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Don Diego en casa de Don Felix - primera parte.

en Sexo con maduros

El comandante tuvo que dejar la casa de su bienhechor el sargento Medina , del escuadrón de caballería de la policía local, al llegar un familiar y necesitar alojamiento , de modo que el apreciado oficial tuvo que mudarse , con sus escasas pertenencias ( entre las cuales había unos calzoncillos bastante ajados , pero que causaban furor ) , después de haberse solazado con la esposa de su anfitrión, y haber hecho disfrutar las mieles del sexo por primera vez a la hija de ambos … y esta vez el anfitrión no fue otro que su compañero de profesión ( y de otras actividades no profesionales ya conocidas ) ,Don Félix , que le ofreció solícito su habitación de invitados.

Eso sí, conociendo la facilidad con que su huésped y colega se colaba en camas ajenas ( y en eso él mismo podía ser testigo y víctima ) , tomó la precaución de instalarlo junto a su sobrino , de modo que lo tuviese bien vigilado y no se atreviera a ponerle la mano ( u otras partes de su deseada anatomía ) encima de su mujer o de su hija.

Don Diego agradeció gentilmente la generosidad de su superior en el mando, y durante la cena fue el blanco de los deseos de todos los comensales, a saber:

-          Don Félix no paraba de recordar cómo Don Diego había provocado que sus mas escondidos instintos homoeróticos aflorasen atropelladamente, dejándose finalmente ser follado por él , y aquella misma tarde, en una orgiástica sesión en el taller del destacamento, por  varios suboficiales a su cargo ( incluido el afeitado de su vello púbico ….temiendo estaba que lo viese su mujer ).

-          La hija de Don Félix, Marta, que ya se había enamorado perdidamente del comandante ese mismo día, tras una formidable meada en casa de su amiga Cristina, de la cual había sido testigo y casi partícipe. No pensaba en otra cosa que en poder ver aquel aparato reproductor en directo.

-          El sobrino de Don Félix, que estaba loco por acostarse con su prima, pero que se sentía turbado por la presencia de aquel hombre, maduro pero vestido de aquella manera que le pareció un poco ridícula para su edad, especialmente aquellos pantalones tan ajustados….como su tío, que parecía gustar de mostrar al mundo sus atributos de aquella manera tan impúdica.

-          La mujer de Don Félix, que desde que Don Diego había llegado a su casa, no quitaba ojo del mismo lugar en que su sobrino, pero por un motivo bien distinto , que no era otro que la comparativa que estaba estableciendo con los genitales de su propio marido.

Después de los postres y un merecido café y copa, se retiraron a sus aposentos: el matrimonio anfitrión al dormitorio conyugal ; Marta , a su dormitorio de estudiante adolescente, y Don Diego y el sobrino de Don Félix , al de invitados.

Los esposos cayeron dormidos inmediatamente , especialmente Don Félix , que estaba rendido después de la intensa actividad sexual al que había sido sometido aquella tarde; lo mismo le ocurrió a Don Diego, exhausto tras el mismo evento.

Los adolescentes eran los que estaban sin pegar ojo : el sobrino de Don Félix, por los intensos ronquidos de su compañero de habitación , y ella, por la nerviosidad que le transmitía saber que su querido Don Diego dormía muy cerca de ella.

Así que ,como los ronquidos del  oficial colmaba el silencio de la  habitación ,se levantó, dispuesto a poner en práctica alguna de las recomendaciones que poblaban el acervo cultural para interrumpir aquel ruido tan nefasto.

Don Diego dormía pegado a la ventana, vuelto de lado , de modo que sólo podía ver su espalda y su canoso pelo , pues la sábana tapaba el resto de su cuerpo ; el sobrino de Don Félix  pegó un respingo en la otra cama, que pegaba a la puerta de la habitación , desesperado por la intensidad de aquel ruido ,y se acercó a su compañero de habitación , a ver si podía poner algo en práctica.

Recordó las veces que se había visto en una situación parecida, ya que estudiaba Arquitectura ,y se alojaba en un colegio mayor, compartiendo habitación , y ya le habían tocado varios roncadores , así que hizo un esfuerzo por traer a su memoria algo que pudiese ayudarle , mientras miraba al roncante Don Diego , en la cama que pegaba a la ventana.

-          Tch , tch,tch….- dijo, emulando al sonido que le hacían a los borricos en el pueblo, aunque en un tono más bien bajo.

El dormido comandante se calló ante aquella retahíla, y satisfecho ,el estudiante

 volvió  a la cama.

Pero poco duró la felicidad, porque los ronquidos volvieron , y le pareció que redoblados , y volvió a mirar a su molesto compañero de habitación, hallando la explicación al sonoro cambio de ritmo .

Y es que en ese instante, se había quedado boca arriba, de modo que la sonoridad era ya estruendosa …pero había algo más que le llamó poderosamente la atención …

Y no era otra cosa que  los sempiternos slips que portaba , los cuales hicieron acto de presencia ante el atónito insomne;  y es que Don Diego, tras el estimulo que lo había hecho cambiar de posición , había movido ligeramente sus ropajes, provocando  que la sábana que lo cubría se deslizase hacia un lado.

Pero  qué calzoncillos llevaba….si eran del año de la canana….y qué viejos…si estaban casi transparentes….le invadió un sentimiento de lastima por aquel hombre ,al verlo con aquella pobre prenda íntima.

Se quedó ensimismado ante aquella inesperada estampa del comandante dormido boca arriba, a pierna suelta, roncando desaforadamente y mostrándole inocentemente su ropa interior…pero había algo más que le empezó a llamar poderosamente la atención.

Efectivamente , queridos lectores, ya habréis adivinado de donde venia la sorpresa : y era aquella manera de destacar entre las piernas, emergiendo como una cordillera, de un tamaño nada despreciable ….y había algo mas, algo que ejercía una atracción tan poderosa como un faro en mitad de la noche : la levedad del gastado algodón , que casi dibujaba su contenido, dejando adivinar la forma del viril miembro, largo , cubierto por la bragueta. Y no pasó desapercibida la presencia  de sus testículos , que ofrecían a aquella polla un buena base en la que aposentarse.

El tamaño de los huevos le pareció tan increíble, que pensó en algún problema quirúrgico ( recordó la hernia inguinal de un compañero de colegio )  ,y se extasió mirando justo donde los cojones del oficial se albergaban bajo el ajado calzoncillo ; además , parecía que debían ser una ó dos tallas más grandes de lo que le vendría bien, a juzgar por lo holgado de la prenda.

Si es que casi se le veía la ingle… qué oscura estaba ….¿ seriá todo eso pelo? Pero si tenía ya  el pelo blanco, cómo iba a tener los pelos de los huevos negros…. Y mientras reflexionaba estas cuestiones, iba acercándose al objeto de su estudio.

No advirtió que los ronquidos ya le importaban poco , mientras oteaba con precisión aquella inesperada aparición.

“Bueno, igual le gusta ir cómodo…”- pensó, intentando recordar algo de la cena referido a aquel venerable compañero de su tío. Sí , ahora recordaba ….fue un comentario lanzado por su tío Félix , haciendo hincapié en si era adecuado ó no usar pantalones ajustados para subir a la moto de servicio.

-          Es que si no , fíjate , mientras te subes al sillín , como lleves una arruga en el pantalón y se te meta en alguna zona sensible…- y todos rieron , llamándole la atención que tanto su tío como su invitado enrojecieran en aquel momento , tras mirarse con cierta complicidad.

Felixito ( que era el nombre de familia, al llevarlo por su tío y padrino ) , pensó en aquel momento en las miles de aventuras que debían compartir aquellos dos maduros servidores de la Ley .

Y ahora, en la penumbra del dormitorio, observando la casi aterciopelada oscuridad que emanaba de aquella entrepierna , entre el muslo y el portentoso paquete de Don Diego, que parecía invadir toda la habitación, pensó en las veces que, efectivamente, una arruga del pantalón podía poner en apuros a aquella figura llena de autoridad.

 “Pues eso es fácil de comprobar”- se dijo él, dejándose llevar por un impulso irrefrenable y valiente , introduciendo el dedo índice por aquella oscura abertura.

La reacción de Don Diego fue llevarse automáticamente la mano a aquella zona, rascándose con fruición la ingle y el huevo derecho, mostrando , aun dormido, una increíble expresión de alivio.

Aquel adolescente quedó enmudecido, ya que Don Diego, durante aquella maniobra, había levantado su tenue ropa interior y había dejado al descubierto su testículo , parte del vello púbico , y la raíz de su polla , para volver a ser cubiertos por el fiel algodón.

Se quedó quieto , incrédulo , tras haber visto la magnitud de aquellos atributos, y especialmente le había llamado la atención la oscuridad del vello,  sorprendido y admirado de lo que había visto.

Por un instante se descubrió a sí mismo de aquella guisa, embelesado por las nobles partes de aquel respetable oficial , en la habitación de invitados de su tío, y pensó que lo mejor era dejar a aquel pobre viejo en paz, ya que como se despertase, iba a  tenerla liada con sus tíos y su prima…

Pero aquello ejercía tal atracción sobre él, que se sintió como Ulises ante las sirenas , y pensó que sólo había sido un inocente rascado… si además , tenía los calzoncillos  tan flojos, que la goma apenas lo sostenía , lo cual facilitaba que siguiese con sus impúdicos manejos , y metió un dedo por la cinturilla del slip, demostrándose a sí mismo lo fácil que era bajarle los calzoncillos a Don Diego sin que se despertase.

Esta vez Don Diego repitió el mismo gesto, ante la cosquilla de la caricia, y  se rascó bajando la cintura de la prenda, dejando al aire justo donde la polla emergía de un autentico mar de vello púbico, espeso y oscuro ; el slip quedó en aquella posición , deslizado sobre la blanca ingle , que contrastaba con la zona que había quedado expuesta a los juguetones movimientos del adolescente.

-          Joder…menuda mata de vello……- musitó sin poder evitarlo, invadido por una sensación lujuriosa que casi le impedía respirar.

Y es que estaba  totalmente empalmado, notando  al enorme bulto que destacaba en el pijama, y que le estaba empezando a molestar.

Don Diego se revolvió , aun en sueños, dejando de roncar,y de nuevo se llevó la mano a aquella parte de su cuerpo , frunciendo el ceño, como si estuviese a disgusto por haber quedado descubierta, y en el silencio que se había quedado establecido, pudo oír con claridad el crujido del vello al ser rascado de nuevo , y la expresión de alivio volvió a aflorar a su rostro, dejando de rascarse su admirada entrepierna.

Pudo observar cómo se situaba el brazo por detrás de la cabeza, como si estuviese tomando el sol , esbozando lo que parecía una sonrisa; aquel inesperado espectador de su sueño y su cuerpo casi no se atrevía a respirar, aterrorizado ante la perspectiva de un inoportuno despertar de aquel maduro oficial , para terminar relajándose aliviado al volver a escuchar los sonoros ronquidos de aquel bello durmiente.

Y  miró hacia aquella zona que acababa de ser manipulada por su poseedor, quedando de nuevo sin aliento, pero esta vez por un motivo bien distinto.

Y es que al rascarse de nuevo ,la ajada prenda había quedado desplazada más hacia abajo, dejando ver casi la totalidad del espeso vello que cubría su bajo vientre; y la polla, suelta bajo el leve abrazo del algodón, se estaba deslizando bajo la cinturilla , cuya goma, buscando el estado de menor resistencia propios de las leyes de la física, terminó apoyándose sobre la zona  justo donde emergía el viril miembro, dejando completamente al aire aquella deliciosa negrura.

El afortunado sobrino de Don Félix  pudo entonces  adivinar la longitud y la  forma de la polla del comandante,  casi el modo como el prepucio cubría levemente el glande, ya que todos aquellos detalles eran permitidos por la liviandad del fino tejido que componía aquella prenda interior , resultando particularmente curiosa la forma en que se  apoyaba sobre aquella mata de vello que hacía de improvisada cama a su descanso.

El muchacho, extasiado ante aquella imagen, se acercó al motivo de sus desvelos , y lo mas delicadamente que pudo, tocó lo que le pareció correspondía a la punta de la polla del invitado de su tío.

La polla de Don Diego,  ante aquel roce, elevó de forma refleja la tela de los calzoncillos, simulando una tienda de campaña; miró rápidamente  al oficial, que seguía roncando plácidamente , ajeno a aquella improvisada diversión que se había procurado, y centró de nuevo su atención en el espectáculo que le estaba ofreciendo inocentemente.

La gastada tela casi se perforaba ante la presión del glande, que, liberado del prepucio ante la erección , casi se dibujaba bajo ella; por otro lado, la tirantez que ejercía el creciente miembro viril hizo que la abertura lateral del slip ofreciera a los ojos del adolescente una privilegiada panorámica del oscuro mar de vello púbico que albergaba , y que se interrumpía ante la contundencia y la blancura de la raíz de la polla , y de la tersura ovoide del testículo derecho.

El primo de Marta estaba calculando la longitud de aquel tremendo miembro , realizando complejos cálculos de trigonometría entre lo que podía ver de la raíz de la polla , hasta donde, a juzgar por la deliciosa impronta que dibujaba bajo el ajado algodón, adivinaba llegaba la punta de aquel prodigio….sus estudios de arquitectura le estaban sirviendo para aplicarlo de aquella forma tan práctica.

Y estando justo recordando un caso práctico acerca del obelisco egipcio erigido en París, estableciendo analogías entre ambos monumentos ( pues como tal consideraba aquella magnifica muestra de virilidad de Don Diego ) , cuando el poseedor de aquella octava maravilla del mundo volvió a sorprender al futuro arquitecto.

Y es que Don Diego, sumido en algún sueño que le provocaba cierta inquietud, o quizá simplemente por la incomodidad que le estaba haciendo sentir su miembro atrapado en aquella leve prisión ( pero prisión al fin y al cabo , ya que la tela era delicada en su finura, pero más delicada era la zona donde se apoyaba ) , de nuevo acercó su mano a sus nobles atributos, y , con un  leve giro de muñeca, introdujo sus dedos por la impúdica abertura, en un gesto rápido que mostraba lo frecuentemente que lo llevaba a cabo , dada la naturalidad que transmitió a su ansioso observador, el cual pudo asistir a la contemplación de toda la gloria de la virilidad del comandante en erección.

Don Diego simplemente se había sacado su polla por la abertura lateral del calzoncillo, para cuyo fin se había diseñado y tejido por la marca que lo fabricaba; aquel gesto tan cotidiano ( el de sacarse su polla para mear , aunque fuera en sueños ) , provocó que su privilegiado  espectador se quedase mudo de asombro , mientras el poseedor de la causa de su excitación seguía durmiendo feliz y contento , relajado una vez liberado su admirado miembro de la molesta cobertura del slip, el cual, como si tuviese vida propia, se balanceaba graciosamente arriba y abajo, una vez fuera de su prisión textil.

Felixito ( que era el nombre del sobrino de Don Félix, en honor a que era su padrino) , admiró la enorme polla del comandante ,al aire de aquella habitación compartida; al volver el calzoncillo a su lugar original, ocultó las otras maravillas que ofrecía la entrepierna del oficial ( los huevos y el vello púbico ) , pero el observar el enhiesto miembro emergiendo de entre el celeste algodón, como si estuviese ofrecido tras una selección , no le hizo desmerecer en absoluto, especialmente porque tenía la certeza de que se albergaban bajo la vapuleada prenda.

Reflexionó sobre el hecho de que nunca había visto unos calzoncillos que sentasen tan bien a un hombre, y sobre todo por el tremendo empalme que le estaba provocando, por lo que no tardó en emular a su compañero de habitación ( y casi de cama , en ese momento ) ,y se bajó el pantalón del pijama, que estaba ya empezando a empaparse de liquido preseminal ante aquella portentosa imagen.

Al hacerlo, su polla, tiesa como un junco y dura como una piedra, apenas lograba emular a la de Don Diego , y al igual que aquella, se balanceó al liberarse ; aquel movimiento sin control, provocó que rozase su glande sobre la raíz del enorme miembro del bello durmiente, dejando un brillante rastro de liquido preseminal , haciendo que pegase un respingo y sintiendo un placer de lo mas culpable , muy cercano al orgasmo.

Se descubrió a si mismo respirando con rapidez, tremendamente excitado, y obsesionado con ver al completo lo que albergaban aquellos maravillosos y malditos calzoncillos; su primer impulso fue bajar de un tirón aquella prenda que impedía su lascivo propósito ,pero logró contenerse al pensar que aquella maniobra despertaría sin duda a su propietario, ya que la polla empalmada, asomando por la abertura, haría de palanca y el roce de la tela , por liviana que fuese, provocaría una percepción táctil sobre tan delicada zona, que no habría lugar a dudas sobre su efecto.

La respuesta del propio miembro de Don Diego, que comenzó a relajarse ante la ausencia de maniobras excitatorias, le dio la solución, que no era otra que esperar a que la naturaleza siguiese su curso , para facilitar después sus perversas intenciones.

Y así, el admirado miembro del oficial regresó a su estado de reposo, lo cual hizo rápidamente , probablemente influido por la necesidad de descanso que debía prodigarle su dueño , y que éste ( o las circunstancias que obligaban a que quien se fuese encontrando por el camino quisiese disfrutar de este magnífico ejemplar de macho ) , no satisfacían.

El atónito Felixito calculó , mediante sus conocimientos de trigonometría, que la polla de Don Diego, ya relajada, cabía por el orificio del slip, el cual había acabado arropándola y dejando que pudiese seguir admirándose , ya que la disminución de su tamaño no la hacía desmerecer en absoluto, y acabó cayendo, inocente, hacia el lado donde los fieles calzoncillos seguían cubriendo aquellos fabulosos cojones que había entrevisto ,  transmitiendo una sensación tan lujuriosa a nuestro afortunado espectador , que pensaba que en cualquier momento iba a correrse allí mismo, si algo o alguien rozase su empalmadísima polla.

Así que , presto a no perder más tiempo y aprovechar aquella oportunidad que le brindaba la suerte ( el descubrimiento de su lado homo-erótico no le provocaba ninguna zozobra, más bien un placer culpable ,pero delicioso ) , el sobrino de Don Félix fue a descubrir ante sus ojos aquella maravilla de la Naturaleza, desconociendo que  su admirado tío ( curiosamente para él, un icono de la masculinidad y envidiado por la fama de tener éxito entre las féminas ) , conocía bastante bien aquellas pertenencias , y que había comprobado lo capaces de producir placer que eran en su propia persona.

Casi temblando por la excitación y el miedo a despertarlo, apostó sus manos a cada lado de las caderas de Don Diego, deslizando con sumo cuidado los dedos bajo la tenue firmeza del elástico de la cinturilla; justo en ese momento  percibió que el comandante de nuevo iba a llevar su mano hacia aquella manipulada región de su cuerpo, ya que dejó de roncar y deslizó la mano sobre la que descansaba su cabeza , y en un rápido movimiento que lo pilló completamente de sorpresa, le dio un manotazo sobre su mano izquierda al intentar alcanzar de nuevo su entrepierna para aliviar las cosquillas que de nuevo estaban provocando los dedos de Felixito.

Éste se quedó completamente quieto, mientras la victima de sus impúdicos tocamientos chasqueaba la lengua, parecía querer musitar algo y , para desconsuelo de aquel inesperado admirador nocturno que le había salido, ejercitó un movimiento de lateralización , hacia su derecha , para terminar posicionándose de lado, dejando que su polla colgase, saliendo por la abertura del calzoncillo, quedando a pocos milímetros de apoyarse sobre las revueltas sábanas.

La nueva estampa que le ofrecía el oficial , a guisa de una especie de Kamasutra calzoncillero , le resultó todavía mas excitante , ya que la magnitud de los testículos de Don Diego , provocaban a duras penas que los livianos slips pudiesen sostenerlos, quedando casi marcados bajo el fino algodón; además, de nuevo aquella demostración de la Ley de Newton provocó que quedase al aire la maravillosa negrura de la ingle izquierda , al traccionar sus cojones de la fina bragueta , haciendo de grácil e inesperado suspensorio, pero cumpliendo a la perfección su función de soporte y  guardián del pudor ; pensó que si la polla, en lugar de estar fuera de aquel albergue, estuviese dentro, muy probablemente la fina tela cedería ante el empuje , y los fieles calzoncillos perderían su esperada función.

Y es que aparte del delicioso juego en que estaba participando , Felixito no dejaba de aplicar sus conocimientos de Arquitectura sobre aquella espléndida anatomía, por lo que después de llegar a aquella conclusión, no quiso perder tiempo y procedió a continuar la maniobra que ya había iniciado, solo que esta vez la postura de Don Diego le permitía únicamente descender la parte izquierda del dichoso slip, y a ello se puso.

Sus teorías se vieron plenamente confirmadas , ya que a la escasa dificultad de deslizamiento de la cinturilla se unió el peso de los huevazos del oficial, y pudo observar, para deleite y disfrute suyo, como el enorme paquete descendía , atrayendo hacia abajo la casi transparente tela , ofreciendo a aquel  espectador de nuevo la opulencia de su vello púbico ; curiosamente, al ceder el tejido ante el peso de aquellos magníficos atributos, cubrió el hasta ahora expuesto miembro del comandante , ocultando su presencia a la vez que descubría aquel mar de vello oscuro que destacaba entre su blanca ingle.

Así que de nuevo su polla a buen recaudo, Don Diego pareció relajarse en aquella postura, dormido sobre su lado derecho, con los calzoncillos medio bajados en su lado izquierdo, y sin poder hacerlos descender más, ya que la parte derecha se situaba bajo el peso de su cuerpo ; Felixito se asomó por la retaguardia, donde comprobó que los potentes glúteos que poseía aquel admirado servidor de la ley no desmerecían con el resto de su cuerpo, toda vez que se estaban empezando a asomar ante sus lascivos manejos, y pudo comprobar , y llevar a efecto, que por aquella zona era posible bajar un poco mas los calzoncillos.

De nuevo la sensible piel de Don Diego le debió transmitir una nueva sensación, ya que rápidamente reaccionó de la manera más inesperada para Felixito, y que no fue otra que volverse completamente boca abajo.

La frustración invadió al estudiante de Arquitectura , al ocultarle su presa su deseado compañero de habitación ; pero este sentimiento duró poco, ya que fue sustituido por una inesperada mezcla de deseo y miedo.

Deseo por ver el esplendido culo de Don Diego , cuya mitad izquierda se ofrecía libre de tapujos , y que le pareció terriblemente atractivo; y miedo, ya que en ese momento, irrumpió su prima , vestida sólo con un tenue camisón , en la habitación.

Y sorprendió a su primo justo bajando los calzoncillos a su invitado, mostrando a los dos primos el hermosísimo culo del oficial.

La impresión al ver aquella magnifica retaguardia hizo que por unos instantes, ambos se quedasen sin palabras, completamente imbuidos de la belleza y la contundencia de aquellos glúteos ; y como si lo hubiesen ensayado, ambos se miraron , cuando fueron capaces de sustraerse de la atracción que ejercía la contemplación de aquella maravilla, mostrando sus rostros bastante encarnados , debido al rubor  ante la situación , pero por dos motivos bien distintos.

Marta hecha una autentica fiera, a juzgar por la expresión de su cara, y Felixito completamente avergonzado.

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