo que no habrá problema… - y los tomó , extendiéndolos .

Se apoyó en una mesa  y , de nuevo colorado, interpeló al teniente .

-          Voy a necesitar de su ayuda …- y estiró una de las piernas , con su bota ,hacia el sorprendido oficial , que jamás se había visto en una situación así.

-          Claro , como no , mi comandante ….- respondió Adolfo , ahora también igual o más colorado que Don Diego .Y se agachó, para a continuación, tirar de la bota hasta extraerla , dejando al aire la blanca calceta de Don Diego , y la pantorrilla envuelta en la pernera del pantalón .Se sentía terriblemente turbado y a la vez excitado .

-          Muchas gracias, teniente , ahora , si es tan amable …- y le ofreció la otra pierna . Don Adolfo no dudó en hacer lo mismo , y estaba rojo como un tomate .

Don Diego advirtió su embarazo , y eso le hizo ponerse más rojo todavía ; además , la postura del oficial mecánico , con el mono con la cremallera bajada hasta casi su  prominente barriga , le ofreció una vista privilegiada de la anatomía del teniente : era peludo como un oso, calvo , con el poco cabello que le quedaba  entrecano ; el pelo rodeaba las orejas y hasta un buen puñado salía por las mismas ; el pecho estaba cubierto por una espesa mata de hirsuto vello negro y gris , perdiéndose por la barriga en una prominente oscuridad , que de golpe adquiría una especial intensidad al final, por donde debía de comenzar la región inguinal del mecánico  ; Don Diego se quedó hipnotizado por aquella visión , especialmente cuando Don Adolfo tuvo que esforzarse porque la bota derecha del comandante se había quedado encasquillada .

Y es que Don Adolfo ,sudando  por el esfuerzo, separó las piernas , de modo que la cremallera del mono se abrió un poco más abajo y ello facilitó que los varoniles atributos del teniente aflorasen a la luz , colgando en caída libre ante el sorprendido Don Diego , que pudo comprobar que el oficial mecánico no acostumbraba a usar ropa interior con el mono de trabajo …y pensó en cómo estaba tan bien provisto  el teniente por la Naturaleza , a juzgar por cómo colgaba aquella tranca , acompañada de un par de huevos cuyas dimensiones no desmerecían al lado de aquel viril miembro ; y el vello , acorde con su poseedor, rodeaba aquellas pertenencias de forma que lo arropaba casi a modo de abrigo ; por un momento Don Diego se imaginó como debía sentirse una mujer siendo penetrada por aquel portento, y su polla respondió con un empalme inmediato  ; el teniente continuaba con sus maniobras de descalzar al comandante , sin aparentemente apercibirse de la exhibición que le estaba ofreciendo , sin conseguir  que la bota saliese ; y sin apenas levantarse de su posición , le dijo a Don Diego :

-          Bueno, se puede intentar primero por los pantalones , algunas veces tirando hacia abajo, al haber sacado la otra pernera, es más fácil – y agarró al atribulado, excitado y sorprendido Don Diego por la cintura, dispuesto a desabrocharle el cinturón .

Don Diego se encontraba tan desconcertado por la situación, con aquel oso que le recordaba un hombre de las cavernas , mostrándole sus atributos , y preso de una excitación que no recordaba haber sentido  nunca , que no dijo ni pío , sintiendo una extraña mezcla de humillación y entrega ante el subordinado , provocándole un extraño placer al que se entregó sin reservas .

Don Adolfo desabrochó el cinturón con facilidad, y , sin mirar siquiera a Don Diego, desabrochó el botón a presión del pantalón de servicio, para a continuación, bajar de un tirón los pantalones hasta medio muslo , saltando, como un resorte, los admirados calzoncillos de Don Diego al aire ,junto con la tiesa polla , que , al liberarse , provocó que tirase de la intima prenda casi dándole en la cara al teniente .

Don Adolfo se quedó paralizado, aún sujetando los bajados pantalones, ante aquella inesperada aparición, rápidamente recordó los comentarios de los cadetes , pero nunca pensaba que fuera así de impresionante, tenia que reconocerlo .

Don Diego , tan terriblemente expuesto ,  recordó que Don Félix, el cabo Severiano y el sargento Eusebio   estaban fuera y fue presa de un intenso nerviosismo , a la vez que de una tremenda excitación .

-          Va…vaya..- balbuceó, rojo otra vez , sin saber que hacer – lo siento,.

Don Adolfo observó como la polla casi taladraba el fino algodón , tirando del slip hacia delante , dejando ver casi en su totalidad el espeso mar de vello marrón oscuro , y parte de sus magníficos huevos , de modo que ,presa de una excitación como nunca antes había sentido, se incorporó y , habiendo olvidado que su propia polla dejaba vislumbrar un no menos intenso empalme , debido a la postura en que se situaba ( Don Diego abierto de piernas, y Don Adolfo en medio de ellas ) , su enhiesto miembro rozó  aquella fabulosa tela .

El roce , quiso el azar, sucedió entre la punta de la polla del teniente , y justo la misma zona de la del comandante , sólo separadas por el fino algodón , de manera que  la maniobra produjo que la polla de Don Diego, en todo su esplendor, resbalase por la abertura de la intima prenda, y emergió , victoriosa, entre la fiel tela .

El se quedó estupefacto ante aquel enorme miembro que , rodeada del celeste algodón, se mostraba erecto  hasta el limite , dejando resbalar el prepucio y mostrando el rosado glande, donde en la salida de la uretra una gota de liquido preseminal coronaba la deliciosa erección.

Y de esa misma forma se mostraba la polla de Don Adolfo ; ambos se quedaron mirando sus miembros , alternando la vista con el del otro, estableciendo comparaciones ( la de Don Diego era más larga, pero la de Don Adolfo más gorda ) , para finalmente mirarse a los ojos ; ambos terriblemente colorados, respirando aceleradamente .

Y entonces escucharon la puerta, y el que entró en el despacho fue nada más y nada menos que Don Félix .

-          Vamos a ver , Diego, que el fotógrafo se está impacientando y el cabo y el sargento …- y se cortó en seco al apercibirse de la situación .

Al ver a Don Diego medio tumbado en la mesa, con una de las botas ( la derecha ) ,tirada en el suelo, la izquierda aún embutiendo su pierna , los pantalones bajados , la calceta derecha puesta, y la polla emergiendo entre aquellos malditos y deliciosos calzoncillos , empalmada al máximo ; y a Don Adolfo , el huraño mecánico del taller, entre las piernas del comandante , con su mono abierto hasta la cintura, mostrando al que quisiera verlo el esplendor de su enorme polla , no menos tiesa que la de Don Diego , rodeada de aquel vello que se continuaba desde sus hirsutos pectorales ; parecía que Don Adolfo se apostaba tirarse a Don Diego , y la propia polla de Don Félix respondió con un empalme tal rápido e intenso que le comenzó a doler , aprisionada dentro de los ajustados pantalones de montar , provocando que el capitán fuese a pellizcarse la punta de su miembro , para colocarlo en mejor posición .

Este gesto no pasó desapercibido a los dos oficiales , de modo que Don Diego y Don Adolfo miraron al unísono a la mano del capitán, mientras éste, ya igual de colorado que sus subordinados y compañeros, tremendamente excitado y avergonzado ,se le ocurrió decir :

-          Vaya, no asistía a un concurso de pollas desde  el instituto …y yo solía ganarlo …- y , ni corto ni perezoso, se bajó la cremallera, y , hurgando entre sus slips, intentó sacarse la polla por la abertura.

Pero el tamaño, que ya era casi máximo, no lo permitió , y así , ante el dolor intenso que le producía la cautiva polla y la intensa excitación que sentía ante aquellos dos machos con sus pollas al aire, su instinto le pidió a gritos que liberase su miembro , así que no dudó en desabrocharse cinturón y pantalones, dejando libre la bragueta ; Don Diego y Don Adolfo vieron de forma fugaz los blancos y ajustados slips de Don Félix , bajo cuya elástica tela su polla parecía taladrarlos ,con una mancha de humedad justo donde  casi se transparentaba  el glande del capitán.

Este espectáculo dejó  embobados al comandante y al teniente , pero por poco tiempo , ya que , de un hábil tirón, se bajó la intima prenda, para situarse , en igualdad de condiciones , con ellos , sonriendo ; la polla de Don Félix surgía como un junco de su vello negro, y sus huevos , que había decidido liberar también, colgaban en caída libre bajo ella , rozando la abierta cremallera ; mantenía las piernas separadas, con sus altas y brillantes botas que le llegaban casi a las rodillas ; Don Adolfo , que nunca había visto a un Guardia de Tráfico de esta guisa y mucho menos a su superior, se vio envuelto en una mezcla de emociones , ya que por un lado le inspiraba rechazo , por considerarlo contrario a los principios de la institución , pero por otro lado le resultaba terriblemente excitante ….y aquí entroncaba con la admiración que siempre  había sentido al ver a los Guardias vestidos con aquel fabuloso uniforme que tanto admiraba ( prácticamente  desde pequeño ) , y siempre comentaba que no había nada más elegante que un buen mozo embutido en unos ajustados pantalones ,acompañados de unas no menos ajustadas botas , derramando autoridad y virilidad por donde iban patrullando…

Y ahora ese sentimiento se mostraba pleno de lujuria , y , siguiendo la ocurrencia de Don Félix , exclamó :

-          Si , mi capitán , teníamos ganas de ver quien la tiene más grande …no sé si Don Diego se lleva la palma …

-          Eso es fácil de averiguar – dijo Don Félix, que se acercó , polla en ristre, hasta la mesa donde Don Diego seguía tumbado y Don Adolfo de pie, entre sus piernas .

Rozó con su expuesto y húmedo glande la fina tela de los calzoncillos de Don Diego, dejando un rastro de humedad en los mismos, y ello produjo que resbalase y se introdujese por el lateral del tirante slip del comandante , provocando que su polla se sumergiera entre el crujiente mar de vello de Don Diego , terminado por rozar el huevo derecho del entregado oficial .

El miembro  de Don Diego , respondió gustoso  ante aquella caricia con un leve pero perceptible aumento de su tamaño , y se adelantó con ventaja en aquel improvisado campeonato de beneméritas pollas , ya que la de Don Adolfo quedó atrás en varios centímetros  ; quizá por este motivo, emuló a Don Félix al ver la expresión de éxtasis que asomaba a su cara , y no dudó en introducirla por la abertura izquierda de los mancillados calzoncillos del comandante , haciendo crujir de nuevo el espeso vello y empapando el huevo izquierdo de Don Diego con su líquido preseminal .

-          Obviamente ha ganado usted, Don Diego, y por eso el capitán y yo creemos más conveniente esconder nuestras pollas …..ya que veo que hay hueco en sus calzoncillos …- y reprimió un suspiro de puro placer al percibir en la piel de su glande la suavidad del escroto de Don Diego , cuya polla respondió aun con un nuevo empujón , alcanzado el máximo de su erección .

Don Adolfo pensó en porque Don Diego utilizaba aquellos calzoncillos que igual eran de una o dos tallas más grandes , y al ver la magnitud que alcanzaba la polla entre el fino algodón , entendió el porqué : aquellos atributos merecían ser albergados por aquellos calzoncillos .

Don Diego  se encontraba pleno de excitación y turbación , sintiendo como Don Félix pringaba su huevo derecho y ejercía movimientos exploratorios con su polla entre su vello y hacia su ingle, mientras Don Adolfo hacia lo propio con el lado izquierdo ; sus huevos le dolían de nuevo, protestando ante una nueva y posible eyaculación , pero el dolor se mitigaba con el intenso placer que le producía el lascivo roce de las pollas de sus compañeros ; su tiesa polla parecía iba a reventar, y hacia tremendos esfuerzos por no correrse a borbotones, intentando controlar el empalme, para nuevamente proyectarse hacia arriba .

Ello hizo ver a Don Félix y a Don Adolfo como la polla de Don Diego ejercitaba aquellos movimientos de arriba abajo, como un delicioso ballet , chorreando liquido preseminal que resbalaba por el tronco de su enhiesto miembro .

-          Se…señores, creo que he ganado el concurso – acertó a decir Don Diego, casi jadeando – asi que creo …..creo más conveniente que saquen sus miembros al aire para poder confirmarlo ….

-          Por supuesto , mi comandante – dijo Don Adolfo , ejerciendo un leve movimiento de retirada de su polla, que ya alcanzaba la ingle izquierda de Don Diego y casi llegaba al pliegue interglúteo .

Pero ante aquel roce , sintió un placer inesperado que le obligó a introducirla de nuevo , iniciando un rítmico mete y saca en aquella extraña posición , deslizando su polla entre el huevo, la ingle y el culo de Don Diego.

Don Félix, que ya había iniciado la retirada de su polla, observó la maniobra de Don Adolfo , y comenzó a hacer lo mismo , viendo en ello la oportunidad de follarse , aunque de una manera poco ortodoxa, a Don Diego, queriendo así demostrarle que igual que el lo había follado, podía el hacer lo mismo .

Don Diego , viendo que lejos de sacar sus pollas de su entrepierna , estaban ejerciendo aquellos impúdicos movimientos, se dejó hacer, sintiendo un placer extremo , mezclándose la humillación con la excitación ; de hecho, sintiendo como ambos miembros buscaban una vía de llegada a su culo, de forma refleja separó las piernas lo que le permitía el pantalón , que aun lo tenia bajado a mitad de sus muslos; las dos pollas se acoplaron al nuevo hueco , sintiendo Don Diego que lubricaban su periné y se desplazaban cada vez más deprisa ; Don Diego contrajo sus muslos y sus glúteos, apresando entre ellos , a cada lado , las pollas de sus  lascivos compañeros, y ello ya provocó que ambos se corrieran .

Don Adolfo comenzó a emitir bufidos de placer, mordiéndose un puño para no gritar de gusto , mientras Don Félix jadeaba al compás de cada deslizamiento , corriéndose a placer bajo los calzoncillos de Don Diego , los cuales  no daban abasto a empapar el semen de ambos oficiales, por lo que finalmente comenzó a escurrirse desde las ingles hasta el espacio entre su escroto y su culo; Don Diego intentó detener la llegada de aquella invasión hacia su indefenso esfínter  , pero la ley de la Gravedad por un lado, y la progresiva fluidificación del semen , por otro , facilitó la intromisión del espeso néctar , cuya consistencia Don Diego iba percibiendo se iba transformando , sintiendo el cálido flujo llegar , por su pliegue entre los glúteos, hasta que comenzó a rodear su ano , cual ejército que sitia una fortaleza .

Don Diego , preso de un febril placer , resistía cual numantino la invasión del semen derramado por sus compañeros, y al mismo tiempo, su polla seguía , roja y casi morada ante la excitación , pero logrando no correrse , lo que agradecieron sus huevos ; sabía que ante el más mínimo roce se correría salvajemente , por lo que se quedó quieto , observando atentamente las evoluciones de Don Félix y Don Adolfo.

“Joder con  Don Diego”- acertó a pensar, entre jadeos de placer, Don Adolfo- “se merece el primer premio, no sólo por el tamaño, sino por poder resistir el correrse en semejante situación  …y vaya pedazo de polla tiene el cabrón de Don Félix …nunca me había pasado nada igual, pero es que solo de ver ese portento que tiene el comandante entre las piernas…..ufff “

”Qué vergüenza….aquí ante Adolfo….” – pensaba Don Félix -“pero es que este hombre se liga a cualquiera que se le ponga por delante …y cómo aguanta sin correrse ….”

Los dos oficiales , como si se hubiesen puesto de acuerdo, sacaron sus pollas, que ya estaban en fase de relajación, de aquel albergue provisto por los calzoncillos y las ingles de su compañero .

Y entonces Don Diego comenzó a suspirar de forma entrecortada : el semen comenzaba a entrar en su culo, ya que la templada temperatura y la lubricación habían hecho que su apretado esfínter terminara relajándose , y sintió cómo entraba y su cuerpo lo absorbía con avaricia ; se sentía humillado y vejado, pero a la vez tremendamente excitado por haber sido follado , de aquella manera tan particular , por aquellos dos machos ; y entonces sus músculos del  suelo pélvico comenzaron a contraerse , provocándole tal placer que cerró los ojos , contrajo sus glúteos y , de forma refleja, elevó las piernas dobladas.

Don Adolfo y Don Félix contemplaron entonces a su entregado Don Diego , con los pantalones bajados hasta medio muslo, el pie derecho envuelto en la calceta hacia arriba , la bota izquierda aún en su pierna izquierda, las rodillas, aun cubiertas por el pantalón, pegadas a su torso , y en medio de aquellos dos muslos medio desnudos , los empapados calzoncillos cubriendo todavía sus huevos , con la polla empalmada saliendo entre la abertura de la intima prenda , y entre los hermosos glúteos , como la fina tela se introducía entre ambos, mostrando las contracciones del ano de forma rítmica .

Don Adolfo fue el primero en decidirse, e introdujo el dedo por aquella hendidura que parecía ofrecerse a ello, invadiendo el ano de Don Diego, pero a través de la tela  ; éste reaccionó con más intensidad , notando Don Adolfo que su dedo quedaba aprisionado por la contracción , introduciéndolo más profundamente .

Don Diego recordó cuando folló a su sobrina con el dedo cubierto por esos mismos calzoncillos que ahora taladraban su culo, pensando en que si el placer que había sentido ella era igual al que ahora el percibía …debía haberse sentido llevada al éxtasis, como él se sentía ahora….qué gustazo sentir aquel dedazo invadiendo su intimidad a través de la fina tela de sus calzoncillos , que ya por entonces estaban absolutamente empapados de los jugos de aquella pareja de compañeros de Tráfico .

Y además, Don Félix miraba embobado el dedo de Don Adolfo introduciéndose en aquella deliciosa madriguera que era el culo de Don Diego , el cual , con los ojos cerrados, mantenía la boca entreabierta en un gesto de puro placer; el teniente comenzó a sacar un poco el dedo, para luego volver a introducirlo , un poco más cada vez , notando como el contraído esfínter del comandante comenzaba a relajarse , lo que aprovechó para empezar a ejercer unos leves movimientos circulares .

Don Diego , sin poder controlarse, comenzó a gemir de puro gusto , al notar como el dedo del mecánico recorría todo el diámetro de su culo , notando un calor que se extendía a todo su recto , junto a la sensación de que se estaba entregando totalmente a las maniobras de las que estaba siendo objeto ..y es que efectivamente , Don Adolfo estaba provocando  que el indefenso ano de Don Diego comenzase a dilatarse , y su dedo estaba ya introducido hasta casi la raíz ; y entonces comenzó a dar vueltas como si estuviese haciendo un tacto rectal , palpando la próstata del comandante , haciendo que la polla de Don Diego , que seguía empalmada al máximo, emitiera una mayor cantidad de liquido preseminal ante aquel estimulo , el cual Don Diego acompañó con un sonoro “ Ohhh….” , a la vez que movia la cabeza a un lado y a otro.

Don Adolfo extrajo su dedo y apartó la empapada tela del slip , que ya no podía absorber más flujos del ano del oficial, dejando al aire, para solaz suyo y de Don Félix, la maravillosa vista del culo de Don Diego .

El comandante suspiró al notar como salía de sus entrañas la húmeda tela, notando el paso del aire a través de sus nalgas , y sintiéndose completamente humillado ante el teniente y el capitán, los cuales estaban admirando su más intima anatomía …este pensamiento lo llenaba de rabia pero a la vez de una excitación sin limites, queriendo bajar las piernas y terminar con aquella manipulación , pero  su instinto le hacia mantener las piernas dobladas , con las rodillas pegadas a su torso , y sintiendo la necesidad de ofrecerse todavía más …por lo que tampoco se resistió cuando el teniente optó por bajarle  los calzoncillos , haciendo que su polla atravesase el orificio de la intima prenda, notando como sus huevos abandonaban la familiar sensación de algodón, y eran a su vez expuestos , cayendo sobre su periné y haciendo aflorar la hermosa y espesa mata de vello del comandante .

Don Adolfo admiró aquella magnifica vista  , había que ver lo condenadamente bien provisto que tenia la Naturaleza a Don Diego, echado de espaldas, con las piernas subidas sobre su pecho, los pantalones y calzoncillos bajados hasta las rodillas , y aquellos magníficos glúteos que enmarcaban el ofrecido ano, sobre el cual descansaban aquellos dos enormes huevazos , rodeados de un vello marrón oscuro espeso y rizado, y del cual emergía la empalmadísima polla, cuya punta se perdía sobre el vientre del maduro oficial , apareciendo de vez en cuando con un leve respingo producto de la intensa excitación que la situación estaba provocando en el poseedor de aquellas maravillas .

Y es que Don Diego se encontraba en una situación parecida a cuando Don Félix le acarició sus partes aquella primera vez en casa de su sobrina, intentando controlar el empalme de su polla, pero sin poder evitarlo , solo de imaginar la atenta mirada de su superior y del mecánico sobre sus nobles atributos , provocando que su polla comenzase a relajarse un poco, para a continuación volver a empalmarse, dejando intensamente embelesados a Don Adolfo y a Don Félix , que no podían quitar los ojos de aquellos graciosos movimientos arriba y debajo de la polla de Don Diego .

Don Adolfo, que parecía llevar la iniciativa , volvió al ataque, esta vez con un instrumento más húmedo y cálido, que no era otro que su lengua ; comenzó a dar prolongados lametones al culo de Don Diego , comenzando por sus glúteos, entreteniéndose en la raíz de su escroto y terminando directamente sobre la región perianal , deleitándose alrededor del músculo con suaves vueltas de la punta de su lengua .Don Diego creía iba a morirse de puro gusto ante las sensaciones que le transmitían aquellas sensibles partes de su cuerpo , y de nuevo se puso en el lugar de las muchas mujeres a las que había dado unos buenos lametones en sus coños, y hasta sintió envidia de ellas, porque el se jactaba de ser un buen comedor de coños a juzgar por los gritos que les hacia arrancar …los mismos que ahora casi ahogaba ante aquella arremetida del maldito teniente .

Y es que el teniente pensaba en lo mismo : la tentación de comerle el culo a Don Diego le había surgido al recordarle su postura los ofrecidos coños que el mismo había tenido el placer de chupar ( y las afortunadas mujeres que se habían entregado al teniente de disfrutar ) , y la verdad es que le estaba resultando de lo más excitante , de modo que su tremenda polla ya estaba lista para un nuevo envite .

Y la otra polla en cuestión, la de Don Félix, tampoco le iba a la zaga, tiesa de nuevo como un junco, ante la visión de la lengua del teniente recorriendo las intimidades de Don Diego , sintiendo la tremenda tentación de emular a Don Adolfo por un lado y comerle el culo a Don Diego, y por otra, loco porque fuera el propio Don Adolfo quien le comiese a él su propio culo…

Don Diego se sentía palpitar de placer ante cada pasada de la lengua del teniente por su expuesto ano ,haciendo que el entregado comandante le ofreciese una muestra de las rítmicas contracciones que le producía , y  gemía ante las deliciosas maniobras del mecánico . Don Adolfo, loco de deseo, no pensaba en otra cosa que en follarse a Don Diego allí mismo , y se incorporó, para terminar de bajarse el mono y dejar que este cayese hasta casi sus tobillos  , dejando al aire su peluda y contundente anatomía .

Don Diego suspiró un momento al notar como su culo se había quedado sin aquellas deliciosas caricias, pero por poco tiempo , ya que Don Félix , aprovechando la retirada de Don Adolfo , no dudó en acercarse , admirar los glúteos y el ano de Don Diego , que estaban ya brillantes de tanta saliva de Don Adolfo , y directa y glotonamente , aplicó su boca abierta para acoplar los labios en su totalidad , engullendo completamente el vapuleado ano de Don Diego .

Éste gritó de puro gusto al percibir la sensación de la húmeda boca de Don Félix ejerciendo un movimiento de succión , para , inmediatamente  despegar los labios y dar un amplio lametón al esfínter , desde abajo arriba, terminando en los huevos , los cuales separó con el mismo lametón y recorrió la raíz de la tiesisima polla , que ya había puesto perdida de liquido preseminal la camisa , al caer sobre el vientre del oficial .Don Diego abrió un momento los ojos, y se sorprendió al ver que Don Adolfo no era quien le estaba sometiendo ahora a aquella deliciosa chupada, y al comprobar que era Don Félix, el morbo hizo que se amplificara el placer.

Don Adolfo en un principio se enfadó, al verse relegado por Don Félix , pero tuvo que reconocer que era un estimulante espectáculo ver al capitán comiéndole el culo al comandante , como pasaba la lengua una y otra vez por todos los rincones, y como Don Diego se retorcía de gusto ante cada pasada ; y es que Don Félix no dejaba ni un centímetro de aquella región perineo – anal que estaba a su merced, entreteniéndose en las ingles , donde la lengua se enredaba en el espeso vello púbico de Don Diego, absorbiendo todos su aromas almizclados , deleitándose con la consistencia de sus  huevos , que llegó a meterse en la boca como si fuera un caramelo, arrancando gemidos del medio desnudo comandante .

-          Oooooopps …..ooohhhh….noooooo….nooo puedo más …..ohhhh….- no paraba de musitar Don Diego, con los ojos cerrados .

-          Mmmmmm qué rico está todo esto …- decía Don Félix, saboreando cada lametazo .

Don Adolfo, con la polla que parecía iba a reventar, no dudó en tomar la iniciativa de nuevo , y , aprovechando que Don Félix estaba bien entretenido comiendo aquel esplendido culo ,de un tirón, le bajó los pantalones al capitán , hasta casi las rodillas , junto con sus blancos calzoncillos , dejando que el hermosísimo culo de Don Félix apareciese ante sus ojos, presto a ser disfrutado .

 “ Coño, menudo culazo tiene el capitán …”- pensó el teniente , admirando la musculosa, redonda, contundente y blanca retaguardia del instructor jefe.

Las manazas de Don Adolfo agarraron sus glúteos antes de que Don Félix se diese cuenta de lo que estaba ocurriendo , y comenzó a masajearlos, provocándole una sensación de placer deliciosa, que justo se iniciaba en su ano ; Don Félix apenas paró un momento ante la acometida , y de forma refleja, se agachó y se abrió de piernas , redoblando el entusiasmo de los lametones que aplicaba a Don Diego ; Don Adolfo , al advertir que el ano del capitán se le ofrecía de aquella manera, no dudó en darle a su vez un buen lametón, de modo que Don Félix vio cumplido su doble deseo : comerle el culo a Don Diego , y que Don Adolfo le comiese el suyo …¡¡¡ y ambas cosas a la vez ¡¡¡

Don Adolfo comenzó entonces a usar su lengua con maestría, y la introdujo por el esfínter de Don Félix; éste , sintiendo la húmeda y musculosa estructura que estaba invadiendo su retaguardia , acometió con fiereza el ano de Don Diego, y , ni corto ni perezoso, le introdujo un dedo ; el humedecido musculo del comandante respondió con una contractura refleja , para a continuación relajarse de nuevo, y , adquiriendo la dilatación que ya había provocado previamente Don Adolfo, acogió el dedo de Don Félix, resbalando hasta la raíz ; el capitán comenzó entonces a sacar y meter el dedo, a guisa de follarse el culo de Don Diego de aquella manera, mientras la lengua de Don Adolfo lamia sin descanso su propio esfínter , notando como se iba relajando ….Don Diego seguía gimiendo ante la presencia del dedo del capitán, que a veces se paraba sobre su próstata y la masajeaba , haciendo que su polla emitiese más liquido preseminal , cuando entonces, Don Félix sintió que Don Adolfo estaba haciendo lo propio con su culo , introduciéndole el dedo ; su culo , que Don Diego ya se había follado , recibia exultante el dedo del teniente , que , para colmo, al meterlo entero , aprovechaba y con el resto de la mano agarraba su escroto y le aplicaba una pequeña presión en los huevos, lo que Don Félix recibió con sumo agrado .

Lograron acompasarse, y cuando Don Adolfo introducía su dedo en el culo de Don Félix, este lo sacaba del de Don Diego , y al revés , mezclándose los gemidos de los dos últimos con la risita sardónica del primero, que estaba disfrutando de lo lindo disfrutando de cómo el ano de Don Félix recibia su dedo ; asi que , dejó de usar su dedo, y , agachándose, restregó su enorme y dura polla por los glúteos del capitán .

Don Félix se quedó un instante parado al notar la enorme tranca del teniente sobre su piel , y su cabeza le instaba a negarse, pero su instinto le hizo separar aun más sus piernas, a pesar de que los pantalones bajados y los slips lo impedían ,pero se agachó un poco más , notando como su ya dilatado ano dejaba pasar el aire y la saliva de Don Adolfo comenzaba a secarse , cuando éste restregó sus huevos sobre los suyos, mientras la polla la apoyaba casi en la parte baja de la espalda; el cosquilleo de los peludos testículos de Don Adolfo le resulto terriblemente placentero y gimió , mientras dejaba su dedo dentro del cálido y apretado culo de Don Diego , que disfrutaba al sentirlo y  lo acogía con deliciosos espasmos de placer desde su masajeada próstata .

Entonces Don Adolfo enfiló su polla , y , con un golpe de cadera, la introdujo en el culo de Don Félix ; ése se sintió atravesado , pero  Don Adolfo apenas había pasado de meterle el glande ; esperó a que el gentil esfínter del capitán se relajase, y cuando notó que lo permitía, siguió introduciendo, centímetro a centímetro , clavándole la polla al extasiado Don Félix, que seguía con su dedo introducido en el culo de Don Diego ; finalmente , Don Adolfo ya consiguió metérsela del todo, y Don Félix , casi sin poder respirar, sentía como su culo se iba adaptando a aquella polla , que era más gordita que la de Don Diego , y los huevos del teniente rozaron con los suyos ; como si esto fuera una señal de salida, Don Adolfo comenzó un rítmico mete y saca , primero lento, y luego a toda velocidad .

“ Toma y toma, capullo … “ , pensaba, mientras sus huevos chocaban con los de Don Félix, al que siempre le había tenido bastante manía y eso le hacia disfrutar terriblemente ante la sensación de hacerlo suyo , de estar tirándose al jefe de la Academia …

Don Félix jadeaba de gusto, mezclándose la humillación de ser follado por el teniente mecánico ( que nunca le había caído muy simpático ) , con el gustazo que estaba sintiendo …y para gustazo el que estaba sintiendo Don Diego, ya que el capitán , a la vez que Don Adolfo había comenzado con su mete-saca, él había hecho lo propio sobre el culo de Don Diego, pero con su dedo , acoplándose a la velocidad del teniente.

Don Adolfo se corrió en el culo de Don Félix, mientras éste , incorporándose ante aquella sensación , lo hacia a borbotones sobre los  cojones y el culo de Don Diego, y el comandante , que no iba a ser menos tras tanta resistencia, comenzó a eyacular sobre su camisa , ante la ultima acometida del dedo de Don Félix, que había alcanzado el punto G de su próstata de forma precisa , provocándole un placer como nunca había sentido hasta entonces; algunos proyectiles del semen de Don Diego cayeron sobre el hirsuto pecho de Don Adolfo , y otros tantos, sobre la cara de Don Félix , uno de ellos en el cristal de sus gafas .

Don Adolfo sacó la polla del culo del capitán , por donde comenzó a chorrear el semen que allí había depositado ….Don Félix se sentía el culo ardiendo del placer experimentado , y se volvió a mirar al teniente mecánico, el cual simplemente se estaba subiendo el mono , dejando que la propia tela del mismo absorbiese los jugos del culo de Don Félix , que hacían brillar su ahora relajada polla , junto con su semen ya licuado ; se subió la cremallera hasta casi el cuello, de modo que hasta el semen de Don Diego que había salpicado el vello pectoral del teniente, quedó impreso en la verde tela ; miró a Don Félix, que todavía casi babeaba del placer obtenido, y le dedicó un palmetazo a su culo , que retembló ante la acometida .

-          Uh ….- fue lo que dijo Don Félix, sintiendo de nuevo un delicioso estallido de placer que se iniciaba en su ano ante la palmada de Don Adolfo , cerrando los ojos y abriendo la boca .

 Don Adolfo  , borracho de excitación, no pudo evitar introducirle el mismo dedo que había explorado las interioridades de Don Diego por aquella boca, y Don Félix lo acogió , gustoso, chupándolo con delectación .Disfrutó del momento, viendo al capitán, siempre tan digno , distante y con aquella mala leche que lo caracterizaba, chupándole el dedo con aquel ansia , uno de los cristales de sus gafas pringados del semen de Don Diego , y gimiendo de puro gusto.

Don Diego observaba la escena desde su posición , aun con las piernas subidas sobre su pecho , jadeando después del intenso orgasmo que había experimentado , y reparó en las manchas húmedas que recorrían todo su cuerpo : su camisa empapada de su propio semen , parte del cual ya resbalaba hacia su vientre y alcanzaba la zona superior de su vello púbico ; sus huevos , perdidos del semen de Don Félix , que ,tras recorrer la piel de su escroto se iba acumulando justo en el periné, antes de introducirse por su enrojecido ano , el cual le escocía un poco , de modo que sintió un gran alivio al notar el frescor de la corrida de Don Félix, así que no dudó en recoger con el dedo lo que notaba sobre sus glúteos y se lo untó alrededor del traqueteado esfínter , a guisa de crema reparadora, aliviando el roce al que lo había sometido el dedo de Don Félix .

El propio capitán y el teniente se dieron cuenta inmediatamente de la maniobra del comandante , quedándose absortos ante la visión del maduro oficial con sus canas , su expresión de arrobo mientras echado sobre la mesa del despacho del taller, con los pantalones y calzoncillos bajados  hasta las rodillas , la pierna derecha con su blanca calceta y la izquierda enfundada en la negra y brillante bota de montar , ambas dobladas y subidas en el borde de la mesa, la tela de los pantalones junto a la del slip tirantes entre los dos blancos y musculosos muslos , enmarcando todo cual encuadre de un museo al magnifico culo , los glúteos separados que conducían la vista hacia el maltrecho ano , coronado por aquel par de majestuosos huevos , la oscuridad del espeso vello que hacia aquel contraste tan delicioso con su blanca cabeza ….

Embobados miraban  la viril mano que se desplazaba, recorriendo los brillantes y húmedos glúteos , asi como los no menos abrillantados cojones , recolectando cual laboriosa abeja el néctar que Don Félix había depositado en aquellas maravillas de la Naturaleza ,para untar con suavidad la enrojecida entrada a su culo , con movimientos precisos , circulares , haciendo que su dedo índice se introdujese en el mismo para dejar sus mucosas bien hidratadas .

La mano de Don Diego , tras untar bien todos sus íntimos recovecos, buscó más semen por sus ingles , y subió hasta su hermoso vello , haciéndolo crujir , y pudieron ver la relajada polla caer de forma graciosa por el lado contrario a donde seguía explorando ,la cual rezumaba todavía parte de la corrida, asi que el explorador dedo se apostó a la salida del hermoso miembro  , untándose con los restos del placer, y de nuevo descendió para recorrer el vapuleado orificio ; la mano volvió a las ingles , encontrando parte de la primera corrida de Don Adolfo y Don Félix sobre su entrepierna, volviendo  a rodear y cubrir el terciopelo de su ano , y esta vez, a cada acometida de aquel dedo juguetón, Don Diego les ofreció el espectáculo de elevar ligeramente su culo para favorecer la entrada del dedo lleno de aquellos elixires .

Don Adolfo estaba otra vez con la polla protuyendo bajo el mono, lo mismo que Don Félix, que seguía con sus pantalones y calzoncillos bajados hasta las rodillas , cuando un leve ruido a sus espaldas, les hizo volverse .

Allí estaba el reportero del periódico, ensimismado con la boca abierta, junto al sargento Eusebio y el cabo Severiano , que miraban desconcertados la escena ….lo que si compartían todos era una tremenda erección , a juzgar por los bultos que , en el caso del periodista , elevaban la pana marrón de su pantalón , y en el de los dos suboficiales , hacían destacar todavía más lo ajustados que les gustaba llevar los pantalones de servicio .

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