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El uniforme de tito Diego, capitulo 24.

en Gays

El sargento Eusebio  se quedó de una pieza al descubrir la extraña composición que se encontró en el despacho del teniente mecánico Adolfo , el cual mostraba su contundente anatomía bajo el mono ; le encantaría comprobar que no usaba ropa interior, extremo que siempre había sospechado , llegando a ser incluso motivo de cotilleo en la Academia, a juzgar por cómo se bamboleaba el nada despreciable bulto que la verde tela de la prenda intentaba contener ; los cadetes ( y los veteranos ) , se burlaban de aquel uso que le daba Don Adolfo al mono reglamentario, pero en el fondo era pura envidia por el tamaño que ofrecía a la vista …algunas teorías circulaban acerca de si era real o se había metido unos calcetines en la entrepierna, otros decían que aquel bamboleo que solía acompañar los movimientos del teniente cuando se esforzaba por arreglar alguna moto no podía ser provocado por nada ajeno a sus varoniles atributos .

El mismo sargento se reconoció ensimismado algunas veces ante aquella visión , y recordó un par de veces en que , acompañado de su fiel cabo Severiano , se habían regocijado mientras obligaban al servicial teniente a agacharse , inventándose alguna avería en las motos , para mirar embobados el movimiento de las nobles partes del oficial mecánico, envueltas en la áspera  tela.

El cabo Severiano pensaba lo mismo, y se sentía bastante desconcertado ante aquella situación ; muchas veces se había imaginado como follaría el teniente con sus varoniles herramientas , y ese pensamiento siempre le había excitado y hasta algunas veces se había hecho una buena paja imaginándose al oficial tirándose alguna buena tiarrona ; ahora se sentía turbado porque , al ver a Don Adolfo , no pudo imaginar de nuevo una escena parecida, y lo que hizo que su propia polla estuviese ahora a punto de reventar sus pantalones de servicio, era imaginarse a aquel tiarrón haciendo disfrutar a  alguna desvergonzada como la deliciosa sobrina de Don Diego , a la cual se habían entregado su superior el sargento y el mismo no hacia mucho tiempo .

Le desconcertaba también la presencia del capitán Don Félix , con los pantalones y calzoncillos bajados hasta las botas , dejando ver un culo que ya lo quisieran muchos famosos , recordándole especialmente el de Daniel Ducruet , cuando lo pillaron tirándose a aquella bailarina de strip-tease …la verdad es que Don Félix tenia un buen trasero , que gustaba lucir con aquellos pantalones tan ceñidos que usualmente portaba ; a algunos compañeros no les gustaba aquella exhibición de sus portentosos glúteos , pero los mas clásicos insistían en que inspiraba marcialidad y autoridad la presencia del serio capitán en un arcén de una carretera …pero ahora, viéndole de aquella guisa, volvió a su imaginación una buena follada a la misma sobrina de Don Diego , ya que el capitán se había vuelto en aquel momento y le mostró que su polla y sus huevos no desmerecían con respecto a su culo ; le gustaba imaginarse a aquella lasciva jovencita dejándose penetrar por  Don Félix  , y de ese modo se tranquilizaba su conciencia por el dolor que ya le estaba provocando su miembro bajo su uniforme al contemplar aquellos hombres medio desnudos …efecto que también estaba provocando en su inmediato superior, el sargento , a juzgar por el prominente bulto que estaba emergiendo bajo sus apretados pantalones de montar .

Y medio desnudo descubrieron , por último, al maduro oficial que reposaba sobre la mesa , con una bota aun puesta y la otra tirada en el suelo , con los pies apoyados en el borde de la mesa, y los pantalones y calzoncillos bajados como los de Don Félix, pero tirantes entre las separadas piernas , las cuales , en contraste con las de Don Félix , apenas tenían vello ; pero esta ausencia se compensaba con creces cuando los blancos muslos le guiaron hasta la deslumbrante entrepierna , donde una mata de vello especialmente espesa , marrón oscuro y rizado ,arropaba una polla hermosísima, que reposaba inocente hacia un lado, mientras los dos cojonazos que la acompañaban se apoyaban sobre los separados y blancos glúteos ; en ese momento , el poseedor de aquellas maravillas comenzó a moverse , dejando caer su mano entre el pliegue interglúteo, dejando  enmarcado un ano que comenzó  a acariciarlo …en ese momento el expuesto desconocido volvió la cabeza , que había observado era canosa, y pudieron reconocer, para su completa estupefacción , al propio Don Diego, el tío de aquella mujer que se habían  follado ambos, con lo cual la gloria del empalme de los dos suboficiales estaba llegando a su apogeo.

Y el que estaba en la pura gloria era el fotógrafo, ya que desde que tenia uso de razón, los hombres con botas de montar siempre le habían vuelto loco ; el ver a un Guardia De Tráfico embotado era una delicia, y por eso se había ofrecido voluntario para hacer el reportaje, esperando obtener un buen reportaje de aquellos machos embutidos en sus ajustados pantalones y no menos ajustadas botas , siendo lo último que podía imaginar encontrarse en medio de aquella especie de extraña orgia que se estaban montando sus admirados servidores de la Ley .

Y el susodicho teniente , objeto de los pensamientos de sus dos subordinados, al verse en medio de aquella orgía y expuesto de aquella manera delante de ellos, sintió una oleada de rubor que lo hizo ponerse más colorado que un tomate , dispuesto a esgrimir alguna excusa para explicar delante del cabo y el sargento el motivo  por el cual él se encontraba entre el capitán Don Félix , al que acababa de beneficiarse sin contemplaciones , y el admirado comandante Don Diego, que reposaba sobre la mesa del taller , exponiendo su no menos admirado culo a quien lo quisiese contemplar ; presto a soltar una buena perorata sobre algún extraño mecanismo que habría obligado a bajar pantalones y ropa interior a los dos oficiales , comenzó :

-          Buenas tardes, sargento y cabo – y se cuadró , saludándoles , a lo que respondieron , de forma refleja, ambos suboficiales – hemos tenido un pequeño accidente con el aceite de esta moto, manchando los uniformes del capitán y el comandante , y nos hemos visto obligados …

Se paró , perplejo , ante lo que le estaban ofreciendo los nuevos visitantes a la oficina de su taller : el sargento Eusebio , al cuadrarse , había proyectado su paquete entre sus piernas, y su polla, empalmada al máximo , había provocado que la cremallera de su ajustadísimo pantalón no pudiese permanecer más tiempo en su sitio, bajándose lentamente hasta la mitad y apareciendo , bajo sus blancos slips, la protuberancia del excelso miembro del sargento ; el cabo , sin poder evitarlo, se pellizcó la punta de su durísima polla para acomodarla , pero al no lograrlo, se metió , sin pudor , la mano bajo el pantalón , aún con los guantes puestos.

Don Adolfo se sintió entonces turbado por aquella visión , y sintió una tremenda vergüenza, especialmente por la presencia del periodista, que no quitaba ojo de aquel espectáculo prodigioso , mirando ora al culo de Don Diego y a sus huevazos, ora al culazo de Don Félix .

-          ….y entonces-prosiguió el teniente , haciendo esfuerzos por no tartamudear –hemos tenido que emplearnos a fondo para la limpieza de los pantalones de servicio del capitán y el comandante ...- y miró alternativamente a los dos suboficiales .

-          Ya veo, teniente, ya veo, que ha tenido que ser muy trabajoso …el aceite de las motos mancha bastante – apuntó el sargento, intentando aparentar normalidad ; se percató de las miradas del periodista hacia su medio abierta bragueta , y , ni corto ni perezoso, plantó su casco delante de la misma, mirando de forma desafiante al profesional de la información .

El cabo , admirador incansable de su superior , lo emuló rápidamente , haciendo lo propio con su casco, sujetándolo con sus manos envueltas en aquellos guantes que acababan de sobar sus nobles atributos, y miró también al que consideraba un intruso dentro de aquella extraña situación .

El periodista , percibiendo la incomodidad de aquellos servidores de la Ley , no quiso quedarse atrás en el disimulo, y colocó su cámara estratégicamente sobre la enorme protusión que su paquete delataba bajo sus pantalones de pana ; éstos eran holgados, pero  eso no lo hacia menos evidente , sino todo lo contario , provocando una tirantez descomunal , favorecida por su costumbre de no ponerse calzoncillos algunos días .

-          Quizá es momento de terminar con este percance – acertó a decir Don Félix, saliendo de su estupor y subiéndose a velocidad de vértigo los calzoncillos y pantalones , ocultando sus nobles partes a aquella concurrencia , y rojo como un pimiento de Chile.

-          Ey, comandante ,despierte – dijo el teniente ,al advertir que Don Diego seguía dormido , ajeno a los nuevos invitados .

Todos asistieron al despertar del oficial , que a juzgar por lo que tardó en espabilarse, debía de dormir profundamente ; Don Diego bostezó largamente , y se desperezó , estirando los brazos y , a la vez, bajar las piernas del borde de la mesa, tanto la que aún estaba envuelta en la bota de montar como la que estaba sin ella, haciendo que sus glúteos se posaran en la revuelta mesa del despacho del teniente Adolfo; sus largos muslos quedaron apoyados sobre la brillante formica del mueble , y de esta manera, ofrecer a aquella concurrencia una vista privilegiada de lo que la Naturaleza le había prodigado .

Don Félix , que podía presumir de una amplia experiencia en admirar, tocar, lamer , chupar y dejarse penetrar por aquel viril miembro, no dejaba de sentirse sorprendido ante la contemplación  de semejante aparato  , haciendo que su maltrecha polla de nuevo se empalmase al máximo y que su horadado esfínter palpitase de gozo ante el delicioso recuerdo de aquel momento .

El teniente , al igual que el capitán, parecía que contemplaba por primera vez los atributos del comandante , y aunque por su  parte acababa de disfrutar no hacía mucho rato del tacto y el gusto de la piel de aquella intima zona de Don Diego , se le hacia la boca agua solo de recordarlo , y su polla se lo estaba recordando ahora al rozar la áspera tela del mono , inevitable al empalmarse y tener la costumbre de no llevar ropa interior.

Y para el periodista , el cabo Severiano y el sargento Eusebio , para los que si  era la primera vez que tenían el privilegio de contemplar aquella octava maravilla del mundo , se quedaron con la boca abierta y sin decir palabra ;mientras su aun medio dormido poseedor seguía desperezándose , admiraron la belleza del hermoso pene, apoyado sobre aquel par de magníficos testículos , emergiendo de lo que parecía un mar de vello púbico , espeso ,rizado y de color marrón oscuro , que enmarcaba aquellos prodigiosos genitales como si los ofreciese para su veneración , destacando de la piel que lo acompañaba, tan blanca y lampiña , ofreciendo un contraste que lo hacía irresistible.

Tan irresistible que el sargento se aproximó, incrédulo, y como si su mano tuviera vida propia, se acercó a aquel tesoro, y haciendo una pequeña pinza entre sus dedos pulgar, índice y medio  , tomó un pequeño mechón de aquel deslumbrante conjunto de pelo , y , mientras estiraba los rizos, musitó :

-          Madre mía, menuda pelambrera tiene el comandante …- mientras lo miraba, arrobado , haciendo crujir la hirsuta entrepierna de Don Diego .

Y es que el sargento era un autentico fetichista del vello púbico, siendo un gran experto en su corte y afeitado, maniobras que le resultaban especialmente placenteras de ejercer sobre las féminas que se ligaba y que en algunas ocasiones le ofrecían algo más que la manida depilación brasileña ; cuando descubria que su conquista mostraba un felpudo al estilo de la Cantudo en la Trastienda , se volvia loco y esgrimía sus tijeras y maquinilla, que siempre llevaba encima, para dejarlo bien limpio , y a veces casi correrse mientras lo llevaba a cabo ; las afortunadas mujeres que caian ante sus encantos ( el sargento era guapo, tenia buen cuerpo y el uniforme de Trafico destacaba su encanto ) , tampoco se quedaban atrás , y solian disfrutar del afeitado , llegando en ocasiones a intensos orgasmos .

Severiano, su fiel cabo , se aproximó al oficial , y aun con aquellos guantes que todavía no se había quitado , se apostó a dar un pequeño tirón al expuesto vello del oficial de Tráfico , sin tardar en emularle por el otro lado .

El periodista , excitado hasta el punto de que escuchaba su propia respiración  agitada , no dudó en hacer lo mismo , haciendo esfuerzos por no correrse allí mismo , mientras acariciaba con delicadeza y pasión la zona donde justo empezaba aquella región cubierta de vello, a escaso s centímetros del ombligo de Don Diego , ya que por la derecha el cabo no paraba de mover los dedos en circulo , haciendo que en el cuero de sus guante se enredasen los amarronados vellos del oficial, y por la izquierda, el sargento no cesaba en dar pequeños tirones del tieso pelo ,hasta provocar que la piel de la ingle del comandante se levantase, traccionada por aquella maniobra .

Don Diego , aun medio en los brazos de Morfeo  , despertó , confuso , sintiendo un agradable cosquilleo en su zona genital, para darse cuenta de la situación en la que se encontraba , con aquel triple masaje llevado a cabo por aquel trío de hombres ; el periodista deslizaba con suavidad sus dedos desde su ombligo hasta la raíz de su vello púbico, haciendo que su piel se erizase de puro gusto  ; el cabo jugaba con su ingle derecha , acariciando con el cuero de su guante justo la zona donde su huevo derecho reposaba entre sus piernas , mientras que el sargento no paraba de dar tirones a sucesivos mechones de su vello .

Pensó en la extraña atracción que ejercían sus hirsutas ingles en sus compañeros, a juzgar por cómo no hacía mucho rato Don Félix y Don Adolfo se habían corrido en ellas , cada uno por un lado , y por supuesto ante los impúdicos tocamientos de los que ahora estaba siendo objeto por los dos suboficiales y el periodista.

-          Au …- llegó a decir Don Diego , quejoso, al notar un pequeño pero agudo dolor en su ingle izquierda ; y es que el sargento acababa de arrancarle un rizado pelo , que observaba y mostraba  , victorioso , ante los demás , mirándolo con autentica adoracion .

Y , en un rápido movimiento  , se lo introdujo en el bolsillo de su camisa reglamentaria , dejando a sus cuatro espectadores completamente sorprendidos ante la maniobra .Al percatarse  que sus compañeros de trabajo y el periodista habían sido testigos de su arranque fetichista , anunció :

-          Comandante , creo que esta mata de vello no corresponde con la comodidad que debe disfrutar  un oficial de Tráfico …creo que habría que darle una solución .

-          ¿ Mmm? – musitó Don Diego, extrañado ante la proposición del sargento, que se mostraba colorado como un tomate .

-          Claro, mi comandante – prosiguió el sargento, casi tartamudeando por la excitación – nuestro oficio nos obliga a utilizar los pantalones de servicio, que por cierto, han de ser llevados bien ajustados, lo que nos da plena imagen de elegancia y autoridad …¿ es así, mi Capitán? – dijo , mirando a Don Félix , que no quitaba ojo del portentoso paquete de Don Diego.

-          Ah, claro, claro, sargento …- dijo el capitán Díaz, como saliendo de un sueño – me parece un detalle muy importante, y asi se lo hago saber a los cadetes  ; además, siempre pongo de ejemplo a usted y al cabo Severiano, sobre el modo de llevarlos bien ajustados .

El cabo se cuadró y dio un sonoro taconazo, poniéndose de firmes y saludando a su superior .

-          Un placer y un honor, mi capitán,servir de ejemplo a los cadetes .

Y todos se quedaron mirando el magnifico ejemplo que les estaba dando el cabo ; y es que , con los nervios del momento , había quitado el casco protector de su entrepierna , y precisamente por llevar el pantalón de montar tan apretado a su cuerpo, y teniendo en cuenta la tremenda excitación provocada por aquel espectáculo, ofrecia bajo la elástica tela un dibujo casi perfecto de su benemérita virilidad en erección , proyectando entre sus firmes piernas sus atributos , ya que la madre Naturaleza tampoco había sido escasa en prodigarle una buena entrepierna .

El cabo, sintiendo las miradas de toda la concurrencia sobre aquella zona de la que se sentía tan orgulloso, se sintió presa de una mezcla de vergüenza  y excitación, y , para no quedarse atrás en buscar excusas para que su virilidad no quedase en entredicho, decidió tomarla con el periodista .

-          Y usted , tenga cuidado – le dijo, mirándole , lanzándole un dedo acusador ,envuelto en su guante de cuero – espero que este percance no salga de aquí , y que su actitud sea la que se espera de un caballero .

El cabo Severiano, ruborizado al máximo por su discurso, acompañaba el mismo con una fuerte gesticulación, por lo que , de forma contundente , soltó su casco sobre la expuesta entrepierna de Don Diego  , y así poder enfatizar sus teorías acerca de la honestidad de la Agrupación de Tráfico .

-          Ahhhh …..así se habla, cabo….- musitó Don Diego , entrecortadamente .

Todos miraron al unísono al comandante Don Diego ; al cabo, satisfecho por el efecto de su discurso , miró de forma desafiante al periodista , que no quitaba ojo  al expuesto oficial, y se decidió a mirar a su vez al oficial objeto de la discusión,  quedándose  de una pieza al advertir el motivo de la expectación de sus compañeros de habitación , y no era precisamente su elocuencia , ni el ocultamiento de las nobles partes del oficial .

Y es que a pesar de haber  colocado su casco justo sobre la expuesta entrepierna del oficial , ocultando la exposición del objeto motivo de aquella especie de adoracion colectiva ( la cual todos sentían pero tenían un empeño pueril en demostrar a los demás que no era así ) , había olvidado que la visera del mismo estaba levantada , y no abatida.

El resultado era observar a Don Diego echado en el borde de la mesa, con sus piernas colgando , los pantalones y calzoncillos bajados hasta casi las rodillas , una bota puesta y la otra quitada ,y sobre los muslos, el casco del cabo Severiano , colocado estratégicamente bajo su vientre , y cuya visera alzada,  dejaba ver , en su interior , los butragueños atributos de Don Diego ,de modo que lejos de ocultarse, se mostraban cual lascivo portal de Belén .

Don Diego, que también intentaba ocultar a sus compañeros de trabajo y al periodista la excitación del momento , lo tenia bastante más difícil , ya que por un lado , estaba completamente expuesto , y por otro , el roce que sentía en esa zona tan sensible de su cuerpo sobre el suave forro del interior del casco del cabo , prodigaban que su polla, pese al dolor que sus huevos ya le estaban produciendo , mostrase una esplendida erección .

Y como siempre en esas circunstancias, intentaba por todos los medios que tal efecto no se produjese, pero cuanto más lo pensaba , más tiesa se ponía su polla, y más placentero resultada el roce del forro del casco , que  lo estaba poniendo perdido de liquido preseminal ; y es que ante los intentos de bajar el empalme, percibia la expectación que generaba en su concurrencia , estimulando de nuevo a su traicionero miembro a mostrarse en todo su esplendor , y ello provocaba el efecto de ver a la polla de Don Diego moviéndose como si estuviese dotada de vida propia , dando pequeños saltos dentro del casco arriba y abajo y de izquierda a derecha ; en ocasiones, un rastro de liquido transparente y espeso se dejaba ver desde la punta de su polla hasta todos los rincones de la prenda de protección .

Y  esa  certeza de que el casco del cabo , el cual poseía cierta similitud con Don Diego al tener también la cabeza canosa , estaba siendo ultrajado de aquella manera, provocó no menos excitación a todos los presentes , a saber :

-          Don Diego estaba preso de una sensación absolutamente placentera, mezcla de exhibicionismo  , atracción y poder  al usar el casco del  cabo como receptáculo de sus elixires. Sentia la pulsión de abatir la visera, pero su parte más animal se lo impedía , gozando de aquel momento .

-          Don Félix  sentía por un lado como un símbolo de autoridad era vilipendiado de aquella manera, provocándole cierta rabia, pero la situación de tomar el casco del cabo ( al que le tenia cierta mania ) , para usarlo como un consolador, le provocaba bastante placer …y es que además se imaginaba usar el casco del cabo al igual que Don Diego estaba haciendo…o incluso que Don Diego hiciese lo propio con el suyo ….o ya puestos, que fuera el propio cabo ( hay que ver cómo le daba un aire a Don Diego, con ese pelo canoso tan corto … ) , quien se follase su casco …o sus botas ….la polla de Don Félix pugnaba de nuevo por salir de la prisión de sus ajustados pantalones.

-          El cabo Severiano, cuya acción sobre su casco había desencadenado aquella situación, se sentía por un lado tremendamente orgulloso de que fuera su casco quien estuviese recibiendo las atenciones del admirado comandante ; y por otro , la sensación absolutamente libidinosa relacionada con ello ; y se sintió aun más turbado al percibir las miradas de Don Félix , que parecían de absoluto arrobo …siempre le había caído bastante gordo el capitán , pero ese tremendo bulto que ofrecia entre sus piernas, y que pugnaba con competir con su propio empalme…quizá Don Félix se merecía un buen escarmiento por su parte ….

-          El sargento Eusebio sentía  una mezcla de ira hacia su subordinado ,por la idea que había tenido, pero por otro lado aquella visión de la polla de Don Diego brincando de aquella manera dentro de la penumbra que le otorgaba el casco , resultaba un espectáculo bastante ….viril, acertó  a pensar, ya que no le pareció mal que los atributos de un buen benemérito fueran acogidos por su casco …¿ cómo quedarían los suyos dentro del casco …? Seria un buen complemento para excitar a sus potenciales ligoteos, quedándose de esta manera su viril conciencia tranquila .

-          El teniente Adolfo se sentía atribulado por todo lo que habia sucedido aquella tarde , y la visión del casco del cabo protegiendo y a la vez exponiendo el magnífico paquete de Don Diego lo tenían completamente descolocado ; nunca se le hubiese ocurrido usar una prenda tan emblemática de su admirado Cuerpo de tal guisa, y no pudo evitar imaginarse su propia polla y huevos dentro del casco del cabo ..¿ cabrian dentro?

-          El periodista hacia tremendos esfuerzos para no correrse allí mismo ,ni en sus más húmedos sueños se imaginó una situación así, de la que estaba siendo participe .Y su polla , que le dolia tremendamente por el roce con la áspera pana , empapaba ya de forma escandalosa la tela, mostrando una mancha de tamaño considerable .

Y fue el mismo periodista quien  rompió el respetuoso silencio que reinaba en aquel despacho del teniente mecánico .Y es que la cremallera de su pantalón , no habituada a someterse a aquella tensión, cedió, bajándose de un tirón, como si alguien lo hubiese hecho a propósito, y emergió su enorme polla, tiesa como un junco , entre la abierta bragueta ; la benemérita concurrencia que contempló aquella maravilla quedaron sin aliento , ya que competía en tamaño y hermosura con la otra admiradísima polla a la vista , que no era otra que la del comandante Don Diego .

-          Ahhhhh ….- y no era otro que el propio cabo Severiano, que , no pudiendo resistir la presión a la que estaba sometida su durísima polla dentro de sus ajustadas prendas de servicio , y como si la bajada de la cremallera del periodista hubiese sido el pistoletazo de salida , hizo lo propio, y no tuvo que hacer mucho esfuerzo para que la cremallera de su verde pantalón se bajase , dejando emerger entre la abierta bragueta sus blancos y empapadísimos calzoncillos , haciendo que todos los presentes mostrasen su atención hacia el espectáculo  que les ofrecia .Todo ello , por supuesto, sin quitarse sus guantes de cuero negro .

Y es que sus compañeros de trabajo y el entusiasmado profesional de la información  pudieron ver que el cabo usaba unos calzoncillos Abanderado blancos de toda la vida, inmaculados y en cierta medida casi virginales ,aunque con el algodón bien empapado, lo que , a guisa de camiseta mojada, hizo que su enorme polla se dibujase con precisión de clase de dibujo bajo el transparente slip , pudiéndose apreciar con detalle su glande y especialmente su uretra , que actuaba como una fuente inagotable de liquido preseminal ; el abundante elixir además actuó como lubricante , haciendo que el viril miembro del suboficial resbalase por la mojada tela, deslizándose hasta alcanzar la liberación por la abertura lateral (que estos clásicos calzoncillos portaban para que sus poseedores pudiesen sacársela para mear a gusto ) , surgiendo, victoriosa, ante la nutrida concurrencia, haciendo que el cabo exhalase un suspiro de puro placer y alivio, al dejar su miembro al aire .

Y el suspiro fue colectivo por parte de los oficiales  ( el capitán Don Félix  y  el teniente Don Adolfo ) , tanto por la del otro suboficial ( el sargento  Eusebio ) , y por supuesto por la del cronista oficial del encuentro ,ante la presencia de aquella polla que horadaba el aire del despacho del teniente , tan larga , algo  gordita , y con el prepucio retraido, mostrando el esplendido glande, casi morado por la excitación , dando la sensación de que iba a reventar en cualquier momento ;  el comandante Don Diego ,que no nos hemos olvidado de él,  aunque echado y con el casco del cabo sobre su propia polla , pudo observar la salida al aire del excelso atributo del cabo  Severiano , que además mostraba una pequeña curva hacia la izquierda.

-          Vaya , de nuevo tenemos un buen concurso de pollas …no me lo pasaba tan bien desde el colegio …- dijo Don Félix , colorado, casi jadeando , y volviendo a utilizar la misma e inmadura excusa que anteriormente ( cuando el teniente lo folló sin piedad y él mismo horadó el virginal culo de Don Diego con sus dedos ), para justificar que de nuevo sacaba el mismo su polla al aire , tras un rápido y experto movimiento de su mano y muñeca , desabrochando el pantalón y el cinturón , y con un sonoro descenso de la cremallera, bajando sus pantalones hasta medio muslo , pareciendo que ese era el estado natural de los mismos , más que subidos, a juzgar por lo últimos acontecimientos a los que su dueño los llevaba.

Y , presto a emular la proeza del cabo, mostró orgulloso sus propios calzoncillos, que aunque eran de Calvin Klein, la hechura era de lo más clásica ; no estaban tan inmaculados como los del suboficial, ya que estaban bastante sobados , bajados, subidos, y empapados del semen y la saliva del teniente y del semen de Don Diego , sin olvidar las secreciones de su propio recto y ano tras ser penetrado por la polla de Don Adolfo ; pero eso no quitaba que su propio pene segregase una buena cantidad de liquido preseminal ante aquellas visiones que le  estaban prodigando sus subordinados y el periodista  , y solo la visión de la tremenda tranca del cabo , que parecía pedir a gritos que fuese cogida, chupada y que penetrase su ávido culo , logró que su tiesa polla resbalase por la húmeda tela , buscando la salida por la abertura lateral, amén de la contemplación de la polla y huevos de Don Diego dentro del casco , y de la no menos tremenda herramienta que portaba el único no benemérito de los allí reunidos .

La trayectoria fue seguida con atencion por lo espectadores, pero por muy Calvin Klein que fueran , el algodón era más elástico y la talla una menos de la que le hubiese correspondido ( por aquello de marcar más paquete y permitir que se mantuviese bien sujeto bajo el no menos ajustado pantalón de montar ) , y el presumido capitán pagó el precio de tanta exhibición en aquel momento, ya que su glande quedó atrapado a mitad de camino de la liberación, provocando que emitiese un gritito gutural, mezcla de dolor y de placer .

-          Jo…joder …- dijo Don Félix , tremendamente apurado .

-          No se apure, mi capitán – dijo presto el propio cabo, que , sin dudarlo, se acercó , y con un rápido y experto giro de su mano, intentó que la polla de su superior pudiese abrirse paso .

Pero lo ajustado de la intima prenda, y el hecho de que el cabo aun no se había despojado de sus guantes , hizo que la maniobra fuera especialmente dificultosa ; Don Félix , completamente turbado, extasiado y entregado, sentía las manos del cabo manipulando su atrapada polla , provocándole una mezcla de dolor y placer que nunca había sentido , haciendo que gimiera de puro gusto ;el cabo , interpretando los ruidos del capitán como una queja, y advirtiendo que el glande , aunque ya estaba fuera de la abertura , seguía rodeado de la elástica tela de los Calvin Klein , no dudó en intervenir de una forma más radical.

De modo que introdujo sus enguantados dedos por la estrecha abertura , y , tirando con energía hacia los lados, desgarró el sofisticado calzoncillo, que cayó graciosamente al lado que todavía se abrazaba a su ingle derecha ;  el sorprendido instructor jefe de la academia de Tráfico , sometido en tan pocos segundos a aquella maniobra de humillación y exposición, y tras sentir la caricia del cuero de los guantes directamente sobre la sensible piel de su glande ,hacia tremendos esfuerzos por no correrse de nuevo  , emitiendo tal cantidad de liquido preseminal ,  que se deslizaba  a chorros sobre los guantes del cabo , cayendo finalmente sobre sus negras y brillantes botas .

-          Ah,ah, por Dios, cabo….- logró musitar el capitán , que casi babeaba de placer .

-          Mi…mi capitán …- llegó a decir el fiel cabo, que no olvidemos ofrecia su propia polla al aire – no se preocupe , que le repondré los calzoncillos en cuanto me sea posible .

Y de nuevo , los esplendidos huevos del capitán quedaron al descubierto , rodeados de su espeso y negro vello ; al igual que sus pantalones, que estaban ya más tiempo bajados que subidos, parecía que el destino natural de sus atributos era ser expuestos a quien quisiera admirarlos .

Y quien no perdió tiempo fue el sargento, que le seguía teniendo ganas al capitán , y a la vez tuvo que reconocer que estaba bien dotado de vello  ; asi que , ni corto ni perezoso, se atrevió a seguir humillándole,tras haberlo hecho el cabo de aquella manera , y acercándose , anunció :

-          Querido capitán , veo que nos ofrece una entrepierna no muy cuidada que digamos  …si quiere, podemos ayudarle en este momento ; hay que entender que las obligaciones de su cargo no le permiten dedicarse  a lo estrictamente …estético, vamos a llamarlo asi …me parece que nuestros oficiales nos tienen que dar  muy buen ejemplo al resto de la Academia – y comenzó a dar pequeños tirones a los negros y rizados pelos que ostentaba el oficial , intentando disimular el entusiasmo que le provocaba ver aquella mata de vello tan negra , espesa y que tan condenadamente bien le sentaba a su superior .

-          ¿Uh? – fue lo único que pudo decir, en mitad de su excitada confusión, el capitán .

Y es que antes de que Don Félix replicase, el sargento se había sacado de un bolsillo de su camisa unas tijeras,  y , con experta maestria, comenzó a cortar el vello púbico del capitán de Tráfico .

El silencio que se instauró en el despacho del teniente fue sepulcral, solo roto por el tintineo metalico ante cada corte de la hirsuta entrepierna del oficial ; éste miraba , con la boca abierta , como su subordinado iba dejando libre de pelo sus nobles atributos , sin atreverse a decir nada , sintiendo un delicado cosquilleo en aquella zona tan sensible de su cuerpo , alternando  con la frialdad del metal de las tijeras, y aquella sensación  de  humillación que le resultaba culpable y a la vez terriblemente excitante .

El cabo, que seguía mostrando su empalmadísima polla inocentemente , observaba incrédulo el espectáculo , al igual que el teniente , que logró mantener su propia polla bajo el áspero mono , al situarla hacia arriba …¿ que haría el sargento con el vello de su cuerpo? El imaginarse que el suboficial afeitase su peludo cuerpo le hizo estremecerse de placer…

El periodista no cabia en si de entusiasmo, ni en sus mas calientes fantasias se le hubiese ocurrido algo asi  , dejando además , al igual que el cabo, que su polla continuase horadando el aire de aquel lascivo despacho .

Y Don Diego, tumbado sobre la mesa, observaba , incrédulo, como el capitán se dejaba depilar de aquella manera ; su polla, aun dentro del casco  del cabo , seguía en toda su gloria, ya que ver cómo los rizados vellos de su superior caian sobre sus botas , y se pegaban a su liquido preseminal , era delicioso.

El sargento, que casi jadeaba por la excitación del momento, y casi borracho de gusto, se incorporó, y añadió su propia polla al concurso de las mismas que había promovido el depilado capitán Díaz , ya que estaba tan tiesa y dura, que no tuvo ningún problema en salirse por la abertura lateral de sus también blancos calzoncillos ( no olvidemos que su cremallera fue la primera en bajarse ante el empuje de la testosterona que inundaba el taller mecánico de las motos de Trafico )

Y es que , perro viejo en estas lides, el sargento Eusebio, que también usaba unos buenos Calvin Klein ( también de una talla más pequeña, que al igual que el capitán , le gustaba marcar paquete ) , ya había tenido algun problema parecido al que había tenido hacia unos minutos el capitán ( y el cado Severiano había resuelto , rompiéndole aquellos slips a Don Félix ) , de modo que , con sus inseparables tijeras, abria unos centímetros la abertura de sus fieles slips , para que , en momentos como este , su polla pudiese salir libre , para solaz de las mujeres que se follaba ..y ahora parecía que también para los hombres.

Y este pensamiento era debido a  que el capitán , sumiso en su improvisado acto de depilacion, miraba extasiado el erecto miembro del perverso sargento ; el cabo , que solia ser compañero muchas veces de sus aventuras sexuales ( como la ultima con la sobrina del comandante Don Diego ) , nunca dejaba de admirar la esplendida virilidad en erección de su superior; al periodista parecía que se le iban a salir los ojos de las orbitas ante aquel pollón, mirando de hito en hito a la del cabo , la de Don Diego y por supuesto, la de Don Félix , que parecía más larga al irse quedando desprovista de pelo ;Don Diego observaba divertido la escena , y asintió , comprobando que la envergadura de la polla del sargento tenia poco que envidiar a la suya , bien guardada en el casco del cabo ; Don Adolfo , reconoció que el sargento estaba muy bien provisto , siendo  el único que todavía tenia su polla a buen recaudo .

Y este hecho no pasó desapercibido al improvisado peluquero , que , pleno de poder en su papel protagonista , interpeló a su inmediato superior :

-          Mi teniente , para que el concurso de pollas que nuestro capitán ha promovido- y miró al entregado Don Félix, que sonrió como pudo dentro de su extática situación – falta la suya …no creo se atreva a desobedecer al capitán ….

Don Adolfo, colorado como un tomate, no pudo objetar nada, y aunque su polla estaba más confortable cuando logró situarla hacia arriba , seguro que estaría mejor en libertad ; y para completar aquella especie de fragua de Vulcano homoerótica en que se habia transformado su hasta ahora serio despacho , se bajó la cremallera del mono , dejando justo que su magnifica polla asomara , para sorpresa de aquella concurrencia , entre la verde tela del mono de servicio ; intentó que no asomase, no sin mucho éxito , su abundante vello , pero parece que el sargento , tijera en mano, quedose embobado al comprobar como la polla del teniente mecánico hacia honor a como el se la había imaginado .

-          Bueno, mis queridos compañeros e invitado – añadió, dirigiéndose al periodista ,que babeaba ante la aparición estelar de la polla de Don Adolfo – vamos a terminar el trabajo y luego decidiremos .

Y extrajo de otro bolsillo de su pantalón, que por la forma había parecido un mechero, un pequeño bote de espuma de afeitar ; la agitó , mientras sonreía a su improvisado público , para a continuación extenderla alrededor de los huevos y la polla del expectante Don Félix, que se dejaba hacer , observando las maniobras del sargento ; cuando la blanca espuma tenia bien rodeados los esplendidos atributos del capitán , se sacó una maquinilla de su camisa, y , quitándole la protección, tomó la durísima polla que emergia de aquel mar de espuma , iniciando el rasurado de la entrepierna del oficial .

El áspero sonido del afeitado del vello de Don Félix llenó el despacho del teniente , y todos vieron con atención cómo las expertas manos de Don Eusebio ejercían el proceso, apartando con delicadeza sus sensibles y enormes huevos , asi como la polla , para deslizar la maquinilla y dejar la piel , blanca y lampiña .

Cuando acabó, todos tenían las pollas a punto de reventar ; el sargento tomó un pañuelo para terminar de quitar los restos de espuma , y dijo, frunciendo el ceño:

-          Vaya, no tengo after-shave …en estos casos, la saliva es un buen sustituto …¿ alguien que quiera aliviar la irritada piel de nuestro querido capitán?

-          Yo mismo, mi sargento …- dijo, cuadrándose , el cabo Severiano , dando un sonoro taconazo , mientras su polla se bamboleaba tras la maniobra .

Y , ni corto ni perezoso, se lanzó a lamer las rasuradas ingles de su capitán , atención que Don Félix recibió con no disimulado alborozo , dando un gritito de puro placer, observando a su admirado cabo aplicar su boca abierta alrededor de su polla .Además, le obsequiaba con un delicado  masaje a sus colgones  huevos con sus manos enguantadas , caricia excepcional que hzo subir al capitán casi al nirvana .

-          Si alguen mas quiere colaborar ….dejo caer el sargento, que se sentía a punto de correrse tras haber afeitado al capitán , sintiéndose terriblemente poderoso .

Y el que se acercó fue el periodista, que aplicó su lengua directamente sobre el huevo derecho de Don Félix, arrancando un sonoro gemido del capitán . El teniente, que no quería perder la oportunidad de participar en aquella extraña ceremonia, decidió someter al capitán de nuevo a sus lametones, y , agachándose a sus pies y llenándose el mono de la mezcla de vello cortado y liquido preseminal que impregnaban las botas del oficial, lamió con delectación el testículo izquierdo .

Don Diego se incorporó , aun con el casco del cabo sobre su polla , mirando extasiado e incrédulo como las lenguas y las bocas del cabo Severiano , el teniente Adolfo y el periodista , se mezclaban sobre el periné , las ingles y los huevos de Don Félix; fue el cabo el que se atrevió a subir hacia la polla y se la metió entera en su boca, a lo que el capitán , echando la cabeza hacia atrás, comenzó a gritar .

Y es que Don Félix, sin poder aguantar más, se estaba corriendo a borbotones ; Don Severiano dejo la polla libre, para dejar que el semen de su adorado capitán saliese libre, justo antes de la primera embestida , y el blanco elixir del afeitado oficial comenzó a salir disparado en todas direcciones, siendo el primer objetivo el casco del cabo ; la barba del periodista acogió otro proyectil , y otro chorro dio de lleno en la punta de la polla del sargento , lo que provocó que este mismo comenzase a su vez a eyacular , poniendo perdidos a los tres ávidos chupadores del paquete de Don Félix .

El teniente , de rodillas como estaba, rozó con la punta de su enorme polla el cuero de la bota izquierda de su superior, y un mechon del cortado vello que antes adornase las ingles del capitán, rozó su glande, siendo esta cosquilla el detonante para que se sumase a la corrida colectiva ; su polla, dirigida hacia arriba, entre la cremallera bajada del mono, comenzó a lanzar andanadas de semen caliente a diestro y siniestro ,mientras bramaba como un toro  ; una de ellas entró de lleno en el hueco por donde la polla del cabo asomaba al exterior, y al sentir el templado néctar entrar en su calzoncillo, hizo llegar al éxtasis al suboficial  , que no se quedó atrás en emitir semen , y por su posición, sus primeros chorros alcanzaron el velludo pecho del sargento, resbalando entre su camisa ; el periodista notó como su polla quedaba aprisionada entre las cañas de las botas  izquierda de Don Félix y la derecha del cabo Severiano, y ello hizo que se añadiese al coro de gritos de placer al empezar a correrse en mitad de un orgasmo como nunca había sentido, rodeado de Guardias Civiles de Tráfico, botas, pantalones, monos ,calzoncillos, pollas, huevos , vello rasurado y cascos .

Y el que de momento aguantaba era Don Diego ; sus huevos le dolían a rabiar, indicándole que otra corrida iba dejarle exhausto una buena temporada; estaba  resistiendo debido a que el casco del cabo estaba haciendo de paraguas protector , y múltiples chorros de semen , que se estaba empezando a licuar, resbalaban por su superficie ; y entonces, comenzaron a llegar a su expuesta y sensible piel , por todo el perímetro del mismo , notando la tibia humedad por su vientre, las ingles y los muslos ; ello , unido a los jadeos de Don Félix, los bramidos del teniente Don Adolfo, los gritos del periodista, los suspiros del sargento Eusebio y las exclamaciones de placer del cabo Severiano, hicieron el resto, y comenzó a su vez a musitar :

-          No, no, no….- mientras aumentaba el tono de la voz , haciendo que los otros se fijasen en el comandante , sobre la mesa .

Y a la vez que Don Diego comenzaba a correrse , poniendo el interior del casco del cabo perdido en su techo ante las primeras sacudidas, los demás , ante aquel prodigioso espectáculo de ver la polla del comandante expulsando semen a borbotones dentro del casco, mientras  brincaba ante cada chorro, estirando de forma alternativa las piernas ( una con sus calceta y la otra con la bota ) , se pusieron de pie y terminaron de correrse, al unísono, sobre el casco del cabo y el paquete de Don Diego, que se dejó alcanzar, pleno de placer, por las últimas gotas de semen del sargento, el cabo, el teniente, el capitán y el periodista .Don Diego sentía como su polla seguía rezumando semen , mezclándose con los de sus compañeros de habitación y orgia , dejando su miembro, sus huevos y su vello bien empapados de aquella libidinosa mezcla .

Cuando ya todos quedaron relajados y exhaustos , se miraron , entre avergonzados y satisfechos, comenzando a vestirse  ; el teniente Don Adolfo de nuevo se subió la cremallera de su mono, empapando todos los chorros de semen que resbalaban por su pecho; no pudo evitar imaginar al sargento Eusebio afeitando y recortando el abundante vello de su cuerpo ,y se turbó por la excitación que le provocaba ese pensamiento.

El imaginado sargento  se guardó su polla a través de su amañada abertura, y se subió la cremallera , sin poder evitar que su uniforme de servicio mostrase varias manchas de diversos tamaños;por supuesto , guardóse maquinilla, tijeras  y espuma en los bolsillos de su mancillados pantalones y camisa , reconociendo , a pesar suyo, que había sido mucho mas placentero afeitar la entrepierna de Don Félix que cualquiera de los múltiples coños que llevaba a sus espaldas. Y pensó también, en lo entretenido que estaría eliminando el vello que, fugazmente ,había visto que el teniente Don Adolfo poseía en su enorme cuerpo …

Don Félix , tras dejarse afeitar por el sargento, se sentía pleno tras aquel momento de intenso placer , recordando la sensación del deslizamiento de la maquinilla sobre su piel ; se terminó de arrancar los destrozados slips y los tiró al suelo ,donde se mezclaban su liquido preseminal , sus afeitados vellos y el semen de todos ellos ; el capitán se subió sus ajustados y húmedos pantalones , ocultando su recien depilado paquete , notando que era mucho mas cómodo y fresco….estaba pensando en que le diría esta noche a su mujer ….

Los calzoncillos de Don Félix fueron ávidamente tomados por el periodista, como recuerdo  de aquel irrepetible instante , y no dudó en metérselos dentro de sus propios pantalones de pana, facilitado al no usar ropa interior ; se dejó invadir por la humedad de los fluidos y el cosquilleo de los vellos del capitán, mientras se guardaba su polla a buen recaudo .En su boca aun conservaba el sabor de la piel de Don Félix recien afeitada , y los deliciosos momentos en que sus labios o su lengua coincidían con la boca del cabo Severiano o la lengua del viril teniente Don Adolfo .Comprobó cómo su barba le recordaba que había sido objetivo prioritario de la eyaculacion de todos aquellos lascivos beneméritos , y se comenzó a pasar la lengua por los pegados pelos, deleitándose en su sabor….

El cabo Severiano , que todavía estaba recuperando el aliento , chasqueo la lengua recordando el tacto de los huevos de Don Félix en su boca ; se guardó su ya relajada polla bajo sus ajustadas prendas, comprobando que tendría que darles un lavado , asi como un buen lustre a sus altas y negras botas, llenas de varias líneas blanquecinas que ya estaban empezando a secarse ; y al ir a tomar su casco, se quedó perplejo observado las condiciones en las que éste se encontraba .

Aun sobre la prodigiosa entrepierna del comandante , se mostraba brillante  de semen , de varias formas y consistencias : varias gotas, ya secas, alternaban con algunos chorros que todavía mostraban humedad , de variadas longitudes e incluso pequeñas variaciones en el color , ya que algunos eran más blancos y otros más amarillentos ; la visera , alzada, no se libraba de aquel improvisado adorno , que asemejaba un cuadro abstracto , y la dejaba completamente inutilizada al haber perdido su transparencia.Se podía constatar que algunos impactos habían alcanzado el borde , alcanzando la inmaculada piel de Don Diego , que por cierto de nuevo dormía profundamente, roncando ruidosamente .

El cabo tomó su mancillado casco, despegándolo de la piel del comandante , dejando al descubierto y a la vista de todos la magnífica presencia de su paquete, mostrándose aún brillante por la humedad del semen comunitario ; la maniobra hizo que Don Diego despertase de su relajado letargo, y al ver que todos ya estaban vestidos, hizo lo propio , y tras incorporarse de la mesa , sobre la que le daba la impresión de llevar echado todo el día, se puso de pie, y subió sus calzoncillos , dejando que empapasen todos aquellos fluidos ; admiraron la manera en que aquella intima y famosa prenda sostenía sus atributos , y finalmente los cubrió con aquellos pantalones que le había prestado el teniente .Buscó la bota que le faltaba, y se la colocó .

-          Espero que realice un buen reportaje, señor periodista – dijo Don Diego al interpelado, que miraba a unos y otros , extasiado .

-          Por supuesto, mi comandante , y dejaré claro lo bien que atiende la agrupación de Trafico a los ciudadanos – y sonrió, dejando a todos colorados como tomates .

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