miprimita.com

LHDAF. 8 (Parte 2/2)

en Amor filial

La Historia de Alicia Fernández. Relato 8 (Parte 2/2)

 

Antes de nada, feliz año nuevo 2017.

Segunda parte del octavo relato de la historia de Alicia. Al ser una segunda parte y habiendo relatado la mayor parte en la primera, la duración de este no será muy extensa. Dicho esto, sigamos donde lo dejamos.

 

----------------------------

 

Mi prima me había metido la lengua hasta la campanilla y me comía la boca con ansia. Era tal su hambre por mis labios que empecé a tener ciertas dificultades para respirar, razón por la que tuve que empezar a marcar yo el ritmo del beso y así hacer que se relajara. Entre Alex reventándome el ojete y Julia follándome, no tardé mucho en llegar al clímax. Su hermana me limpió el chocho mientras yo le mamaba la polla a su hermano y finalmente terminamos. Hubiésemos seguido, pero aún era pronto y quedaba mucho día por delante.

Ellos se vistieron, yo me puse una bata y bajamos a desayunar. Papá y dos de mis tíos estaban en el sofá viendo la tele.

- Buenos días, hija.

- Buenos días. ¿Habéis dormido?

- No, hemos pasado la noche a base de cafés.

- Entiendo.

Desayunamos y Julia se fue a estudiar a la consulta de mamá, pues tenía un examen el lunes y necesitaba concentrarse. Alex y yo teníamos que ducharnos, así que nos desnudamos y metimos en el baño. Mientras esperábamos a que el agua se pusiera caliente, mi primo me rodeó la cintura con los brazos y me besó los pechos, subiendo después por mi cuello y acabando en mis labios.

- Mmm… Como me gustas, primita… Tus labios son mi droga…

- Gracias… Aahhh…

A juzgar por el vapor que empezaba a entelar el cristal del espejo, dedujimos que el agua ya estaba en su punto. Entramos y echamos la cortina tras nosotros. Abrazados, nos pusimos bajo el rayo de agua y nos besamos como dos enamorados. Era mi primo, cuánto le amaba… Su polla volvía a estar con ganas de fiesta, y estaba a punto de metérmela cuando le paré.

- Primero nos lavamos y luego disfrutamos, no seas impaciente – le dije con mi más dulce vocecita a pocos centímetros de su rostro.

Nos enjabonamos mutuamente, recorriendo nuestros cuerpos con las manos. Cuando estuvimos limpios, me giré hacia él y, con mi dulce voz de nuevo, le susurré al oído: “Ahora sí”. Empezando por su pecho, fui bajando por su cuerpo, besando y lamiendo sus músculos. Llegué a su rabo y lo engullí, comenzando así una lenta mamada.

- Aahhh… Joder, Ali… - suspiraba Alex.

Engullía todo el miembro, lo chupaba y relamía todo y lo sacaba para engullirlo de nuevo, mientras daba un suave masaje a sus testículos (es una parte muy sensible, de modo que hasta el más mínimo mal gesto puede ser doloroso). El nabo se le iba endureciendo cada vez más y notaba como poco a poco iba llegando al orgasmo. Cuando llegó al clímax, me saqué rápido su rabo de la boca y dejé que derramase toda su leche en mi rostro.

- Qué guapa… - comentó divertido al ver su cara, y me dio unas palmaditas en la nuca.

- Gracias jiji – cogí un poco de semen con un dedo y me lo llevé a la boca.

No me gustaba especialmente tener la cara lefada, así que con el agua me la limpié rápidamente. Me levanté y Alex me puso contra la pared. Entonces se agachó y metió la cabeza en mi trasero, aspirando el olor de mi culo.

- ¿Huelo bien? Jiji – le pregunté divertida mientras me mordía el labio inferior, fruto de la excitación.

- De maravilla.

Empezó a lamerme alrededor del agujero, calentándome aún más. Me hubiera gustado que me metiera la lengua por el culo, pero supuse que eso ya sería demasiado para él. Así que me contenté con el annilingus que me estaba haciendo, dibujándome círculos con la lengua y dándome un gustito de lo más singular. Lo cierto es que notar su nariz rozando mis nalgas constantemente me hacía incluso cosquillas, razón por la que me estremecí y me tembló el culito.

- Te gusta ¿eh? Te tiembla el culo y todo jaja

- Síii, siigue, lo haces de maravilla… Mmm…

Cuando terminó de lamerme el trasero se puso a masajear y chupar mis nalgas directamente. Entonces se levantó y me metió la polla por el ano. Me agarró por los muslos y me besó el cuello mientras bombeaba.

- Acaba en mi chochito, por favor… - le pedí entre suspiros.

- Hecho.

Fiel a su palabra, cuando supo que estaba llegando me la sacó rápido, me dio la vuelta y se corrió en mis entrañas. Aquello me dejó las piernas muy cansadas, razón por la que tuve que sujetarme para que no me cayese. Agarré mis brazos a su cuello y me ayudó a quitarme los restos de leche del coño. Cuando estuvimos limpios, salimos de la ducha.

Mientras mi primo se vestía, yo me puse un chándal blanco y zapatillas, me hice una coleta dejando unos mechones medio tapando mi ojo (detalle que había copiado de mi madre y me gustaba) y sacamos a Uve a pasear por la puerta trasera. Por seguridad, nos quedamos en el aparcamiento, pegado a la casa. Fuera había una niebla muy espesa, así que con más razón nos quedamos ahí.

Apoyados en la parte lateral derecha del coche de mi padre, estuvimos charlando mientras el perro iba de un lado para otro.

- Joder, qué frio hace – era la primera vez en mi vida que oía a Alex quejarse de las bajas temperaturas.

- No exageres, se está bien.

- Claro, los nórdicos no tenéis este problema – dijo sacudiéndome levemente la coleta.

- Jiji ¿quieres que tu primita te caliente? - me acerqué a él para besarle, pero me paró.

- No, Ali, aquí no. Pueden vernos tus vecinos.

Miré hacia los lados, y en efecto, alguien nos observaba. Una anciana curiosa nos miraba desde la ventana.

- Tienes razón – entonces me cogió la mano con un gesto de complicidad. Notar a mi primo me hacía sentir segura.

Después de un corto silencio, Alex reanudó la conversación.

- Lo he estado pensando – le miré curiosa -. Ayer nos vieron entrar en esta casa, saben que al menos uno de los dos vive aquí. Es cuestión de tiempo que intenten algo.

- Tranquilo, mi padre y mi hermano van a poner cámaras y alarmas por toda la casa. Si intentan cualquier cosa, estaremos protegidos.

- Eso suponiendo que solo se acerquen a esta casa y que solo nos hayan visto a nosotros. Porque si nos vieran a alguno solo por la calle, estaríamos indefensos…

- Ya, eso sí es un riesgo. Y tampoco podemos contar con la policía, así que estamos solos en esto…

- Como siempre hemos estado, solos contra todos ellos.

- Realmente, la que está jodida aquí soy yo, porque vivo aquí. Quizás deberías pasar una temporada sin venir aquí, por si acaso.

- No digas tonterías, no pienso dejarte colgada.

- No siempre vas a poder protegerme.

- Ya lo sé, solo busco formas de estar a salvo. Es que no sé qué haría si te pasase algo. Yo…

Le miré seria.

- Alex. No te habrás enamorado de mí… ¿verdad?

- No, Ali, solo me preocupo por ti, por tu seguridad.

- Bien, porque no puede ser. Lo sabes ¿no? Somos primos. Dos primos que se quieren como primos y follan por diversión, pero primos al fin y al cabo.

- Yaa lo séee.

- Bien. No lo olvides. Voy a por Uve.

Puse la correa al perro y volví a entrar en casa. Pero antes de abrir la puerta, Alex – que se puso delante - me preguntó:

- Solo una pregunta.

- Cuál.

- ¿Tanto te molestaría quedarte embarazada de mí?

Fui sincera en mi respuesta.

- No me molestaría, eso te lo aseguro. Pero sabes tan bien como yo que no podemos tener hijos juntos, que debemos tenerlos con otras personas.

Dicho esto, subí a mi cuarto a hacer unos resúmenes que debía entregar el lunes. En estas estaba cuando llamaron a la puerta.

- ¿Puedo pasar? - era mi madre.

- Sí, pasa.

- ¿Podemos hablar, hija? - dijo después de abrir la puerta.

- Claro.

Nos sentamos en mi cama.

- Te he visto hablar con Alex desde la ventana y luego has entrado con mala cara. Solo quería saber si estabas bien.

- Sí, tranquila, no es nada.

- ¿Segura?

- Te lo prometo, mamá.

- Me alegro, entonces. - Hizo una pausa – Solo te digo que tu primo te quiere y te aprecia muchísimo, y que no pierdas la buena relación que tienes con él.

- Ya lo sé, mamá. Solo hemos tenido una pequeña diferencia de opiniones.

- De acuerdo, pues espero que lo arregléis. Eso era todo.

Dicho esto, se levantó y se fue, de modo que volví a ponerme con mis tareas. Pero volvieron a llamar a la puerta, aunque esta vez estaba abierta.

- ¿Se puede? - era mi primo.

- ¿Qué quieres?

- Hablar de lo de antes.

- Pasa.

Volvimos a sentarnos en la cama.

- Solo quería decirte que antes has malinterpretado mis palabras, y que siento la confusión.

- No te preocupes, Alex – sonreí mirándole a los ojos y poniendo mi mano sobre la suya -, no ha sido culpa tuya. Es solo que no estoy muy animada que se diga y al decirme eso me has confundido… Siento haberme puesto así.

- Tranquila – me abrazó y me acurruqué en su pecho -. Ya sé que el día de Halloween no estás muy de humor que se diga. Al fin y al cabo, hoy hace tres años…

- Sí.

- Peeero – intentó animarme – estoy seguro de que Raúl no querría que estuvieras triste, así que Alicia, vamos a jugar un ratito, ¿te apetece?

- Sí – dije con ilusión.

Estirándonos sobre la cama, nos desnudamos mutuamente. Después de besarme los pechos, creí que pasaría a comerme el chocho, pero en vez de eso empezó a hacerme cosquillas en la barriga.

- Jajaja ¿qué haces? ¡Alex! Jajaja

- Quiero animarte, Alicia.

- ¡Para! Jajaja

Intentaba quitármelo de encima, pero no había manera. Mi primo se me había pegado como una lapa. Justo cuando parecía que iba a apartarse, me la fue metiendo despacio.

- Aaalex…

- Disfruta, prima. Disfruta…

Rodeé su cuello con mis brazos y besé su pecho, subiendo a su cuello. Él me follaba sin prisa mientras sobaba mis nalgas.

- ¿Te gusta cómo te follo o quieres que acelere?

- Acelera… ¡Párteme en dos, cabrón!

- Como guste.

Aumentó la velocidad, y con ella nuestros gemidos.

- ¡Aahhh…! ¡Ahh! ¡Síii!

- ¿Te gusta, zorra? ¿Te gusta cómo te follo?

- ¡Síii! ¡Fóllame! ¡No pares!

- ¡Eres una puta guarra!

- ¡Síi!

- ¡Dilo! ¡Vamos, dilo!

- ¡Soy una puta guarra que folla con su primo!

Y así, entre gritos y gemidos, llegamos al orgasmo casi a la vez, y me rellenó de su dulce leche una vez más. Aún estábamos desnudos, abrazados y sudorosos cuando mi primo Lucas entró como un terremoto a mi cuarto.

- ¡Alii! ¡Dice la tita que si puedes ponerme una película! - nos tapamos con las sábanas tan rápido como pudimos, pero ya nos había visto - ¿Por qué estáis desnudos?

- Vo-Voy, vete a la cocina y haz palomitas, anda, yo preparo la película – intenté hablar lo más tranquila posible.

- ¡Bieeen! - se fue de nuevo corriendo.

Nos miramos el uno al otro y reímos como imbéciles. Nos había pillado de lleno.

- Voy a preparar la película del enano este – me levanté y me vestí.

- Si te vieras la cara… JAJA, estás roja como un tomate – Alex seguía descojonándose en la cama.

- No tiene gracia – intenté poner cara seria, aunque solo conseguí volver a reírme -. Es demasiado pequeño para entender estas cosas…

- Lo que tú digas, pero no soy yo al que le chorrean líquidos por los muslos.

- ¿Qué? - bajé la mirada, y efectivamente, me chorreaba el coño - ¡Alex!

- JAJAJAJA

Le puse unas cuantas películas de dibujos animados y estuvo entretenido todo el día. Esa noche, después de cenar, mis padres y hermanos vinieron a mi dormitorio y estuvimos mirando fotos y vídeos de cuando nuestro hermano aún vivía. Más tarde se fueron a dormir y mi primito insistió a dormir conmigo, de modo que vimos una última película y se durmió antes de que esta acabase.

Antes de dormirme yo, miré por la ventana, y vi a muchos niños disfrazados pidiendo golosinas en las casas. Suerte que Ivan desconectó el timbre antes de acostarse, porque varios críos vestidos de piratas picaron. “Si supieran lo que simboliza la noche de los muertos y cuál es su origen, nadie celebraría Halloween”, pensé para mis adentros. Aunque era una tradición originalmente inglesa, mediante el cine 'yankee' la habían implantado en España.

 

A la mañana siguiente, 1 de noviembre, toda la familia madrugó y fuimos al cementerio. Raúl estaba enterrado en el cementerio de nuestro antiguo barrio, de modo que tuvimos que volver allí. Al ser temprano, no había mucha gente en la calle, pero aún así vimos caras conocidas. Hubiese ido a ver a mi amiga Leticia, pero sabía que al hacerlo corría el riesgo de reencontrarme con otras personas con las que mi relación no había acabado bien.

Entramos al recinto y fuimos a la lápida de mi hermano. “RAÚL FERNÁNDEZ. 2000-2012”, ponía en la piedra. La rodeamos y fuimos dejando flores y fotografías. Yo me acerqué, dejé unas flores en el florero y besé la fría piedra. Luego volví con mis padres y mi padre me abrazó.

- Lo pagarán, algún día pagarán su asesinato – gruñó mi hermano Ivan, abrazado a Carol y secándose las lágrimas con un pañuelo.

- Puta Iglesia de mierda, asesinos – gruñó Alex.