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Alicia Fernández. 11

en Amor filial

Alicia Fernández. 11

 

Personajes (Presentación para quienes empiecen a leer esta historia desde aquí)

 

- Eric: padre de Alicia. Alto y moreno. Es informático y trabaja en casa.

 

- Lucía: madre de Alicia. Alta, delgada, rubia de ojos verdes y con un cuerpo muy sexy. Su hija es una copia de ella físicamente hablando. Es psicóloga.

 

- Iván: 18 años, hermano de Alicia. Alto y moreno, aunque no tanto como su padre. Tiene como novia a su hermana Carolina, de su misma edad, y viven de hacer vídeos porno en directo desde su cuarto, con la aprobación de sus padres.

 

- Carolina: 18 años, hermana de Alicia. Alta y de pelo castaño claro (casi rubio), ojos verdes y un cuerpo muy sexy. Como su hermano, vive del porno. Bisexual.

 

- Alicia: 18 años. Alta (+1.75cm), delgada-bien de peso, piel clara y suave, melena muy rubia (con mechones blancos naturales), larga (media espalda) y lisa u ondulada (dependiendo del día), carita angelical, ojos azules / verdes, nariz respingada y blanca, labios finos y rojos, buenas tetas (grandes, duritas y erguidas) y un culito respingón y amasable acompañado de unas piernas depiladas y muy sensuales. Muy coqueta, siempre le ha gustado lucirse. Protagonista de esta historia. Bisexual.

 

- Raúl: hermano fallecido de Alicia, un año menor que esta. Murió en un accidente de tráfico.

 

- Alfonso: tío de Alicia y padre de Alex y Julia.

 

- Clara (‘Lara’): tía de Alicia y madre de Alex y Julia.

 

- Alex: 18 años, primo de Alicia. Alto y moreno. Está en bachiller. Tiene como novia a su hermana Julia.

 

- Julia: 18 años, prima de Alicia. Piel clara, pelirroja con el pelo liso, ojos verdes y un cuerpo bastante sexy, con unas tetas firmes y un trasero respingón, aunque un tanto pequeño. Está en bachiller y tiene un lío con su hermano. Bisexual, aunque con preferencia lésbica.

 

- Carlos: 18 años. Simpático y amigable, delgado, de pelo castaño y ojos claros. Vive con su familia a las afueras de la ciudad. Alicia debe seducirlo.

 

- Ana Bosch: madre de Carlos. Morena de ojos verdes, bajita y algo rellenita.

 

- Leticia: 18 años, mejor amiga de Alicia. Rubia como ella y muy, muy guarra. Bisexual.

 

Argumento resumido hasta el momento

 

Alicia se muda con sus padres y sus hermanos a la ciudad, con el objetivo de seducir a Carlos por una razón que aún se desconoce. En su familia follan entre primos, hermanos, padres e hijos… La joven entabla amistad con Carlos rápidamente, pero no tardan en llegar los problemas. Una extraña furgoneta negra los persigue a ella y a su primo Alex el día de Halloween… y al parecer, la familia conoce de sobras esa furgoneta y a sus conductores, dando a entender que llevan tiempo siguiéndoles.

 

Undécimo relato

 

Después de la conversación que tuvo con el primo de su amiga, Carlos estuvo reflexionando sobre su relación con Alicia. No dudaba de las palabras de Alex, y eso significaba que la chica había sufrido bastante. El viernes por la noche, mientras (sin él saberlo) la chica hacía un trío con Alex y Leticia, le estuvo dando más y más vueltas al tema, hasta que finalmente llegó a una conclusión.

Alicia Fernández era la primera y única chica con la que había entablado amistad y con la que no se ponía nervioso al hablar. Además de esto, su belleza y personalidad lo había cautivado desde el día que la conoció. Así que sí, estaba seguro de quererla más que como a una amiga. La quería, y decidió esperar al lunes para declararse. Le aterraba enormemente el hablar con ella de esto, y más aún que lo rechazase, pero teniendo en cuenta que conseguía hablar con la joven con total soltura y normalidad, decidió arriesgarse. El lunes. El lunes se lo diría.

 

Alicia

 

Ajena a los pensamientos de Carlos, desperté a mediodía, sola en la cama. Me duché para quitarme el sudor y los fluidos que quedaban en mi cuerpo y ventilé mi habitación, que olía a sexo lo que viene a ser bastante. Hecho esto, me puse un chándal blanco de estar por casa y estuve jugando con la consola. Al rato, mi madre me dijo que fuese a comprar fruta y verdura, que ella estaba ocupada y no podía. Me hice una coleta de caballo con flequillo y me puse una camiseta blanca de manga corta, una chaqueta tejana desabrochada y una falda roja (empezaban a gustarme). Al ser un día soleado y sin apenas nubes, la luz daba a mi cabello un tono rubio aún mayor. Mientras caminaba notaba las miradas de la gente, cosa que me gustó.

Fui a una tienda local y estuve charlando con la dependienta mientras me ponía la fruta y la verdura en la cesta que llevaba. En esas estábamos cuando por la puerta de atrás entró un chico de más o menos mi edad cargado con unas cajas.

- Ah, ese es David, mi hijo. No quiere estudiar, así que trabaja aquí. - Le hizo un gesto para que viniese.

El chaval puso cara de sorpresa cuando me vio. Me gustaba físicamente, se parecía a Alex.

- Me llamo Alicia – me presenté, dedicándole una preciosa sonrisa.

- David. Encantado. – Nos dimos dos besos y estuve charlando con él y su madre.

Noté como acariciaba mi culito por detrás y lo puse durito para él. Era atrevido, y eso me gustaba. Después de unos minutos así, decidí dar el siguiente paso.

- Me encantaría seguir hablando, pero debo irme.

- Esta bien. Adiós, guapa.

Le hice un gesto disimulado para que me siguiera, y lo captó. Rodeé la tienda hasta llegar a la parte trasera, dejé la cesta en el suelo y esperé. Al cabo de un minuto salió por la puerta y me empotró contra la pared. Pensé que me iba a dar por el culo, pero no: metió la cabeza debajo de mi falda, por detrás, me bajó las bragas y aspiró el dulce aroma de mi trasero.

- ¿Huelo bien? Jiji

- De maravilla.

Me fue lamiendo la rajita, subiendo y bajando la lengua, besando mis cachetes, haciéndome suspirar de placer. Estaba sorprendida de que me hiciese eso de forma voluntaria, pues pocos se atrevían por ser el culo. Se levantó y me giró.

- Nunca te había visto, Alicia.

- Soy nueva en el barrio.

- ¿Nunca te han dicho que eres muy sexy?

- Sí, algunos jiji gracias – acaricié su pecho con ternura -. Tú tampoco estás mal.

Intentó besarme, pero retrocedí.

- Tranquilo, tenemos tiempo. Como te has tomado tu tiempo haciéndome disfrutar, voy a devolvértelo.

Me desnudé de cintura para arriba y sobó mis senos con ambas manos.

- Dios, tienes las tetas perfectas, no están nada caídas.

- Gracias.

Ahora sí permití que me besase mientras mientras rodeaba su cuello con mis manos. David besaba muy bien, sabía como hacer estar a gusto a una chica. Me pregunté si yo sería su primer lío. Notaba su polla endurecida atrapada en el pantalón y haciendo presión en mi cintura, y decidí que ya era hora de darle al pequeño David un poco de diversión. Fui bajando mis manos lentamente por su pecho, acariciando sus músculos, y llegué a la entrepierna. Bajé la cremallera y los pantalones y salió un precioso nabo hinchado que pedía a gritos mis cuidados.

- Aaaah… Qué manos… - suspiró con un gemido ahogado.

Siempre me habían dicho que mis manos eran muy agradables al tacto, pero nunca habría imaginado que alguien me lo comentaría en esta situación.

- Déjame hacer, David – le susurré al oído -. Solo disfruta…

Empecé una lenta masturbación mientras nos besábamos con lengua. No quería que se corriera aún, de modo que me agaché y engullí aquel manjar con gusto. Con una mano masajeaba sus huevos hinchados y con la otra sujetaba aquel mástil, facilitando así el trabajo a mi boca.

- Joder, qué bien la chupas… - suspiraba.

Sonreí por su cumplido. No quería que se corriera ya, y menos en mi boca, así que me levanté y, viéndolo ya más que preparado, saqué uno de los condones que siempre llevaba en la cartera y se lo puse. El cabrón follaba duro, me taladraba bien el coño.

- ¡Ah ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah!

- Te gusta follar duro ¿eh?

- Sí… Uf-Uf-Uf...

Al ritmo al que íbamos, no tardamos mucho en llegar al orgasmo. Me sacó la polla y se quitó el condón.

- Eres deliciosa, Alicia… Qué buen polvo…

- Gracias, no ha estado mal…

Nos estuvimos besando unos minutos, recuperándonos, hasta que oímos que su madre lo llamaba desde dentro de la tienda.

- Me tengo que ir. Llámame cuando quieras y quedamos.

- Muy bien.

Nos dimos los números, me ayudó a vestirme y me despedí de él. Me había follado bien, no se había pasado en sobarme y no me había hecho daño. Quizás lo llamase en un tiempo.

Llegué a casa con la típica sonrisa tonta después de un polvete, y me crucé con mi hermana por el pasillo.

- Uy, hermanita, yo conozco esa cara. ¿Con quién has estado?

Incapaz de disimular, la cogí de la mano y fuimos a su dormitorio, donde le conté todo.

- Qué morbo ¿no? Si os llega a pillar su madre…

- Y que lo digas jijiji

- ¿Y dices que te ha follado bien?

- Sí, iba rápido pero sin hacerme daño. Me ha ayudado a vestirme y todo al acabar.

- Qué caballeroso. ¿Volverás a quedar con él?

- La verdad es que sí. No sé cuándo, pero sí.

- Bien hecho. Aprovecha ahora que eres joven.

- Visto así, tú también podrías salir a buscar rollete ¿no? Jiji

- ¿Yo? Qué va. Con Iván estoy bien servida, y si por lo que sea no puede, me queda papá.

- Vaya guarrilla.

- ¡Habló la santa! Jaja

- Pero yo tengo excusa, no tengo pareja oficial.

- Ya...Oye, como estamos así… ¿Te apetece hacer algo?

- Claro ¿dónde está Iván?

- Ha ido con papá a comprar algo para una cámara, no sé...

- Está bien, empecemos nosotras.

Cerramos la puerta de su habitación para que nadie nos molestase y nos estiramos en la cama. Nos besamos suavemente mientras recorríamos el cuerpo de la otra con las manos, muy despacio. Le chupé las tetas, se las magreé a placer… Carol me metía los dedos en el chochito y me hacía gemir. En estas estábamos cuando papá e Iván abrieron la puerta y nos pillaron en aquel momento pasional.

- Vaya, hombre – fingió enfadarse nuestro padre -. Parece que tenemos a dos lesbianas follando… Algo habrá que hacer ¿no, hijo?

- Quédate tú con ellas, papá. Yo tengo cosas que hacer.

- Como quieras hijo… - Se giró hacia nosotras, mirándonos maliciosamente - Hijas, preparaos porque vuestro querido padre os va a follar.

Se desnudó ante nosotras y se nos echó literalmente encima. Se cuidaba mucho, así que apenas tenía pelos en el cuerpo.

- ¿Mamá te obliga a depilarte? - nos interesamos.

- No, lo hago por mi cuenta.

Lo tumbamos boca arriba y nos turnamos para comerle toda la polla. Mientras una se la mamaba, la otra se ponía en su cara y lo besaba con lengua mientras él le magreaba los senos a placer.

- Qué buenas estáis, hijas…

- La que está buena es tu polla, papa. Ali, pruébala.

La engullí gustosa y la saboreé. Carol no mentía, aquello era un manjar.

- Quiero probar una postura con vosotras – nos explicó papá de repente -. Que una me folle mientras la otra se sienta en mi cara y le como el coño.

- Ali, tú ponte en su cara, que hoy ya has follado.

- ¿Ah, sí, hija? ¿Con quién?

Por lo general no me gustaba hablar de mi vida sexual si no era necesario, pero mi hermana ya había sacado el tema.

- Con el hijo de la frutera… Aaaah… - primer lametón de mi padre.

- ¿Y qué tal?

- Bien… Mmm…

Carol me abrazó y me metió la lengua hasta la campanilla. Creo que se dio cuenta de que no estaba a gusto con la conversación, y puesto que mi padre no iba a callarse, decidió salvarme ella misma.

- Qué tetazas tienes, hermanita – alabó mientras me las sobaba con gusto.

- Gracias. ¡Aaaah…! Las tuyas tampoco están mal.

Estuvimos un rato más así hasta que papá se corrió dentro de Carol.

- ¡Aaaahh…! - gimieron los dos.

Mi hermana se sacó aquel mástil del coño y cayó rendida en la cama. Sin embargo, yo aún no me había terminado de correr.

- ¡Oye, que yo aún no estoy!

- Está bien. Hija, ¿le comemos juntos el coño?

- Dale.

Se pusieron entre mis piernas y me fueron comiendo todo el chocho, turnándose. Mis gemidos eran tremendos.

- ¡Aaaaah! ¡Aaaahhh! ¡Aaaaah…!

Ahora sí que me corrí. Quedé satisfecha y somnolienta, viendo como Carol le comía la polla otra vez a nuestro padre, esta vez para limpiársela. Se la tragaba enterita, la succionaba bien y la expulsaba. Y mi padre estaba en el cielo, claramente. Volvió a correrse, esta vez en su boca y en su rostro, y Carol se tragó todo, cogiendo los restos con los dedos y llevándoselos a la boca.

- Papá, voy a limpiarme que estos días tengo riesgo de embarazo.

- Muy bien. Avísame si necesitas mi ayuda, que me he corrido muy adentro.

- Okey.

- Alicia, te veo cansada, ¿te llevo a tu cama y te despierto para comer?

- Te lo agradecería…

Y así lo hizo. Me llevó en brazos a mi dormitorio y me quedé dormida. Me despertó para comer y me refresqué un poco. Me apetecía descansar hasta la noche, de modo que me acomodé en el sofá y pasé la tarde leyendo un libro.

 

Esa noche volvimos a ir a la fiesta de mi antiguo barrio. Empezaba a refrescar por las noches, y mi madre me aconsejó que me abrigase para salir. La anterior noche tuve algo de frío al final, de forma que le hice caso. Me puse unos pantalones tejanos azules, una camiseta de manga corta oscura y una chaqueta tejana azul, y me dejé el pelo suelto.

Después de cenar mis padres y yo nos montamos en el coche y fuimos a recoger a Alex a su casa.

- Qué guapa vas, Ali – me piropeó mi primo nada más subirse al coche y verme.

- Gracias – le sonreí -. Tú tampoco vas mal.

Se había puesto elegante, con camisa y todo.

- ¿Y a qué se debe tu vestimenta? - intervino mamá.

- A nada, tita – se explicó -. Es sencillamente que me apetece probar suerte con alguna chica.

- ¿Y no te basta con Leticia, con tu hermana y con tu prima? - preguntó papá, divertido.

Los tres rieron por el comentario salvo yo, que me puse roja como un tomate y agaché la cabeza. No me gustaba que la gente hablase de mi vida sexual a la ligera, ni siquiera en mi familia.

- Venga, no te enfades, primita, que estamos de broma – me puso una mano en la pierna izquierda y me besó dulcemente ante la mirada de mis padres.

Al rato llegamos a la fiesta. Bajamos del coche y nos despedimos de mis padres. Alex se percató de la seriedad de mi rostro, por lo que me cogió de la mano:

- ¿Estás bien, Ali?

- Sí – respondí secamente.

- ¿No te habrás enfadado por el comentario en el coche, verdad?

- Pues sí, Alex. No me gusta que la gente hable de mi vida sexual a la ligera, ni siquiera en familia.

- Pero si toda la familia sabe que nos acostamos entre nosotros…

- Vale, pero yo no me siento cómoda hablando de eso. Para mí el sexo es una cosa íntima y privada que se puede comentar, pero no gritarla a los cuatro vientos.

- ¡Pero si lo ha dicho tu padre!

- Ya lo sé, pero tú le has seguido el rollo…

- Está bien. Perdona.

- No pasa nada…

Me dio un abrazo y nos dimos un beso corto en los labios.

- ¿Mejor? - me preguntó.

- Sí. Gracias.

- ¿Qué vas a hacer tú?

- ¿Cómo? ¿No vienes con Leticia y conmigo?

- No, lo del coche iba enserio. Esta noche quiero liarme con alguna.

- Está bien, yo me iré por ahí con Leticia. Luego nos viene a recoger tu padre, así que mándame un mensaje para esté de camino.

- Okey. Pásalo bien, primita.

- Lo mismo digo – nos dimos un último beso -. ¡Y no le pongas los cuernos a Julia! - me abstuve de decir “a tu hermana” por si alguien nos oía.

- ¡Lo mismo te digo con Carlos!

“Tranquilo, aunque quisiera no podría porque no tengo nada con él”, pensé para mis adentros mientras me dirigía a casa de Leticia.

Mi amiga me esperaba en la puerta de su casa, y me preguntó por la ausencia de su amante. Se lo expliqué y, aunque disimuló, su decepción era más que evidente. Su novio no debía de satisfacerla lo suficiente, porque estaba claro que quería lio con Alex.

Fuimos a buscar a algún chico guapo, y no tardamos en encontrar dos. Dos hermanos gemelos, altos y morenos. Estaban en una parada de comida rápida esperando la cena. Decidimos acercarnos y probar suertes con ellos. Nos pusimos a su lado y fingimos mirar el menú.

- Vaya dos rubias más guapas ¿no? - nos piropeó uno de los hermanos.

- Y que tú lo digas. Oye ¿qué vais a tomar? - nos preguntó el otro.

- Íbamos a pedir unas Coca-Colas – respondí.

- Muy bien. - Se giró hacia el dueño de la parada – Ponles a estas monadas lo que han pedido – nos volvió a mirar -. Yo invito.

- Muchas gracias…

- David. Y este es mi hermano Ismael.

- Yo soy Leticia, y esta es mi amiga Alicia. Encantadas.

Nos dimos dos besos, esperamos a que acabaran de hacer lo que habían pedido y nos fuimos los cuatro juntos. Leticia se encaprichó por Ismael y yo me sentí a gusto al lado de David. Estuvimos un rato dando vueltas por la fiesta hasta que acabamos yendo a un lugar más apartado. Llegados a este punto era obvio que tanto nuestros nuevos amigos como nosotras compartíamos las mismas intenciones.

Leticia se llevó a Ismael detrás de unos arbustos con la excusa de necesitar ayuda para mear de pie y yo me senté en un banco que había cerca con David. Me pasó el brazo izquierdo por detrás de la cabeza y yo me acurruqué a su lado.

- Hace buena noche…

- Sí.

Me puso la mano derecha entre las piernas y me las empezó a acariciar. Lo cierto es que la situación me estaba calentando, de modo que decidí pasar a la acción. Giré la cabeza y busqué sus labios. Nos besamos con suavidad y le bajé la cremallera de los pantalones. Ya se la chuparía después, estaba a gusto con como estábamos y preferí masturbarme. Agarré su polla y lo fui masturbando lentamente.

- Uff… Qué bien lo haces, Alicia… - se contenía los gemidos y suspiraba de placer.

- Gracias. Con una polla así cualquiera se motiva…

Pasamos un rato así hasta que noté que su nabo se endurecía. No pensaba desaprovechar su corrida, así que me agaché y se la chupé con gusto.

- Jo… der. Eres la polla… Aaahh… - ya no podía contenerse y gemía.

- Jiji.

No tardó mucho en correrse. Me llenó la boca de leche y me la tragué casi toda. Saqué un pañuelo que tenía preparado y me limpié los labios.

- Gracias, Alicia. La chupas de maravilla… - me acariciaba el pelo.

- De nada jiji. Esperamos que sepas devolverme la mamada.

- ¿Cómo?

- Cómeme el coño.

- Está bien – me sorprendió gratamente su disposición.

Me volví a sentar en el banco y me bajé los pantalones y las bragas. Me abrí de piernas, metió la cabeza entre estas y me comió el chocho tan bien que pegué un respingo y todo. Empezó lamiendo mis labios vaginales y después pasó al clítoris, que ya estaba bastante hinchado.

- Aaahh… Oooh… - me mordía el labio intentando que mis gemidos no fueran muy escandalosos.

- Me encanta tu chocho. Te lo cuidas muy bien…

- Siii… Mmm…

Mientras me comía la almeja pensé en Carlos. ¿Qué estaría haciendo? ¿Masturbándose pensando en mí?

Yo tampoco tardé en correrme. Se le llenó la cara de mis jugos vaginales y me limpió el chocho con un pañuelo húmedo.

- Gracias… - estaba súper relajada – Lo has hecho genial…

- Con tu chochito, cualquiera se motiva – me guiñó el ojo.

- Si me dejas descansar un momento, te dejo que me folles.

- Hecho, guapa – me abrazó y nos estuvimos besando tranquilamente.

- Cuando quieras, David – le di luz verde tras unos minutos, y saqué un condón de mi cartera.

- Tranquila – se saco uno, también de su cartera -. Vengo preparado.

- Qué atento jiji. Me gusta.

Se puso el condón y nos tumbamos en el banco, él sobre mí. Me la fui metiendo lentamente para gusto de los dos. Llegó al fondo de mi vagina y me cabalgó.

- Oooh… Ooohh… Aaah… - suspiraba de placer.

- Mmm… Tu coño es súper acogedor, mi polla está muy a gusto dentro de ti… Aaahh…

- Mi coño sí que está a gusto con tu rabo dentro… Mmm… Qué bien lo haces…

- Gracias…

- ¡Aah! ¡Aahh! ¡Oohh…!

Llegamos al clímax prácticamente al mismo tiempo. Me sacó la polla antes de que se deshinchase y nos quedamos un rato abrazados. Nos quedamos somnolientos hasta que Leticia e Ismael nos vinieron a buscar. Iban cogidos de la mano.

- ¿Qué tal, pareja? - se interesó mi amiga - ¿Cómo ha ido?

- Creo que es obvio ¿no? - respondió David, mirándome sonriente.

- Muy bien, Leticia – respondí, mirando a mi amante de igual forma.

- Ali, creo que deberíamos irnos. He quedado con unas amigas y me gustaría que las conocieras.

- Voy.

Nos dimos los números de teléfono y prometimos volver a vernos. Mientras íbamos a conocer a sus amigas, nos contamos nuestras respectivas experiencias con los gemelos.

 

Leticia

 

Ismael me llevó detrás de unos arbustos y me estuvo metiendo mano salvajemente. Me besaba, sobaba a placer mis tetas, el culo… Estaba súper a gusto, la verdad.

- No tengas prisa, Ismael. Si eres paciente, te dejaré que me des hasta por el culo, si quieres.

Le empujé y cayó al suelo. Le bajé los pantalones y se la chupé como si no hubiera un mañana. Me metía su falo casi entero en la boca, hasta la garganta, saboreándolo bien, y me lo sacaba casi completamente.

- Joder, qué bien la chupas, guarra…

- Tienes un rabo enorme, cabrón… Seguro que has tenido a más de una aquí abajo – le guiñé el ojo.

- Pues sí jeje. Ooohh… A unas cuantas…

- Normal… Está buenísima, tanto como tú.

- Pfff… Qué gustazo, Leticia.

Al rato se corrió en mi boca, y me tragué toda su leche como si nada. Estaba acostumbrada a recibir corridas en la boca.

- Fóllame, Ismael. Fóllame.

No se lo pensó dos veces y me la metió de golpe. Me taladraba bien el coño, metiendo y sacando el rabo con fuerza y con una velocidad que más que un nabo parecía una metralleta.

- ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah!

- Disfruta, pedazo de puta – respiraba entrecortado -. Te voy a partir en dos. Uf-Uf-Uf…

- ¡Aah! ¡Ahh! ¡Aaah! ¡Siii!

Me comía los pechos con fuerza, mordisqueándome los pezones, que estaban bien duros y de punta, y besándome en la boca y la nuca.

- ¡Ooh! ¡Ohh! ¡Ooohh…! ¡Leticia, me corro!

- ¡Espera! ¡Todavía no! - quería que me diese por culo.

Me saqué su mástil de dentro y, para su sorpresa, me puse a cuatro patas.

- Córrete en mi culo, cabrón…

Me agarró por las piernas y la metió de golpe, otra vez. Se notaba que estaba a punto de correrse, porque me follaba el trasero con aún más fuerza que el chocho. Y con una mano me metió los dedos en el coño y me masturbó.

- ¡Aaahh…! ¡Aahhh…! ¡Aaaaahh…!

Ya me había corrido varias veces cuando Ismael descargó toda mi leche en mi ano. Sentí como las paredes se me inundaban de leche caliente, y me encantó la sensación. Caímos rendidos.

- Ha estado de puta madre, Leticia… - me besaba el cuello y detrás de la oreja – Hacía tiempo que no estaba con una tía que se dejara dar por el culo…

- Gracias, no ha sido nada, guapo.

Me ayudó a limpiarme el trasero con unas toallitas húmedas que llevaba y fuimos a buscar a David y Alicia.

 

Alicia

 

- Vaya zorrita estás hecha, Leticia jijiji

- Y tú también, Ali.

Me presentó a unas amigas suyas, que me cayeron bastante bien. Durante la noche vimos la oportunidad de entrar a más tíos, pero estábamos cansadas y decidimos dejarlo pasar. Por eso, y porque aún no nos habíamos terminado de recuperar de la anterior noche con Alex.

Sobre las tres de la mañana estábamos tomando unos cubatas (sí, bebiendo yo) cuando recibí un mensaje de Alex en el móvil: “Mi padre nos pasa a recoger en media hora en el mismo sitio donde nos han dejado tus padres. Te aviso con tiempo por si estás liada ;)”. Le respondí con un “Okey” y el icono de la cara dando un beso. Me despedí de las amigas de Leticia y esta me acompañó al lugar indicado.

Nos encontramos con mi primo, que también se dirigía allí:

- ¿Cómo ha ido? - me interesé.

- Bien jeje he pasado toda la noche en la casa de una rubia tetuda, una tal Carla. Ha perdido la virginidad conmigo.

 

Alex

 

Después de despedirme de Alicia, estuve una hora media dando vueltas por la fiesta hasta que encontré una discoteca. No me lo pensé dos veces: entré y pedí un cubata. La pista estaba llena de gente, y tuve que vigilar para que nadie me tirase el vaso. Sonaba una canción latina de fondo que no supe identificar, canción con la que las chicas estaban perreando. Entre la multitud vi a una rubia que parecía estar sola. Vestía como yo, con tejanos y camisa blanca. Decidí probar suerte con esta.

- ¿Estás sola? - le pregunté al oído, antes de hacer nada.

- Sí, ¿y tú?

- También.

- Genial.

Y se puso a restregar el culo en mi paquete, que evidentemente reaccionó. Le pasé el cubata y puse las manos en su cintura, obligándola a que se restregara en mí. Al rato ya me dolía la polla, y asumo que ella se dio cuenta por la dureza que tenía ya. Se giró, nos besamos y me dijo:

- Vamos a mi casa.

Sin decirme nada más, me cogió de la mano y salimos de allí. Durante todo el camino le estuve sobando su delicioso trasero, ante su mirada cómplice. Entramos a su garaje y me tiró a un sofá cama que había.

- ¿Lo tenías ya preparado?

- Más o menos. Aquí es donde voy a dormir luego.

Y no me dejó decir nada más. Se abalanzó sobre mí y me metió la lengua hasta la campanilla. Por mi parte, le sobé el culo a placer. Llevábamos ya un rato así cuando me di cuenta de que no sabía su nombre.

- ¿Cómo te llamas?

- Carla, ¿y tú?

- Alex.

- Muy bien, Alex. Ahora quédate calladito y sobretodo no hagas ruido, que mis padres nos pueden oír – y dicho esto me bajó los pantalones y engulló mi polla.

Lo cierto es que no era muy hábil comiendo pollas, no sé si por qué iba más borracha de lo que pensaba y porque directamente no tenía mucha práctica. Aún así, logró que me corriera. Gran parte de mi semen le cayó en la frente, aunque hubo algunas gotas que impactaron en sus mejillas.

- Qué guapa jeje.

- Dame por el culo, quiero sentir tu polla dentro de mí.

No hizo falta que me insistiese. La puse a cuatro patas y se la fui metiendo lentamente, pues su agujero estaba bastante estrecho.

- ¿Es la primera vez que te dan por el culo?

- Sí…

- Muy bien, pues te prometo que lo vas a disfrutar.

Le follé el ano con cuidado, quería que disfrutara de su primera vez. No me hacía mucha gracia que se estrenase con un cualquiera, pero ya se la había metido y pensaba disfrutarlo.

- Aaah… - gemía – Mmm…

- ¿Te gusta?

- Siii, lo haces muy bien… Ooohh… Me encanta…

Me alegré por ella. Las primeras veces solían ser dolorosas, y ver que esta lo estaba gozando me hizo pensar que, con cuidado, no tenía por qué doler siquiera.

- ¡Ahh…! ¡Ummm…! ¡Siii…!

Mientras gemía, aproveché para meterle los dedos en la vagina y así masturbarla.

- ¡Ohh! ¡Siii! ¡Daaame…!

- ¿Te gusta, zorra?

- ¡Mmm…! ¡Siii…! ¡Dame máasss…!

Pasamos un buen rato así hasta que me corrí dentro. Cayó rendida sobre la cama, y yo sobre ella. Le saqué la polla y me dispuse a limpiármela con un pañuelo. Pero Carla me paró.

- Aaah, no. Ahí quieto. La polla te la limpio yo.

Me sorprendió su disposición. Se la di de comer y esta vez la mamada fue mejor. Una vez estuvo bien limpia, nos quedamos abrazadas en la cama, besándonos suavemente.

- ¿Tienes novia? - me preguntó.

Dudé en si decirle la verdad o no. No iba a decirle que follaba con mi hermana y con mi prima, así que, por seguridad, mentí.

- No. Tuve novia hasta hace poco, pero prefiero sexo sin compromiso. Estoy soltero. ¿Y tú?

- También, pero yo nunca he tenido novio.

- Pues sinceramente, no entiendo cómo una chica tan guapa tú puede estar soltera…

- Se tú mi pareja – me propuso medio en broma medio en serio.

- Jaja no, gracias pero no. Como te he dicho, prefiero sexo sin compromiso.

- ¿Y qué te parecería una relación abierta? Podríamos follar con quien quisiéramos.

- Va a ser que no, Carla. Si me das tu número, podemos quedar otro día, pero pareja va a ser que no.

- Está bien… Oye, como te has portado tan bien conmigo, me daré mi virginidad.

- Espera, ¿estás segura? Quiero decir… No me conoces de nada. ¿Seguro que quieres hacerlo conmigo y no con alguien especial?

- Tú eres especial para mí – remarcó el “tú” -. En este rato que hemos estado juntos te has portado mejor conmigo que la mayoría de chicos que conozco en toda mi vida.

Oír eso me dio pena, la verdad. “Pobre chica, debe de tener el autoestima por los suelos”, pensé. Pero si ella quería, yo lo haría.

- De acuerdo. ¿Tienes condón?

- No… - se asustó - ¿Es un problema?

- Lo sería si yo no tuviera uno preparado en la cartera. Espera.

Me lo puse y la penetré lentamente. Su vagina no era demasiado grandes, de forma que no me costó mucho llegar hasta el fondo de su coño.

- Aaaaahh… - suspiré de placer – Qué bieeen…

- ¿Te gusta?

- Mucho, no pares, por favor… Mmm…

La besé en los labios, en el cuello y en los pechos, quería que disfrutase de su primera vez lo máximo posible. La metía y sacaba de su chochito tranquilamente, sin prisas, disfrutando del momento. Las paredes de su vagina eran bastante estrechas debido a que nunca antes una polla las había penetrado, pero por otra parte me daba cierto morbo ser el primero en hacerlo con ella.

- Siii… Aaahh…

- Ufff… - suspiré -. Qué gustazo…

Me abrazó con fuerza y me arañó levemente la espalda con las uñas. Esto sí que era la primera vez que me pasaba.

- ¡Aaahhh…! ¡Siiii…! ¡Qué riiicoo…!

Debido a que era su primera vez, no tardó mucho en correrse. Le di un par de embestidas fuertes al final y me corrí yo. No había mi mejor polvo ni de lejos pero no había estado del todo mal.

- Gracias… - me susurró al oído – Nunca te olvidaré, Alex.

“Claro que me olvidarás, preciosa. Solo he sido el primero de muchos”, pensé divertido por su agradecimiento. Le saqué el rabo de dentro y había sangre en el condón.

- ¿Y eso? - se preocupó.

- No es nada. Al haber perdido la virginidad, sale un poco de sangre. Tranquila, es normal. Lávatelo bien y ya está.

- Okey.

Me estaba vistiendo cuando mi padre me envió un mensaje al móvil diciendo que en medio hora estaba allí. Respondí con un “Vale” y le envié otro mensaje a mi querida prima Alicia.

 

Alicia

 

- No veas cómo te ponemos las rubias jiji no nos dejas tranquilas. Y eso que tú chica es pelirroja.

- Ya, bueno, me gustan rubias y pelirrojas, no tengo problema en eso jeje. Bueno, y vosotras qué. ¿Ha habido suerte?

- Si ha habido suerte, dice jijiji – Leticia y yo nos miramos y reímos, cómplices – Nos hemos liado con unos gemelos que estaban buenísimos.

- Nada mal ¿entonces?

- Nada mal.

Estábamos esperando a mis tíos en el sitio indicado cuando una voz detrás nuestra me estremeció, haciendo que se me tensasen todos los músculos del cuerpo:

- Vaya, vaya. Mira a quién tenemos aquí. A la puta infiel de mi exnovia y a su amiga Leticia.

No giramos los tres a la vez y le vi. Era Sergio, mi exnovio, junto con sus amigos. Me habían encontrado.

 

Tormex

Viendo que no puedo tener a Alicia follando todo el santo día, ¿preferís que hable también de la vida sexual de sus amigos y familiares o solo de ella?

@tormextr (Twitter)